❛ 46 ❜
U N P L A N N E D
cuarenta y seis
❀̸
❛ 𝓟ositivos negativos ❜
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❝ Ella se la pasó de maravilla
arruinándolo todo. ❞
ㅡThe last great american dinasty, TS.
25 DE MARZO, 2019
10:21 am.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
▬▬ NO TENÍA IDEA de lo entrometida que podían llegar a ser algunas personas. Entrometidas y maliciosas. Odiaba los rumores, y odiaba aún más quedar en medio de ellos. Era una persona reservada, me gustaba pasar desapercibida, desafortunadamente, al parecer estar cerca de Jeongguk significaba olvidarse de eso.
"La semana pasada estaba con Jimin, ¿Y ahora está con Jeongguk?" Escuché murmurar muy indignada a una de las chicas que sabía que era de segundo año, justo después de que Jeongguk se despidiera de mí en la puerta de mi facultad.
¿Qué rayos? La chica no había sido precisamente muy discreta con su habladuría porque sí que oí eso, lo oí muy claro. Y esta no era la primera vez hoy que oía algo como eso...ni siquiera llevaba aquí tres horas.
¿Que era todo eso de que yo estaba con Jimin?
¿En qué sentido estaba con Jimin? Había pasado tiempo junto a él la semana pasada como amigos, acaso ¿hablar con él significaba automáticamente que estaba con él? ¿qué demonios?
"¿Con Jeongguk?" Escuché a la otra chica. "Yo la vi con ese chico de artes".
El chico de artes.
Yeosang.
¿Era en serio?
De pronto me sentía observada y juzgada. Que molesto. Tenía muchas ganas de que el doctor me diera el alta para reincorporarme rápidamente a clases, pero no esperaba esto. Era nueva aquí por amor de Dios, lo que esperaba era ser irrelevante...en el mejor de los sentidos.
"Jimin y Jeongguk compartiendo chicas otra vez". Fue lo último que las escuché decir porque la verdad...no me interesaba en lo absoluto oír su basura.
Me alejé de sus murmullos y entré a mi salón, sentándome en el primer lugar libre que vi.
—¡Hola! —saludó Yein, una de las chicas que conocí mi primer día aquí, ella desbordaba alegría. Agradecí su pronto distracción porque realmente no quería pensar en nada de lo que acababa de ocurrir—. Volviste. Creí que no volverías.
—¿Huh? —despabilé—. Digo, sí, por supuesto, yo...
—¿Faltaste por eso? —me preguntó atropelladamente, señalando el pequeño parche en mi frente. Yein parecía tener demasiada energía para ser tan temprano.
Que observadora, pensé. —Eh, sí —asentí, tocando muy superficialmente la herida—. No fue la gran cosa, pero me recomendaron reposo, así que...
—No te perdiste de nada interesante —me interrumpió nuevamente, sin embargo, algo en ella me hizo creer que no lo hacía a propósito, sólo parecía...¿muy acelerada?
—Haye —escuché a alguien llamar mi nombre y me volteé rápido en la dirección de donde esta provenía al identificar que se trataba de Jeongguk.
Creí que ya iba de camino a su clase.
Lo miré confundida y él se me acercó con pasos largos, parecía que había venido corriendo. Me preocupé un poco por eso. ¿Había pasado algo?
—Seulgi dijo que contestaras tu teléfono —me indicó en voz baja para que sólo yo lo oyera—. Creo que otra vez se está sintiendo mal. Yoongi me llamó y me pidió que te preguntara si podías ir a verla después de clases, tuvo que dejarla sola porque tiene que cerrar un trato y está algo preocupado.
—¿Estaba así de mal? Anoche me dijo que ya se sentía mucho mejor.
—Sabes que dirá lo que sea para no ir al médico. No sé cómo está, le hablé pero sólo me pidió que te dijera que vieras tu celular.
Esa mujer. ¿Por qué no había ido al doctor una de todas las mil veces que se lo sugerí? Llevaba sintiéndose así de mal desde hace semanas sólo porque quería.
—Bien —asentí—. Yo te aviso si pasa algo.
—De acuerdo. Hoy tengo una clase más que tú, pero puedo llevarte al departamento antes de...
—No te preocupes, pediré un taxi —solucioné, tampoco podía tenerlo como mi chófer designado.
—Pero puedo llevarte, es mejor que...
—No, tú tienes clases y yo puedo arreglármelas. Y ya vas tarde así que vete.
—Que dulce —ironizó, virando su ojos—. ¿Ya quieres deshacerte de mí?
Y yo estuve a punto de decir algo un tanto cursi hasta que recordé que a mi lado se encontraba Yein, quien para este punto ya debía de sentirse fuera de lugar. Jeongguk apenas advirtió la presencia de la chica cuando yo le indiqué con una sutil mirada que no estábamos solos.
—Lo tomaré como un sí —bromeó—. Te veo luego. Manténme informado con lo de Seulgi que luego dice que nadie se preocupa por ella.
Asentí y Jeongguk besó la yema de uno de sus dedos para luego proceder a presionar sutilmente esta misma sobre mi frente, besándome indirectamente antes de caminar fuera del salón, aunque claro, no sin antes llamar la atención de algunas miradas curiosas.
—Oye, ¿Y ese quién era? —preguntó Yein, observando atentamente como Jeongguk desaparecía a través de la puerta—. Es muy lindo.
Ah, no lo había notado.
—Su nombre es Jeongguk —repliqué, esperando que su obvia observación fuese inofensiva, porque sí, él era muy lindo. Y era mi novio.
—Oh, ¿ese era Jeongguk?
Mi ceño se frunció ligeramente al escuchar el tono de voz que utilizó, tan entusiasta. —Uh, sí, ese es...¿Por qué? ¿Lo conoces?
—He oído sobre él, el año pasado salió con la hermana de una de mis amigas. Al parecer es muy popular por aquí...escuché que tiene mucho dinero.
—Ah, eh...sí, es cierto, su familia es algo adinerada.
—Creo que es un poco más que algo adinerada —dijo divertida, y no quería ser grosera, pero no me sentía precisamente cómoda hablando sobre la familia de Jeongguk—. ¿Y de dónde lo conoces? ¿Son amigos?
—Sí —repliqué sin pensar—. Digo, no, en realidad él es mi, uuh...¿novio?
¿Novio?
Como que ¿novio?
¿Por qué demonios dudé?
Jeongguk era mi novio, podía decirlo sí quería y no tenía porqué rayos sentirme extraña...o avergonzada.
—"Uuh ¿novio?" ¿Estás segura de eso? —se burló y sentí que lo merecía por tonta—. También escuché que no era de los que se compromete, al menos no en serio. Terminó con la hermana de mi amiga por eso.
Genial. No recordaba haber preguntado, pero que bueno tener a la mano esa inútil información.
—Mh, pues ya ves...—dije, con una incómoda sonrisa formándose en mis labios, la cual provocó que la sonrisa alegre de Yein desapareciera instantáneamente.
—¿Hablabas en serio? —preguntó alarmada. ¿Cómo por qué habría de inventar eso?—. Oh, lo siento, lo lamento, yo...olvida lo que dije...no lo conozco, no sé porqué dije eso, no sé nada de él.
—Tranquila, no te preocupes...está bien —traté de dedicarle una sonrisa confortante. Tampoco era la gran cosa, no era como si no tuviese claro que iba a escuchar un par de cosas así relacionadas con Jeongguk.
—Hacen una muy bonita pareja —continuó tratando de arreglarlo y ahora sí quise reír—. De verdad, los dos se ven increíbles, espero que estén mucho tiempo juntos.
—Gracias.
—En serio, lamento esa broma, no quería ofenderte, es que siempre digo cosas sin pensar y luego...
—Descuida, en serio, está bien. No me ofendiste, de verdad —mi celular vibró dentro de mi bolso—. Discúlpame un segundo.
Debía de ser Seulgi, pensé y no me equivoqué. Tenía unos cuantos mensajes de su parte y creo que se me subió la presión cuando leí el último de estos. ¿Qué mierda?
25 DE MARZO, 2019
14:29 pm.
❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫
▬▬¿ME ESTÁS tomando el puto pelo? —jadeó Seokmin con exagerado asombro—. ¿Tú y Haye están...? ¿Y por qué nadie me había informado sobre eso?
Seokmin siendo el último en enterarse de las cosas no era algo nuevo, éramos buenos amigos, pero el pobre idiota casi no tenía tiempo libre, siempre tenía un montón de responsabilidades que atender por ende nunca sabía un carajo sobre nada.
—Porque no sales, eso dejó de ser un secreto hace mucho ya.
—No sabía que te gustaba Haye, bueno...que te gustaba en serio —especificó—. Te vi acechándola en el cumpleaños de Seulgi pero no creí que querías formalizar con ella.
—No estaba acechándola —resoplé, ¿por qué todos me decían eso? ¿Y en serio había sido tan obvio?
—Ah, ni siquiera tuve una oportunidad de conquistarla —se lamentó y yo lo miré mal—. Uy, sólo bromeaba, tranquilo.
Caminé por el estacionamiento hacia mi coche —con Seokmin hablando sin parar a mi lado— cuando me percaté de la presencia de alguien más cerca de nosotros. ¿Cuáles eran las malditas probabilidades de que Yeosang se encontrara caminando en la misma dirección que nosotros?
—¿Y qué pasó con lo que Seulgi te pidió? —Seokmin se quiso poner al día, precisamente en el peor de los momentos—. ¿Ella estuvo de acuerdo con todo eso de que ustedes salieran juntos?
Asentí, pero no entré en detalles, no quería decir nada si el amiguito de Haye se encontraba cerca.
—Vaya...de verdad no sé cómo lo haces —suspiró Seokmin, aún incrédulo—. Yo también quiero salir con chicas que evidentemente están fuera de mi alcance.
Mi amigo bromeó y eso no me molestó, pero lo que sí me molestó fue otro. Yeosang no estaba con nosotros, sin embargo, se encontraba lo suficientemente cerca como para yo ser capaz de oír perfectamente bien la burlona pero amargada risita que soltó.
Me volteé instintivamente al oír su risa y me sorprendió un poco que ni siquiera tratase de ocultar el hecho de que se reía de lo que Seokmin había dicho. Yo lo miré y el sostuvo mi mirada. Ambos nos detuvimos paulatinamente y Seokmin nos miró igualmente, sin entender.
Muy bien, él y yo tendríamos una charla.
Ahora.
Caminé hasta pararme frente él y rápidamente entendí que acababa de darle lo que él en verdad quería pero que era demasiado cobarde para buscarlo él mismo. Seguramente tenía un montón de mierda que escupir.
Él se mantuvo quieto en su lugar y yo tuve que ser el primero en hablar. —¿Quieres decirme algo? Porque sí es así, anda, habla de una puta vez que yo sí estoy seguro de que tengo algo que decirte.
Tenía bastante claro que no le agradaba. Él llevaba años secretamente enamorado de Haye, imaginaba que no era fácil para él asimilar que ella quisiese estar con alguien más, pero tenía que ser un hombre y superarlo, o al menos buscar otra maldita forma de lidiar con su resentimiento.
Él había tenido su oportunidad, jamás hizo nada al respecto, así que no tenía derecho de ir lamentándose ahora sólo porque alguien se atrevió a hacer lo que él no. Y mucho menos tenía derecho de hacer sentir mal a Haye por no corresponderle. Eso había sido caer bajo, no lo olvidaba.
La ira en sus ojos cuando lo enfrenté no me sorprendió. Yo había tratado de ser bueno en un principio, él siempre fue hostil, siempre actuando a la defensiva, pero ya había terminado con eso. No quería ser un imbécil porque él era importante para Haye, pero no iba a aguantar mucho más su mierda.
—¿Y bien? —insté—. La otra vez sí tuviste mucho que decir sobre mí, ¿no? pues ahora tienes la oportunidad de decírmelo a la cara, anda.
—No creo que sea necesario que te lo diga, en el fondo sabes muy bien lo que eres —escupió—. Y sabes que no mereces la oportunidad que ella te está dando.
—¿Eso es lo que crees? Porque yo no creo que esto se trate de Haye estando conmigo ni de yo no mereciéndola, más bien se trata de Haye estando con alguien que no eres tú.
Yeosang sacudió su cabeza, negando. —Haye es muy buena para ser tu conquista del mes. Ella merece muchísimo más de lo que obtendrá de ti.
Y eso sólo confirmaba lo que yo ya sabía, que sus razones para detestarme se basaban sólo en sus prejuicios. —No tienes ni puta idea de lo que estás hablando, Yeosang. No me conoces.
—Todo el mundo sabe cómo son los idiotas como tú. Chasqueas tus dedos y las chicas vienen corriendo hacia ti ¿y para qué? sólo para que luego te deshagas de ellas sin un pensamiento. Haye no es para eso. Y yo...por un momento creí que lo sabías. Pensé que tenías el suficiente corazón para no tocarla, para dejarla en paz. Creí que existía la mínima posibilidad de que no fueras tan hijo de puta, pero me equivoqué.
El único motivo por el que le permití escupir toda esa basura fue porque sabía que él no entendía. No podía entenderlo. Pensaba que iba a usarla y lastimarla. Y su intención era protegerla. Aunque estaba muy equivocado, y tarde o temprano se daría cuenta de ello.
Yeosang fue todo lo que Haye tuvo durante mucho tiempo, pero me tenía a mí ahora. Él ya no necesitaba protegerla, yo lo haría.
—Tú puedes creer lo que quieras, pero jamás me habría acercado a ella sin estar seguro de poder ser lo que ella necesita. No habría puesto en peligro mi amistad con Seulgi por cualquiera. Haye no es sólo otra conquista para mí. Ella. Es. Todo. Y puedes creerlo o no, pero nunca le haré daño.
No estaba seguro de que era lo que Yeosang esperaba que yo le dijera, pero seguramente no era eso, porque se quedó en total silencio y su mirada furiosa lentamente se disipó, mientras mis palabras atravesaban su duro cráneo, vi la incredulidad y luego la aceptación, o tal la resignación, cruzar su cara.
—Sé lo que ella se merece y me encargaré de dárselo, porque es mía —dije enfáticamente. No quería ser un posesivo de mierda, pero él tenía que aceptarlo—. Puedes ser su amigo todo lo que quieras, y puedes odiarme y rechazar la idea de que estemos juntos, pero eso no cambia nada, ella es mía, así que hazte la idea.
Creí que tal vez querría decir algo más, un último insulto o una última maldición, pero no dijo nada, así que lo tomé como el fin de esa conversación.
—Hombre —dijo Seokmin cuando volví con él, dejando a Yeosang unos pocos metros detrás. Sabía que había escuchado todo, pero me daba igual—. Mieeeerda. ¿Qué fue lo que ella hizo contigo, eh? —exageró, caminando a la par conmigo—. Maldición, sigo jodidamente impresionado. No creí que estabas tan coladito.
—Cállate —siseé, abriendo la puerta del coche.
—Creí que ibas a golpearlo, ya estaba listo para intervenir —dio tres pequeños saltos en su lugar en lo que pretendía prepararse para comenzar a boxear.
—Soy capaz de conversar civilizadamente —a veces.
—Estoy orgulloso de ti, hermano —celebró esta vez, con una enorme y burlesca sonrisa—. Y pensar que hace unos meses no concebías la idea de tener una novia.
—Ya.
—Le contaré a todos.
—No, no vas a....
—Silencio. Ya se lo estoy enviando al grupo.
—Lo haces y te dejo aquí tirado.
Seokmin me hizo un gesto para cerrar la boca y exclamó animado—:¡Enviado!
25 DE MARZO, 2019
14:45 pm.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
▬▬ CUANDO ENTRÉ al departamento, lo primero de lo cual me percaté fue de las convulsas arcadas de Seulgi que se escuchaban desde el baño. Mi estómago se revolvió casi igual de violentamente que el suyo al recordar su mensaje.
Me apresuré hasta el baño y vi con mis propios ojos lo mal que se encontraba. Ella se sostuvo del váter por un instante, tratando de expulsar todo lo que fuese posible de su estómago, pero se rindió prontamente y se dejó caer sentada sobre el piso del baño. Estaba anormalmente pálida.
—¿Por qué te tardaste tanto? —lloriqueó.
—Había mucha gente en la farmacia —expliqué, sintiendo pena de su actual estado—. ¿Has estado así toda la mañana?
Ella asintió débilmente. —¿Trajiste lo que te pedí?
Asentí de la misma forma, sacando el envoltorio con su pedido de mi bolso. —¿Por qué no me lo dijiste antes?
No quería presionar ni hacerla sentir peor, pero no podía creer que llevase ocultando sus sospechas durante tanto tiempo. No debió de ser para nada sencillo.
—Porque tenía miedo de siquiera considerarlo una posibilidad —admitió y trató de ponerse de pie, la ayudé a conseguirlo porque se veía débil....y también lucía fatal, vomitar de esa forma nunca sería normal—. En serio creí que si seguía posponiéndolo sólo...desaparecían los síntomas y todo volvería a la normalidad.
Y eso era estar en negación. Si se trataba de eso, entonces no desaparecería sólo con fingir que no estaba pasando.
—¿De cuánto es tu retraso? —le pregunté, tal vez sólo se trataba de un pequeño susto.
—Cuatro semanas.
¡¿Qué?!
—¡Cuatro semanas! —me alteré. Maldita sea, creí que se trataba de unos pocos días, casi me sentía tan enferma como ella ahora—. Dios, Seulgi ¿llevas todo este tiempo con esa sospecha?
Ella se encogió de hombros con un pequeño puchero adornando su labio inferior, parecía que iba a ponerse a llorar en cualquier momento.
—Mi período siempre se retrasa, nunca he sido regular así que no le presté mucha atención, pero...luego empezaron las náuseas y esa aversión por ciertos alimentos, además...siempre me siento cansada, y no...—sacudió su cabeza, desechando violentamente esas ideas—. ¿Cuáles son las probabilidades de que sólo esté sugestionada?
Cuando decía que se sentía estresada, tenía sentido para mí que sus malestares fueran debido a eso, sin embargo, ahora...esto tenía mucho más sentido, aunque no iba a decirle eso porque aún existía una pequeña probabilidad de que fuera otra cosa. Y al igual que ella iba a aferrarme a esa posibilidad...porque la otra opción era aterradora.
—No puedo creer esto —murmuró, inclinándose sobre el lavabo para refrescar su rostro—. Es como una maldita pesadilla.
Podía imaginarlo.
—¿Ya le dijiste a Yoongi?
Negó rotundamente. —No, no pienso hablar con él sin hacerme la prueba antes...podría matarlo.
Puse mis ojos en blanco. —No vas a matarlo. Él estará bien...los dos estarán bien.
—No es así —aseguró, pasando con frustración las manos por su cabello—. Van a matarme, Haye. Si el test sale positivo...estoy jodida, mis padres van a dejarme en la calle.
—Seulgi —reprendí—. No estés pensando esas cosas, no creo que tus padres...
—Ellos no quieren a Yoongi. Ya me lo advirtieron una vez, dijeron que dejarían de ayudarme financieramente si seguía con él.
—¿Qué...cómo? —no estaba entendiendo—. Pero ustedes llevan juntos mucho tiempo.
—Sí, pero ellos no saben, yo...les dije que habíamos roto. Y no te lo había dicho porque me siento como una persona horrible por haber hecho algo como eso, pero...es que necesito su ayuda.
Maldita sea.
Eso sí que sonaba muy mal.
Seulgi tenía un trabajo, pero no estaba segura de si con este podría costear todos sus gastos, vivir en Seúl no era precisamente barato. Si sus padres le quitaban su apoyo financiero, las cosas sí podrían ponerse algo feas.
—Ellos ni siquiera saben que dejé la universidad —ah, mierda ¿ellos tampoco sabían sobre eso?—. Y esa es la única razón por la que pagan mi parte del arriendo. Si saben que no estoy estudiando, que aún estoy saliendo con Yoongi y que además estoy embarazada, van a matarme.
El panorama no se veía muy prometedor, y sentía como que se volvía peor cada vez que Seulgi abría la boca así que era mejor que ya no dijera nada.
—Vamos a olvidarnos de eso por ahora, ¿sí? hazte la prueba, veamos el resultado y luego nos preocupamos por todo lo demás.
Seulgi asintió, titubeante y temerosa. —Me da miedo. Es que voy a arruinarlo todo. Esto no sólo me afecta a mí y a Yoongi, también te afecta a ti...si yo quedo en la calle, entonces tú...
—Seulgi —la corté—. Ya basta, olvídate de mí, vamos a enfocarnos en ti, ¿de acuerdo?
Sí salía que sí, efectivamente muchas cosas iban a cambiar, pero un paso a la vez. La pobre parecía que estaba a punto de tener una crisis nerviosa, así que necesitaba enfocarse.
—Ten —le tendí los otros envoltorios—. Traje también estos para que estemos...ya sabes, seguras.
No podía ser de mucha ayuda ahora, aún estaba sorprendida y sólo tenía cabeza para rogarle a todos los dioses que el resultado fuese negativo.
—Sí, sí, es mejor así, yo...uhh ¿aún puede salir que no, verdad? —preguntó, más como si buscara convencerse a sí misma—. Vale, no pasa nada, aquí voy —inhaló profundamente y con manos temblorosas aceptó lo que le tendía—. Bueno, deséame suerte...o deséame la muerte.
Ver a Jeongguk frente a la puerta del departamento justo ahora era lo último que necesitábamos. Seulgi llevaba los últimos diez minutos encerrada en el baño, la había escuchado incluso rezar allá adentro. Y lo más seguro era que no quisiese que Jeongguk estuviese aquí para ver los resultados, así que...ahora tenía que echarlo.
—¿De verdad no vas a dejar que entre? —cuestionó Jeongguk, sonando evidentemente confundido con la situación—. ¿Qué es lo que están haciendo allá adentro, hm?
—Ya te dije, son...cosas de chicas —simplifiqué.
Jeongguk entrecerró sus ojos. —Estás rara.
—No lo estoy, créeme, no quieres saber lo que está ocurriendo allá adentro —exageré, esperando que esto lo hiciera retroceder—. Sólo te estoy ahorrando el pasar por un incómodo momento.
Mi excusa no pareció convencerlo del todo, aunque esperé que lo hiciera lo suficiente como para que no hiciera más preguntas.
—¿Cómo está Seulgi? —cambió el tema.
—Muchísimo mejor —mentí, desviando fugazmente mi mirada de la suya.
Él me escudriñó intensamente con ojo experto y chasqueó su lengua. —Realmente no sabes mentir.
—Realmente eres odioso —resoplé, cruzando mis brazos sobre mi pecho—. Da igual, de todos modos no puedes entrar.
—¡Haye! —chilló estruendosamente Seulgi desde el baño, sonando verdaderamente alarmada, y por supuesto que esto no sólo me preocupó a mí sino que también a Jeongguk.
Le cerré al puerta en la cara antes de que siquiera pudiera hacer el intento de entrar y corrí de regreso al baño.
—¿Qué es...? ¿Qué pasó? ¿Puedo entrar?
—Sí —replicó con voz ahogada.
Cuando abrí la puerta, el test se encontraba sobre la cerámica del lavabo y Seulgi se hallaba en la otra esquina, cubriendo sus ojos con ambas manos.
—Ya está, ya está...ahí está —señaló—. No puedo ver. Creo que volveré a vomitar.
—Me estás angustiando a mí también —lloriqueé ¿acaso quería que yo viera el resultado?
—No puedo con la expectación, por favor...sólo dime qué es lo que dice —pidió, sin dejar de cubrir sus ojos—. Por favor, por favor, por favor.
Carajo. Me temblaba absolutamente todo. ¿Por qué esto era tan insoportablemente aterrador? No quería jamás pasar por esto, daba miedo.
—Ya, tranquila, lo haré, estoy...—me acerqué al lavabo para ver todo claramente, tenía que estar segura de que el resultado fuese el correcto—. Vale, aquí dice que...
—¡No! —gritó—. Espera, no puedo...no puedo, no quiero. Creo que prefiero seguir viviendo en la ignorancia por un par de...
—Es positivo —anuncié sin más, porque alargar esto simplemente no tenía sentido. Y no fue lindo, sentí como que se me devolvía la comida sólo con pronunciar esas palabras.
El alma abandonó el cuerpo de mi amiga. —Mierda.
Sí, mierda.
—Discúlpame, pero tengo que caerme "accidentalmente" por las escaleras —fue lo siguiente que dijo, saliendo hecha una bala del cuarto.
—Dios, Seulgi, por favor...no digas estupideces —pedí, aunque seguramente mi reacción habría sido la misma de estar en su lugar—. ¿A dónde vas?
—Necesito tomar aire —expresó con voz estrangulada, yendo directo hacia la puerta.
—Jeongguk sigue allá afuera —quise persuadirla.
No la quería en la calle ahora, era peligroso considerando que no estaba pensando con claridad.
—Perfecto, le pediré que me arrolle con su auto —y eso ciertamente no me dejaba más tranquila.
Seulgi abrió la puerta, y sí, efectivamente Jeongguk seguía ahí, con su espalda apoyada contra en la pared y la mirada puesta en su celular, bueno...al menos hasta que Seulgi escupió las "buenas" noticias y lo dejó completamente estupefacto.
—¿Có...cómo? ¿qué? —balbuceó Jeongguk, indudablemente desconcertado.
—Lo que oíste. Estoy embarazada, así que necesito que me pases "sin querer" el auto por encima.
—Seulgi, ya...—suspiré, tomándola del antebrazo y tirando de ella de regreso al departamento—. Vas a sentarte y dejar de manifestar desgracias.
Alguien tenía que mantenerse centrado aquí. Y aunque al igual que ella estaba a punto de perder la cabeza, no podía demostrarlo. Necesitaba ser su amiga ahora. De hecho, con todos los miedos que la atormentaban, necesitaba saber que no estaba sola ni desamparada, yo la apoyaría siempre, en todo.
Jeongguk se tardó en reaccionar, su cerebro parecía que había dejado de funcionar al oír la palabra "embarazada" y no podía culparlo, pero como que ahora necesitaba un poco de su ayuda.
—Te dije que no querías saber —le dije entre dientes, cerrando la puerta detrás de él.
—¿Me están tomando el pelo? —murmuró Jeongguk, aún incrédulo—. ¿Lo hacen, verdad?
—Ojalá.
—Mierda —maldijo Jeongguk, pestañeando rápidamente como si eso lo hiciera más real—. Carajo. Ahora sí que está jodida.
—¡Ya sé! —chilló Seulgi, acurrucándose lastimosamente en el sofá, y me vi en la obligación de darle un manotazo a Jeongguk en el hombro por imbécil. Que poco tacto.
—¿Es en serio? —le grité en un susurro—. ¿Qué te pasa? No le digas eso.
—No hablaba en serio —agregó Jeongguk, tratando de arreglarlo mientras se dirigía hacia ella—. Bueno, estás un poco más jodida de lo usual, pero...oye —su voz se suavizó considerablemente en lo que se hacía espacio a su lado—. Esto sí está para querer tirarse frente a un camión, pero no es el fin del mundo ¿vale? vamos a solucionar esta mierda todos juntos.
El labio inferior de Seulgi tembló y Jeongguk la envolvió instintivamente entre sus brazos. Ahora sí estaba llorando, y lo estaba haciendo con todo. Dios, mi corazón se encogió ante la triste imagen y sólo pude imaginar lo aterrada que ella debía de estar. Y con justa razón, porque no fue un error suponer que absolutamente todo estaba a punto de cambiar...para muchos de nosotros.
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