❛ 52 ❜
U N P L A N N E D
cincuenta y dos
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❛ 𝓠uerido futuro amor ❜
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❝ Todo lo bueno acaba bien
si acaba contigo. ❞
ㅡLover, Taylor Swift.
05 DE MAYO, 2019
21:39 pm.
❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫
▬▬ Tal vez tuvo un episodio psicótico —hipotetizó Jimin, sirviéndome un tercer vaso con agua—. No lo veo imposible, esa mujer lleva años necesitando terapia de la buena.
Quería creer que sí, pensar que Sowon acababa de experimentar una ruptura de la realidad me parecía mejor que siquiera considerar la idea de que ella pudiese estar diciendo la verdad.
—¿Tienes el síndrome de las piernas inquietas o qué te pasa? —inquirió, señalando como no podía dejar de mover mi pierna incesablemente.
Tenía la cabeza hecha un lío, seguía sin poder procesar toda la historia de Sowon y tenía que ver a Haye en menos de veinte minutos. ¿Cómo carajos iba a hacer lo que deseaba hacer si lo único en lo que podía pensar era en cómo diablos decirle que...? No iba a poder hacerlo.
—Jeongguk...hermano, estás visiblemente perturbado, no puedes ir con Haye luciendo así, notará que algo está ocurriendo.
Sacudí mi cabeza. Tenía que controlarme, sabía eso, pero no podía pensar fríamente. —Si toda esa mierda es cierta, no puedo dejar que sea Sowon quien se lo diga.
Eso sería mucho peor, Sowon la destrozaría, pero ¿y si yo lo hacía? ¿Cómo carajos decías algo como eso? Sowon era seguramente la única persona en el mundo a quien Haye se encontraba cerca de odiar...decirle la verdad iba a terminar malditamente mal.
—Si eso ocurre y Haye se entera de que yo lo sabía, y no dije nada ella va a...—se me revolvió el estómago con la sola idea—. Haye odia las mentiras, no quiero que me odie.
Y lo más importante, no quería que resultara lastimada. Si todo era cierto, entonces era mucho con lo que lidiar. Pondría su mundo del revés, ¿y qué podría hacer o decir yo que pudiese ayudarla?
Haye estaba mucho mejor sin saber nada de eso.
—Creo que tienes que enfocarte —aconsejó Jimin, sentándose frente a mí—. Toda esa retorcida historia puede o no ser cierta, pero hasta que no estemos seguros, creo que no deberías decirle nada al respecto. Sowon no es de fiar, ella sólo quiere causar daño, no caigas en su juego.
Él tenía razón, no involucrar a Haye hasta estar seguro de que Sowon decía la verdad era lo mejor y también lo más sensato que podía hacer, aunque sabía que no volvería a tener un maldito segundo de paz hasta saber si era o no cierto. Y no tenía ni puta idea de cómo averiguarlo.
—Ve a lavarte la cara —añadió, dándome una palmada en el hombro—. Olvídate de Sowon, no dejes que siga arruinando las cosas para ti, ¿sí? es evidente que está tratando de jugar con tu cabeza de la peor manera así que no le des en el gusto, sólo...haz lo que tenías planeado hacer, ¿vale? tú...uhm, ve y haz feliz a tu chica.
05 DE MAYO, 2019
23:39 pm.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
▬▬ NUNCA HABÍA ESTADO en un lugar más hermoso, no podía dejar de pensar en eso mientras exploraba impacientemente el artístico jardín que se extendía frente a mí. Es que era lo más bonito que había visto. Muchas veces escuché sobre el "jardín de la calma matutina", pero jamás tuve la oportunidad de visitarlo. De hecho, nunca había estado en Gapyeong hasta hoy.
El lugar se encontraba iluminado, permitiéndonos a Jeongguk y a mí admirar todo a nuestro alrededor. Me sentía como una niña pequeña descubriendo un mundo nuevo. Quería tomar mil fotos.
—Jeongguk —llamé, volteándome en su dirección, apenas advirtiendo que él se había quedado atrás—. ¿Sí estás seguro de que es legal estar aquí?
Era precioso, todo era asombroso, pero me había percatado de que además de nosotros, no había nadie más aquí.
—Define "legal" —bromeó, apresurando el paso hasta llegar a mí—. ¿Ya habías estado aquí antes?
Negué con un movimiento de cabeza. —Hay muchos lugares que no he visitado aún. ¿Tú ya habías estado aquí?
—Un par de veces, me gusta venir en el festival de las luces, vendremos juntos el próximo invierno.
Prometió y eso me emocionó, había visto muchas fotografías de ese festival, era algo simplemente magnífico. Y junto a Jeongguk, seguro sería mágico.
—Espero que no hayas traído a ninguna otra chica aquí, eh —entrecerré mis ojos y lo señalé con mi dedo índice.
—¿Por quién me tomas? —se hizo el ofendido—. Estas cosas sólo las hago por ti.
—Más te vale —advertí en broma, continuando con mi exploración—. ¿Y vas a decirme por qué no hay nadie más aquí? Eso es un poquito sospechoso.
—Sólo tienen abierto hasta el atardecer en estas fechas así que tuve que hacer unas cuantas llamadas —se paró muy erguido, alzando la barbilla y haciéndose el importante.
Puse mis ojos en blanco y resoplé, divertida con su postura. —Debió de ser muy difícil para ti.
—Tener dinero algunas veces puede tener sus beneficios.
—Sí, sólo "algunas" veces —ironicé.
—Pero oye, que sepas que yo pagué con mi dinero todo esto. Todo el sueldo de mi arduo trabajo como jardinero está aquí —presumió orgulloso.
—¿Fuiste jardinero?
—Y limpiador de piscinas. Papá quería que aprendiera a ganarme el dinero —se encogió de hombros—. Me hizo trabajar tres veranos consecutivos. Esto es lo que pude conseguir con mi sueldo de tres años.
Escuchar eso me enterneció, él no tenía que ser siempre tan increíble, algunas veces me sentía enferma por tantas mariposas en el estómago.
—¿Y por qué esta vez no sólo utilizaste el dinero que te da tu familia? —indagué, ¿y es que por qué usar ese dinero que tenía guardado?
—Porque creo que hacer algo por ti y para ti significa mucho más cuando proviene enteramente de mí —me iluminó con su razonamiento, encantándome incluso más con sus palabras. Dios, eran esos detalles los que me hacían estar tan enamorada de él. Jeongguk ponía atención, él pensaba en todo y se involucraba, y lo amaba mucho por eso.
Acabábamos de llegar y ya estaba experimentado todas estas intensas emociones. Definitivamente cada vez que abría la boca me enamoraba más y más de este hombre.
—¿Me gané un beso o qué? Yo creo que esa respuesta se merece un besito —se burló, estirando sus labios en mi dirección.
—Pero que talento ese que tienes para arruinar los buenos momentos —bufé, cediendo ante la urgencia de besarlo aunque fuese por un breve segundo.
Que fácil era.
Jeongguk sonrió abiertamente, achinando sus ojitos e incitándome a imitar su acción. Me gustaba mucho verlo así, feliz, cuando llegó al departamento hace un rato lo sentí un tanto extraño. Me preocupó que algo le hubiese ocurrido, pero no quise presionar, aunque tampoco fue necesario pues él volvió a actuar como él mismo antes de que pudiera inquietarme.
—¿Acaso no te dije que te pusieras más ropa? —me regañó al ver como el vaho salía de mi boca al exhalar por esta. En mi defensa...no imaginé que hoy pudiera hacer tanto frío.
Jeongguk agarró el gorro de mi chaqueta y lo acomodó sobre mi cabeza, asegurándose de que mis orejas quedaran bien cubiertas. Adorable.
—Sentémonos por aquí —sugerí animada, señalando el lugar que parecía tener la mejor vista—. Traje chocolate caliente. Y galletitas. Yo las hice así que sé gentil.
Esta vez venía preparada. Tenía la manta de picnic que Dani me prestó y también chocolate en todas sus formas para mantenernos cálidos en esta fría noche. No necesitaba nada más. Era la más feliz con solo esto...de verdad amaba la simplicidad de nuestras citas.
Jeongguk me ayudó a estirar la manta en el suelo y a acomodar los comestibles en el centro de esta, robándose dos galletas en lo que trataba de hacer que lucieran bonitas en el plato.
—¡Jeongguk, no! Mira eso, está feo, lo dejaste todo feo —lloriqueé al observar que las galletas no se lucían.
—¿Qué? Si yo lo veo muy bonito —mintió, regalándome esa arrolladora sonrisa suya—. Como tú.
—Pff —resoplé—. ¿Con quién crees que estás hablando, huh? Tienes que esforzarte un poco más.
—¿Segura? —sonrió de costado.
Ah, no.
Peligro.
—Cuidado con lo que vas a decir, Jeon Jeongguk, conozco esa sonrisita —advertí, atragantándome con una galleta.
—¿Sabes en qué estaba pensando? —enarcó una de sus cejas, torturándome con la anticipación.
—Uh, nope, y no quiero saber, ¿me pasas la...?
—En lo que hacíamos anoche a esta misma hora.
Idiota. Le tiré, muy indignada, una galleta en la cara y esta justo lo golpeó en el ojo. ¡Ja!
—¡Ou, Haye! —protestó, llevando su mano al ojo lastimado—. ¿Y eso?
—Por tarado —contesté, mirándolo mal—. Y mejor ya vete olvidándote de eso porque no volverá a ocurrir.
—Por ahora.
—Por siempre.
Jeongguk cubrió su ojo golpeado con la mano, viéndome con expresión de desconcierto. —¿Ni siquiera cuando nos casemos?
—Ni siquiera cuando nos casemos —decreté, mordiendo mi galleta desinteresadamente.
—¿Y qué hay de nuestros siete hijos?
Casi me atraganté con mi saliva. —¿Siete hijos?
—Sí, ¿sabes que no se harán solos, verdad?
Ni en sueños. —Cierra la boca.
—Ah, pero Haye...—protestó a regañadientes, como un pequeño niño consentido—. Será divertido. Muchos hijos significan muchos nietos, y luego muchos bisnietos.
—¿Cuánto tiempo planeas vivir?
—Al menos hasta mi primer tataranieto.
Este chico...ya lo tenía todo planeado, no pude evitar sonreír al visualizar la imagen. —Te daré dos, tómalo o déjalo.
Jeongguk viró sus ojos y frunció los labios, fingiendo pensar en ello. —Un niño y una niña.
—Dos niñas.
—No seas mandona —protestó.
—Aún puedes arrepentirte.
—No. Nunca.
La prontitud de su respuesta me hizo sonreír con orgullo y satisfacción. Amaba poder reconocer y sentir lo seguro que él estaba de nosotros. Me hacía sentir de la misma forma.
—Por cierto, ¿tú...uhm, has hablado con tus padres?
¿Seguía preocupado por eso? Presentía que Jeongguk no iba a dejar de estar inquieto con respecto al tema hasta que finalmente se conocieran.
—Hablé con papá hoy, ellos saldrán de Busan a eso de las diez de la mañana, son unas cuatro horas de viaje así que los veré para almorzar. Les diré que estás traumado para que no sean duros contigo —bromeé.
—En otras circunstancias rechazaría la oferta, pero en verdad agradecería que tuvieran un poco de consideración con este pobre hombre.
—Les enseñaré la presentación con la que me pediste ser tu novia para que vean la calidad de hombre que eres.
—La idea es ganar su respeto, Haye, no perderlo para siempre, puse algunas cosas ahí que ningún padre debería ver.
Me reí de su recordatorio porque sí, eso era cierto. Mis padres pensarían que, con esas fotografías, esa exposición la preparó mientras estaba drogado o algo.
—Pusiste la foto de cuando te lanzaste en bungee de cabeza. Si mi padre ve eso, te amará instantáneamente.
—Cierto...bueno, tienes permiso para enseñar sólo esa fotografía.
Sí, seguro algún día iba a hacerlo. La verdad era que yo tenía mucha fe de que todo iba a salir bien, no me sentía asustada ni intranquila, estaba más que segura de que ellos verían lo grandioso que era Jeongguk.
—¿Los echas de menos? —me preguntó—. ¿A tus padres?
—Sí, mucho.
—¿Hace cuánto que no los ves?
—Hace unos cinco meses, fueron a visitarme en navidad, se quedaron dos semanas conmigo.
—¿Su residencia es en Busan, verdad? —preguntó y yo asentí—. ¿Y no han venido a Seúl a verte desde que llegaste?
—No, es que han estado algo ocupados últimamente. Mamá es agente de viajes y papá es profesor, no tienen mucho tiempo para hacer visitas, tristemente.
—¿Y desde hace cuánto que no vives con ellos?
Al parecer hoy estaba curioso.
—Desde los quince. Viví con ellos cuando recién me mudé al extranjero, a papá le ofrecieron un trabajo allí así que pudieron acompañarme durante un tiempo.
—¿En serio? ¿Le...ofrecieron un trabajo? ¿Quién?
—No lo sé —me reí, no estaba al tanto de todos los detalles, sólo sabía que tuvo suerte—. ¿Por qué tan interesado de repente?
Él se encogió de hombros. —Quiero saber cómo fue todo eso de tu mudándote al extranjero siendo tan joven, no conozco toda la historia.
—Pues...la verdad tuve muchísima suerte. Si papá no hubiera conseguido ese trabajo, yo habría tenido que quedarme aquí.
—¿Por qué?
—El dinero de la beca por sí sólo no era suficiente para cubrir todos los gastos de lo que significa estudiar en el extranjero, además era una niña, mis padres no iban a dejarme viajar sola a un lugar completamente desconocido así que ese trabajo literalmente salvó mi carrera.
—Vaya...
—Ya ves, se alinearon los planetas —bromeé, más o menos—. Tomé eso como una señal de que estaba tomando el camino correcto. Y creo...que no me equivoqué.
—Eso es...uh, que suerte —un pequeño atisbo de sonrisa se formó en sus labios—. De verdad, que...que afortunada.
—Concuerdo, aunque sólo vivimos juntos dos años, cuando se me ofreció la oportunidad de estudiar en otra academia, irnos todos juntos era muy costoso así que ellos regresaron a Corea. ¿Estás bien?
Jeongguk pareció desconectarse de la realidad por un momento, se veía muy ensimismado en sus pensamientos hasta que llamé su atención. ¿En qué estaba pensando?
—¿Qué pasa? ¿En qué piensas? —me reí bajito de su extraña actitud—. ¿Dejaste la cocina prendida en casa o...?
—Pensaba en cómo decirte que tienes chocolate en el diente.
—¡¿Qué?! —me cubrí la boca, horrorizada, consiguiendo que él soltara una pesada carcajada—. Mentiroso.
—Siempre caes —se regodeó.
—Como sea —viré mis ojos—. ¿Sabes? Había preparado algo para ti esta noche, pero no te lo mereces.
—¿Cómo? —picó, alzando sus ojos muy abiertos—. ¿Preparaste algo para mí? ¿El qué?
Me encogí de hombros.
—Vamos —sonrió, oh, esa sonrisita—. Seré bueno de ahora en adelante, lo prometo, ¿qué es?
—Mhh —fingí considerarlo—. Tú dijiste que tenías un regalo para mí así que...bueno, no es un "regalo", es algo que creí que...lo escribí hace un tiempo y pensé que debería de dártelo porque...es un poco cursi y todo eso, pero me gustaría...ugh, espera.
Me estiré cuidadosamente sobre la manta y alcancé mi mochila. Hurgué en el fondo de esta hasta encontrar el pequeño sobre y volví a mi lugar, sentándome arrodillada en el suelo.
—¿Me escribiste una carta? —adivinó sonriente.
—No...y sí —saqué el papel de dentro del sobre y no necesité nada más para comenzar a sentir mis mejillas ruborizándose—. La escribí hace unos años atrás cuando...uh, estaba tratando de convencerme de que no todos los chicos eran unos reverendos estúpidos. Bueno...no, en realidad, la escribí pensando en el increíble chico que sabía que algún día llegaría a mi vida.
Había tenido muy malas experiencias con los chicos, o era mentirosos, o eran patanes, o algo peor, eso...me hizo sentir de cierto modo desesperanzada, pero odiaba sentirme así, no quería sentirme así, por eso...un día tomé un papel y comencé a escribir con detalles a la persona que esperaba conocer en un futuro. A quien esperaba amar en un futuro.
Era muy joven y me gustaba la idea de creer que algún día ese chico llegaría, por eso conservé la carta. No recordaba bien qué había escrito en ella, pero quería que Jeongguk la escuchara porque...bueno, aunque no lo sabía en ese entonces, la había escrito para él.
—Está muy viejita y no recuerdo qué es lo que dice en ella, pero...sé que es para ti.
—¿Vas a leerla para mí? —me miró con ilusión.
—Síp —estiré la hoja doblada—. Y si hago combustión espontánea por la vergüenza no tienes permitido buscarte otra novia.
—Trato —sonrió alegremente, acomodándose en su lugar.
—Muy bien, uhm...—aclaré mi garganta—. Ah, voy a vomitar. De acuerdo, uhh...
❝ Querido futuro amor,
Me pregunto dónde estás, quién eres, a qué te dedicas, qué te gusta, qué no te gusta.
¿Nos hemos conocido antes? o ¿cómo nos vamos a conocer? ❞
Comencé, sintiendo mis manos un poco temblorosas y sudorosas, reconociendo con dificultad que años atrás esas palabras fueron escritas por mí.
❝ Es extraño pensar que tú eres yo
y yo soy tú,
viviendo una vida diferente, en una casa diferente, en una ciudad diferente, puede que incluso en algún país diferente.
Puede que esta sea la primera vez que te escriba pero seguro no será la última.
Quiero escribirte quizás porque cuando después de unos años estés leyendo esto, comparando las cosas que he escrito y las que he seguido, te hará sonreír tontamente.
Sé que la espera merecerá la pena.
Odio esperar, pero si tengo que esperar por ti,
esperaré. ❞
Hice una pausa y miré con horror la siguiente línea, Jeongguk soltó una fuerte carcajada al ver la expresión en mi rostro y yo sentí escalofríos de la vergüenza.
—Sólo diré que llevaba muchos días sin dormir bien cuando escribí esto —advertí—. Muy bien, prosigo:
❝ Esperaré, y lo haré pacientemente porque en nuestro futuro, quiero poder mostrarle a nuestros hijos cómo es... ❞
—Nuestros siete hijos —me interrumpió—. Quería destacar eso.
—Mejor me saltaré esa parte. En fin, como te decía...
❝ Esperaré por ti.
Y te amaré cuando te olvides de amarte a ti mismo.
Caminaré suavemente a tu lado y te dejaré guiar. Respetaré cada una de tus decisiones,
iluminaré el más oscuro de nuestros caminos.
Te llevaré de la mano mientras hacemos la compra,
siempre leeré tus ojos y te abrazaré más fuerte.
Entenderé la verdad detrás de tus "estoy bien", te haré preguntas & en tu vacilación,
encontraré mi respuesta.
Me pondré tus sudaderas en los inviernos,
te haré la comida que elijas, ah...por cierto, tienes que comer y aplaudir aunque no esté calificada. ❞
—También me gustaría agregar que no estaba calificada entonces y tampoco lo estoy ahora, lo siento.
❝ Siempre te escribiré algo en nuestros aniversarios,
incluso si lo encuentras estúpido,
te cubriré con la manta cada vez que te la quites
durante la noche,
fingiré que disfruto de tus ronquidos y me
acostumbraré a escucharlos para dormir,
limpiaré tu nariz cada vez que lamas
tu helado como un niño pequeño.
Te haré escucharme hablar sobre mi día
y cruzaré preguntas al azar para asegurarme
de que estás escuchando,
te haré las preguntas más estúpidas que se me ocurran.
Te abrazaré cada vez que me sienta mal
y siempre lloraré en tu hombro.
Reconoceré tu olor corporal en cualquier lugar,
admiraré todas tus formas, las buenas
y las menos buenas.
Abrazaré lo oscuro y las cicatrices,
te adoraré hasta mi último aliento.
Nos sentaremos en nuestra azotea y
cotillearemos alguna noches.
Cuando tengas dudas, cogeremos una manta, nos escaparemos y miraremos las estrellas.
Cuando llegues tarde a casa, te esperaré
para comer juntos,
si te emborrachas, te quitaré los zapatos
y te dejaré dormir con tranquilidad
para el interrogatorio del día siguiente.
Cuando no estés en tu mejor momento,
no discutiré, entenderé tu frustración y
te daré una gran sonrisa para decirte que está bien.
Cuando estés enfermo y me alejes,
te abrazaré más fuerte y
te diré que nos enfermemos juntos.
Cuando nos peleemos, diré que lo siento aunque no sea mi culpa porque no podré resistirme a hablar contigo.
Cuando salgamos, siempre te tomaré del brazo porque me sentiré orgullosa de ser tu compañera.
Cuando veamos alguna película de terror a medianoche, me sentaré en tu regazo y te abrazaré fuerte incluso cuando no esté tan aterrada.
Cuando el insomnio me golpee, tendrás que hablar conmigo incluso si tienes sueño.
Cuando vayamos a dar largos paseos en coche, haré
que te detengas por tonterías, mientras tus dedos se entrelazan con los míos.
Cuando ambos cumplamos setenta años, besaré tus mejillas arrugadas y fingiré que sigues siendo guapo.
Serás toda mi vida,
serás el reflejo de mi alma,
serás la prueba de que el
"Oh, Dios, aún me quiere"
sí existe.
Y te querré
por todo lo que eres,
todo lo que has sido
y por todo lo que aún serás. ❞
No iba a quedarme ahí pretendiendo que no estaba endemoniandamente abochornada por prácticamente desnudar mi alma frente a él, así que atiné a sólo dedicarle una sonrisa tímida y a agachar la cabeza, ocultando el feo —y exagerado— rojo en mis mejillas.
—Es tuya —hablé apenas, tendiéndole la carta—. Ahora es tu turno de decir algo tonto para que deje de sentirme tan avergonzada.
Jeongguk aceptó la carta y dulcemente presionó sus labios en esta, dejando un ruidoso beso en ella antes de poner la hoja por sobre su corazón.
—Ven —indicó, pidiéndome acercarme a él.
Volví el espacio entre nosotros más pequeño y él se sentó sobre sus rodillas igualmente, ahuecando mi rostro entre sus manos en cuanto estuvimos lo suficientemente cerca.
—¿Así es como te sientes? —sus ojos se posaron en los míos—. ¿Realmente piensas...que escribiste eso para mí?
Asentí. Sabía que era Jeongguk. No necesitaba haber pasado una vida a su lado para saber con certeza que no sentiría por nadie más lo que sentía por él. Él era todo lo que buscaba, todo lo que quería, no tenía dudas de eso.
Y ya no tenía miedo de admitirlo.
—Espero que hablaras en serio con eso de los setenta años, eh —una sonrisa tiró de sus labios—. ¿Eres mía?
—¿Tú eres mío? —pregunté y él besó suavemente la comisura de mi boca.
—¿No lo he sido siempre? —susurró, sonriendo sobre mis labios—. Tú te tardaste más tiempo en averiguarlo.
—No, lo supe hace mucho tiempo.
—¿Ah, sí?
—Ajá —afirmé, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello. Me gustó que me mirara con genuina felicidad.
Jeongguk depositó un dulce beso en mi frente, dejando salir el aire de sus pulmones en un tembloroso suspiro.
—Eso es bueno —musitó, actuando de pronto sospechosamente inquieto—. ¿Entonces...? —hizo una breve pausa, retrocediendo apenas lo suficiente para poder meter la mano en el bolsillo delantero de su pantalón y sacar de ahí algo tan discretamente que no alcancé ver de qué se trataba—. Si estás tan segura, entonces...uhm, ¿eso significa que ya puedo poner este anillo en tu dedo o tengo que seguir fingiendo que no es por eso que te traje aquí?
¡Buenas, buenas!
Espero que se encuentren todos súper bien 🤍 yo, personalmente estoy demasiado feliz y agradecida porque la historia ya superó los más de 5k votos y 48k de lecturas 🤧💕 la verdad es que aún no me la creo, empecé escribiendo esta historia sólo porque mi mejor amiga me lo pidió y siento que hace poco era la única que me leía jsjdjs así que entenderán porqué me resulta tan irreal todo esto 🥺.
En fin, creo que notarán que esta vez actualicé más pronto de lo usual, y la verdad es que cuando noté que había llegado a los 5k le puse nitro a la cosa para poder publicar y celebrar con ustedes 🥰❤️.
Nuevamente me gustaría agradecerle a todas las personas que leen, votan y comentan, todas y cada una de ustedes tienen un pedacito de mi corazón ¡son las mejores! no me falten nunca porfis 🙏🏻
Por ciertoooo, ya queda cada vez más poquito para que concluya la historia 👀 y espero de toda corazón que estén conmigo hasta el final!
Prepárense, y sin nada más que decir, me despido. ¡Que tengan bonita noche!
ESTA NOTITA FUE ESCRITA EN LA VERSIÓN SIN EDITAR PERO AHÍ LA DEJARÉ PORQUE ME TRAE BELLÍSIMOS RECUERDOS 🤍
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