Capítulo 2


Esa mañana se levantó muy temprano para ir a su trabajo, caminó alrededor de quince minutos antes de llegar a la escuela. Se le hizo extraño no encontrar a niños jugando en la cancha antes de clase como usualmente veía en su anterior secundaria, pero aún así fue recibido por grandes sonrisas de parte del director y su secretaria en la entrada de su respectivo salón.

El señor Kim era un hombre amable y muy sonriente, tenía unos carismáticos hoyuelos y parecía ser una persona que tenia un gran amor por el conocimiento. Mientras que su secretaria, y sorpresivamente su esposa, Kim Hyejin, fue igual de amable y le invitó a su oficina en caso de que tuviera duda o simplemente quisiera un poco de compañía, la feliz pareja le recordaba a sus padres y aquello le hizo sentir cálido por unos minutos.

Finalmente, se puso de pie al frente de la clase, no era un salón abarrotado como solía serlo en sus clases en Busan, contó al menos a diez niños, de entre doce y trece años.

—Buenos días, soy el profesor Park Jimin y estaré al tanto de ustedes durante este ciclo escolar —murmuró con una sonrisa nerviosa al ver los rostros neutrales de cada niño, tenían una simetría que dolía—, ¿puede el representante de grupo iniciar la clase?

Sin embargo, nadie se puso de pie, fue la pequeña voz de una niña de cabello largo y castaño que mencionó con simpleza: —Jinhyung desapareció hace dos semanas, creemos que ya no volverá, así que no tenemos representante.

Jimin se quedó estático, sin saber que decir, rascó su nuca con la punta del lápiz nerviosamente—oh, lo siento mucho.

Un niño de la primera fila, se encogió de hombros y alzó su voz—está bien, es el séptimo, así que ya nos acostumbramos.


(...)


Jimin suspiró mientras se sentó en una mesa alejada de las demás, el comedor para profesores era de gran tamaño, pero aún se sentía nervioso como para acercarse a la mesa llena de personas que reían entre ellas.

—Eres Park Jimin, ¿verdad? —preguntó una voz que lo hizo levantar su mirada. Jimin se achicó ante el hombre de gran altura, aunque esos hoyuelos eran muy familiares.

—sí, ¿nos conocemos?

—Aún no, mi nombre es Kim Namjoon, soy el profesor encargado del laboratorio de ciencias, nos veremos cada martes y jueves si es que eres el Park Jimin de la clase A-1.

—Sí, mucho gusto Kim Namjoon...

—¿Puedo...? —Así entonces Jimin notó la bandeja con comida que cargaba Namjoon, rápidamente asintió y sonrió tímidamente, se alegraba de no comer solo en su primer día, jamás le había gustado comer solo.

Namjoon resultó ser su hyung, y con una sonrisa amable le dio permiso de llamarlo como tal, era bastante inteligente, y sus ojos se achicaban al sonreír presumiendo de adorables hoyuelos, tenia el cabello oscuro y largo, con un flequillo que lo hacia ver atractivo, y amaba las moras tanto como leer. Presumió de una gran colección de enciclopedias, pero también, secretamente era un caballero que amaba la poesía y las liricas amorosas.

—Te acostumbraras rápido, ya verás. Si dices que antes habías trabajado con niños entonces será más fácil para ti.

Jimin asintió—Aunque, donde yo estaba antes, teníamos muchos niños, mi clase actual... tiene muy pocos...—Se quedó en silencio pensando si preguntarle a Namjoon lo que aquellos niños dijeron sobre sus compañeros, ¿realmente habían desaparecido tantos niños como creían? Le era imposible creer que tantos niños habían desaparecido y nadie se hubiera enterado, de camino a la escuela no había visto ningún cartel, ninguna noticia o algún periódico con algún titular preocupante. Era como si sus niños simplemente le hubieran jugado una mala broma.

Namjoon asintió suspirando—Antes era un pueblo rebosante de niños, créeme, pero las personas últimamente se han ido, buscando nuevos comienzos quiero creer, entonces cada vez la población disminuye.

Asintió en comprensión, calmando un poco su preocupación. Estaba bastante hostigado por sus pequeños vecinitos que aún insistían en ir y tocar su puerta para salir corriendo, como para volver a caer en bromas aún más pesadas con sus alumnos.

El timbre sonó indicando que había acabado la hora del almuerzo. Se despidió de Namjoon con la promesa de verse a la hora de salida, el mayor le había dicho que lo llevaría en su auto a un pequeño recorrido por el pueblo y después lo llevaría a casa.

Una vez de pie en la puerta de su salón, suspiró profundo cerrando sus ojos por unos segundos. ¿Por qué se sentía tan nervioso? Había trabajado con niños antes, había podido lidiar con casi treinta niños traviesos, y muy fácilmente había podido trabajar, pero entonces, todo había cambiado, de alguna forma que no podía explicar sentía un burbujeo en su estomago de nervios, un nudo en su garganta que le impedía hablar.

Abrió la puerta y encontró a los niños sentados tal y como los dejó cuando la campana sonó media hora antes, como si no se hubieran movido de sus asientos, incluso habiéndolos visto partir.

Sonrió, pero nadie le regresó la sonrisa.

—Bueno... ¿Les parece un trabajo con acuarelas?


(...)


—¡Jiminnie!

Namjoon se encontraba en su auto, un bonito modelo antiguo color negro. Se subió al asiento del copiloto con una sonrisa, cuando se encontraba con Namjoon toda angustia parecía desaparecer. De alguna forma el mayor le hacía recordar a sus amigos, y se dio cuenta ahí, que no había vuelto a llamar al dúo. Aunque también se le hizo extraño el hecho de que ellos tampoco lo hubieran bombardeado con mensajes.

Con un par de cafés fríos y algunos pastelillos, Jimin se encontraba feliz mirando por la ventana.

—Esa iglesia a tu derecha —comenzó Namjoon con una voz cómica que hizo reír a Jimin—, es la Iglesia de San Ignul, construida...hace mucho tiempo.

Jimin volvió a reír mientras mordía un pastelillo de chocolate y miraba con ojos brillosos alrededor—¿Y esa casa enorme, hyung?

Namjoon volvió a hacer un tono de voz grueso y gracioso que volvió a sacar más risas de Jimin—La casa de Oh Jihun, un hombre de guerra que murió defendiendo el nombre del pueblo durante la separación de distritos en Daegu, convirtieron su casa en un museo abierto al público.

—Vaya, eso es impresionante.

—Giraremos en una avenida, pon mucha atención pequeño, Jiminnie, las avenidas en Jinghan son muy engañosas, por eso siempre tienes que mirar los números en los callejones. Son indicadores fiables, evitaran que te pierdas.

Jimin asintió, sonrió cuando miró un parque repleto de flores amarillas, iba a preguntar sobre eso cuando su vista se topó con una figura sentada en medio de las flores, un hombre con un gorro azul y chaqueta negra, tocaba una guitarra y parecía sonreírle a un pequeño perro. Podía escuchar a Namjoon hablando en la distancia, pero sus ojos estaban pegados en el chico de las flores, quien, al parecer sintió su mirada porqué levanto su rostro haciendo contacto.

Inmediatamente Jimin se achicó en su asiento escondiéndose del extraño, un tinte rosado decoraba sus mejillas.

—Entonces, es importante no olvidar que todas las avenidas siempre darán a la calle central, no hay callejones sin final, Jinghan es envidiado por tener una buena localización geográfica, y sobre todo por el plano arquitectónico de sus calles y lugares.

Abriendo sus ojos con sorpresa, Jimin se dio cuenta que el parque ya había quedado atrás, y ahora se encontraban en dirección a su casa.

—La maravillosa zona verde, ¿te es agradable vivir aquí? yo vivo al otro lado del pueblo, en las zonas mas pobladas, pero me hubiera gustado vivir aquí, tienen una extensión tan grande, apuesto que tu jardín es tan enorme como un campo de fútbol.

—No diría que tan grande, tal vez fue una decisión apresurada y debí buscar más casas, estoy tan alejado de la parte central de todo que me siento un poco excluido —bromeó un poco, tal vez no tanto.

Namjoon asintió—entiendo, mi abuela vivía por aquí también, por eso siempre he amado esta parte de Jinghan, no tienes vecinos molestos alrededor.

Jimin frunció el ceño—Oh, eso quisiera, hay un par de-

—Es grandioso no tener que preocuparte cuando eres el único en esta zona.

Con aquello, Jimin se quedó en silencio, no queriendo preguntar más. Llegaron a su casa más rápido de lo normal, y Namjoon se despidió igual de alegre que siempre, pero la sensación nerviosa en su estomago no se la quitó nadie, ni siquiera el adorable gato que lo recibió al entrar. 





Muchas gracias por leer <3 espero subir el próximo capitulo esta noche, esta a medias, esperemos que sí <3 ¡Gracias de nuevo!

-susy

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