❛ 67 ❜
U N P L A N N E D
sesenta y siete
❀̸
❛ 𝓗ora de la verdad ❜
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❝ Una batalla entre mis miedos
contra tu verdad. ❞
ㅡDime quién ama de verdad, Beret.
11 DE MAYO, 2019
00:13 am.
❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫
SENTÍA QUE MIS PULMONES estaban haciendo un muy mal trabajo mientras trataba de recuperar el aliento y calmar mi acelerada respiración. Maldita sea. Me sentía enfermo, me sentía verdaderamente enfermo. Enfermo, colérico y culpable.
Tenía derecho a estar furioso, todo dentro de mí gritaba que esa debía de ser mi emoción predominante, sin embargo, no lo era...y es que tan pronto como le dije a Jimin todas esas cosas tan hirientes, me sentí asquerosamente culpable.
No debí reaccionar de esa manera, él estaba borracho y seguramente sólo...carajo, ni siquiera podía buscarle una explicación a lo que acababa de suceder, no podía encontrarle una justificación porque no la había, conocía a Jimin y él no...nunca diría cosas como esas si realmente no las sintiera, ¿quién mierda podría decir esa clases de cosas sin sentirlas? Yo sabía eso, lo sabía muy bien, por eso actué de esa manera, por eso dije todas esas cosas.
Y es que, ¿de que otra maldita forma iba a reaccionar si mi amigo más cercano me decía que sentía cosas por la chica que amaba?
Eso era algo que simplemente no podía pasar por alto, era Haye de quien estábamos hablando, no era cualquier persona...demonios, era la mujer a quien había prometido amar el resto de mis días.
¿Qué mierda se suponía que tenia que hacer ahora?
—¿Por qué parece que estás a punto de vomitar? —se burló Taehyung, parándose inoportunamente en medio de mi camino—. Estoy seguro de que no has bebido tanto...
—¿Puedes llevarte a Jimin a casa? —pregunté, ignorando lo que sea que acabase de decirme.
—¿Ya? Pero si aún ni siquiera hemos...
—Por favor —insistí—. No se está sintiendo bien y ya está...uh, diciendo estupideces, no quiero tener que pasarme la noche cuidándolo.
Taehyung me miró directamente y entrecerró sus ojos con recelo. —No me estás diciendo todo.
—Vale —bufé—, le diré a alguien más.
—Oye, oye, oye —me sostuvo del antebrazo cuando hice el ademán de marcharme—. De acuerdo, no te pongas todo berrinchudo, ¿acaso no estás muy grandecito para eso? —cedió, sacando las llaves de su bolsillo—. Iré, pero luego tendrás que contarme qué pasó.
Como sea. Sólo necesitaba que alguien lo sacara de aquí, no podía lidiar con su presencia ahora mismo y tampoco quería tener que estar preocupándome de su estado, él estaría mejor en su casa...y yo también.
—¡Jeongguk! —escuché la animada voz de Haye gritar mi nombre justo cuando Taehyung fue a encargarse de Jimin.
Y verla y tener que fingir que todo se encontraba bien de pronto se volvió demasiado para mí. Haye era increíblemente perceptiva y yo no era el mejor ocultando mis emociones, especialmente de ella.
—Oye, te estaba...
Haye se apresuró en mi dirección y en cuanto estuvo lo suficientemente cerca, inmediatamente la expresión en su rostro demostró preocupación.
—¿Qué pasó? ¿Está todo bien? —sus ojos se alzaron alarmados y yo sólo atiné a asentir—. ¿A dónde ibas?
—Uh...a ningún lado, te estaba buscando.
—Estaba hablando con tu padre —ofreció con una gran sonrisa, luciendo muchísimo más a gusto después de todo el asunto de su madre—. Estaba esperando a que te desocuparas con Jimin...tu padre dijo que quería hacer un brindis.
—¿Ahora?
¿Era una puta broma?
—Pues...sí —replicó con obviedad, muy contenta—. ¿Seguro que estás bien?
—Sí, sólo...pensé que ya podríamos irnos —admití, rascando la parte trasera de mi cabeza.
—¿Irnos? —cuestionó, eso no le gustó—. Pero si aún es muy temprano. Además, Seulgi planeó un montón de cosas para esta noche...en serio, un montón, no podemos sólo irnos.
Mierda.
—Vi eso, ¿por qué pusiste esa cara? —señaló con un puchero—. Están todos tus amigos aquí, no seas así.
—Sí, pero...es que, quiero estar contigo.
—Estás conmigo —ofreció, envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello.
—Sabes a lo que me refiero.
Estaba siendo terco, pero es que necesitaba un momento para digerir toda la mierda que acababa de ocurrir. Había estado aguantando un montón de cosas, lidiando con un montón de basura, esto se sentía como la gota que rebalsó el vaso...no estaba seguro de poder fingir que todo estaba bien por mucho más tiempo.
Haye entrecerró sus ojos y frunció sus labios con recelo. No era ninguna mentira, quería estar con ella, lo quería mucho más de lo que quería salir de aquí, pero si podía marcharme y llevarla conmigo, sería ideal.
—Mh...ven, acompáñame —pidió, tirando de mi brazo con nada de cuidado hacia el deshabitado patio trasero del restaurante.
Una ráfaga de viento fresco me hizo sentir como si pudiera volver a respirar, y tomar una profunda bocanada de aire me hizo sentir sorprendentemente más sosegado, menos sofocado y abrumado, sin embargo, no fue eso lo que distrajo mi mente de los indeseados pensamientos que comenzaban a hostigarme nuevamente, sino Haye...mi preciosa Haye y su dulce boca cubriendo la mía con una necesidad formidable y anormal.
Anormal porque mi encantadora chica se ponía toda colorada incluso cuando tomaba su mano o la abrazaba frente a otras personas, tal vez aquí nadie podía vernos, pero cualquiera podría asomarse y eso no pareció importarle.
Creí que la repentina pasión e intensidad de su beso estaba siendo generada por nada más ni nada menos que su perspicaz intuición, esa que seguramente le decía que algo me ocurría, así que concluí que ella tan sólo buscaba distraerme un poco, y estaba funcionando, sin embargo...cuando empujé su espalda contra la muralla más cercana, presionando mi cuerpo contra el suyo, ella se aferró a mí de tal manera que podía sentirla en todas partes, como si buscara fundirse en mi calor. Y la forma en la que me besó...me conmocionó, pues sentí como si su única motivación fuese en realidad la de demostrarme la profundidad de sus emociones y sentimientos. Y la sinceridad en ellos.
La besé de la misma manera, con la misma efusividad y anhelo, porque necesitaba recordar que esto era sólo nuestro. No importaba nada más, no importaba nadie más. Necesitaba esa certeza, así como necesitaba sentir que ella sentía lo mismo que yo. Y que lo sentía por mí, sólo por mí.
Haye se apartó un instante para tomar algo de aire, pero rápidamente volví a aplastar mi boca sobre la suya, saboreando codiciosamente su interior y tragándome el dulce gemido que se escapó de sus labios. Sabía que no era el momento ni el lugar para empezar esto, pero mis manos cobraban vida propia cuando Haye me correspondía de esa manera.
Sin embargo, esta era Haye, ella podía tener sus pequeños momentos, pero eventualmente siempre recuperaba el control de sí misma, esta vez lo hizo cuando metí mis manos bajo su camiseta, acariciando la suave piel desnuda de su cintura.
—Okay, detente...—pidió, apartando su boca de la mía y cerrando sus puños en mi pecho. Su precioso rostro estaba todo sonrojado, sus labios hinchados y la feliz sonrisa que la adornaba la hacía lucir deslumbrante.
—¿No te han dicho que no debes empezar algo que no planeas terminar, mh? —pregunté sobre sus labios, volviendo a cubrir su boca con la mía—. Podemos hacer esto unos minutos más...
Quise persuadirla, buscando desesperadamente recuperar el calor de nuestro beso anterior, aunque...por supuesto que ella no me lo permitió, de hecho, esquivó estratégicamente mis labios.
—Cálmate, no era para eso que...
—Me relajaré si vamos a mi coche —jugué un poco con ella.
—¿A tu coche?
Besé el punto caliente en donde se unían su hombro y su cuello, embriagándome con su dulce aroma antes de decir algo que iba a indignarla un poco más. —Tú lo provocaste, tienes que hacerte cargo.
—¿De qué...?
—Sabes de lo que hablo —rocé mis labios en el lóbulo de su oreja y empujé mis caderas contra las suyas—. Pero tendrás que estar arriba...
Haye jadeó y casi se ahogó con su propia saliva, entonces me miró totalmente escandalizada. —Ay, por Dios, no puedo creer que acabas de...estaba a punto de decirte algo increíblemente romántico y tú...
—Te distraje poniendo perversas imágenes en esa linda cabecita —tonteé, sosteniendo su abochornado rostro entre mis manos, presionando un rápido e inocente beso en sus labios—. Perdón, no puedo evitar desearte todo el tiempo.
—Estás enfermo.
—De amor —dejando otro pico en sus labios—. Ya, voy a comportarme ahora, ¿qué era eso que mi dulce muñequita quería decirme, hm?
—Pues...ya lo olvidé —refunfuñó.
Me reí del tierno gesto enfadoso en su rostro. —Oye, está bien sí sólo querías traerme aquí para toquetearme, no te avergüences, estamos casados, puedes besuquearme y toquetearme todo lo que quieras. De hecho, por favor, hazlo.
Haye resopló, virando sus ojos. —Bueno, al menos ya te puse de buen humor.
—Siempre me pones —dije y ella me miró incluso un poco peor—, de buen humor...por Dios, no seas tan mal pensada.
—Creo que envejecí veinte años con esta conversación, ¿eso es lo que me gano por tratar de hacerte feliz?
Una sonrisa se dibujó en mis labios mientras la abrazaba apretadamente, hundiendo mi rostro en la curva de su cuello y respirando profundamente su fragancia, tan dulce como ella. —Funcionó...estoy realmente feliz ahora.
Sabía que no podría ignorar lo que había sucedido con Jimin para siempre, pero al menos por ahora, no iba a atormentarme con eso. No quería estropear la noche de Haye, lo haría por nosotros, nos merecíamos pasar el resto de la noche en paz...contentos y tranquilos.
—¿En serio? —preguntó con cuidado, pasando sus dedos por la parte donde acababa mi cabello, dejando suaves caricias que hicieron que me estremeciera, me gustaba ser tocado por ella, mucho—. Puedes decirme la verdad.
—Estoy feliz —prometí—. De verdad, no te preocupes, cuando estoy contigo...todo se siente bien.
Ella definitivamente era mi lugar seguro.
—Creo que ya recordé —musitó, jugueteando con los dedos de mi mano—. Sólo quería decirte que confío en que, lo que sea que te esté molestando ahora, serás capaz de contármelo cuando te sientas listo.
Oh.
—Sé que algo pasó, noto cuando algo te molesta, pero no presionaré, seré paciente y entonces, cuando lo desees...podré ayudarte a lidiar con eso.
Como dije, increíblemente perceptiva. —Haye...
—Espera, no quiero que te sientas mal, no es por eso que te lo digo, yo...sólo quiero que construyamos nuestras bases correctamente, ¿sí? bajo nuestras condiciones y nuestros tiempos —bueno...vaya, en verdad no esperaba eso—. Quiero que podamos confiar plenamente el uno en el otro, y pienso que lo hacemos, sin embargo, sé que a veces hay temas que son un poco difíciles de abordar, la cosa es que soy tan paranoica que estuve olvidándome de eso, hasta que hablé con tu padre y...
—¿Te lavó el cerebro?
—Sí, algo así —soltó una suave risita—. Fue lindo hablar con él, pienso que deberíamos escuchar las palabras de las personas que quieren guiarnos...él tiene muchos consejos buenos que ofrecer.
Asentí, ella tenía razón. —También quiero eso.
—De acuerdo...bien, me alegra oír eso —Haye sonrió abiertamente, alzándose en la punta de sus pies para presionar fugazmente sus labios sobre los míos.
Dios, la tenía aquí, entre mis brazos, la veía...y podía entender perfectamente bien porqué cualquiera se enamoraría de ella. Maldita sea, ¿cómo diablos podía culpar a Jimin por tener sentimientos por ella cuando yo, mejor que nadie, sabía que ese tipo de cosas simplemente no podías controlarlas? No era como si yo no hubiese pasado exactamente por lo mismo con Haye.
Ni siquiera traté de comprender.
Mi reacción había sido desmedida, no quería seguir pensando en Jimin, pero no podía evitarlo. Me sentía fatal por las cosas que le dije, por la forma en la que reaccioné. Él fue honesto, a pesar de su estado, lo fue, y aunque escogió el peor lugar y el peor momento para confesarse...lo hizo, fue con la verdad por delante. Él sentía algo por ella y sólo quería sacarlo de su pecho, lo dijo: él nunca haría nada para interponerse...y yo le creía, entonces, ¿por qué carajos...?
Ah.
Quería gritar.
Tenía problemas, en verdad estaba jodido. Escuchar a Jimin mencionar la "conexión" que sentía que compartía con Haye fue lo que definitivamente me impulsó a decir toda esa mierda, sacó lo peor de mí. Y no era porque desconfiara de él, no en realidad, tampoco porque dudara de los sentimientos de Haye hacia mí, sino porque no tenía confianza en mí mismo. Sus palabras me hicieron sentir inseguro, porque yo también había sido testigo de esa conexión, muchas veces, incluso la primera vez que hablaron...ahí estaba, e inclusive en ese momento, cuando lo que sentía por Haye no se comparaba con lo que sentía ahora, me volvió loco.
Porque no estaba sólo en mi imaginación.
Era real.
Eso me hacía pensar en cosas que no deseaba pensar, me hacía dudar de mí mismo, cuestionarme si yo era el hombre adecuado para Haye, si tal vez ella sería más feliz junto a alguien como...ah, mierda.
—Creo que ya deberíamos de regres....
—Haye —la interrumpí, haciéndola alzar sus cejas con expectación—. No es...uhm, ¿tú...de verdad piensas que soy suficiente?
Una sonrisa incrédula se asomó en sus labios, infiernos, estaba siendo ridículo. —¿Cómo?
—Eso, tú...¿crees...que puedas ser feliz a mi lado?
—¿Piensas que habría hecho todo esto si creyera que puedo ser feliz con alguien más? —cuestionó como si la sola pregunta le pareciera absurda—. No hablas en serio.
—Es...
—Bueno, tal vez podría, pero no querría...yo no quiero a nadie más, no quiero querer a nadie más. Y creo que no tienes motivos para pensar lo contrario.
—No, es verdad...
—Además, no sé si lo olvidaste, pero oficialmente firmé un papel que simboliza lo convencida que estoy de que seremos muy, muy felices juntos.
—De acuerdo, no te enojes...
—Pues sí, sí me enojo. Jeongguk, me arruinaste para el resto de los hombres en cuanto me dijiste "si me quieres, entonces soy tuyo", así que no puedes venir ahora y preguntarme algo como eso, nunca se te ocurra dudar de mis sentimientos.
—No dudo de ti, yo no... lo siento, no es por ti, soy yo, es sólo que a veces...no sé, me preocupa no dar la talla.
—Por favor —suspiró, sosteniendo mi rostro entre sus pequeñas manos—. Eres el chico que tomó un avión desde Jeju de ida y vuelta, todo en un día sólo para estar conmigo un par de minutos, tú eres así de detallista y dulce, y romántico...encantador, eres divertido, talentoso, respetuoso, paciente, comprensivo...
—Ya —intervine, sin poder evitar soltar una risa por la rapidez con la que empezó a enumerar todas esas características—. ¿De verdad soy tan grandioso?
—Y sólo estaba empezando —juró, acariciando tiernamente mi nariz con la suya—. No dudes de ti mismo, nunca, porque créeme, en mi mundo, nadie puede siquiera acercarse para tocarte.
Haye lucía confiada, siempre lucía tan confiada cuando hablaba de sus sentimientos por mí, y yo le creía, en verdad lo hacía, sin embargo, a pesar de que confiaba ciegamente en sus palabras, por alguna razón...tenía un mal presentimiento.
11 DE MAYO, 2019
00:39 am.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
ANTE LA ALGARABÍA y el bullicio general, el señor Jeon alzó su voz con autoridad, dirigiéndose especialmente al grupo de jóvenes inquietos en el fondo de la sala. Con una copa en una mano y una cuchara en la otra, se erguía con dignidad, buscando captar la atención de todos los presentes.
—Bueno, óiganme todos, por favor...ustedes, sí, ustedes, el grupito revoltoso de allá atrás, por favor, préstenme atención —comenzó el señor Jeon, con un toque de humor que le valió risas cómplices de parte de la audiencia. Había esperado pacientemente su turno para brindar y poder retirarse, ya agotado por la efusividad excesiva de los animados invitados—. Piedad, ¿sí? Ya no soy el hombre que solía ser.
Con astucia, logró reunir a los jóvenes alrededor suyo, quienes, complacientes, sostuvieron sus copas en alto, expectantes ante las palabras que estaba a punto de compartir.
Debía admitir que la idea de un brindis me ponía algo ansiosa...aunque en el buen sentido, pues estaría escuchando por primera vez lo que su padre pensaba realmente de todo esto. Y de mí.
—Agradezco su atención, pero debo confesar que mi cama me está llamando a gritos en este preciso instante, así que seré breve —bromeó el señor Jeon, aclarando su garganta con un gesto juguetón—. Muy bien, no sean muy duros conmigo, haré mi mejor esfuerzo aquí porque la verdad es que no esperaba estar haciendo esto hasta dentro de uno diez años más...y con Jeongguk, unos veinte.
Al escuchar las risas resonar por todo el salón, mis mejillas se colorearon instantáneamente, agradeciendo en silencio la habilidad del señor Jeon para aligerar el ambiente con su humor. Gracias a él, la tensión disminuyó y todo pareció menos solemne y rígido.
Posé la mirada en Jeongguk, quien me dedicó una sonrisa cómplice, y me dejé envolver por su calor cuando su brazo se deslizó protectoramente alrededor de mis hombros, manteniéndome cerca de él.
—Bueno, para comenzar, en esta noche tan especial, en la que nos reunimos para celebrar el más inesperado de los acontecimientos, me gustaría tomar la palabra para felicitar a mi hijo por dar el paso más grande e importante de su vida junto a Haye, la joven con el corazón más puro y luminoso que he tenido la fortuna de conocer.
Oh.
Jeongguk desvió su mirada hacia mí con ternura y, con un gesto cargado de cariño, depositó un delicado beso en mi frente. Y yo no pude contener la sonrisa de genuino agradecimiento que se generó en mi rostro al oír las palabras de su padre.
—Haye, tú —el señor Jeon me señaló con admiración, su mirada envuelta en la calidez más pura—, mejoraste infinitamente la vida de mi hijo. Le has otorgado belleza, felicidad...trajiste de vuelta a ese dulce chico que deseaba, más que cualquier otra cosa, experimentar esta clase de amor. Tú concediste su deseo. Fuiste capaz de ver más allá de los prejuicios, le diste una oportunidad y lo cambiaste todo para él desde ese entonces...y yo creo que eso...sinceramente, es todo lo que un padre puede desear para su hijo. Te estoy profundamente agradecido por ello.
Hoy estaba emocional, increíblemente emocional, no podía prometer no acabar chillando por millonésima vez durante esta velada. Y es que escuchar a su padre decir esas bonitas palabras después de...bueno, todo lo que había ocurrido estos últimos días, hizo que dejara de sentir que estábamos solos en esto.
—Realmente nunca llegas a conocer a una persona hasta que escuchas lo que en verdad hay en su corazón...eso es lo que Haye hizo por Jeongguk...y es lo que deberíamos hacer por ellos. Yo...imagino que no es ninguna sorpresa que algunos me criticarán y llamarán padre incapaz por apoyar con firmeza esta decisión, pero para los que piensan y dicen que es demasiado pronto, o que son demasiado jóvenes, sólo puedo decirles...diablos, puedes manejar a los dieciocho, puedes beber alcohol a los diecinueve y jubilarte a los sesenta, entonces, yo me pregunto: ¿qué edad debes tener para que tu amor pueda considerarse como real?
Su última pregunta no sólo consiguió reacciones por parte de Jeongguk y de mí, sino que de todos los chicos que demostraron que estaban de acuerdo con sus palabras con grititos, silbidos y aplausos...como si fueran parte de alguna barra. Yo no pude evitar reírme de sus escandalosas demostraciones.
—En este mundo, hay cosas imperceptibles, pero que están ahí; hay una magia, algo ajeno a lo racional. Sé que suena utópico, sé que parece una tontería, pero...una vez que lo sientes, todo cobra sentido. Yo lo sentí...y saber que mi hijo encontró a la persona que lo hace sentir de esa manera, me hace inmensamente feliz.
La habilidad del señor Jeon para expresar palabras tan hermosas me sorprendió. Sentí que mi corazón casi se derretía de dulzura. Una vez más, me invadió una profunda emoción y tuve que contenerte las ganas de llorar.
—Personalmente, no siempre estoy contento con el mundo, en ocasiones, no creo que sea justo...no creo que conserve demasiadas cosas bellas, sin embargo, cuando los veo...recuerdo por qué hay que tener esperanza.
Ya estaba sintiendo ese nudo en la garganta comenzar a asfixiarme. Todo lo que él decía era hermoso, tan hermoso, sin embargo...me dolía saber que un hombre como él, alguien que podía sentir y ver las cosas de esa manera, había encontrado a su persona en este mundo, y la había perdido. Dios, por eso sus palabras significaban muchísimo para mí. Su bendición...lo significaba todo.
Me sentía tan agradecida con él por heredarle a Jeongguk tal capacidad para amar. Quería decirle a Jeongguk lo afortunada que me sentía ahora mismo, quería decírselo una y otra vez.
—Y es por eso que sólo puedo ofrecerles mis mejores deseos —declaró con una sonrisa sincera, levantando su copa—. Su viaje está apenas comenzando, así que sean sinceros el uno con el otro, escúchense, aprendan a aceptar sus diferencias y a cultivar su amor cada día. Y ahora, para terminar...levanto mi copa junto a ustedes y brindo por este increíble sentimiento que los une. Brindo por su amor y la eterna felicidad de estos dos tortolitos que estaban destinados a encontrarse desde hace muchísimo tiempo ya.
Destinados,
que bonito.
Los chicos alzaron sus copas al unísono, creo que todos estaban un poco conmocionados por el discurso, pues ya no nos miraban como si estuviésemos dementes, sino como si fuésemos alguna especie de milagro navideño.
—Esto es por mi hijo, Jeongguk...y Haye —me mencionó, viéndome suspicazmente con una expresión divertida en el rostro—. Ahora es tu dolor de cabeza. ¡Salud!
—¡Salud! —chillaron todos al unísono, sin siquiera darnos una advertencia antes de tirarse todos, literalmente, sobre nosotros.
—¡Ah, y para todos los escépticos del mundo...! —le escuché decir apenas al señor Jeon en lo que no dejaba de recibir efusivos abrazos y dichosas palabras de felicitaciones—. ¡Mejor prepárense para sorprenderse!
11 DE MAYO, 2019
05:24 am.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
SENTÍ COMO JEONGGUK pasaba suavemente las toallitas desmaquillantes por mi rostro, asegurándose de eliminar cualquier rastro de maquillaje con meticulosidad, mientras yo luchaba por mantener los ojos abiertos.
—Jeongguk, déjalo...está bien —aseguré, balbuceando y arrastrando las palabras—. Ya no importa, vámonos a dormir.
Tomé su mano y lo atraje hacia mí, envolviéndolo con mis brazos y piernas para mantenerlo cerca antes de que pudiera intentar separarse.
—Olvídalo, ya lo quitaste todo —mascullé apenas—. Mh, quiero que durmamos así.
Jeongguk dejó escapar una risita y se acurrucó en el hueco de mi cuello, procurando sostenerse para no ejercer demasiada presión sobre mí.
—Tienes pesadillas cuando duermes de espalda —me recordó suavemente—. Vamos, tienes que ponerte ropa para dormir.
—Jeongguk —resoplé—. Por favor, son las cinco de la mañana, ya no me queda energía...
—Tú eres quien no quería regresar, no decías acaso que no tenías nada de sueño, ¿mh?
—Los chicos son divertidos —dije como un lamento—. No podía dejar de reírme.
—Ni de beber.
—Sí...no debí jugar deeper con ellos...
—Dealer, cariño —me corrigió con un dulce tono burlón —. Y si, tal vez no debiste, pero fuiste sorprendentemente buena, eh.
—Gracias —musité en un suspiro trágico, fui buena, pero no tan buena—. Y gracias por obligarme a beber toda esa agua entre trago y trago.
—Funcionó, ¿no? —presumió—. Te dije que así no ibas a emborracharte.
—Tenías razón...gracias por cuidarme —lo abracé más fuerte, siendo más consciente que nunca de lo afortunada que era por tenerlo junto a mí—. Y gracias por absolutamente todo lo de hoy, no sé si lo notaste, pero creo que lloré un poco con el discurso de tu padre.
—Sí, creo que yo también.
Jeongguk se removió en su lugar, quedando recostado a un lado mío y volviendo rápidamente a pegarme a él, esta vez en una posición mucho más cómoda. Él pasó su brazo por alrededor de mi cintura y sus pies se enredaron con los míos, cuando nuestros rostros estuvieron perfectamente alineados uno frente al otro, el acarició dulcemente su nariz con la mía, haciéndome sonreír como un acto reflejo. Amaba estar aquí, a su lado, entre sus brazos.
—Todo mejorará de ahora en adelante —decreté—. De hoy en más, vamos a ser muy, muuuuy felices.
—Lo seremos —estuvo de acuerdo, presionando su frente contra la mía—, me aseguraré de eso.
11 DE MAYO, 2019
10:48 am.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
TENÍA TODA la intención de regañar a Jeongguk por el hecho de haberme despertado nuevamente sin él a mi lado, sin embargo, en el momento que atravesé la puerta que daba al gimnasio de la casa —porque sí, Jeongguk tenía un gimnasio no tan pequeño en su casa—, y tuve la perfecta visión de él haciendo barras, me quedé de pie ahí, como la babosa enamorada que era...admirándolo.
La forma en la que sus brazos se flexionaban, como su abdomen se marcaba, la forma en que resaltaban sus venas y su...ugh, ¿por qué demonios estaba sin camiseta? lo hacía propósito, por supuesto que sabía que de esa manera lucía irresistible. Bueno, siempre lucía irresistible, pero así lo era mucho más. Te provocaba querer secar su sudar con la...Haye, ya basta.
—Así que esto es lo que prefieres hacer en lugar de quedarte a mi lado por las mañanas —llamé su atención, tomándolo con la guardia baja.
Su respiración estaba acelerada, su pecho subía y bajaba velozmente, pero él de inmediato dejó de hacer lo que hacía en cuanto notó mi presencia.
—Que feo —fingí tristeza.
—Creí que dormirías hasta tarde —se explicó, sin aliento, acercándose a mí.
—No puedo, mi reloj biológico no me lo permite.
Me sentí algo intimidada por su atractivo al verlo caminar en mi dirección, hasta me atraganté con mis palabras al intentar hablar cuando él estuvo lo suficientemente cerca de mí para poder tocarlo, afortunadamente él me besó antes de tener la oportunidad de ponerme a balbucear.
—Buenos días, princesa —me saludó dulcemente, depositando un beso casto en mis labios—. Planeaba regresar contigo una vez que acabara.
—Mh —fruncí los labios—. ¿Cómo es que tienes tanta energía? No debiste dormir más de tres horas.
Jeongguk secó el sudor que caía de su frente y cuello con una toalla, y me sonrió de manera arrogante cuando advirtió que mis ojos vagaban inconscientemente por todo su torso.
—Puedes tocar si quieres —se burló.
—Cállate.
Mis mejillas se sintieron calientes y tuve que obligarme a desviar la mirada hacia cualquier otro lugar, aún me seguía poniendo toda tímida y ruborizada en su presencia.
—Ve a ducharte, prepararé el desayuno.
Jeongguk me observó como si acabara de salirme un tercer ojo. —¿Tú prepararás el desayuno?
—Oye, tampoco soy tan inútil.
—Nunca dije eso —se rió, sosteniendo mi rostro entre sus manos—. Pero yo puedo encargarme...
—Yo quiero hacerlo, quiero hacer algo por ti, ¿sí?
—Entonces tendremos que ir de compras antes, no creo que puedas preparar algo con lo que tenemos en la nevera...porque no tenemos nada.
Oh,
cierto.
—Me olvidé de eso —por esa razón llevábamos desayunando yogurt con cereal todos estos días—. ¡Ay, eso sí me emociona! Será nuestra primera compra juntos.
—Sí, todo un acontecimiento, llevaré la cámara —me tomó el pelo, sonriéndome con sorna.
—Ya, no seas malo, todas esas cosas me hacen mucha ilusión.
—¿Te piensas que a mí no? —apretó suavemente mis mejillas—. En serio llevaré la cámara...y luego, cuando regresemos, en verdad necesito hablar sobre algo contigo, es importante.
Se suponía que hablaríamos sobre eso anoche cuando regresáramos, pero volvimos muy tarde, no era el momento adecuado para hablar sobre...nada, en realidad.
—¿Y no puedes decírmelo ahora? Ese tema me tiene un poco inquieta.
—Es algo delicado y en verdad...no es fácil de explicar, necesito que podamos hablarlo sin apuros.
—¿De acuerdo? En verdad me asustas, Jeongguk.
—No te asustes —besó mi frente—. No es...mira, seguramente ni siquiera...
El tono de llamada de mi celular interrumpió las palabras de Jeongguk y me sorprendió de sobremanera ver que se trataba de papá...aún así, le respondí sin demora.
—¿Papá? —saludé al otro lado de la línea, ganándome una mirada curiosa por parte de Jeongguk—. Hola...uhm, ¿está todo bien? ¿por qué...?
—Hola, cariño, lamento si estoy siendo inoportuno, todo está bien pero... —me interrumpió—. ¿Hablaste ya con tu madre? Se fue hace un rato ya y me dijo que...
—Espera ¿qué? oye, creo que te estás olvidando de que mamá no quiere saber nada de mí, ¿por qué hablaría conmigo, huh?
—Dijo que hablaría contigo.
—¿Cuándo? —cuestioné—. ¿Y por qué? ¿Qué ocurre?
Papá se quedó en silencio un instante, eso encendió instantáneamente todas mis alarmas. ¿Qué estaba pasando?
—Uhm...Haye, verás...llamaron a tu madre esta mañana, al parecer...uh, el grupo que financiaba tu beneficio...tomó la decisión de cancelar tu beca sin ninguna maldita explicación...
¿Qué?
¿Qué demonios?
—¿Cancelar mi...? —me atraganté con mis palabras—. Pero eso no...no, no tiene sentido, ¿por qué...? No pueden, se supone que ellos...
—¿Qué pasa? —preguntó Jeongguk, preocupándose sólo al ver como mi expresión caía.
—Tu madre se fue de inmediato a la oficina, dijo que se comunicaría contigo, pero ahora no responde mis llamadas.
—¿No la acompañaste?
—Estaba en una reunión cuando recibió la llamada, le pedí que me esperara, pero sabes cómo se comporta tu madre...
—Trataré de comunicarme con ella, te llamaré si me responde, ¿de acuerdo? —diablos, ya me estaba alterando, mi frecuencia cardíaca definitivamente iba en aumento, esto tenía que ser un error—. Necesito que me envíes la dirección de las oficinas.
—Seguramente sólo fue en un error —estimó papá, muy esperanzado—. Estas cosas ocurren a veces, tu madre va a solucionarlo, así que no deberías ir hasta allá.
—Es mi beca, papá, si hay algún un error o confusión, yo debo solucionarlo.
Y conocía a mamá, podía ser muy histérica y conflictiva cuando se lo proponía, así que si ella realmente se encontraba en ese lugar, lo mejor era que yo fuera hasta allá y me encargara de todo el asunto. Dependía de esa beca, no podían sólo cancelarla sin darme mayores explicaciones. No tenía ningún sentido y no era nada justo, yo había ganado esa beca.
—También iré —sentenció papá—. Me tiene inquieto que tu madre no responda.
—¿Qué pasa? —insistió Jeongguk—. ¿Está todo bien?
No. Me limité a negar con mi cabeza y en cuanto recibí la dirección por parte de papá, ambos cortamos la llamada. Esto estaba jodidamente mal.
—¿Qué pasó? ¿Qué te dijo?
—Cancelaron mi beca —vale, se sentía incluso peor cuando yo lo decía, se sentía real, mucho más real, tenía que haber una equivocación—. Llamaron a mamá esta mañana y...es que no entiendo qué pudo pasar, yo no...no tiene ningún sentido, no puedo perder esa beca.
Con un patrocinador no era suficiente, la beca me ayudaba a cubrir un montón de gastos, especialmente ahora con el estudio y la universidad. Maldita sea, ¿por qué tenía que ocurrir tal problema precisamente ahora? ¿acaso estaba siendo castigada por algo? ¿y por qué diablos mamá no me llamó? Entendía que estuviera molesta, pero era mi futuro del que estábamos hablando, este asunto me concernía en su totalidad a mí.
—Tengo que solucionarlo, ¿sabes llegar al edificio del grupo BSH? Creo que está cerca de la firma de tu padre.
Jeongguk me miró extrañado. —¿El grupo BSH? ¿Por qué...? ¿Por qué tienes que ir ahí?
—Ellos son quienes financian mi beca —le expliqué, comenzando a maquinar el nuevo plan en mi cabeza, adiós compras—. No sé exactamente con quién rayos tengo que hablar, pero ¿podrías llevarme ahí? No quiero que mamá...
—Haye, espera...—alcanzó mi muñeca cuando comencé a moverme ansiosamente hacia la puerta, tenía que cambiarme de ropa y él tenía que ducharse, pero no se veía muy dispuesto, en realidad se veía descolocado y ofuscado.
—¿Qué pasa?
—Tú...¿qué es lo que sabes sobre el grupo BSH?
Mi ceño se frunció. —¿A qué te refieres? ¿Hay algo que debería saber o qué es lo que estás insinuando...?
¿Y esas preguntas? Sólo sabía que eran un conglomerado empresarial, no estaba informada más allá de eso, ellos ofrecían diversas becas en diferentes áreas, era todo lo que sabía...todo lo que me importaba.
—Oye, parece que sabes algo que yo ignoro —señalé.
—El abuelo de Sowon es el fundador del grupo —me dijo, visiblemente inquieto.
—¿Qué?
¿Cómo que...?
De ninguna manera.
El peor de los presentimientos recorrió mi cuerpo cuando digerí esa relevante información de la cuál no tenía ni puta idea. ¿Su abuelo? ¿El abuelo de la persona que probablemente más me detestaba en este planeta era quien financiaba mi beca?
—¿Bromeas?
Jeongguk negó, tomándose un momento antes de agregar algo mucho peor. —Toda su familia tiene acciones en las empresas, pero...su padre es el director ejecutivo, él es quien siempre tiene la última palabra en las todas las decisiones que se toman.
¡¿Su padre?!
Ay, maldita sea.
—¿Estás diciendo que...? ¿Tu piensas que Sowon tiene que ver con esto?
Esto no podía ser cierto.
Jeongguk suspiró, mala señal. —De eso es lo que quería hablarte...
—Pues habla —me impacienté ante su hesitación—. ¿Tú sabías algo sobre esto?
—No, por supuesto que no, no tenía idea...
—¿Entonces? —insté, sintiendo poco a poco como mi sangre comenzaba a hervir de la rabia, mi imaginación estaba volando muy pero muy alto—. Jeongguk, si no me dices de que se trata, voy a...
—Te lo diré...lo haré, pero...por favor, tienes que escuchar todo lo que tengo que decir. Y por favor...no pienses mal de mí.
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