❛ 57 . 1 ❜
U N P L A N N E D
cincuenta y siete
❀̸
❛ 𝓑oda secreta ❜
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❝ Creo que estoy atrapado en una realidad
que es como un sueño. ❞
ㅡHeartbeat, BTS.
08 DE MAYO, 2019
10:16 am.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
▬▬¿Me estás diciendo que tú, la chica que piensa y analiza absolutamente todo, la chica más dolorosamente cautelosa y racional que conozco, consideró la idea de casarse a los malditos veinte años y llegó a la conclusión de que era era una magnífica idea? ¿me estás...? ¡Agh! Haye, es que no puedes estar hablando en serio.
Permanecí en silencio durante todo su discurso, sentada en el sofá, jugueteando ansiosamente con mis dedos mientras veía a Seulgi caminar de un lado para otro por la habitación. Ella estaba tan escandalizada, y en negación, que realmente creí que estaba a punto de comenzar a caminar por las paredes o algo. Y yo no sabía qué rayos decirle porque hasta cierto punto tenía razón.
Hace unos meses atrás, si alguien me hubiera dicho que estaría casada antes de acabar el año, seguramente habría dicho exactamente lo mismo que Seulgi acababa de decirme.
No era la clase de chica que tomaba decisiones así de importantes a la ligera, siempre consideraba los pros y los contras de cada decisión, imaginaba los resultados, me ponía en cada situación y analizaba los posibles desenlaces, esa era la razón por la cual siempre me sentía insegura con respecto a todo, vivía cuestionándome y creyendo que si era en extremo cuidadosa, entonces todo saldría bien. Pero no era así. Sólo vivía con miedo y con el constante pensamiento de "qué habría sucedido si". No estaba viviendo, no realmente, le temía tanto a los riesgos que me había pasado viviendo una vida monótona y gris.
Todo eso cambió al conocer a Jeongguk.
Él vivía una vida diferente a la mía, lo hacía bajo otros parámetros, tenía otras creencias muy diferentes a las mías, pero tenía un concepto del amor que aunque para otros podía parecer ridículo —me incluía, porque también fue demasiado para mí en un principio— poco a poco, con cada momento que pasaba junto a él, en mí comenzó a cobrar muchísimo sentido.
Siempre creí que cuando conociera al hombre que se convertiría en mi esposo —si es que sucedía— yo lo sabría prontamente. Y así fue. Estaba malditamente segura de que era él. Entonces ¿por qué tenía que esperar años para poder hacer algo al respecto? quería hacer todo en esta vida con él, y podía hacerlo, entonces ¿por qué no?
Seulgi podía pasarse toda la tarde enumerando las razones por las cuales creía que esto era un terrible error, pero no importaba lo que dijera, no había nada que pudiera decir que fuera hacerme cambiar de opinión. Mantendría mi postura sin importar qué. Porque creía en nosotros.
Yo no esperaba que lo entendiera, seguramente nadie iba a hacerlo, pero tampoco necesitaba que lo hicieran porque no tenía nada que ver con ellos.
—Te pedí específicamente que no hicieras nada estúpido y tú vas y haces la cosa más estúpida de todas —ella continuó con su regaño, mirándome como si estuviera demente—. ¿Qué fue lo que te dijo para convencerte, mh?
—Nada. Fue mi idea, de hecho.
—¡¿Qué?! —chilló horrorizada—. No es cierto, sólo estás tratando de encubrirlo.
—Seulgi, aunque te parezca imposible de creer, tengo una mente propia, ¿de acuerdo? soy perfectamente capaz de tomar mis propias decisiones. Jeongguk no tuvo que convencerme de nada, yo quise hacerlo.
Después de ver la reacción de mis padres, todos las ideas que había creado en mi cabeza, la imagen mental, el plan de ocho pasos para conseguir su aprobación, todo...se fue al tacho de la basura. No esperaba que aceptaran felizmente lo nuestro después de todo lo que pasó, al contrario, podía prever a mi madre oponiéndose firmemente a que siguiéramos adelante con nuestros planes. Y no quería ver que siquiera lo intentara.
Por supuesto que no quería hacer las cosas a sus espaldas, yo deseaba hacer lo correcto, por eso quería esperar a que los dos tuviéramos el apoyo y la aprobación de nuestros padres, sin embargo, ya no tenía sentido esperar por eso.
"Yo...cambié de opinión". Le dije, temerosa de que él pudiese pensar que la mía era una pésima idea. O peor, que pensara que lo hacía por presión o impulsividad.
Jeongguk pestañeó rápidamente, confundido. "Uh, muñequita, creo que voy a necesitar que elabores un poco más esa oración porque si no lo haces voy a vomitar. ¿A qué...? ¿A qué te refieres con que cambiaste de opinión?"
¿No se lo había dicho ya?
Dios, no sabía en dónde demonios estaba mi cabeza.
"Yo...uhm, anoche te dije que quería que esperáramos antes de hacer algún plan o de contárselo a nuestros padres, pero...ya no creo que tengamos que seguir haciéndolo". Más bien, no quería seguir haciéndolo. "Quiero decir que, en realidad no tenemos que esperar, a mi...me gustaría que lo hiciéramos...ahora".
Sus ojos se alzaron aún más confundidos y él ladeó su cabeza sutilmente, tratando de buscar en la expresión de mi rostro algunas respuestas. "Perdona, ¿hacer...el qué?"
"Pues...que nos casemos". Me encogí en mi lugar, algo abochornada e intimidada por su intensa mirada.
Los ojos de Jeongguk se abrieron de par en par al momento de escucharme mencionar la palabra con "c" y como que fue incapaz de procesarlo por un instante. Un muy largo instante.
"¿Jeon...Jeongguk?" Titubeé, insegura. Necesitaba que dijera algo, o que hiciera algo, lo que sea, mis nervios no apreciaban su repentino mutismo. "¿Estás...?"
"¿Puedes...? ¿Podrías repetir eso?" Pidió, con sus labios curvándose ligeramente en una sonrisa apenas perceptible. "¿Por favor? Creo que tal vez tengo una contusión y estoy imaginándome cosas".
Sonreí inevitablemente por su graciosa incredulidad. ¿Esa era una buena señal, no? Al menos no parecía odiar la idea ni estar rechazándola.
"¿Dijiste que querías que nos casáramos?" Cuestionó con sus ojos entrecerrados, aún escéptico.
Asentí, esta vez muy determinada. "Sí, eso...eso quiero".
"No juegues". Manifestó con recelo, pasando su mano descuidadamente por su cabello. "Haye, no...¿es en serio?"
"Que sí". Afirmé lo más seria posible, esperando que me creyera de una vez. "Hablo en serio".
"¿Muy en serio?" Dudó.
"Ay, que te he dicho que sí, yo...de verdad, de verdad quiero que nos casemos".
"¿En los próximos cinco años?" Inquirió con divertida desconfianza, ignorando que literalmente le había dicho que deseaba hacerlo ahora.
"No". Rechacé resolutamente. "No, pronto, yo..."
"¿Ahora?"
"Ahora".
"¡Ahora!" Se regocijó, con una sonrisa tan grande que volvió sus alzados ojos más pequeños. "Haye, no tienes idea de lo que acabas de hacerme".
Jeongguk sostuvo mi rostro entre sus manos y acarició mis labios con los suyos con muchísima ternura. Era la primera vez que me besaba en toda la noche y no tenía idea de lo mucho que lo necesitaba hasta ahora. Él dejó suaves caricias en mis mejilla con su pulgar y volvió a presionar fugaces besos en la comisura de mis labios antes de apartarse.
"¿Estás segura?" Preguntó. "Tal vez...no deberíamos tomar una decisión como esa con este estado de ánimo. No quiero que te arrepientes luego".
"No lo haré".
"Sé que piensas que no, pero..."
"Estoy segura". Juré, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello. Necesitaba toda su atención en mí, necesitaba que viera lo muy en serio que estaba hablando. "Ellos ya lo saben y no quiero que lo arruinen. Sé lo que ellos piensan y sé lo que pasará, si les doy la oportunidad entonces todo lo que harán será cuestionarme y tratar de hacerme cambiar de opinión. No quiero eso".
Tal vez ir y casarme con Jeongguk a escondidas de todos no era la decisión más madura de todas, pero era mi decisión. No quería escuchar cómo otros pensaban que era una locura. No quería oírlos tratar de persuadirme. No quería que se involucraran. Esto era algo sólo nuestro, quería que continuara así. Al menos hasta que ya nadie pudiera hacer algo para intervenir.
"Tampoco quiero eso, pero ¿tú realmente quieres que sea de este modo? No estamos haciendo nada malo, no tenemos que escondernos ni actuar como si lo estuviéramos haciendo".
"Yo sé eso, pero...piénsalo, si nos casamos y no le decimos a nadie, entonces no tendremos que dar explicaciones ni tendremos que lidiar con los prejuicios de los demás, tampoco tendremos que escuchar los eternos sermones que seguramente planean darnos".
Podía oír los comentarios de las personas en mi cabeza, podía oír a mis padres, al abuelo de Jeongguk, a Seulgi, a Yeosang, a todas esas personas que no conocía pero que se sentían con el derecho de opinar sobre nosotros, y me sentía enferma. No quería tener que lidiar con eso. Ya había tenido suficiente los últimos meses.
"Yo...mira, cuando nos casemos, quiero que seas la única persona en mi cabeza. Quiero ser capaz de pensar en nada más que tú y yo. Olvidarme de los demás. No necesitamos probarles nada, esto es sobre nosotros y es lo que quiero. Claro, siempre y cuando sea lo que tú quieres también".
"¿Es una broma?" Ironizó, peinando mi cabello hacia atrás para quitarlo de mi rostro, con esa encantadora sonrisa suya que ponía a mi corazón a hacer cosas extrañas. "¿Me preguntas si quiero evitarme todo el drama de nuestras familias para que pueda tenerte sólo para mí? ¿Estás loca? Todavía estoy esperando el remate del chiste".
Cubrí el ataque emocional que estaba sintiendo por dentro con una risita y él volvió a sellar con entusiasmo mis labios con los suyos. "Oye, pero después, cuando se haya pasado toda la conmoción y esté todo resuelto, haremos una ceremonia".
"Y una fiesta". Agregó, sonriendo sobre mis labios. "Y viajáremos para nuestra luna de miel. Ah, y si la conmoción nunca se pasa y todo sigue igual de caótico lo haremos de todos modos".
"Suena bien para mí". Acepté, aunque esperaba que ese no fuera el caso. "Por cierto, tengo cien preguntas que hacerte antes de que nos casemos".
"¿Cien?" Jadeó sorprendido. "Sólo tenemos un día".
"Son sólo cien". Le resté importancia. "Aunque, no sé si sea legal casarnos de un día para otro".
"Lo es. Si tienes todos los documentos puedes casarte en un día sin problemas".
"¿En serio? ¿Es así de sencillo?" Me asombré y él asintió, rozando su nariz por mi mejilla hasta mi mandíbula, en donde depositó un inocente beso. "¿Cómo sabes?"
"Lo busqué en internet".
—¿Tú de verdad crees que estás lista para estar casada? —prosiguió Seulgi, sacándome bruscamente de mi agradable y feliz ensoñación—. Haye, eres prácticamente una niña.
Puse mis ojos en blanco y resoplé. —¿Una niña? Llevo cuidando de mí misma desde los catorce años, Seulgi, creo que estoy lista para hacer lo que sea que se me venga en gana.
—De cierto modo sí, pero todo este tiempo has dependido económicamente de tus padres Haye. ¿Estás realmente lista para valerte por ti misma? ¿Cómo vas a hacerlo, mh? ¿Cuál es el plan ahora? ¿Piensas que tus padres seguirán apoyándote después de esto?
—¿Puedes...detenerte? —pedí, poniéndome de pie, sintiendo repentinamente ese angustiante nudo en mi garganta—. ¿No puedes ver que estoy feliz? Bueno, lo estaba, gracias por eso, por cierto.
—¿Y qué es lo que quieres que haga, huh? No puedo hacer la vista gorda ni quedarme callada si veo que estás cometiendo un...
—¿Por qué no puedes simplemente estar feliz por mí? ¿Por nosotros? ¿Por qué no puedes apoyarnos? ¡Yo siempre lo hago! Siempre estoy ahí para ti ¿por qué no puedes hacer lo mismo por mí? Seulgi, creo que no te das cuenta de que me tienes en un pedestal muy alto, y eso no es justo.
Sabía que tendría que lidiar con un montón rechazo cuando el resto de las personas se enterara, sin embargo, tenía la esperanza de que al menos Seulgi estuviera ahí para mí.
Me puse de pie. —Mira, supongo que no esperaba que lo entendieras, pero...estoy feliz, lo siento por creer que podría compartir eso contigo.
—Haye —suspiró, sosteniendo mi mano cuando hice el ademán de retirarme. No tenía intenciones de continuar esta conversación—. No te enojes. Lo lamento, ¿sí? sólo estoy tratando de cuidar de ti. Esta es...demasiada información que procesar. No quiero que salgas lastimada ahora que estás toda emocionalmente involucrada. Y también legalmente. ¿De verdad se casaron legalmente?
Asentí con un encogimiento de hombros. La verdad, sonaba como la gran cosa, pero el matrimonio por el civil aquí no era más que un mero trámite. Literalmente. Ni siquiera fue necesario que tomáramos una hora ni nada, sólo llegamos, llenamos un formulario, lo entregamos y ya. ¡Casados!
Aunque, por supuesto que ni Jeongguk ni yo queríamos que nuestra boda —a pesar de ser secreta— fuese tan insignificante y poco memorable.
"¡OH, POR DIOs!" Exclamó Jeongguk, agudizando burlonamente su voz. "Mira eso, Bae Haye, luces como una verdadera princesa".
Halagó con ese tonito socarrón, acomodando la cámara en un lugar estratégico para que ambos pudiésemos vernos en la grabación.
"¡Oh, por Dios!" Lo imité con fingida emoción. "Jeon Jeongguk, luces como un verdadero durazno machucado".
Hizo una mueca, ofendido. "¿Ah, sí? Entonces lamento informarte que fracasaste como maquilladora". Replicó divertido, haciendo alusión a mi exitoso intento por cubrir los moretones de su rostro.
En realidad, gracias al maquillaje, sus moretones eran apenas perceptibles a la vista. Él lucía encantador, tan increíblemente atractivo que me quitaba el aliento. ¿Cómo diablos podía ser tan guapo?
"¡Ahí!" Indicó. "Quédate ahí, no te muevas".
Le hice caso, permaneciendo muy quietecita en mi lugar en lo que él terminaba de acomodar la cámara.
Habíamos decidido proceder con nuestros planes en privado. O en secreto. Como sea, ahora mismo no podíamos tener la ceremonia que deseábamos, pero eso no significaba que no pudiéramos tener una ceremonia simbólica. Menos tradicional y más...¿nosotros?
No planeábamos hacer la gran cosa, no por ahora al menos, pero eso no significaba que no quisiéramos inmortalizar este momento. Tal vez en un futuro cercano, mis padres querrían apreciar este recuerdo junto a nosotros.
Hoy había sido un día caótico. Habíamos tenido que hacernos cargo de un sinfín de cosas, en especial Jeongguk que tuvo que reunirse con su padre para hablar del "accidente" con el propósito de tomar precauciones y decidir cómo proceder en temas legales. Jeongguk dijo que me mantendría informada, pero que al menos hoy no quería hablar sobre ello. No quería arruinar el estado de ánimo. Y yo tampoco quería eso.
Habíamos estado corriendo prácticamente todo el día de un lado para otro para tener todos los papeles listos a la hora de ir al registro civil. No fue precisamente sencillo considerando que no podía pasarme por el departamento, mis padres seguramente estaban ahí y si me veían, entonces ya no me dejarían marcharme, pero allí era donde tenía todas mis cosas. Tuve suerte de poder contar con Dani para recolectar alguna de estas. Dani era confiable y a pesar de que era curiosa, no hacía preguntas innecesarias ni se entrometía más de lo necesario. Cuando le pedí que por favor fuera al departamento y disimuladamente tomara un par de cosas que necesitaba, ella lo hizo sin más.
"Listo." Anunció Jeongguk con una gran sonrisa, apresurándose hacia mí.
Era una noche cálida, a diferencia de la noche anterior. Y el ambiente era perfecto. Nos encontrábamos en el inmenso patio de su casa, en el mismo hermoso lugar en donde habíamos compartido tantos momentos ya.
Jeongguk y yo consideramos un montón de otros lugares para celebrar esta especial ocasión, sin embargo, ambos pensamos y llegamos a la conclusión de que ninguno de esos lugares era tan significativo como este. Así que, aquí estábamos.
Listos para iniciar con nuestra pequeña y peculiar boda.
Jeongguk se encontraba de pie frente a mí y yo no podía dejar de pensar en que parecía haber sido sacado de un sueño. Él estaba vestido formalmente con un traje que le quedaba a la perfección y que de alguna manera resaltaba su, ya de por sí, impresionante atractivo. El brillo emocionado en sus ojos hacia que estos destacaran incluso más, y la feliz y genuina sonrisa que permanecía dibujada en su labios tenía a mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho.
"Mi padre va a molestarme por los próximos cinco años cuando le muestre el vídeo y me vea vestido de esta forma en el patio de mi casa". Mencionó, y sí, definitivamente lo iba a fastidiar.
"Fue tu decisión, tú quisiste que nos vistiéramos así". Le recordé.
Me parecía ridículo, el chico rezongaba cuando estaba aquí luciendo tan condenadamente apuesto que me provocaba querer golpearlo.
"Tu compraste ese lindo vestido, yo sólo quería verte luciéndolo y estar a la altura". Confesó con ternura, haciendo mi corazón derretirse. "Te ves hermosa. Eres la chica más hermosa que he visto, haces que quiera...ah,¿podemos saltarnos todo esto e ir a la parte en la que nos besamos apasionadamente bajo la luz de la luna?"
"Y sí, definitivamente tendrás que editar este vídeo." Bromeé, mis padres no escucharían nada sobre besos apasionados, nope.
"Si lo dices por los besos para mayores de dieciocho que vamos a darnos, entonces este vídeo tendrá muchos cortes". Tonteó y yo puse mis ojos en blanco cuando él alzó y dejó caer sus cejas en un gesto sugerente. "Bueno, tendré más filtro de ahora en adelante".
"Gracias".
"Lo que sea por ti". Él me guiñó un ojo y por un segundo ahí me olvidé de que estaba a punto de prometer pasar el resto de mi vida con este chico. "De acuerdo, mi dulce, preciosa y encantadora Haye, ¿tienes tu discurso preparado?"
"Lo tengo." Reafirmé con un asentimiento de cabeza.
"Muy bien, entonces las damas primero." Indicó con un tonito burlesco, pero yo acepté con gusto. En realidad quería ser la primera en hablar.
Deje salir un exagerado suspiro de alivio y desdoblé el papel en donde escribí el más cursi de los discursos. "Bien por mí, de ese modo tu discurso no opacará el mío." Bromeé...más o menos.
No habíamos tenido mucho tiempo para preparar nuestros votos, apenas unos míseros minutos entre cada cosa que tuvimos que hacer, y la perfeccionista parte dentro de mí no se encontraba feliz por eso, pero...al diablo, de todos modos las palabras escritas en el papel eran honestas y venían desde lo más profundo de mi corazón. Luego seguramente escribiría una versión mejorada.
"De acuerdo, yo...uhm." Aclaré sutilmente mi garganta, comenzando a sentir ese molesto sudor nervioso en mis manos. "Muy bien, como ya sabes...no soy precisamente la mejor en esto de expresar lo que siento con palabras, pero...por ti, hice mi mejor esfuerzo aquí".
❝ Jeon Jeongguk;
creo que lo más pertinente es comenzar este
discurso dejando muy en claro que
mi corazón te pertenece.
Y que probablemente lo ha hecho
desde el primer instante en que te vi.
Y que lo hará para siempre.
Admito que hay veces que me frustro
por no ser capaz de comunicar
el alcance de mi amor por ti.
Pero realmente creo que es el defecto perfecto
pues, incluso con mi amor por las palabras,
parece que no puedo encontrar las correctas
para decirte lo que siento.
Pero sí puedo decirte esto;
Amarte...
se siente como caminar
en el aire sin miedo a caer.
Es como sostener el mundo con una mano
y tocar una sinfonía con la otra.
Es bailar en la luna sin cascos
y seguir respirando sin esfuerzo.
Es reírse cuando no hay nada de qué reírse
porque sólo sonreír no le hace justicia a
la verdadera felicidad. ❞
Mi voz tembló involuntariamente en lo que el peso de mis palabras y mis emociones comenzaba a embargarme. Dios, esto era real. Tomé una trémula respiración y Jeongguk alcanzó mi mano libre, dándome un gentil y reconfortante apretón.
❝ Jeongguk, tú...
eres mucho más de lo que pedí.
Y eres mucho más de lo que creí que serías.
Eres el alma que la mía ha elegido
para caminar por esta tierra en vida.
Y sólo espero que mis palabras sean suficientes
y que te acompañen siempre,
porque puedo jurarte que
te amaré incondicionalmente, cada día
y cada segundo de nuestras vidas.
Prometo abrazarte en los buenos
y en los malos momentos.
Prometo apoyarte y alentarte en
todos tus sueños y proyectos de vida.
Me comprometo a viajar contigo
y a tomar cada lugar como una aventura.
Prometo amarte
a través de la debilidad y la fuerza,
la felicidad y la tristeza,
en lo bueno y en lo malo,
con cada latido de mi corazón.
Prometo amarte con todo lo que soy.
Te lo dije hace un tiempo y lo sostengo
si pudiera elegir con quien estar ahora mismo,
entre cualquier persona en el mundo,
te seguiría escogiendo a ti.
Llegaste a mi vida
y cambiaste todo para mí.
Creo que nunca te lo he dicho,
pero me siento la chica más afortunada de todas
por tenerte.
Eres mi primer amor
y desde el primer momento sospeché que
también serías el último.
Por esa razón y muchas otras,
me entrego a ti ahora
y para siempre. ❞
Alcé mi rostro y la mirada en sus ojos, con ese brillo emotivo y felicidad absoluta, me desarmó por completo. Parecía que quería llorar y eso fue todo lo que se necesitó para que mis ojos picaran con lágrimas no derramadas.
❝ Jeongguk, yo...
verdaderamente,
te amo. ❞
Finalicé, atragantándome con aquella ultima afirmación. No acostumbraba a presentarme con tanta vulnerabilidad, pero si existía un momento indicado para expresar mis sentimientos y deseos más profundos y genuinos, era este.
"Que manera de dejar la vara por los cielos, eh." Dijo con una pequeña sonrisa. "Haye, eso...fue hermoso".
Jeongguk sostuvo mi mano con más fuerza y presionó un beso en la palma de esta, procediendo a acurrucar su rostro en su calidez por un instante. Fue un gesto de lo más tierno y mi corazón se saltó más de un latido.
"¿Ya ves? Estoy llena de todo tipo de sorpresas". Presumí, sorbiendo penosamente mi nariz para mantener las lágrimas en su lugar.
"Que prometedor". Replicó en tono juguetón, volviendo a pararse muy erguido. "Ya es mi turno, ¿no?"
Asentí enérgicamente, con una sonrisa ilusionada...al menos hasta que él aclaró su garganta, listo para comenzar...sin ningún papel en su mano.
"¿No lo escribiste?" Curioseé, de ninguna manera.
"Mis palabras vienen directo desde de mi corazón". Alardeó con una sonrisa fanfarrona.
"Pff". Resoplé. "Presumido".
Jeongguk sonrió complacido y soltó una risita. "Escribí algo, pero...me quedé corto. No quiero quedarme con ese sentimiento, quiero que sea perfecto, así que..."
❝ Bae Haye;
en esta noche tan especial
me presento frente a ti no sólo con
palabras y promesas.
Esta noche,
me presento ante ti
con una visión.
Una visión de nuestro futuro.
Una visión de nuestro amor, de nuestra lealtad
y de la dedicación que compartiremos a
lo largo de nuestra vida juntos.
De las raíces que plantaremos, el hogar que
construiremos y la familia que formaremos.
De la sangre, el sudor y las lágrimas
que sacrificaremos el uno por el otro,
pero que nuestras risas y alegrías harán
que parezcan muy pequeñas.
Esta visión es algo que nunca
había visto antes de ti.
Pero contigo...
tú me has hecho verlo todo tan claramente.
Creceré contigo.
Envejeceré contigo.
Y estaré a tu lado mientras esta
vida me lo permita.
Porque estoy tan malditamente seguro de ti,
total, y verdaderamente.
Y te juro, en este día,
que recordaré esta visión de certeza
en el dolor y los sacrificios que
son inevitables en la vida.
En los días malos, en los meses difíciles,
en la enfermedad y en cualquier obstáculo.
Te amo.
Y me encargaré de hacerte la mujer más feliz
todos los días de nuestra vida.
Estaré siempre a tu lado,
te regalaré mi mundo.
Cuidaré de ti, te protegeré,
y jamás olvidaré lo afortunado que soy
de tenerte.
Nunca te daré por sentado.
Y me aseguraré de que jamás te arrepientas
de elegirme. ❞
Jeongguk miró fijamente mis ojos y yo fui incapaz de apartar la mirada, la intensidad y la fuerza con la que trataba de transmitir sus emociones y la honestidad en sus palabras resultaron más que arrolladoras.
❝ Gracias por llegar a mi vida,
gracias por jamás juzgarme,
por ver más allá de todo lo malo.
Gracias por darme una oportunidad
y por ayudarme a convertirme en el hombre
que debo ser.
Cambiaste mi vida la primera
vez que te vi,
y volviste a hacerlo años después
en nuestro reencuentro.
Dulce niña,
tú eres la respuesta a todas mis oraciones,
eres todo lo que siempre deseé y más.
Eres diferente a la
definición típica del destino,
eres la luz que volvió a surgir en mi vida,
una reencarnación de mis sueños de infancia.
Sé que incluso antes de ti,
yo ya estaba hecho para ti,
pero apareciste y
me diste un nuevo propósito,
una nueva vida.
Cuando estaba perdido y vagando sin rumbo,
tú me sacaste de ese laberinto,
ahora...
no quiero nunca soltar tu mano.
Es por eso que desde este momento
y mientras viva,
te amaré, lo prometo
lo haré con todo todo lo que tengo,
con todo lo que soy,
todo el tiempo,
en cualquier circunstancia,
sin condiciones.
Mi primer y último amor.
Siempre. ❞
Juró y yo apenas advertí que las traicioneras lágrimas que había estado luchando por retener, se encontraban deslizándose incontrolablemente por mis mejillas. Yo era increíblemente llorona, y cuando él depositó un dulce beso en mi mejilla antes de susurrar:
❝ Por cierto ;
aunque esto no ocurrió de la manera en la que nos habría gustado, estoy mucho más que tranquilo porque sé, con toda seguridad, que contamos con la bendición de mi madre, ella...sin lugar a dudas, te habría amado.❞
Yo simplemente no pude evitar llorar con más fuerza. No tenía idea de lo mucho que significaba para mí que él dijera eso. Sabía lo mucho que amaba a su madre, y que él creyera que yo era digna de su aprobación, significaba el mundo para mí.
Jeongguk volvió a besar mi mejilla y yo no esperé más para fundirme en sus brazos. "¿Realmente piensas eso?" Pregunté, sollozando en su pecho.
"Lo hago". Me estrechó firmemente y dejó un beso en mi frente. "Y ahora, como no hay nadie que se oponga a esta boda, porque legalmente ya estamos casado, creo que es momento de..."
"¡Espera!"
"No me asustes."
"Los anillos". Le recordé, secando la humedad en mis mejillas en lo que una sonrisa curvaba mis labios. "Tú los tienes".
"Ah". Sonrió nervioso, metiendo la mano al bolsillo de su pantalón. "Cierto, es que..." Sacó finalmente la pequeña cajita. "Me urge llegar a la parte del beso".
"¡Ya!" Le di un golpe en el pecho. "Enfócate".
"Haye, es que...no ensayamos esta parte".
"Sí lo..." No, no lo hicimos, me recordó la voz de mi consciencia. "Uh, cierto...bueno, no importa, puedes improvisar".
Jeongguk asintió, alzando mi mano con delicadeza para proceder a poner el anillo en mi dedo. "Bien, uhm...Bae Haye, recibe este anillo como signo de mi amor, devoción y fidelidad..." Se detuvo repentinamente, pensando.
"¿Eso es todo?"
"¿Qué más quieres? ¿Mi alma?"
No pude evitar reír porque al parecer había utilizado toda su creatividad para improvisar sus votos, ya no le quedaba más. "De acuerdo, lo tomo". Acepté dichosamente y él deslizó el anillo en mi dedo anular.
"Lo haremos mejor la próxima vez".
Por supuesto que sí, era diferente hacer algo por tu propia cuenta a hacerlo con alguien guiándote. Nuestra boda "no secreta" seguramente resultaría más impecable. Pero esta siempre duraría en mi memoria.
Tomé el anillo que quedaba en la pequeña cajita y al igual que Jeongguk, tomé su mano. "Jeon Jeongguk, recibe este anillo como signo de mi amor, devoción y fidelidad..." Me detuve al igual que él, sintiendo que efectivamente algo faltaba.
"¿Ya no es tan divertido, eh?" Se burló y yo sólo terminé por poner su anillo.
"¡Listo!" Aplaudí alegremente, celebrando el intercambio, sonriendo plenamente al ver a Jeongguk observar su anillo con cierta admiración.
"Wow." Suspiró. "Ya es real."
Síp.
Muy real.
"Y bien, ¿ya puedo besar a la novia o...?"
▬▬ ENTONCES —procesó Seulgi con lentitud, asimilando la sucinta historia que acababa de contarle. Aún no me sentía segura sobre si quería compartirle el resto de los detalles, no con esa reacción—. ¿Tan sólo hicieron una boda simbólica? ¿Los dos...solos?
Asentí. Tampoco era como que existiese una lista innumerable de personas que quisieran compartir ese momento con nosotros. Igualmente no necesitábamos nada de eso, nuestra íntima boda había resultado perfecta de la forma en la que fue.
—¿No hubo ceremonia? —prosiguió, dudosa—. ¿No hubo oficiante? ¿testigos? ¿nada?
Volví a asentir. Habíamos hecho nuestra propia ceremonia, luego de eso ambos pintamos juntos un lienzo. Aquello representaba que el matrimonio comenzaba como un lienzo en blanco, uno que poco a poco, siendo decorado por nosotros, acabaría creando una obra maestra. Aunque...nuestra "obra maestra" resultó siendo un tanto abstracta. Pero era linda...a su manera.
Luego de que Jeongguk tratara de embellecer mi intento de dibujo con acuarelas, pedimos pizza. Mucha pizza. Comimos hasta que nos dolió el estómago mientras planeábamos una inmensa lista de cosas por hacer juntos.
Fue perfecto.
Todo lo fue.
—¿Tú quisiste que fuera así? Recuerdo que siempre decías que querías una gran boda —mencionó.
—La tendré —no estaba renunciando a mis sueños, sólo estaba aplazándolos por un tiempo—. Tal vez cuando todos dejen de entrometerse y decidan ver lo feliz que soy en realidad.
—Ya —resopló—. No tienes que seguir siendo tan pasivamente agresiva, ¿de acuerdo? ya entendí. ¿Me perdonas, por favor?
Ella dejó de mirarme tan duramente e hizo un puchero con su labio inferior, juntando sus manos en un gesto de ruego. Yo me limité a encogerme de hombros.
—Vamos —insistió—. Me disculpo por ser tan...yo. Y me disculparé con Jeongguk también. Sé que tengo que ser más comprensiva y dejar de ponerme en el peor de los escenarios. Lo hecho está hecho. Ya no te regañaré ni seguiré siendo un dolor en el culo, ahora...sólo quiero compartir un poco de tu felicidad contigo, ¿sí?
Seulgi solía tener las peores primeras reacciones, era pesimista y paranoica por naturaleza, pero...al menos apreciaba que se tomara el tiempo de tratar de entender.
—¿Querías eso, no? Comencemos de nuevo, dime las buenas nuevas y yo reaccionaré como debí hacerlo en primer lugar.
Sacudí mi cabeza, no se trataba de fingir ni de actuar por mi bien. Se trataba de que a pesar de todo, fuera nuestra amiga.
—No tienes que hacer eso, entiendo tú reacción, te conozco bien y sé lo que piensas realmente, es sólo que hoy no quiero que seas tan razonable, sólo...quiero que seas mi amiga. Te prometo que podrás aconsejarme y regañarme luego.
Seulgi asintió, viéndose arrepentida. —De acuerdo, pero de todos modos lo siento...no quería arruinar tu mañana. Iré a disculparme con Jeongguk, otra vez, pero antes...como la buena amiga que quieres que sea, exijo detalles.
—Tenemos todo en un vídeo, si quieres puedo enseña...
Fingió asombro. —¿Tienen todo en vídeo? ¿Grabaste tu primera vez? —enarcó una de sus cejas, con una expresión burlona—. Vaya, no creí que fueras de esas. Que osada.
Ay, por Dios.
—¿Qué? ¡No! Yo...yo creí que hablabas de...—me trabé torpemente, que tonta—. Creí que hablabas de la ceremonia, por Dios. Ya, deja de verme así.
—Sí, sí, pero no vas a librarte, detalles, Haye—repitió, chasqueando impacientemente sus dedos—. ¿Y bien? Todavía no escucho mis detalles.
—No hablas en serio.
—Hablo muy, muuuy en serio. Yo te di mis detalles, es tu turno.
—Sí, pero tú ya sabes todo lo que necesitas saber.
—Tal vez, pero somos amigas, es lo que se hace. Y no te avergüences, es perfectamente natural.
—Seulgi —protesté.
—Así que no te guardes nada —prosiguió, poniéndose muy cómoda a mi lado—. Nada, eh.
—Shh, Jeongguk está en la otra habitación —siseé, en caso de lo que hubiese olvidado.
—¿Y? —le restó importancia—. Él también estaba ahí, conoce los detalles...
—¡Seulgi! —chillé en voz baja—. Cállate.
—Ya, ya, pero...—se acercó más a mí—. Ahora no podrá escuchar nada, ¿feliz? —murmuró—. ¿Entonces? Escúpelo.
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