10.


El cielo ya estaba teñido de naranja y rosa cuando Makoto llegó a la pequeña pastelería en la que habían quedado para estudiar. La campanilla sonó indicando que había entrado y pronto un empleado lo saludó para llevarlo a una de las mesas.

—¡Perdón por llegar tarde! —exclamó al ver a Maizono y Kirigiri. Al parecer ambas habían estado ahí por un rato, o al menos eso indicaban las porciones de pastel a medio comer que cada una tenía —. Mi hermana me pidió que-... Um, ¿ocurrió algo?

Makoto se interrumpió a sí mismo cuando notó poca reacción de ambas. Quizá era sólo su imaginación, pero de algún modo el ambiente estaba un poco tenso.

Sin embargo, aquello desapareció cuando Maizono rió.

—¿Llegas tarde a una cita y crees que no pasa nada, Naegi-kun?

Kirigiri asintió.

—¿Cómo planeas compensar por el tiempo perdido?

Makoto parpadeó. Todavía ni se había sentado.

—¿Eh? Uh...

—¡Cielos! —Maizono exclamó haciéndose a un lado en el asiento —. No tienes remedio.

Sin saber si lo decía en serio o si estaba bromeando, Makoto decidió primero tomar asiento a su lado. Debido a que estaban del lado contrario a la avenida, el sol no los golpeaba a pesar de que su mesa estaba al lado de un ventanal.

—¡Lo siento, lo siento! —volvió a disculparse con una medio sonrisa. Desde el rabillo del ojo pudo ver a Kirigiri sonriendo mientras tomaba un sorbo de lo que parecía ser café.

Solo entonces Makoto dejó su mochila a un lado, en el suelo, y empezó a sacar un cuaderno. El local en el que estaban era bastante acogedor y cómodo. Habían algunos juegos de mesa que podían probar mientras esperaban la comida y las mesas eran lo suficientemente espaciosas para apoyar sus libros. Algunas incluso tenían al lado un toma corriente por si se necesitaba cargar una laptop o celular.

Normalmente uno decidiría ir a una biblioteca o a la casa de alguien para estudiar. Sin embargo, ninguno podía ofrecer su casa realmente, así que terminaron escogiendo el lugar que Maizono sugirió.

—¿Deberíamos empezar?

Cuando Naegi preguntó, Kyoko se vio obligada a asentir y a sacar su propio libro de matemática. Nunca había enseñado a alguien, por lo que era fácil decir que estaba un poco nerviosa y hasta incómoda.

Ahora, ni Naegi ni Maizono eran malos alumnos. Se empeñaban en tratar de entender y no se quejaban como ella había esperado por más ejercicios les dijera que hagan.

Comenzaron por algo sencillo y luego siguieron con los últimos temas que habían llevado. Al final, después de todo, los exámenes tendían a enfocarse más en lo más recientemente aprendido, pero eso no quería decir que podían descuidar lo anterior.

—¡Ah! —Maizono exclamó. Había estado frunciendo el entrecejo, pero tras darse cuenta de algo, relajó la expresión y sonrió —. ¡Ya entiendo!

La sonrisa de la idol logró que tanto Naegi como Kyoko sonrieran por inercia y pronto el primero se encontró preguntándole a Maizono sobre el ejercicio.

Kyoko no dejó de sonreír, pero volvió a tomar un sorbo de su taza de café.

Solo entonces se dio cuenta que ya no había café ahí y apretó los labios.

"Dime, Kirigiri-san, ¿te gusta Naegi-kun?"

La pregunta sonó en el fondo de su cabeza y se repitió en su corazón.

Los ojos lavanda de Kyoko se posaron en el sonriente Naegi y en la igual de feliz Maizono.

"¿Por qué tan repentinamente?"

—Kirigiri-san, acerca de la tercera parte...

Naegi la llamó y ella se inclinó hacia adelante. Tuvo que poner su cabello detrás de su oreja para que no estorbara.

—Oh, ahí tienes que... ¿Naegi-kun?

Makoto parpadeó cuando se dio cuenta que no estaba prestando atención a la explicación. Agitó la cabeza y torpemente dijo:

—Lo siento, estaba pensando en que tienes un bonito cabello.

—¿Eh?

Esta vez fue Kirigiri la que parpadeó y, al repetir sus palabras en su cabeza, Makoto de pronto sintió su cara arder.

Se hizo hacia atrás y se tapó el rostro con una mano, avergonzado por pensar en algo tan trivial.

— ¡Q-Quiero decir!

—Es un bonito cabello, ¡concuerdo! —pero antes de que todo se volviera incómodo, Maizono soltó rápidamente con una sonrisa amistosa.

Naegi la miró un poco estupefacto y confundido, pero agitó la cabeza. No era mentira después de todo, ¿por qué le estaba dando más importancia de la necesaria cuando estaba acostumbrado a halagar a sus amigos? Makoto ignoró la sensación curiosa en su pecho y pronto se encontró asintiendo.

"No es repentino. ¿Entonces?"

Kirigiri exhaló y devolvió la sonrisa antes de continuar con la explicación. Esta vez Maizono también se inclinó para prestar más atención.

"¿Por qué quieres saber?"

Ambas se miraron a los ojos entonces, recordando la pequeña conversación que tuvieron antes de que Naegi llegara.

"Porque a mí si me gusta y no tengo intención de dejarlo ir pronto."

-----

Un capítulo algo flojo, ¡pero solo porque es de transición! ¡También lamento haber tardado en actualizar!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top