❛ 71 ❜

U N P L A N N E D
setenta y uno
❀̸
𝓕antasmas del pasado
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Si lo sientes desde el primer momento,
es legendario.

loml, Taylor Swift.

13 DE MAYO, 2019
18:52 pm.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫


JEONGGUK presionó un dulce y ruidoso beso en mi mejilla, sacándome de mi ensoñación y haciéndome saber que ya se encontraba de regreso. Perfecto, porque ya estaba echándolo de menos.

 
—¡Traje comida!—me informó con entusiasmo, mientras se sentaba a mi lado en el sofá y me atraía hacia él, acomodándonos de un modo en el que podía abrazarme cómodamente—. ¿Cómo te sientes, princesa? ¿Pudiste dormir un poco?

 
Sacudí la cabeza mientras me acurrucaba en la seguridad y calidez de sus brazos.—No mucho, tuve un sueño feo.

 
Jeongguk pasó su mano por mi espalda, dejando suaves caricias que me resultaron verdaderamente reconfortantes. —¿Estás bien?


—Ajá, sólo fue un mal sueño —aseguré, escondiendo mi rostro en su pecho, siendo felizmente envuelta por su aroma—. ¿Fuiste a hablar con tu abuelo?


—No...pasé por tus cosas y vine directo hacia acá, no estoy de humor para sus ataques.

 
—¿Te sientes muy cansado? —pregunté, sintiéndome bastante culpable por eso. Él no había dormido nada por segunda noche consecutiva a causa mía—. ¿Quieres dormir un poco?

 
Negó con su cabeza. —Descuida, sólo quiero estar así.

 
Juró, presionando un tierno beso en la coronilla de mi cabeza. Jeongguk era demasiado paciente conmigo, demasiado lindo y comprensivo, siempre me transmitía paz, mientras que yo...últimamente sólo parecía capaz de ofrecerle caos.


—Me encontré con Yeosang —me contó sobre ese hecho más que inesperado—. Fue a buscarte al departamento.


Diablos, tenía que ser.

 
Me aparté de Jeongguk ligeramente y me removí en mi lugar, buscando ver su rostro. Jeongguk y Yeosang en un mismo lugar no sonaba como nada bueno. —¿Y qué pasó? ¿Él...te dijo algo? ¿Te dijo qué quería?

 
—Verte —replicó con desinterés—. Hablar contigo, supongo.

 
Por supuesto, había estado ignorando sus llamadas y mensajes, era lógico que fuera a buscarme al departamento. Había tenido la intención de hablarle, pero con todo lo que había ocurrido simplemente no había tenido cabeza para eso...además, seguía molesta con él, me sentía decepcionada por su forma de actuar, especialmente después de que acordáramos seguir con nuestra "amistad", lo que él había hecho no estaba bien.


—Ya veo —musité.


—Le dije la verdad.


¿Huh?


—¿Cuál verdad?


—Que nos casamos.


Oh...vaya.
Por supuesto que lo hizo.


Inconscientemente hice una mueca al imaginar la reacción de Yeosang. Podía suponer que la peor forma en la que él pudiese haberse enterado era a través de Jeongguk....justamente lo que ocurrió.

 
—¿Qué? ¿Estuvo mal? —inquirió.


—No, es sólo que...


—¿No querías que se lo dijera? —concluyó erróneamente, alzando una de sus cejas.


Tampoco era ningún secreto.


—No, simplemente supuse que para este entonces él ya lo sabía.


—No lo hacía, en su cabeza seguía creyendo que tenía una oportunidad contigo —mencionó, mostrando su descontento con ese hecho.


—Jeongguk.


—Me aseguré de cambiar eso.

 
¿Qué? ¿Qué rayos estaba insinuando? Fruncí el ceño y me aparté completamente de él.


—¿Qué quieres decir?

 
—No pongas esa cara, no le hice nada —bufó, rodando los ojos—. Haye, estamos casados —destacó, tomando mi mano y entrelazando nuestros dedos—. Eso es para siempre, tiene que empezar a hacerse la idea.

 
—¿Qué le dijiste?


—Que se acabó, él ya perdió su oportunidad, le toca seguir adelante con su miserable vida...tú y yo estamos juntos ahora, eso es algo que no va a cambiar.

   
Bueno, yo no diría que su vida era miserable, pero quitando eso...no dijo ninguna mentira, aunque sí me preocupaba un poco no saber cuáles fueron las palabras exactas que ocupó con Yeosang, digo...yo sabía que Jeongguk no tenía razones para ser bueno ni considerado con Yeosang, pero aunque seguía cabreada con él, no podía evitar sentirme mal. Mi cariño por Yeosang no había desaparecido, eran años de amistad que no podía simplemente olvidar, a pesar de todo, me preocupaba por sus sentimientos y nunca quería lastimarlo.

 
—¿Fuiste...muy malo? —pregunté, no muy segura de querer saber.

 
—En la escala de uno a "lo que se merece", yo diría que apenas un dos, fui bastante bueno.


—¿De verdad?


—Mmh, creo que ya tiene suficiente sabiendo que sus sueños e ilusiones contigo nunca serán más que eso.

 
—No le dijiste eso, ¿o sí?

 
—No —suspiró de mala gana, esta vez recostándose sobre el sofá. Jeongguk cerró sus ojos y dobló su brazo bajo su cabeza, descansando esta por sobre su mano, luciendo irritablemente atractivo mientras lo hacía, debía recalcar—. Meterle el dedo en la herida no iba a hacerme sentir mejor.

—Que considerado —dije en tono irónico, babeando mentalmente por lo guapo que se veía...existiendo, básicamente, me desconcentraba con facilidad.

 
—Sólo por ti.

 
Sí, bueno, Jeongguk solía morderse la lengua y contenerse con respecto a varios asuntos con tal de no agobiarme, no tenía dudas de que hubiera sido mucho más duro con Yeosang si no hubiese tomado en consideración cómo eso podría hacerme sentir...¿qué rayos había hecho para merecerlo? No tenía idea.


—¿Te sientes mal? —inquirí, descansando mi mano en su abdomen en un intento por llamar su atención...y también porque quería tocarlo, a veces sentía una extraña urgencia por hacerlo.


—¿Y eso?


—Dijiste que meterle el dedo en la herida no te haría sentir mejor, eso implica que no te sientes bien.


Jeongguk abrió sus ojos y me miró con inequívoca diversión. —¿Siempre eres así de observadora?

 
—Si se trata de ti.... Las cosas han estado feas, no quiero que estés triste.

 
Jeongguk me regaló una pequeña sonrisa y volvió a entrelazar sus dedos con los míos. —No estoy triste...


—¿Pero?


—Sólo me gustaría que no tuvieras que estar pasando por todo esto. Es frustrante...y agotador que nada salga como nosotros queremos.

 
Lo era, ambos teníamos ciertas expectativas para nuestra fase de "recién casados", pero todo se había estropeado, no había día que pudiésemos estar del todo tranquilos. Debía de ser estresante para Jeongguk tratar de hacer las cosas bien por nosotros y que de una forma u otra todo resultara al revés.

 
—Confío en que las cosas mejorarán a partir de ahora, quiero creer que todo será más fácil —dije, escogiendo el camino del optimismo—. Y siendo realistas, ya no creo que puedan seguir ocurriendo cosas malas.


Quiero creer lo mismo.

 
—Sin embargo —me puse de pie y extendió mi brazo hacia él—, creo que sé exactamente que podemos hacer ahora para disminuir el estrés y la frustración...y todo eso que estás sintiendo.

   
Tenía que relajarse, teníamos que relajarnos un poco, mis migrañas habían empeorado con todo lo que estaba ocurriendo, no quería que él siguiera el mismo camino.

  
Jeongguk pasó inadvertidamente la lengua por su labio inferior y me miró con interés. —¿Vas a ayudarme liberar tensiones, mh?


—Sí...ponte de pie.


—¿Y si mejor lo hacemos acostados? —propuso con falsa inocencia—. Puedes abrazarme...el afecto físico también reduce el estrés, lo leí en algún lado.

 
Quería probar otra cosa, por esa razón inconscientemente hice un puchero en desaprobación.


Por favor —insistió, tomando de mi mano y tirándome con poca delicadeza hasta que caí sobre él—. Necesito mi dosis de amor, por esa razón me suscribí a esta relación.


Idiota, me reí de su método de convencimiento y me removí un poco para que mi peso no estuviera todo sobre él. —De acuerdo, pero luego hacemos lo que yo quiero, ¿sí?


—Ya, pero no lo digas como si abrazarme fuera una tortura.


Nunca. No había ningún lugar en el que me sintiera mejor, más querida, más segura, más en calma que en sus brazos, felizmente podía pasarme la vida justo aquí, acurrucada en él.


Pasé uno de mis brazos por alrededor suyo y lo abracé fuerte como respuesta a su declaración. Me sentía mucho más tranquila ahora que estaba conmigo.

 
—Vamos a salir esta noche —propuso, sin dejar de sostenerme cerca—. Necesitamos distraernos y alejarnos de todo el drama antes de que nos volvamos locos.

 
—¿Esta noche? —dije ilusionada—. Pero, ¿qué hay de tu abuelo? Dijo que fuéramos a verlo esta noche.

   
Lo cual por supuesto que era lo último que quería hacer en la vida, pero...no lo sé, estaba tan cansada que había llegado a un punto en el que sencillamente quería dejar de pelear, por esta vez quería sólo ceder, tal vez...si hacía lo que él quería, entonces dejaría de estar constantemente tratando de atacarnos. Podía hacer ese sacrificio, me refiero a que, ¿qué tan malo podía ser?

 
—¿Y ahora hacemos lo que él dice?


—No, pero...¿no crees que sería más fácil si esta vez simplemente hacemos lo que él dice? No digo que hagamos todo lo que él quiera, pero...es que si lo que quiere es "prepararme" sea lo que sea que eso signifique, puedo poner de mi parte y permitir que lo haga.

  
La idea sonaba espantosa y en verdad perturbadora, pero podía fingir, si lo que él quería era que actuara como una de esas sofisticadas chicas con clase...podía hacerlo, ¿qué tan difícil podía ser? De todos modos tenía que hacerme a la idea. Yo no sentía ningún interés ni tampoco tenía ningún deseo de formar parte de ese mundo, pero si estaba junto a Jeongguk ¿tenía otra opción? Prefería pretender ser la chica que se esperaba que fuera a tener que dejarlo solo en esto. Al menos de esa manera podía estar a su lado.

 
—¿Por qué harías eso? —cuestionó como si la idea le pareciera demencial—. ¿Prepararte? ¿Qué es esa basura? No hay absolutamente nada que personas como esas puedan enseñarte. Es ridículo, no quiero que te expongas a nada de eso.

 
—Pero yo quiero estar contigo —sostuve—. Si tú tienes que pasar por todo eso, ¿no sería mejor si lo pasamos juntos?

 
—Quiero tenerte a mi lado, no me malinterpretes, no se trata de eso, pero...es que no es un ambiente agradable, Haye.


Podía soportar eso.
Creo.


—Él quiere que veas a su publicista, ¿sabes por qué? ¿Tienes idea de lo que ella hará contigo? —preguntó, y yo negué con la cabeza, porque en realidad no tenía ni la menor idea—. Te dirá cómo debes vestir, cómo debes hablar, cómo debes interactuar, qué es lo que debes decir, te dirá como debes caminar, como debes pararte, como debes comer, como debes reír. No quiero que tengas que pasar por eso también, ya estás lidiando con suficientes cosas.

   
—Jeongguk —suspiré, porque al parecer él no estaba entendiendo la gravedad del asunto—. Tú mismo lo dijiste hace un rato, ¿ya lo olvidaste? Estamos casados, eso es para siempre, ¿qué se supone que haga entonces? Porque nos guste o no, serás el sucesor de tu abuelo, todo eso formará parte de tu vida. Si no hago esto, entonces ¿qué? Tú irás a esos eventos, a todas esas reuniones, ¿y yo me quedaré aquí...esperándote?

 
Odiaba la idea de involucrarme en todo ese espectáculo pretensioso, pero odiaba incluso aún más convertirme en una simple espectadora. Yo nunca quería que tonterías como esas me afectaran, pero por alguna razón, desde la llamada con su abuelo, las palabras de mi encuentro con Sowon no dejaban de reproducirse en mi cabeza.

"¿Por qué crees que básicamente te mantiene oculta entre cuatro paredes?"

"Nunca serás lo suficientemente buena para estar con él ni para ser vista con él".

"Tú no perteneces a su mundo. Y no estás en su vida. No realmente".

"Cuando estábamos juntos, Jeongguk presumía de mí con todo el mundo. Él me llevaba con su familia, con sus amigos. Me llevaba a los mejores lugares. En donde sea que él estaba, también estaba yo. Incluso ahora, él sale de viaje, se presenta en sociedad y dime, ¿quién es la que está a su lado?"



Maldita sea, definitivamente la falta de sueño me estaba jugando terribles pasadas. No podía estar sintiéndome insegura por los dichos malintencionados de Sowon.

 
—Por supuesto que no —rechazó Jeongguk—. Haye, en donde sea que yo esté, tú estarás conmigo, pero entiende que tu bienestar es lo más importante para mí ahora, por eso creo que lo mejor es ir un paso a la vez, ¿sí?


Pero...

 
Bueno, tal vez tenía razón. Seguía pensando que ir en contra de lo que ese caballero quería sólo nos provocaría más dolores de cabeza, pero no insistiría. Decidí no presionar y simplemente asentí con la cabeza en silencio, aceptando la situación.


—Princesa, por favor, no pongas esa cara —pidió, como si le estuviera haciendo daño—. Si lo entiendes, ¿verdad?


Volví a asentir, mordisqueando ansiosamente el interior de mi mejilla porque por alguna razón me estaban dando ganas de llorar. ¿Por qué diablos tenía que ser tan sensible? Maldita sea.

 
—¿Haye? —instó—. Está bien, lo siento, lo haremos a tu modo.


¿Cómo?


—Iremos con mi abuelo, oiremos cuales son sus grandes planes y entonces decidiremos, pero...si pienso que sus exigencias son demasiado, entonces no seguiremos adelante con eso.

 
Asentí firmemente. —Sí, está bien —eso sonaba bien para mí, me gustaba tener la opción de arrepentirme si se daba el caso.

 
—Y sólo iremos de pasada, luego nos iremos y tendremos una cita y eso te pondrá muy pero muy feliz, ¿de acuerdo?

 
—¿Una cita? —sonreí de inmediato, sintiéndome entusiasmada al instante—. ¿Cuál es el plan?

 
—Tendremos una cena de cinco tiempos.

 
—¿De cinco tiempos?

 
Asintió, escondiendo su rostro en la curva de mi cuello, amaba cuando hacía eso. —Vamos a escoger cinco restaurantes y vamos a pedir un platillo de un tiempo en cada uno. Luego vamos a caminar por ahí, planearemos nuestro futuro, decidiremos el nombre de nuestras hijas, nos recostaremos en el césped de algún parque, veremos las estrellas, después volveremos a casa, haremos el amor y para cuando terminemos estarás tan, pero tan cansada, que dormirás hasta el miércoles. Y nada de sueños feos, eh, tienes que soñar conmigo.

 
Sentí como mi corazón rebosaba de júbilo con cada palabra que él decía, sintiendo que fácilmente podía morir de amor y dicha, aquí y ahora. En ocasiones como esta, era cuando más sentía que este hombre había sido hecho para mí. Es que no tenía palabras para describir todo lo que significaba para mí, para describir lo que provocaba en mí, lo que sentía por él. Era un sentimiento tan intenso como abrumador, tan bello como aterrador, lo era...todo.


Me sentía como Taylor Swift cuando dijo: "quiero llevar su inicial en una cadena alrededor de mi cuello", así de mal y coladita estaba. Necesitaba que dejara de ser tan encantador y de ensueño, mi corazón ya no podía soportarlo.


—Sólo conmigo —reiteró, presionando sus labios justo sobre el hueso de mi clavícula.


—Ya veo, así que ¿ese es tu plan infalible contra el insomnio? —inquirí, pasando mis dedos por su cabello, jugando con las hebras finales de este—. Eres muy lindo.


—Tú eres muy linda.

 
Alcé mi rostro levemente y con mi dedo índice delineé la línea de su mandíbula. Jeongguk era lindo en todos los sentidos, me bastaba sólo mirarlo para comenzar a sonreír estúpidamente. —¿Sabes que estoy muy, muy, muuuuy enamorada de ti?


—Eso oí —se hizo el desinteresado—. Finalmente te gusto un cien por ciento, ¿verdad?


Puede ser.


Lo oí soltar una suave risita y mi sonrisa se hizo más grande debido a eso. —Estoy muy, muy, muuuuy enamorado de ti también, por si es que eso no es jodidamente obvio.

 
—No lo era, gracias por aclararlo —jugué—. Supongo que es bueno que nos hayamos casado entonces.

 
Sentía como que me estaba relajando demasiado en sus brazos, esa pereza que sentía justo antes de dormirme me estaba haciendo procesar las cosas un poco más lento. Y necesitaba hablar sobre algo con él antes de que se hiciera más tarde.


—¿Estás despierto? —dudé, porque sentía y oía su respiración demasiado calmada.


—Mh...sí.


—¿Seguro?


—¿Qué pasa? —arrastró las palabras, sonaba a que tenía cero energía.


—Quiero decirte algo —comenté, sintiéndome un tanto nerviosa por ello—. ¿Seguro que estás despierto?


—Lo estoy, princesa...dime —pidió suavemente, aunque parecía estar hablando en automático.


—¿Recuerdas lo que te dije anoche? —tanteé el terreno.


—¿Cuál parte? Anoche dijiste muchas cosas.


—Cuando me preguntaste si quería...uhm, tomarme unos días.


—Ah —eso pareció llamar su atención—. Sí, lo recuerdo, ¿qué hay con eso? ¿Quieres hacerlo?


—No...digo, sí, es que...estuve pensando mucho sobre ello y creo que...creo que quiero dejar de estudiar.

 
Eso lo despertó completamente y provocó que se alzará en el sofá, sentándose en este mientras que me arrastraba junto él. —¿Qué? ¿Quieres...? ¿Estás jugando?


—Es que no veo otra solución.


—¿De qué estás hablando? ¿Solución?


—Jeongguk —puse mi mano en su antebrazo esperando que relajara la dura expresión de desconcierto dibujada en todo su rostro—. Mira, yo supe que tendría que dejar de depender de mis padres el día que acepté casarme contigo, no fue una decisión que tomé a la ligera, me refiero a que...sabía que podría arreglármelas, tengo algo de dinero ahorrado y pensé que podía generar lo suficiente para cubrir los gastos de la universidad porque tenía una beca y esta cubría gran parte de ellos, la cosa es que...ya no tengo esa beca. Ya no puedo contar con ese dinero e incluso si mis padres decidieran seguir ayudándome, no sería suficiente.


—¿Es por el dinero? —inquirió—. Haye, tú no tienes que preocupar...


—No es sólo por eso, yo no...no puedo estar ahí sabiendo que si lo estoy es debido a ellos, que es porque su dinero me lo permitió, no puedo...no quiero.

 
Tal vez mi posición podía resultar extremista para él, pero apenas soportaba el hecho de que la gran mayoría de mis logros habían resultado posibles sólo porque ellos y su dinero había estado de por medio. Me sentía enferma de sólo pensarlo. No quería eso más. No quería deberles nada nunca más. No los quería inmiscuidos en mis asuntos. Quería cortar las cuerdas que habían estado tirando de mí hasta ahora.


—Tampoco quiero estar en ese lugar y tener que lidiar con Sowon, no quiero verla ni siquiera por accidente, no quiero tener que lidiar con su basura ni tener que escuchar sus comentarios malintencionados, quiero alejarme de todo eso.


—Tú querías estudiar, volviste a Corea para eso.


—Eso era antes, lo que quería en ese entonces y lo que quiero ahora son cosas muy distintas.


—¿Entonces quieres rendirte? —cuestionó, no se veía nada contento—. ¿Vas a dejar que Sowon consiga lo que quiere?


—No me rindo —protesté amohinada—. No es eso lo que hago, es...poner distancia, lo hago por mi salud mental.


No estaba bien, la herida era aún muy reciente, necesitaba tiempo, necesitaba un poco de espacio, porque ¿cómo diablos iba a sanar si tenía que lidiar constantemente con la persona que no deseaba nada más que meter su dedo en mi herida? Sowon quería esto, ella no iba a dejarme en paz, había llegado hasta este punto y no creía que fuese a detenerse, así que iba a tomar mis propias medidas.


—Además —agregué impulsivamente—, Jimin me llamó esta tarde y él me dijo que...


—¿Jimin? —su ceño fruncido se profundizó incluso más ante la mención de ese nombre—. ¿Qué tiene que ver con esto?


—Él...me habló sobre una gran oportunidad, es algo en verdad grande y sería muy bueno para mí y para mi carrera, podría ganar más dinero del que ganaría aquí, eso sería de...


—¿Más dinero del que ganarías aquí? —cuestionó, confundido—. ¿Qué significa eso? ¿Que tienes que irte a otro lugar?


—Bueno...sí, pero sólo por un par de meses.


—¿Meses? —replicó aturdido—. ¿A dónde...? ¿A dónde tendrías que irte?


—Es...sería una gira por Europa —expliqué en voz baja, sintiéndome muy pequeña por alguna razón y también repentinamente bajo mucha presión.

 
No había tomado ninguna decisión, no era algo seguro, pero sí era una opción, y por supuesto que era una opción que necesitaba tomar en consideración.


—¿Europa...? —se atragantó con sus propias palabras, ahora me miraba muy perplejo, pésima señal—. ¿Tendrías que irte a otro continente? ¿Eso...eso es lo que me estás diciendo?


—No sería ahora ya ni tampoco sería por mucho tiempo, además...no lo sé, es una gran oportunidad, y yo...es que yo ya no...no me estoy sintiendo bien aquí, supongo que simplemente me gustaría poder alejarme de todo esto por un tiempo —suspiré—. Me gustaría que pudiéramos irnos lejos.


—¿Quieres huir? —inquirió, sonaba tremendamente decepcionado pero no podía entender porqué.


Me encogí de hombros, porque ¿qué había de malo en eso? ¿qué podía haber de malo en querer desaparecer hasta que todo estuviera mejor...hasta que todo dejara de doler...hasta que todo quedara olvidado?


No sabía qué era lo que cruzaba por su mente en estos momentos, pero la forma en la que me miró, me inquietó. Era diferente a todas las veces que me había mirado antes, no se sentía correcto, me provocó molestias en el estómago.


—¿Por qué me miras así? ¿qué...?


—¿Soy la persona a la que puedes renunciar más fácilmente? —expuso con desilusión y su pregunta sí que me descolocó.


—¿Qué estás...? Jeongguk ¿cómo puedes pensar eso? ¿cómo es que...? —dije consternada—. Eso no es verdad, no es lo que quería decir.

 
Jeongguk asintió con su cabeza y se negó a sostener mi mirada con la suya cuando traté desesperadamente de crear esa conexión. Él se puso de pie, pasando su mano descuidadamente por su cabello en lo que ignoraba deliberadamente mis intentos de ver dentro de sus ojos.


—Entiendo, yo lo malinterpreté —cedió de la manera menos sincera posible—. Iré a darme una ducha.


¿Estaba hablando en serio?

 
Muy en serio, respondió la vocecita en mi cabeza cuando sin agregar nada más, tuve que observarlo salir de la sala. Por un segundo fui incapaz de reaccionar, sólo me quedé ahí, sentada, pensando y analizando todo lo que había dicho para identificar si en verdad había cometido un error.


¿Acaso le di a entender que quería huir de él? porque no era eso a lo que me refería. Me sentía abrumada, por supuesto que últimamente sentía una necesidad latente de querer apartarme de todo y de todos, pero eso no lo incluía a él.


Tampoco deseaba que mi motivación para probar suerte en la audición fuera la de "escaparme" de aquí, no quería eso, sólo había estado pensándolo de manera hipotética e impulsiva. No podía tomar decisiones sólo por mí, tenía que hacerlo por nosotros, su opinión era importante para mí y al final, estaba segura de que si decidía tomar ese camino, sería contando con su apoyo.


Pero para llegar a ese punto, teníamos que hablar cuando no estuviéramos tan emocionales.

 
Me puse de pie y caminé siguiendo su dirección, ni siquiera me detuve para golpear la puerta, sólo abrí esta y me encontré con Jeongguk sosteniéndose del lavabo. Él se veía tenso y a pesar de que se encontraba justo frente al espejo, su mirada no se encontraba puesta en su reflejo. Todo en su postura reflejaba frustración y desasosiego, inconformidad y decepción.


Puse mi mano en la parte baja de su espalda y presioné mis labios en su hombro, dejando un tímido beso y procediendo a descansar mi cabeza en aquel lugar después de eso.


—Lo lamento —musité, acariciando con intenciones tranquilizantes aquella parte de su espalda, odiaba ponerlo triste—. Fue una idea estúpida...no me iré a ningún lado, yo estoy contigo.

 
Al menos no huiría, si decidía audicionar para ir a Europa, no lo haría por las motivaciones incorrectas y desde luego no lo haría lastimando a Jeongguk.

 
—¿Hasta cuándo, mh? ¿Hasta que haya otro problema? —acusó, lo había afectado.


—Han habido problemas y sigo a tu lado, Jeongguk, no seas injusto —pedí—. ¿Puedes entenderme? esto no es fácil para mí, todo lo que está ocurriendo no es normal, estoy confundida ¿me quedo o me voy? ¿huyo o peleo? apenas estoy descubriendo como lidiar con todo lo que está ocurriendo, por favor, trata de entender.


—Lo hago, de verdad lo hago, pero Haye...tú también trata de entenderme —suspiró, y la triste expresión en su rostro lastimó mi corazón—. Esto me asusta.


—¿Qué te asusta?

 
—Que te apartes de mí. Que te presionen lo suficiente como para querer apartarte de todo, como para querer dejarlo todo atrás. Tomar ese camino se puede volver tentador, es más fácil, menos doloroso...yo lo sé.


Hablaba desde su experiencia.


Conocía la historia superficialmente, cuando la madre de Jeongguk murió él escogió ir por ese camino, el dolor fue tan aplastante y apabullante que no supo cómo lidiar con él, así que huyó, él se apartó y se olvidó de todo y de todos durante meses, cuando regresó, por supuesto, todo era diferente...las personas eran diferentes y él también lo era. ¿Acaso temía que yo pudiese hacer lo mismo?


—Y eso me asusta. Hablas de querer huir y yo no...me está jodiendo la cabeza.

 
Oh.

 
Sentía como que indeliberadamente había alimentando una inseguridad en él, sin embargo, por la forma en que su expresión se suavizó al ver el desconcierto en mi rostro, comprendí que él sabía que no había sido a propósito.

 
Haye —Jeongguk tomó mi rostro entre sus manos y me acercó a él, descansando su frente en la mía—. No reaccioné bien, lo siento si me aparté, necesitaba pensar, no quería decir la cosa incorrecta ni lanzar mi mierda sobre ti, esto no tiene que ver contigo, es conmigo.

 
—¿Contigo?


—No me he deshecho de todo mi equipaje, aún...tengo mucho que trabajar, todo esto también saca lo peor de mí.


—Entonces háblame —pedí, dándole un ligero apretón a su mano—. ¿Qué fue lo que dije...?


—No dijiste nada malo, no es tu culpa, es mi conciencia, es esa jodida vocecita en mi cabeza que está...gritándome que él que la hace la paga.

  
No comprendí. —¿Qué fue lo que hiciste? ¿Por qué te sientes así?

  
—No hice las cosas bien en el pasado, supongo que me da miedo que toda esa mierda se me devuelva...contigo.


—¿Cómo...? ¿Por qué?


—Te lo dije, en el punto más bajo de mi vida, yo me alejé cuando sentí que mi dolor era sólo mío y que nadie más podría entenderlo, estaba abrumado, y alejarme de todos fue lo más fácil, pero...yo no estaba solo en ese entonces.


Sowon.


—Desde luego eso no me importó, tampoco me importó que me pidiera que me apoyara en ella, ni que me rogara que no la dejara fuera, ni siquiera la escuché cuando me pidió incansablemente que no me fuera...de todos modos lo hice.


—Estabas sufriendo.


—Sí, pero no es justificación, fui egoísta y si tú...si tú me hicieras eso...


—No lo haré —lo detuve, cortando el hilo de sus pensamientos.

  
Yo no estaba aquí para hacerlo pagar por sus pecados ni nada que se le pareciera, tal vez él sí había lastimado a alguien con aquella decisión en el pasado, pero eso no significaba que tuviera que vivir la misma experiencia para compensarlo. Por alguna razón Jeongguk tenía muchos problemas para aceptar que merecía cosas buenas, pero fácilmente aceptaba que merecía las malas.

 
—Yo no te dejaría atrás, nunca huiría de ti —juré.


—Lo sé —musitó—. Por eso sé que es mi problema, son mis miedos, es que yo...antes de conocerte no creía...no quería que nadie volviera a importarme tanto, la idea de volver a perder a alguien me aterraba y por eso, supongo que en algún punto me volví insensible a toda esa clase de emociones, pero...luego tú llegaste y tocaste mi corazón, te adueñaste de él y cambiaste todo para mí, ahora...ya no puedo volver atrás.

 
Es que no había vuelta atrás, ambos nunca podríamos volver a ser la persona que éramos antes de conocernos, pero eso estaba bien, porque no teníamos porqué volver a eso, nunca.

 
—No puedo estar sin ti —admitió francamente—. Y no me refiero a que...cuando digo eso, no te estoy pidiendo que abandones tus sueños por mí, no quiero que dejes pasar oportunidades como esa, yo te apoyo, te apoyaré siempre, quiero que hagas lo que sea que te haga feliz, sólo no...


—No quieres sentir como que sólo es una excusa para largarme de aquí ¿es eso?

 
Jeongguk asintió. —Y tampoco quiero que les des en el gusto, no quiero que piensen que pueden intimidarte ni que Sowon sienta que logró lo que quería.


Tampoco yo.

  
No quería nada de eso, yo sólo deseaba que todo esto quedara en el pasado, no quería nada de esto interfiriendo en nuestro futuro, pero ¿cómo hacíamos eso? ignorarlo no estaba sirviendo de nada, entonces...de la forma en la que yo lo veía, sólo había una solución para acabar de una vez con todos los fantasmas del pasado.


Entonces no puedo seguir así, si sigo...actuando de esta manera, no sólo terminaré lastimándome a mí sino que también te lastimaré a ti. Tú lo dijiste, yo decido que camino tomar de ahora en adelante, puedo...seguir ocultándome de la verdad, del pasado...o puedo enfrentarme a él. Esa es la única manera de liberarme de todo eso.


Jeongguk se vio confundido. —¿Qué quieres hacer?


—Quiero que dejemos el pasado en donde pertenece, ya no quiero que siga condicionándonos, que siga lastimándonos ni que siga atormentándonos. Dijiste que podíamos tener un nuevo comienzo...eso es lo que quiero.


No quería seguir sintiéndome desdichada, confundida, desorientada, no quería vivir con recelo ni quería seguir sintiendo que no tenía control de mi propia vida. Quería tranquilidad, Dios, sólo eso deseaba.


—Así que, enfrentemos el pasado, ¿sí? enfrentémoslo y superémoslo —pedí.


—¿Nosotros?


Especialmente él.


—Tus miedos, Jeongguk —señalé—. No puedes seguir ignorando todo lo que te sucede, no es correcto. Tienes que hacer las paces contigo mismo.


Y con otros, si era necesario, aunque esa idea no me mataba de la emoción, pues eso sólo podía significar una cosa, aunque no iba a preocuparme por eso ahora.


—Creo que podemos hacerlo —musité—. Por nosotros.


—Cuando dices enfrentar nuestro pasado, ¿te refieres a...?


—Sí.


—¿Eso quieres? ¿Estás segura?


—No es lo que quiero, desearía no tener que hacerlo, pero es necesario. Y si él cumple con su palabra, entonces podremos finalmente librarnos de ellos. Sólo escucharé la basura que tenga que decir y luego...se habrá acabado.

 
—Tal vez no tenga que ser así, Junghyun y yo podemos encontrar otra forma...

  
—No, haré lo que él pide. Me reuniré con él, tal vez me arrepienta luego, pero para ese entonces las acciones serán nuestras así que habrá valido la pena. Junghyun se encargará del resto, tú serás libre y ya no habrá nada que nos conecte a ellos.

 
—¿No quieres pensarlo un poco más?

 
Negué, decidida. —Mira...entre seguir esperando o tomar acción y salir a buscar eso que deseamos...creo que esta vez nos conviene tomar la segunda opción. La verdad es que no estamos de manos atadas, podemos hacer algo al respecto así que...hay que hacerlo.


—Eso es muy maduro.


—Sí, bueno ¿qué te digo? estos días de casada se han sentido como años.

 
Jeongguk sonrió, evidentemente menos tenso, exhalando suavemente y procediendo a besarme brevemente con dulzor. —¿Y luego?


—Y luego ya nada podrá interponerse en nuestro camino hacia la felicidad —dramaticé, sonriendo sobre sus labios cuando él volvió a besarme.


—Nada podría.


—Mh —toqué su nariz con la mía y sonreí felizmente por su respuesta—. ¿No, verdad?

 
Negó con un movimiento de cabeza, enfatizando su afirmación. —Nunca.
















































13 DE MAYO, 2019
20:31 pm.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫

   
Tenía que ser una maldita broma.

    
Fue lo primero que pensé cuando vi por primera vez a quien sería la supuesta "asistente" de Jeongguk, y decía supuesta porque esa chica no parecía estar aquí con intenciones de trabajar, no, no, no, en lo absoluto.


Desde el momento en que la vi entrar a la habitación, su aura desenfadada y despreocupada me dejó claro que no estaba allí simplemente para desempeñar un papel laboral.

 
Su agudo saludo resonó en la habitación con una energía disruptiva, rompiendo la calma que reinaba en el lugar. Con un tono tan enérgico y casual al llamar a Jeongguk "Ggukie", sí, ella llamó a mi Ggukie, Ggukie. ¿Quién diablos se creía que era? Su presencia marcó un fuerte contraste con la formalidad del entorno, y la expresión de profundo desconcierto en mi rostro seguramente me delató.


¿De dónde demonios sacó tanta confianza?

  
Jeongguk tomaba mi mano, sin embargo, el brusco abrazo que esta desconocida —aunque al parecer no tan desconocida para él— le propició, lo obligó a soltarme. Mi descontento sólo creció aún más por esto. Supongo que aquí estaba yo, pintada.

  
—¿Saerom? —preguntó Jeongguk, apenas reconociendo a la persona que lo recibía con tanta efusividad.

 
—A tus órdenes —bromeó ella, apartándose ligeramente para poder mirarlo directamente a los ojos.


¿Por qué se le acercaba tanto?
¿Por qué lo tocaba?

  
Jeongguk se separó del abrazo, creando cierta distancia entre ellos, pero la genuina alegría en su mirada no contribuyó a aliviar mi malestar.


—Supongo que tu abuelo ya te lo ha contado, yo seré tu nueva asistente —anunció emocionada.

 
—¿Bromeas? —Jeongguk rió—. ¿Tú? ¿Mi asistente? Pero si no has trabajado un día en tu vida.


—Oye —hizo un puchero...iugh—. No seas tan duro, por algo se empieza, ¿no? Además, ya deberías saber que soy buena en todo lo que hago, esto no será la excepción.


¿Qué rayos? ¿Ella realmente acababa de...? Noté el doble sentido en sus palabras, maldita sea, sí estaba insinuando lo que creía que estaba insinuando. Fue evidente. ¡Qué repulsión! Qué puto asco, pero que...espantoso, ¿acaso ellos...?

 
Todo en la postura de Jeongguk delató lo nervioso y tenso que las declaraciones de la tal "Saerom" lo pusieron, su sonrisa contenta y honesta rápidamente fue sustituida por algo más. Con un sutil movimiento, Jeongguk se volvió hacia mí, tomó mi mano y me atrajo suavemente hacia él, yo tuve que frenar el repentino impulso de rechazarlo.

 
—Déjame que te presente a Haye —dijo Jeongguk, ignorando deliberadamente su comentario, girándose hacia mí—. Haye, princesa...esta es Saerom, es una amiga de la infancia —la presentó, haciendo especial hincapié en la palabra "amiga"—. Saerom, ella es Haye...es mi esposa.


Sí.
Su esposa.


Diablos, no podía negar que escucharlo referirse a mí de esa manera aún se sentía un poco ¿extraño? Pero en el buen sentido, por supuesto, especialmente ahora.


La chica Saerom no esperaba eso, su expresión de indudable estupor la delató.

  
—Perdona ¿dijiste novia, verdad? —hizo como si no hubiera escuchado bien, dirigiéndome por fin parte de su atención, todo ello acompañado de una sonrisa fingida.


—Esposa —corrigió Jeongguk, alzando mi mano que se entrelazaba con la suya para poder darle un pequeño vistazo de nuestros anillos.

 
Y por gestos como esos era que no podía permanecer molesta con él, aunque...tampoco era como que él hubiera hecho algo malo, a decir verdad. Era sencillamente difícil no ponerte de malas frente a personas que no respetaban el espacio personal como esa chica. Especialmente cuando era el espacio personal de mi Jeongguk.

 
—¿Esposa? —casi se atragantó—. Oh, por...wow, no tenía idea de que habías dado el gran paso —me observó de pies a cabeza, escudriñándome, y deteniendo con muchísimo interés su vista en mi estómago—. Perdón por la indiscreción, pero ¿es reciente? ¿De cuántos meses estás? Porque no se nota en absoluto que...


—¿Disculpa? —me indigné, , me indigné, estaba demasiado sensible y a la defensiva en estos momentos, y si hace dos minutos atrás no me agradaba, ahora mismo como que la quería lejos de mi vista.


—No, es que...no...—intervino Jeongguk, haciéndolo una seña para que no dijera nada más, seña de la cual sí me percaté a pesar de que quiso actuar con disimulo—. No está embarazada —se rió nervioso, no era divertido—. ¿Por qué pensarías que...?

 
—Oh, lo lamento mucho, fue mi error —fingió inocencia, pero que desagradable—. Yo sólo creí que...

 
—Creíste mal —la corté, sonriéndole de la misma falsa manera en la que ella me sonreía—. Es un placer, por cierto, ¿Sae...? Disculpa ¿cuál era tu nombre? Lo siento, me olvidé, es que Jeongguk nunca me había hablado sobre ti.

 
Si me trataba con desdén, entonces iba a tratarla de la misma manera, hoy no estaba de humor para ser la mejor persona.

—Saerom —repitió, luchando por mantener esa cínica sonrisa tras escuchar mis palabras—. Y el placer es todo mío, Haye. Tienes un nombre muy bonito.


—Gracias.


—Todo en ella es bonito —elogió Jeongguk con dulzura, abrazándome a él en lo que trataba de aliviar un poco la tensión—. ¿Y qué es lo que estás haciendo aquí?


—¿No te lo dije ya? Seré tu nueva asistente personal, ¿qué te parece eso? —le dijo en un tono más amistoso esta vez. Muy bien, límites.

 
—¿No estabas...? Creí que bromeabas —Jeongguk se tensó, no le gustó, genial—. No necesito una asistente, ya lo hablé con mi abuelo, estoy bien así.


Ella frunció el ceño. —Pero él dijo...


—¿Qué dijo? Vamos, Saerom, si eso no tiene ningún sentido —Jeongguk soltó una risita incómoda—. ¿Tú trabajando para mí? Por favor, si tienes dinero suficiente cono para vivir en paz por el resto de tu vida sin tener que mover un solo dedo.


—Tenía —bufó ella—. Estoy aquí para expiar mis pecados; creí que tu abuelo te lo había dicho.


—¿Expiar? ¿Qué carajos fue lo que hiciste ahora?


—Perdí...un par de apuestas —se explicó vagamente, luciendo inesperadamente avergonzada—. No me veas así, ni siquiera yo sé por qué lo hice, pero...lo hice, y ahora mi padre quiere que le pague con horas de trabajo todo el dinero que tuvo que pagar por mi culpa.


—¿Y te envió aquí para cumplir tu castigo?


—Ya sabes como es, hizo un par de llamadas, me consiguió unas cuantas ofertas de trabajo, pero...cuando mencionó que tu abuelo buscaba una asistente para ti, supe que ese era el trabajo perfecto para mí. Además, tu abuelo creyó que aceptarías si se trataba de mí.

  
Por supuesto que creyó eso. Y seguro que él no ocultaba ninguna mala intención con todo esto. Ugh, yo realmente detestaba a ese ancianito.

  
—Es que no necesito una asistente —sostuvo Jeongguk, conflictuado y apenado por tener que decir que no—. Lo siento, pero vine hasta acá específicamente para decirle a mi abuelo lo que te estoy diciendo ahora.


—Oh, por favor, no seas así —suplicó ella, sacando a relucir su labio inferior en un puchero—. Seré una excelente asistente, ¿de acuerdo? No causaré problemas, te lo prometo. Solo te pido que no me envíes de regreso; de verdad no quiero tener que trabajar con todos esos odiosos y desagradables sujetos, tú sabes cómo son y sabes a lo que me refiero.


—Saerom...


—¿Por favor? —pidió insistentemente—. No puedes negarte, hazlo por todos estos años de amistad, ¿mh?


—Pero...


—No, sin peros, Jeongguk —advirtió, agregando esto último con un tono de voz ligeramente amenazante que me hizo querer poder hacerla desaparecer. ¿Quién diablos se creía que era?—. Vamos, no seas así, me lo debes. Sabes que me lo debes así que...no me hagas ir por ese camino.


¿Se lo debía?
¿Y estos dos qué rayos se traían?


—Es lo justo, siempre que tú lo has necesitado, yo te he ayudado —intentó conmoverlo, poniéndose nuevamente esa fachada de chica dulce—. Ya va siendo hora de que me devuelvas la mano, Ggukie...no lo pienses tanto, sólo...acéptame, ¿sí?

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