↷❝ Cuarta parte. ❞↶

¡Aviso!

Esta parte es más larga que las anteriores, será la única excepción de las partes cortas.

➳ 31 de Diciembre ❄

Era el último día del año, uno que llenó de mucho dolor a un chico, que solo quería vivir el resto de su vida con quien amaba. Así como también fue un año difícil para una chica, que abandonaron sin piedad, atrapada en una amarga y fría soledad.

Ninguno era amante fiel del frío y la nieve, pero no era impedimento para ellos salir a hacer sus deberes.

El cansado chico salió de su casa con un pesado y cálido abrigo, un gorro de lana gris, junto con guantes de ese mismo color. Pero no había salido solo, un pequeño y energético cachorrito lo acompañaba, llevando unas diminutas botas en sus cuatro patas, estaba listo para pasear sobre la nieve.

— ¿Sientes frío, Yeontan? — preguntó, preocupado por su cachorro, recibiendo un ladrido alegre como respuesta.

Por otro lado, la solitaria chica se encontraba afuera de su hogar desde temprano, quitando la nieve de la entrada como ya era costumbre en los días nevados.

Fue entonces, que sus miradas se cruzaron observándose el uno al otro, paralizados de los nervios, desviaron su mirar hacia cualquier otra parte, por que aún no podían olvidar la conversación que tuvieron la noche anterior.

— Buenos días — empezó por saludar el tímido chico.

— Oh, buenos días — la avergonzada chica devolvió el saludo para continuar limpiando la entrada.

— ¿Podrías hacerme un favor? — preguntó, dirigiéndose hacia ella con inseguro andar, junto a su cachorrito quien lo seguía.

— Claro, es lo menos que puedo hacer por ti, supongo — respondió un tanto sorprendida.

El chico sacó una carta del bolsillo de su abrigo, para luego decir su extraña petición.

— Si no es mucha molestia, ¿podría dejar mi carta en tu buzón? — pidió cabizbajo a la aún sorprendida chica.

— No me molestaría, esta vez prometo no leerla — dijo mostrándole una cálida sonrisa al chico.

— Está bien — intentó formar una sonrisa en sus finos labios, dejando su carta en el vacío y frío buzón.

— ¡Vaya! — exclamó asombrada al notar la presencia del pequeño cachorro.— Tu debes ser Yeontan, eres muy encantador — dijo acariciando al mencionado.

Pero, no eran los únicos fuera de sus casas, dos señoras mayores se encontraban murmurando del lado izquierdo de la grande casa.

— ¿Ves? Te dije que ya se conocían — habló una de ellas sin bajar mucho la voz, llegando a los oídos de los mencionados.— Ayer por la noche vi como ella fue hasta su casa, quién sabe a que horas salió de allí.

Era más que inevitable para los dos seguir escuchando lo que decían, apretaron sus puños sintiendo impotencia al no poder callarles la boca.

— También fue esta mi casa para interrogarme — habló la otra como si fuer una víctima.— Ella también vive sola y no parece tener novio, no dudaría que-

— ¡Ya basta! — el chico alzó la voz furioso , interrumpiendo y callando de golpe a las señoras.— ¿Acaso no tienen otra cosa que hacer, aparte de hablar mal de otros?

El ambiente se volvió pesado, la asombrada chica lo observaba expectante, mientras que aquellas dos mujeres no podían emitir ni una sola palabra.

— Cuando todos supieron que su hijo escapó y se llevó todo su dinero, nadie dijo ni una palabra — mencionó con frustración.— Pero cuando Ha-mi murió, fue el tema para hablar por un mes entero.

La mujer de quién habló cerró su puño con fuerza, presionando sus dientes de la ira, dispuesta en armar un escándalo contra el chico.

— Esa, no es manera de hablar a tus mayores — alcanzó a excusarse una de ellas, antes de entrar con prisa hacia sus hogares para calmar las aguas.

Luego de aquel incómodo y bien merecido enfrentamiento, los dos solitarios chicos se sentaron en el frío pavimento de la entrada. Sin hacer un gesto o mencionar alguna palabra, solo se distraían con la nieve que comenzaba a caer desde el nublado cielo.

— Perdón — se disculpó el chico, bajando su mirada con culpa.

— ¿De qué te disculpas? — preguntó la chica con el ceño entre fruncido.— No hay nada por lo que te debas disculpar.

— No debí haber perdido el control, no suelo ser así. En realidad, ni siquiera recuerdo como solía ser — suspiró frustrado, como si no pudiera entender algún problema matemático dentro de su cabeza.

— Alguién que apreciaba la belleza a través de su cámara — respondió, mirando al cabizbajo chico.— Una persona a la que cualquier cachorrito conquista su corazón, disfruta de los días lluviosos y ama compartir tiempo con su amigo, ese es Taehyung.

— Ni siquiera me conoces muy bien.

— ¿Acaso las cartas mentian? — preguntó consiguiendo que él volteara a verla.

— No le mentiría, no lo volvería a hacer — contestó, volviendo a mirar la nieve caer.

La nieve no paraba de caer, cada vez caía con más fuerza, pero eso ni siquiera inmutó a los dos chicos que acostumbraban estar en silencio.

— ¿Conoces la soledad? — preguntó de repente el de cabellos ondulados, mientras acariciaba a su cachorrito que se encontraba resguardado en su abrigo.

— La conozco muy bien — la pelinegra acomodó sus rodillas hasta la altura de su pecho, quedando en posición fetal.

— Pensé que tenías amigos.

— Yo también pensé lo mismo — murmuró para ella misma.— Tenía una mejor amiga y un novio — mencionó con una suave voz.

— ¿Qué sucedió? — continuó preguntando con interés.

— Él me engañó con mi amiga por meses, no me dí cuenta hasta que recibí una llama de su teléfono, donde ella lo invitaba a la cama — dejó de hablar para soltar una risilla sarcástica.— Todos mis amigos lo sabían menos yo, era una estúpida.

— No eres una estúpida, solo amaste con todo tu corazón, y el amor es quien te ciega — volvió a mirarla a los ojos.

"¿Porque nuestras miradas se parecen?."- se preguntaban cada vez que observaban mutuamente sus opacos ojos.

— ¿Porqué preguntaste si conocía la soledad? — esta vez ella lo interrogó.

— Solo los que conocen la soledad, están acostumbrados al frío silencio — respondió sin dejar de mirarla.— Y también porque tus ojos son iguales a los que lloran, hasta perder la esperanza.

"Igual que los míos."

— Pero tú ya no estás solo — dijo como si le hubiera leído la mente.

— ¿Cómo estás segura? Jungkook está casado, podría irse en cualquier momento.

— Pero yo estaré aquí — aseguró mirándolo con una delicada sonrisa en sus labios.— Si te sientes solo, entonces llámame y ya no lo estarás.

Sus palabras habían llegado como un cálido abrigo para el corazón del solitario chico, sintiendo esa agradable y nostálgica calidez que tanto extrañaba.

— Lo haré — contestó con una amplía sonrisa en sus labios, aguantando las lágrimas que amenazaban salir de sus oscuros ojos.

Hola, perdón por la tardanza y por el capítulo largo.

Wattpad me ha dado muchos problemas para editar esta parte.

Muchas gracias por leer, les quiero mucho. <3

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