❛ 53 ❜

U N P L A N N E D
cincuenta y tres
❀̸
𝓟rimeras impresiones
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❝ Estaba rezando para que tú y yo
terminásemos juntos.

A Drop In The Ocean, Ron Pope.

06 DE MAYO, 2019
08:13 am.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫

 
▬▬ ADMIRÉ EL PRECIOSO anillo en mi dedo, brillante pero sencillo, totalmente embelesada, aún sin poder creer el lazo que este representaba. Dios, habían pasado un par de horas ya, pero parecía incapaz de salir de mi estado de estupefacción.


Siempre supe que Jeongguk hablaba muy en serio con respecto a eso de casarnos, también yo lo hacía, sin embargo, esto lo hacía muchísimo más real. Tenía un maldito anillo en mi dedo. Esto era serio y muy real.


¿Cómo diablos ocurrió esto?


Un día Jeongguk estaba borracho, tratando de poner su anillo en mi dedo pulgar y ahora...estábamos comprometidos. Realmente comprometidos. ¿Y cómo es que era posible que absolutamente cada átomo en mi cuerpo estuviese diciéndome —gritándome, más bien— que esta era la decisión correcta? Es decir...no tenía dudas. ¿Había perdido la cabeza?

  
Sentía que estaba en una burbuja de dicha y emoción, en mi mente todo era caótico, a pesar de que me sentía tan llena de certeza y alegría, tal vez porque mi cabeza no dejaba de reproducir una y otra vez el momento de su propuesta.


"Sé que dijiste que no querías un anillo". Dijo él, haciendo alusión a mis antiguas declaraciones, sosteniendo con manos temblorosas la pequeña cajita que contenía el anillo de diamante. "Pero lo lamento, necesito hacer las cosas bien".

 
Estaba sucediendo, fue el primer pensamiento coherente que logré formular, esto...en verdad estaba sucediendo. Estaba petrificada, apenas podía respirar y mi corazón golpeaba con tanta fuerza en mi pecho que sentía como que se me iba a salir.

   
"Haye, yo...en realidad, tenía todo un cursi discurso preparado para esta noche, bueno...muchos discursos". Se corrigió a sí mismo, con una adorable sonrisa nerviosa. "Más bien...he estado tratando de hallar las palabras perfectas para este momento, pero yo, uh..."


Había visto a Jeongguk nervioso un par de veces en el pasado, más no a este nivel, ni siquiera cuando tuvimos que hablar por primera vez después de nuestro casi primer beso fue tan abrumadora la sensación de nerviosismo y ansiedad, pero podía entenderlo...porque me sentía exactamente de la misma forma.


Jeongguk dejó salir un tembloroso suspiro y tragó en seco, sin dejar de sostener firmemente mi mirada, como si buscase de esta forma transmitir la honestidad de sus palabras.


"No pensé que estaría tan malditamente nervioso, pero...ah, mi dulce...dulce Haye, yo sólo...quiero casarme contigo". Expresó con una simplicidad y candidez que me quitó el aliento. "Quiero casarme contigo." Repitió. "Y eso...creo que en sí mismo es suficientemente poético".

    
Sí.
Lo era.

Era perfecto.


Pero no podía decir que lo era porque no podía hablar. ¿Que estaba mal conmigo? ¡Tenía que decir algo!


"Y yo sé que es pronto pero...no quiero que la idea de otros de lo que se supone que es el "amor" me impida quererte de la forma en la que lo hago o me detenga de construir un futuro contigo porque Haye...no habrá nunca nadie más que tú. Eso lo sé y lo he sabido probablemente desde el primer momento en que te vi".


Le creía. Yo creí absolutamente en cada palabra dicha por él Jeongguk sostenía mi mirada y sentía que desbordaba honestidad por cada poro de su ser, sin embargo, aún así fui incapaz de reprimir ese angustiante temor que a veces sacaba lo peor de mí. Y es que, además de sentirme conmocionada, también sentía una inseguridad tan grande que de pronto me impedía hablar.


¿Cómo era posible que él realmente quisiera esto?


Él era joven, provenía de una buena familia, tenía más dinero del que seguramente necesitaba, tenía todo el mundo a sus pies y era...en simples palabras, hermoso. Podía tener a quién quisiera, podía tener la vida que quisiera, hacer lo que quisiera. Yo no...no tenía nada que ofrecerle, no en realidad. Sólo lo ataría. Cambiaría su mundo. ¿Él había considerado todo eso?


"Jeongguk, yo..." Luché contra el nudo mi garganta, sintiendo que me faltaba el aire. "Esto es...hacer esto podría arruinar tu futuro, yo no...no puedo hacerte eso, ¿has pensando de verdad en las cosas a las que tendrías que renunciar? Aún eres muy joven, tienes muchas decisiones importantes que considerar, cosas por hacer, y yo no...¿Has pensando en todas las oportunidades...? ¿En el mar de opciones al cual tendrías que...?"


Jeongguk sacudió su cabeza, negando con firmeza, su ceño frunciéndose profundamente. "No digas una palabra más. Lo juro Haye, estoy a punto de tirar tu culo en ese lago." Me cortó, interrumpiendo mis balbuceos. "Sé a lo que te refieres con ese "mar de opciones" y con todas esas "oportunidades", pero necesito que esto lo tengas muy claro, tal vez sea joven, pero salí con las suficientes chicas como para saber que lo que encontré contigo, no lo encontraré con nadie más. No hay nada que podría perder estando a tu lado e incluso si así fuera...no me importaría renunciar a ello".


Eso pensaba ahora, pero...

     
"Y puedes creerte que miento cuando te digo esto, que estoy cegado por lo mucho que te amo y lo enamorado que estoy de ti, pero...la verdad es que nunca he hablado más en serio en mi vida. Esto no es un juego para mí, nunca lo ha sido. Siempre he sido muy franco con respecto a lo que siento por ti porque tú...literalmente pusiste mi mundo de cabeza".


Entendía eso, Jeongguk cambió todo para mí también. Antes de él solía tener miedo de todo, solía sentirme insegura con respecto a todo, vivía demasiado encerrada en mi mundo, le temía a tomar riesgos, me aterraba la idea de resultar lastimada, yo...quería tanto poder confiar, pero no era capaz de hacerlo. Con Jeongguk había dejado de tener tanto miedo. Podía ser yo realmente cuando estaba a su lado sin sentir ese constante miedo de no ser suficiente, de aburrirlo o alejarlo, podía ser honesta con él con respecto a mis inseguridades y con respecto a todo sin ese miedo a ser juzgada. Podía expresarme, e incluso si no podía hacerlo con palabras, él parecía entenderme de una forma que ni siquiera yo comprendía. Y me hacía tan feliz. Lo amaba, en serio lo amaba, y sentía que no había forma en el mundo de que eso alguna vez cambiara, pero esto era...algo que cambiaría para siempre la vida de los dos.

   
"¿Estás seguro de que estás listo para el matrimonio? Jeongguk eso es algo...grande. ¿De verdad estás listo para dejar de tomar decisiones sólo por ti y comenzar a tomarlas por nosotros?" Pregunté, tratando de recuperar un poco el control sobre mí misma.

  
"Estoy listo para hacerlo si es contigo". Aseguró categóricamente. "Haye, estoy listo para todo contigo. Tú dijiste que yo era la persona que siempre supiste que algún día llegaría a tu vida para ser todo eso que deseabas, tú sabías que algún día llegaría esa persona que una vez que llegara, no volvería a marcharse, y yo también lo sabía. Y eres tú. Tú eres esa persona que nunca quiero perder, tú eres todo lo que siempre esperé".


Diablos, iba a llorar. "¿Y cómo...? ¿Cómo es que puedes estar tan seguro?"


"Te lo dije una vez, tú...Haye, tú me devolviste algo que creía perdido. Tal vez fui vago con mis palabras en ese entonces porque...no es fácil hablar sobre esto, nunca lo hice, si te soy sincero".


"¿Hablar sobre qué?"


"De porqué era la persona que era antes de conocerte. Y de porqué ya no soy esa persona más".


"Creo que lo sé. Tú...te rompieron el corazón..."


Él negó. "No se trató sólo de eso, fue...después del accidente mamá, yo...me sentí tan perdido durante tanto tiempo. No era feliz, no sabía cómo ser feliz. Era como si una parte vital dentro de mí se hubiese perdido, como si ella se hubiese llevado consigo todo lo que era bueno, y yo...traté de llenar ese vacío saliendo con chicas, con amigos, con música, pero nada de eso cambió el hecho de que al final del día seguía odiando estar aquí."

    
¿Odiando...estar aquí?
¿Así como en...? Dios, ni siquiera quería pensarlo.

  
"Se sentía como...era un sensación de entumecimiento que permanecía constantemente conmigo. Sentía que no sabía cómo seguir viviendo, sentía que no...que en realidad no quería seguir haciéndolo, pero luego...estando contigo, de alguna forma logré averiguarlo". Expresó, provocando que mi corazón se encogiera en mi pecho. "No pensé que sería así pero...el saber que existía la posibilidad de verte hizo que dejara de odiar el despertar por las mañanas". Por Dios, ya estaba llorando. "Poder hablar contigo antes de dormir le dio otro significado a mis noches, ya no me asustaba quedarme solo con mis pensamientos porque todo el tiempo...cada vez que cerraba los ojos pensaba en ti."


Lo amaba.
Yo verdaderamente...lo amaba.

  
"Eso me asustó al principio". Confesó. "No quería sentir lo que sentía por ti, no quería admitirlo porque entonces sería real. Y si era real, entonces estaría dándote el poder de lastimarme. Luché con eso, pero cuando entendí que podía llegar a amarte...y que tú podías amarme también, ni siquiera el temor de poder perderte pudo mantenerme lejos de ti. Yo...confié en ti. Confío en ti. Y nunca quiero perder eso".

  
Tampoco quería eso.
Nunca.

 
"No lo sabía". Musité, secando rápidamente las lágrimas en mis mejillas. Mi corazón dolía por tanto amor, él me amaba, sabía eso, lo sentía, pero no tenía idea de lo que en verdad significaba para él. "Tú...tú nunca me dijiste nada de eso. Lo siento mucho, yo..." Hipé, sintiendo como el nudo en mi garganta trataba de disolverse en lágrimas, no tenía idea de lo mal que había estado ni de todo el tiempo que había estado sufriendo "No sabía que te sentías así, yo...no hice las cosas fáciles para ti".

  
"No quería que fuera fácil, Haye. No quería una conexión superficial contigo, quería la cosa real. Quería conocerte verdaderamente y quería que me conocieras de la misma forma; lo bueno y lo malo. Quería merecerte. Quería que confiaras en mí."


"Confío en ti."


"Entonces confía en que estoy seguro de esto. Confía en que nada vendrá antes que tú y en que haré todo lo que esté en mis manos para hacerte feliz. Haye...si me aceptas, nunca haré que te arrepientas."


Sentí una lágrima resbalar por mi mejilla al mismo tiempo que rompía en una sonrisa. "Yo sé que no".

  
"Y tú misma lo dijiste hace un rato...quieres exactamente lo mismo que yo". Sí, lo quería. "Lo que decía tu carta es cierto, ¿no? también puedes ver un futuro a mi lado."


Asentí, determinada. "Ese...en realidad ese es el único futuro que veo."

  
Las comisuras de sus labios se alzaron y sus ojos resplandecieron con ese brillo ilusionado. "Entonces no tenemos que esperar cinco años para que otros puedan aceptar que lo que sentimos no lo determina el tiempo. Te lo dije, podría estar a tu lado por siempre".


"Jeongguk, también yo, es sólo que..."


"¿Entonces por qué ese por siempre no puede comenzar ahora?"


No quería que pensara que no quería esto, porque sí lo hacía. Quería esto. Lo quería a él. Sólo no quería que él pudiera lamentarlo luego. No podría soportarlo.


Miré hacia abajo y no dije nada, simplemente tomé la caja de su mano y levanté el anillo, apreciándolo.

  
"Es hermoso". Destaqué en un hilo de voz, sorbiendo mi nariz, apenas advirtiendo que estaba llorando. No podía sostener el anillo sin desear llorar a mares, y es que era hermoso. No era demasiado llamativo ni exagerado. Era perfectamente simple. "Es en verdad...lo más bello que he visto."


"Una vez me dijiste que no te gustaban los anillos innecesariamente grandes." Mencionó, recuperando el anillo de mi mano. Jeongguk tomó una gran bocanada de aire y sus ojos encontraron los míos. "Por favor, Bae Haye, ¿quieres ser mi esposa?".


Al diablo.

Si era honesta conmigo misma, entonces debía aceptar que no había nada en el mundo que quisiera más que eso.


"Sí". Acepté con voz temblorosa. "Sí quiero." Consentí, y la sonrisa más enorme y genuina de todas se formó en mi rostro al ver a Jeongguk deslizar con delicadeza el anillo en mi dedo anular. Perfecto. Encajaba perfecto. Otra vez iba a llorar.


"Gracias a Dios." Lo oí susurrar antes de tomar mi rostro entre sus manos y capturar mi boca en un beso que me dejó sin aliento. "Maldita sea, te amo tanto".


Me reí por la desesperación en sus palabras. "Y yo te amo. Mucho.". Repliqué apenas con su boca presionándose continuamente con la mía.


"No puedo ni siquiera tratar de describir la forma en la que me siento...en lo feliz que me has hecho". Declaró, sin dejar de besuquearme entre cada palabra. "Recrearé todas las escenas de the vampire diaries que quieras". Prometió, sonriendo sobre mis labios.


"Oh, te estoy escuchando".


"Y haremos maratones de Harry Potter...con atuendos y toda la cosa".


"¿Lo haremos?" Me ilusioné, con mis mejillas doliendo por no poder dejar de sonreír. "¿Y qué hay de una fiesta temática de mamma mia?"


"Lo que tú quieras".


"¡Ya rugiste! Esa es una promesa, eh". Celebré animada, envolviendo mis brazos felizmente a su alrededor. "No puedes arrepentirte luego."


"Y adoptaremos dos perritos".

 
"¡Oh, por Dios, entonces sí que acepto, definitivamente acepto!" Chillé emocionada, visualizando a nuestros dos futuros cachorritos. "Hombre, ya me convenciste".

 
"Ah, ¿antes no estabas convencida?" Inquirió con una expresión divertida.

 
"Estaba un noventa y nueve por ciento segura, pero ya me tienes, conejito". Jugué con él, besando fugazmente sus labios.

 
"Mh, creí que el chocolate era el camino para llegar a tu corazón, ahora me entero que son los cachorritos".

 
"Te equivocas, tú eres el único camino para llegar a mi corazón". Bromeé, echándome hacia atrás para poder admirar detalladamente mi anillo.

 
"¿Sí te gusta?"

  
"Lo amo, es bellísimo, Jeongguk, es tan...tan perfecto...pero...uhm". Recordé un detalle importante. "Tendremos que mantenerlo en secreto por un tiempo. Al menos hasta después de que conozcas a mis padres, creo...que tengo que prepararlos para la noticia. También a Seulgi."

  
Sabía que todos ellos darían un grito en el cielo cuando se los mencionara así que debía de encontrar el momento perfecto para decírselos, preferiblemente después de que mis padres amaran a Jeongguk y Seulgi...bueno, aún tenía que pensar en cuándo y cómo decírselo a ella. Por ahora, quería disfrutar este momento sin preocuparme de nada más...ni de nadie más.


"Lo sé". Estuvo de acuerdo. "Todavía tenemos muchas conversaciones que tener con respecto a esto, pero por ahora...déjame disfrutar de la dicha de que seas mi prometida, oficialmente".

  
Jeongguk volvió a besarme con emoción, abrazándome más cerca de su cuerpo. "No tienes idea de lo jodidamente agradecido que estoy por tenerte en mi vida".

  
"Creo que puedo hacerme una idea".

  
Jeongguk acarició su nariz con la mía y procedió a presionar nuestras frentes juntas, manteniéndonos conectados y en silencio por un par de segundos. "Por cierto, tengo otro regalo para ti".

  

   
Y como si mi cursi declaración —o reafirmación— de amor y su propuesta de matrimonio no hubiesen sido suficientes para una noche, a Jeongguk también se le ocurrió la magnífica idea de regalarme la ya antes mencionada historieta del día en que nos conocimos, aquella que él dibujó cuando era un niño.


Él pensó en que si no aceptaba el anillo como símbolo de nuestro compromiso, entonces debía de aceptar la historieta. Por supuesto, acepté y me quedé con las dos.

  
Jeongguk había plasmado tan increíblemente bien nuestro primer encuentro en sus dibujos, que sentía que revivía aquel momento a la perfección cada vez que lo veía. Y no podía dejar de hacerlo. Me parecía la cosa más linda, el detalle más bello que alguien había hecho por mí. Y me parecía curioso, porque probablemente Jeongguk nunca imaginó que realmente terminaríamos así, de la misma manera en la que yo tampoco pensé que en verdad podría encontrar al chico de mi carta.

  
Pero ahora no podía dejar de pensar en que Jeongguk tenía razón, estábamos destinados.

     
—Buenas, buenas, solecito —interrumpió Seulgi, entrando en mi habitación sin ningún tipo de advertencia. Me quité el anillo del dedo como un acto reflejo y lo oculté en mi mano, cerrándola en un puño—. ¿Te parece si vamos a desayunar a la cafetería? Se me antoja algo muy dulce. ¿Te asusté? —preguntó con tono socarrón.

     
—¿Tú qué crees? Ni siquiera sabía que estabas despierta —señalé con el corazón en la mano, un poco exaltada por su repentina aparición.


—Te escuché merodear de aquí para allá muy temprano, pensé que estabas nerviosa por lo de hoy así que pensé en venir a distraerte. ¿Qué es esto? —curioseó, tomando la historieta—. ¡Oh! La famosa historieta, la veré mientras desayunamos, ¿vamos?


—¿Segura de que puedes comer cosas muy dulces? Luego te pasas la tarde devolviendo todo en el baño.

 
—Sí, bueno, el que le tiene miedo a morir mejor que no nazca —tonteó, vaya..hoy se había despertado de buen humor, eso era bueno—.  Además, todo se me devuelve sea dulce o salado así que da igual...por cierto, ¿cómo estuvo tu cita con Jeongguk? ¿el pobre diablo está listo para conocer a tus padres o...?
















































06 DE MAYO, 2019
14:38 pm.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫

 
▬▬ Cariño, sé que esta es tu casa y que puedes hacer lo que quieras en ella, pero esa no es excusa para pasarte todo el día en pijama, eh —me regañó mamá después de casi sacarme los ojos con la efusividad de su abrazo, examinando de arriba a abajo mi atuendo muy poco elaborado.


Para empezar, ni siquiera estaba en pijama, este era mi atuendo casual, me había ofendido.


—¡Oye! No estoy en pijama —protesté—. Papá, ¿acaso esto parece un pijama para ti?


No era mi mejor ropa, pero tampoco estaba tan mal. Además, Seulgi y yo vestíamos así porque habíamos pasado casi toda la mañana preparando el almuerzo.


—Por supuesto que no, princesita, así parece que estás lista para la alfombra roja —me molestó papá, apretujándome en sus brazos.


—De acuerdo, para la próxima los esperaré vestida de gala, anotado.


—Es lo mínimo, ¿no? —bromeó mamá.


—¡Familia! —chilló Seulgi emocionada, uniéndose a nuestro abrazo—. ¡Que bueno verlos! Los estábamos esperando, adelante, adelante, pasen.


Mi madre abrazó Seulgi y no se tardaron en ponerse a cuchichear como si no hubiera un mañana. Seulgi era muy buena con los padres de las personas, todos la amaban.


Nos movimos al salón mientras que mis padres hacían sus típicas preguntas y se ponían más al día con Seulgi que conmigo. Lo usual.


—Un momento, antes de deleitarlos con nuestros dotes culinarios, debo advertirles que cocinar no es precisamente lo nuestro, aunque por supuesto que hicimos nuestro mayor esfuerzo así que esperamos que lo disfruten.


Seulgi dio una no muy prometedora introducción a nuestro almuerzo después de que estuviésemos un rato charlando en la sala, pero yo estaba segura de que ni siquiera nosotras podíamos arruinar platillos tan sencillos.


—¿Y cómo están tus padres, cariño? ¿Tu madre ya se recuperó de su operación? —le preguntó mamá a Seulgi.


—Oh, sí, ellos...uhm, ellos están muy bien, ambos lo están, iré a visitarlos dentro de poco —replicó Seulgi, sin dar muchos detalles de por qué iría a visitarlos—. Les diré que les envían saludos.


—Hablé hace poco con tu padre, dijo que teníamos que repetir lo de ir a escalar —le contó papá y Seulgi se rió.


—La última vez que fue con usted a escalar llegó llorando a casa —le comentó Seulgi—. No está en tan buen estado físico como le gusta aparentar.


—Sí, creo que lo vi soltar unas lagrimas en el último tramo —recordó papá, divertido.


—Pero lo entiendo, eh, Jeongguk me obligó a ir a escalar una vez...no duré ni media hora.


—¿Jeongguk? —destacó papá, mirándome con una sonrisita chistosa—. ¿El mismo Jeongguk de Haye?


Puse mis ojos en blanco al ver su expresión burlesca, ¿qué teníamos? ¿cinco años?


—Ese mismo —confirmó Seulgi, mirándome del mismo modo—. ¿Por qué no nos hablas un poco de tu Jeongguk, Haye?


—No es de buena educación hablar de las personas cuando no están presentes —traté de zafarme, metiéndome una papa en la boca.


—¿Y dónde está él, mh? Creí que lo conoceríamos hoy, esa es la única razón por la que estoy aquí —manifestó papá.


Me hice la ofendida. —¿Qué hay de mí, huh?


—¿Qué crees que hace que valga más la pena tantas horas de viaje? ¿Ver a nuestra hija de siempre o ver al primer novio que nuestra hija se consiguió después de veinte años? —inquirió mamá.


—Vaya, gracias —ironicé.


—Aún estamos un poco sorprendidos, cuando dijiste que tenías novio lo primero que pensé fue en que finalmente Yeosang y tú estaban saliendo —mencionó mamá—. Es lo que esperábamos...


—Lo que esperabas, cariño, yo no —papá quiso dejar en claro—. Quiero que mi hija salga con su igual, no con su fan...por eso me emociona conocer a este nuevo chico.


—Yeosang es un buen chico —defendió mamá, aunque nadie estaba diciendo lo contrario—. Es bien parecido, educado y confiable. Me sentiría mucho más tranquila sabiendo que estás con él.


—Jeongguk es un buen chico también, y es...además todo eso que dijiste —salí en su defensa antes de que dijera algo más, no quería escuchar nada sobre mamá pensando que Yeosang y yo haríamos buena pareja—. ¿No es así, Seulgi?


—Oh, claro, es el mejor: es relativamente alto, no es tan feo, tiene unos cuantos talentos, está pero coladísimo de Haye, ah, y tiene mucho dinero.


Papá sonrió por el último comentario de mi amiga y chocó los cinco con ella, célebre, tristemente a mamá no le hizo mucha gracia.

 
—¿Eso te divierte, cariño? Porque a mí me preocupa.



















































06 DE MAYO, 2019
22:03 pm.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫

 
▬▬ ALGO ESTABA MAL. Algo estaba muy pero muy mal. Y me sentía tan ofuscada que no sabía si estar preocupada, indignada o furiosa. Es que...ah, demonios, ¿qué era todo esto? ¿por qué estaba pasando esto? maldita sea.


Me había pasado toda la tarde hablando maravillas de Jeongguk, Seulgi había contado unas historias increíbles sobre su mejor amigo —en las cuáles al chico sólo le faltó detener una bala con los dedos— y todo para que mis padres tuvieran las mejores de las referencias y él...Dios, es que sólo tenía que llegar a tiempo al restaurante.


Y no lo hizo.


Quedamos de vernos a las nueve. Y ya eran las diez. Y él no contestaba su bendito teléfono ni daba señales de vida.


Mis padres no dejaban de preguntarme por él y ya no sabía que rayos decirles porque ni siquiera yo entendía lo que estaba ocurriendo. Habíamos hablado toda la tarde, todo estaba bien, no comprendía que...agh.


Volví a leer nuestra conversación con la esperanza de que me hubiese escrito algo, lo que fuera, pero nada, ahí sólo se leían mis insistentes mensajes.

Él no daba señales de vida y ni siquiera podía enfadarme con él, no realmente, me sentía inquieta y angustiada porque estaba segura de que algo había ocurrido. Él nunca siquiera había llegado tarde a una de nuestras citas y confiaba en que no me fallaría, no intencionalmente. Él había estado preparándose toda la semana para esto, dijo que estaría aquí con una hora de anticipación, por eso no entendía qué diablos.


Salí del cubículo del baño en el que me había encerrado hace cinco minutos, escondiéndome, y mientras hacía mi camino al espejo le escribí a Seulgi. Ya estaba desesperada. Necesitaba apoyo, un consejo y si era posible, información.

Increíble, eso de quedarme quieta esperando no era lo mío, tenía miedo de que algo malo le hubiese ocurrido y ahora además tenía que volver y enfrentar a mis curiosos y demandantes padres. Infiernos, odiaba esto. Hace un rato me sentía genuinamente feliz, sentía como que no había forma de que algo saliera mal y ahora estaba abrumada con la peor de las emociones. Tenía tanta confianza en que hoy todo saldría perfecto, pero...todo estaba resultando peor que incluso en la peor de mis suposiciones. ¿Y si él definitivamente no llegaba? ¿Y si tuvo un accidente? ¿Y si...él se arrepintió?

  
No.

   
Deseché aquel pensamiento tan rápido como llegó, sacudiendo para mí misma la cabeza en negación. Jeongguk no haría eso, nunca me haría eso.

 
—¿Está todo bien? —me preguntó papá en cuanto regresé a nuestra mesa—. ¿Pudiste hablar con él? ¿Ya está en camino...?

 
—No, seguramente no lo está —interfirió mamá, ya no lucía nada feliz—. ¿No es lo que te dije, Haye? ¿Hm? Así es como se comportan las personas de esa clase social, ellos se creen con el derecho de hacer esta clase de cosas.

 
—Cariño, eso no es...—intervino papá.

 
—¿Y ahora de qué estás hablando, mamá? —cuestioné, sintiendo mi ceño fruncirse con irritación. ¿Por qué estaba diciendo eso? ¿Cuál era su problema con la "clase social" de Jeongguk, nunca le habían importado esas cosas hasta ahora—. ¿Qué tiene que ver su dinero con esto? Sólo está llegando un poco tarde, no actúes como si hubiese matado a alguien, por Dios.

  
Esto era nuevo, la verdad era que yo no discutía con mamá, siempre habíamos tenido una excelente relación, sin embargo, no podía pasar por alto que había estado haciendo ciertos comentarios con respecto a Jeongguk durante toda la tarde, comentarios muy fuera de lugar desde que Seulgi hizo la inofensiva broma de que la familia de Jeongguk era adinerada. Yo no creí que ese fuera un tema para ella, pero definitivamente lo fue, más aún cuando supo de cuál familia provenía exactamente. No ahondé en detalles, pero no tuve que hacerlo para que ella tomara una postura extraña con respecto a Jeongguk. Ella no lo conocía, pero de cierto modo lo estaba juzgando.

 
—Yeosang me habló de la clase de persona que es este muchacho —declaró mamá, descolocándome completamente con sus palabras—. Y aquí estoy, a pesar de eso, tratando de darle una oportunidad, pero mira lo que es...ni siquiera puede ser puntual, ¿qué más se puede esperar, mh?

  
—Discúlpame, ¿dijiste que hablaste con Yeosang sobre Jeongguk? —cuestioné consternada, esta tenía que ser una maldita broma—. ¿Y qué fue lo que te dijo exactamente, huh? ¿Qué podría Yeosang decirte sobre Jeongguk? Él no lo conoce.

 
—Haye, entiendo lo que está ocurriendo, ¿sí? Eres joven y piensas que estás enamorada, pero mereces algo mejor, créeme, los chicos como ese...son todos iguales.

  
—Bueno, ya basta —espetó papá, dedicándole una mirada de desaprobación a mamá—. ¿No crees que estás siendo un poco dura? No puedes enjuiciar a alguien que no has conocido aún, mucho menos por la opinión de alguien que evidentemente no es imparcial.

  
—Yeosang lo conoce y al igual que yo quiere lo mejor para ella —mamá sostuvo su prejuiciosa postura—. No quiero que salga herida, o peor, tú deberías de querer lo mismo.

 
Quería arrancarme los pelos de la pura frustración. No podía lidiar con esto otra vez. Estaba harta de los prejuicios de otras personas, estaba cansada de que se entrometieran en mi relación, yo...quería la aprobación de mis padres, sí, pero...no la necesitaba. Y no iba a desgastarme tratando de conseguirla. Podían hacer sus juicios, ya no permitiría que eso me afectara o determinara mis decisiones.

 
—Yo confío en el criterio de Haye —me apoyó mi padre, dándole un suave apretón a mi mano—. Ha cuidado de sí misma desde que era muy joven y lo ha hecho excelente, sabe lo que está haciendo.

  
—Así es, sé lo que hago, no soy ninguna tonta. Y no te equivoques con Jeongguk, mamá, Yeosang puede darte su nefasta opinión sobre él, pero lo que sea que él cree conocer...es pura mierda.

 
—¡Haye! —me regañó ella inmediatamente, escandalizada—. ¿Así es cómo vas a...?

 
Mamá trato de imponer respeto sobre mí, sin embargo, ignoré su exagerada acusación —y también notoria victimización— cuando mi celular comenzó a vibrar en mi mano, indicándome la llegada de una nueva llamada.

    
   No era Jeongguk.
Era Seulgi.

  
Y yo tuve el peor de lo presentimientos al ver el nombre de mi amiga en la pantalla. Dios, por favor...que no le haya pasado nada grave. Por favor, por favor, por favor.

 
—¿S...sí? —contesté con coz temblorosa, sintiéndome dolorosamente angustiada—. ¿Pasó algo? ¿Su...supiste algo?

 
Oí a Seulgi tragar pesadamente desde la otra línea y mi sistema nervioso definitivamente no apreció el suspenso.

 
—Yo...uh, sí —balbuceó...y desde aquí podía sentir la tensión—. Él está bien.

 
Ay, por Dios,
gracias, gracias, gracias.

      
Sentí como si una bola inmensa de peso extra me hubiese sido quitada de encima. Él estaba bien, eso...eso era lo más importante. Maldita sea, seguía sin aliento.

  
—Está bien —reiteró—. Pero sucedió algo.

 
—¿Hablaste con él? —pregunté abruptamente—. ¿Qué fue lo que le pas...?

 
—No, no pude hablar con él, es que...el idiota se metió en problemas.

 
¿Qué?
¿Y eso qué diablos significaba?

  
—¿En problemas? ¿Qué...clase de problemas? —otra vez estaba inquietándome—. ¿Él hizo algo o...?

 
—Sí, hizo algo...tremendamente estúpido. Yo...hablé con su padre, él...uhh, me dijo que lo arrestaron.

  
—Espera un minuto —presioné el celular más cerca de mi oreja, deseando profundamente haber escuchado mal, en lo que caminaba fuera del restaurante, lejos de mis padres y del bullicio del lugar—. Ahora sí, ¿qué fue lo que dijiste?

    
Seulgi suspiró apenada y mi corazón instintivamente dejó de latir, porque sabía que lo que sea que fuera a decirme, no iba a ser bueno.

 
—Siento mucho decirte esto Haye, pero...Jeongguk hizo algo bastante malo. Yo no...no conozco los detalles aún, su padre no me dijo mucho, pero...lo arrestaron, ahora mismo está bajo custodia.

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