❛ 47 ❜

U N P L A N N E D
cuarenta y siete
❀̸
𝓛a familia
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❝ Necesito a alguien que pueda amarme en mi peor momento. Y no, no soy perfecto pero espero que veas mi valor. Porque eres sólo tú, nadie más, te puse primero. Y por ti, chica, juro que haría lo peor.

At my worst, ps.

19 DE ABRIL, 2019
19:11 pm.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫


▬▬ ESTO APESTABA. Objetivamente todo estaba yendo de mal en peor, y a pesar de que trataba a toda costa de mantenerme positiva, toda esta situación me estaba pasando un poquito la cuenta, y es que después del descubrimiento de Seulgi, se sentía como que todo se había puesto patas arriba.


La escapada al medio de la nada había estado bien, mejor que bien, de hecho, pero volver a la realidad...supongo que de cierto modo nos recordó que las cosas no volverían a ser así de sencillas.


—Lo siento —me disculpé con Jeongguk en cuanto lo vi, ¿por qué? Pues por haber aparecido sin avisar en la puerta de su casa—. Sé que dijimos que no nos veríamos hoy, pero...


Jeongguk sacudió su cabeza, viéndome con esa mirada de "no digas más" mientras me hacía espacio para pasar.


—Olvida eso, siempre puedes venir aquí —le restó importancia, viéndose un tanto preocupado—. ¿Estás bien? ¿pasó algo?


—Sí...no...no estoy segura, es que...agh, todo es un desastre, no sé qué hacer y siento que no puedo respirar, ni siquiera puedo pensar en ese departamento.

 
Ser una buena amiga y tratar de mantenerme serena en estos momentos parecía casi imposible. No quería abrumar a Seulgi, ya tenía suficiente, pero debido a eso sólo estaba logrando abrumarme a mí.


—¿Es Seulgi otra vez? —adivinó, indicándome que nos sentáramos en el sofá.


—Sí, pero no es sólo eso —suspiré, queriendo tirar de mi cabello—. No creí que todo sería tan...difícil.


—¿Qué es todo?


—Pues, todo. La universidad, el estudio, Seulgi. No tengo tiempo para nada. Tengo que ir a clases, tengo que estudiar, ahora también tengo que ponerme al día con el estudio porque me retrasé por el estúpido accidente, tengo que quedarme a practicar hasta tarde todos los días, luego voy al departamento y todo es un desastre. Seulgi está triste, asustada y paranoica, y los síntomas de...bueno, su estado sólo empeoran, todo le sienta mal y la enferma. Aún no habla con sus padres y esto la tiene estresada. Y ahora...Yoongi quiere que ella se mude con él, y probablemente esa es la mejor opción en caso de que sus padres realmente le quiten la ayuda financiera, pero aunque sé que quiere hacerlo no es capaz de admitirlo porque le preocupa lo que pueda pasar conmigo, y la verdad...también estoy preocupada por mí, tendría que rentar un lugar yo sola, y todo aquí es desproporcionadamente caro y mis padres...ah, olvídalo, ni siquiera quiero ir por ahí.

 
Me detuve un segundo porque necesitaba llenar mis pulmones de aire. No había dicho esas cosas en voz alta hasta ahora, era un poco demasiado para ser sólo cuatro semanas. ¿Cuándo había tenido mi última comida hoy? Ni siquiera recordaba eso.


—Y creo que todo esto me afecta de sobremanera porque apenas tengo tiempo para verte ahora. Cuando tú estás libre, yo no; y cuando yo lo estoy, tú no lo estas...y te extraño.


Y no era justo venir a quejarme con él porque sabía que se encontraba igual de ocupado que yo, también sabía que cada vez que podía hacía el esfuerzo por estar conmigo aunque fuese sólo por unos pocos minutos, pero...de verdad lo extrañaba, y no estaba acostumbrada a esa sensación, supongo que por eso estaba aquí.


—Y sé que también tienes muchas cosas que hacer, y no quiero que pienses que soy emocionalmente dependiente, pero...

 
Jeongguk soltó una risita y me envolvió entre sus brazos, apretujándome fuertemente contra su pecho.


—¿En serio me estás diciendo eso a ? ¿al que hace menos de una semana condujo todo el camino hasta tu casa, a las dos de la madrugada, sólo porque necesitaba verte cinco minutos?

   
Oh, bueno, sí lo ponía de esa forma. ¿Y como era que eso había ocurrido esta semana? Dios, sentía como que había sido hace una eternidad. El tiempo transcurría de un modo extraño cuando sufrías y extrañabas a alguien.


—También te extraño, siempre lo hago —dijo, pasando una de sus manos por mi cabello, peinándolo hacia atrás. Era bueno saberlo—. Y lamento todo el asunto de Seulgi, te diría que trataras de tomarte las cosas con calma pero sé que es difícil cuando todo está patas arriba.


Mhh, pero esto ayuda —admití, abrazándolo con la misma efusividad.


De hecho, creo que sólo necesitaba esto, desahogarme, ser escuchada y un abrazo, muchos abrazos.


—Necesitas distraerte un poco —opinó, apoyando su barbilla en la cima de mi cabeza mientras yo permanecía acurrucada en su pecho—. Mi papá llegará pronto, deberías quedarte a cenar con nosotros.


Cierto, diablos, había olvidado que Jeongguk pasaría la tarde con su padre, él venía desde Busan para pasar tiempo con su hijo, y lo último que quería era imponer mi presencia. No, gracias.

 
—Descuida, no es necesario —me aparté de él sólo lo suficiente para poder ver su rostro—. Sigan con sus planes, yo sólo quería verte un ratito.


—Vamos, papá estará feliz si aceptas.


Tentador, pero no. —Jeongguk, él viene a pasar tiempo contigo, además...nadie quiere a una entrometida.


—¿Y si te digo que fue su idea? Porque él quería que te invitara desde el principio. Lo sugirió, pero no creí que te sintieras cómoda con la idea así que no quise presionarte con eso.

 
¿Con lo de conocer a su padre?
Porque ya lo conocía.


Aunque probablemente se refería a conocernos en este contexto. Pues lo conocí cuando Jeongguk y yo no estábamos en buenos términos, de hecho, fue justo después de decirle que no quería que siguiéramos adelante con lo que teníamos...que feo, sin embargo, lo nuestro era oficial ahora. ¿Eso cambiaba las cosas, no?


—Sé que te pone nerviosa, pero mi papá es el sujeto más inofensivo que podrías conocer, por algo mis amigos lo quieren más que a mí.

 
—Ya, pero...


—Y estoy seguro de que se llevarán bien, vamos, así podrás alejarte del drama que hay en el departamento por al menos un rato—trató de persuadirme, y sí, le creía, sólo había escuchado maravillas sobre él—. ¿Ya te convencí?

 
La verdad...aún no quería regresar a casa, me angustiaba el sólo pensarlo, pero tampoco quería importunar aquí. No quería que sintiera que debía invitarme.


—¿Estás seguro de que no...?


—Muy seguro —asintió emocionado, sin siquiera dejarme terminar—. Él quiere conocerte. Además, si estás aquí, entonces no va a regañarme.


—Ah, ¿O sea que me estás usando? —inquirí.


—Un poco. Es que él aún piensa que mi abuelo me está obligando a hacer todo esto de...ya sabes.


Bueno, estaba en lo cierto. —Y no está equivocado.


—No, pero...yo ya me resigné —suspiró, y que triste fue oír eso—. Y no quiero seguir teniendo esa conversación una y otra vez.


Imaginaba que debía de ser difícil tratar de convencer a su padre cuando ni siquiera lograba convencerse a sí mismo.


—Piénsalo, así podemos pasar la tarde juntos —negoció, entrelazando sus dedos con los míos—. Y es un largo viaje de regreso, ya viniste hasta aquí, así que...quédate.














































19 DE ABRIL, 2019
21:26 pm.


❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫

  
        ▬▬ SABÍA QUE A PAPÁ le agradaría Haye, era imposible que no la aceptara —¿cómo demonios alguien podría no amarla?— sin embargo, cuando los imaginé conviviendo juntos, nunca imaginé que pudieran llevarse tan bien. Haye podía ser muy tímida en una primera instancia, eso lo sabía muy bien, pero papá la había hecho sentir cómoda desde el minuto uno. Y me sentía en serio agradecido por eso.

   
Haye lucía genuinamente contenta charlando con él. De hecho, no habían dejado de hablar durante toda la cena. Y yo era el espectador más condenadamente feliz de todos con esa escena.


—Siempre ha sido extremadamente competitivo —le contó papá—. Cuando era pequeño se puso a pelear con su hermano para ver quién usaría primero el computador, y por querer ganarle a toda costa terminó haciéndose daño con la punta de la mesa. Aún tiene la cicatriz en la mejilla.

 
Pero fui el primero en usar el computador.
Prioridades.


—Oh, lo sé, es irritante, la primera vez que estuve aquí ganó todos los juegos —bufó Haye, falsamente cabreada.


—Ah, vamos —resoplé exageradamente con su declaración—. Como si no fueras igual de competitiva, sólo te molesta porque te gané también.


Haye se encogió de hombros. —Seulgi dijo que hiciste trampa.


—Siempre hace trampa —la apoyó papá—. No hay forma de que siempre gane jugando limpio.


—Envidiosos —acusé.

  
No hacía trampa, sólo tenía mucha suerte...y muchas ganas de ganar. No me gustaba el segundo lugar, sólo me dejaba perder con Haye en ciertas ocasiones. Se ponía muy feliz cada vez que me vencía así que podía hacer ese sacrificio con tal de verla así.


—¿Le contaste sobre tus dibujos? —me preguntó papá, sacándome de mis pensamientos.


Fruncí el ceño. —¿Cuáles dibujos?


—Los que hiciste del día que la conociste —me recordó como si fuera algo muy obvio—. ¿Qué sucede con tu memoria, hm?


Haye me miró en busca de una respuesta pero yo seguía sin entender. —No sé de qué dibujos hablas, no...ah.


Recordé de pronto y fue uno de esos recuerdos que te sorprenden. Me abofeteé mentalmente por olvidarlo hasta ahora. Algunas cosas podía recordarlas a la perfección, pero otras...¿cómo era que él sí podía recordar todo? ¿acaso era algún superpoder de padre o qué?


—¿Hablas de esos dibujos que escondía bajo siete llaves para que mis entrometidos padres no los vieran? —lo acusé, enarcando una de mis cejas.


—Uhm, no...creo que esos eran otros —se hizo el tonto, haciendo reír a Haye—. Vale, fui un mal padre por no respetar tu privacidad, pero tenías mucho talento.


—Por supuesto que sí —me jacté, divertido.


—¿Qué dibujos? —curioseó Haye.


La verdad sí me daba algo de vergüenza, pero como se trataba de Haye, podía intentar dejar eso de lado. Además, papá ya lo había mencionado así que ella no lo olvidaría tan fácil.


—Unos que hice cuando era niño. Hubo un tiempo en el que me gustaba dibujar, y como tenía muchísimo tiempo libre, comencé a dibujar todas las cosas importantes que me pasaban...


—Comenzó a hacerlo cuando se conocieron —destacó papá, y era cierto—. Hizo como una especie de comic con todo lo que pasó ese día.


—¿En serio? —se asombró Haye, yo asentí.


—Creí que toda esa situación había sido lo suficientemente trágica y cómica como para hacerlo una mini historieta —admití, era un niño con muchísima imaginación—. Además, no quería olvidar tu cara...pensé que sí te dibujaba entonces no te olvidaría.

 
Había dejado de dibujar hace bastante tiempo, supongo que por eso no recordaba mucho esa etapa. Había olvidado mucho de mi niñez.

 
—¿Y qué pasó con esos dibujos? —preguntó Haye, con un brillo curioso en sus ojos.


No estaba seguro así que me me limité a encogerme de hombros. Papá, por otro lado, habló—: Yo los tengo. La mamá de Jeongguk los guardó cuando quiso tirarlos...te los traeré la próxima vez que venga —se regodeó.


Ah.
El gusto de hacerme sentir vergüenza de mí mismo.


—¿En serio, papá? Cada vez que hablas me dejas como el niñito intenso, Haye creerá que estaba obsesionado con ella o algo.


—¿Y acaso no lo estabas? —se burló, buen punto.

 
Pero es...lindo —intervino Haye—. De hecho, me parece súper lindo. Deberías continuar esa historieta ahora.

 
—¿Ya oíste? Te quejas, pero eres el niñito intenso con más suerte de todos.


Bueno, sí, lo era. El destino había hecho finalmente una buena jugada conmigo. Me sentía feliz. Tenía a la chica de mis sueños a mi lado y en este momento, sentía que no necesitaba nada más. No quería a nadie más.


Ahora mismo,
todo era perfecto.

 
Sólo hubiese deseado que ese momento se hubiese extendido durante más tiempo.

  
Papá siguió contando un sinfín de vergonzosas historias de mi niñez mientras que mi dulce chica disfrutaba alegremente de cada una de ellas. Todo estaba bien, no, de hecho, todo estaba mejor que bien, al menos hasta que alguien —muy inoportuno— golpeó la puerta de mi casa.


—Yo atiendo —dijo papá, y no me opuse porque quien sea que fuera, yo no lo había invitado, así que no quería lidiar con él.


Papá fue a atender la puerta y yo aproveché para apoyar mi cabeza en el hombro de Haye. Lo único que no me gustaba de esta reunión, era que no podía estar del todo cerca de Haye, no podía tocarla porque incluso cuando trataba de tomar su mano por debajo de la mesa ella se ponía toda nerviosa. Me había rechazado deliberadamente dos veces ya, mi corazón dolía.


—Ya estamos solos, ¿Puedes darme un poco de tu atención ahora? —rezongué infantilmente.


—Que exagerado.


Tengo historias igual de interesantes que las de mi padre, pero a mí no me escuchas —me quejé, suspirando dramáticamente.

 
—Jeongguk, ya—se rió de mi desgracia—. Eres peor que un niño de cinco años.


—¿Sabes cuántas veces me has besado desde que llegaste aquí, hum? ¡Cero!


—Shh —me calló—. No hables de eso, te puede oír.


—Mi padre sabe que nos besamos.


—Ya, pero no tienes que gritarlo.


—Es para que se tarde más tiempo en regresar —bromeé, inclinándome lo suficiente para poder besar su mejilla, aunque sin moverme demasiado lejos de mi asiento.


—Por cierto. ¿se supone que vendría alguien más?


Negué. —Tal vez es el señor Choi, se encarga del patio. Viene a veces a esta hora.

 
Haye cortó otro trozo de carne y llevo el tenedor con este hacia mi boca. Sonreí mientras masticaba porque amaba cuando hacía esas cosas. Cada vez que Haye tenía esos detalles conmigo sus mejillas se ponían ligeramente más coloradas, me gustaba mucho eso...era algo tan de ella.

 
Haye volvió a repetir esta misma acción un par de veces más mientras trataba de distraerme para que no la jalara hacia mí y la besara de la forma en la que estaba deseando hacerlo. Se estaba esforzando, así que dejé que se saliera con la suya esta vez.


—¿Te sientes un poco mejor? —le pregunté, dándolo un ligero apretón a su mano.

 
Había llegado hasta aquí con un nivel de estrés bastante alto. Y entendía porqué no la estaba pasando nada bien, lo que estaba sucediendo con Seulgi le afectaba directamente, pero Haye, siendo Haye, se preocupaba por todos menos por ella, y eso evidentemente le estaba pasando la cuenta. Además, la presión que tenía por la universidad y también por el estudio era demasiada. Y eso me provocaba cierta impotencia, porque no sabía cómo carajos serle de ayuda.


—Sorprendentemente.... Creo que necesitaba simplemente sentarme cinco minutos y poner todo en perspectiva...así que, gracias por esto.


—No tienes que agradecer —dije, dejando un pequeño beso en el dorso de su mano—. Me hace feliz tenerte aquí. Aunque, desearía poder serte de más ayuda. También desearía que tuviésemos más tiempo para estar juntos.


Con todos los jodidos cursos que tenía que tomar después de la universidad, apenas tenía tiempo para existir. Haye no estaba mejor que yo, si no estaba en clases, estaba en el estudio, si no estaba en el estudio, estaba tratando de animar a Seulgi, si no trataba de animar a Seulgi, entonces estaba estudiando, era...demasiado. Sólo podíamos vernos a ratos en la universidad y algunas veces en la noche. Me la pasaba extrañándola.


—También yo —suspiró ella—. No es justo.


—No...—estuve de acuerdo, si no fuese por el jodido trato que hice con mi abuelo, entonces no estaría en esta situación—. Pero, oye, ni se te ocurra utilizar esa excusa para romper conmigo, eh.


—Lo mismo te digo.


Como si eso fuera a pasar. —Ya quisieras deshacerte de mí tan fácil.


Escuché a Haye reír, pero al mismo tiempo juré oír la voz de mi abuelo. Esto me hizo poner automáticamente en alerta. Haye no se percató de nada, pero yo traté de agudizar mi oído pero asegurarme de haber escuchado bien. Y lamentablemente.... A lo lejos, escuché apenas la voz de mi padre y de mi abuelo.


¿Qué mierda hacía él aquí?


Él jamás venía de "visita", cada vez que venía aquí era para regañarme o para obligarme a hacer algo que no quería.


Uh, discúlpame un minuto, yo....iré a ver si papá necesita mi ayuda, ¿sí? —me excusé con Haye, poniéndome de pie—. Espérame aquí, ya regreso. No te muevas.


Hice mi camino hacia la sala y sí, efectivamente, mi indeseable abuelo se encontraba aquí...discutiendo con mi padre, como lo hacían cada vez que se veían. Mi primer instinto fue el de virar mis ojos ante la imagen. No los quería discutiendo aquí.


—No tiene sentido —escuché decir a mi abuelo—. ¿Qué es lo que pretendes? —se dirigió a papá, ignorando mi presencia—. Sólo te pedí una cosa.


—Abuelo —intervine—. ¿Qué estás haciendo aquí?


—Y yo creí haber sido bastante claro con mi respuesta, ¿o no fue así? —replicó papá, ignorándome igualmente. Genial.


No quería escándalos, mucho menos con Haye estando aquí. No quería que presenciara todo el drama que se generaba en mi familia.


—Jeongguk es lo suficientemente grande para escoger con quién quiere estar, ni usted ni yo tenemos ningún derecho de intervenir en su vida personal —agregó papá y esto me descolocó. ¿De qué estaba hablando?


—¿Cómo puedes apoyar esa absurda relación? ¿acaso no quieres lo mejor para tu hijo? —cuestionó mi abuelo, desconcertado—. ¿O sólo lo haces para fastidiarme?


—¿De qué se trata esto? —exigí una respuesta.


—¿Aceptas a esa niñita aquí sólo para demostrar algo, no? —continuó mi abuelo—. Sólo te pedí que no apoyaras esta ridiculez, ¿tan difícil es para ti hacer algo por la familia? ¿por el bien de tu hijo?


—Acepto a Haye exactamente por eso, por el bien de mi hijo —esclareció mi padre, y entonces entendí.


¿Mi abuelo le había pedido a papá que actuara en contra de mi relación con Haye...después de haberme dicho que no interferiría? ¿qué mierda? ¿qué demonios tenía en la cabeza?


Hijo de...
¿Cuál era su maldito problema?


—¿Cuándo vas a comprender que no puedes controlarlo todo? —preguntó papá, como si estuviese agotado.


Miré a mi abuelo y esto logró hacer que finalmente obtuviera su mendiga atención. Maldita sea, quería decirle tantas cosas. Jamás esperaba cosas buenas de él, sin embargo, que mi felicidad significara tan poco para él, me resultaba impresionante.


—No me veas así —espetó, sin inmutarse—. No puedo quedarme de brazos cruzados viendo como pierdes tu tiempo con una...niña como esa.


—Si vuelves a decir otra palabra despectiva sobre ella, te juro por Dios que voy a...—advertí, usando cada pizca de autocontrol que me quedaba.


Jeongguk —me cortó mi padre.


—Todo esto es absurdo...ustedes dos jugando a la casita feliz con esa niñita es...simplemente ridículo —siguió esparciendo su mierda, sacudiendo su cabeza como si estuviese desesperanzado—. En verdad estoy decepcionado. Siempre supe que te gustaba divertirte, pero...ingenuamente creí que entendías tus responsabilidades con esta familia.


Era suficiente. Estaba harto de esta mierda. Después de todo lo que estaba haciendo ¿él verdaderamente tenía el descaro de decirme eso? Me estaba empujando al borde. No iba a aguantar más de esto.

 
—¡¿De qué carajos estás hablando?! ¡Estoy haciendo más por esta jodida familia de lo que cualquiera en mi posición haría! ¡Mucho más de lo que se merece!

 
Mi abuelo negó con su cabeza, y lo hizo con tanta serenidad que me provocó querer destrozar algo...o a alguien. —Pero sigues sin entender.


—¿El qué? —escupí—. ¿Que no estarás completamente feliz hasta no verme a mí completamente infeliz?


—Tú serás quien se hará cargo de las empresas, de todos nuestros negocios así que piensa en lo que te espera y entiende de una vez lo que te digo, porque cuando eso ocurra, necesitas tener a tu lado a la persona indicada. Esto no es un juego, Jeongguk, y cada segundo que transcurre es preciado...ya deja de perder el tiempo.

 
Al carajo. No volvería a tener esta conversación con él. No me importaba lo que dijera, nunca renunciaría a estar con la persona que quería por él, ni por él ni por nadie.


—Una chica como ella no tiene idea de lo que es estar en esta familia. Ella no fue criada para esta vida ni fue educada para pertenecer a una familia como la nuestra. Jamás resultaría lo de ustedes...ni para ti, ni para nosotros. Ella también lo sabe, ¿no es así?


Preguntó, aunque esta vez no se dirigió ni a mí ni a papá, pues su mirada estuvo sobre un punto medio entre nosotros. Me volví en esa dirección, sabiendo muy bien que se estaba dirigiendo a Haye.


Dios.
Por favor, que no haya escuchado todo esto.
Por favor. Por favor. Por favor.

 
—¿Lo sabes, no? —repitió él, y mi corazón se detuvo cuando vi la vergüenza y la humillación en el rostro de Haye—. No sé qué es lo que pretendes, pero nunca serás bienvenida aquí, ni en esta familia.


—Cierra la puta boca —demandé, yendo con Haye—. No lo escuches, no está...


—Tengo que irme —me dijo Haye en un hilo de voz, infiernos...eso no era bueno. Traté de alcanzar su mano para mantenerla a mi lado, pero ella me apartó.


—No, tú no eres quien tiene que irse, no...—insistí, estaba entrando en pánico porque...¿cómo mierda haría que ella olvidara lo que él acababa de decirle?


Quiero irme —se corrigió—. Lo siento, no puedo...

 
—Haye —habló papá , y en este punto temí sobre cualquier cosa que alguien pudiera decir—. Te pido, por favor, que te quedes...


Papá mantenía la compostura y podía ser mucho mejor en esto que yo, porque ahora mismo sólo estaba pensando en como lastimar a mi abuelo de la misma forma en la que él la lastimó a ella.


A pesar de todo, Haye trató de dedicarle una sonrisa tranquilizadora a papá mientras sus ojos brillaban con lágrimas no derramadas. —No se preocupe, está todo bien, yo no...esto no me incumbe, no...


—Por favor, quédate —insistió papá y yo le supliqué con la mirada a Haye que lo escuchara—. Verás, tristemente hay personas en esta familia que prefieren imponerse haciendo uso de su poder...sin tener en cuenta a quienes hieren en el camino —dijo papá, parándose justo frente a mi abuelo, enfrentándolo directamente—. Pagué la deuda de cada centavo que le debía para que ni mis hijos ni yo tuviéramos que soportar ningún tipo de humillación.

 
Papá se volteó sutilmente en dirección a Haye, pero ella apenas pudo mantener la cabeza en alto, mucho menos sostener su mirada. Mi abuelo la había hecho sentir insignificante, pero la única persona que no valía nada aquí era él.


—Entonces, como podrás entender, Haye, nadie tiene derecho de decidir sobre nuestras vidas, somos hombres libres. ¿No es cierto, señor? —destacó papá—. Esta es la casa de mi hijo, nuestra familia...es esta —aclaró, refiriéndose a él y a mí—. Quién será bienvenido en esta familia, quién será su huésped en su casa y recibirá su hospitalidad, es una decisión que tomará él. Al igual que el resto de decisiones en su vida.


Yo no tenía la capacidad de autocontrolarme de ese modo, lo único que quería ahora mismo era patear su trasero fuera de mi casa, pero papá...él había hecho un buen trabajo cerrándole la boca, al menos por un instante.

 
—Entonces —habló mi abuelo después de unos eternos segundos de silencio, alzando su barbilla, como siempre, inmutable—. ¿Me declaras la guerra por esta chica?

 
Papá negó, sonriendo sagazmente. —No, no me atrevería, nunca haría eso...simplemente quería que conociera los límites.


Haye era mi límite. No iba a permitir que la tratara de esa forma, y si era incapaz de aceptar nuestra relación, entonces no había nada más que decir.


—Lárgate —ordené, porque no podía soportar ni por un segundo más su presencia—. Ya vete, no te quiero aquí. Y deja de tomarte atribuciones que no te corresponden, si tanto desapruebas mis elecciones, entonces búscate a alguien más que esté dispuesto a obedecerte, porque yo no lo haré. Ni por respeto, ni por miedo, ni por nada.









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