❛ 60 ❜
U N P L A N N E D
sesenta
❀̸
❛ 𝓔l anillo ❜
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❝ Me siento tan confundida, todo está
cambiando dentro de mí. ❞
ㅡGranted, Olivia Rodrigo.
08 DE MAYO, 2019
19:06 pm.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
▬▬ ME SENTÍA abrumada por mi dificultad para expresarme adecuadamente cuando más lo requería. En retrospectiva, me daba cuenta de que las palabras que elegí en mi conversación con Jeongguk fueron muy poco acertadas porque ahora su semblante reflejaba claramente disgusto.
—Por favor, mi amor, ya no estés molesto —susurré con tristeza por millonésima vez después de que Jeongguk estacionara el coche, no queriendo seguir viendo esa expresión enfadosa en su rostro.
—No estoy molesto —mintió Jeongguk al apagar el motor del auto—, sólo estaba pensando.
—Te ves molesto.
—Haye —resopló, volteando su rostro para verme—. Dijimos que hablaríamos luego, no te preocupes por esto ahora. No es relevante
—Pero te puse triste, no quiero que estés triste —repliqué con un gesto de puchero, logrando arrancarle una sonrisa forzada.
—No intentes manipularme con esa expresión de cachorrito abandonado —picó con su dedo índice mi nariz—. No estoy triste, ¿sí? Ya deja de angustiarte.
Suspiré, cediendo porque lo mejor era respetar sus cinco minutos incluso si él no podía admitir que los estaba teniendo.
—Bien, tienes todo este rato para estar malhumorado, cuando regrese ¿podrías, por favor, ser mi Jeongguk de siempre?
—Tal vez —se lo pensó—. Y puede que si vuelves a decir "mi Jeongguk" se me pase más rápido.
Con una sonrisa, rodé los ojos y me incliné hacia él para darle un último beso antes de bajarme del coche.
—Eso fue algo de una vez en la vida —bromeé—. Ahora deséame suerte... y no te separes de ese teléfono, te enviaré una señal de "SOS" si algo sale mal —dramaticé mis temores internos.
—Nada saldrá mal —aseguró, pero yo no lo tenía tan claro—. Pero estaré pendiente, avísame cuando quieras que venga por ti.
Asentí, decidiendo no prolongar nuestra despedida y enfrentar por fin a mis padres. Eran solo ellos, en el fondo, no tenía por qué sentirme tan ansiosa. Ni paranoica. Oh, sí que tienes razones para estarlo, señorita "me casé en secreto con mi novio de meses", escuché la vocecita en mi cabeza.
Traté de calmarme mientras me dirigía al restaurante acordado, sin embargo, la ansiedad regresó de golpe al ver a mi madre sola en la terraza. Inmediatamente se me hizo un nudo en el estómago.
¿Y mi padre?
Necesitaba a mi padre.
Mamá alcanzó a verme antes de que siquiera considerara el esperar a que él apareciera así que no pude hacer más que obligarme a ir hacia su mesa. Amaba a mi madre, pero ella era mucho más terrorífica y difícil de tratar cuando se encontraba molesta que papá.
—¿Y papá? —pregunté torpemente al llegar a su lado, primer impulso de idiotez.
—Primero que todo, hola —me saludó con ese tono irónico —. ¿Cómo estás?
—Uh, sí, lo siento, hola —tomé asiento, sintiendo mis piernas algo temblorosas—. Estoy bien, ¿cómo estás tú?
—Angustiada —respondió con sinceridad—. Y preocupada por ti.
—Salí sin mi celular esa noche...por eso no me comuniqué con ustedes. Lamento eso.
—¿Qué lamentas? ¿Tu irresponsabilidad? ¿Tu imprudencia? No tienes idea del miedo que sentimos esa noche pensando que algo malo te había ocurrido, Haye.
—Ya te dije que lo siento —insistí, contando hasta cien en mi cabeza—. Sé que fui irresponsable e imprudente, lo reconozco, pero le pedí a Seulgi que les informara que estaba bien.
—Sí, estabas bien en casa de ese chico —enfatizó en "ese chico"—. ¿Crees que está bien pasar la noche en casa de un chico sin más compañía, hm?
Por Dios.
¿Se trataba de eso?
—Mamá —solté un suspiro cansino—. No sé que cosas estarás imaginándote pero...no. Él sabe que tomé una decisión con respecto a eso y siempre lo respetó. Siempre me ha respetado en todos los sentidos, así que si eso es lo que te asusta...
—No es sólo eso —susurró suavemente—. Haye, te conté mi historia para que fueras más lista que yo, eso tú lo sabes...simplemente no quiero que cometas los mismos errores que yo cometí.
—No lo haré.
Entendía la raíz de la desconfianza de mi madre, pero sabía que solo porque un hombre la hubiera decepcionado en el pasado no significaba que todas las relaciones estuvieran destinadas al mismo final. No todas las historias estaban condenadas al engaño y al fracaso. Mamá se preocupaba, pero Jeongguk no era nada como ese hombre...y confiaba en que eventualmente ella también lo vería de esa manera.
—¿Él vino contigo? —preguntó de repente, aunque no parecía que tuviese muchas ganas de oír un sí. Tal vez oí mal.
—¿Qué?
Ella frunció sus labios, definitivamente con desgano, reticente. —Pregunto si ese chico, Jeongguk, vino contigo.
—Oh, sí, vino, pero...
—Entonces pídele que se una a cenar con nosotros.
Já.
No, no, no.
De ninguna manera.
Sacudí mi cabeza instintivamente. —¿Por qué? ¿Para qué? Mamá, no creo que...
—Llámalo y dile que venga —instó, más como una orden que una sugerencia.
—Pero, mamá...
—¿Pero mamá, qué?
—No lo invitaré sólo para que puedas ser mala con él.
—No seré mala con él —puso sus ojos en blanco—. Nos tuvo esperando más de una hora la otra noche, a él solito debió de ocurrírsele venir a saludar.
—No creo que sea buena idea, papá ni siquiera está aquí. Prefiero que lo conozcan juntos, no solo... —intenté excusarme, pero ella me interrumpió.
—Tu padre está en el baño, le pedí que me diera unos minutos a solas contigo.
Oh.
Demonios.
—Mira, querías que lo conociéramos ¿no? Pues adelante. Si es tan importante para ti, entonces no creo que él tenga ningún problema, ¿o sí?
08 DE MAYO, 2019
19:19 pm.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
▬▬ PUDE PERCIBIR la tensión y nerviosismo en Jeongguk de manera casi inmediata cuando le mencioné que mi madre quería conocerlo ahora. Creo que el pobre incluso dejó de respirar y toda la cosa, aún así y a pesar de que ciertamente no estaba preparado para eso... prometió llegar en cinco minutos.
Y esta vez sí que fue puntual.
Al menos mi padre ya estaba presente, lo cual fue un consuelo para mí. Papá va a adorarlo, esas fueron las palabras que me repetí sin cesar mientras observaba a Jeongguk acercarse hacia nosotros. Sentía que iba a vomitar mientras más cerca lo veía.
—¿Ese es él? —me susurró mi madre en voz baja, no podía hablar así que sólo asentí—. Bueno, supongo que ahora no puedo culparte —comentó de mala gana, como si el hecho de que fuera así de atractivo le resultara irritante...y sí, conocía el sentimiento, me pasó muchas veces al principio. Aún me pasaba.
Papá estaba de muy buen humor, lo cual me resultaba inquietante considerando que me las había arreglado para fastidiarlo también a él la otra noche, aunque este era papá, por lo general era quien se encargaba de solucionar los problemas...él era mucho más ecuánime y menos emocional que nosotras en ese sentido.
De todas maneras, agradecí que se presentara ante Jeongguk con un apretón de manos y una sonrisa amistosa.
—Jeongguk, ¿verdad? —lo saludó, sonriente, estrechando firmemente su mano—. Es un gusto conocerte finalmente, soy el padre de Haye.
Jeongguk respondió con una sonrisa, realizando una discreta reverencia hacia mi padre y logrando ocultar con éxito sus nervios. —Buenas tardes, señor, el gusto es todo mío.
Suavemente, Jeongguk estrechó la mano de mi padre y volvió a inclinarse ligeramente. Observé cómo tragaba saliva y noté que su respiración se aceleraba. Ay, como quería abrazarlo.
—Y ella es su madre —añadió papá, presentándolo a mamá.
Miedo.
Pánico.
Terror.
Agradecí internamente no haber comido nada aún, porque sinceramente sentía que podría devolverlo todo en ese instante.
Jeongguk miró a mi madre, más intimidado de lo que nunca lo había visto, y pude notar cómo su mano temblaba ligeramente al estrechar la mano que ella le tendía.
—Uhm, encantado de conocerla, señora Bae —murmuró finalmente, inclinando ligeramente la cabeza, sin atreverse a mantener contacto visual por más de un segundo.
Y es que la tensión podía palparse.
En mi cabeza estaba pensando en ponerme a hablar a lo loco si la cosa entre lo dos no mejoraba, probablemente papá pensaba lo mismo.
Mamá asintió. —Lo mismo digo, pensé que tendríamos que regresar a Busan sin tener el placer de conocer al famoso Jeongguk.
Quise intervenir, hacer un mal chiste o algo, pero Jeongguk tomó la iniciativa.
—Eso habría sido una verdadera lástima. La verdad, tenía muchas ganas de conocerlos —agregó, esta vez manteniendo su mirada—. En realidad, quería disculparme personalmente con ustedes por lo sucedido la otra noche, fue...
—Un error, espera...por favor, toma asiento —intervino mi padre, haciendo una de las sillas hacia atrás, creando espacio para que Jeongguk pudiera sentarse en nuestra mesa—. Como estaba diciendo, ya estamos al tanto de lo ocurrido. Seulgi nos comentó lo que pasó en realidad.
¿Qué?
Esa declaración me descolocó completamente y pude ver que a Jeongguk también.
—¿Ella...hizo qué? —cuestioné, porque eso podía ser muy bueno...o muy malo.
—Nos contó que este no era el primer incidente entre ellos dos, que este chico no dejaba de provocar a Jeongguk...
—Lo siento, perdona, pero ¿qué fue exactamente lo que ella dijo? —inquirí, recordando claramente haberle pedido a Seulgi que mantuviera en secreto lo ocurrido.
—Dijo que ese individuo llevaba meses acosándote, que no se daba por vencido a pesar de tus negativas repetidas. También mencionó que empezó a tomar represalias contra Jeongguk debido a tu relación con él, que incluso le reventó los neumáticos a su auto en una ocasión.
Casi se me escapó un suspiro de alivio al oír la mentira de Seulgi. Esa había sido una forma bastante interesante de dar vuelta la situación. Seulgi era mejor con eso de las mentiras que yo...mucho mejor. Y tal vez no debía de sentirme orgullosa por ello, pero...me sentía feliz de que ella estuviera de nuestro lado, es decir...había protegido a Jeongguk. Sabía que no estaba contenta con lo que habíamos hecho, pero al menos aligeró esta situación para nosotros.
—¿Seulgi...sólo dijo eso? —quise asegurarme.
—No. También dijo que no querías decirnos porque no querías preocuparnos, que no tomaste acciones legales contra ese chico porque proviene de una familia adinerada y no querías que pensáramos que estabas en peligro o algo, que Jeongguk sólo te estaba defendiendo, que...él se involucró en la pelea porque ese sujeto hizo comentarios inapropiados sobre ti.
No me sentía bien mintiéndoles, aunque lo que sucedió en realidad no estaba muy alejado de esa historia. Jeongguk sí lo hizo para defenderme, aunque el tipo en realidad estaba más obsesionado con su venganza contra Jeongguk que conmigo. Por supuesto, no podía decirles eso. Yo no culpaba a Jeongguk, ese idiota me utilizó para desquitarse indirectamente con él por lo de su ex novia, pero Jeongguk no era culpable de que él fuera un enfermo de la cabeza...desgraciadamente, no estaba segura de que si mis padres supieran, fuesen a pensar igual que yo.
No iba a arriesgarme, mucho menos ahora.
—Debiste decirnos eso, Haye —añadió mamá esta vez, con dejes de arrepentimiento en su voz—. Las cosas hubieran sido diferentes.
—No podía...mamá, no estabas escuchando. Estabas muy molesta y no dejabas de atacarme. Además...no creí que fuera el momento, no lo sé, todo fue muy caótico.
—Tienes razón —aceptó, ¿qué?—. Asumo mi culpa, sólo estaba siendo demasiado sobreprotectora.
—Y prejuiciosa —se me escapó, cállate, niña.
—Haye —me regañó papá, ante lo que musité un débil "lo siento".
—Sí, también eso, pero pienso que Jeongguk puede comprender por qué reaccioné de esa manera como madre.
Jeongguk, quien había permanecido en silencio todo el tiempo, procesando que Seulgi había dado cara por nosotros, esta vez asintió con compresión.
—Por supuesto, lo entiendo perfectamente. Y asumo toda mi responsabilidad, también. No quería que las cosas resultaran de esa manera...de verdad lamento todos los problemas que ocasioné.
—Está bien, muchacho —papá le dio una suave palmada en la espalda, ofreciéndole una sonrisa alentadora—. Ya pasó, es de humanos errar, también fuimos jóvenes y cometimos errores, ¿no es así, cariño? —presionó a mamá, quien asintió con reservas—. No estamos en posición de juzgar.
—No obstante —sumó mamá—, muchas cosas fueron dichas y hechas esa noche, cosas que no puedo simplemente pasar por alto...
Sabía de lo que estaba hablando y necesitaba prepararme un poco más para esa charla. Yo, gritando a todo pulmón que iba a casarme con Jeongguk no era algo que mamá pudiese olvidar tan fácilmente, lo sabía, pero necesitaba más tiempo. Todo estaba resultando mucho mejor de que lo que creí...quería que siguiera así un poco más.
Esa discusión podía esperar, al menos hasta que conocieran un poco más a Jeongguk.
—Tienes razón, pero ¿podríamos, por favor, comer algo antes de seguir con esta conversación? —desvíe la atención—. Las preguntas y todo eso pueden esperar, estoy muriendo de hambre.
Sinceramente, aún sentía un nudo en el estómago, pero estaba dispuesta a comerme cinco platos si era necesario para posponer esa conversación.
—Mientras, pienso que todos podrían tratar de conocerse un poco más. Mamá, lo que sea que quieras saber sobre Jeongguk, ahora puedes preguntárselo directamente a él.
—Ah, pero que sutil —suspiró papá, reprendiéndome con la mirada.
—Sólo digo —me encogí de hombros, esto era ahora o nunca.
08 DE MAYO, 2019
20:21 pm.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
▬▬ NO PODÍA dejar de sonreír como una tonta al ver a mi padre y a Jeongguk conversar tan animadamente, como si esta no fuera la primera vez que se veían. Estaban congeniando maravillosamente bien y eso me tenía en las nubes. Temí que fuese a pasar lo mismo que sucedió con Yeosang y mi padre, pero no. Había sido un poco extraño al principio, eso no podía negarlo, hoy había visto el lado más introvertido de Jeongguk —el cual me resultó tan pero tan adorable que no podía dejar de pensar en abrazarlo con fuerza—, sin embargo, en el momento que ambos encontraron gustos en común, todo comenzó a fluir.
Ahora parecían estar en su propia burbuja, completamente inmersos en la conversación. Ni siquiera cuando imaginaba que podían llevarse bien, lo había imaginado de esta forma, ni siquiera yo tenía tantas cosas en común con Jeongguk. Lindo.
—Los hombres son una especie extraña —me dijo mamá, silenciando en su mente la charla de los dos—. ¿Quién hubiera pensado que dos personas podrían hablar con tanta pasión sobre los diferentes tipos de carnes?
Sonreí, compartiendo su observación. —Es lo que piensan de nosotras cuando hablamos de labiales y dramas.
—Touché —me devolvió la sonrisa—. Lamento haberte heredado mis gustos en hombres.
—Una disculpa no basta —jugueteé.
La sonrisa de mamá se desvaneció paulatinamente después de unos segundo. —¿Realmente te hace feliz?
Ella fue directa y mi respuesta fue inmediata. —Sí, muchísimo..
—¿Te trata bien?
Me acerqué más a ella y susurré cerca de su oído. —Es el chico más cursi que he conocido. Me ha llevado a las citas más románticas, me ha dedicado las palabras más bonitas y especiales, incluso me escribió una canción. Me pidió que le dejara ser mi novio, en lugar de pedirme ser su novia. Siempre me cuida y se preocupa por mí. Y tal vez no lo parezca, pero es el chico más dulce del mundo.
Podía enumerarle un montón de cosas más, había una infinidad de razones por las cuales lo amaba de la forma en la que lo hacía, pero por ahora, esperaba que fuera suficiente para ella. Podía imaginar que era difícil hacerse esa imagen de él considerando que alguien ya había venido y lo había pintado como todo lo contrario, pero sinceramente esperaba que mamá se diera la oportunidad de conocerlo por sí misma.
—Eso suena...lindo —admitió, regalándome una pequeña sonrisa—. Siento haber hablado con Yeosang antes de hablar contigo.
—Sí, mejor no hablemos de eso ahora —no tenía ánimos de hablar sobre Yeosang, todavía me sentía traicionada por eso.
—Haye solía escalar conmigo cuando era pequeña, pero se volvió floja y temerosa con el tiempo —papá habló mal sobre mí...en mi cara.
—¿Disculpa? —llamé su atención—. Parece que lo olvidas, pero soy bailarina, tengo que cuidar estos tobillos. Además, tú te volviste demente con el tiempo ¿sabías que la clasificación de su ascensión es ABO? abo de abominable, no gracias.
Jeongguk sonrió y la verdad, si decía que pertenecía a la misma clasificación, no me sorprendería.
—Sólo he llegado a MD, pero sería interesante probar ABO —declaró Jeongguk.
—¿Te quieres morir? —inquirí.
—Oye, pero no lo asustes —dijo papá, restándole importancia—. Tienen que venir a Busan, te llevaré a escalar allí y...
—Disculpa, ¿puedo ver tu...? —habló mamá de pronto, llamando la atención de todos, tomando entre sus manos la mano de Jeongguk que descansaba sobre la mesa.
Oh, no.
Mierda.
Me entretuve tanto en la absurda conversación de las escalas que ni siquiera me percaté de aquello que había llamado la atención de mamá.
Jeongguk no entendió al instante, por esa razón dejó que mamá sólo tomara su mano, sin embargo, en cuanto advirtió que ella se encontraba inspeccionando detalladamente el anillo que adornaba su dedo, pude ver el pánico en sus ojos.
Su mirada se cruzó con la mía por un breve segundo, y en ese instante los dos lo supimos. El anillo. Ese anillo de compromiso que relucía en su dedo, un símbolo del amor que compartíamos pero también un secreto que no estábamos listos para revelar.
No se suponía que él vería a mis padres hoy.
No se suponía que esto pasara.
Y él olvidó quitarse el anillo.
Un anillo extremadamente similar al que yo presumí la otra noche justo frente a sus ojos. Maldita sea.
Mamá examinó el anillo con atención, sin perder detalle. Cada centelleo parecía resonar como un eco ensordecedor en la habitación tensa. Jeongguk trató de mantener la compostura, pero sus ojos traicionaron su nerviosismo. Yo me sentía paralizada, incapaz de articular palabra alguna, con el miedo corroyendo mis entrañas.
—¿No es este el anillo que...? —mamá rompió el tenso silencio con una voz cargada de expectación y sorpresa.
—No —respondí en el acto, con un nudo en la garganta, luchando por contener la avalancha de emociones que amenazaba con desbordarse—. Digo, ¿qué? no...
Mamá levantó la vista hacia mí, sus ojos buscando respuestas en los míos. Yo desvié la mirada, sintiéndome culpable y temerosa de lo que vendría a continuación.
—¿No? —cuestionó mamá, su tono volviéndose más firme y determinado. La habitación pareció encogerse a nuestro alrededor, la tensión palpable en el aire cargado de incertidumbre—. Este anillo es idéntico al que tenías esa noche.
Jeongguk quitó su mano del agarre de mi madre y lo vi encogerse ante la mirada confusa de mi padre.
—Quise decir que sí, pero...uhm, no...mamá, es que, no es lo que...—balbuceé, sabiendo que no había forma de salir de esta.
Si mentía, esa era una mentira que no se acabaría nunca, pero si decía la verdad...iban a odiarme.
Maldita sea.
¿Qué demonios había hecho?
—Haye —mamá dijo mi nombre como una advertencia, con su rostro poniéndose todo rojo. Se veía como si estuviera a punto de perder el último resquicio de cordura.
—Mamá, no te...tranquila ¿sí? —pedí, sintiendo el nudo en mi estómago extenderse hacia mi garganta.
—¿Qué significa esto? —exigió, paseando su mirada indignada desde Jeongguk hacia mí.
—Te lo íbamos a decir —juré, ahora estaba desesperada.
—¿Decirme qué? —demandó, respirando rápidamente, visiblemente airada. Ella estaba a punto de perder la cabeza...y yo también.
Jeongguk, notando la angustia y el pánico reflejados en mi rostro, intervino con voz firme: —Señora Bae, yo...amo a su hija, mucho...
—¿Decirme qué, Haye? —lo cortó bruscamente, dirigiéndose nuevamente a mí. La presión aumentaba con cada segundo que pasaba, sintiendo que el aire se volvía más denso a mi alrededor.
Si hace un rato sentía que iba a vomitar, ahora sentía que estaba a segundos de desmayarme. Me sentía aterrada. No, era peor que eso. Mi corazón latía con tanta fuerza que dolía, y me costaba encontrar mi propia voz en medio de la confusión y el miedo que me invadían.
—Haye, tienes cinco segundos para...
Empezó mamá, con un tono que resonaba como un martillo golpeando mi pecho.
—Detente —ordenó papá, visiblemente ofuscado—. Detente un instante, ¿no ves que la estás asustando?
—Cinco...—mamá siguió contando, ignorando deliberadamente a papá, llevando mi sistema nervioso al borde del colapso con su presión implacable—. Cuatro. Tres...
—Ya —pedí, con un hilo de voz temblorosa, sin saber si las lágrimas que asomaban a mis ojos eran de miedo o algo más.
—¿Ya, qué? —inquirió mamá, sus ojos clavados en los míos con una mezcla de furia y ansiedad.
—No...nosotros —tartamudeé, abrumada por la intensidad de mis emociones y temores. Sabía que al pronunciar esas palabras, estaba sellando mi destino, enfrentando las consecuencias de mis actos sin poder retroceder.
Iba a decirlo y ella iba a odiarme...lo sabía.
Mamá iba a odiarme.
¿Pero qué había hecho?
¿Qué demonios había hecho?
Mamá parecía a punto de explotar, sus uñas se clavaban en sus palmas mientras su rostro enrojecía de ira. Sentía como si todo a mi alrededor se desmoronara, cada segundo más insoportable que el anterior.
—¡¿Ustedes qué?! —exclamó finalmente mamá, con una mezcla de incredulidad y rabia desbordante—. ¡Maldita sea, Haye!
Jeongguk no titubeó, manteniendo la compostura a pesar de la tormenta que se desataba en la habitación. A diferencia de mí, que simplemente no fui capaz de continuar, él con decisión, declaró: —Nos casamos anoche.
El silencio que siguió a su confesión fue ensordecedor. Agaché la cabeza, anticipando el disgusto y la decepción que vería reflejados en los rostros de mis padres, especialmente la decepción...siempre me había esforzado tanto por hacerlos sentir orgullosos de mí, que yo no...ni siquiera podía imaginar el peso de su desilusión.
Yo ya estaba llorando penosamente y mi llanto empeoró cuando escuché a mamá reírse, aunque la risa no transmitía ni alegría ni burla, fue más bien una risa llena de incredulidad.
—Debo de haber perdido la cabeza —fue todo lo que pudo decir.
—Haye —escuché la voz de papá, pero mi sollozo no me permitió escuchar el resto, la desilusión en su tono fue simplemente...demasiado.
—Esto no puede ser —continuó mamá, totalmente en negación—. No pueden estar hablando en serio.
—Lo siento —me lamenté, secando las lágrimas que inundaban mis mejillas—. Perdón, lamento todo esto. Yo no...
No pude seguir hablando cuando mi mirada se encontró con la de Jeongguk. En sus ojos, vi el reflejo de su dolor y su tristeza, abrumando mi propio corazón. Seguía diciendo que lo lamentaba y que lo sentía como si estuviera arrepentida de lo que hicimos, pero no era eso lo que quería decir.
—Apenas estoy tratando de asimilar la idea de que ustedes dos están saliendo, ¿y ahora vienes y me dices que se casaron? —declaró con repudio, sin importarle que hubiésemos comenzado a llamar la atención de algunas de las personas a nuestro alrededor—. Esto tiene que ser una broma.
Todo se tornó oscuro de repente, mi corazón se fracturaba con cada respiración y mi espíritu se debatía en medio de la confusión y el arrepentimiento. De pronto todo se sentía mal, mi alma dolía, no quería sentirme de esta forma. No podía dejar de cuestionarme absolutamente todo. Quería deshacerlo todo, borrar este horroroso momento. ¿Había cometido un error irreparable?
—No es una broma, mamá —balbuceé entre sollozos, luchando contra la marea de emociones que amenazaban con arrastrarme, sorbiendo mi nariz y apretando fuertemente los ojos para que las lágrimas dejasen de caer.
—Señora Bae...—intentó hablar Jeongguk, desesperado por arreglar las cosas, pero fue interrumpido abruptamente.
—No hables, Jeongguk —advirtió mamá, señalándolo con gesto acusador—. Mejor mantén esa egoísta y embustera boca tuya cerrada.
—¡Mamá! —chillé, sintiéndome anormalmente más herida por su forma de dirigirse a él que por la situación misma que nos envolvía.
—Fuiste deshonesta, Haye. Nos fallaste y nos engañaste. Y tú la incentivaste a hacerlo —acusó hacia nosotros, con sus ojos brillando con lágrimas no derramadas—. No quiero volver a ver la cara de ninguno de los dos.
Esas palabras resonaron como un trueno en mi corazón, clavándose como flechas afiladas en mi pecho. Cuando mamá se levantó y se alejó sin mirar atrás, su rechazo hirió más profundamente que cualquier palabra pronunciada hasta entonces. Los brazos cálidos de papá rodeándome solo intensificaron mi angustia, y volví a romper en llanto. ¿Cómo podía merecer su consuelo? ¿Por qué me estaba consolando? Eso me hizo sentir peor.
—Papá —lloré, ocultando mi rostro en su pecho—. Lo siento...lo siento tanto...nunca quise decepcionarlos, yo no...
—Tranquila —susurró papá, estrechándome con más fuerza entre sus brazos—. Prometo que lo arreglaré. Todo pasará. Por favor, no llores.
Intenté recuperar el aliento, pero las palabras se atascaron en mi garganta. . —¿Tú no...? ¿No estás...no estás enfadado?
—Estoy furioso —aclaró, acariciando mi cabello con suavidad—. Pero lo dije una vez y lo sostengo, confío en tu criterio...incluso ahora. Una vez prometí estar siempre para ti y es una promesa que no planeo romper.
Sus palabras reconfortantes se entrelazaron con el cálido beso que depositó sobre la coronilla de mi cabeza, creando un instante de calma en medio de la tormenta emocional que nos rodeaba. A pesar de sentir que no lo merecía, lo apreciaba tanto.
—Iré a hablar con tu madre, trataré de hacerla entrar en razón.
Con delicadeza, papá se separó lentamente del abrazo, secando algunas lágrimas de mis mejillas con ternura antes de dirigir su mirada hacia Jeongguk: —Tú y yo hablaremos luego. Por ahora, llévala a casa y asegúrate de que llegue sana y salva.
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