↷❝ Primera parte. ❞↶

➳ 29 de Diciembre ❄

La luminosa esfera del cielo se levanta tras una larga siesta, lista para despertar a todos con sus brillantes y cegadores rayos de luz.

Para nuestra cariñosa y energética chica, el sol es su fiel despertador. 

¿Qué sería de ella sin su amado sol?

 Viviría entre sábanas y almohadas, soñando con las preciosas hectáreas de flores, en un campo lleno de belleza natural.

Sin embargo los rayos del sol se asoman por las cortinas despertando a la pelinegra, no podía evitar el hecho de que era muy tarde por la mañana. Tenía todo lo que le quedaba del día para hacer sus pendientes, como la mudanza que estaba planeando desde hace mucho.

Una vez lista y con todas sus cajas guardadas en el maletero de su auto, dio una última vuelta por la casa que fue testigo de todo su sufrimiento, y de todo el coraje que tomó para irse de ese lugar.

— Adiós, querido hogar — cerró la puerta con tristeza para poner en marcha su auto.

Estacionó el auto frente a su destino, una vieja y grande casa con un particular muñeco de nieve a un lado de la entrada, como si estuviese esperando por la venida de alguien especial.

— Nos volvemos a ver, amiguito — se agachó a la altura de este y sacudió la nieve de su sombrero amarillo.— Ya no andaré merodeando por aquí, ahora he vuelto para quedarme.

Se puso de pie y caminó hasta el maletero de su auto, primero cargó las cajas menos pesadas y las entró a la polvorosa casa, continuó así hasta llegar la hora de bajar las más pesadas.

— Si tan solo hubiera alguien aquí — murmuró mirando a su alrededor.— Yo puedo con esto sola — suspiró y de nuevo se puso en marcha.

Con algo de dificultad bajó las dos últimas cajas que quedaban, gastó todas sus fuerzas pero se sintió totalmente aliviada una vez que ya entró todas.

Aún faltaban muchas cosas que debía hacer antes de que anocheciera, sacar todo el polvo de la casa era una de ellas. Así que se puso manos a la obra para dejar el lugar impecable.

Solo le tomó hora y media para terminar con la limpieza, tomando en cuenta que era una casa muy grande, había roto su récord personal. Ordenó un poco las cosas que había traído de su antigua casa y dejó el resto para mañana, no quería morir del cansancio, pero antes de descansar quería terminar su limpieza desempolvando el interior del llamativo buzón de la entrada.

— ¿No tendrás alguna carta para mí? Viejo buzón del correo — bromeó con una sonrisa, para luego abrir el buzón.

Al instante, más de diez cartas cayeron sobre sus pies, cambiando su rostro juguetón a uno realmente sorprendido.

— ¡No puede ser! — exclamó con sorpresa.

Recogió las cartas con rapidez y miró por fuera de los sobres, ninguna tenía nada más que fechas, no especificaban para quién eran destinadas, pero todas pertenencia a este mismo mes.

Cerró el buzón y entró a su casa con las cartas presionadas sobre su pecho. Se sentó en el frío suelo y ordenó cada una por fecha, estaba muy insegura de si abrirlas o no, pero la curiosidad también la estaba consumiendo por dentro. No lo dudó más y abrió la primera, 16 de Diciembre.

Ya no había vuelta atrás, en cuanto leyó el primer párrafo no pudo parar por más que lo deseara, tal vez era solo cosa del destino que las leyera, como puede ser que no.

・・・Continuará.・・・

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Del comité Moondreams. ♡

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