──── 022.

La noticia de que unos mortífagos habían escapado de Azkaban se había propagado rápidamente al llegar a Hogwarts, por lo que todos estábamos dando nuestro mejor esfuerzo en las reuniones del ED.

—Ese collar te queda tan bien —dijo Draco, sosteniendo ligeramente con sus dedos mi collar—. La persona que te lo ha regalado sí que tiene buen gusto.

He soltado una risa al oírlo para luego atraerlo hacia mí y besarlo. Ambos nos encontrábamos en un salón vacío escondiéndonos de Umbridge, ya que ella había ejercido una nueva regla de que los chicos y chicas deben permanecer separados al menos 2 metros de distancia.

La mano de Draco acarició suavemente mi pierna, lo cual me hizo estremecer. Él cortó nuestro beso para así mirarme fijamente con una sonrisa traviesa, pero antes de que pudiera hacer algo ha sido interrumpido por el sonido de la puerta abriéndose.

—¡¿Qué mierda están haciendo?! —exclamó horrorizada Pansy.

—No estamos haciendo nada —dijo Draco—, porque nos estás interrumpiendo.

Mi rostro enrojeció en ese momento al oír sus palabras.

—¿Sucede algo, Parkinson? —pregunté, con un tono amable. Pero simplemente recibí una mirada de odio de su parte.

—¿Qué quieres, Pansy? —preguntó Draco.

—Umbridge está reclutando a todos los miembros de la brigada inquisitorial —dijo, con un tono dulce hacia Draco—. Debemos de ir con ella en este momento.

Draco soltó un bufido al oírla para luego verme con una sonrisa traviesa y acercarse a mi oído.

—Deberás esperar a mis acaricias —susurró.

Solté una pequeña risa, me bajé del escritorio del cual me encontraba sentada y comencé a seguir a los dos chicos de Slytherin hacia el despacho de Dolores Umbridge.

En el camino Pansy me iba lanzando unas miradas de odio y asco, mientras que a Draco le lanzaba unas miradas dulces. No dije o hice nada porque no quería causar más problemas con ella.

—Finalmente han llegado. Tengo un trabajo para todos ustedes —dijo con un chillón tono de voz dulce—. He obtenido la información de que Harry Potter está realizando una reunión clandestina en un lugar llamado la sala de Menesteres. Lo buscaremos y atraparemos a todos los que estén irrumpiendo las reglas. Especialmente a Harry Potter.

Mi corazón se apretujó en ese instante, ya que Harry y los demás se encontraban en problemas.

Los miembros de la brigada (los cuales lo componían principalmente personas de Slytherin) comenzaron a tomar caminos distintos para encontrar a Harry. Draco me había mirado para que lo siguiera, pero en ese instante Pansy se acercó a él para mencionarle algo y aprovechando su distracción he comenzado a ir directamente a la sala de menesteres para poder advertirle a Harry.

He corrido por los pasillos, mientras me aseguraba que nadie estuviera siguiéndome y entonces llegué a la sala. Ingresé rápidamente, lo cual llamó la atención de Harry y él al verme no ha tardado en sonreír.

—Creí que no vendrías a la clase del Patronus —dijo, tranquilamente—. Puedo enseñarte personalmente...

—¡NO! —exclamé, espantándolo y haciendo que me mirara decepcionado—. Digo, no, pero no porque no quiera que me enseñes. Me encantaría que me enseñes a conjurar mi patronus, pero ahora no es el momento.

—¿Qué? ¿Qué ha pasado?

—Todos deben de abandonar esta sala de inmediato —dije, agitada debido a que había corrido con todas mis fuerzas—. Umbridge lo sabe... Ella sabe de este lugar y ahora mismo están viniendo hacia aquí...

—¿Cómo es que...?

—Eso no es importante ahora. ¡Deben de irse!

Harry se enderezó y echó un vistazo a los inmóviles y aterrados miembros del ED que me miraban fijamente.

—¿QUÉ ESTÁN ESPERANDO? —gritó—. ¡CORRAN!

Entonces todos salieron disparados hacia la puerta, y empezaron a marcharse precipitadamente de la sala.

—¡Vamos! —gritó Hermione desde el centro del grupo de alumnos que peleaban por salir.

Harry sostuvo mi mano fuertemente y corrió conmigo hacia la puerta. Él comenzó a dirigirse velozmente hacia la derecha, mientras me arrastraba.

Sin embargo, solo dio unos pocos pasos antes de caer estrepitosamente al suelo y debido a que todavía me sostenía de la mano me ha hecho caer con él.

—¿Qué te he dicho de tocar a mi chica, Potter? —dijo Draco, acercándose y mirando con odio al chico. Luego me ayudó a levantarme—. ¡Eh, profesora! ¡PROFESORA!

La profesora Umbridge apareció jadeando por un extremo del pasillo, pero con una sonrisa de placer en los labios.

—¡Es él! —exclamó con alegría al ver a Harry en el suelo—. ¡Excelente, Malfoy y Scamander! ¡Muy bien! ¡Cincuenta puntos para Slytherin y Hufflepuff! Voy a sacarlo de aquí... ¡Levántate, Potter! —Harry se puso en pie, miró con odio a Draco y Umbridge, mientras que a mí me miró confundido—. Corran a ver si atrapan a unos cuantos más —nos ordenó—. Díganles a los otros que busquen en la biblioteca, a ver si encuentran a alguien que se haya quedado sin aliento. Miren en los lavados, la señorita Scamander y Parkinson pueden encargarse del de las chicas. ¡Deprisa!

Draco sonrió con satisfacción para luego sostener mi mano y alejarme de ahí. Al llegar a un pasillo nos encontramos con algunos miembros de la brigada, por lo que Draco les exigió que buscaran por la biblioteca y lavados.

Luego él y yo nos hemos ido a un salón vacío, donde la sonrisa de satisfacción de Draco ya había desaparecido. Ahora él me miraba seriamente.

—Has sido tú la que les ha avisado, ¿no?

—Sí —asentí. Ya no quería seguir mintiéndole.

—¿Lo de unirte a la brigada por los créditos era mentira?

—Sí... Yo no los necesito...

—Entonces... solo te has unido como espía. Me has mentido...

—¡No! —exclamé de manera afligida debido a la expresión de decepción que comenzaba a entregarme—. Me uní a la brigada por ti. Porque tú has querido hacerlo.

—Sin embargo, me has mentido —dijo—. Me mentiste en la cara cuando te pregunté si sabías lo que planeaba Potter.

—Yo no quería...

—¡Pero lo has hecho! —alzó un poco la voz haciéndome sobresaltar—. No lo creí de ti.

Draco iba a abandonar el salón, pero antes de que lo hiciera lo he detenido.

—Hay una explicación por la cual no te lo dije —le miré inquieta—. Ahora no me vas a escuchar, lo sé, pero espero que puedas dejarme explicarme cuando te hayas calmado.

Aparté mi cuerpo de la puerta para que él lo abandonara. Draco se fue dejándome sola y afligida debido a la situación que había causado.

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