❛ 48 ❜

Antes de leer: sólo me gustaría decir que este capítulo me tomó bastante tiempo escribirlo y me esforcé muchísimo, así que por favor denle mucho amor 🙏🏻

AGÁRRENSE QUE SE VIENE BUENO. 😈
creo.


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U N P L A N N E D
cuarenta y ocho
❀̸
𝓢í
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❝ Te quiero para bien o para mal, esperaría por ti por siempre y para siempre.

How you get the girl, Taylor Swift.

19 DE ABRIL, 2019
22:41 pm.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫

 
▬▬ Gracias por traerme —le dije a Jeongguk mientras me detenía en la puerta del departamento buscando las llaves en mi bolso—. Por cierto, no sé si estás enterado, pero tienes permitido hablar, eh, no es propio de ti tener la boca cerrada más de cinco segundos.


—Me dijiste que dejara de disculparme —me recordó, como si eso explicara mucho—. Y ahora mismo no tengo nada más que decir además de que lo siento como no tienes ni idea.

 
Sabía eso, lo había repetido una y otra vez durante todo el camino hasta aquí, pero él no tenía porqué disculparse, no había hecho nada malo, no era culpa suya tener a un hombre así de despreciable como su abuelo. ¿Me había sentido fatal? Sin lugar a dudas, tenía sentimientos y estos habían sido heridos, pero ¿lo culpaba a él por eso? en lo absoluto. Él me había defendido, su padre también lo había hecho, ellos se habían puesto de mi lado, entonces ¿por qué tenía que disculparse?

 
—Actúas como si fuera tu culpa que tu abuelo sea un reverendo idiota.

 
Logré abrir la puerta y en la sala, me encontré con la imagen de una inofensiva Seulgi durmiendo con su cabeza descansando en el pecho de Yoongi, quien al igual que ella dormía plácidamente en esa incómoda posición.


Me volví silenciosamente hacia Jeongguk y le hablé en voz baja—: ¿Puedes quedarte unos minutos?

 
Él asintió, mirando por encima de mi hombro a Seulgi y Yoongi. Era raro verlos tan tranquilos, los últimos días se la habían pasado discutiendo. Ninguno de los dos parecía asimilar totalmente lo que significaba tener que hacerse cargo de un bebé. Dios, es que sentía escalofríos sólo con imaginarlo.


—¿Los despertamos? —preguntó Jeongguk sigilosamente.


—No, dejémoslos así, no han estado durmiendo muy bien estos días —opiné, tomando su mano para guiarlo hasta mi cuarto.


Jeongguk había visto mi cuarto, incluso había dormido en él, pero nunca después de hacernos novios, él siempre me esperaba en el umbral de la puerta o en la sala, que era donde por lo general pasábamos el rato, supongo que por eso se tensó un poco cuando vio a donde nos dirigíamos.


—¿Quieres que estemos solos para poder gritarme tranquilamente? —me preguntó al verme cerrar la puerta detrás de nosotros.


—¿Qué? Lo siento, me perdí, pero ¿se puede saber en qué momento me convertí en una novia abusiva, mh?


Jeongguk examinó mi habitación con la mirada y por un instante una sonrisa nerviosa tiró de la comisura de sus labios.

 
—Es que...nunca me habías traído a tu habitación. Bueno, nunca después de esa noche.


—Ay, ya, tampoco es la gran cosa —bufé, porque podía sentir como mis mejillas se calentaban—. No es como que tengamos muchos lugares para estar solos.


—¿Por qué quieres que estemos solos? —inquirió, mirándome como si acabara de decirle que le quedaban dos horas de vida—. ¿Vas a terminar conmigo?


—¿Qué? —¿y eso a qué rayos venía?—. ¡No! No voy a...oye, estás paranoico.


Jeongguk suspiró, sentándose en los pies de mi cama y pasando una de sus manos por su cabello, se veía frustrado y en serio abatido, como si lo hubieran golpeado en el suelo.

   
—No, no es paranoia, yo sólo....mira, sé que no valgo todo los malos ratos que has tenido que pasar por mi culpa.


—Eso no lo decides tú.


No iba a discutir sobre eso. Lo que había pasado esta noche había sido una mierda, sobretodo porque antes de que su abuelo apareciera, todo estaba perfecto, Jeongguk estaba feliz y yo también lo estaba, pero...cosas así pasaban todo el tiempo, tal vez otras parejas tenían otro tipo de problemas, pero nadie estaba libre de ellos, y aunque sí, mi orgullo estaba herido y cuando pensaba en lo sucedido aún me daban ganas de llorar, no era razón suficiente para que quisiera acabar con lo que teníamos. Él estaba defendiendo lo nuestro, así que no rendirme era lo menos que podía hacer...incluso cuando dejarlo podía ser la salida más fácil.


—Haye, yo...—él tomó mis manos entre las suyas y me miró desde su lugar con esos grandes y brillantes ojos suyos—. De verdad lo estoy intentando. Quiero, y también trato de ser un buen novio, pero...lamento nunca dar la talla. Sé que no deseabas que tu primera relación estuviese tan llena de problemas y dramas...y todo lo que conlleva estar conmigo, pero...


—Ya, no digas más —pedí, frunciendo el ceño en desacuerdo porque no quería molestarme, pero era inevitable cuando decía cosas como esas—. No quiero oírlo, porque no es cierto. Lo que yo quería, es exactamente lo que tengo ahora. Tal vez con un poquito más de drama, pero tú...te lo dije, tú eres todo lo que siempre quise, ¿de acuerdo?


No quería sonar molesta cuando dijera eso, pero desafortunadamente decir cursilerías no era lo mío. Mi cuerpo lo rechazaba cada vez que lo intentaba.

   
—¿Por qué? —puso en duda, como si no tuviera sentido.


—¿Cómo que "por qué"?


¿De verdad me preguntaba eso?


—Pues porque...tú me cuidas —musité, volviendo a mi estado natural de timidez—. Y también me pones en primer lugar. Y siempre me haces sentir como si fuera la chica más especial de todas. Y no sé porqué, pero me tratas como si fuera algo tan...valioso. Haces cosas que nadie jamás se molestó en hacer por mí. Y eres paciente, respetuoso y preocupado, y podría seguir toda la noche porque no entiendo cómo es que no puedes ver todo lo que haces por mí y lo increíble que eres.

   
Conocía la historia de Jeongguk, sabía cómo fue su relación pasado así que podía entender porqué dudaba tanto de sí mismo, sin embargo, realmente esperaba que él tuviera claro que yo no era Sowon. Yo no era esa chica que traicionó su confianza, ni que disfrutaba haciéndole sentir que lo que hacía y quien era no era suficiente. Yo no lo daba por sentado. Y jamás haría lo que ella hizo.

 
No lo dejaría cuando las cosas se pusieran difíciles.
No lo dejaría nunca.
 
Lo amaba.

     
—Siento que tengo mucha suerte de tenerte —confesé, quería que supiera eso, iba a repetírselo todas las veces que fuera necesario—. Y aunque no es todo perfecto...es real, y así me gusta, así que quiero que tengas muy claro que no lo cambiaría por nada. Y ya...no me veas así porque me pones nerviosa.

 
Hice el ademán de alejarme porque urgentemente necesitaba un poco de aire —y espacio— para recomponerme. Esos ojos escudriñándome tan intensamente le hacía cosas a mi sistema nervioso.


—No, ven aquí —Jeongguk volvió a ponerse de pie y tiró de mí hacia él, sosteniendo mi rostro entre sus manos—. ¿Por qué eres tan...? Dios, estoy tan...tan enamorado de ti.

 
Sonreí, dejándome disfrutar de este íntimo momento y olvidándome de todo lo demás. No me importaba si alguien más pensaba que no era suficientemente buena para estar con él, porque él me hacía sentir todo lo contrario...con eso me bastaba.


Pasé mis brazos por alrededor de su cuello y casi me reí por la sensación cosquillosa que provocaron en mi estómago sus palabras. —¿Lo estás?


Mh —Jeongguk sonrió igualmente y besó la punta de mi nariz—. Me haces sonar como un tipo decente.


—Y tú me haces sonar como si fuera la gran cosa.


El río suavemente y entrecerró sus ojos. —¿Por qué nos mentimos de esa forma? —bromeó.


—No sé, creo que a esto se refieren cuando dicen que el amor te ciega.

 
Jeongguk aceptó mi hipótesis y apretó ligeramente mis mejillas antes de presionar fugazmente sus labios sobre los míos.


—Por cierto —agregué cuando él se apartó—. No invitaremos a tu abuelo a nuestra boda —jugué, porque esta noche había sido demasiado...densa, y si no bromeaba al respecto, entonces iba a llorar.

 
Hoy había experimentado más sube y bajas que una montaña rusa, estaba sensible. Más sensible.


—¿Cuál abuelo? No tengo ningún abuelo —me siguió la corriente, depositando un dulce beso en la esquina de mi boca—. Ya debería irme.

 
—No —refunfuñé—. ¿Por qué?


—Porque te dije que no puedo estar contigo en lugares cerrados. No puedo seguir tentando mi suerte.


Puse mis ojos en blanco. —Nunca me dijiste eso.

 
—¿No? ¿Y por qué crees que el ochenta por ciento del tiempo que estamos juntos te llevo a lugares públicos?


Bueno, tenía mis suposiciones, pero creí que sólo eran eso, suposiciones. Eso era tomar medidas exageradas.


—Para hacer que te quedes, ¿debo esforzarme mucho o poco? —pregunté, poniendo la palma de mi mano en su pecho.


Jeongguk ladeó sutilmente su cabeza y me miró con atención.

 
Mucho...ya sabes que soy un hombre muy terco y difícil —jugó.


—Bien —acepté y con mi mano en su pecho lo empujé hasta que cayó sentado en los pies de mi cama.


Y fue divertido —y satisfactorio— ver como la burlona expresión en su rostro desaparecía en lo que la realización de lo que estaba por hacer lo golpeó.

   
Y tuve que armarme de muchísimo valor para poner mis rodillas a cada lado de su cadera en lo que me sentaba a horcajadas sobre sus piernas. Jeongguk me miró con desconfianza en todo momento, pero aún así sus brazos me rodearon por la cintura, su cuerpo aceptándome incluso cuando su boca decía—: No puedes hacerme esto.


—¿Hacer qué? —fingí demencia y me incliné para besarlo. Me presioné contra él, y cuando sentí su boca moverse con la mía, envolví mis brazos alrededor de su cuello.


Hablaba en serio cuando dije que lo extrañaba, últimamente lo pensaba más, lo necesitaba más. Todo esto me tenía reconsiderando mucho mis decisiones. Había una razón por la cual quería esperar, sin embargo, eso no me detenía de pensar constantemente en que anhelaba ese tipo de intimidad con Jeongguk. Y tal vez eran mis hormonas que estaban todas revolucionadas por estar experimentando esto por primera vez, pero ese no era un consuelo.

 
Jeongguk movió sus labios parsimoniosamente, saboreando la superficialidad de mi boca, sin embargo,  cuando quise profundizar el beso, él no me lo permitió.

 
—No, espera —me frenó—. Me quedaré, no tienes que hacer esto.

  
Oh, por Dios, que...frustrante.

    
¿No podía sólo besarme sin complicarse tanto la cabeza? Es decir, sabía que este era él tratando de ser precavido y un caballero, pero a veces...quería que sólo actuara sin pensar tanto sobre ello.


—No estoy haciendo nada para que te quedes, Jeongguk. ¿Acaso no puedo hacerlo sólo porque quiero?

  
Era consciente de lo que hacía, tal vez era virgen pero no era idiota, y si quería besarlo...o hacer algo más, lo hacía porque quería, no por ninguna otra razón.


¿Qué quieres? —insistió—. ¿Qué es lo que quieres exactamente? Necesito que me lo digas, bonita, porque no quiero malinterpretar las cosas.

 
¿Qué quería? ¿Besarlo? ¿Tocarlo? ¿Hacerlo sentir bien?No estaba del todo segura, sólo sabía que quería un poco más de lo que hacíamos.

 
Apoyé mis manos en sus hombros y tragué en seco en lo que trataba de encontrar las palabras para decir.

 
—Yo, uhm...es que...¿no puedes leer mi mente?


Quisiera —dijo, mirándome con tanta apreciación que me dificultó aún más el pensar.

 
No era buena con las palabra, eso era algo que él ya debería tener más que claro, sin embargo...tal vez si le mostraba.

 
Sí, eso era mejor.

 
Volví a besarlo, pero esta vez, mientras lo hacía deslicé fuera de su cuerpo la chaqueta que traía puesta, Jeongguk vaciló un momento, pero finalmente me ayudó a quitarla y luego, de un modo casi mecánico volvió a envolverme entre sus brazos. Sus labios fueron gentiles al principio, besándome suave y muy lento, permitiéndonos a ambos disfrutar cada segundo de ello.

 
Pero me sentía inusualmente codiciosa.
Y quería intentar algo nuevo.




















































19 DE ABRIL, 2019
23:13 pm.


❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫

 
▬▬ SABÍA QUE TENÍA que ser cuidadoso, tenía que ser capaz de controlarme si las cosas se salían un poco de sus manos, pero...maldita sea si no me la estaba poniendo condenadamente difícil.

 
Podía lidiar con sus besos —no de la mejor manera— pero al menos podía hacerlo, sin embargo, ahora mismo su boca no sólo estaba sobre la mía, nope, ella decidió que hoy quería enviarme a casa con una dolorosa erección en los pantalones, pues sus dulces labios se deslizaron lentamente por mi mejilla y hacia abajo. La cálida sensación de su boca hormigueó por mi mandíbula y se extendió por mi cuello. Cada vello de mi piel se erizó y contuve el aliento cuando sus besos se centraron en ese punto en mi cuello. La burla de sus labios y toques fueron agónicos, pero dulces. Y no tenía ni puta idea de dónde había aprendido eso.

 
Y por más que estuviese disfrutando de su repentino asalto, no creía poder soportar mucho de ello. No era tan malditamente fuerte así que puse mi mano en la parte trasera de su cabeza y la nivelé a la mía, volviendo a capturar su boca en un beso que no podía ser otra cosa además de demandante y profundo.


La sostuve entre mis manos, saboreando sus dulces y suaves labios como si no pudiera tener suficiente, y es que no podía, porque sabía que besarla hasta el cansancio no era lo único que quería de ella.

 
Y lo estaba perdiendo. Perdiendo la voluntad, la fuerza y la jodida cabeza porque su cuerpo contra el mío se sentía increíble. Y se volvía mejor y mejor con cada segundo. Era muy diferente a lo que habíamos hecho antes, este era un lado de ella que no había visto. Haye tomando y yendo por lo que quería era algo nuevo, y me tenía hecho un lío, pero estaba amando esto...el poder tocarla, poder sentirla. Lo haría durante horas si la sangre corriendo hacia mi pene no me estuviera doliendo tan malditamente tanto.


Infierno. Sólo esperaba que Haye supiera lo que estaba haciendo porque ella iba a ser la única capaz de detener esto. Yo no podía negarme a ella, Haye podía hacer lo que quisiera conmigo, pero al menos tenía que estar seguro de que no estuviese tomándoselo a la ligera.


—Oye —me las arreglé para decir sobre su boca, estaba teniendo problemas para recuperar el aliento y verla a ella desde este ángulo, con sus labios rojos e hinchados no ayudaba—. ¿Sabes lo que haces?


Sus ojos se alzaron inocentemente y eso fue todo para mí, esta chica me desarmaba por completo, me tenía en sus manos.

  
—No realmente —admitió, pero eso no cambió nada.

 
Ella, con manos titubeantes e inseguras, hizo el ademán de levantar el dobladillo de mi camiseta...y creo que jamás había estado tan contento por deshacerme de una prenda, pero ahora...tampoco había estado tan anormalmente asustado por ello, porque esto era más de lo que habíamos hecho en el pasado. Digo, habíamos hecho otras cosas, pero siempre con toda la ropa puesta, ah, diablos.

      
¿Por qué estaba iniciando esta mierda?
¿Qué carajos significaba esto?

   
Sabía que sólo podíamos llegar lo suficientemente lejos, no iríamos todo el camino, mucho menos con Yoongi y Seulgi en la otra habitación, pero ¿qué tan lejos era eso?

 
Haye levantó el dobladillo de mi camiseta negra por encima de mi cabeza y entonces sus ojos estuvieron puestos fijamente sobre mí. Estos me examinaron deliberada y detalladamente. Y bueno, esto era nuevo. Y también era una primera vez para ella así que dejé que hiciera lo que sea que quisiera hacer, a su ritmo. Sus manos iban a estar en cada parte de mi cuerpo tarde o temprano así que no había ninguna razón por la cual no debiera familiarizarse con él desde ahora. Aunque, lógicamente no estaba a punto de pedirle que me devolviera el favor. Un paso a la vez.


Ella pasó la punta de sus dedos por mi pecho, deslizándolas por mi abdomen y alrededor de mis caderas, y...mierda, tuve que apretar mis dientes para no dejar en evidencia lo mucho que me afectaba tener sus manos tan cerca de esa parte de mi cuerpo que tanto requería atención. Preferiblemente su atención, porque estaba harto de tener que hacerme cargo del asunto, sin embargo, por supuesto que no dije nada, sólo permití que ella tímidamente acariciara con la yema de sus dedos los diferentes rincones de mi piel.


—Estás caliente —dijo, haciendo una clara referencia a la temperatura de mi piel, pero yo no pude dejarlo pasar.


—No tienes ni idea.


Estuve de acuerdo y Haye no ignoró el doble sentido de mis palabras, escandalizándose por un breve segundo, sin embargo, rápidamente terminó por ceder ante la sonrisa que amenazaba con formarse en sus labios. No podía mentir. Estaba más caliente que un hijo de puta, y podía sentirse orgullosa porque lograba tenerme así con la más superficial de las caricias.


—Y creo que ya es mi turno —advertí, fundiendo sus labios en los míos.


No podía seguir ignorando el hecho de que su cuerpo se encontraba fuerte y deliciosamente presionado contra el mío, porque podía sentirla en todas partes y las ganas de enterrar mis dedos en cada curva de su piel comenzaban a volverse incontrolables.

 
Su boca estaba caliente, y la dulzura de su aliento me tenía deseando tocarla en lugares que sabía la harían suspirar. Toda ella era adictiva. Saboreé su lengua y ella se estremeció en mis brazos, su lengua enredándose con la mía en lo que mis dedos se clavaban instintivamente en su culo, mierda, casi me arrepentí de hacerlo porque si íbamos a ir lento, entonces tenía que tener un poco de autocontrol, pero Haye no protestó. Un hermoso sonido se escapó de sus labios y mi pulso recorrió mi cuerpo, ansiando más y más. Esto era...tan bueno. Tiré de su labio inferior entre mis dientes, y ella frotó sus caderas contra las mías.


Y con eso me arruinó.

 
Haye jadeó sobre mi boca y sus cejas se juntaron con ese buen tipo de dolor, me gustó esa expresión en su rostro, mucho, pero eso sólo logró que la erección en mis pantalones creciera más abultada en mis —ahora— incómodos pantalones. No podía pensar en nada más. Mi cerebro estaba imaginando las mil formas en las que podía tener a Haye jadeando y gimiendo mi nombre.

 
¿Qué carajos estábamos haciendo?
¿Por qué ninguno de los dos estaba deteniendo esto?


No podíamos llegar más lejos que esto, no debíamos llegar más lejos que esto, pero...mierda.


Mieeeeerda.

 
Haye movió sus caderas contra las mías en lentos, pequeños movimientos, y simplemente me rendí ante la sensación, no podía detener esto si era lo que ella quería, así que en lugar de ir en contra de mis propios deseos, puse mis manos en su cadera y guié sus movimientos, porque ¿a quién demonios quería engañar? estaba disfrutando esto, y ahora mismo en lo único que podía pensar era en que si se sentía tan increíblemente bien para mí, entonces debía de sentirse de la misma forma para ella.


Jeongguk —gimió Haye en mi mejilla, moliéndose contra mí con más fuerza. Sonaba tan condenadamente caliente...era perfecta. Mi dulce chica estaba experimentando lo bueno que esto podía ser y no se estaba conteniendo.


Y no quería que lo hiciera, no sólo quería verla, también quería escucharla, pero si íbamos a hacer esto no podíamos ser ruidosos. Y ella pareció recordarlo porque la vi morder su labio inferior fuertemente en lo que trataba de mantenerse en silencio.

   
Carajo, en serio quería escucharla.

  
Haye se sostuvo fuerte de mí y sus tentadores labios estuvieron justo frente a mis ojos, parpadeé varias veces, como idiotizado con su belleza y respiré con dificultad, volviendo a centrarme sólo en ella. Quería verla, como su ceño se encontraba ligeramente fruncido, como sus ojos adoptaban un brillo distinto y sus mejillas se sonrojaban más y más con cada segundo que pasaba. No sabía que podía ser así. Nunca me detuve en apreciar los detalles al hacer esto, nunca quise guardar cada uno de estos en mi memoria en encuentros pasados, sólo buscaba obtener placer, supongo que por eso dejó de ser especial e importante para mí y se volvió en un acto nada más físico y superficial, no estaba involucrado emocionalmente, no estaba involucrado en lo absoluto y la diferencia que existía era descomunal, ahora...quería descubrir cada cosa, quería recordar cada momento, cada detalle.

 
Y lo haría.

  
Porque el hecho de que ella confiara lo suficiente en mí como para mostrarse de esta forma, como para llegar a este punto por primera vez, significaba todo para mí.

   
Realmente era el hombre más jodidamente afortunado de todos.

     
Dejé un rastro de besos desde su mejilla hasta su cuello y me permití a mí mismo saborear y mordisquear a pleno su sensible piel antes de volver a asaltar su boca. Haye presionó su frente con la mía, envolviendo sus manos en la parte de atrás de mi cuello y yo apreté mis dedos en sus caderas, el placer de su roce sobre mi pene propagó escalofríos por mi piel y tuve que esforzarme con todo lo que tenía para formular un pensamiento coherente.


—¿Quieres...?—me las arreglé para hablar—. ¿Quieres parar?

 
Necesitaba saber, aunque mi cuerpo no parecía estar dispuesto a detenerse. Mis caderas se impulsaron hacia arriba, empujando contra ella y me pareció alucinante la forma en la que su cuerpo respondió al mío.


Haye negó con su cabeza silenciosamente, pero titubeó antes de hacerlo así que como un acto reflejo yo detuve lo que estaba haciendo, y es que cuando descansó sus manos en mis hombros, temí que pudiese arrepentirse de permitir que llegara a este punto, sin embargo, y afortunadamente...no fue así.


—¿Qué es...? —quise preguntar, pero las palabras y la voz me fallaron cuando vi como Haye quitaba su ligera camiseta, lanzándola fuera de su cuerpo hacia algún lugar de la habitación.


Ya.
A la mierda.

  
Mi cerebro dejó de funcionar en cuanto tuve en mi campo de visión parte de su cuerpo desnudo, cubierto sólo con esa minúscula prenda de encaje de color rosa. Era perfecta allí al igual que lo era en todo el resto de su cuerpo.

  
Su pecho subía y bajaba precipitadamente, y entonces supe que volvía a estar nerviosa. Y por supuesto que lo que menos quería era intimidarla, pero...joooder, no podía quitarle los ojos de encima. Era hermosa. Y el pensamiento de poder ser capaz de besar cada centímetro de su piel se volvió aplastante. Quería estirar mi mano y tocarla, pero...

 
Espera, espera...uhm, necesito...—expliqué a medias, poniéndome de pie. Mi cerebro no estaba funcionando correctamente, mis acciones estaban en automático.

 
Haye me miró sin entender absolutamente nada, pero yo sólo me apresuré en ir hasta la puerta de la habitación. Tenía que asegurar esa maldita puerta, no iba a darle a nadie la oportunidad de arruinarme esto.


Ella me miró confundida, tratando de ocultar aquella parte de su cuerpo que acababa de exponer...como si fuera a permitirlo.


Me aseguré de que la puerta estuviese correctamente cerrada y me volví hacia ella, inclinándome para encontrarme prontamente con su boca. La levanté por la parte de atrás de sus muslos, envolviendo mi brazo alrededor de su espalda y llevándola hasta la cama. Cuidadosamente puse su cuerpo encima de esta y me cerní sobre ella, presionándome contra su cuerpo.

 
Miré sus ojos y guardé este momento en mi memoria, sentí una calidez extenderse por todo mi pecho y fui muy consciente del rápido latido de mi corazón.

  
—Eres tan...tan hermosa —expresé sinceramente, presionando mis labios en su mejilla, cerca de su boca—. Tan impresionante. Podría admirarte por siempre.

 
Podría amarte por siempre.

 
Fue la realización que me golpeó mientras fácilmente podía imaginar mi vida con ella.

   
Haye me sonrió, con sus ojos felizmente alzados, mirándome como si acabara de decirle que se ganó la lotería.

   
Ella ahuecó mi rostro entre sus manos y me inclinó sutilmente hacia abajo, uniendo nuestros labios en un beso lleno de diversos sentimientos. Y la dulzura indescriptible de cómo su cuerpo se moldeó tan idealmente al mío hicieron que me arrepintiera de cualquier otra chica que había tocado en el pasado.


Así es como tuvo que ser siempre.
Con ella.
Nadie más.






















































19 DE ABRIL, 2019
23:46 pm.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫

 
   ▬▬ NO PUDE CONTENER la risita de reverenda estúpida que se me escapó cuando el aliento de Jeongguk me hizo cosquillas en el espacio existente entre mi cuello y hombro. Y esto más que extrañarlo, le provocó sonreír.

 
—No —advertí en el mismo instante que noté un brillo juguetón en sus ojos—. Hablo en serio, no...¡Jeongguk, no! —rogué, innecesariamente fuerte, que se detuviera cuando sus dedos implacablemente se movieron en mis costillas, atacándome cruelmente con cosquillas.

      
Me removí bajo su cuerpo, buscando desesperadamente alejarme de él mientras que no podía dejar de reír. Traté de golpear su pecho con mi puño, pero este lo agarró antes y lo sostuvo por encima de mi cabeza.


—Mh, así estás mucho mejor —me observó y pasó descaradamente la lengua por su labio inferior.


Oh. Tragué en seco simultáneamente porque gestos como esos sí me afectaban. Es que eran tan ridículamente atractivo. Y así, con su cabello despeinado y sus labios aún hinchados, era algo más, simplemente digno de admirar.

   
Sus ojos volvieron a examinarme detalladamente y él procedió a liberarme sólo para continuar con su exploración. Aún podía sentir sus labios en mi cuerpo: en mi rostro, mi mandíbula, cuello, clavículas...el rastro de besos seguía y se extendía hasta la piel desnuda de mi vientre. Dios...me daban escalofríos cuando pensaba en los acontecimientos del día de hoy.

 
Crei que sería extraño, incluso imaginé que podría ser un poco incómodo hacer todas estas cosas por primera vez, pero estaba equivocada. No había sido incómodo, había sido tan...natural.

 
Jeongguk me enseñó esa sonrisa encantadora y acarició con la yema de sus dedos a lo largo de mi costado, por la pendiente de mi costilla y hasta la curva de mi cadera. No entendía por qué me miraba como si fuese la cosa más fascinante de todas, pero me encantaba, porque era lindo sentir que no era la única persona que se encontraba embelesada con el otro aquí.

  
No esperaba que las cosas sucedieran así, la verdad no creí que realmente pudiese ser capaz de ir por lo que en realidad deseaba, pero me había sorprendido a mí misma...y había sido...no estaba muy segura de cómo describirlo. No conocía una palabra que pudiese acercársele. Pero si esto se había sentido así de bien, sólo podía imaginar lo increíble que debía de ser en verdad hacerlo.

 
La piel desnuda de su pecho se encontraba firmemente presionada a la mía, pero aún así sentía que no estaba lo suficientemente cerca, sin embargo, esta noche me conformaría con eso. Jeongguk se estaba esforzando por calmar su respiración —entre otras cosas— ahora que todo estaba relativamente tranquilo, así que mejor iba a quedarme quietecita porque no era justo que lo pusiera en esa situación cuando no estaba del todo lista para terminar con lo que empezamos.

  
Por un instante creí que no sería capaz de detenerlo, la verdad, no quería hacerlo. Cuando quité mi camiseta y Jeongguk me recostó sobre la cama...todo se volvió un poco más caótico. Él se hizo espacio entre mis piernas y mientras su boca hacia maravillas junto a la mía, sentí perfectamente como su cuerpo se movía contra el mío en busca de alivio. Ni siquiera estaba segura de qué hacer, pero mi cuerpo parecía responder al suyo de manera inconsciente. Y se sintió bien. No podía entender cómo era que eso podía sentirse tan bien, y era extraño pensar en que podía sentirse incluso mejor.

 
Pero no estaba lista para descubrir eso aún.
Creo.

 
Hubo un momento en que la intensidad de nuestros besos disminuyó, Jeongguk se concentró en recuperar el aliento y mientras lo intentaba, lo único que hicimos fue permanecer acurrucados el uno con el otro. Él besó dulcemente la esquina de mi boca y luego descansó su cabeza en mi pecho. Nada de esto me resultó raro, por el contrario, se sintió correcto. Pasé mis dedos por su espalda y también jugué con su cabello mientras que él se mantuvo abrazado a mí durante unos largos minutos. Entonces, después de un rato, sus dedos curiosos comenzaron a dejar nuevamente inocentes caricias en mi piel. Bueno, al menos fueron inocentes hasta que se le ocurrió atacarme con cosquillas.


—¿No sientes como...si pudieras pasarte así todos los días? —me preguntó de pronto, removiéndose en su lugar hasta quedar recostado de estómago en la cama, con sus codos apoyados en el colchón.

 
Me moví igualmente, aunque sólo lo suficiente para quedar con mi cabeza apoyada en la almohada, así podíamos estar frente a frente.


—Porque yo siento que podría hacer esto por siempre.


—Define "esto" —pedí, curiosa.


—Pues, esto —dijo, señalándonos a ambos—. Tú y yo, solos...haciendo lo que sea que queramos, absolutamente cualquier cosa...semidesnudos —dijo esto último en un tono burlón.


—Fingiré que estoy sorprendida con tu última declaración.


Jeongguk sonrió y me miró...¿ilusionado? —Ya, pero hablo en serio. ¿No lo crees?

 
Sí lo hacía. Tal vez se debía a que realmente estaba enamorada de él, pero sí sentía que podía pasarme así los días...las tardes y noches.

 
Asentí con mi cabeza. —Lo hago.


¿En serio?


Ajá —reiteré.


—Dije "por siempre" —repitió.


Entrecerré mis ojos, ¿y eso? —Uh, sí, sí te oí.


No usaba palabras como siempre o nunca a la ligera, cuando decía que podía verme junto a él así, hablaba en serio.


—¿Me seguirías queriendo si te hago una pregunta muy...prematura?


Me reí de su interrogante. —Eso es como preguntarme si seguiría queriéndote por ser tú —bromeé, pero él continuó ensimismado en sus pensamientos—. De acueeerdo, ¿en qué estás pensando?


—En que me casaría contigo.


Lo dijo. Y lo hizo con tanta seguridad y seriedad que me descolocó. Él ni siquiera vaciló, por supuesto que me asombré. Aunque luego de eso rápidamente entendí que bromeaba e instintivamente golpeé su hombro y me reí.

 
—Okay, creo que toda esa carne que te comiste te hizo daño —mencioné divertida.


—Pero hablo en serio —se ofendió, haciendo pequeños pucheros mientras hablaba.


—No, no la haces —me tenía que estar tomando el pelo.


¿Qué? —sostuvo su peso en uno de sus brazos y descansó el otro sobre mi estómago, mirándome con una sonrisa de "venga, será divertido"—. ¿No lo harías? ¿No quieres casarte?


—Me estás avergonzando —manifesté, escondiendo mi rostro entre mis manos. Ya estaba poniéndome toda colorada.


Pero ¿por qué no? —instó, sonando demasiado animado con esto—. ¿Mh?


Como que "¿por qué no?" —pregunté incrédula, aunque sin poder evitar reír de los puros nervios.


—Te escucho.


—¿Es por lo de hace un rato? —inquirí, aún sin lograr descifrar si bromeaba o qué rayos—. ¿Ahora sientes que tienes que casarte conmigo o qué?


Su entrecejo se frunció y una sonrisa burlona tiró de sus labios. —¿En serio esa es tu conclusión?


—Es eso o estás delirando.


Él me ignoró. —Aún no me dices por qué no.


—Porque si comienzo a enumerar las razones, entonces no acabaré nunca.


—No es cierto.


—¡Sí lo es! —exclamé en una carcajada—. Aún estamos estudiando, no tenemos trabajos, aún no te presento con mis padres...y nos conocemos hace como tres meses.


—¿Y?


—¿En serio? —era imposible que no creyera que era una locura—. Oficialmente estamos juntos hace un mes. Un. Mes.


Un mes y trece días —corrigió, como si hiciera la diferencia.


—Sigue siendo un mes.


—Pero ¿y eso qué, huh? el próximo mes serán dos meses, y luego tres, y luego cuatro...y no importa en realidad porque me seguiré sintiendo de la misma forma.

 
Jeongguk entrelazó su mano con la mía y jugueteó con mis dedos. Yo no podía creer que estábamos teniendo esta conversación.


—El tiempo es relativo. ¿Y si tuviéramos sólo un mes de vida? Apuesto a que querrías hacer de todo y no te importarían cosas como esas —planteó.


—Pero no tenemos sólo un mes de vida.

 
—¿Cómo sabes? —enarcó una de sus cejas.


—¡Ya! ¡No digas eso!


—Pero es cierto...no sabemos.


Bueno, tenía un punto, pero no era uno lo suficientemente bueno. —¿Y sólo por eso deberíamos casarnos?


—No.


—¿Entonces?


—Deberíamos porque estamos destinados a estar juntos.

 
Ah, diablos.

Este chico y sus respuestas que me dejaban con el corazón en la mano.

  
No quería oírlo hablarme sobre el destino y esas cosas porque era una chica sensible y extremadamente emocional, y cosas como esas sí me afectaban, pues pensarlas por mí cuenta era una cosa...pero oírlo a él diciéndolas era algo completamente diferente.


—Y lo seguiremos estando mañana, y dentro de cinco meses, y dentro de un año...


—Ya —lo interrumpí, ¿por qué de pronto tenía ganas de  llorar?—. No juegues con eso.


—¿Crees que estoy jugando?


—Sí...no...agh...¿esto es por el sexo? ¿es porque quiero esperar? —ya me estaba quedando sin suposiciones.


—No...porque tarde o temprano ibas a acabar rindiéndote con eso —jugó, diciéndolo con muchísima seguridad.

 
Viré mis ojos ante tal confianza, y diría que no, pero ya no estaba tan segura de eso. —Que arrogante.


—No te oigo negándolo.

 
Bufé. —Como sea, Jeongguk. La cosa es que...las parejas no se casan tan precipitadamente. No es normal.

 
—¿Y quieres ser normal? —cuestionó—. Sé honesta Haye, sabes que esto entre nosotros no es precisamente normal.

 
Jeongguk se removió en su lugar y volvió a mover su cuerpo hasta quedar sobre el mío, sosteniendo su peso en sus manos a cada lado de mi cabeza.


—Y ni siquiera has dicho "no quiero" —resaltó, hundiendo su rostro en el hueco de mi cuello y besando superficialmente en ese espacio.


Lo que me faltaba.


—¿Cuál es tu plan, mh?

 
—Besarte hasta convencerte de ir al ayuntamiento y presentar una solicitud para poder casarnos inmediatamente —expuso sin rodeos, con la mayor naturalidad, volviendo a mirarme a los ojos, sin retraimientos. Y la seriedad en su expresión me dejó sin palabras—. No es algo tan absurdo. Mis padres estaban casados en su primer año de universidad.


—Oh, entonces estamos atrasados ¿no? —ironicé.

 
Sus labios se abrieron en una sonrisa. —Encontré lo que estaba buscando en esta vida. No tengo necesidad de buscar más.

  
¿Por qué decía eso con tanta seguridad? ¿No entendía que si lo hacía no me dejaba más remedio que creerle?


—No es que yo piense que necesito buscar a otras personas, es sólo que, no lo sé...


—¿No te sientes preparada? —trató de adivinar.


Pero tampoco se trataba de eso, había estado cuidando de mí misma durante prácticamente toda mi vida, tuve que aprender a hacerlo desde que era muy joven al irme del país, pero...agh, ¿qué estaba haciendo? ¿cómo era que realmente lo estaba considerando?


—No, no es eso...


—¿Es porque no me arrodillé? —continuó, moviéndose hasta quedar sentado en la cama—. ¿Porque no traje un anillo? Porque puedo...


—No compres un anillo...—me reí, imitando su acción y sentándome, esto me recordaba muchísimo a cuando se emborrachó—. Es que, yo no creo que lo estés pensando fríamente...el matrimonio es otra cosa, una cosa muy importante. Es algo serio.

  
Él asintió, pero mi argumento no pareció desanimarlo en lo absoluto. —Sí, es otra cosa...es algo mucho mejor.

 
Jeongguk se sentó sobre sus rodillas y se me acercó, ahuecando mi rostro entre sus manos. —Estaríamos juntos todo el tiempo, y nadie podría entrometerse...

 
—Pero, estamos juntos ahora ¿o no?


Ya no estaba segura de si estaba tratando de convencerlo a él o a mí. Mi parte lógica y mi parte emocional estaban en guerra.


—Sí —aceptó—. Pero nos cambiaría la vida.

 
Genial, ahora no podía dejar de sonreír como idiota. Gracias, Jeongguk.

 
—Tendremos nuestra propia casa, y podríamos tener un perro. Y no te tendrías que preocupar por rentar algo sola si Seulgi decide irse con Yoongi. De hecho, no tendrías que preocuparte de nada más, sólo de hacer lo que te haga feliz...yo me encargaré del resto.

 
Mi imaginación estaba volando ahora mismo.
Y todo parecía ser demasiado bueno para ser verdad.

 
—Mhh —presioné mis labios juntos, fingiendo pensar, y me abracé de su cuello—. Eso suena muy bien. Aunque, sonaría mucho más tentador con dos perritos.


—Todo lo que quieras —ofreció.


Solté una risita y sonreí satisfecha. —¿Quieres que a tu abuelo le de un infarto?


—Lo correcto sería decir que no, pero...


—¿Y tu padre?


—No necesito su permiso, Haye. ¿No lo dijo él? Soy un hombre libre, puedo tomar mis propias decisiones.

 
Dios.
Universo.
Quien sea.

Si estoy cometiendo un error, por favor, por favor envíame una señal.


—Tienes que hablar con mis padres —dije, las palabras saliendo de mi boca antes de que incluso me diera cuenta de lo que estas significaban.

 
Ambos nos congelamos, creo que conmocionados. No estaba segura de quién estaba más sorprendido, si él, o yo.


—Haye...¿eso es un...? ¿me estás....me estás diciendo que sí? —sus ojos me miraron muy abiertos, tratando de averiguar si de verdad insinué lo que él creyó que insinué.

   
Mi cerebro era un auténtico lío, sin embargo, cuando traté de ordenar mis pensamientos y averiguar qué demonios estaba haciendo, me di cuenta de que la sensación dentro de mí no era pánico. Era emoción.


¡Ay, mamá!
¿Realmente estaba a punto de...?


—¿Haye? —me trajo de regreso al aquí y al ahora, expectante—. ¿Podrías...decir algo?


—Sí —repliqué inconscientemente.


—Uh ¿sí podrías?


—Sí...digo, no, me refiero a que, podría, pero...uhm, quiero decir que sí.


—¿Sí?


Tragué nerviosa. —Sí, sí, esa es...esa es mi respuesta. .

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