𝑱𝒆𝒋𝒖 | 𝓽𝓻𝓮𝓼
U N P L A N N E D
capítulos especiales
❀̸
❛ 𝓣ercer día ❜
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
❝ Es tan difícil cuando no estás cerca, me
vuelvo loca pensando que no puedo tenerte a mi lado todo el tiempo. ❞
ㅡSure Thing, Blackpink.
15 de marzo, 2019.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
▬▬ JEONGGUK VOLVIÓ a acomodar su celular por milésima vez en la última hora, esta vez de modo que este pudiese sostenerse correctamente para poder mostrar todo su rostro. Y mientras que él hacía eso, yo comía mi segundo pastelito de la noche.
Habíamos estado jugando juegos en línea toda la última hora, era divertido, pero ya había comenzando a cansarme de perder una y otra vez. No sabía cómo rayos lo hacía, pero Jeongguk ganaba todo el tiempo. Él incluso me ganó en mi juego favorito...no era justo.
—¿Estás cenando pastelitos de chocolate? —preguntó, dejando finalmente su teléfono inmóvil en un lugar.
—Uuh...¿sí? es que ahora no tengo muchas ganas de cocinar —expliqué, estaba agotada. Este era apenas mi segundo día de clases y ya estaba sintiendo el peso de tener que asistir a la universidad al mismo tiempo que asistía al estudio.
Sólo me quedaban energías para sentarme aquí y charlar. Además, hoy había almorzado con Yeosang y eso me había dejado emocionalmente exhausta.
—Esa no es una comida —me sermoneó, frunciendo inofensivamente su ceño—. Estás moviéndote todo el día de un lado a otro, tienes que comer cosas nutritivas, no...eso.
—Sí, ya lo sé, luego cocinaré algo —mentí, después de esta videollamada probablemente dormiría hasta mañana, necesitaba recuperar energías—. ¿Qué hay de ti? ¿A qué hora tienes que ir a comer con esas personas?
Jeongguk me pidió llamarnos antes de que tuviese que irse a cenar con su abuelo porque él temía no tener tiempo para hacerlo luego, sin embargo, no estaba segura de cuánto tiempo más teníamos.
—A las diez —replicó, mirando la hora en su celular, apenas iban a ser las nueve—. Tenemos mucho tiempo para que me cuentes cómo te fue en tu almuerzo con Yeosang.
No lo olvidó.
—Ah, sí, sobre eso —me moví inquieta—. En realidad, no estuvo tan mal. Fue un poco incómodo al principio, pero luego...él se disculpó por las cosas que dijo y pudimos hablar civilizadamente.
O algo así, específicamente se disculpó por haberme hecho sentir mal, sin embargo, no se retractó en su opinión sobre Jeongguk. Dijo que no confiaba en él ni en sus intenciones, pero que respetaba lo que yo sentía por él. Eso ya era algo. No iba a presionar en ese tema porque no quería que terminásemos discutiendo nuevamente. Sólo quería saber si podríamos rescatar nuestra amistad o si ya no había caso porque en serio odiaría que ese fuera el caso.
—¿Son amigos otra vez? —preguntó directamente, enarcando una de sus cejas.
—Uhm, sí, supongo que sí —me encogí de hombros, esperaba que sí—. No quiere que nuestra amistad termine sólo porque no puedo reciprocar sus sentimientos, dijo que se arrepintió de las cosas que dijo en cuanto las dijo, y le creo.
—Eso es bueno.
—Síp.
—¿Y él sabe que estamos juntos?
—¿Huh?
—Eso. ¿El sabe que estamos oficialmente juntos, no?
—Sí...digo, sí, yo creo que sí, no se lo dije explícitamente, pero sabe que estamos saliendo.
¿Acaso debí informárselo? No lo pensé en ese momento, di por hecho que él lo sabía, pero...¿no era la gran cosa, verdad? Le dije lo que sentía por Jeongguk, Yeosang no era tonto, debía entender lo que eso significaba.
—¿Y puede ser tu amigo aún sabiendo eso? —inquirió Jeongguk, algo receloso—. Me refiero a que, la última vez dejó muy claro que él no sería tu amigo si tú y yo estábamos juntos.
—Sí, pero...dijo eso porque estaba herido —lo justifiqué, no decía que su reacción hubiese sido la correcta porque había estado mal de muchísimas formas, sin embargo, quería tratar de entenderlo. No creía que realmente lo hubiese hecho con la intención de herirme. Había actuado mal, pero no quería crucificarlo eternamente por eso.
Jeongguk asintió. —Bueno, si tú lo dices —expresó en voz baja—. Como sea, me alegro de que pudieran hablar...espero que te sientas más tranquila con respecto a eso.
—Lo hago...ahora sólo falta que Seulgi deje de odiarnos y podré volver a dormir tranquila.
—Seulgi no te odia. Me odia a mí.
—Odia lo nuestro, también soy parte de eso, así que se siente personal.
Jeongguk soltó una suave risita y sacudió su cabeza. Dios, se veía tan atractivo cuando sonreía, me encantaba su sonrisa de conejito, tenía un encanto peculiar.
—¿Por qué no vienes a verme? —preguntó inesperadamente, haciendo un puchero con su labio inferior—. Mañana es sábado, podrías quedarte conmigo el fin de semana.
Já.
Claro.
Sonaba muy sencillo.
—Por un montón de razones. Primero, tu abuelo me aterra; segundo, dudo que él me quiera allí distrayéndote; tercero, no quiero estar a menos de cinco kilómetros de Sowon; y cuarto, ¿ya mencioné que tu abuelo me aterra?
Además, después de nuestra última conversación no dejaba de pensar que era muy poco probable que yo le agradase. Temía que su abuelo me viese como eso que se interponía en el compromiso que él deseaba entre Jeongguk y Sowon.
—Venga, Haye ¿A quién carajos le importa mi abuelo? Él sólo me quiere presente en esas aburridas reuniones y cenas, no le importará que vengas conmigo. Además, Sowon regresará mañana a Seúl, no tendrás que verla. Piénsalo.
—Tengo que ir al estudio los sábados, lo sabes. Y son muchas horas de viaje, apenas y sí estaríamos juntos.
—Son menos de tres horas en avión.
Me reí. —¿Crees que tengo tanto dinero como para ir en avión?
—Sabes que yo puedo pagar...
—Ni lo pienses.
—Vamos —insistió, rezongando obstinadamente—. Puedes venir después de ir al estudio. Te encantará aquí.
—Jeongguk, no me hagas eso...y no me mires así, no seas injusto, sabes que no puedo —me lamenté. No podía simplemente ir a Jeju, no estaba precisamente a la vuelta de la esquina.
Pero ojalá pudiera.
Jeongguk suspiró y se echó hacia atrás en su silla. No me gustaba la idea de decepcionarlo, pero no era tan sencillo como sólo tomar mis cosas e irme. —Lo intenté.
—Lo siento.
—Está bien, no importa —le restó importancia—. En serio, está bien —agregó, seguramente debido a la expresión en mi rostro—. Supongo que puedo tratar de socializar con los hijitos de papá que vinieron hasta aquí.
—¿Qué hay con ese tono condescendiente, mh? Tú eres un hijito de papá también.
—Ya lo sé, por favor...no lo divulgues —bromeó, mirando repentinamente muy fijo hacia la cámara —. Me gusta verte comer.
—¿Qué? —me reí de su improvisado comentario. ¿Y eso de dónde había salido?
—¿Lo dije en voz alta?
Asentí, sonriendo al ver la confusión en su rostro. —Tu mente sí que es un misterio, eh.
—Yo soy un libro abierto, tú eres la de la mente misteriosa aquí...nunca sé en qué estás pensando.
—Estoy pensando en ti.
—Haye, no...—negó, poniendo su mano encima de su pecho, sobre su corazón—. No me digas esas cosas, me ilusionas y me da taquicardia. En serio, siento que se me sale el corazón por la boca.
—Okay, fingiré que se fue la señal y que no escuché nada de eso.
Jeongguk pasó la lengua por su labio inferior y sonrió de costado, mirando directamente hacia la cámara por un par de eternos segundos. Ni siquiera estaba aquí, pero logró hacer que mis mejillas se calentaran y que mi corazón se acelerara.
—Tengo una pregunta —dijo.
—Mh. ¿Quiero saber cuál es esa pregunta?
—No. Probablemente ni siquiera me darás una respuesta honesta.
—Oye —protesté—. Siempre soy honesta. A ver, dime.
—Sólo tengo curiosidad...¿Qué fue lo primero que pensaste cuando me conociste?
—Oh —difícil pregunta. Ese día tuve un montón de pensamientos al mismo tiempo, no estaba segura de poder identificar cada uno de ellos—. ¿Seguro que quieres saber eso?
—Bueno, si lo dices de ese modo, entonces no.
Esta vez yo reí. —Es confuso. Apenas estaba formando una opinión en mi cabeza sobre ti cuando Seulgi llegó y comenzó a gritonearte, pero...recuerdo pensar que eras intimidante.
—¿Intimidante?
—Sí, tú...estabas todo cubierto de golpes y eras...muy, uhm...atractivo —balbuceé, de pronto sintiendo como que me embargaban las emociones que sentí esa noche al verlo por primera vez—. No lo sé, sólo...bueno, te veías bien incluso cuando estabas molido a golpes, eso me hizo sentir...intimidada.
—¿Y luego?
—Luego hablamos y fue...extraño. Estaba nerviosa al principio, pero luego me sentí inusualmente cómoda y a gusto hablando contigo. Nunca había hablado tanto con otro chico que no fuese Yeosang, eso llamó mi atención.
—Nunca había hablado tanto con otra chica tampoco.
—Mentiroso —acusé, eso era imposible de creer.
—En serio. Bueno, no había hablado tanto con una chica que me gustara.
—¿No? ¿Y qué hacías con las chicas que te gustaban, uhm? —pregunté inconscientemente, arrepintiéndome al instante—. Olvídalo, no quiero saber. Mejor dime ¿Qué fue lo primero que tú pensaste cuando me conociste?
—Que eras adorable —respondió mecánicamente—. Te veías tan inofensiva e inocente con ese suéter rojo y con ese oso de peluche en tus brazos...te quería comer a besos.
Chisté mi lengua. —Estoy hablando en serio.
—También yo, muy en serio. Estuve todo el tiempo recordándome que eras la amiga de Seulgi y que no podía tratar nada contigo.
Pan de cada día.
—También pensé que eras la chicas más bonita que había visto, me mantengo firme en ese pensamiento hasta el día de hoy. Me pareciste tan bonita y tierna...como que quería saber todo de ti. Me quedé pensando en ti toda la madrugada...tarde y noche.
Eso era nuevo, pero era información preciada. Quise responder algo al respecto, pero me quedé con la palabra en la boca cuando una voz desconocida se hizo escuchar desde la otra línea.
—¿Qué haces aún vestido así?
Mierda.
¿Ese era...?
Jeongguk se volteó en su lugar al escuchar una puerta cerrarse, y seguido de eso, lo oí bufar ruidosa y de mala gana. Me quedé quieta y en silencio. Si no me movía, nadie me vería, pensé.
—Te dije que iríamos a cenar afuera.
—Sí, a las diez —replicó Jeongguk, recalcando la hora estimada—. Así que si me disculpas, estoy en algo importante.
—¿Acaso estás todo el santo día pendiente de esa chica? No seas patético —escupió su dulce abuelo y el rechazo en su voz no pasó desapercibido. Obviamente no debía de estar escuchando esto—. Termina lo que sea que estés haciendo y cámbiate, saldremos en diez minutos.
Jeongguk contuvo la respiración y podía estar segura de que se estaba conteniendo para no responderle. Me sentía como una intrusa, pero eso duró muy poco porque Jeongguk miró brevemente la cámara, susurró un "lo siento" y cortó la llamada.
No mentiré, me quedé mirando la pantalla de mi celular durante unos largos cinco minutos, no podía despabilar, mi mente no dejaba de darle vueltas al asunto. ¿Cómo era que Jeongguk podía lidiar con alguien así? Yo me sentía molesta e impotente, no podía imaginar como se sentía él.
Mi celular vibró en mi mano y sin siquiera ver, adiviné que se trataba de un mensaje de él.
No me importaba eso.
Me importaba como se sentía él.
Se despidió, pero esa noche,
ese fue su último mensaje.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top