↷❝ Tercera parte. ❞↶

La pelinegra sabía muy bien que la persona frente a ella podría ser de doble cara. Pero debía aprovechar aquella situación para su conveniencia, ella tiene muchas preguntas en su cabeza y esta era la oportunidad para responderlas.

— Hay algo...— vaciló su mirada entre la nieve que caía del cielo.— Hay algo quisiera preguntarle.

Aquella petición intrigó mucho a la mayor, tal como pensó la joven.

— Pregunta lo que quieras, cariño.

— Es sobre la persona que vivía antes en donde ahora vivo — dijo con una voz temblorosa.

— ¿Quieres saber de ella? — preguntó con una sonrisa en sus labios.— Está bien, pero es una larga historia.

— Tengo mucho tiempo — soltó casi con desespero.

— Vaya, entonces entra — abrió por completo la puerta invitando a que entrase.— Prepararé té mientras te cuento.

Así, con los nervios de punta, la joven pelinegra entró con inseguro andar, hacia su posible condena.

— Siéntete como en casa — agregó, la señora mientras se dirigía a la pequeña cocina.— Aquella chica, su nombre era Ha-mi.

— Es ella...— murmuró para sí misma con impresión.

— Una chica un tanto descuidada e imprudente, siempre daba esa impresión hacia los demás, sin mencionar lo hermosa que era — contó, poniendo la tetera a fuego medio.

— ¿Porque descuidada e imprudente? — preguntó, sentándose en el sofá de la sala.

— Su forma de vestir — mencionó también tomando asiento, para luego continuar.— La ropa ajustada resaltaba mucho su cuerpo, y los vestidos cortos también eran de su uso diario.

— Bueno, ella puede vestirse como mejor le parezca — defendió con una mirada indiferente.

— Puede ser, aunque también se hablaba de su actitud tan cercana con sus dos amigos, una chica junto a dos hombres no da una buena impresión — afirmó un tanto exagerada.

— De casualidad, ¿Sus nombres eran, Taehyung y Jungkook? — preguntó con mucha más curiosidad.

— ¿Cómo lo supiste? — miró con impresión a la pelinegra.

— De alguna manera estoy enterada de ello — respondió con discreción.

— Ese chico, Kim Taehyung — hizo una pausa intentando recordar, y luego continuó.— Él era más cercano con ella, cualquiera pensaría que eran una pareja con tan solo verlos, pero lo negaban. Ella era buena escapando de todos sus problemas.

La tetera chilló obligando a la señora volver hacia la cocina. Mientras que la chica se encontraba analizando lo último que mencionó aquella mujer, ella servía el agua caliente a dos tazas con bolsas de té, llevándolas cuidadosamente a la mesa frente a ella.

— Hay algo que no entiendo — dijo pensativa.

— Pregunta sin miedo, muchachita — recalcó, tomando una de las tazas en la mesa, para beber un sorbo de ella.

— ¿Por qué cuando habla de ella dice era ? — preguntó, también tomando la taza que sobraba, dispuesta en beberla.— Es como si...

Pero antes de que llegara a sus labios, se detuvo de golpe. Rápidamente dirigió su mirada hacia aquella mujer que sólo bebía su té con serenidad.

— Ella falleció.

La nieve había dejado de caer tras el anocher. El viento soplaba con fuerza moviendo las cortinas de la vacía habitación.

"Ella falleció. Se suicidó hace casi un año, dejando a toda su familia devastada, pero quién más lo parecía estar, era ese chico."

Los recuerdos de aquella conversación le daban vueltas y vueltas en la mente, no podía dormir con la conciencia diciéndole que había hecho mal en leer esas cartas, y también conversar con esa mujer.

Después de pensarlo demasiado, abrió el primer cajón de la mesita frente a su cama, tomando las once cartas que había encontrado en el buzón anteriormente.

"Debo ir con él, decirle la verdad, pedir disculpas y dejar aquel tema de lado." pensó, mientras salía de su casa para tocar la puerta que estaba frente a ella.

— Buenas noches — hizo una pequeña reverencia al instante en que él chico abrió la puerta.— Soy la nueva vecina de al frente, mi nombre es Jung Dong-sun, mucho gusto.

El de cabellos ondulados se quedó estático sin decir una sola palabra, su mente estaba ocupada intentando encontrar las palabras indicadas para hablar.

— Perdón por lo de ayer, por favor no llames a la policía — terminó respondiendo con los nervios de punta.

— No llamaré a la policía — dijo la chica aguantando una carcajada.

— Gracias a Dios — suspiró con notable alivio.

— Soy yo la que tiene que disculparse — mencionó cabizbaja, mostrando las cartas que llevaba en sus manos.

— Esas...son mis cartas — murmuró tomándolas delicadamente para presionarlas sobre su pecho.

— Las leí, por favor, perdóname mi falta de respeto — se disculpó haciendo una reverencia seguida de otra.

— ¿Las leíste?— repitió para sí mismo con la mirada en ellas.

— Admito mi error, al principio pensé que no tenía importancia ya que no llevaba nombre del destinatario, pero no voy a excusarme por las demás — levantó su mirada hacia el chico, quien derramó una lágrima de dolor.

"Estaba tan devastado que ni siquiera asistió a su funeral, dejando una mala impresión. Pero luego de seis meses encerrado en su casa, intentó suicidarse."

¡Hola! (✿^‿^)

Quería agradecer a todxs ustedes por todo el apoyo que le han dado a esta historia, ya sea con sus votos o sus comentarios, me hace muy feliz saber que disfrutan leer esta historia. Sin más, ¡nos vemos hasta la próxima!(灬º‿º灬)♡

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