❛ 77 . 1 ❜

U N P L A N N E D
setenta y siete
❀̸
𝓛a fiesta
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Los dioses lanzarán los dados y alguien de nosotros aquí abajo perderá un ser querido. ❞

The Winner Takes It All.

21 DE JUNIO, 2019
07:43 am.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫


               No tenía idea de que poner Mamma Mia en la televisión mientras esperaba a que Jeongguk terminase de ducharse iba a hacer que el hombre me tuviera cantando y bailando por todo la sala, ¡A las siete de la mañana!

 
Oh, shh, silencio, silencio...escucha...esta es nuestra canción —declaró, tomando mi mano y obligándome a dar una muy poca agraciada vuelta en mi propio eje antes de jalarme hacia él y envolverme entre sus brazos.


No podía dejar de reírme a carcajadas por la poca delicadeza que estaba teniendo al hacernos bailar ridículamente alrededor de la mesita de centro, ya me había tropezado con mis propios pies al menos unas siete veces.

   
"¿Y nunca me dejarías, verdad?"

 
Preguntó la protagonista femenina poniendo ambas manos en su cintura, ante lo cual Jeongguk, imitando al protagonista masculino, replicó—: ¿Bromeas? ¡Tú has cambiado mi vida de arriba a abajo!


Sonreí como la idiota enamorada que era porque sabía que sus palabras iban dirigidas a mí, aunque por supuesto que volví a mi personaje en cuanto él soltó mi mano y se encaramó al sofá, más que preparado para comenzar con su espectáculo. Jeongguk era culo inquieto y si había dos cosas que él amaba hacer: era desordenar y cantar.

  
"Antes de conocernos no era nada celoso, pero ahora cada hombre que veo me resulta una posible amenaza".


Cantó a todo pulmón, luciéndose por sobre la voz del protagonista, golpeando el aire tal como lo hacía el chico en la pantalla y saltando —como un niño— del sofá al suelo.

 
"Soy posesivo y eso no me gusta,
me oíste decir que la música era mi única vicio".

  
Modificó la letra de la canción para identificarse con ella, volviendo a acercarse peligrosamente a mí.

 
"Pero eso ya no es cierto".


Cantó, mirando hacia abajo en mí, específicamente a mis labios, que malo.


"Ahora todo es nuevo.
Y lo que aprendí antes, no sirve de nada.
Te lo suplico..."

   
Su respiración se mezcló con la mía y cuando sus manos tomaron mi rostro, inconscientemente me incliné hacia él, lista para besarlo, olvidando que nos tomábamos esto demasiado en serio y que el rol que me tocaba interpretar en realidad no debía besarlo, sino empujarlo. Despabilé justo a tiempo, apartándolo con apenas un segundo de diferencia.


"No vayas malgastando tus emociones,
guarda todo tu amor para mí".


Canté entre risas al ver como Jeongguk se tropezaba torpemente con la pata de la mesa, alcanzando a tomar su mano justo antes de que perdiera por completo el equilibrio. Ciertamente nos salimos de nuestro papel, pero no protesté porque cuando Jeongguk recuperó su estabilidad, me tiró contra su pecho y tomando mi rostro entre sus manos, me besó.

   
Su boca se presionó dulcemente sobre la mía y mi corazón se volvió todo loco. Y Dios, era por momentos como estos, en los que éramos sólo nosotros dos siendo...nosotros, que podía re afirmar que había tomado la decisión correcta. Me encontraba en un punto en el que absolutamente cada célula de mi cuerpo me gritaba que era él, que siempre sería él.


Tenemos que ir a la playa a recrear esto como se debe —murmuró sobre mis labios, empujando mi rostro más cerca del suyo—. Lleváremos a los chicos para que sean los buzos.

 
—Seguro que les encantará la idea —repliqué irónicamente, sonriendo entre medio de sus muchos besos.

 
—Te sorprendería lo que harían si les pago.


Él reclamó mi boca con renovada determinación esta vez, acariciando mis labios con los suyos, aunque sin ir más allá, tan sólo explorando y provocando con delicadeza.

    
—Hmm, ¿muñequita?


—¿Qué?


—No te ofendas, pero...¿estás segura de que planchaste esto? —cuestionó cuidadosamente cuando se cansó de besuquearme, echándose hacia atrás en lo que señalaba su ahora algo arrugado traje.


Lo hice —protesté—. No es mi culpa que andes saltando y correteando por todos lados.


Jeongguk era un adulto, se veía como un adulto, pero el ochenta por ciento del tiempo actuaba como un niño de diez años, por eso no me sorprendía que después de un rato con su atuendo, este ya no estuviese muy presentable, pero yo sí planché el traje, y aunque era la primera vez que lo hacía, tampoco hice un trabajo tan malo.

 
—Tienes razón —concedió, apretando mis mejillas juntas hasta que mis labios lucieron como los de un pececito, entonces volvió a besarme—. Estás tan bonita con tu ropita de bailarina.

   
Jeongguk halagó e inmediatamente cubrió mi boca con la suya, esta vez con intenciones ya no tan inocentes. Permití que me besara como quisiera, pero puse mis manos en su pecho para poner distancia entre nosotros en cuanto sentí las suyas descender descaradamente hacia mi trasero.


—Ya, ya...no te emociones —frené sus intenciones, arreglándomelas para salir de entre sus brazos—. Plancharé eso de nuevo, quítatelo.


Cuanta sutileza —se burló, aflojando el cuello de su camisa—. Yo me encargo, tú termina de prepararte, desayunáremos por ahí.


¿Por ahí?
¿Vestida así?


—Pero pareciera que estoy disfrazada —miré mi atuendo, iba lista para empezar de inmediato con la práctica, no para lucirme en las calles de Seúl.


—Pareces una princesa —opinó, besando la punta de mi nariz—. Muy bonita.


—Muy ridícula.

   
Jeongguk sonrió y se burló de mí, imitando mi ceño fruncido y también el puchero que según él yo estaba haciendo. —Mh...ridículamente bonita.

   
Chisté mi lengua. —No seas tan cursi.

 
—Que dulce —dijo con ese tono sarcástico—. Puedes ponerte tu abrigo.


Hum.
Pues ya qué.


—Por cierto, sí acompañaré a Taehyung a la dichosa fiesta esa. Dani me rogó y ya me dio lástima —me informó de mala gana—. Pero luego te llevaré a cenar. Y veremos una película.


—¡High School Musical uno!


—¿No?


—¿High School Musical 2? —jugué.


—Las hemos visto tres veces ya...las tres —rezongó.


Buu —bufé—. Entonces Hannah Montana.

 
Jeongguk aclaró su garganta y fingió demencia. —En fin, como te decía —me ignoró deliberadamente—, Taehyung...

 
—¿Al final te convenció? —me burlé, poniéndome el abrigo por encima de la ropa.


—Estoy siendo piadoso —aclaró—. Taehyung no se siente cómodo con esa gente, sé que si no lo acompaño no irá y creo podría ser bueno para él.


Que considerado.
Lo amaba.

 
Aw —gesticulé, sintiendo como que mi amor por él crecía más cuando veía ese lado suyo—. Que lindo.


—Ya.


—Que buen hermano eres.


—Lo sé —se dio importancia y yo puse mis ojos en blanco, haciéndolo sonreír—. Pero solo lo haré esta vez, recién está iniciándose en todo ese mundo y no creo que sea buena idea que desperdicie oportunidades simplemente por querer sacarse a una chica de encima, pero Taehyung es jodidamente cabezota.


—Creo que es más por Dani, no quiere perturbar su tranquilidad teniendo que estar con esa chica.

  
—Ya ves...ah, las cosas que hacemos por amor.

 
Era lindo que Tae se preocupara así por su novia, pero si Taehyung seguía dedicándose a todo eso del modelaje, Dani iba a tener que enfrentar el hecho de que él estaría constantemente trabajando con otras chicas.


—No lo sé, me parece lindo que tome tanto en consideración los sentimientos de Dani.


—Taehyung siempre piensa en ella, siempre, pero por el bien de los dos...


—Sí, Dani va a tener que aprender a realmente confiar en él —completé por Jeongguk—. Tener todas esas inseguridades no debe ser nada lindo.


—Sí...uhm, esas no son divertidas.


Lo sabía, no era como que todas mis inseguridades hubiesen desaparecido de la noche a la mañana, sin embargo, con respecto a mi relación con Jeongguk, las inseguridades que existían con respecto a ya saben quién y con respecto a mi miedo a no ser suficiente —en todos los ámbitos— ya no estaban. Sentía que estas habían perdido todo sentido. No veía justo desconfiar de él cuando en realidad nunca me había dado razones para hacerlo.

 
—Pero bueno, no todos pueden tener lo que nosotros tenemos —agregó con tonos de grandeza—. Y hasta ahí, cada quien con sus problemas.


Jeongguk cambió el tema, seguramente recordando que la última vez que Dani y Taehyung tuvieron problemas, también nosotros los tuvimos.


—Avísame cuando termines tu práctica, pasaré por ti antes de ir con Taehyung.


—Descuida, puedo tomar un taxi —le resté importancia.


—Haye —dijo con un bufido que me dijo todo lo que necesitaba saber—. Te dije que no quiero que andes sola por ahí.

 
—No puedo estar contigo todo el tiempo —bromeé, pero él no sonrió—. Estaré bien, ya pasó una semana, ¿qué podría hacer, hm?

  
Jeongguk estaba preocupado porque el tema legal con respecto a él golpeando brutalmente al hijo de puta que trató de propasarse conmigo no tuvo un ¿cómo decirlo? ¿desenlace precisamente amistoso?


El padre del maldito ese, cuyo nombre al parecer era Nam Jihu, accedió primeramente a no poner cargos en contra de Jeongguk cuando el señor Jeon habló con él y le explicó parcialmente la situación, pero entonces el animal que tenía de hijo se rehusó a aceptar el acuerdo que habían pactado, él muy hijo de...agh, quería denunciar a Jeongguk por la golpiza, esto terminó por hacer que el señor Jeon lo amenazara con los vídeos que tenían de esa noche, vídeos que por supuesto podrían meterlo a él en muchos más problemas de los que Jeongguk tendría por haberle roto unas costillas...y esa asquerosa cara que tenía.


Al final, hace más o menos una semana, el idiota terminó por aceptar el trato de no poner cargos en contra de Jeongguk, a cambio de que yo no pusiera cargos en contra de él.


Y hasta ahí, tal vez denunciarlo sí era la correcto, seguramente lo era, pero no quería pasar por eso, no después de todo lo que ya había tenido que pasar. Quería paz y tranquilidad. Y mientras ese enfermo de mierda se mantuviera lejos de mí, mantendría mi parte del trato.

 
Ahora, el hecho de que finalmente el pacto estuviera cerrado, no le había dado mucha tranquilidad a Jeongguk. Por supuesto que él no confiaba en ese imbécil, temía que pudiese hacer algo para desquitarse por no salirse con la suya, así que estaba un poquito muy sobreprotector conmigo.


—Le pediré a Jimin que me traiga entonces —propuse.


—No taxis —repitió—. Si Jimin no puede, me llamas.


Bien —cedí, no iba a darle dolores de cabeza innecesarios—. No taxis.


—Y no olvides que te llevaré a cenar —repitió—. Trataré de escaparme lo más pronto posible de la fiesta, sé que estarás nerviosa por mañana.


—¿Y tratarás de distraerme con comida? —sonreí, tratando de unir los dos puntos.


—Eso —afirmó, besando fugazmente mi mejilla en lo que hacía su camino de regreso al segundo piso—. Entre otras cosas.



























































21 DE JUNIO, 2019
09:34 am.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫

   
Llevaba viendo el pequeño librito lleno de cursilerías y recuerdos recopilados —que tenía planeado regalarle a Jeongguk esta misma noche— desde el momento que Jimin me tendió el resultado final. Estaba encantada. Digo, había visto otros trabajos que el chico que lo había realizado había creado antes, eran todos hermosos, pero supongo que porque este era nuestro, de Jeongguk y mío, lo volvía mil veces más precioso y significativo.


No era sencillo pensar en un regalo para Jeongguk, me refiero a que, el chico podía tener absolutamente cualquier cosa que quisiera, literalmente podía comprarlo todo, así que tuve que ingeniármelas bastante para pensar en algo que pudiera significar algo para él y que pudiera cumplir con mis expectativas porque...es que yo realmente quería que le gustara. Él siempre hacía cosas lindas por mí, quería hacer algo lindo por él.


Al principio de nuestra relación, nunca fui buena para expresar lo que sentía, era exageradamente cuidadosa e insegura, y sabía que debido a ello hice que muchas veces Jeongguk se cuestionara si sentía lo mismo que él; de la misma manera, con la misma intensidad. En ese entonces no me atrevía a decirle que , que definitivamente sentía lo mismo, tal vez sentía incluso más, pero ahora podía hacerlo.


Había conservado pequeños detalles de absolutamente cada una de nuestras citas, todos esos detallitos decoraban ahora las páginas del pequeño libro, al igual que muchas de nuestras fotografías, las cuales iban de la mano con las cursis descripciones en las cuales expresaba lo mucho que sentía por él —aunque no creía que tuviese dudas de ello ahora—, también había enumerado algunas de las tantas razones por las cuales había caído tan profundamente por él. Y desde eso, hasta la portada en la cual se encontraban plasmadas los adorables dibujos que Jeongguk hizo de niños sobre nosotros, era perfecto.


—Está hermoso, es perfecto...tan perfecto —volví a repetir por milésima vez, agradeciéndole nuevamente a Jimin por ayudarme con todo esto—. ¿Crees que le guste?


Jimin soltó una carcajada. —¿Bromeas? Va a ponerse a llorar cuando lo vea...se ve todo rudo con todos esos músculos pero es muy sentimental. Y llorón.


Sonreí, presionando el libro sobre mi pecho, como que quería conservar todos esos bellos recuerdos en mi corazón. —Ya quiero que lo vea.


—¿Se lo enseñarás hoy?


—¿Sí? —dudé, cuestionándome internamente si es que era buena idea—. No lo sé, es que puede que esté un poco muy ansiosa esta noche por todo lo de mañana...tal vez debería esperar a no tener toda esta presión encima, quiero que sea un lindo recuerdo. ¿Tú qué crees?


—Deberías dárselo cuando pases la audición, entonces tú estarás feliz y él estará feliz, podrán llorar juntos.


—Si es que paso la audición.


Jimin sacudió su cabeza. —No deberías estar pensando en eso, deberías estar pensando en qué es lo que harás cuando la pases, porque tendrás ¿qué? ¿tres días para decidir? ¿Jeongguk lo sabe?


No.


¿Para qué decírselo? Si la verdad era que, en el fondo de mi corazón, todo el tiempo supe qué era lo que tenía que hacer.


—Me quedaré —confesé como un impulso, hablando antes de que mi cerebro lo procesara por más de un segundo—. Digo...si todo sale bien, creo que...simplemente debería quedarme.


—¿Deberías?

    
Es lo mejor —suspiré—. Me refiero a que...trabajaré contigo, no tendré que viajar a otro continente, no tendré que adaptarme a un sistema completamente diferente, ya sabes....las cosas no tendrían que cambiar tan radicalmente.


Jimin asintió, rascando la parte trasera de su cabeza, con una expresión que dejaba en evidencia que él no parecía entenderlo del todo. —Si no fuera por Jeongguk, digo...si se tratara sólo de ti, ¿tomarías la misma decisión?


Me encogí de hombros. —No lo sé, pero no es como que eso importe, ¿o sí? Estoy con Jeongguk, él es parte de la ecuación ahora.


Y no es que creyera que no podríamos lidiar con todo eso de la larga distancia por algunas meses, era sólo que...hacerlo no sería fácil. Había muchas cosas ocurriendo al mismo tiempo, y no quería dejar a Jeongguk lidiando con todas ellas él solo. Él había estado conmigo a través de todo esto, ¿cómo podía no hacer lo mismo por él?


—¿Piensas que debería irme? —inquirí.


Él sacudió la cabeza, negando. —Tú sabes mucho mejor que yo lo que necesitas hacer, es tu vida.


—¿Tú qué harías?


—Me quedaría —replicó sin titubear—. Perdí a mi novia cuando decidí ir a Europea...y aún me pesa, así que tal vez no sea el mejor para aconsejarte.


—¿Yeeun? —adiviné, él asintió, y eso como que me desconcertó...y me agobió—. ¿De...de verdad? ¿Por eso fue que rompieron?

  
Jimin negó, aunque ni él mismo parecía estar del todo de acuerdo con eso. —A veces no importa cuanta confianza o cuanto amor haya en una relación, muchas cosas pueden pasar cuando estás tanto tiempo lejos de casa.





























































21 DE JUNIO, 2019
19:09 pm.


❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫

    
Pero que día de mierda que llevaba teniendo desde el momento que dejé a Haye en casa de Jimin. Esto no iba a mejorar. Trataba diariamente de mantenerme positivo, pero ya no tenía dudas de que jamás sería una de esas personas que trabajaba felizmente en una oficina. Lo odiaba. Odiaba cada maldito segundo que tenía que pasar en ese lugar, me sentía enfermo con sólo ver ese jodido edificio. Y no lograba quitarme ese sentimiento ni siquiera ahora que estaba muy lejos de ahí.

   
Tal vez porque sabía que eventualmente tendría que regresar. O tal vez porque Saerom acababa de enviarme el condenado horario con todos mis compromisos de la próxima semana.


Carajo, ¿desde cuándo que era tan diligente? Saerom se estaba tomando esta mierda demasiado en serio, eso me fastidiaba. Podía sonar inmaduro, pero me jodía como todos, incluso ella, eran capaces de adaptarse a esta vida, todos parecían capaces de tomar lo malo y hacer algo bueno con ello. ¿Por qué, maldita sea, yo no podía?

 
Era abrumador pensar en que me pasaba la mayor parte de mi tiempo en un lugar en donde no quería estar, con personas que no quería ver, lidiando con mierda con la que no quería lidiar. Era abrumador sentir que estaba desperdiciando gran parte de mi vida. Y era aún más abrumador no saber cuánto tiempo más tendría que seguir así. Mi cabeza era un puto lío, y sentía que no era capaz de respirar hasta que me encontraba de regreso junto a Haye.


Y sí, sabía que no era realista esperar pasar todos los santos días a su lado, pero eso no me detenía de desearlo...mucho.

  
Una vez perdí mi lugar seguro y pensé que no había vuelta atrás, pero Haye había devuelto a mi vida mucho de lo que una vez creí perdido. Tristemente ni siquiera podía apreciar eso de la forma en la que me gustaría. De todos modos, mi consuelo era saber que al menos la tenía, y que no importaba el qué, siempre regresaría a ella al final del día.


Cuando pensaba en eso, lo demás dejaba de parecerme tan malo.


Cuando estaba con ella, sentía que me entendía incluso cuando no le decía un carajo. Ella me escuchaba cuando le hablaba, pero no me presionaba cuando callaba, tan sólo...estaba conmigo. No sentía que tenía que pretender que todo estaba bien cuando no era así, en realidad, no tenía que fingir nada cuando estaba con ella, podía ser honesto y real, y sólo con eso, me sentía suficiente. Sólo con ella me sentía así.

  
En medio de toda esta farsa, después de tener que pasarme los días fingiendo, actuando, pretendiendo ser esta persona que mi abuelo, y todos los que contaban con él, esperaban que yo fuera, anhelaba esa paz, anhelaba ese sentimiento de pertenencia y comprensión que me embargaba cuando estaba con Haye. Y no estaba seguro de si el hecho de que ella fuera mi esposa tuviese algo que ver con esto, pero ese sentimiento, era algo que no había experimentado con nadie además de ella.


Tenía amigos, buenos amigos, y confiaba en ellos, pero nunca pude ser completamente sincero con ellos. Nunca me gustó cargarle mis problemas a otros, especialmente porque tenía ese mal hábito de invalidar lo que sentía, es decir...

 
Hay gente que la está pasando mucho peor, ¿no?

 
Yo era la clase de persona que nunca pensaría eso de las batallas de alguien más, pero sí de las mías. Y cuando las cosas se ponían feas en el pasado, todo el tiempo solía recurrir a Seulgi, ella entendía, sin embargo, cuando me dirigía a ella, más que buscar consuelo, buscaba consejos, soluciones, en ese entonces no me permitía a mí mismo buscar ese otro tipo de apoyo, porque no creía merecerlo.


Yo me creía merecedor de cada cosa mala que me pasaba, me torturaba con problemas superficiales y no buscaba sentirme mejor, al contrario, me pintaba a mí mismo como el malo de la historia porque prefería sentirme mal por todo eso, en lugar de permitirme sentirme mal por aquello que en verdad me lastimaba...porque ese dolor una vez casi me destruyó.

  
Así que me negué a sentir eso y todo los demás por bastante tiempo, hasta que entendí que me estaba causando un mal mayor. Hasta que me di cuenta que en realidad despreciaba a la persona en la que me había convertido. Hasta que comprendí que esa persona nunca sería más que...eso. Un patán sobre el que todo el mundo tenía algo malo que decir.

 
En gran parte me sentía orgulloso de haber tomado la decisión de cambiar y no haber vuelto a mirar atrás, Haye había tenido mucho que ver con eso, el querer estar con ella, el querer ser bueno para ella, fue mi motivación inicial, porque aunque me asustaba como el infierno el cagarla monumentalmente y el volver a terminar con el corazón destrozado, no dejé que eso me detuviera. Decir que no era lo suficientemente bueno para ella era fácil, alejarme y no arriesgarme habría sido sencillo, pero darme cuenta de que en mis manos estaba el poder de cambiar eso, de que podía ser alguien en quien ella pudiese confiar, alguien que pudiese cuidarla, apreciarla, hacerla feliz, no había nada que me detuviese de hacer eso además del miedo, y aunque tenía bastante...no me acobardé. Me sentía orgulloso de eso. Ese fue el primer paso. No lo tenía todo resuelto aún, pero estaba lejos de donde había empezado, eso era bueno.

 
Mi noches eran tranquilas ahora que no tenía esas voces recriminándome y recordándome constantemente todos los errores que había cometido, torturándome con pensamientos sobre lo decepcionante que era. Eso, ahora no eran más que malos recuerdos. Tenía todo un futuro por delante, y aunque no todo era perfecto, me ilusionaba pensar en ello. Me ilusionaba pensar en nuestra vida juntos. Al final del día, cuando tenía a Haye entre mis brazos, nada más importaba.

  
Antes no podía entender el propósito de toda la mierda por la que tuve que pasar, ¿cuál era la maldita lección? porque no comprendía, ahora sí. No todas las situaciones por las que teníamos que pasar iban a dejarnos una bonita lección de vida, lo mismo pasaba con las personas, no todas venían a dejar su bonita marca en ti. Solía creer que mis sentimientos por Sowon habían sido genuinos y reales, profundos y complejos, ahora podía ver que eso nunca fue así. Siempre idealicé a Sowon, siempre creí que era mucho más de lo que en realidad era, incluso cuando constantemente me demostraba que no era así, yo me convencía de lo contrario, me sentía físicamente atraído hacia ella, pero emocionalmente, estaba enamorado de la persona que creé en mi cabeza. ¿Y qué fue lo que aprendí de eso? Pues que nunca quería volver a experimentar esa mierda de relación. No quería sentirme insuficiente, no quería la toxicidad, la codependencia, no quería volver a sentir que debía ser alguien más para merecer el amor de alguien. No. Antes de Sowon, pensaba que el amor se sentiría como el de mis padres, que era un sentimiento puro e incondicional, inspirador; después de ella, sólo podía pensar que había sido malditamente ingenuo por creer eso.

  
Junto a Haye, desde un principio fue diferente. Ella me salvó, literalmente, cuando éramos apenas unos niños, y volvió a hacerlo ahora, después de muchos años. Era mi ángel, y nunca nadie me haría cambiar de opinión. A su lado, tenía más de lo que una vez deseé e imaginé. Era incluso mejor de lo que creí que podría llegar a ser, porque era real, no estaba sólo en mi cabeza, no era una ilusión, podía sentirlo, vivirlo. Y el hecho de que no fuera perfecto, simplemente me hacía pensar que sí lo era. Era tan jodidamente extraño.

 
Pero amaba a esa chica, tanto que algunas veces me asustaba. No tenía sentido, pero mis sentimientos por ella nunca habían sido precisamente racionales, así que ya no me molestaba en tratar de entenderlos.

 
Haye era un mundo completamente diferente, pero la amaba incondicionalmente, no cambiaría nada de ella incluso si pudiera.


Solamente una vez antes de Haye experimenté algo similar. Y podía admitir que ese hecho algunas veces me asustaba, porque cuando lo perdí una vez, me perdí también.

 
Cuando mi madre murió, se llevó consigo una gran parte de mí. Ese día perdí a la persona más importante para mí, a la persona que más había amado, a quien en más confiaba, a esa persona que me incentivaba cada día a ser mejor...ese día perdí a la única persona que me amaba sin condición. Y era mi madre, así que por supuesto que era la única que podía ver a través de mí, era la única que sabía quien yo era realmente, y jamás me juzgó. Desde pequeño, siempre luché contra la idea de yo no era suficiente. A mi alrededor siempre había personas que querían que fuera más extrovertido, más aplicado, más sensato, más decidido, más abierto, más osado, más como mi hermano, más, más, más....al final del día, ser yo nunca era lo suficientemente bueno. Mi madre era la única que me hacía sentir que sí lo era.

     
Después de su muerte, creí que no volvería a sentirme así. Después de su muerte, olvidé quién demonios era, perdí mi enfoqué, olvidé qué quería ser, quién quería ser. Me perdí a mí mismo, me fallé, creé un personaje y me convencí a mí mismo de que era feliz interpretándolo, pero no era así. Cometí una y otra vez los mismos errores, fui en contra de muchas de las cosas en las que creía, actué de maneras tan cuestionables. Terminé odiando el estar aquí. Era incapaz de ver un futuro para mí porque él sólo pensar en tener que seguir...sintiéndome de ese modo, me hacía sentir enfermo. ¿Por qué carajos querría eso? Definitivamente no había sido mi mejor momento, pero durante todo ese tiempo tuve buenos amigos que a pesar de todo, estuvieron conmigo. Y luego llegó Haye.


Ella se metió bajo mi piel sin siquiera intentarlo, me tuvo en la palma de su mano desde el primer momento que me sonrió.


Podía recordar la primera noche que nos vimos a la perfección, en ese entonces no estaba pensando en darle a mi vida un cambio de ciento ochenta grados, pero entonces ella dijo que le gustaban los "chicos buenos" y por primera vez en mucho tiempo, volví a mirar hacia atrás, recordando al chico que solía ser antes de haber tomado un sinfín de malas decisiones.


A Sowon nunca le gustó lo "detallista" que era, a ella no le gustaba que fuera tan demostrativo porque decía que su tipo eran los chicos "misteriosos", muchas veces me dijo que era demasiado empalagoso y que no era necesario que estuviese todo el tiempo diciéndole cosas bonitas, aunque sí que le gustaba presumir sobre el poder que tenía sobre mí. Disfrutaba saber que yo haría lo que sea que ella me pidiera, y yo estaba demasiado idiota como para darme cuenta de que eso no estaba ni cerca de ser amor, pero éramos jóvenes, los dos, y tampoco iba a culparla de mi falta de amor propio, porque eso venía desde antes de ella. Aunque, no iba a negar que sí ayudó a reforzar el mal concepto que tenía de mí mismo.


Haye jamás me había hecho sentir de esa manera.


Antes creía que sabía lo que era el amor, pero realmente no era así, no había amado a ninguna otra chica antes de Haye. Desde el principio me sentí atraído físicamente hacia ella, era la chica más hermosa que había visto, sin embargo, lo que sentía iba mucho más allá de lo físico, era todo de ella lo que me había atrapado. No me tomó mucho tiempo enamorarme de ella, aunque sentir lo que sentía por ella, no siempre fue fácil. Haye no era de las que te dejaban entrar con mucha facilidad, pero incluso eso me gustó de ella. Me gustó poder conocerla, aprender a entenderla, me gustó que fuera real. Y amaba su forma de pensar, amaba que fuese honesta y fiel a sí misma, admiraba su lealtad y lo comprensiva que podía llegar a ser, y estaba tan jodidamente agradecido de que nunca me crucificara por lo que decían los demás. Ella era tan cálida, tan...perfecta para mí. Y tenía esta personalidad que...agh, muchas veces me volvía loco, la adoraba, pero la chica podía ser tan malditamente obstinada y orgullosa, pero no se rendía, y de algún modo, siempre lográbamos entendernos. Lo mejor de todo, era que podía ser yo junto a ella, no tenía que fingir desinterés, no tenía que ser "misterioso", ni menos demostrativo, ella me aceptaba de la forma en la que yo era, y aceptaba mi forma de amarla.


Y me hacía feliz.


Era genuinamente feliz junto a ella, tal vez por eso estaba tan jodidamente aterrado. Tenía un montón de mierda sobre la de que preocuparme, pero la incertidumbre de no saber si ella decidiría si irse o no a Europa, encabezaba la lista.

 
Haye decía que no quería que me preocupara por eso antes de tiempo, pero ¿cómo carajos no podría? No hablábamos de un viaje a otra ciudad, era un viaje a otro maldito continente. Apenas soportaba estar lejos de ella un par de horas ¿cómo iba a aguantar tenerla lejos durante meses? Acabábamos de casarnos, quería estar con ella todo el tiempo.


Pero esta era su carrera y era su sueño, y nunca interferiría en ello, pero...ah, iba a ser una verdadera mierda.

 
—Entonces —habló Aera, poniéndose el cinturón de seguridad. Aera había pasado a verme a la oficina únicamente para aprovechar de irse conmigo a casa de su hermano—. ¿De verdad planeas comprar una casa?


—¿Qué? —pregunté, no prestando mucha atención a lo que decía, estaba demasiado concentrado saliendo del estacionamiento y pensando en mis posibles futuros.


—Hablabas con un agente inmobiliario —se explicó vagamente.


—Ah...eso.


—¿Ah...eso? —cuestionó indignada—. ¿No dirás más?


—Sí, que no seas entrometida.


—Lo tomaré como una afirmación —declaró, suspirando dramáticamente—. Eso no es...¿algo muy grande?


—¿Más grande que el matrimonio?


La miré de reojo, sonriendo al verla encogerse de hombros. —Pero tú ya tienes una casa.


—¿No has pensando que tal vez quiera dos casas, hm?

 
—Presumido —bufó—. Tú amas esa casa, fue un regalo de tu abuela.


—¿Y? No es como si fuera a deshacerme de la casa.

 
—¿Entonces? ¿Acaso no es lo suficientemente grande para dos personas? ¿Para qué querrías más? Incluso si tuvieras siete hijos podrían vivir perfectamente bien en esa casota.


—No es...

 
—Pero, por favor...no me digas que estás pensando en tener hijos porque te juro que abriré la puerta de este auto en movimiento y me lanzaré.

 
—No se trata de eso.

 
Ella suspiró, aliviada. —Entonces, simplemente quieres despilfarrar dinero sólo porque puedes, ¿es eso?


—Tal vez, o tal vez quiero que Haye y yo construyamos nuestro hogar desde cero, ¿tiene lógica para ti?


—Nada de lo que haces tiene lógica para mí, la verdad.


—Es bueno entonces que esto no tenga absolutamente nada que ver contigo. Además, sólo fue una llamada así que no lo divulgues.


Ella resopló. —Como si eso fuera a detenerte.


—¿Por qué te molestas? —me reí.


—No me molesta, me preocupas —aclaró—. Eres demasiado imprudente y precipitado, tomas decisiones trascendentales como si fueran cualquier cosa.


—Bueno, no he tomado ninguna decisión "trascendental" de la cual me arrepientanasí que no te preocupes tanto.


Ugh —protestó—. No se puede hablar contigo.

—Deja de rabiar, te prometo que no tomaré ninguna decisión importante en las próximas tres horas.


—Idiota. Tú y mi hermano parece que comparten media neurona.


—Oye, eso tiene sus beneficios: somos felices.


Sí, porque ninguno de los dos piensa.


—Que amargada te pusiste. Mejor hablemos de otra cosa.


—No.


—¿De qué hablabas con Saerom? —cuestioné, había pensando en no mencionar nada, pero ellas intercambiaron números de teléfono en la oficina y eso como que no me gustó.


—Me dijiste que no fuera entrometida, ¿no? Pues sigue tu propio consejo.


—Hablo en serio.


—Yo también.

































































21 DE JUNIO, 2019
19:38 pm.


❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫

    
—¿Y bien? ¿De qué hablabas con Saerom? —volví a preguntarle a Aera, sentándome a su lado en el sofá en lo que esperaba a que Taehyung terminara de vestirse.


—Ya te lo dije: cosas —replicó con tono burlón, pero a mí no me hizo gracia.


No me agradaba que Aera se llevara bien con Saerom, no confiaba en Saerom ni un poco y no la quería tratando de hacerse amiga de Aera, ella era como una hermana para mí y la quería lejos de personas problemáticas.


—Por cierto, ¿siempre eres así de malo con ella?


—¿Malo? —cuestioné, ¿ahora era malo?


—La trataste con mucho desdén —señaló—. No sabía que podías ser tan grosero.


—Mh —viré mis ojos—. Ya que son tan amigas, deberías decirle que renuncie si soy tan malo, me harías un favor.


Saerom se había comportado después de aquella vez, pero eso no cambiaba el hecho de que no la quería a mi alrededor.


—¡Jeongguk! —me regañó—. ¿Qué tienes contra ella, huh? Me pareció muy agradable —me encogí de hombros, eso era algo sobre lo que no iba a hablar con ella...ni con nadie—. Y no somos "tan amigas", me entretuve hablando con ella porque no terminabas nunca tu reunión con el viejito malvado.


—Bien, que eso siga así.

—Si no te agrada, ¿por qué la contrastaste para ser tu asistente? —enarcó una de sus cejas—. No tiene sentido.


—¿Piensas que yo la contraté para...? ¿Piensas que yo quería una jodida asistente? ¿Acaso no me conoces?


Esta vez fue Aera quien se encogió de hombros. —No sé, últimamente pienso que no.


Mi ceño se frunció automáticamente al oír sus palabras, no estaba seguro de qué mierda le pasaba, pero llevaba toda la última hora haciendo comentarios así. —¿Y eso? ¿Hay algo que quieras decirme?


Aera exhaló pesado. —Haz hecho muchas cosas que nunca creí que harías, ahora te veo y pienso...¿qué hiciste con mi Jeongguk, huh?


Ah, ¿se trataba de eso? Sentí que la tensión abandonaba mi cuerpo con su respuesta. —Creo que estuviste mucho tiempo lejos.


—No fue tanto tiempo como para que cambiaras...de la forma en la que lo hiciste.


—¿Cómo cambié?

 
—¿Es en serio? —preguntó irónicamente—. Jeongguk, por amor de Dios ¡Te casaste! Le tenías alergia y repelús al compromiso y ahora vives y mueres por esa...por Haye.

 
Bueno, si hubiese seguido actuando del mismo modo en el que lo hacía, Haye no se habría detenido a darme siquiera la hora. Además, estaba enamorado, por supuesto que iba a actuar diferente, pero diferente con Haye, no con el resto del mundo, así que no entendía de dónde venía eso.


—¿Y cuál es el problema con eso? ¿No te agrada Haye o...?


—No es eso —resopló—. Es muy linda, lo es...en todos lo sentidos, pero...ugh, olvídalo, es sólo que...te extraño, supongo. Antes pasábamos mucho tiempo juntos cuando venía a Seúl, ahora apenas te veo.


Entendía eso, pero las circunstancias eran distintas ahora. Antes no tenía trabajo, ni responsabilidades, ni esposa, tenía todo el tiempo del mundo, ahora no, y el poco tiempo que tenía, no me sentía culpable de admitir que quería pasarlo junto a Haye, sin embargo, si Aera, o cualquiera de mis amigos me necesitaba, tan sólo tenían que llamarme.


—En mi defensa, antes tenía mucho tiempo libre.


—Ya sé —suspiró—. Es que entre tú con nov...con esposa, y Taehyung con la pesada de Dani, como que me siento sola. ¡Ya ni siquiera tengo a Seulgi para distraerme! Me aburro.


—Podrías tratar de conocer más a Haye, con Seulgi en Daegu, ella también podría necesitar una amiga.


—Tiene a Dani —señaló, no de muy buena gana—. Y no te ofendas, Haye es amable y todo, pero dudo que tenga mucho en común con ella.


—¿Y eso lo dices porque...?

 
—Fácil. Primero, porque es amiga de Dani...agh, es que yo ni siquiera entiendo por qué alguien querría ser amiga de Dani; y segundo...—titubeó—, tú sabes.

   
¿Qué es lo que sé?


—Vamos —rezongó—. El amor de toda mi vida siente algo por ella.


¿Era una puta broma?

  
—Aera...


—Mira, yo sé que tú tratas de ignorar ese hecho, y lo respeto, pero yo no puedo. No sería una buena amiga para Haye, estaría todo el tiempo pensando en "qué es lo que tiene ella" como para hacer que tú pusieras un anillo en su dedo, y que Jimin pusiera en peligro su amistad contigo por ella.


Bueeeeeno, si alguien decía que Aera no era la persona más brutalmente honesta de todas, seguro mentía.


—Mejor olvídate de eso —le aconsejé, dándole un suave golpe en la rodilla antes de ponerme de pie—. Y si de verdad piensas que Jimin es el amor de tu vida, en lugar de estar aquí sentada con esa cara de odio mi puta existencia, mejor piensa en qué harás al respecto, porque llevas así los últimos años y no has avanzando una mierda.


—Ya me resigné.

 
—Entonces supéralo. Y no resientas a Haye por eso, ella no tiene ni puta idea de nada.


—Tal vez finge no saberlo.


—Oye...


—¡Ya estoy! —anunció Taehyung, corriendo escaleras abajo mientras que descuidadamente miraba la hora en el reloj de su teléfono—. ¿Nos vamos en tu auto?

 
Sólo asentí, volviéndome hacia Aera para despedirme de ella, su actitud me tenía un poco descolocado, pero esa no sería una conversación que tendríamos ahora.


—No, esperen...esperen —ella me tomó abruptamente de la muñeca—. ¿De verdad van a ir a esa aburrida fiesta?


—Na, me vestí de payaso por puro gusto —Taehyung le contestó sarcásticamente—. ¿Estás bromeando, no?


—No vayan —pidió inesperadamente—. Sólo van a perder el tiempo, no creo que su presencia sea realmente necesaria allí.


—Uhm, ¿gracias? —se rió Taehyung—. ¿Te he dicho antes que eres una ternurita?


—Hablo en serio —sostuvo Aera, y esa actitud suya me extrañó—. Mejor quédense y háganme compañía, no quiero quedarme sola.


—Iremos sólo por unas horas, Haye tiene su audición mañana y Jeongguk la llevará a una "romántica cita" para distraerla un poco, así que volveré a eso de las nueve, aguántate —sentenció Taehyung, agarrando su chaqueta.


—Pero...


—Tal vez llegue antes —la interrumpió.


—Es que...


—No seas pesada.


—No soy...ugh, vale —suspiró, haciendo una mueca de disconformidad con sus labios—. Tengan cuidado. Y no se les ocurra beber.


—De acuerdo, mamá —se despidió Taehyung, dándole un beso en la frente.


—Lo digo en serio —repitió ella, tomando la mano de Taehyung para frenar por unos segundos su partida—. No hagan ninguna tontería y no acepten tragos de nadie, ¿de acuerdo?


¿De acuerdo?
¿Qué le pasaba?


Iba a cuestionar su repentina insistencia con respecto al tema, porque no era propio de ella despedirse de nosotros con algo más que un "hasta luego, inútiles", pero entonces ella agregó, mirándome—: Tú especialmente, eres el chófer designado así que...sé responsable.






























































21 DE JUNIO, 2019
20:19 pm.


❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫

    
Había oído hablar sobre fiestas exclusivas de la clase alta en las cuales prohibían el uso de celulares, sin embargo, nunca había estado en una de ellas. Todo eso me parecía jodidamente sospechoso y una medida extremadamente exagerada, nunca creí que fuese buena idea involucrarme en esa mierda, por eso, cuando en la entrada del lugar en donde se realizaba la dichosa fiesta, nos detuvieron para pedirnos nuestros teléfonos, comencé a cuestionarme si esto era una buena idea. Al igual que Taehyung.

  
Para empezar, había perdido un celular hace menos de dos semanas.


—No sé qué carajos ocurre allá adentro —le dije a Taehyung, apartándonos de la entrada y rehusándome a entregar mi celular—. Pero no creo que sea nada bueno si quieren quedarse nuestros teléfonos. ¿Quién te invitó a este lugar?

  
—La fiesta la organizan algunas agencias —explicó sin más detalles, claramente no estaba enterado—. Se supone que todo el mundo viene a esta mierda, nadie dijo nada de esto.


—Debe haber gente importante allá adentro...y no creo que se estén divirtiendo sanamente —no éramos los únicos en la entrada, pero sí éramos los únicos que parecían tener un problema con dejar nuestras pertenencias ahí como si nada—. Larguémonos a casa.

 
—¿Y ya?


—¿Sí? —contesté sin pensarlo demasiado porque para mí era lo único que quedaba por hacer.


—Me dijiste que sería buena idea para mí venir, ¿y ahora quieres irte a casa?


—¿Tú no? —inquirí—. Te dije eso porque creí que se trataba de otro tipo de fiesta, no...esto.


—Le dije a Kang Joon que lo vería aquí, dijo que quería presentarme a unas personas.


—Hombre —suspiré, no muy seguro de que esas "personas" fueran lo que Taehyung esperaba—, pero esto no pinta bien.


—Ya sé —resopló, mirando a su alrededor en lo que consideraba sus opciones —. Entraré unos minutos, veré si lo encuentro...puedes esperar en el estacionamiento, seré rápido.


Y una mierda.


—Entonces voy contigo —bufé...al diablo, qué eran unos minutos, ¿no?


Ve al auto, no tienes que...


—¿Taehyung? —escuché de repente una voz femenina, extrañamente familiar, dirigirse a él, interrumpiéndonos en el momento menos conveniente—. Wow, no puedo creer que...¿sí eres tú...?


La expresión conflictuada en el rostro de Taehyung se relajó al advertir quien era la persona que nos interrumpía. Conocía esa voz, pero no fui capaz de adivinar quien era la dueña de esta. La voz de la chica sonaba emocionada y se escuchaba bastante más cerca, y cuando sentí su presencia en mi espalda, me volteé para ver de quién se trataba. Era inoportuna, pero tampoco quería ser descortés.

 
—Que linda sorpresa, no creí que...¿Jeongguk? —ella me reconoció inmediatamente y como que su sonrisa flaqueó.


Ah,
pero que jodidamente pequeño que era este mundo.

  
—¿Chaeyeon? —se alegró Taehyung al verla, dedicándole una de esas grandes sonrisas suyas—. Vaya, cuánto tiempo, eh. ¿Qué haces aquí?

 
La Chaeyeon que conocía odiaba las fiestas, así que si había alguien que no esperaba ver en un lugar como este, era a ella...ahora, había pasado bastante tiempo desde la última vez que la vi, así que seguramente eso había cambiado.

  
—¿Qué están haciendo ustedes aquí? —respondió ella con la misma alegría, tratando de sonar muy amable y cortés a pesar de que evidentemente intentaba evitar el contacto visual conmigo—. No, espera, creo que vi tu foto en una portada de revista hace poco —le dijo a Taehyung—. ¿Te dedicas al modelaje ahora?


—Hm, sí, algo así —Taehyung replicó, haciendo una mueca—. Por cierto, vimos ese último drama tuyo...


—¿Ah, sí? —ella me miró de reojo—. ¿Vieron?


Ya.
¿Por qué lo decía como si no pudiera creer que yo lo haya visto también?

       
Esta situación podría haber sido bastante menos incómoda si ella no estuviera fingiendo esa enorme sonrisa...y si no actuara como si hubiese mala sangre entre nosotros, no la había. Por Dios, habíamos salido un par de veces en el pasado, no fue la gran cosa entonces, no debería serlo ahora. Esperaba que ella pensara lo mismo. Lo de nosotros no funcionó, pero siempre pensé que era una chica asombrosa e increíblemente talentosa, había visto todos sus dramas desde que inició su carrera, me parecía admirable que haya sido capaz de cumplir su sueño.


—Ajá, religiosamente —bromeó Taehyung—. ¿Verdad que sí?  —se dirigió a mí.

Asentí con mi cabeza. —¿No te dije que algún día llegarías a protagonizar uno de esos dramas que tanto te gustaban?


—Gracias a ti —replicó automáticamente, luego pareció lamentar la rapidez con la que dijo eso y agregó—: Me refiero a que, si no me hubieras empujado, literalmente, ese día para ir a la audición...no me habría animado a hacerlo.


—Mh, así es nuestro Kookie —celebró Taehyung, pasando uno de sus brazo por alrededor de mis hombros—. Siempre ayudando a todo el mundo a cumplir sus sueños. ¿Por qué no se hacen compañía unos minutos en lo que yo regreso? Deberían ponerse al día, volveré en diez minutos.

 
—¿No entrarás? —me preguntó Chaeyeon.


Ya regreso —avisó Taehyung en lo que se apresuraba en hacer su camino de regreso a la entrada, dejándome sin muchas opciones.

 
—¿Entonces? —repitió Chaeyeon cuando nos encontramos solos—. ¿No quieres entrar?

 
Negué. —No me gustan estas cosas.


—¿El qué? —sonrió, ya no lucía tan reacia a hablar conmigo—. ¿Las fiestas? Porque eso se me hace un poquitín difícil de creer.


—Hay fiestas...y fiestas. Y no me gusta eso de tener que dejar mi celular.


—Ah, eso —dijo como si no fuera nada—. Lo hacen para proteger la privacidad de las "celebridades" que vienen a estas cosas. Créeme, nada extraño ocurre allá adentro, al menos no nada que no ocurra en cualquier otra fiesta.

  
Era bueno saberlo, pero no cambiaba nada, ya habíamos decidido que hacer y si tenía que escoger entre estar en este lugar o estar con mi amada —y ahora también estresada— esposita, siempre sabía que escoger.


—De todos modos...tengo que estar en otro lugar.

  
Chaeyeon asintió. —Entiendo. Por cierto, disculpa la indiscreción, pero...además de haber visto a Taehyung en esas portadas, recuerdo también haberte visto a ti en algunos artículos.


Por supuesto.

  
—¿Estás bien? —me preguntó educadamente—. Sé que no te gusta ese tipo de exposición, me imagino que fue muy abrumador para ti.


—Estoy bien —traté de ofrecerle la más cortés de mis sonrisas—. Ya todo se aclaró, así que...

 
—¿Y es cierto? —curioseó—. ¿Que te casaste y todo eso?

  
Asentí. — —levanté mi mano con el anillo, ahora que no tenía que ocultar una mierda, era liberador—. Felizmente casado y todo eso.


Bajé mi mano de inmediato, pero ella continuó mirando brevemente el anillo con un asombro característico al del todo aquel que se lo confirmaba.


—Vaya, eso sí que...wow, felicitaciones.

 
—Gracias...¿en serio es así de sorprendente? —dije en tono de broma, viendo como la sorpresa no abandonaba la expresión de su rostro ni con el pasar de los segundos.


—Bueno...sí, es que...—soltó una risa nerviosa—. No lo tomes a mal, pero...¿tú no recuerdas nuestra última conversación, verdad?


¿Nuestra última...?
¿No?

   
No mucho, habían pasado casi dos años, había tenido muchas conversaciones después de esa. Y tenía problemas para recordar todas mis ¿rupturas? si es que podían llamarse así.


—Te dije lo que sentía por ti —me recordó, aunque eso no me iluminó en lo absoluto—. Y tú dijiste que te gustaba estar conmigo, pero pensabas que seguramente te gustaría estar con otras chicas tanto o más que estar conmigo.

 
Oh.
Mierda.
¿Yo dije eso?


—Y que no merecía estar con alguien que pensara de esa manera. Y cuando te pregunté si había alguna posibilidad de que cambiaras de opinión, más bien, cuando te pregunté si podrías darme una oportunidad para demostrarte que podía ganarme tu corazón, dijiste que no. Tú dijiste que tu corazón no era ningún premio, que era tuyo y que nunca sería de otro modo.

  
Seguramente estaba borracho.
O algo parecido, porque no recordaba un carajo.


—¿Te dije eso? —ella asintió, con una expresión divertida en el rostro—. Perdón, era un idiota —expresé para mí mismo y ella soltó una suave risa—. ¿De verdad te dije eso? Demonios, sí que era un imbécil.


—Sí, lo eras —concedió, con que por eso no le hizo mucha gracia verme—. Pero también eras joven, y siempre estableciste que no querías nada serio, yo sólo...no sé, creí que podría hacerte cambiar de opinión. Esa es la enfermedad de muchas mujeres. Pero luego pensé "al diablo, este ser es incapaz de comprometerse con nadie, no hay nada de malo conmigo, con él simplemente no hay excepción a la regla" y ahora...¡Pum! ¡Estás casado! Creo que entenderás porqué me resulta tan impactante.


—Sí, fue...uhm, igual de impactante para mí, pero tenías razón, eh, no había nada malo contigo, todo eso...no tenía nada que ver contigo y todo que ver conmigo, no sabía lo que estaba haciendo con mi vida.


—Lo sé —ella sonrió—. Pero oye, realmente me pone feliz que hayas cambiado de opinión, te ves feliz.


—Lo estoy —estuve de acuerdo—. Y, uh...seguramente no importa mucho ahora, pero siento haber sido un reverendo idiota contigo.


—Está bien, no me traumé de por vida, sólo fuiste mi primer amor —dijo, aunque por suerte no con un tono serio—. Ya lo superé, el pasado es pasado. Es bueno volver a verte, y me alegra que hayas encontrado a tu persona. Te diría que eso merece una celebración, pero...—miró la entrada del lugar—. ¿De verdad no hay ninguna posibilidad de que compartamos un trago? —me preguntó—. ¿Por los viejos tiempos?

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