0.7 paris

Mis cosas ya estaban listas para el gran viaje que haría, mire mi habitación por última vez, está estaba completamente vacía.
Salí rumbo a la sala donde mi familia me esperaba para despedirse, al verme con mis maletas mis padres lloraron al darse cuenta de que iba a" dejar el nido" como decía mi padre, todos lloramos como nunca lo había hecho, incluso mi hermana mari que era una alfa, lloro como una chiquilla.

Cuando llegue al aeropuerto, ya estaban esperándonos tanto Minami como Stefano, ambos me abrazaron al verme pero por razones completamente distintas. Yo aún esperaba a que pichit llegará, por suerte no tardó mucho en hacerlo, cuando me vio, corrió y se arrojó a mis brazos haciendo que ambos cayéramos al suelo.

Minami se nos unió en el abrazo y los tres lloramos juntos ya que no sabíamos cuando sería la próxima vez que nos volveríamos a ver.
Después de que todos nos despedimos subí al avión, Stefano iría conmigo y él fue el que cargo mis maletas.
Ya en el avión me sentía muy nervioso, era mi primer vuelo.
— ¿yuuri no me digas que es tu primer vuelo? — pregunto Stefano entre risas.

—apoco se nota mucho —dije intentando respirar correctamente provocando que Stefano de preocupara, quise reír por la cara que había hecho pero podía apostar que la mía era mucho peor.

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El vuelo duro ocho horas, en las que creí que moriría tanto del aburrimiento como del miedo, se sentía tan agotado física, gracias a que no había dormido durante todo el viaje.
Stefano me llevo a su departamento y me mostro cuál sería mi habitación. Al entrar, todo estaba bien acomodado.

— Puedes decorarlo como tú quieras —dijo Stefano entrando a la habitación con mi equipaje.

—Es perfecta así —dije.

—Bueno yuuri me voy, tengo que acomodar algunas cosas — dijo saliendo de mi nueva habitación.

Stefano me dejó solo y me puse acomodar todas mis cosas en la que sería mi nuevo hogar.
Cuando por fin terminé, me acosté en mi cama y dormí el resto del día.

Aún faltaban tres días para entrar a la escuela, Stefano me enseñó partes de la ciudad, la verdad era hermosa y más cuando el cielo nocturno se pintaba de estrellas que le daban una imagen mágica a la ciudad.

Stefano me llevo al centro comercial beaugrenelle, el cual está Ubicado a dos pasos de la Tour Eiffel, al borde del Sena y frente a la Statue de la Liberté, el edificio era enorme, fácilmente podía perderme ahí ya que tenía más de cien tiendas, Stefano compro mis útiles escolares, al principio lo regañe diciendo que no tenía por qué gastar más dinero en mi pero este dijo que los tomara como un regalo de bienvenida.

Cuando entre a la escuela, me sentía muy nervioso pero ese sentimiento desapareció al ver que mis compañeros eran completamente diferente a los que tenía en Japón, ellos no me habían hecho menos por ser Omega o por ser extranjero como mis excompañeros solían hacerlo. ellos me había tratado de maravilla e incluso había hecho muchos amigos, uno de ellos era un joven checo, su nombre era Emil nekola, era el más popular de la escuela a pesar de ser un beta podía pasar fácilmente por un Alfa.

Poco a poco me iba acostumbrado a mi nueva vida, lo único que esperaba era que viktor recibiera la pequeña nota que le había dejado cuando fui al hotel.

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Mi relación con Stefano creció mucho, solíamos ir juntos a comprar los víveres y hacernos bromas divertidas, también me enseñaba lo que aprendía en la escuela y cocinábamos juntos todo el tiempo.

Ambos nos encargábamos de la limpieza del departamento aunque casi nunca no se ensuciaba porque casi no estábamos ahí.

Stefano era muy popular en mi escuela y todos solían relacionarlo a que él era mi pareja ya iba y me recogía del colegio todos los días en su auto para después ir a comer algún helado o algún restaurante que estuviera lo suficiente cerca.

a veces me sentía mal con Stefano, sabía que él me quería como hombre pero yo no sentía lo mismo, desde que conocí a viktor no tenía ojos para otro que no fuera el, recuerdo que antes pensaba que estaba enamorado de Stefano y como no si él era muy atractivo, su rostro era muy masculino contrastaba a sus facciones que eran delicadas, sus ojos de un lindo color verde intenso que parecía dos hermosas joyas, pero lo que más me gustaba de él era su cabello negro, a pesar de que yo también lo tenía de ese color a él le Lucía genial y resaltaba su piel blanca.

Stefano sin duda era muy apuesto pero jamás le llegaría a los talones a viktor, la belleza de viktor parecía irreal.

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Cumplí los quince años en París, durante todo el día no dejaba de recibir llamadas y mensajes de felicitaciones, incluso mis compañeros había organizado una fiesta sorpresa en mi casa con ayuda de Stefano.
Mucho de mis amigos estaba ahí, Stefano preparo una deliciosa lasaña digna de los dioses, comimos golosinas hasta reventar pero no lo suficiente como para no comer el pastel.

Entre todos los chicos juraron dinero para poder comprar un delicioso pastel de chocolate con fresas frescas, aunque me alarme cuando supe el precio, era ridículamente caro.
Servimos el pastel con una porción de helado de galletas que me había regalado Emil.

Todo se descontrolo cuando unos chicos que no conocía trajeron alcohol, en la fiesta casi nadie bebió porque la mayoría eran menores de edad, yo por mi parte bebí jugo y refrescos.

Cuando la fiesta termino me quedé a limpiar todo el desorden, Stefano no pudo ayudarme a limpiar ya que estaba tan ebrio que no podía caminar y estaba en el sofá dormido.

Cuando había terminado de limpiar recibí un mensaje de Minami que hubiera preferido no mirarlo.
El mensaje era un link, cuando lo abrí, inmediatamente me arrepentí de hacerlo, era un artículo sobre viktor el cual decía que ya se encontraba en una relación con una Omega.
Con cada palabra que decía el artículo mi corazón se partía en miles de pedacitos pero lo que más me dolía eran las fotos donde estaban juntos, al final del artículo había un vídeo.
Mi mente decía que no lo abriera, pero como siempre no le hice caso.

En el vídeo salía la chica que siempre se tomaba fotos con mi viktor, creo que su nombre era Mila, ella salía caminando con viktor por la calle pero él no prestaba atención debido a que estaba cargando unas bolsas de compras.
La chica salía hablando sobre la ciudad y viktor solo se mantenía callado hasta que le chica le dice que saludé.

El vídeo me se veía normal, no parecían una pareja, más bien un par de amigos o eso creí, fue hasta que se detuvieron en el camino, la chica tomo su rostro y lo beso en los labios, después ella salía despidiéndose rápidamente.

Mi corazón se había roto por completo, ¿acaso no había recibido mi nota?, tal vez ya se había cansado de mí, ¿acaso lo que habíamos vivido no había sido especial para él?

Lloré como un niño, agradecía que Stefano estuviera dormido porque no quería que me viniera llorar, minutos después recibí otro mensaje de Minami donde decía que lo sentía mucho y me preguntaba si estaba bien, le conteste que sí y me fui a mi habitación a llorar tranquilamente.

Cuando por fin llegue a mi habitación tome el abrigo que viktor me había regalado y se lo coloque a mi almohada, me sentía patético porque para poder tranquilizarme tenía que tener el olor de viktor viendo que él era el causante de mi estado.

No dejaba de pensar en las fotos y mi mente me hacía recordar el estúpido vídeo justo en el momento del beso, decidí que debía de dejar de pensar en viktor, ya no iba a llorar ni pensar en él, si el me había superado yo también lo haría, pero empezaría mañana, hoy solo quiero llorar y abrazar el abrigo de viktor pensando que era él.

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El tiempo paso e intente no pensar en viktor nunca más, solo me traía problemas y eso lo tenía muy claro, para mi suerte Stefano se había conseguido una pareja, era una linda Omega, me sentía feliz por él, pero parecía que ella me odiaba, al principio pensé que era mi imaginación pero después ella me lo dejo muy en claro en noche buena.

Ese día por la mañana nos encontrábamos arreglando todo para cuando llegara la noche.
Stefano estaba supervisando que todo saliera hermoso ya que sería mi primera Navidad lejos de mi familia.
Stefano se la pasaba mimándome todo el tiempo, lo que le molestaba a cierta chica, no podía juzgarla porque aparte de que hacía feliz a Stefano, ella sabía lo que hubo entre Stefano y yo.

Durante todo el día ella me miraba como si quisiera matarme.
Llegó un momento en el que me quede solo con ella, ninguno de los dos decíamos alguna palabra, solo esperaba a que Stefano llegará para no estar más a su lado.

Stefano regreso pero para decirnos que tenía que ir por algo que olvidó. Nos volvió a dejar solos, cuando ella se aseguró de que Stefano no se encentraba dejo de acomodar las cosas y me miro detenidamente.

—solo Quiero que sepas una cosa Katsuki...No quiero que te le acerques a Stefano, se lo que hubo entre ustedes, así que no te le acerques si no quieres saber cómo soy —dijo mirándome fijamente, preferí quedarme en silencio.

En la noche cuando teníamos que darnos los regalos, ella me dio unos chocolates suizos caducados, si no fuera por Stefano que quería uno, ella hubiera dejado que yo los comiera. Esa noche pelearon hasta muy altas horas y aunque Stefano no lo admitiera sabía que yo era el causante de sus peleas. Él no lo decía pero podía escuchar cuando ella le decía que me quería lejos o que eligiera entre ella y yo.

Solía fingir que dormía para que pensara que no había oído nada pero era imposible, siempre se escuchaban los gritos de ambos y finalmente un portazo, luego un silencio incomodo, había ocasiones en las que podía escuchar los sollozos de Stefano y eso me encogía el corazón, lo último que quería era ocasionarle problemas.

Les comenté a los chicos lo que pasaba y ellos me sugirieron que me fuera lo más pronto posible.
Emil me dijo que conocía departamentos económicos, le pedí que me llevará a verlos saliendo de la escuela.

Cuando íbamos saliendo nos encontramos con Stefano quien nos preguntó a dónde íbamos, le tuvimos que mentir decirnos que teníamos tarea y que nos íbamos a reunir en la casa de un compañero. Él nos creyó y me dijo que en cuanto terminara que me fuera directo a casa.

Cuando nos dejó solo nos fuimos a los departamentos que estaban en renta.
Después de que los vimos elegí el que más me convenía, firme los papeles y le pagué tres meses adelantados.
Emil me dejó en el departamento que compartía con Stefano, cuando lo vi le dije que tenía pensado mudarme después de año nuevo, al principio se negó pero cuando le dije que ya lo había hecho y no había vuelta atrás, se resignó y me deseo buena suerte.

Cuando fue año nuevo tal y como le había dicho empaque todas mis cosas y me mude, Stefano estaba muy triste, la única feliz con mi decisión era su novia, odette, ella tenía una sonrisa que no había nada que la borrara o eso pensaba cuando se me ocurrió la forma perfecta de que pagara por lo que me había hecho.

Cuando llegamos a mi nuevo departamento, le dije a Stefano que me ayudara a llevar todas mis cosas, cuando termino los acompañe a la puerta, nos despedimos con un abrazo.

—Gracias por todo —dije tomando su rostro y besando en los labios en frente de ella. Lo besé en gratitud por todo lo que hizo por mí y también para vengarme un poco de ella, lo único que esperaba era no causarle un problema mayor.

Cuando se fueron acomode de nuevo todas las cosas en su lugar y fui a tomar una ducha para poder dormir un poco.

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Trate de buscar un trabajo lo más pronto posible y conseguí uno en un invernadero que también era florería, tenía buena paga, parecía que la suerte estaba de mi lado.
Intentaba ahorrar lo más posible y siempre dividía mi paga en la renta del departamento, los pagos de servicios públicos, en víveres y en el trasporte por suerte la colegiatura la pagaban mis padres, al haber ganado el concurso de comida les favoreció porque eso llamo la atención de más clientes.

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Mí tiempo en la preparatoria paso volando cuando menos lo pensé ya estaba en último año.
Muchos de mis compañeros ya se estaban preparando para hacer sus exámenes de admisión a la universidad, también había otros que no estudiarían para comenzar a trabajar.

— ¿Yuuri ya decidiste que vas a estudiar? —pregunto una de mis compañeras.

—gastronomía en "le Cordón bleu" —le respondí.

—wow, yuuri pero esa carrera es muy cara y más en esa universidad —dijo otro de mis compañeros.

—Lo sé, pero lo tengo todo planeado —dije mientras guardaba mis cosas en la mochila.

El resto de las clases fueron libres lo que me dio tiempo de ir a visitar a Stefano, con lo acontecido no habíamos tenido la oportunidad de conversar.

— ¿Cómo te ha ido Yuuri? —Cuestiono Stefano

— Ya falta poco para graduarme, y estoy juntando los requisitos para entrar a la universidad —respondí mientras entrabamos a una cafetería.

Tomamos asiento en una mesa que era para dos, se encontraba pegada a la ventana. En cuanto nos sentamos llegó una chica a tomarnos la orden.

Yo pedí un capuchino y una rebanada de pastel de chocolate en cambio Stefano ordenó una cafetería americano junto a un pastel de crema con fresas. Cuando la chica se fue con nuestras órdenes, Stefano aprovecho el momento para seguir conversando.

— ¿qué es lo que te falta?, Talvez yo pueda ayudar —pregunto.

—me piden varios requisitos, uno es tener pasaporte, una carta de recomendación de trescientas a quinientas palabras, además de certificados de terminación de estudios, ya lo tengo casi todo lo que me falta es la carta de recomendación —conteste.

—Yo... —Stefano fue interrumpido por mesera que dejo la órdenes en la mesa —como te decía, yo puedo hacerte la carta de recomendación —hablo mientras cortaba un trozo de pastel y se lo llevaba a la boca.

—pero, ¿no vas ver problemas? Ya sabes, como somos amigos —pregunte también probando de mi pastel.

—mmm, no lo creo pero también le puedo decir a mi jefe que la escriba —dijo bebiendo del café.

—Pero eso no se puede, debe ser alguien que sepa de mis cualidades y no tenga ningún lazo afectivo conmigo —dije tomado del capuchino.

—Yuuri, todo mundo sabe sobre tus dones culinarios, puedo aportar que si le digo que es para ti no lo va a dudar dos veces, además se me hace raro que no te hayan ofrecido una beca —expreso mientras se metía el último trozo de pastel a la boca.

—y dime ¿cómo te va en el amor? —pregunto haciendo que me tensara, guarde silencio sintiendo un dolor en mi corazón al recordar que viktor ya tenía alguien más — como lo sospeche, no has olvidado a ese chico, deberías llamarlo y decirle lo que sientes —respondió bebiendo lo que le quedaba del café.

No respondí nada, mejor decidí terminar de comer mi comida, hablar de viktor siempre me ponía mal.
Terminamos nuestros postre y salimos del local dejando la cuenta pagaba más la propina.

Stefano se encargó de conseguir la carta que era lo único que faltaba, incluso ya había escrito la carta de requisito donde te pedían las razones por las que quieras estudiar esta carrera, la mía había salido algo larga pero los argumentos que había plasmado sobre el papel habían sido auténticos.

Stefano realmente había tenido razón, su jefe al saber que la carta era para mí inmediatamente la escribió e incluso dijo que sentía admiración porque era un joven con demasiado talento.

Al tener todos los requisitos listos los envié a la escuela esperando ser aceptado.
Tres meses después llegó la carta, todos mis seres queridos estaban conmigo, era un momento crucial que definiría mi futuro, los nervios me comían vivo que no pude abrir el sobre donde estaba la respuesta.
Stefano tomó la carta abriéndola y revelando la mejor noticia de mi vida.
Había sido aceptado y no solo eso, también me habían otorgado una beca del setenta por cierto.
Lloré hasta que mí ojos se secaron, no podía creer que lo había logrado, por fin cumpliré mi sueño.

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Había transcurrido una semana de haber entrado a la universidad, realmente estaba cómodo con el grupo de compañeros que me habían tocado.

El primer día había hecho amistad con un par de gemelos, un beta y una alfa, sus nombres eran Michael y Sara Crispino.

Salía platicar por horas sobre los maestros y todo lo referente a la escuela.
Una de las cosas que me tomo por sorpresa fue el hecho de Emil y Michael compensarán una relación, es decir, no me molesta al contrario, me sentía feliz por ambos.

París sin duda era muy diferente a Japón, aquí son más libres y todos tienen el mismo derecho muy distinto a Japón, una ciudad donde su población es mayormente betas, para los pocos alfas y omegas que viven ahi, la situación es complicada para nuestra "especie". ".

A los Alfas no les va tan terribles como a los omegas, en mi ciudad hay reglas que se deben acatar y si llegan a romperse, ese pobre Omega debe ser castigado con actos realmente terribles.

Yo había roto tres de esas reglas, mi castigado sería ir a prisión o la muerte y no podía discutir, ni defenderme, todo por haber nacido Omega.

Por suerte nadie me había descubierto y ahora que estaba lejos de mi antigua vida, no iba a dejar que el pasado me marchitarse como a una flor, lucharía por lo que quiera y no descansaría hasta lograrlo.

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Entrar a la universidad no solo trajo cosas buenas sino también malas, el dinero desaparecía como por arte de magia. Para el primer mes ya me había acabado los ahorros de toda mi vida. Al percatarme de mi situación empecé a ser cálculos, si seguía igual al paso que iba solo podía pagar este año escolar.

Hablé con los chicos sobre los que sucedía, ellos me dijeron buenas opciones pero fue Emil quien me dio la correcta.

—Porque no buscas un compañero de alquiler—propuso mientras comíamos algo en la cafetería.

—No sé si sea buena idea—respondí.

—Por supuesto que lo es yuuri, mira si tienes un compañero de departamento, no solo te ayudar en lo económico sino también en el tiempo, entre los dos limpiaran el departamento además de que ya no estarás solo— respondió Sara.

El descanso termino y regresamos al salón, en el trabajo seguía pensando en lo que había dicho Emil, el realmente tenía razón, tenía que buscar un compañero.

Llegue a casa y lo primero que hice fue escribir el anuncio donde solicitaba un compañero.

Una semana después de publicar el anuncio, alguien llego tocando mi puerta.
Desde ese día mi vida dio un giro de ciento ochenta grado.

Continuará...
Hagan sus apuestas, ¿quién que toco la puerta?

si tienen alguna duda no se olviden de preguntar

no olviden comentar y votar

до свидания

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