❛ 69 ❜

🔞 🔞 🔞 🔞
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
U N P L A N N E D
sesenta y nueve
❀̸
𝓗ermano
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

Oh, cosa simple,
¿A dónde te has ido? ❞

Somewhere Only We Know, Keane.

13 DE MAYO, 2019
02:32 am.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫

 
        SEGUNDA NOCHE CONSECUTIVA en la que que no lograba conciliar el sueño. Odiaba esto, había tenido problemas de insomnio en el pasado, era una persona ansiosa por naturaleza pero lo había superado, sin embargo, esto, todo lo que había sucedido recientemente tenía mi cabeza hecha un lío, no podía deshacerme de los intrusivos pensamientos y me sentía cansada: física y mentalmente cansada, quería dormir y callar por unas cuantas horas las vocecitas en mi cabeza, pero no lograba hacerlo, ¿existía algo más frustrante que eso?


—Nghh —se quejó Jeongguk, tiernamente adormilado, moviéndose perezosamente en la cama—. ¿Muñequita? Creo que tienes el síndrome del sueño inquieto o algo así.

  
Balbuceó apenas, como si estuviera hablándome desde su inconsciente, estaba más dormido que despierto pero lo intentaba.

  
—Lo siento —musité, provocando que entreabriera sus ojos—. ¿Te desperté?


—Mhm...no, no, sólo...me acostumbro a dormir con un tornado —dijo en lo que se le escapaba un bostezo exagerado, uno que lo hizo despertarse por completo.

    
Mi mente estaba agitada, y era incapaz de encontrar paz en medio de esa inquietud. Un torbellino de preocupaciones, dudas y asuntos sin resolver giraba sin cesar en mi cabeza, y creaba un caos interno que me era imposible de calmar. Cada pensamiento era como un nudo que apretaba mi corazón, dejándome sin soluciones ni respuestas claras para ninguno de ellos.

 
—Tienes clases mañana —me recordó, incorporándose en su lugar en un intento por quitarse la pereza de encima, como si la universidad fuera relevante en momentos como estos—. Anoche tampoco dormiste nada, estarás medio muerta por la mañana.


—Está bien, no iré a clases.

 
No le veía el sentido ahora.

   
¿De dónde diablos se suponía que iba a sacar dinero para pagar la universidad? Las ayudas se habían acabado, no quería recibir dinero de esas personas y no iba a pretender que este era un asunto que podía solucionarse mágicamente, porque no era así.


No podía tener las dos cosas.


Y si tenía que escoger entre mis estudios y mi carrera, sin duda optaba por mi carrera. Ese camino era el que debí seguir desde el principio. Mirando hacia atrás, me daba cuenta de que quizás fui demasiado ambiciosa al intentar tener ambas cosas. La universidad era una carga pesada que solo añadía más estrés a mi ya de por sí estresante vida.

 
—¿Y eso? —preguntó con una expresión de confusión mientras fruncía el ceño—. ¿Quieres tomarte unos días?

 
Me encogí de hombros, sintiendo la incertidumbre anidarse en mi pecho.

 
—Aún no estoy segura sobre qué es lo que haré exactamente —admití, mi voz bajando hasta casi convertirse en un susurro.

 
—¿Qué es lo que harás con respecto a qué?

 
Sus ojos seguían fijos en los míos, intentando leer más allá de lo que decía. Sentí un nudo formarse en mi garganta mientras trataba de ordenar mis pensamientos. Sabía lo que iba a decirme si le comentaba mis preocupaciones, hablaría con él, por supuesto, pero no ahora, estaba demasiado agotada como para tener esa conversación


—Olvídalo, no es nada —dije, tratando de restarle importancia al tema mientras me medio giraba, dándole la espalda. Sin embargo, antes de hacerlo completamente, tomé su mano y la guié para que rodeara mi cintura con su brazo.

  
Presioné mi espalda contra su pecho, buscando consuelo en su calidez, acurrucándome más cerca de él. Jeongguk respondió apretándome más fuerte, acomodándose para poder abrazarme de manera perfecta desde esa posición. Su presencia era como un bálsamo para mis inquietudes, y en ese abrazo encontré un refugio temporal para mis preocupaciones.

   
El suave aliento de Jeongguk acarició la piel sensible en la curva de mi cuello, provocando un estremecimiento involuntario que recorrió todo mi cuerpo. Resultaba extraño cómo cada acción suya, por más pequeña y sin intención que fuera, tenía un impacto profundo en mi ser, acelerando mi ritmo cardíaco y haciéndome sentir...cosas.


—No insistiré ahora, pero hablaremos de eso en la mañana —murmuró, su voz vibrando en el espacio entre nosotros—. ¿De acuerdo?

    
Acepté a regañadientes, presionándome más a él, sintiendo que a pesar de lo cerca que estábamos el uno del otro, seguía sin ser suficiente.


Por Dios, ¿qué me pasaba? solía ser tan reacia a que otros invadieran mi espacio personal, y aquí estaba ahora, pensando básicamente en cómo diablos podía fusionarme con este ser humano. Me había vuelto tan adicta a su cercanía, que horror.

  
—¿Y ya pensaste en lo otro que hablamos? —inquirí sobre ese tema en específico que hoy nos había tenido todo el día en desacuerdo.


—No tengo nada que pensar.


Resoplé y me medio volteé para verlo. —Pero tengo que hacer algo, papá no quiere que haga nada, mamá no quiere que haga nada y tú no quieres que haga nada, ¿cómo diablos esperan que me quede de brazos cruzados cuando todo lo que esta pasando es por mi culpa?


—¿Seguirás con eso? —bufó, y yo estuve a punto de hacer una rabieta, ¿por qué no entendía?


—Se metió con mis padres, Jeongguk. ¿Y qué? ¿Se supone que sólo debo aceptarlo y dejar que otra vez se salga con la suya? De ninguna maldita manera.


—No, pero ir a su casa y romperle todos los dientes, como dijiste que harías si te decía donde vivía, tampoco creo que solucione mucho —sostuvo Jeongguk y yo exageré un suspiro. No decía en serio lo de romperle todos los dientes, tal vez solo unos cuantos.


—No creo que estés esperando que sea civilizada con ella, ¿o sí?


—No, lo que estoy esperando es que confíes en mí y me dejes solucionarlo.


—¿Y por qué tú no confías en mí y me dejas solucionarlo, hm? ¿Por qué no quieres que la enfrente? ¿Acaso sigues preocupándote por ella? —y bueno, las palabras acusatorias salieron de mi boca antes de que pudiera detenerlas. ¿De dónde diablos salió eso?


—¿Estás hablando en serio? —cuestionó incrédulo—. Al carajo Sowon, no me importa ella, me importas tú. Me preocupas, Haye, no quiero que salgas lastimada, ¿no te quedó claro ya que está desquiciada?

   
Ante la expresión de su preocupación, respondí con terquedad, cruzando los brazos sobre mi pecho en un gesto de determinación. —No tengo miedo.

  
Jeongguk suspiró, visiblemente frustrado. —Esto se está saliendo de control, Haye.

  
Sí, por culpa de ella. Mi voz se tornó más seria al abordar el tema central. —Mis padres han perdido sus trabajos, Jeongguk. ¿Entiendes la gravedad de la situación?

  
—Comprendo perfectamente la gravedad de la situación, por eso te pido que confíes en mí —insistió. Tenía plena confianza en él, no era cuestión de desconfianza; el verdadero conflicto radicaba en que estaba harta de que Sowon saliera impune una y otra vez. No soportaba la idea de que ella continuara creyendo que podía actuar sin consecuencias, mientras nosotros simplemente lo pasábamos por alto—. Mi amor, te prometo que voy a deshacer lo que ella hizo, ¿sí? Deja que yo lo solucione.

 
—¿Cómo?
 
  
Jeongguk guardó silencio por un momento. Parecía que él sabía muy bien cómo, pero no quería compartírmelo.

 
—Bueno, no todo puede ser malo, ¿verdad? Ser parte de mi familia también tiene sus ventajas —replicó vagamente, como si no quisiera ahondar en detalles específicos.


—¿No quieres decirme?

 
Él negó. —No, porque no me gusta tener que hacer estas cosas, no quiero verme reflejado en la forma en la que mi abuelo actúa. Pero he visto de cerca su forma de operar, aunque no quiera he aprendido de él, y por eso sé justamente lo que tengo que hacer. Tú...sólo tienes que saber que tengo las conexiones y los recursos necesarios para resolver este problema. Tus padres estarán bien.

 
Lamentablemente, no logré encontrar consuelo en sus palabras. Aunque valoraba profundamente todo lo que Jeongguk hacía y su inmenso, y generoso corazón, me sentía fatal porque él estaba tan dispuesto a hacer cualquier cosa por mí y ahora también por mi familia, y aún así mi madre estaba empeñada en tratarlo como si Jeongguk fuera poco menos el diablo en persona. Hoy, al intentar entablar una conversación con ella, se negó rotundamente a aceptar cualquier tipo de ayuda que Jeongguk pudiera ofrecerle, y no fue precisamente amable al hacerlo.

 
—No es tu obligación hacer nada —musité—. No quiero que hagas nada que no quieras...


—No sigas por ahí.


—Es que...


—Sólo dame las gracias cuando ya todo esté solucionado —sentenció—. Ya sabes cómo.


—Ugh, no bromees ahora.


—No bromeo —sostuvo con una sonrisita y yo volteé mis ojos—. Ya déjalo, Haye. Yo haré lo que tenga que hacer y eso es todo.


—Pero lo que mamá dijo hoy... —comencé, sintiendo el peso de la conversación.

    
Él sacudió su cabeza, como si no quisiera oírlo. —Está bien, incluso si tu madre no quiere mi ayuda...somos familia ahora. Yo prometí cuidarte y protegerte, eso incluye también a tu familia.
 
  
Suspiré con pesar. —Siento que no estamos ofreciendo lo mismo a este matrimonio; yo sólo te estoy trayendo problemas.

   
La mirada de Jeongguk cambió, mostrando una ternura que me reconfortó al instante. Aunque no compartió mi sentir, en lugar de iniciar una discusión, se movió en su lugar de la cama y me envolvió en sus brazos, acomodándonos en nuestra posición habitual: él abrazándome de costado, mi espalda recostada en su pecho, acurrucaditos.

  
—No, mi muñequita nunca podría darme problemas —me aseguró, hablándome como si fuera un bebé sólo para arrancarme una sonrisa de los labios, depositando besos suaves en mi mejilla—. Ahora descansa, todo va a solucionarse pronto.

  
Asentí, no estaba segura de poder dormir, pero quería que él descansara. Todo lo que ocurría también era agotador para él.

 
—¿Sí vas a dormirte? —preguntó con voz baja, su aliento acariciando la piel de mi cuello con cada palabra.

  
—Trataré, pero tú puedes seguir durmiendo.

  
Me quedé en silencio, esperando que su respiración volviera a ser lenta y regular, señal de que se había sumido nuevamente en el sueño. Sin embargo, sus siguientes palabras rompieron el breve silencio que había caído sobre nosotros.

 
—Pero ya no tengo sueño —protestó amohinado, su tono mostrando una mezcla de determinación y ternura—. Si tú te desvelas, yo me desvelo...así funciona esto.

   
Sus palabras hicieron que mi corazón se derritiera un poco más por él. Su insomnio solidario era una muestra de amor que con lo sensible que estaba, me sobrepasaba. Giré ligeramente la cabeza para poder ver su rostro en la penumbra de la habitación. Sus ojos brillando con una mezcla de preocupación y terquedad.

     
—Te amo muchísimo por eso, pero si tú no duermes, la culpa pesa sobre mí —le dije, tratando de mantener mi voz firme aunque sabía que era difícil hacerle cambiar de opinión cuando ya se había decidido. Anoche habíamos tenido justo la misma conversación.


—Ni siquiera estaba dormido —mintió descaradamente, hace menos de diez minutos estaba roncando—. De todos modos, incluso cuando duermo, todos mis sueños se tratan de ti, así que ¿para qué necesito soñar si te tengo aquí conmigo?

     
Cursi.

  
—Además, sé cómo ayudarte a liberar tensiones —añadió con un tono burlón y un doble sentido inconfundible. Y sí que sabía como arruinar lindos momentos—. Por eso fue que me despertaste, admítelo —me molestó, dejando un beso juguetón en el ángulo de mi mandíbula.

    
—Hombre, a mí me parece que te estás subestimando un poquito —contesté rápidamente, resistiendo la tentación de darle la razón.

  
Por supuesto no iba a admitir que mis neuronas hacían cortocircuito con la más mínima de sus caricias. No quería que supiera que la mera mención de lo que ocurrió anoche bastaba para hacerme considerar desesperadamente el repetirlo.

   
Antes de casarnos, yo creía que necesitaba a Jeongguk, el estar con él siempre hacía que todo fuera más bonito y especial, su presencia lo era todo, pero ahora...mi necesidad por él había crecido exponencialmente y de maneras que no imaginaba posible. Me hacía sentir como otra persona; como una Haye que ni siquiera sabía que existía en mí. A mí ni siquiera me gustaba que el contacto físico durara más de un segundo, no antes de él.

  
Ahora no podía mantenerlo lejos de mí, ni fuera de mí...que vergüenza, no tenía idea de que sería así. Era débil, y lo era mucho más ahora que había experimentado ese tipo de intimidad con él, esa forma de querer, era imposible no anhelar más de ello cuando de ese modo se me permitía sentir todo de él, todo, y no hablaba sólo del plano físico, era más que eso, era algo trascendental y tan increíblemente...ni siquiera podía describirlo correctamente.

  
Pero realmente volaba mi cabeza.


—¿Sí? —preguntó, deslizando deliberadamente su mano por el costado de mi cuerpo, deteniéndose justo en el hueso de mi cadera.

 
Mi cuerpo cobraba vida por sí solo cada vez que él me tocaba; era una reacción involuntaria, casi automática, como si hubiera una fuerza magnética atrayéndonos irremediablemente. Sus dedos rozaban mi piel, y una corriente eléctrica recorría mi ser, despertando cada célula. Sin darme cuenta, me presioné más contra su pelvis, buscando ese contacto que mi cuerpo ansiaba tanto.

  
Sentí cómo una sonrisa se dibujaba en sus labios mientras los apoyaba suavemente en mi cuello, disfrutando claramente de mi respuesta instintiva. En ese momento, me abofeteé mentalmente por ser tan fácil de leer, por dejar que mi cuerpo revelara lo que intentaba ocultar con palabras.


—Tu dulce boca siempre dice cosas, pero tu cuerpo...

    
—Disculpa, lo siento, pero estoy tratando de dormir aquí, eh —interrumpí una frase que probablemente iba a hacer que me ruborizara patéticamente.


Jeongguk soltó una suave risita y yo me tensé cuando él imitó mi acción, empujando intencionalmente su pelvis contra mi trasero.

  
—Sigue tratando.


Tuve problemas para respirar cuando enterró sus dedos en mi cadera y tentativamente rozó su entrepierna contra mí, que cruel.


—No hagas eso —me las arreglé para decir en el instante que volví a hallar mi voz.

     
—¿Por qué no? —se burló, su tono cargado de una mezcla de diversión y desafío.

 
La pregunta resonó en el aire, y sentí la presión de encontrar una respuesta coherente.


—Porque... —intenté pensar cuidadosamente en mis palabras, aunque de todos modos terminé expresándome muy mal—. ¿Tú no crees que hacemos mucho... eso?


Las palabras salieron torpemente, incapaces de capturar realmente lo que quería expresar. No sabía exactamente qué era lo normal en este tipo de situaciones. Tal vez no existía un "normal" definido, pero la intensidad de mi deseo por él me asustaba un poco. La vulnerabilidad de sentir tanto me hacía tambalear.

   
—¿Y? —cuestionó con evidente diversión en su voz, mientras mordisqueaba juguetonamente el lóbulo de mi oreja. Su proximidad y el calor de su aliento en mi piel solo añadieron más combustible a ese fuego interno—. ¿Piensas que eso es algo malo?

  
Su pregunta me dejó momentáneamente en silencio. La respuesta era "no", no en realidad, se trataba de hacer el amor, ¿qué podía haber de malo en eso? simplemente no podía evitar cuestionarme todo tipo de cosas, muchas veces pensaba que lo que sentía por Jeongguk no era normal, me sentía demasiado a gusto, demasiado plena cuando estaba a su lado, eso algunas veces me asustaba, me preocupaba porque era algo que nunca antes había sentido, algo que nunca antes había tenido, entonces...no quería perderlo.


—Lo siento —dijo, interrumpiendo mi breve momento reflexivo, advirtiendo como dejaba de tocarme de una manera poco inocente, pero muy sugerente, para volver a abrazarme dulcemente por la espalda, dándome a entender que definitivamente le otorgó otro significado a mi silencio—. ¿Estoy siendo muy pesado?


¿Huh?


Mi ceño se frunció y automáticamente sentí el impulso de voltearme para poder verlo de frente, esa había sido una suposición muy errónea.

 
—¿Te hice sentir presionada? —inquirió—. Haye, ¿sabes que siempre puedes decir que no, verdad?

 
—No me refería a eso —aclaré de inmediato—. Y sí, por supuesto que lo sé.

    
Lo besé, buscando disipar sus injustificados temores. Cuando hice esa pregunta, no buscaba generarle alguna inseguridad, esa sólo había sido yo tratando de entender por qué diablos siempre me sentía más que dispuesta a saltar encima de él.


—Fui insensible, ¿no? Sé que estás pasando por mucho ahora y yo sólo...

 
—Basta, eso no es... ¿quieres volver a besarme, por favor? —interrumpí, queriendo dejarle muy en claro que lo deseaba de la misma manera, todo el maldito tiempo.

   
—No, sin besos, espera a que se me baje el calentón...


Dios, ¿cómo podía ser así de honesto y ni siquiera sentir un poquito de pena? Necesitaba aprender a ser así de indiscreta.


—¿No conoces la sutileza, verdad? —ironicé, inclinándome hacia él para cubrir sus labios con los míos.


—No, espera...espera, mejor hablemos, ¿sí? Vamos a hablar —medio suplicó, apartando gentilmente sus labios de los míos, mientras yo me atrevía a empujar su espalda hasta que estuvo presionada contra el suave colchón. Entonces me monté a horcajadas sobre él, sintiendo la calidez de nuestro cercano contacto, con mis rodillas cuidadosamente situadas a ambos lados de su cadera.

   
Ahora quería hablar, ¿por qué demonios hice esa pregunta en primer lugar? Realmente no lo quería sobre analizando esa nimiedad.


—Por favor, olvida lo que dije. Me gusta que sea de este modo —aseguré, sellando mis palabras con un tierno beso en la comisura de sus labios.


—Si sientes que es demasiado...


—No es suficiente —contradije con cierta frustración—. Todo el tiempo siento que necesito más de ti, eso...¿es normal? ¿Está bien? Porque a veces creo que...


—¿Qué?

 
—Es que me asusta lo mucho que...que quiero estar contigo —confesé con todo el rostro acalorado—. Nunca he sentido algo así antes, y no sé cómo manejarlo. Es hasta vergonzoso.

 
Su expresión se suavizó ligeramente al escuchar mis palabras. Yo ya estaba roja como un tomate así que necesitaba urgentemente que dijera algo.

 
—Entiendo —dijo finalmente, bueno, pero necesitaba más que eso—. Más o menos.

   
¿Más o menos? ¿Realmente necesitaba que fuera más técnica al respecto?

 
—¿No fui lo suficientemente clara?


—No, sí lo fuiste, es sólo que para mí, desearte de esta manera es lo más natural del mundo.

 
—¿Ah, sí? —dudé, y él asintió.

 
—Haye, si fuera por mí, no saldríamos de esta habitación.

  
Uff.


—¿Y por qué lo hacemos entonces? —bromeé, más o menos.

 
—No juegues con eso, princesa.

   
—Lo decía en serio —dije, dejando que la punta de mi dedo trazara suavemente círculos en su pecho, jugueteando con él.


—Mh, ¿sí?


—Es que eres muy bueno en eso —resoplé.


—¿Y eso te enfada? —se burló.


—No, pero...


Jeongguk se removió bajo mi cuerpo y yo me olvidé de lo que decía, una sonrisa de costado se asomó en sus labios y tuve que presionar ambas palmas en la parte baja de su abdomen para mantenerme firme.


—¿Pero? —instó.


—Yo también quiero ser buena.

 
—Eres buena —afirmó, y yo abrí la boca para refutar, aunque él rápidamente agregó—: De hecho, eres muy buena. Me cuesta trabajo no correrme al minuto de estar dentro de ti.

 
Se me escapó un grito ahogado. —Oye, ¿No puedes decorar un poco tus palabras, huh?


—Somos dos adultos, preciosa —se burló.


—Entonces, ¿tienes que ser tan especifico?


Él sonrió. —Es que eres así de buena.


—Estoy hablando en serio —refunfuñé.


—También yo. No sabía que el sexo podía ser así de bueno hasta estar contigo.

 
Bufé. —Eso es porque me amas, eso no te permite ser objetivo. La verdad, todavía tengo mucho que aprender. Quiero ser en serio buena.


—Hmm. Así que mi chica quiere ser en serio buena, dime ¿qué carajos hice para merecerte, eh?


Este idiota. No pude evitar reírme por su estupidez, pero no me distraje.


—Bueno, si voy a hacer algo, entonces tengo que hacerlo bien.


—¿Y por qué piensas que no lo haces bien? —me miró atentamente desde donde se encontraba, trazando pequeños círculos en la piel de mi cadera—. ¿Te sientes insegura por algo?

  
—No es eso, es que...bueno, no sé cómo decirlo en realidad...es sólo que tú haces algo y yo...uhm, también quiero, pero...tú nunca me lo has pedido, y no sé si...es que yo quiero hacer todo contigo y tú...ugh, ¿por qué no lo captas?


—Porque estás balbuceando...y porque estás montada encima de mí, ¿cómo quieres que me concentre?


No era buena con las palabras, por supuesto que eso no cambiaría por arte de magia justo ahora, así que no le di más vueltas al asunto y sólo me incliné hacia él, buscando ansiosamente el contacto de sus labios.

 
Jeongguk no puso objeciones esta vez, su boca se acopló perfectamente a la mía y mi corazón no tardó en acelerarse cuando él deslizó sus manos por la curva de mi trasero...entonces yo lo besé con más ímpetu y emoción, como una respuesta involuntaria a sus caricias, presionando el resto de mi cuerpo deliciosamente contra el suyo.


Me aparté brevemente de su boca, alzándome lo suficiente para poder quitar mi camiseta —que era su camiseta, en realidad— por sobre mi cabeza, aprovechando de meter mis manos por debajo de la suya en una clara señal de que quería que se la quitara. Jeongguk despegó su espalda del colchón, sentándose sobre este para poder quitársela sin problemas, sin embargo, cuando noté que él pretendía quedarse en aquella posición, rápidamente lo obligué a recostarse otra vez.


¿Ya nunca vas a dejarme estar a cargo? —cuestionó con un deje de protesta, pero me negué, manteniendo mis palmas firmemente en su pecho.

 
—Quiero hacer algo —dije en voz baja, inclinándome sobre él para dejar un beso en la comisura de sus labios, moviéndome por su mejilla, su mandíbula y descendiendo por su cuello, besando la piel sensible de aquel lugar de la misma tortuosa y placentera forma en la que él siempre lo hacía conmigo—. ¿Puedo?

   
Jeongguk respiró pesado y afianzó su agarre en mis caderas, moliéndome sobre él y permitiéndome sentir como la parte más sensible de su cuerpo comenzaba a entusiasmarse con la idea.

 
Mmh—un carraspeo ronco se le escapó cuando delineé con mi lengua aquel punto latente en su cuello y él inconscientemente alzó sus caderas, presionando su entrepierna justo con mi centro, distrayéndome fácilmente de mi tarea—. ¿Qué vas a...? ¿Qué estás haciendo...?

 
Dudó, alzándose ligeramente cuando proseguí con la trayectoria de mis besos...pasando desde su clavícula, descendiendo por su pecho y su abdomen....lo cual por alguna razón pareció alarmarlo.

 
—¿Qué? —inquirí ceñuda, haciéndome un poco hacia atrás. Con lo que me costaba armarme de un poco de valor y él venía, y me mataba toda la inspiración.

 
—Tu boca, la quiero en la mía, ven —sentenció, tomando mi rostro entre sus manos para poder lograr su cometido.


Pero...—traté de hablar, sin embargo, el ataque de su boca fue implacable, Jeongguk me besó con desesperada necesidad, quitándome el aliento y volviéndome masilla entre sus manos. Su lengua experta le hacía cosas a mi cordura y el hecho de que no dejara de frotarse contra mí no ayudaba en mi causa...por un par de segundos me fue verdaderamente imposible resistirme, los besos de Jeongguk eran...otra cosa—. Oye, espera un poco, Jeongguk...


—¿Qué? —dijo sin mucho interés, colocando su mano con firmeza en mi mejilla para asegurarse de que mis labios estuvieran completamente a su disposición.


Sólo dilo.


—¿No quieres mi boca...en otro lugar?


Ay, mamá,
sí lo dije.

 
¿Por qué, maldita sea, utilicé esas palabras? Dios, tantas volteretas mentales que le daba al asunto y siempre terminaba escogiendo la peor forma de expresarme, tenía un talento...como sea, la piel de mis mejillas no tardó en ruborizarse y comenzar a arder —literalmente— por el bochorno, pero no me retracté, no sabía qué diablos era exactamente lo que le estaba pidiendo, pero había querido besarlo ahí desde la primera vez. Él lo hacía conmigo y se sentía...muy bien, yo también quería hacerlo sentir así.


—¡Deja de verme así! —le advertí, dándole un golpe en el pecho.


—¿Cómo? ¿Como si no creyera que esto es real? Porque no me lo creo.

  
Sus ojos cayeron deliberadamente a mis labios, los cuales debían de evidenciar el maltrato propiciado por los suyos porque su pulgar instintivamente dejó una caricia sobre estos. Su lengua delineó tentativamente su labio inferior y yo tuve que sacudir un poco mi cabeza para enfocarme.


—Bueno, es...es lo que se hace, ¿no? —titubeé—. Tú lo haces conmigo.


—Sí, pero no tienes que hacerlo sólo por eso.


—¿Puedo hacerlo porque quiero? Porque lo hago —le reiteré, no se lo estaba diciendo porque sintiera alguna especie de obligación, tenía curiosidad, mucha, además Jeongguk siempre hacía que se tratara de mí, quería que esta vez fuera fuera sobre él.

 
Y dudaba que él fuese a pedírmelo en algún tiempo cercano.


—No creo que sepas lo que...


—Sé lo que estoy pidiendo —lo corté—. Y sé lo que quiero —no necesitaba que él me dijera lo contrario, no era una niña y precisamente ahora, lo que menos deseaba era que en mi vida esto también fuera complicado, ya tenía suficiente—. Por favor, dame algo más en que pensar.


Capturé su labio inferior entre mis labios, chupándolo, e inmediatamente y careciendo de toda delicadeza Jeongguk llevó su mano hasta mi nuca y atrajo con fiereza mi rostro hacia el suyo, asaltando ávidamente mi boca con su lengua, enredándose con la mía en un beso desenfrenado y desesperado, tomándose muy en serio lo de "darme algo más en que pensar".

 
Jeongguk trasladó su boca hasta mi cuello, dejando una trayectoria de lametones y besos húmedos hasta llegar a su destino. Su cálido aliento y respiración desigual, así como también el delicioso maltrato que estaba dejando en la delicada piel de mi garganta, me tenía deseando olvidarme de cual era mi propósito principal para simplemente permitirle hacer lo que sea que quisiera conmigo.

 
El cual probablemente era su objetivo, así que...por más que lo deseaba, no.

  
No iba a ceder. Abrazándolo con fuerza por el cuello, apreté mis labios para sofocar los gemidos que amenazaban con escapárseme cada vez que mecía mis caderas lentamente de adelante hacia atrás, sintiendo perfectamente su creciente erección contra mí, presionándose justo donde lo necesitaba más.

   
Jeongguk escondió su rostro en el hueco de mi hombro y yo sentí su respiración caliente y cada vez más irregular haciéndome cosquillas. Un gruñido ronco y sugestivo fue la siguiente cosa que escuché saliendo de su boca, esa fue su respuesta a cuando me froté más impacientemente contra su cada vez más imponente erección.


Jeongguk —gemí, acariciando suavemente con la yema de mis dedos el camino desde sus hombros hasta la parte baja de su estómago, haciéndolo estremecerse y soltar todo el aire cuando pasé mis dedos intencionalmente por encima de su pantalón, justo por sobre la dureza que estos cubrían—. Por favor, déjame jugar con él hasta que te corras.

 
Musité inocentemente probablemente la proposición menos inocente de todas, sintiendo como Jeongguk literalmente se sacudía bajo mi gentil caricia.

 
—Mierda, Haye...no puedes decirme cosas como esas, no...Dios, vas a... —apretó sus dientes, alzando instintivamente sus caderas en busca de más contacto cuando moví con más determinación mi mano.

 
—¿Eso es un sí? —probé, sin entender realmente porqué el ver como mi sutil tacto le afectaba, me hacía sentir tan complacida—. Lo haré bien, sólo...guíame, dime lo que te gusta...

 
Carajo —maldijo entre dientes, jadeando sin aliento cuando envié mis dudas e inseguridades lejos, y metí mi mano bajo su pantalón y ropa interior, tocando directamente la piel de su urgido pene. No era la primera vez que lo tocaba, pero el hecho de pensar que iba a hacer más que sólo tocarlo me hizo tragar en seco y volver a sentir esos nervios que traía consigo la inexperiencia, aunque no me desanimé—. Vale...vale, ¿estás segura?


Asentí decidida, moviéndome de encima de él para que pudiera quitarse la ropa. Observé todos sus movimientos, siguiéndolo con la mirada mientras se levantaba de la cama y se deshacía del resto de sus prendas, exponiendo su entera desnudez ante mis ojos sin nada de timidez, aunque...supongo que con ese cuerpo cualquiera, ¿no?.

 
—Ven —pidió, de pie a un lado de la cama.

  
Obedecí, gateando sobre la cama hasta estar frente a él. Era curioso, la desnudez de las personas podía resultar algo bastante intimidante, sin embargo, la desnudez de Jeongguk...eso era algo totalmente diferente, sinceramente podía admirarlo de esa manera todo el tiempo, cada parte de él resultaba tan perfecta en mis ojos, el amor que sentía por él realmente magnificaba a mi vista todos sus atributos.


—Que complaciente —se divirtió a mis expensas, acariciando mi mejilla con su mano e inclinándose hacia abajo para depositar un dulce beso en mis labios—. ¿Vas a hacer lo que te diga, mh?


Asentí, si quería que esto no fuera un fracaso épico, entonces debía ser a su manera.


—¿No quieres improvisar? —tonteó.


Já.
Nunca.


—Paso, no quiero mirar hacia atrás y que el recuerdo de esta noche me atormente, gracias.

 
Jeongguk se rió de mi dramatismo. —No podrías hacerlo mal.


Le sonreí falsamente. —Que lindo, pero no pienso arriesgarme, así que...


—Estarás a mi disposición —se regodeó, con sus ojos resplandecientes con ese perverso brillo de emoción, eso...no sonaba mal—. Bien, entonces ponte de rodillas.

  
Sus palabras y la repentina expectación hicieron que me temblara todo, casi me río como una desquiciada por los nervios mientras hacía lo que él me decía, poniéndome de pie y luego dejándome caer suavemente sobre mis rodillas en lo que él procedía a sentarse en la orilla de la cama, quedando justo frente a mí.


Mientras me acomodaba entre sus piernas, miré directamente a sus ojos porque aún no me sentía lo suficientemente valiente como para enfrentarme desde tan cerca a su asuntito allá abajo. Jeongguk por supuesto que lo notó, supongo que por eso decidió distraerme un poco ahuecando mi rostro entre sus manos e inclinándose para besarme lento, pero profundamente.

   
El beso no fue precisamente largo, pero me dejó sin aliento y deseosa de más, incitándome a buscar traer inútilmente su boca de regreso a la mía cuando él se apartó, abrí mis ojos de mala gana cuando él me lo impidió, muy dispuesta a protestar hasta que lo vi meter dos de sus dedos —índice y medio— a su propia boca, salivándolos antes de sacarlos y llevarlos hasta la mía.


—Abre —indicó sin más, y a pesar de que esto me desconcertó un poco, no podía negar que también hizo que algo en mi entrepierna palpitara, así que sólo obedecí, sosteniendo su mirada en todo momento—. Ahora chupa.


Oh.


Por supuesto que algo hizo click en mi cabeza en ese momento, aún así, mi cerebro me falló al enviar ordenes a mi cuerpo porque no reaccioné hasta que él hizo el sugestivo gesto de meter y sacar sus dedos de mi boca. Ay, por Dios...esa acción me resultó tan caliente que tuve que apretar mis piernas en busca de un poco de alivio, y recién entonces hice lo que él me pidió, chupando cuidadosamente para que mis dientes no interfirieran en el asunto. Sus dedos se movieron dentro y fuera de mi boca, una y otra vez, y mi corazón latió desbocado al notar como su respiración se volvía superficial.


—Juega con tu lengua —instruyó con dificultad, agitado y capturando su labio inferior entre sus dientes mientras sus ojos me bebían. No tenía idea de como esto podía resultar tan excitante, pero lo que sea que yo estuviera sintiendo, sabía que él también lo sentía, ese pensamiento fue el que me impulsó a hacer lo que él mandaba, acariciando con mi lengua sus dedos de todas las formas que me era permitido—. Así...justo así quiero que lo hagas.

     
Indicó y mientras disfrutaba por unos segundos más de aquella transgresión a mi boca, yo fui muy consciente de como llevaba su mano hasta su creciente erección y comenzaba a acariciarse de la forma en la que seguramente quería que yo lo hiciera. Jeongguk exhaló un suspiro y pude ver en la expresión de su rostro que lo que se estaba haciendo, le gustaba.

 
—¿Puedes...tocarme tú? —jadeó, quitando inmediatamente sus dedos de mi boca cuando accedí sin titubear.

        
Esto ya lo has hecho, me animé a mí misma, atreviéndome finalmente a estar de frente a su imponente miembro. Este se alzaba por sí solo y era ciertamente algo diferente desde este ángulo, resultaba más intimidante, pero también más...impresionante. Traté de no distraerme demasiado con cómo sea veía porque necesitaba más que simplemente verlo, tenía que sentirlo y necesitaba darle algo de alivio, así que fui a por ello. Con manos temblorosas pero determinadas, con una de ellas envolví con suavidad su dura longitud, sintiendo el latido pulsante de su deseo bajo mis dedos. Comencé a mover mi mano arriba y abajo, ejerciendo la presión justa que sabía que a él le gustaba mientras buscaba su aprobación con mi mirada.

         
Los músculos de su abdomen bajo se tensaron y yo me sorprendí al ver como algunas de las venas de esa zona se marcaban. Por alguna razón, ese detalle lo hizo ver diez veces más atractivo, y ahora, más que nunca, estaba deseando que me tomara.

   
Lo necesitaba malditamente mal en estos momentos y tuve que recordarle a esa parte egoísta y obstinada dentro de mi cerebro que hoy, todo esto se trataba de él, no de mí.

  
Jeongguk se estremeció cuando aceleré los movimientos de mi mano, animada por el brillo casi desesperado de sus ojos, quedando un poco descolada cuando al ir más duro, él me detuvo, agarrando mi muñeca con su mano.


—¿Qué...? —pregunté confundida—. ¿Lo hice mal?

 
Jeongguk negó en silencio, como si estuviera tratando de calmarse un poco. —Si quieres hacer lo otro, no puedes seguir haciendo eso.

 
—¿Por qué...? oh —tuve rápidamente la realización—. Es...entonces, ¿ya puedo...? —quise preguntar, pero me inquieté al ver como trataba de ocultar el ligero temblor de sus manos apretando muy bien las sábanas—. Oye, ¿no quieres que lo haga o estás....nervioso o algo?

  
Dudaba que estuviera nervioso, seguramente no era la primera vez que...ah, no quería pensar en ello, pero no tenía sentido que se tratara de eso, entonces ¿era posible que no quisiera?

 
—Haye —pronunció mi nombre con incrédula diversión, sacudiendo ligeramente su cabeza—. Estás a punto de chupármela, por supuesto que estoy jodidamente nervioso.

 
—Ya, tampoco creo que vaya a ser tan mala.

 
—No es eso —él se hizo hacia adelante y dejó un fugaz besito en mi frente—. Podrías sólo poner tu boca en mí y ese ya sería el mejor oral de mi vida.


—Que romántico —repliqué en tono sarcástico—. ¿Y entonces?


—Entonces nada, no soy de piedra, princesa, tengo permitido ponerme nervioso —cierto—. Además, no sé cómo no lo has notado, pero he estado así de nervioso todas nuestras primeras veces.

 
Mis ojos se alzaron con asombro. —¿En serio?


—En serio —afirmó, dejando una dulce caricia en mi mejilla...ay, por qué era tan lindo—. Siempre quiero que todo sea perfecto para ti, así que si algo no te gusta o te sientes incómoda, sólo detente.

 
Acepté, conmovida porque este chico, incluso en momentos como estos, seguía preocupándose todo el tiempo por mí, ¿cómo diablos no iba a amarlo?

 
Ahora como que quería —más que nunca— hacerlo sentir bien, así que con esta motivación en mente, me eché el pelo hacia atrás, me incliné rápidamente en su dirección y cuando mi aliento rozó su entrepierna, Jeongguk casi grito.


—¡Woah, woah, woah! —se alarmó y me alarmó—. ¿Qué estás...? Mierda, Haye, dame una advertencia o algo.

 
—¡Pero si te he dado como veinte! —chillé, apenas recuperándome del susto—. Santo cielo, casi me da algo.

 
—Es que fuiste directo por ello...no lo esperaba.

 
—Estropeaste el momento —bufé inmaduramente—. Ya acabaste con mi iniciativa, así que dime ¿por dónde empiezo?

   
De todo modos era mejor así, evitaba meter la pata de alguna manera.

 
—Prueba...sólo pasando tu lengua primero, dale...como ¿un lametón? —indicó algo dudoso, aunque yo asentí sin cuestionar—. Pon tu mano alrededor de la base.


—¿Aquí? —me aseguré, observando como Jeongguk humedecía sus labios con la lengua y escuchando como un ronco sonido proveniente de su garganta se le escapaba mientras yo volvía a rodear su longitud con la palma de mi mano, agarrando firmemente la base de su erección.

 
Aunque, ese complaciente ruidito no fue nada comparado con el melodioso gemido que soltó ante el suave roce de mi lengua contra el costado de su pene, ese fue un movimiento algo rápido y según yo no muy importante, pero hizo que Jeongguk se estremeciera, así que tuve que volver a hacerlo.


—Oh...uh...sí, allí, haz eso —demandó con voz amortiguada y sin previo aviso, mi boca volvió a estar sobre él. No fue nada extraño ni desagradable como en el pasado creí que podría ser, por el contrario. Me gustó como sabía y se sentía allá abajo, y me gustó el gesto en su rostro y como se agitaba ligeramente cada vez que sentía mi lengua.


Deslicé mi lengua a lo largo de su longitud y Jeongguk no supo responder de otra forma que no fuera con un movimiento instintivo de sus caderas. No tenía mucha ciencia, permití que mi lengua explorara y se arrastrara por todo su eje mientras que llevaba lentamente mi mano hacia arriba, ejerciendo la presión necesaria a lo largo de su erección, provocándole exhalar en un suspiro todo el aire de sus pulmones.

  
Los movimientos de mi lengua se volvieron más continuos y directos, mientras que percibía y leía la creciente desesperación en el cuerpo de Jeongguk, quien inconscientemente se acercaba cada vez más a mí, tratando de ser paciente al respetar mi ritmo y no apresurar las cosas cuando en realidad sabía que estaba esperando que terminara ya con el trabajo...lo cual hice, hundiendo finalmente mi boca en él.

   
Su ahogado gemido y la forma en la que su abdomen se contrajo mientras su longitud se deslizaba centímetro a centímetro por mi boca, hizo que todo mi cuerpo vibrara con deseo. Sus labios cayeron entreabiertos y lo tomé en mi boca de una manera que lo hizo mirarme casi con asombro, le devolví la mirada, alzando mis ojos en la  espera de que me diera alguna indicación o algo, pero en lugar de hacer eso, podía jurar que él simplemente se limitó a ponerse aún más duro en mi boca.

  
Volví a comenzar con todo el ajetreo cuando supe que no podía meterlo más en mi boca, al menos no sin atragantarme vergonzosamente en el proceso, así que me aparté un poco, jugando con mi lengua, acariciándolo y rodeándolo antes de volver a meterlo lentamente. Jeongguk parecía estar disfrutando y sufriendo en las mismas cantidades. Un suave gemido resonó en su garganta y su pene se sacudió en mi boca mientras iba más profundo.

 
Jeongguk se forzó a permanecer quieto, dándome tiempo para adaptarme a su intrusión mientras que me permitía explorar y saborear a mi antojo. Él apretó su mandíbula y me pareció que estaba forzando la inminente ola de la calor —con la cual, gracias a él, yo ya estaba muy familiarizada— hacia sus entrañas, conteniéndose de buscar en mi boca el alivio que necesitaba. Él se mantuvo de ese modo hasta que me aparté por falta de aire, con el sonido de mi boca húmeda saliendo de su pene, resonando obscenamente en la habitación.

 
Sí era un poco difícil respirar mientras hacía eso, pero no podía decir que no valía la pena atravesar esa dificultad. Observar a Jeongguk tan visiblemente afectado, luchando por contenerse mientras sus suspiros entrecortados y su respiración agitada lo delataban, era algo que simplemente te volaba la mente. Cada sonido que escapaba de sus labios, cada gesto...era un recuerdo que permanecería conmigo.

 
Lamí mis labios cuando me alejé por completo, pasando mi lengua por ellos para evitar que se resecaran, alzando mis ojos fijamente a los suyos.


—¿Es así? —pregunté.


Jeongguk me miró detenidamente, con su pecho subiendo y bajando en respiraciones desiguales. —Sí —murmuró, tragando duramente—. Sí...así.


Sonreí felizmente por su positiva. —Bien, lo haré de nuevo —avisé complacida, inclinándome y volviendo a tomar su longitud en mi boca, como si esta estuviera hecha para eso. Por supuesto que no podía meterla toda, no poseía esa habilidad aún, así que tuve que trabajar con mis manos las partes que estaban fuera de mi alcance, sintiendo mi corazón acelerarse cada vez que lo veía contener la respiración.


Jeongguk me estaba permitiendo hacer lo que sea que quisiera con esa parte de su anatomía, él parecía recibir con gusto cada nueva cosa que probaba y descubría. Y por la forma en la que su cuerpo respondía, por los gestos y la expresión en su rostro, fue que pude ir adivinando qué, de todas esas cosas, le gustaba más. Y fue así que comencé a establecer un ritmo, repitiendo esas acciones en específico, moviendo mi mano y mi lengua de la manera que lo hacía estremecer y contraer su rostro de placer.

 
Mi lengua se arremolinó en su punta en lo que trataba de recuperar un poco el aliento y las cejas de Jeongguk se unieron por esa buena clase de dolor. —Haye...—jadeó, cerrando brevemente sus ojos.

 
—¿Está bien? —dudé, apartándome lo suficiente de él sólo para que sus caderas se alzaran, rozando mis labios con la punta de su eje, buscando generar nuevamente ese contacto.


—Sí...está bien, está muy bien —suspiró cuando abrí mi boca, permitiéndole nuevamente el acceso, aunque él se empujó a sí mismo esta vez dentro de mi cavidad bucal, yendo un poco más lejos en esta ocasión—. Mh...me tomas tan bien, preciosa —halagó sin poder contener el gruñido en su voz, retirando sus caderas sólo para prontamente volver a empujarse dentro—. Tan bonita con mi polla en la boca.

  
Ay, por Dios.

 
No esperaba que dijera eso, mucho menos esperaba sentir lo que sentí cuando me dijo eso. Sus lascivas palabras en lugar de descolocarme o avergonzarme, simplemente sirvieron para avivar incluso más el deseo que sentía en mi vientre. No sabía como rayos otorgarme el alivio que necesitaba, pero pensé que si no podía dármelo a mí, entonces pretendía dárselo a él. Jeongguk parecía desesperado por ir más allá, así que en mi deseo por complacerlo, traté de relajarme un poco y lo hundí en mi boca hasta que su punta chocó contra el fondo de mi garganta.


No fue tan buena idea.

 
Para mí, pues por un segundo creí que no podría aguantar la arcada que esto me produzco...pero lo hice, al menos lo suficiente para que Jeongguk no lo notara. Casi morí, pero Jeongguk lo disfrutó tanto que por un instante me hizo permanecer justo así.


—Haye...—gimoteó temblorosamente mi nombre cuando retrocedí, lamiendo y chupando su punta en lo que mi mano hacía el resto del trabajo, de arriba hacia abajo, una y otra vez.


El pequeño espasmo de sus caderas no pasó desapercibido cuando chupé más fuerte y ejercí más presión en su base, y casi como si de un un acto reflejo se tratara, él comenzó a guiar el movimiento dentro y fuera de mi boca.


—Mierda...ah, voy a...creo que...preciosa, necesito que te...—sus palabras se entrecortaron entre gemidos, balbuceando entre dientes un sinfín de sin sentidos, deteniendo su empuje en mi boca en contra de su propia voluntad.


Sus súplicas resonaron en la habitación, una mezcla de deseo y desesperación evidentes en cada palabra. No le hice mucho caso, mis labios y lengua siguieron explorando con entusiasmo cada rincón de su excitación, mientras él sólo se contenía.


—Haye...para, tengo que...carajo, no, no, por favor, no hagas eso —rogó con urgencia cuando volví a chupar con entusiasmo la punta de su eje, como si verdaderamente estuviera sufriendo—. Déjame terminarlo, por favor...necesito...mierda, voy a correrme en tu boca si no paras, deja que yo...

 
No me importaba, quería eso, no estaba segura de porqué, pero lo quería. Así que, escuché su advertencia, pero no me detuve, al contrario, me moví más rápido, tomando de él todo lo que era capaz de tomar, con mis labios firmes al envolverlo. Mi mandíbula dolía en este punto, pero ni eso me desanimó. Quería ver cómo se deshacía. Me gustaba muchísimo la cara que hacía cuando se corría.

   
Jeongguk, dejando de lado cualquier intento por disuadirme, se abandonó por completo a las sensaciones de su cuerpo. Sus caderas se movieron de manera instintiva para ir al encuentro con mi boca, buscando satisfacción y alivio en medio del intenso placer que parecía envolverlo, entonces su respiración se aceleró y su maldecir empeoró, sorprendentemente...eso me fascinó.

  
Aspiré con fuerza sobre él y lo bombeé dentro y fuera de mi boca, disfrutando de cada gemido de placer que dejaba sus labios. Tenté su cabeza, deseando escuchar más de sus excitantes gimoteos y maldiciones, pero eso fue un poco demasiado para él...su miembro se abrió paso en mi cavidad y tomó todo lo que podía darle sólo por unos pocos embistes más, entonces el temblor que recorrió sus muslos no fue más que una advertencia de que su ansiado orgasmo estaba a punto de golpearlo con fuerza.

 
Lo sentí apretarse en contra de mi lengua y sus dos manos agarraron la parte posterior de mi cabeza cuando la oleada de calor y placer lo consumió, entorpeciendo sus certeros movimientos y haciéndolo temblar y estremecerse, produciéndole pequeños espasmos en todo el cuerpo. Mis ojos se llenaron de lágrimas cuando lo sentí tan profundo, y no muy segura de que pudiese tomar más que eso pasé mi lengua por su punta una última vez, delineando directamente y estimulando hasta el punto de no retorno, oyendo perfectamente el rugido construyéndose dentro de él justo antes de que la primera ráfaga caliente golpeara la parte trasera de mi garganta.

 
Sus manos se afianzaron en mi cabeza y él respiró trémula y pesadamente mientras vaciaba aquel caliente liquido blanco por mi garganta, sacudiéndose inconscientemente con la intención de que no quedara nada. —Eso es...así...tómalo...sí, tómalo...mierda, eso es increíble —expresó fuera de sí mismo, demasiado perdido en su propio placer.


Mis muslos estaban empapados de mi propia excitación y las sensaciones de mi cuerpo, producidas por la satisfacción suya, se estaban volviendo casi insoportables. Entendí entonces porque Jeongguk disfrutaba tanto de hacérmelo a mí, la sensación de poder y complacencia que te generaba el causarle este tipo de placer a alguien más era...alucinante.

   
Mi visión era vidriosa, pero aún así pude contemplar muy maravillada la obra de arte que él era. La expresión de liberación y deleite reflejada en todo su rostro mientras que él disfrutaba de alcanzar aquel punto culmine de placer me hizo sentir una increíble sensación de satisfacción, me llenó de dicha...y otras cosas.

 
El palpitar entre mis piernas se intensificó cuando él empujó una última vez dentro de mi húmedo calor, expresando el sonido más caliente de todos al generarse el roce entre mi lengua y su longitud, sin embargo, por más que me estaba gustando tenerlo ahí, sabía tenía que sacarlo antes de que terminara por asfixiarme...mis pulmones ya estaban exigiendo un poco de aire.


Jeongguk parecía aún desconectado de la realidad cuando lo retiré de mi boca, sintiendo una leve incomodidad al volver a cerrarla. Él me observó removerme un poco con ojos brillosos y la siguiente cosa que hice, además de tratar de ralentizar un poco los latidos de mi corazón, fue terminar por tragarme el espeso líquido que yacía en mi boca, pues...supuse que era lo que se hacía.

  
Los labios de Jeongguk cayeron entreabiertos entonces, aparentemente por la imagen de mi haciendo eso, y la intensa mirada de sus ojos toda sobre mí hizo maravillas en mi autoestima.


—Creo que eso estuvo bien —opiné, feliz de que no resultara como una experiencia traumática...aunque Jeongguk aún parecía flotar muy lejos de aquí.

 
—Uhm, eso...—replicó como idiotizado—. ¿Te gustó?

    
Me incliné para besar fugazmente sus labios, asombrada y enternecida de ver como él se sonrojó —sí, Jeongguk se sonrojó— incluso después de lo que acababa de pasar.

   
—Mucho —admití, sorprendida porque ni siquiera yo creía que pudiese ser tan así. Él pareció sentirse verdaderamente aliviado por esto y yo aproveché su positiva para arrastrarme encima de él, sentándome a horcajadas sobre sus piernas y envolviendo mis brazos alrededor de su cuello—. Me gustó. Me gustó la cara que hiciste cuando te venías.


—Mierda, Haye —gruñó, rodeando mi cintura con sus brazos, presionándome toda contra su pecho—. ¿Me quieres duro otra vez, mh? No puedes decirme eso.

 
—Pero me gustó —sostuve con fingida inocencia, tonteando con él de la forma en la que él siempre lo hacía conmigo—. También me gustó tu sabor.

 
Jeongguk ni siquiera me permitió seguir con mis provocaciones, él afianzó su agarré en mis muslos y se levantó conmigo en su brazos por un breve instante antes de dejarme de espalda contra el colchón.


—Au, oye...—advertí, sin poder contener la pequeña risa producida por su falta de delicadeza, risa que rápidamente fue sustituida por pánico cuando Jeongguk sin previo aviso tiró de mis bragas fuera de mi cuerpo.


Avergonzada de lo húmeda que me encontraba allá abajo, traté inútilmente de cerrar mis piernas, consiguiendo solo que Jeongguk ejerciera más fuerza para mantenerlas abiertas. Demonios. Temblé cuando sentí su rostro tan cerca de mi calor y chillé cuando él bajó su cabeza y su lengua salió a lamer la humedad en el interior de mis muslos.


Jeongguk...—suspiré su nombre patéticamente, no muy segura de si quería apartarlo de ahí o mantenerlo ahí.


—¿Me pediste algo más en que pensar, no? —se burló, enviando escalofríos por todo mi cuerpo al respirar justo en donde lo necesitaba tanto—. Déjame dártelo.






















































13 DE MAYO, 2019
10:08 am.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫


     JEONGGUK DESAPARECIÓ durante unos pocos segundo mientras desayunábamos para abrir la puerta, suponiendo que se trataba de Taehyung, quien pasaría a recoger algo, únicamente para regresar apenas un instante después anunciando como si nada que no se trataba de Taehyung, sino de Junghyun...sí, Junghyun, SU HERMANO.

  
Jeongguk no me dio ninguna advertencia, ninguna, presentándome a su hermano como si fuera cualquier persona y sin ningún tipo de consideración al hecho de que estaba bebiendo mi juguito en el instante que lo hizo.

  
El jugo casi se me salió por la nariz.
Maldita sea, que vergüenza.

 
Estaba espantosa, no me encontraba apta para ver a nadie, apenas había dormido anoche, ni siquiera la ducha había logrado quitarme la somnolencia de la cara.


—Lo siento mucho —me disculpé inmediatamente, secando muy rápido el jugo que se escurrió por mi barbilla por la impresión—. Es...uhm, es un gusto poder conocerte al fin, Junghyun, yo soy Haye...

 
—Mi esposita —presumió Jeongguk divertidamente, rodeando mis hombros con su brazo—. Auch.

 
Le di un sutil codazo en las costillas por ponerse juguetón precisamente ahora, sintiendo que su hermano nos miraba como si fuéramos payasos de feria.

  
No sabía que esperar de él, estaba a punto de preguntarle ¿amigo o enemigo? Cuando él decidió decir:


—Sí, eso...eso escuché —habló Junghyun, refiriéndose al tema de nosotros casándonos con un tono de voz muy controlado.

   
Él definitivamente no se parecía a Jeongguk en lo absoluto, no se veía mucho mayor que él, sin embargo, desprendía ese aura de persona madura, imponente...ya saben, de persona importante...aunque me estaba sonriendo amablemente, esa ya era una victoria para mí.

 
—Pero estoy seguro de que Haye es mucho más que sólo tu "esposita", niñato. Por cierto, es un placer conocerte también, Haye —me tendió la mano con una cálida sonrisa—.  Jeongguk no dejaba de mencionarte la última vez que nos vimos, estaba ansioso por conocerte, aunque...pensé que te conocería antes de ser oficialmente mi cuñada.

 
Sí, es que así debió ser, pero como que hicimos todas las cosas al revés. Me sentí algo avergonzada por eso, debía de ser extraño para él...para todos, en realidad.

 
—El orden de los factores no altera el producto, ¿verdad, hermano? —intentó justificar Jeongguk de una manera un tanto torpe—. Al final, lo importante es el resultado, ¿no? Antes, después...eso qué, son sólo detalles.

  
Junghyun miró a Jeongguk como si le provocara vergüenza ajena y luego me miró a mí. —¿Estás segura de que no quieres reconsiderar este matrimonio? Podría arreglar una anulación si así lo deseas  —bromeó con ese estilo muy de su familia y junto a ello, sentí que al fin podía relajarme...y respirar, me costaba mantenerme serena cuando conocía a alguien por primera vez.

   
Pero me gustaba la familia de Jeongguk.
Este lado de su familia.

  
—¿Debería considerarlo? —jugué, provocando una mirada desaprobatoria de Jeongguk.


—Tú sólo avísame, apenas una llamada y serás libre...piénsalo —aseguró Junghyun, divertido al notar la expresión ofendida en el rostro de su hermano.

 
—Já, que osado de tu parte creer que le daré tu número, olvídalo —rabió Jeongguk.

 
—Aguafiestas —bufó su hermano—. Sólo estoy tratando de darle la bienvenida a la familia.


—Más bien despedirla de la familia, ¿viniste aquí por alguna razón en especial o sólo quieres llevarte a mi esposa, hm?

 
—Llorón —lo molestó un poco más—. Vine porque quería conocer a Haye. Y porque soy tu hermano mayor, es mi deber darles mis buenos deseos...y ya que no me invitaron a la ceremonia, también mi regalo de bodas.


—Eso sí me gustó.


Jeongguk —lo regañé.


—¿Qué? ¿No te emociona? —cuestionó sonriente—. ¿Qué es?

  
—No soy tan bueno para dar sorpresas como tú, pero estuve pensando que...¿recuerdas el viaje que hacíamos todos los años a la isla Namiseom?


—Que hacíamos todos los años hasta que te volviste un ocupado hombre de negocios...sí, me acuerdo.

 
—Eres resentido.


—Lo soy —admitió Jeongguk, aunque su expresión no denotaba seriedad—. Pero, ¿qué hay con eso?

 
—Pues, pensé que esa era una tradición de nuestra familia que deberíamos de retomar. A ti siempre te gustó ir, era tu época favorita del año y creo que Haye...que esa sería una buena forma de darle la bienvenida a la familia. Hablé con papá y él también piensa que...


—¿Estás hablando en serio? —intervino Jeongguk como un niño ilusionado, embarrando con emoción cada palabra—. Hermano, creí que te habíamos perdido para siempre.

 
—Quiero que nuestra familia vuelva a estar unida. Pienso que esta...bueno, que es una segunda oportunidad para nuestra familia de hacer las cosas bien. Mamá hubiera querido eso para todos nosotros. Y Haye, tú podrías invitar a tus padres.

 
Tal vez algún día, anhelé.

 
—Sí, bueno, todavía necesitamos contextualizarte un poco con todo lo que está ocurriendo...pero luego, no arruinemos este hermoso momento —pidió Jeongguk, abrazándome más cerca de él—. Es bueno saber que estás volviendo a ser tú. No me agradaba el Junghyun robot.

 
—No le hagas caso, tampoco era tan malo —se justificó conmigo.

 
—Eras una extensión de nuestro abuelo.

 
—No es cierto.


—Una extensión más alta y menos arruinada.


—No es verdad.


—Sí es verdad.


—No era...


—Sí eras, estás en negación.

   
—No estoy...como sea, puede que tengas razón, estoy aprendiendo de mis errores, ¿sí? Reconozco que me desvié del camino y descuidé lo realmente importante,pero...trato de remediarlo. Eres insoportable y odioso, pero eres mi hermanito y quiero lo mejor para ti, y si escogiste a Haye como tu compañera, entonces quiero que sepa que puede contar con nosotros, también seremos tu familia de ahora en adelante —él dijo estas últimas palabras dirigiéndose a mí, y no pude evitar sentir un nudo en el pecho ante sus sinceras palabras, estaba conmovida.

  
—Espera, hombre, por favor, han sido días difíciles, no nos hagas llorar —le pidió Jeongguk—. No se nota, pero estamos sensibles, lloramos a diario.


Y sí.


—Muchas gracias —le dije sinceramente. No sabía cómo había sido Junghyun en el último tiempo, pero no veía nada de su abuelo en él—. De verdad, eso...significa muchísimo para mí.


—Para ambos —agregó Jeongguk—. Felizmente aceptamos tu regalo, necesitamos esas vacaciones, pero sólo lo haremos si es exactamente cómo solíamos hacerlo.


—Sin el reto de baile.


Con el reto de baile —sostuvo Jeongguk, torturándolo.


—Vamos, sabes que yo no...

 
—Haye es bailarina, lo lamento, pero ella ama bailar, ¿verdad, princesa? —me preguntó, ante lo que yo asentí en apoyo—. ¿Ves? No puedes negarte.


—Pero...vale, pero no prometo no quebrarme accidentalmente la pierna antes del juego.

 
Sonreí, pensando en que al parecer todo la familia Jeon compartía la misma neurona.


—¿Qué más hacen en esas vacaciones? —quise saber, me sentía emocionada con la idea.

  
—Te daré todos los vergonzosos detalles, no te preocupes, pero antes me gustaría hablar sobre algo importante con ustedes dos.

 
—¿Con los dos? —inquirió Jeongguk.


—Sí, esto también involucra a Haye.

 
¿A mí?

 
La postura de Junghyun se vio algo tensa, haciéndolo ver un tanto incómodo antes de decir: Geum Seonghun se comunicó conmigo esta mañana.


Oh.

 
Diablos. Realmente lo que menos me esperaba en este momento era escuchar el nombre de ese hombre. Me sentí indispuesta sólo con la desagradable mención.

 
—Llegamos a un acuerdo, ¿lo recuerdas? —le preguntó a Jeongguk.


—¿Qué acuerdo? —pregunté también, yo no sabía nada sobre un acuerdo.

 
Jeongguk exhaló con desgano. —La noche que Sowon me habló sobre todo el asunto de su padre y...tú sabes, yo me había reunido con ella por un tema de las empresas. No quería que existiera ningún lazo entre su familia y la mía, así que...como que le advertí que si su padre no vendía sus acciones, yo expondría su mierda a todo el mundo.


Wow, ¿ex...exponerlo? ¿Exponer qué exactamente? Mis ojos se alzaron asombrados y confundidos por la nueva información.


¿Él había hecho eso?
Vaya.

  
Pues, no iba a decir que me sentía mal por ello, si Jeongguk creía que era lo mejor, estaba muy de acuerdo.


—El plan era que yo compraría esas acciones —me explicó Junghyun—. He estado comprando acciones en la organización empresarial sin que nuestro abuelo se entere, pero Seong-hun es uno de los accionistas más grandes, si obtengo sus acciones, todas estas, entonces seré el socio dueño de la mayor cantidad de acciones en el conglomerado. De este modo, podré estar junto a Jeongguk cuando ocurra la sucesión. Hay cláusulas que lo "obligarán" a ejercer su rol diligentemente, pero si logro inmiscuirme sin que nuestro abuelo se entere, entonces yo podré hacerme cargo de todo. Jeongguk sólo será la imagen, él...si todo sale bien, podrá hacer con su vida lo que le plazca.

 
Oh, por Dios.
Oh, por...

  
Observé a Jeongguk con ilusión, sintiendo como mi corazón se aceleraba dichosamente por él. Sabía lo mucho que Jeongguk odiaba todo ese mundo, sabía lo mucho que él odiaba todo lo que estuviera relacionado con ello, por eso me puso genuinamente feliz saber que había una solución real a su problema.

 
—¿En serio? —alcé ligeramente mi voz con emoción.


—En serio —afirmó Junghyun, con una sonrisa algo nerviosa—. La cuestión es que...después de que Jeongguk hablara con Sowon, yo contacté a su padre para establecer un acuerdo...un acuerdo justo que en ese momento Seonghun aceptó, pero ahora...llamó para imponer una condición.
 
    
Una sensación de pesimismo me invadió de inmediato, acompañada por un dolor angustioso en la boca del estómago, lo que provocó que frunciera el ceño con preocupación.


—¿Una condición? —se burló Jeongguk—. ¿Piensa que puede poner condiciones?

   
Junghyun suspiró. —No tengo claro qué ocurrió, no conozco todos los detalles y no quiero interferir, pero él dijo que solo estaría dispuesto a vender las acciones si Haye acepta reunirse con él.

 
—¿Qué? —cuestionó Jeongguk, verbalizando fácilmente lo que había en mi mente. ¿Reunirme con él? ¿Estaba demente?


—Supongo que sabe que Haye está contigo, debe de haber pensado que podía llegar a ella a través de ti.

 
—De ninguna maldita manera —sentenció Jeongguk, cerrándose a cualquier otra opción, lo amé un poco más por eso—. ¿Se cree que está en posición de poner condiciones?

 
Junghyun se encogió de hombros. —Repito, no conozco la historia, no se qué lo hizo cambiar de opinión, pero dejó claro que podíamos hacer lo que sea que quisiéramos con la información que teníamos, nos desafió a exponerlo, dijo que no le importaba, sostuvo tercamente que sólo nos vendería sus acciones si...Haye acepta hablar con él.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top