13. Mi deseo oculto
Son muchos los momentos que compartimos, viajando y disfrutando, siendo uno; pero aun viviendo separados. A veces tú, a veces yo, íbamos al encuentro del otro y del amor; aunque el tiempo pasara, para nosotros vivir así se volvió una bendición.
«Recuerdo uno de nuestros viajes, escalábamos una montaña, junto a un grupo de mayores. Haciendo plática te acercaste y uno de ellos te comentó que todos estaban retirados y viajaban en grupo recorriendo el mundo. Te pareció interesante y me hiciste prometer que una vez nuestros hijos tuvieran la madurez suficiente, emprenderíamos el viaje. Solos tú y yo.»
—A pesar de vivir separados nuestra juventud, mi deseo oculto siempre ha sido envejecer junto a ti Gunnie. —Me dijiste— y yo no pude más que prometer que contra viento y marea lucharía por ver que llegara ese día.
Alguna vez, pensé que el karma no existía, pero estaba dándome cuenta de que en realidad, todo lo que hacemos, bien o mal, en algún momento tenía retorno.
»El día que hui de tu lado, porque me sentía totalmente triste y desanimado, lo tomaste con calma. Decidiste darme espacio e incluso me apoyaste, pero estaba escrito que también tú, un día te irías lejos de mí. No había sucedido aún porque quizá el destino en vez de alejarnos, siempre buscaba la manera de acercarnos, o éramos nosotros y nuestras inmensas ganas de estar juntos las que hacían posible tal milagro.
Pero el día llegó y me anunciaste que viajarías al extranjero durante dos o tres años. La empresa abriría una nueva sucursal y no quedaba más remedio que ir y manejar las cosas tú mismo. Inicialmente serían seis o siete meses y volverías durante algunas semanas, para volver a irte, luego, sin fecha de retorno.
La escuela de baile sería dirigida por Singto, ya que Tay todavía no tenía pensado volver.
Con el tiempo encima, organizaste todo y pronto nos volvimos a despedir...
Te fuiste aún más lejos de mí.
—Mi travieso Off... Nunca pensé que un incendio en mi piel sería húmedo y nunca pensé que tendría tantas ganas de quemarme, si el fuego que me abrasara fuera el tuyo...
Nuestras noches nunca fueron aburridas, siempre se nos ocurría una nueva locura, no solo nuestra cama fue testigo, teníamos la sala, la cocina, también estaba la lavandería, la cochera y el baño, ohh los baños... jajaja.
«A dos semanas de tu partida, tenía pensado escribirte una carta hecha poema, en donde te revelaría la más bella de las noticias, pero nunca pude hacerlo, por más que intenté, las palabras no se ordenaban en mi cabeza, así que decidí empezar contándote una historia que tendría un feliz final... y tomé mi viejo diario para dar inicio, pero apenas y pude llegar al día en que nos conocimos, seguí intentando... y la fecha se aplazó... Nada... no pude escribir... nada...»
—Tuve un sueño extraño mi luna, sabes que nunca recuerdo lo que sueño, es más creo que nunca sueño...
—¿¿Que soñaste mi amor??
—¡Qué te ibas!
—Ay, ese no es un sueño, es la realidad... me he ido y me puedo volver a ir.
—Bobito...
Tras un suspiro empezaste a narrar:
«Estábamos en el campo... la luna y las estrellas iluminaban tanto que, en vez de noche, parecía día. Entraste en la casa y me quedé parado observando el cielo, de pronto todo se volvió tinieblas, te llamaba para pedir que encendieras una luz, te decía: 'luna bella, luna hermosa, alumbra mi camino, necesito de tu brillo' pero por más que te llamaba no respondías y las estrellas no volvieron a tintinar y la luna no volvió a brillar, me sentí solo, un escalofrío recorrió mi cuerpo y mi corazón se aceleró, pero luego... Solo sentí una inmensa tranquilidad...»
—Te asustaste Off?
—¿Qué?
—¿En tu sueño? ¿Sentiste temor?
—¡Sí! de la soledad, de que no estuvieras más...
«Aunque nunca lo dijiste, sé que siempre temiste por mí, pero fuiste mi aliento de vida, siempre dispuesto a seguir, ese sueño justo antes de que partieras, también me puso nervioso, aunque no te lo hice saber.»
—Nunca más me volveré a ir Off. Te Amo más que a nada en este mundo.
—Moriría si te llega a pasar algo. ¿Esta vez, harás el tratamiento verdad? Promételo Gun, por favor.
—Lo haré, te prometo que lo haré.
—Nadie nunca nos va a separar, mucho menos una enfermedad.
«Y aquella carta, pasó a ser escrita sobre las líneas de un diario de adolescente y se convirtió en historia, esa historia terminó convirtiéndose en mis memorias... cada vez que intento terminarla, surge un nuevo recuerdo y simplemente no puedo dejar de anotarlo y las hojas sueltas van en aumento. Además, tanto las nuevas y sobre todo las hojas viejas, esconden un secreto, mi secreto ¡nuestro secreto!»
—Gun ¡¿cómo pudiste?! —New me regaña y no hago más que pensar en tu sueño ¿será premonitorio?
—No pensé que fuera posible... Mi enfermedad —pienso, pero he decidido ser valiente.
—Es una irresponsabilidad de tu parte. Hace un mes que Off se fue. Debe ser un error... —No lo es, estoy seguro, pienso mientras observo la cara enojada de New.
—¡Newwiee! ¿Cómo puedes decir eso? ¡Es un milagro, una bendición!
—Bonito, por favor. Hablemos con Tay.
—¡Newwiee nooo!
—¡Tengo cuatro semanas de gestación estoy seguro! El día que Off viajó, llegamos horas antes al aeropuerto. Y el baño es testigo de lo que sucedió. ¡No hay error!
«Ese día, llevaba jeans ajustados y una camisa suelta semiabierta. Es curioso pensar en que no me pediste abrochar los dos botones que dejaban ver un poco más de lo habitual. Aunque no me quejé nunca por ello, en ese momento tenía tu atención entera.
Estábamos muy a gusto tomando una copa en el bar del aeropuerto, confundiste la hora así que llegamos casi tres horas antes. Me decidí por la segunda copa y cuando pretendía levantarme para ir al baño, tomaste fuerte mi muñeca y me jalaste hasta hacer que me sentara sobre tus piernas, sentí tu mano tibia correr despacio sobre mi piel, mi cuello, mi hombro, mi pecho descubierto. De pronto me susurraste al oído: "Luna bonita, nunca lo hemos hecho en un aeropuerto". Me sobresalté por la insinuación, pero te levantaste de golpe y me dijiste: "¡Vamos!"
Sentía mi cara arder y un cosquilleo recorrer toda mi piel. Me rodeaste con tus fuertes brazos y agradecí mentalmente que fuera un horario en el que no había mucha gente porque la lujuria te hizo su esclavo. En minutos, ya estábamos en el baño y solo podía pensar en el hecho de que había momentos en nuestra corta vida, en los que no quedaba más que hacer lo que se tenía que hacer y justo en ese momento lo que quería era despedirme entre gemidos en ese baño.
—Baila ahora, piensa después —Dijiste, mientras me empujabas dentro de un cubículo privado y te apresurabas a trabar la puerta. Al segundo mi camisa estaba fuera y mi pantalón se deslizaba por mis rodillas—. No tenemos mucho tiempo Gunnie, pero no te lastimaré —Siempre cuidándome... siempre...
Apoyé mis palmas contra la pared y te encargaste de bajar mi bóxer para hacer compañía a mi pantalón que ya se encontraba en mis tobillos. Te arrodillaste y sentí la intromisión de tu húmeda lengua en mi cavidad, me hacías estremecer mientras ibas humedeciendo y dilatando mi entrada, preparándola para recibir tu grueso y ya erecto miembro. Introdujiste de pronto un dedo, mientras continuabas chupando, dos dedos y yo ya no aguantaba más, los gemidos escapaban de mi boca. Te levantaste y acomodaste tu pene en mi entrada. Una fuerte y certera estocada y ya estabas dentro de mí.
Con una mano tapaste mi boca tratando de evitar que comenzara a gritar, la otra la utilizaste para hacer prisionero en ella mi húmedo pene que pedía a gritos atención. Tan excitados, con la adrenalina fluyendo, el olor a sexo que nos embriagaba, lujuria y pasión, mezcladas en un baño público; nada importaba, no podía importar mientras los que compartieran fluidos, fuéramos tú y yo.
El ritmo de tus estocadas fue en aumento y sentí que en cualquier momento me llenarías con tu semen. Sentí mis fluidos almacenándose, listos para salir, un par de estocadas más y con un fuerte chillido empapé tu mano con todo el líquido pegajoso y blanquecino.
—Ahhh... Off...
Un gruñido se escapó de tu garganta al tiempo que disparabas tu semilla dentro de mí. Apoyaste la frente en mi espalda mientras intentabas recuperar el aliento...
—Siete meses se me harán eternos, como extrañaré estos momentos mi amor. —Me giré en mi lugar y atrapé tus labios en un cálido beso.
—Te extrañaré mucho más mi sol.
—Gun —dices de pronto y mi corazón siente una gran punzada en el pecho— no puedo irme así, cambiaré la fecha de viaje. Me iré mañana, hoy, no puedo ni quiero alejarme de ti... ¿era una señal cierto? Tenía que suceder...»
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top