──── 019.
En el tablón de anuncios de Hufflepuff habían colgado un enorme letrero, tan grande que tapaba casi todos los demás carteles: la lista de libros de hechizos de segunda mano que estaban a la venta, los habituales recordatorios de Argus Filch sobre las normas del colegio, el horario de entrenamiento del equipo de quidditch, las fechas de las excursiones a Hogsmeade y las listas de objetos perdidos y encontrados.
El nuevo letrero estaba escrito con grandes letras negras, y al final había un sello oficial junto a una pulcra firma cargada de florituras.
——— POR ORDEN DE ———
LA SUMA INQUISIDORA DE HOGWARTS
De ahora en adelante quedan disueltas todas las organizaciones y sociedades, y todos los equipos, grupos y clubes. Para volver a formar cualquier organización, sociedad, equipo, grupo o club será necesario un permiso de la Suma Inquisidora. Todo alumno que haya formado una organización o sociedad, o un equipo, grupo o club, o bien haya pertenecido a alguna entidad de este tipo, que no haya sido aprobada por la Suma Inquisidora, será expulsado del colegio.
Esta medida está en conformidad con el Decreto de Enseñanza n.º 24.
Firmado:
Dolores Jane Umbridge.
SUMA INQUISIDORA.
Zacharias Smith, Ernie Macmillan, Hannah Abbott y yo nos hemos mirado de manera inquieta ante la posibilidad de que hubiéramos sido descubiertos con los demás.
—De seguro a esa Granger se le ha perdido la lista —espetó Zacharias, enfadado—. No debimos de firmar...
—No lo creo —dije, captando la atención de los tres—. De ser así nos hubieran llamado a todos, ¿no creen?
Ernie y Hannah lo pensaron mejor, pero Zacharias seguía insistiendo en que a Hermione se le había perdido la lista con todos los nombres.
—Vayamos a desayunar —dijo Ernie—. Ahí tal vez nos encontremos a Granger y podamos obtener respuestas.
Los cuatro hemos ido al Gran Comedor, donde se percibía un rumor de una intensidad peculiar y una agitación mayor a la habitual: los alumnos iban y venían por sus mesas, comentando unos con otros lo que habían leído.
Hermione nos vio, pero nos hizo una seña de que no nos acercáramos, por lo que los cuatro hemos ido a nuestra mesa Hufflepuff.
Mientras me encontraba en la mesa de Hufflepuff he mirado hacia la de Slytherin, donde no he podido ver a Draco.
Harry había interceptado mi camino hacia mi clase de encantamientos. Él se encontraba mirando afligido, mientras en sus brazos sostenía a su lechuza.
—Mi lechuza —dijo, agitado—. Está herida.
—¿Herida...?
—Sí —dijo Harry levantando con cuidado a su lechuza—. Ha llegado más tarde que el resto de las lechuzas y no sé qué le pasa en el ala, mira...
Me acerqué a su lechuza, donde me di cuenta de que tenía las plumas muy alborotadas; unas cuantas estaban del revés, y tenía un ala en una extraña postura.
—La han atacado, pero no puedo saber exactamente que criatura ha sido —dije, mirándolo fijamente—. Tal vez la profesora Grubbly – Plank sepa exactamente qué fue lo que lo ha herido. Si quieres puedes llevársela y averiguar qué sucede.
—¿De verdad?
—Sí. Solo dime si la lechuza ha venido de muy lejos.
—Hedwig viene desde... —dijo Harry, inquieto—. Desde Londres, creo.
Las palabras de Harry no parecían ser sinceras, pero no he dicho nada, porque no quería entrometerme en sus cosas.
—Vale. Iré directo con la profesora y te haré saber lo que sucede.
—Gracias —dijo, con un tono de voz un poco más tranquilo—. Me has salvado.
—No hay de que —dije, sonriente—. Nos vemos.
Comencé a alejarme de Harry para así ir directo con la profesora Grubbly – Plank; olvidando por completo mis clases de encantamientos.
Caminé hacia la cabaña de Hagrid, donde pude encontrarme a la profesora junto a unos alumnos de Slytherin arreglando unas cajas que contenían Escarbatos.
Me he sorprendido al ver que se trataba de Draco Malfoy, Pansy Parkinson y Blaise Zabini.
—¿Qué hace aquí, Señorita Scamander? —preguntó la profesora, captando la atención de los Slytherin—. Debería de estar en clases.
—Lo sé, pero ha sucedido algo malo —dije, y en eso he podido notar la expresión de Draco cambiar—. Esta lechuza ha sido herida.
—¿Una lechuza herida?
—Sí. No sé exactamente qué fue lo que la hirió y por eso he acudido a usted, ya que tiene más conocimientos con las Criaturas.
—Hiciste bien —dijo, sosteniendo a Hedwig con delicadeza para no dañarla—. ¿De dónde viene?
—Londres.
—Bien. La revisaré y te diré lo que sucede con tu lechuza —dijo, y en eso le ha quitado el rollo de pergamino que estaba atado a la pata de Hedwig—. No te olvides de esto.
Tomé el pergamino para así entregárselo a Harry. La profesora se alejó para poder ver a Hedwig y en eso Draco Malfoy comenzó a acercarse.
—He visto a esa lechuza antes y es de Potter —dijo, mirándome fijamente —. ¿Por qué la tienes tú?
—Harry vino hacia mí y me pidió ayuda.
—Y tú aceptaste sin problemas...
El tono de voz que había empleado Malfoy era uno de molestia.
—No puede decir que no si me ha traído a una Lechuza herida —dije, acercándome a él—. No podía dejar a esa criatura ahí sola.
—Bien. Eso puedo comprenderlo —dijo, suavizando su tono—. Ahora...
Draco acercó sus manos hacia mi rostro y lo acarició suavemente, pero antes de que pudiera hacer algo ha sido interrumpido por el chillido de un Escarbato y una chica.
Pansy Parkinson había presionado fuertemente a un Escarbato, quien no dudó en morderla. Ella se quejaba, mientras me miraba con odio.
—Si ya han terminado pueden regresar a sus cosas —dijo la voz de la profesora Grubbly – Plank—, y Señorita Scamander regrese a sus clases.
—¡Sí! —exclamé rápidamente para así mirar a Draco—. Nos vemos, Draco.
He plantado un pequeño beso en su mejilla para así alejarme de ese lugar, mientras escuchaba la risa de Zabini y las quejas de Pansy hacia Draco.
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