instintos

<<"Cómo pude llegar tan lejos?..."," Él lo va a descubrir..."," Qué es lo que voy hacer?..."," Cómo salgo de esto?" ... Miles de preguntas llegaban a mi cabeza intentando solucionar el problema en que me había método. Ahora me encuentro encerrado en el baño de un lujoso hotel preparándome mentalmente para lo que va a suceder.>>


Mi nombre es Yuuri Katsuki, tengo 19 años y soy un omega común sin nada interesante o fabuloso.
Actualmente, estudio gastronomía en una de las mejores universidades de París, la ciudad del amor, pero para ser sincero no merece ese nombre, desde que llegué aquí estoy más solo que un perro, además, he visto más personas sufrir de desamor que enamorados.

Me mudé a París para buscar una mejor vida, ya que en Japón lo único que me esperaba era casarme con un estúpido alfa, si me quedaba en mi ciudad jamás lograría cumplir mi sueño, el cual era ser el mejor chef.

Mi amor por la cocina comenzó cuando era un niño, veía a mi madre preparar comida todo el tiempo; mis padres eran dueños de un pequeño hotel y como tal, mi mamá debía saber cocinar muy bien. Ella preparaba platillos todo el día, y desde pequeño la mirada hacerlo, yo también quería, pero no me dejaba porque decía que era muy joven, así que me mandaba a clases de ballet. 
Pero cuando no me la pasaba en el centro de ballet de Minako, una amiga de mamá, me la pasaba en la cocina con ella en lugar de jugar con los demás niños. Memoricé cada una de sus recetas al derecho y al revés.


Cuando tenía 9 años, ya sabía hornear un pastel a la perfección, poco a poco fui enamorarme más y más de la cocina, aprendiendo trucos y sus más grande secretos, todos decían que tenía un gran talento y me hacían muchos elogios.

Es por ello que cuándo cumplí 11 años le dije mi secreto a mi mamá, el cual era estudiar gastronomía. Ella pensaba que era ser bailarín debido a que me la pasaba casi todo el tiempo en el centro de ballet de Minako, ya que bailar era mi segundo amor. Ella me apoyó y me animó a cumplir mi sueño, siempre me sobre esforzaba para demostrar que podía lograrlo. Nunca dejé de asistir a las clases de ballet. Comencé no sólo clases de cocina, sino también para aprender a hablar más idiomas como el inglés, italiano y francés; es más, me daba el tiempo suficiente para incluso jugar con mis únicos dos amigos.

Mi rutina era: despertarme, hacer mis necesidades básicas, después de tomar el desayuno me iba a la escuela. Al finalizar mis deberes me iba al centro de ballet de Minako dónde me hacía ensayar hasta 3 horas seguidas, luego me iba a la clase de inglés; después, a la de francés y al final, a la de italiano. Al terminar con mis clases de idiomas, entraba al taller de cocina que duraba otras 3 horas.

Luego de ello, era tiempo de regresar directo a mi casa. Al llegar, lo primero que hacía era contarle a mi mamá todo lo que había aprendido, inclusive le enseñaba un poco; después, ayudaba en la cocina a preparar los platillos o a lavar los platos, cenaba y me retiraba a mi habitación para tomar una ducha y cepillarme los dientes y dormir.

Esa era mi rutina daría mi vida era perfecta, todo iba por buen camino hasta que se arruinó cuando cumplí los 13 años. Un mes después de mi cumpleaños tuve mi primer celo, delatando sin piedad lo que era.


Pasó mientras venia de una clase del taller de cocina, eran las 8 de la noche. Sí bien mi clase terminaba a las 7, se me hizo tarde por estar hablando con el profesor sobre consejos de cocina. Cuándo salí del lugar estaba oscuro pero no había peligro o eso creí. Faltando 6 cuadras para llegar a mi casa, mi cuerpo se sintió extraño, sentí mucho calor y mis piernas parecían gelatina, caí al suelo duro, sentí como si algo liquido escurría de entre mis piernas.

Comencé arrastrarme, sentía como si mi cuerpo estuviera en llamas, mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, tenía mucho miedo y el dolor en mi cuerpo solo aumentaba.

Cuándo por fin pude levantarme, pasé por un pequeño callejón, "grave error". 5 Alfas salieron de este y comenzaron a seguirme durante una cuadra.

Intenté acelerar el paso, los 5 hombres continuaban siguiéndome haciendo que entrara en pánico, sentía mucho miedo, quería ser fuerte pero lo único que podía hacer era llorar y rogar porque no me hicieran daño.

—A dónde vas linda zorrita— preguntó uno de ellos.

—Creo que está en celo—dijo otro.

—No te vayas lindura, sólo queremos jugar contigo—dijo otro hombre

—¡Que no escuchas maldita perra! —dijo uno mientras me agarraba de brazo impidiendo que caminara.

—¡Déjenme en paz!— les contesté intentando soltarme de su agarre.

—Vaya, así me gustan, que se hagan las difíciles—dijo uno mientras intentó besarme. Le escupí en el rostro, cosa que lo hizo enfadar y me abofeteara provocando que lo labio sangrara y mi mejilla se tornará roja.

—Ahora sí maldita perra. Yo pensaba ser suave, pero no tendré piedad contigo—dijo uno mientras me arrastraban al callejón más cercano.



Una vez ahí me arrojaron con mucha fuerza contra el suelo, me había dolido mucho pero me aguanté, dos hombres se acercaron a mí y me sujetaron por los hombros, después otro hombre se acercó y separó mis piernas para colocarse entre ellas mientras que los otros dos se colocaron en la entrada del callejón como Barrera, los tres hombres que estaban encima de mí, comenzaron a tocar mi cuerpo yo solo gritaba y arrojaba patadas.

—Te haré gritar como nunca putita —dijo uno de ellos mientras comenzaba a besar mi cuello. Se sentía tan repulsivo que quería vomitar, esto para nada era placentero, cada caricia y beso que me daban a la fuerza me hacía sentir que moriría del asco. Intenté luchar, pero cada vez que me oponía recibía un golpe de su parte y cada vez con más fuerza.

Cuando creí que estaba perdido escuché su voz.

— Pero que está pasando aquí— dijo un Chico al cual no podía ver, los dos hombres que estaban de pie frente a nosotros me lo impedían.

—No te metas mocoso si no quieres salir perdiendo—dijo uno de ellos acercándose al chico sacando una pequeña navaja.

—Wow amazing—volvió a decir el chico con un tono alegre.

—No quiero hacerte daño mocoso así que aléjate—dijo el hombre.

—Eres un idiota—dijo el chico provocando que el hombre volteara a verlo.

— ¿Qué fue lo que dijiste estúpido?— preguntó el hombre.

— ¿Eres sordo o qué?, te dije idiota— dijo el chico en tono burlón.

—Ahora verás escuincle baboso— dijo el hombre acercándose al chico.
Los hombres dejaron de tocarme para ver cómo golpeaba al chico, aún en el suelo pude Alzar el rostro un poco para ver cómo era el chico.

Era alto, parecía de unos 16 años, su cuerpo era delgado pero atlético. Sus largas hebras plateadas recogidas en una coleta, su piel tan pálida haciendo resaltar sus hermosos ojos azules, era muy apuesto.

Me miro y después sonrió. Yo me sonrojé hasta las orejas, cerré los ojos sintiendo como el calor de mi cuerpo aumentaba sólo con que el me mirará, no entendía por qué mi cuerpo estaba reaccionando de esa manera y más con completo desconocido, pero me sentía muy avergonzado.

Lo siguiente pasó muy rápido solo recuerdo cuando el hombre se acercó al chico para lastimarlo pero de un minuto a otro el hombre estaba inconsciente en el suelo y el chico seguía en su lugar sin ningún rasguño.

Después el otro hombre se acercó a él y obtuvo el mismo resultado que el anterior.

—Veo que estoy rodeado de puros idiotas, tendré que hacerlo yo —dijo el hombre que estaba entre mis piernas, volteó a ver a los dos hombres que seguían encima de mí—no dejen que se vaya, aún no nos divertimos— dijo guiñando un ojo.

—Que no se te ocurre tocarle ni un solo pelo, me oíste maldito— expresó el chico en un tono muy molesto.

El hombre se acercó a él y quiso golpearlo pero el chico fue más ágil, esquivo el puño del hombre.
Pasaron 5 minutos y el chico no tenía ni un rasguño, pero el hombre en cambio tenía el labio roto y un ojo morado.
—ahora verás maldito, esto me las pagarás— dijo el hombre muy cabreado, volteo hacia nosotros y le hizo señas a uno de los hombres que estaban encima de mí.

Cuando me di cuenta intenté advertirle al chico lo que le iban hacer, pero el hombre que seguí encima de mí se dio cuenta de lo que quería hacer y cubrió mi boca, pero no sirvió de nada ya el chico le dio una paliza al hombre.

No podía apartar la mirada de mi misterioso héroe, y mi cuerpo no paraba de reaccionar a él, sentía como mi entrada se contraía fuertemente y estaba tan empapada que podía apostar que mi ropa se encontraba toda húmeda.

Sentía mucha vergüenza así que cerré los ojos para no ver más al chico que me ponía así, de pronto sentí que el hombre que me sujetaba de los hombros ya no estaba, cuando abrí los ojos miré que el hombre iba para con el chico.

Eran 3 contra uno eso era muy injusto así que intenté levantarme para buscar ayuda pero cuando quise hacerlo sentí como si entrada se contrajo fuertemente lo que provocó que soltará un fuerte gemido de puro placer.

El chico al escucharme se distrajo lo suficiente para que uno de los tres hombres lo golpeará en el estómago y cayera al suelo abrazándose a sí mismo.

Lentamente vi como dos hombres lo levantaron del suelo y lo sujetaron por los hombros. Entonces observé cómo el tercero sacó una navaja dispuesto a herirlo.

Entre en pánico, el chico era más que obvio que no podía defenderse y si le hacía algo todo sería mi culpa, porque él quería defenderme.

Tenía que ser rápido o de lo contrario matarían al chico, miré a mi alrededor para ver con que podía ayudarlo pero había nada más que una piedra, sin pensarlo mucho la tomé y se la arrojé al hombre.
Le di en la espalda no muy fuerte pero si lo suficiente para que voltearse a verme. Sabía que estaba perdido pero no podía dejar que lo lastimaran. 
El hombre camino hacia a mí y me dio una bofetada muy fuerte.

Las lágrimas caían sin control, realmente me había dolido mucho. Los hombres comenzaron a reírse y burlarse, intenté contener mi llanto pero no podía y comencé a llorar más fuerte hasta que escuché al chico gruñir y maldecir.

—¡ DEJENLO MALDITOS, JURO QUE SI LE TOCAN UN SÓLO CABELLO LOS MATO A TODOS!— dijo el chico realmente furioso y forcejeando con dos hombres que lo sujetan.

—Tengo una gran idea— dijo el hombre mirando al chico, este palideció al entender lo que quería hacer el hombre.

Se acercó a mí, me levanto del cabello y me arrojo a los pies del chico con tanta fuerza que mi rostro rebotó en el suelo provocando que soltará un grito de dolor.
El chico a verme el rostro enfureció e intento soltarse pero uno de los hombres lo volvió a golpear en el estómago.

Los dos hombres que lo sujetan comenzaron a reírse del mientas que otro se colocó detrás de mí y comenzó a destrozar mi ropa yo comencé a llorar y a pedirle que se detuviera pero el hombre se reía de mí.
Comenzó a besar mi cuello y espalda mientras metía una mano bajo mi playera y pellizcaba mis pezones.
De pronto escuché un sollozo cuando voltié al frente vi como unas lágrimas caían por sus mejillas.

—No, no le hagan más daño por favor— suplico en un tono bajito.
Todos lo miramos asombrados y yo aún más, no entendía el motivo por el cual reaccionaba así, es decir, soy un completo desconocido para él, ni siquiera sabía su nombre y aquí está, arriesgado su vida por mí.

—¿Qué fue lo que dijo jefe?— preguntó uno de los hombres que lo sujetan por los hombros.
El hombre lo miró, se acercó a él para tomarlo del cabello y le ordenó que repita lo que había dicho. El chico obedeció.

Entonces el hombre se acercó a él para susurrarle algo en el oído que no alcancé a escuchar pero por la reacción del chico sabía que era algo muy malo pues este comenzó a forcejear con los hombres que lo sujetaban lo que hizo que el hombre le diera una bofetada para que se quedará quieto.

El hombre regreso hacia a mí, tomándome por el cabello para después, sujetarme fuertemente por las mejillas. Me miro profundamente y se acercó a mi oído.

—Sabes, el olor de un omega es delicado; en celo, es delicioso y uno que es virgen, dulce... Un Alfa no puede resistir al llamado de un Omega y para ser sincero eres un Omega muy hermoso y además joven... —susurró en mi oído para después morderme provocando que chillase del asco que me daba tenerlo tan cerca— ahora imagina el de un Omega en celo y virgen. Tu olor es más que esquisto y atrayente, me estoy volviendo loco por hacerte muchas cosas deliciosas—susurró una vez más en mi oído para después separarse de mi tomándome por los hombros, empujándome hacia abajo hasta que mis rodillas tocaron el suelo.

Había cerrado los ojos por el dolor que me causó el que me sujetará con tanta fuerza. El sonido de un zipper abierto me despertó de mis pensamientos, abrí los ojos como platos al ver lo que el hombre quería hacer, había sacado su miembro y lo acercó a mi rostro.

Era tan asqueroso y totalmente diferente al mío, el del hombre era grueso y deforme, está palpitando y tenía un color casi morado, tenía abundante vello alrededor me daba asco solo verlo.

—¿Te gusta?—preguntó el hombre. Lo miré a la cara intentando no vomitar, entonces el hombre empezó a acercar su miembro más y más a mi cara yo comencé a llorar, ¡tenía tanto miedo!, no quería que hicieran nada. Intenté alejarme pero el hombre volvía a tomarme por el cabello para que me quedara quiero. 

En el callejón solo se escuchaban mis sollozos y los gruñidos del chico, cuando creí que el hombre metería su miembro en mi boca este se vistió y volteó a ver al chico, lo volvió a golpear en el rostro y estómago con tanta fuerza que podía matarlo.
Cuando le iba a dar otro puñetazo le grité llorando con todas mis fuerzas que se detuviera. Este volteó a verme, ya se veía harto, se sobó el entrecejo antes de hablar.

—ME TIENES HARTO SABES, ¿ACASO LO CONOCES?—me gritó muy enojado—DIME, ¿LO CONOCES?—volvió a preguntarme muy enojado y yo solo negué—¿ENTONCES POR QUÉ LO DEFIENDES TANTO?—me miró y yo miré al chico, realmente no sabía por qué lo hacía, era como si una fuerza mayor me hiciera hacerlo.

— ¿Y TÚ? —Volteó a ver al chico, el cual tenía su rostro lleno de sangre, el chico lo miro fatigado y volvió a bajar la mirada intentando respirar correctamente — PORQ QUÉ LO HACES?, ¿ACASO LO CONOCES? — pregunto el hombre, el chico lo ignoro olímpicamente, el hombre muy enojado de dio otra bofetada, partiéndole el labio aún más.

— no, no lo conozco— dijo el chico en tono bajito.

—ENTONCES, ¿POR QUÉ ARRIESGAS TU MALDITA VIDA POR ALGUIEN COMO ÉL? — preguntó muy enojado el hombre al chico.

—Yo...—el chico me miraba solo a mí, sentí mis mejillas arder y aparte la vista me dolía el pecho verlo así, todo golpeado.

El hombre suspiró con hastío y regresó hacia mí. Volvió a sacar su miembro y a restregarlo contra mi mejilla. Mi omega está hecho una furia y el chico también, pues cuando lo miré este está forcejeando con los dos hombres, sus pupilas dilatadas y enseñando sus colmillos respiraba irregularmente.

El hombre comenzó a reír y se acercó al chico pero este le patio el miembro haciendo que el hombre cayera al suelo sujetando sus partes afectadas.
El chico pudo liberar uno de sus brazos y golpeó en el rostro al que seguía sujetándolo, después noqueó al otro, también golpeando en el rostro.
Se acercó al hombre poniéndose a su altura susurrándole algo en el oído para después pisarle el miembro hasta que el hombre quedó inconsciente.

Una vez que el chico terminó de darle una paliza volteó a verme, sonrió y se acercó a paso lento hacia mí.
Al llegar de pie frente a mi cayó sobre sus rodillas a mi altura. 

—¿Estás bien, lindura?—preguntó agotado. El chico acercó su mano a mi mejilla afecta y la acarició de manera tan dulce que cerré mis ojos y suspiré; se sentía tan diferente, su tacto era agradable mi omega estaba ronroneando por sus caricias.
El chico me abrasó y susurró en mi oído que todo estaría bien yo comencé a llorar.

De alguna manera me sentía completo al estar es sus brazos.
Quería agradecerle pero no sabía su nombre, alcé la vista chocando con la suya, este me abrazo con más fuerza.

—Viktor, Viktor Nikiforov—dijo antes de besar mi frente.

-—Yu-Yuuri—alcance a susurrar antes de que un calor invadiera mi cuerpo. Nuestros olores se combinaron a la perfección, no me importaba si me quedaba a dormir en ese sitio, mientras estuviese en sus brazos sabría que todo estaría bien

Estar en sus brazos era una sensación muy increíble, tan increíble como peligrosa, no podía controlar mi cuerpo, ni mis instintos. De un momento a otro estaba restregando mi rostro en su pecho, llenándome de su olor.

No prestaba atención a lo que sucedía alrededor, lo único que me importaba era seguir en sus brazos, sentir el calor de su cuerpo al estar junto al mío, sentir el olor que desprendía algo similar a un olor tropical y a la vez suave... Sería a mango y rosas que, aunque era una extraña combinación, era bastante agradable para mí. Si no estuviera en mi celo jamás haría algo como esto, ni por todo el dinero del mundo.

Aún seguíamos en el callejón, el chico estaba abrazándome al igual que yo a él, ninguno de los dos nos movimos ni un centímetro, a pesar del frío que hacía, nos mantuvimos lo más cerca posible.

- Hace mucho frío ¿no crees? -preguntó mientras se separaba un poco de mí para poder verme a los ojos- y es muy tarde también, ¿No se van a preocupar en tu casa? - me preguntó con preocupación. Yo asentí mientras el juntaba nuestras frentes y acariciaba mi nariz con la punta de la suya, en un beso esquimal. Mi omega interior estaba brincando de felicidad por estar recibiendo esas muestras de cariño.

-Debo llevarte a tu casa, se está haciendo muy tarde, además, tienen que curarte esas heridas y también tienes que tomar tu supresores - me sonrojé hasta las orejas con lo último dicho por él.

Me ayudo a levantarme del suelo, mi ropa estaba hecha jirones, lo único que seguía intacto era mi ropa interior, pero ésta estaba llena de fluidos.
- Tu ropa- dijo peliplateado mientras se quitaba el abrigo y me lo colocaba- Hace mucho frío, lo vas a necesitar más que yo- aseguró.
- Pe-pero ¿y tú? - pregunté alarmado, porque él solo traía un delgado suéter negro y un pantalón deportivo gris.
-Yo estaré bien, después de todo soy de Rusia, estoy acostumbrado al frío, pero si me da un poco de frío te abrazaré, para que me transmitas tu calor- Comentó esperando una respuesta positiva de mi parte. Yo solo suspiré y le dije que sí, él me abrazó y me acomodó nuevamente el abrigo, el cual tenía su delicioso olor, mi omega otra vez estaba emocionado por tantos detalles que recibía.

Intenté caminar pero mi entrada no dejaba de contraerse y mis piernas perdían estabilidad. Se me dificultaba mucho el poder moverme. Solo habíamos caminando veinte pasos cuando ya no pude continuar, mis piernas temblaban demasiado, me detuve recargándome en una pared mientras jadeaba, ya que mi cuerpo estaba muy sensible y cada roce con la tela se sentía extraño. Mi salvador también detuvo su caminar en frente de mí, tomando mis mejillas entre sus manos cuidando de no lastimarme.
- ¿Estás bien?, ¿Te duele mucho? - preguntó preocupado ajeno a la batalla Interna que tenía entre mi lado omega y mi lado racional.
- Yo...ahh- Mi cara se tornó tan roja como un tomate, ese gemido se me había escapado de mi boca, pero había sido inevitable soltarlo. Mi cuerpo ardía con cada toque de su parte, sentía mucha vergüenza, jamás podría verlo a los ojos de nuevo.
- ¿Dón-dónde está... tu...casa? - preguntó el chico mirando el suelo, pero pude ver que sus mejillas estaban de un lindo e intenso color carmesí.
No podía ni hablar, ya que si abría la boca lo único que saldría de ella serían gemidos. Intenté respirar y relajarme para poder contestarle.

- Yo...no quiero...llegar a mi casa- respondí, él me miró extrañado- no así- aclaré.

- Está bien, pero ¿puedes continuar? -preguntó preocupado.

- no lo sé -le contesté.
Sin previo aviso me tomó en sus brazos como si fuera una princesa.
- ¿q-que es lo que estás haciendo-pregunte avergonzado por sus acciones.
- te llevare en mis brazos porque veo que se te dificulta caminar, solo quiero ayudarte, no te preocupes-dijo con una bonita sonrisa en forma de corazón.
- ¿es-está bien- dije mientras me dejaba llevar por sus acciones.

<<"Mami, mami ya llegué"
dije corriendo hacia la cocina
"Oh, cariño, qué alegría"
dijo mi madre acariciando mi mejilla con amor mientras liberaba sus feromonas solo para mí.
" Hoy aprendí a hacer galletas mamá y el maestro dijo que las mías fueron las mejores"
dije mientras brincaba de la emoción
"Me siento muy orgulloso de ti hijo"
dijo mi padre entrando a la cocina.
Mire a mis padres con tanto amor y ellos se miraba de la misma forma, fue ahí cuando quise encontrar a mi "destinada" y tener una familia como la que éramos.
"Mamá, ¿algún día encontraré a mi pareja destinada como ustedes?" pregunté nervioso jugando con mis dedos.
Mi madre me miro con ternura y acarició mi mejilla
" mi cachorro hermoso, claro que sí y cuando la o lo encuentres serás amado a montones, mi vida, ya lo verás" dijo mientras abrazaba a papá.
"Pero ¿cómo voy a saber que ella es la indicada?"
dije mirándolos, ambos sonrieron y me abrazaron
"cuando lo veas, lo sabrás"
dijeron Ambos antes de abrazarme con cariño>>

"Cuando lo veas, lo sabrás" las palabras de mis padres resonaron como eco en mi cabeza, abrí los ojos y lo primero que vi fue su rostro, se veía tan hermoso, la luz de la luna se reflejaba en su cabello largo dándole un brillo plateado.

"Lo sabrás cuando lo veas"

Lo miré fijamente por unos momentos hasta que su mirada se unió con la mía, él me sonrió de manera tan dulce que le regresé el gesto de la misma forma, no parábamos de sonreír hasta que escuché una risa, su risa era tan hermosa que se me quedó grabada en mi cabeza.
- ¿dónde estamos? - pregunté mientras miraba alrededor, las calles ya estaban solitarias.
- Vamos a un hotel-respondió restándole importancia a sus palabras.
- ¿un-un hotel?, ¿para qué vamos a un hotel? -pregunté alarmado mientras que mi omega interior daba brincos de alegría imaginando cosas no aptas para menores, "imagina las posibilidades" fueron las palabras de mi omega que vomitaba arcoíris, mientras que mi lado racional se encontraba en el suelo con una horrible hemorragia nasal por las imágenes que se reproducían como una cinta en mi cabeza.

Me sonrojé hasta las orejas por esos pensamientos tan impuros que tenía con el chico, éste al verme se sonrojó y frenó su caminar.
- no-no vamos a un hotel... Para eso... Emm...Yo...emm...No creas que pensé que podíamos hacer eso...Yo...yo- el pobre ojiazul estaba tan avergonzado que su lindo rostro se encontraba rojo hasta las orejas.

Nos mantuvimos en silencio durante todo el camino, ni siquiera nos miramos, era mayor la vergüenza que sentíamos, la situación era por demás incómoda y pesada.

- Ya llegamos- dijo el chico rompiendo con el incómodo ambiente.
Estábamos frente a uno de los hoteles más lujosos y caros de la ciudad. Entramos y me sentó en uno de los sillones que se encontraba en el lobby.

- Espérame aquí-ordenó, pero antes de que se fuera lo detuve agarrando de su muñeca.

- ¿A-a dónde vas? - pregunté mirando el suelo, no quería que me dejara solo, necesitaba su olor para poder calmarme, el chico se arrodilló y tomo mi rostro elevándolo a su altura.

- Voy a pedir una habitación- dijo para después besar mi frente e irse al mostrador.

Puse mis manos debajo de mi trasero para no recargarme en el sofá, no quería ensuciarlo con mis fluidos.
De vez en cuando miraba al mostrador para ver cómo Viktor, creo que ese era su nombre, me miraba y sonreía.

Después de unos minutos vi a Viktor acercándose con una sonrisa y un lindo sonrojo.
- No tienes idea de lo que tuve que hacer para que nos dieran una habitación- comentó rascando nervioso su mejilla.
- ¿Qué fue lo que hiciste? - pregunté divertido al ver que él también reía nervioso mientras tomaba asiento a mi lado.
-Bueno...Yo tuve que decir que nos casamos para poder tener una habitación-dijo mientras reía nervioso.
- ¿q-que? -pregunté a la vez que sentía cómo mi rostro se tornaba rojo.
- verás, la chica que estaba en el mostrador dijo que no habían habitaciones disponibles. Le aseguré que necesitaba una urgente, pero ella seguía negándose, después me comentó que sólo quedaba una, pero esa solo se usaba en ocasiones muy especiales- bajó el rostro y comenzó a jugar con sus pies - me dijo que sólo se usaba en lunas de miel, entonces le dije que estábamos casados y que era nuestra luna de miel, fue cuando por fin me dio la habitación, pero dijo que teníamos que esperar a que la acogieran para nosotros- terminó de decir.
Nos quedamos en silencio por un largo tiempo hasta que la chica llamó a Viktor al mostrador.
Lo vi firmar unos papeles y entregar una tarjeta, después regresó mostrando la llave de la habitación.
- Ya está lista-dijo jugando con la llave en sus manos.
No fuimos a la habitación agarrados de las manos.

Al entrar mis ojos se abrieron de lo hermosa que era.

Era tan grande que parecía una casa, tenía un enorme sofá de color gris con pequeños cojines de un gris más oscuro y unos blancos también, que hacían juego con las sillas grises. Las paredes blancas hacían contraste con las paredes color chocolate, la alfombra de color gris era tan suave que podías dormir ahí. Miré el ventanal el cual era enorme y con una vista increíble de la ciudad.

Seguí mi camino hasta que vi una puerta blanca, al abrirla mis ojos se abrieron y mi cara se tornó roja.

La habitación también era grande y muy hermosa. Las paredes blancas hacían semejanza con el piso de madera. La habitación tenía otro ventanal que también daba una vista fabulosa. La cama sobre ella llevaba un corazón hecho de pétalos de rosas encima del cobertor color crema. Había velas de todo tipo de olores y colores que le daban una ilustración fantástica.

Miré a un lado y casi me desmayo al ver todas las cosas que había.
En frente del sofá estaba un mueble color chocolate lleno de juguetes para adultos y otras cosas más. Había una extraña almohada en forma de círculo con un hueco en el centro.

Cuando miré hacia atrás, Viktor estaba con un enorme sonrojo y deteniendo su nariz para evitar un hemorragia.
- ¿Qué es esto? -pregunté con la extraña almohada en mis manos, él se acercó hasta quedar en frente de mí.
- Es una almohada anti-marcas-dijo tomando el objeto y abriendo, colocándomelo en el cuello- Su función es proteger al omega en celo de recibir una marca no deseada- continuó acercando su rostro a mi cuello y besar mi mandíbula- ¿ves? funciona, no puedo marcarte como mío- añadió para después ir hacia el ventanal.
Me quité el objeto y le pedí que me dejara solo, porque tenía que realizar unas llamadas, él obedeció y salió de la habitación cerrando la puerta para darme espacio.
Una vez solo tomé el teléfono y le marqué a una amiga, la cual no tardó en contestar.
<< ¿Bueno?>> escuché la voz de ella.

- Hola, Yuko, soy Yuuri- dije mirando el enorme ventanal.

<<Oh, hola, Yuuri... ¿Por qué me llamaste desde este número?>> preguntó.

- Yuko, necesito un favor y uno sin preguntas, me lo debes- dije

<<Pero, Yuuri...>> reclamó ella lloriqueando.

- Yuko, tú me lo debes...Solo necesito que si mis padres te llaman les digas que estoy contigo- dije.

Después de unos minutos había convencido a Yuko de que lo hiciera, corté la llamada y le marqué a mi madre diciendo que me quedaría a dormir en la casa de Yuko porque se me había hecho tarde, ella me dijo que estaba bien.
Salí de la habitación rumbo a la sala donde Viktor estaba sentado en una de las sillas con su celular.
Cuando me vio bloqueó el celular y lo guardó, se levantó y caminó hasta estar parado frente de mí.
-¿Ya te sientes mejor?-preguntó mientras ponía una mano el mi frente -... Estás ardiendo, debes descansar- dijo cargándome estilo nupcial llevándome de nuevo a la habitación.
Una vez ahí me acomodó en la cama para que yo durmiera. Estaba por irse cuando...

- ¿Te vas a ir de aquí? - pregunté preocupado, quería que se quedara a mi lado.

- No -respondió acomodando su cabello.

- ¿Dónde vas a dormir? - pregunté

- En la sala, no es tan... -no terminó de decirlo ya que lo interrumpí

- Pero... -dije no muy seguro de lo que hacía, no quería que él estuviera incómodo, después de todo él había pagado por la habitación. Se acercó nuevamente a la cama y se sentó en ella.

-Yuuri... ¿enserio quieresque duerma aquí contigo? - Preguntómientras se acercaba peligrosamente a mí, quedando encima de mi cuerpo juntadonuestras fuentes - no creo que sea buenaidea, yo...No se cuento más pueda resistir tu olor...Yo...No quiero hacertedaño- se separó de mí y caminohasta la puerta- estaré afuera por sinecesitas cualquier cosa- dijoantes de salir de la habitación.
Mi corazón latía como loco después de eso, me acomodé en la cama para dormirmede una vez. Poco a poco mis ojos se iban cerrados hasta que me quedé dormido.

Desperté sintiendo mi cuerpo muy extraño, estaba todo sudado y caliente, casi como si estuviera en llamas. Mi corazón golpeaba fuertemente mi caja torácica.

El dolor era tan intenso que mis entrañas se contraían en busca de ser llenadas. Era tan fuerte que comencé a restregarme en la cama mientras jadeaba. Mi cuerpo estaba tan sensible que cualquier toque me volvía loco.

Comencé a acariciar mi pecho hasta que llegue a los pezones, los toque y pellizqué hasta que dolieron.

Gemidos y más gemidos salían de mi boca sin control. Coloqué una almohada ente mis piernas y comencé a vaivén de adelante hacia atrás.
Poco a poco fui deslizando una mano hacia mi entrepierna, me sobresalté al notar cómo se encontraba, estaba erecto y muy duro. Puse mi mano sobre mi miembro comenzando un movimiento lento y suave de arriba a abajo hasta que aumenté la velocidad y con eso también los gemidos de mi boca.

Con una mano acariciada mi miembro y con la otra mis pezones a una velocidad increíble. Sentía que estaba en mi límite pero algo me hacía falta así que acelere el movimiento de mi mano y caderas apretando más la almohada.
Comencé a jadear más fuerte con cada movimiento de mi mano. No me había dado cuenta de en qué momento había dejado de acariciar mis pezones, ya que mi mano se encontraba aferraba fuertemente a la cama.

Llevé ambas manos a mi miembro y comencé a moverlas más rápido. Mi entrada se contraía fuertemente llevé una mano a ésta e introduje un dedo en mi interior llegando al orgasmo.
Fue tan intenso que todo mi cuerpo temblaba y mi corazón latía como loco en mi pecho, como si quisiera salirse de él.
Cuando pude tranquilizarme saqué el dedo de mi interior y limpié mi pecho con un paquete de pañuelos que estaba en un pequeño mueble aun lado de la cama.
Una vez que deseché los pañuelos en la basura me recosté de nuevo en la cama reflexionando sobre lo que había hecho.
Acabo de masturbarme en un hotel...
Acabo de masturbarme en un hotel con...
Me levanté como resorte de la cama provocando que cayera al suelo debido a que mis piernas temblaban por el fuerte orgasmo que había tenido.

"¡¡Viktor está en la sala!!", Pensé alarmado, "¡¡¿me habrá escuchado?!!" En estos momentos quería ser una avestruz para meter mi cabeza en un agujero por la vergüenza que sentía, esas cosas solo se hacen en la soledad de tu habitación no es para que las hagas en un hotel y mucho menos con alguien que está a tres metros de distancia.
Cuando mis piernas dejaron de temblar me levanté del suelo y salí para ver si Viktor había escuchado algo, quería disculparme por mi comportamiento inapropiado.
Salir a la sala y me encontré a Viktor que parecía estar dormido. Tenía uno de los cojines en su regazo, me acerqué despacio para comprobar si realmente estaba dormido.
Solté un suspiro al ver que si lo estaba, me quede mirándolo hasta que sentía un fuerte dolor en mi interior, el calor en mi cuerpo aumento de manera rápida como si hubieran prendido fuego en mí.

Sentía que me faltaba el oxígeno y en lo único que pensaba era en tener sexo. Retiré la almohada del regazo de Viktor y casi me desmayo con lo que vi.
Viktor tenía una erección, al verlo mi auto-control se fue al demonio.

Me senté sobre su regazo acomodado su erección en mi trasero aun con la ropa puesta.
Comencé un vaivén lento y suave, mis caderas tomaron vida propia, se sentía tan bien tener su miembro así, pero quería más lo quería dentro, muy dentro de mí.

Comencé a escuchar sus jadeos, eran leves, pero perfectamente audibles para mí. El olor que desprendía Viktor solo me excitaba más.
No podía controlar mis acciones, comencé a besar su cuello mientras que tocaba su pecho sintiendo los músculos marcados de su abdomen.

Comenzó a mover lentamente sus caderas, imitando el movimiento de dar embestidas a mi trasero.
Miré cómo se aferraba fuertemente al sofá, hasta creí que lo rompería, tomé sus manos y las puse en mi caderas él se aferró a ellas y yo a su cuello donde lo besé y mordisqueé.
Gemía sin pudor en su oído, era increíble que no despertara, pues lo estaba incitando, se sentía tan bien, no tenía palabras para expresarlo.
Seguí moviendo mis caderas mientras besaba sus mejillas, dejé de besar su rostro solo para admirarlo, deseando unir nuestros labios.
Besé su frente como él lo hacía conmigo, después sus mejillas y su mandíbula, el solo suspiraba o jadeaba con cada cosa que hacía.
Cuando por fin iba a besar sus labios él despertó asustado y yo me quedé inmóvil.
Me había descubierto haciendo cosas impropias sin su consentimiento.
- Yu-Yuuri... ¿Qué.... Haces? -preguntó intentando separarse, pero no podía ya que yo estaba encima de él.
Sentía mucha vergüenza no podía verlo a los ojos, ¿cómo era posible que no haya podido controlarme?
Él me miró incómodo esperando una respuesta al porqué de mi comportamiento.

Evité mirarlo, sentía cómo mi rostro ardía y mis ojos comenzaban a cristalizarse.
-¿Yuuri? -preguntó Viktor y no pude contener más mi llanto.
Lloré por la vergüenza que me daba saber que no había podido controlar mis instintos y también porque lo más probable sería que Viktor ya no iba a querer verme nunca más.

Continuará...

Se esto se va a descontrolaaaaaaaar
Hagan sus apuestas

siguiente actualización: viernes 27

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