𝑱𝒆𝒋𝒖 | 𝓬𝓲𝓷𝓬𝓸
U N P L A N N E D
capítulos especiales
❀̸
❛ 𝓒uarto día ❜
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
❝ No sé qué está pasando, no sé de dónde vienes ni por qué te tomó tanto tiempo, todo lo que sé es que este sentimiento es lo más real, algo cambió cuanto te vi. ❞
ㅡMaybe, James Arthur.

16 de marzo, 2019.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
▬▬ LA COLORIDA TORRE se tambaleó y las piezas cayeron desastrosamente sobre la mesa cuando Jeongguk sacó el bloque de madera color amarillo. Al parecer mi pregunta lo distrajo un poco.
Todavía me parecía un poco muy loco que Jeongguk en serio tomara un avión para venir a verme sólo por unas pocas horas. Yo no era tan efusiva como él, pero después de lo que hizo, literalmente me lancé a sus brazos en cuanto lo vi. Me olvidé de lo ocurrido con la odiosa de Sowon en cuanto sentí sus brazos sosteniéndome. Y lo besé como si no lo hubiera hecho en años. En serio, puse todo lo que sentía en ese beso esperando poder transmitirle aunque sea un poco de lo mucho que lo quería a través de él.
Fue un lindo momento.
Pero entonces Jeongguk dijo que mejor reservara ese tipo de besos para nuestra "luna de miel" y yo tuve que golpearlo...gentilmente, por supuesto. Aunque, los besos no se detuvieron ahí, él en serio venía con el propósito de que nos besáramos hasta quedarnos sin aliento, y no podía culparlo, había algo en el ambiente. O tal vez simplemente habíamos extrañado demasiado el contacto físico. En fin, todo fueron abrazos y besos hasta que Jeongguk dijo que era momento de presionar pausa, estaba comenzando a hacer un poco de calor...así que no se le ocurrió nada mejor que ponernos a jugar jenga.
Acababa de perder, de hecho.
—Dije "hipotéticamente" —le recalqué, porque sólo había sido eso, una pregunta hipotética, no tenía que sorprenderse tanto.
Jeongguk permaneció con el bloque en su mano, ignorando por completo que la torre ya estaba hecha pedazos, él estaba muy pendiente de mí como para notarlo. —Estoy impactado.
—Sólo era una pregunta —bufé, volteando los ojos.
—Ya, pero una pregunta impactante.
—Agh, que pesado —resoplé, recogiendo una de las piezas que cayó al suelo—. Olvídalo.
Jeongguk negó, mirándome atentamente. —Repíteme la pregunta.
—Ya me oíste.
—Pero creo que oí mal.
—Oíste bien.
—Por favor —me hizo ojitos de perrito regañado. Bien, iba a repetírsela e iba a volver a sorprenderse, actuaba como si fuera la gran cosa—. Tengo la respuesta.
—Dije, si tuviéramos hijos, hipotéticamente, ¿nos dejarías para irte a pasar el rato con tus amigos?
Jeongguk titubeó y yo lo señalé acusatoriamente a pesar de no haber alcanzado a decir nada.
—¡Ibas a decir que sí! —advertí, sólo por la forma en la que sus labios se movieron al casi pronunciar "sí"—. Lo noté, ibas a decir que sí.
—No, no iba...lo siento, es que sigo impactado.
Ah, no me digas.
—¿Y por qué? ¿Qué tiene de impactante?
—Lo que dijiste.
—¿Qué cosa?
—"Si tuviéramos hijos".
¿En serio? ¿Era eso lo que lo impresionaba tanto? Por Dios, no estaba diciendo que fuéramos a tener hijos, sólo era una suposición.
—Ay, Jeongguk, sólo era una situación hipotética.
—Pero...mujer, estás pensando en tener hijos conmigo cuando ni siquiera quieres aceptar ser mi esposa todavía.
¿Aceptar ser su esposa?
¡Apenas nos habíamos hecho novios!
—No estaba pensando en...ugh, sólo lo pregunto porque trato de averiguar qué clase de hombre eres.
Su ceño se frunció, estaba confundido. —¿Qué clase de hombre soy?
—Sí, del que está con su familia o con sus amigos.
Creía que era importante, no decía que fuéramos a llegar a ese punto, pero quería conocer a Jeongguk no sólo superficialmente, sus valores, su carácter, sus prioridades, todo eso era importante si querías estar con alguien. O al menos eso creía yo.
—Con mi familia, por supuesto —respondió finalmente, muy seguro y orgulloso.
—¿En serio?
—Olvidé que había hecho planes con los chicos esa noche que acepté verme con mi hermano, fue por eso que le cancelé —se explicó, pero mi intención no era recriminarle nada, la pregunta simplemente se me ocurrió mientras hablábamos sobre el tema "familia" y "prioridades".
—Te creo, no te estoy juzgando, sólo tenía curiosidad.
Él levantó una de sus cejas e inquirió. —¿Porque ya quieres formar una familia conmigo?
Error. Puse mis ojos en blanco y él sonrió. —No, porque soy curiosa.
—Entonces...¿cuando tengamos hijos ya no querrás que vea a mis amigos?
Jadeé indignada. —¿Piensas que soy así?
—No, pero ahora yo tengo curiosidad.
—Cuando tengamos...si tenemos hijos —me corregí de inmediato—, obviamente querré que sigas siendo cercano a tus amigos, simplemente quería saber cuál serían tus prioridades.
—Pues mi familia —reiteró—. La familia que yo cree siempre será mi prioridad...mierda, ahora como que me estoy imaginando a nuestros hijos.
Me reí, comenzando a armar nuevamente la torre porque no quería seguir su mismo camino, tenía que distraer mi cabeza de esos pensamientos. —No te apresures, sólo era un juego.
—Bueno, esto sólo puede terminar de dos modos, ya sabes.
Dijo Jeongguk a la ligera, ayudándome a apilar cuidadosamente los bloques.
—¿Dos modos?
El asintió, con su vista fija en nuestro trabajo. —No hay tantas opciones, o tú y yo tomamos caminos por separado, o terminamos casados con muchos hijos.
Casi me ahogué con mi propia saliva el escuchar nuestros dos posibles desenlaces. No lo había pensado de ese modo. No quería pensarlo en realidad, la idea de pensar en un futuro era un poco aterradora, porque por supuesto que sentía cosas por él ahora, muchas cosas, entonces no me agradaba imaginar que eso pudiese cambiar, tampoco me gustaba imaginarnos juntos durante mucho tiempo porque no quería generar tales expectativas y luego decepcionarme. Así que me decía "no es tan serio", justo como ahora: no es tan serio, Haye.
—¿Qué hay de casados con pocos hijos? —contesté, no queriendo dejar en evidencia que estaba cayendo en eso de sobrepensar las cosas, no, no, no.
—La vida sería aburrida con pocos hijos.
—Claro, porque tú no tienes que traerlos al mundo.
—Cierto —me dio la razón, con una pequeña sonrisa tirando de la comisura de sus labios—. Olvídalo, no tienen que ser tantos hijos, nos entretendremos con unos pocos.
—¿Nos entretendremos? —destaqué divertida, ¿se pensaba que eran juguetes o qué?
—Haciéndolos, digo.
Le tiré un bloque en la cabeza y lo escuché reír ante el golpe, idiota. —Te pasas, Jeon Jeongguk.
—No podía dejarlo pasar —se burló, haciendo una mueca de dolor al tocar la parte golpeada—. Me dolió, eh.
—Te lo mereces.
—Eso es muy correcto.
—Idiota.
—Es que te ves particularmente hermosa cuando te pones toda indignada —trató de ganarme con cumplidos, pero yo sentía la incomodidad de mis mejillas ardientes y no me sentía nada "hermosa".
—Respeta el anillo, por favor.
—Cierto, lo lamento, anillo, no volverá a ocurrir, seré un mejor hombre de ahora en adelante —se disculpó ridículamente cuando me oyó bromear, tomando mi mano entre la suya y presionando un rápido beso en mis nudillos—. Y bien, ¿qué me dices?
—¿Sobre qué específicamente?
—Sobre mi respuesta, ¿estuvo bien? —jugueteó con mis dedos—. ¿Soy un buen candidato para ser el futuro padre de tus hijos?
—Ya, no me molestes —quité mi mano de la suya y lo miré mal, amando y odiando en partes iguales esa sonrisita de suficiencia suya.
—Anda —presionó con tono quejumbroso—, quiero saber si soy la clase de hombre que te gusta.
—No hubiera pasado nada entre nosotros si no fuera así.
Jeongguk aceptó silenciosamente, mirándome de un modo algo curioso por un breve instante.
—¿Qué?
—Creo que me cuesta un poco hacerme a la idea.
Al chico más increíble que había conocido en mi vida se le hacía difícil hacerse a la idea de que yo sentía algo por él, yo. No tenía ningún sentido.
—¿Te cuesta...? ¿Por qué?
—No creí que fuera a cumplir con tus expectativas, la verdad —ofreció, y me descolocó.
—¿Podrías elaborar un poco más?
—Hablé con Seulgi una vez, y en esa conversación me dio a entender que soy básicamente todo lo que no te gusta de un chico —él bajó la mirada y comenzó a separar por color los bloques—. Me asusta un poco que me conozcas más y llegues a pensar eso.
¿Qué rayos le había dicho?
—Seulgi no habla por mí.
—Pero te conoce.
—Sí, pero no de este modo.
—¿Cómo?
—Pues...así, sintiendo algo por alguien. Ni siquiera yo me conozco de este modo, apenas estoy descubriendo lo que me gusta y no me gusta.
—¿Y sí te gusto?
—Creo que eso es un poquito evidente, así que...por favor, olvida lo que sea que Seulgi te haya dicho, tú no tienes que cumplir con mis expectativas.
Él sólo tenía que ser él, esto no funcionaría de otro modo, yo quería al Jeongguk real, genuino, no quería que fingiera ser alguien que no era para gustarme.
—Pero quiero hacerlo...mereces eso —expresó, y aunque me resultó de lo más dulce, quería que sus motivaciones para ser mejor no se redujesen a mí.
—Y tú mereces alguien que te quiera como eres, eso es suficiente.
—No me gustaba quien era —oh—. Quiero ser mejor, estoy intentando ser mejor.
—Me gusta como eres ahora.
—¿Intenso, pegajoso, cursi, empalagoso y sin filtro?
Bueno, esa era una descripción bastante precisa, sí que lo tenía claro. Lo consideré un segundo y le sonreí porque sí, de hecho eso era lo que más me gustaba de él.
—Justo así.
Él sonrió abiertamente, con esa sonrisita que todo el tiempo me hacía pensar en conejitos, era muy tierno, quería besarlo. —Eso es...reconfortante.
—Apuesto a que sí.
—¿Entonces no tengo que fingir que no soy todo eso para gustarte?
—Si fingieras no ser todo eso, no me gustarías en lo absoluto.
Eso lo sorprendió. —¿En serio?
—Bueno, esas son cualidades tuyas, si quitas todo eso, ¿qué queda? —planteé, y Jeongguk me miró algo pensativo—. ¿Un chico distante, ausente, reservado y desinteresado? No, gracias.
—Entonces no te habría gustado hace un año.
—No te imagino siendo de ese modo.
—Porque no soy así contigo.
—Tampoco eres así con tus amigos.
Jeongguk se encogió de hombros. —Tienes razón, supongo que no soy así con las personas que sí quiero.
Me ruboricé. Sentí mis mejillas comenzar a arder intensamente y todo el resto de mi cuerpo se calentó. No quería poner en evidencia lo que concluí de su declaración, pero creo que Jeongguk lo advirtió de todos modos porque mi cuerpo traidor tenía las peores reacciones involuntarias, demonios, ahora él también estaba rojo.
—En fin, uhm, ¿quieres...? Uh, ¿quieres pedir algo para cenar antes de que me vaya?
Asentí, sonriendo nerviosamente, contagiándome con su nerviosismo. —Seguro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top