❛ 45 ❜
U N P L A N N E D
cuarenta y cinco
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❛ 𝓒orazón a corazón ❜
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❝ Espero por el milagro de que tú me ames
más de lo que yo te amo. ❞
ㅡDanger, BTS.
21 DE MARZO, 2019
21:23 pm.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
▬▬ JEONGGUK NUNCA se había molestado conmigo, eso era nuevo y definitivamente no me gustaba como se sentía, más aún porque sabía que sí que merecía su enojo. Era capaz de ponerme en su lugar y si fuera él, también habría reaccionado de esa manera. O tal vez peor.
Fui una tonta inconsecuente al no pensar en cómo se sentiría él. Mi relación con Yeosang siempre había sido amistosa, casi fraternal —al menos para mí—, por eso no consideré esta reunión como algo más que inofensiva, y es que la verdad...supongo que aún no le tomaba el peso a su confesión. Para mí sólo era Yeosang, mi amigo, pero para Jeongguk, por obvias razones era más que eso.
—¿Jeongguk ya se fue? —preguntó Seulgi, saliendo del baño y pasando la toalla por las puntas húmedas de su cabello—. Uy, ¿por qué la cara larga?
—Porque es que soy tonta—resoplé, abofeteándome mentalmente—. Jeongguk se enfadó conmigo, por eso se fue.
—Oh —se sorprendió y frunció su ceño, visiblemente confundida—. ¿Y eso por qué? ¿Qué pasó? Me fui menos de quince minutos.
—A él...bueno, no le gustó la idea de que Yeosang pasara la noche aquí.
Esto hizo que su ceño se profundizara aún más y que la confusión en su rostro fuera más grande. —¿En serio? Pero eso es...Yeosang es tu mejor amigo, él sabe eso, ponerse celoso de él no tiene mucho sentido...
Había muchas cosas que Seulgi no sabía. Una, porque luego de enterarse de mi relación con Jeongguk no quiso saber nada al respecto; y otra, porque ahora que lo había aceptado, no habíamos tenido mucho tiempo para ponernos al día.
—Es que Yeosang siente algo por mí —interrumpí, porque eso debía de aclararle básicamente todo.
—Uhh...¿qué?
—Pues...eso. Yeosang me confesó que sentía algo por mí, de un modo ¿romántico?...¡Dios! es que hasta me cuesta hablar de eso.
—¿Cuándo te lo dijo? ¿Y cómo...? ¿por qué?
—Fue un día antes de que regresaras de tu viaje con Yoongi. Ese día Yeosang vino sin avisar y pues, nos vio a Jeongguk y a mí...ya sabes, besándonos.
Le conté rápidamente el resto de la historia y vi como los labios de Seulgi formaban una "o", y sí, "sorpresa" yo también estuve más que sorprendida cuando apareció tan inesperadamente. Y estuve aún más sorprendida por su reacción y por todo lo que tenía que decir al respecto de mí saliendo con Jeongguk.
—Wow, yo...vaya —suspiró, aún en ese estado de asombro—. Bueno, no puedo decir que nunca lo sospeché, creo que era un poco obvio que sus sentimientos por ti eran más que amistosos, aunque...no creí que diría algo al respecto.
¿Obvio?
Al parecer había sido obvio para todos menos para mí. Por Dios, si tan sólo me pagaran por ser tan condenadamente lenta.
—En este punto, creí que lo superaría o se llevaría el secreto a la tumba, como nunca antes trató de decir ni de hacer nada al respecto...
—¡Exacto! —estuve de acuerdo, y desde un punto de vista un tanto egoísta, tal vez habría sido mejor que no hubiese dicho nada—. Yo...no sé por qué esperó hasta ahora.
—Porque ahora vio que te interesabas en alguien más, probablemente temió haber esperado demasiado.
—Pues sí, lo hizo.
Seulgi entrecerró sus ojos. —¿Crees que habría hecho alguna diferencia si te lo hubiese dicho antes de que sintieras algo por Jeongguk?
No.
Sí.
Agh.
Me encogí de hombros porque en realidad no lo sabía, nunca podría saberlo, siempre lo vi como un amigo, pero tal vez las cosas habrían sido distintas si él hubiese sido honesto desde un principio...tal vez.
—No sé sí pudo existir alguna oportunidad para nosotros en el pasado, pero eso ya no importa, él no me gusta de esa manera. Lo quiero, pero es...diferente de la forma en la que quiero a Jeongguk.
—Sí, eso es evidente. Son tipos de cariño distintos. Quieres que Yeosang sea el padrino de tus hijos, pero quieres que Jeongguk sea el padre de ellos...bueno, deben de haber otras mejores formas de explicarlo, pero tú entiendes.
Me reí, porque sí, esa manera era un poco aterradora, pero sí, entendía el punto.
—Jeongguk debe sentirse amenazado de alguna forma por Yeosang, nunca te pedirá que te alejes de él o que lo saques de tu vida, pero tampoco estará feliz con situaciones como estas. Tú tampoco lo estarías si estuvieras en su lugar.
—Ya sé —suspiré—. Pero no lo hice con mala intención, sólo...no lo pensé.
—Y probablemente Jeongguk lo sabe, sólo reaccionó mal. Habla con él y explícaselo.
Crucé mis brazos sobre mi pecho y me hundí más en el sofá. —No creo que quiera hablar conmigo ahora mismo.
—Haye —dijo, sentándose a mi lado—. Confía en mí, él apreciará mucho más que intentes llegar a él ahora a que simplemente lo dejes ser. También tiene que sentir que te importa y que lo estás intentando, no puede ser siempre él quien te busque.
Eso era...cierto.
Buen punto.
—Sólo llámalo y dile lo que tengas que decirle. Sé que a veces es más fácil esperar y que las cosas tomen su curso, pero desafortunadamente las relaciones no funcionan así. Al menos no las buenas relaciones.
Me encerré en mi habitación antes de que Yeosang llegara y no perdí más tiempo, me senté en los pies de la cama y le escribí a Jeongguk. Rogando que Seulgi estuviese en lo correcto y él —en el fondo— si quisiera hablar.
Para mi sorpresa, él no se tardó ni dos minutos en leer el mensaje, sin embargo...no respondió. Genial.
Sabía eso, pero no tenía que hablar, sólo necesitaba que me escuchara...así que lo llamé, realmente temiendo que no contestara. No sabía que esperar del Jeongguk molesto, aunque este no me decepcionó.
—Haye —fue lo primero que dijo, contestando de no muy buena gana—. No quiero ser grosero contigo, y yo...de verdad que no quiero hablar ahora.
—Buu —refunfuñé, eso no era justo—. ¿Y qué hay de todas esas veces que yo no quería hablar pero tú insistías en que lo hiciéramos? —cuestioné, él no dijo nada, probablemente porque sabía que tenía un punto—. Lo siento, pero ahora es tu turno de aguantarme.
Ya me había armado de valor para hablarle así que necesitaba que no fuera tan cabezota.
—Puedo colgarte —dijo, que inmaduro.
—Puedes...—concedí, no muy segura de cómo terminar esa oración—. Sí, puedes...pero no volveré a hablarte si lo haces.
Creo.
Tal vez amenazarlo no era el mejor método para solucionar esto, pero, ya qué.
—¿No volverás a...? ¿Terminarías conmigo por eso?
Por supuesto que no, pensé, pero obviamente me lo dejé para mí. —Uhh...¿sí?
—No te creo.
—Hablo en serio.
—Uhm.
—¡Jeongguk! —advertí, ¿qué era esta forma de perder el tiempo y evadir el tema?—. ¿Por favor? Estoy tratando de ser seria aquí.
Él resopló y yo pude imaginarlo pasando la mano por su cabello, me desconcentré con la imagen mental. —Bien, te escucho.
—Gracias. Bueno, yo...¿en dónde estás?
—¿Qué?
—¿Dónde estás? —insistí, no escuchaba el motor de su auto, pero si el de otros.
—Pues...por aquí. ¿Eso qué tiene que ver?
—¿Aún estás en el estacionamiento? —adiviné, él había salido hace más de veinte minutos, no tenía sentido que siguiera aquí, pero...algo me decía que sí.
—No —replicó instintivamente—. Tal vez —se delató un segundo después —. ¿Y Que sí lo estoy? estaba, justo ahora voy a...
—Quédate ahí.
No dejé que contestara, sólo colgué y corrí fuera del departamento. Hice mi camino hacia el estacionamiento y allí, lo primero de lo que me percaté era de que hacía un frío que calaba los huesos. Me arrepentí de no abrigarme antes de bajar, pero traté de ignorar el hecho de que podía fácilmente congelarme.
El auto de Jeongguk se encontraba aún estacionado, pero él no estaba dentro, sino que se encontraba caminando a pasos largos en mi dirección. Y se veía molesto. Uh-oh.
—¿Venías corriendo? —me regañó, sacándose su tibia chaqueta y cubriéndome con ella—. No puedes correr, el doctor dijo que no podías correr, Haye.
—Estoy bien, usé el ascensor.
—Te dan miedo los ascensores.
—¿Ves lo que hago por ti?
—Te escribí que no bajaras, está congelado aquí —me siguió regañando—. Vamos arriba.
—No —negué y quité su mano de mi espalda baja cuando quiso guiarme dentro del edificio—. Vamos a tu auto. Seulgi está allá arriba.
—Oye —dijo, deteniéndome—. No es necesario. Ya sé lo que vas a decirme.
—¿Ah, sí? —levanté una de mis cejas—. ¿El qué?
Jeongguk abrió la boca, pero volvió a cerrarla casi al instante. Tal vez sí lo sabía, pero optó por guardar silencio y limitarse a caminar junto a mí hacia su coche.
21 DE MARZO, 2019
21:45 pm.
❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫
▬▬ ERA UN FIEL creyente de que hablando era como se solucionaban los problemas, quería creer que podía ser así de civilizado y maduro, sin embargo, esta noche no había sido ni lo uno ni lo otro. Yo no era celoso. Nunca lo había sido hasta Haye y ciertamente no estaba haciendo un buen trabajo lidiando con ello.
Podía lidiar con Yeosang siendo parte de su vida, no tenía de otra, él era importante para ella, su amistad lo era, pero eso no significaba que no perturbara mi puta existencia.
Él la quería del mismo modo en el que yo lo hacía y ellos...para mi mala suerte, tenían historia juntos. No podía evitar pensar que no estaba a su altura. Y el sólo hecho de pensar en ellos durmiendo en la misma habitación —aunque fuese del modo más inocente— hacía que me hirviera la sangre.
Ni siquiera quería pensar en esa mierda así que deseché la idea antes de que mi paranoia volviese a sacar lo peor de mí. Haye quería hablar y tenía que dejar de ser un idiota para poder escucharla.
—Ya está. ¿Podemos ahora...? ¿Qué estás haciendo? —pregunté, porque imprevistamente Haye se inclinó en su lugar, arrastrándose sobre el asiento del copiloto hasta quedar a horcajadas sobre mí.
Bueno, ahora definitivamente había logrado alejar todos los negativos pensamientos de mi cabeza.
No estaba seguro de si ella buscaba distraerme o qué diablos, pero no me permitió decir nada al respecto porque en cuestión de un segundo su boca se encontraba sobre la mía. Su dulce sabor me llenó y olvidé porqué estábamos en esta situación en primer lugar.
Que Haye tomase la iniciativa no era algo usual. Ella podía seguir mi ritmo y amoldarse a mí con deliciosa facilidad, sin embargo, pocas veces era ella quien lo iniciaba...esto era algo nuevo. Y si quería distraerme, funcionó.
—Por favor —susurró sobre mi boca, besando la comisura de mis labios—. No estés molesto conmigo.
Haye pasó sus brazos por mi alrededor y se acurrucó en mi pecho, presionando su mejilla contra este.
—¿Por qué no? ¿Acaso tú no lo estarías?
Ella alzó su rostro y me regaló esa mirada entristecida de cachorrito indefenso que me tuvo luchando conmigo mismo para no envolverla efusivamente entre mis
brazos. Qué débil.
—Lo lamento. Mi intención no era hacerte sentir mal, yo...no pensé que te importaría.
Y eso era lo que más me fastidiaba, cualquiera pensaría que era más que lógico que esa idea no me pondría precisamente feliz ¿era necesario que siquiera tuviera que decirlo? No quería ser el novio celoso e inseguro, mucho menos controlador pero...maldita sea, ese amigo suyo era el mismo al que no le agradaba y que había dejado muy en claro que me quería lejos de ella. Ah, y que consideraba que no era lo suficientemente bueno.
—Por supuesto que me importa que otro chico duerma con mi novia, Haye.
—Pero no lo digas como si fuera a "dormir" con él, no es de esa forma...
—¿Dormirán en la misma cama? —silencio—. Entonces sí dormirán juntos.
Estaba siendo testarudo, tenía un montón de sentimientos encontrados y no sabía cómo mierda expresarme. Me sentía patético. Porque quería a Haye, pero constantemente sentía la absurda necesidad de sentir que ella me quería de la misma forma. Y entonces entraba en conflicto conmigo mismo porque no quería presionarla, sabía que era cuidadosa y también sabía que no siempre era fácil para ella expresar como se sentía, pero...carajo, supongo que sólo me asustaba ser nuevamente el más involucrado emocionalmente. Temía que Haye no sintiera esto de la misma forma en la que yo lo hacía. Temía que Yeosang tuviese razón y él fuese mejor para ella de lo que yo jamás sería...y temía que si ella pasaba más tiempo con él terminara por darse cuenta de eso.
Pero sabía que no podía desquitarme con ella por esos miedos. Para empezar, tenía que solucionar mi mierda. Tenía razones para estar molesto, sí, pero sabía que esa no era la única razón por la que me sentía tan mal. Y hacer sentir culpable a Haye no me haría sentir mejor.
—Lo siento, estoy siendo un imbécil, no es...
—No, tú tienes razón...—me cortó—. No lo pensé bien en el momento, no vi el problema porque es...Yeosang. No es más que un amigo para mí, siempre hemos sido cercanos y hemos hecho esto tantas veces que...no lo sé, me olvidé de que las cosas son distintas ahora.
Lo supuse. No creí ni por un segundo que Haye lo hubiera hecho con mala intención, simplemente me agarré de algo para poder molestarme por todo lo demás.
Suspiré. —Ya sé. Yo...creo que...ah, supongo que me molestó el hecho de que no pensaras en mí. O en cómo eso me haría sentir.
—Lo siento —repitió, apenada—. Es que, no estoy acostumbrada a pensar en cómo mis acciones pueden repercutir en los demás. Nunca tuve a nadie que le
importara, entonces, yo...uhm, estoy aprendiendo.
Asentí, entendía eso. Haye nunca había estado en una relación, así que no podía exigirle que supiera cómo actuar en cada situación. El ser humano era por lo general bastante egoísta, nos enseñaban a ver por nosotros, por nuestro bienestar y por nuestra felicidad, sin embargo, estar en una relación cambiaba un poco las cosas. No podías ser egoísta con la persona que querías.
—Me importas mucho, Jeongguk —dijo, y eso no me lo esperaba—. Y sé que no soy muy buena demostrándolo...ni tampoco diciéndolo, pero...es cierto.
—Tú también me importas mucho —más que eso.
—No me gusta ponerte triste...y odio cuando discutimos.
—Tampoco me gusta eso.
—¿Entonces, podemos...no hacer eso de castigarnos con la ley del hielo cuando estemos molestos?
—¿Puedes tú? —era Haye quien por lo general se cerraba y me apartaba cuando se molestaba, así que esto probablemente sería beneficioso para los dos.
Ella asintió enérgicamente y ese infantil gesto me hizo sonreír. —Seré más expresiva. Y una mejor novia.
—Eres una buena novia.
—Seré mejor, tan buena como para merecer un novio como tú —juró en un tono divertido.
—Ya, no exageres.
—Y haré que te sientas muy seguro de que lo que siento por ti...no lo siento por nadie más —continuó, esta vez pasando sus brazos por alrededor de mi cuello.
Eso...sonaba bien.
—¿Qué pasó? ¿Acaso tuviste una epifanía en el ascensor o qué? —enarqué una de mis cejas.
—No...sí...bueno, sólo quiero que esto sea recíproco. No quiero que sientas que das más de lo que recibes. Sé que a veces soy un poco frustrante y no...
—Oye —negué con mi cabeza, rodeándola finalmente con mis brazos—. No es así.
—Yo sé que sí. Cuando tú no muestras tus emociones, me siento mal. Me lleno de inseguridades y pienso en que tal vez hice algo para que cambiaras tu actitud...o que tal vez cambiaron tus sentimientos.
Oh.
No sabía eso.
—Y usualmente tú no eres así, pero yo sí. Me cuesta mostrar mis emociones y odio pensar en que puedas sentirte como yo.
Haye podía ser asertiva, no siempre se cerraba y creía que en este tiempo sí se había vuelto más comunicativa, pero podía entender de dónde provenía esa creencia. Yo era demasiado demostrativo en algunos sentidos, eso la hacía sentir que ella no lo era lo suficiente. Y a decir verdad, no creía que pensara en esas cosas así que el que me lo dijera me hizo sentir agradecido.
—¿Alguna vez te he hecho sentir triste por no poder expresarme? —me preguntó.
Sí, pero no era tanto por ella, sino por mí.
—Mh...sí —fui honesto—. Pero es porque odio sentirme frustrado.
—Y yo soy muy frustrante.
—No —rechacé y besé la punta de su nariz—. Lo que quiero decir es que no soy paciente...eso es algo malo de mi personalidad, siempre quiero que todo sea a mi ritmo. Y mi ritmo es un poco apresurado. Tú eres prudente, y sensata, y racional...y yo soy todo lo contrario.
—Bueno...sí.
—Pero me gusta que seas así. Es sólo que...a veces eso me frena y no sé cómo sentirme al respecto porque quiero hacer algo, o decir algo, pero no puedo hacerlo porque no quiero asustarte o alejarte.
—Sí, creo que lo he notado. Me he sentido mal por eso, a decir verdad.
Eso me confundió. —¿Por qué?
—Porque tú has sido muy honesto conmigo, sobre tus sentimientos y sobre todo lo demás. Y yo quiero hacer lo mismo...trato de hacer lo mismo, pero...—una sonrisa nerviosa se formó en sus labios, pero más que feliz, se veía triste—. No puedo. Y es horrible, porque hay veces que las palabras quieren salir de mi boca, de verdad, pero...no lo hacen.
Y eso era una mierda.
No podía decir que no conocía esa fea sensación.
—¿Sientes arrepentimiento?
—Sí —confesó, exhalando suavemente por sus labios—. Es que me siento frustrada conmigo misma.
Cuando estás con alguien que te gusta o por quien sientes cosas es normal que sea difícil expresarte, no quería que se atormentara por eso.
—Creo que puedo hacer que te sientas menos frustrada contigo misma —propuse —. Dime ¿hay algo más que quieras decirme?
Sus mejillas se pusieron notablemente más coloradas ante mi pregunta y esto me hizo sonreír. Obviamente la respuesta era sí. Su lenguaje corporal la delataba. Y era tan adorable...maldita sea, nunca iba a lograr estar más de cinco minutos molesto con ella.
—Es tu momento —la incentivé.
—Lo estoy diciendo en mi mente —jugó, volviendo a esconder su rostro en mi pecho—. Adivina.
—¿Que dejemos el país y vivamos de nuestro amor? Bien, acepto.
Ella soltó una carcajada. —Mh...cerca.
—¿Te me estás proponiendo?
—Hablo en serio —río, alzando su rostro.
—Uhm...¿tratas de decirme lo mucho que te gusto? —probé y ella asintió—. ¿Y cuánto es eso?
—Casi un noventa y ocho por ciento.
—Wow, que específica.
—Ya ves —sonrió abiertamente—. ¿Qué más?
—¿Hay más?
Volvió a asentir. —Ajá.
—No lo sé —me encogí de hombros—. Creo que quiero que tú me lo digas.
Dejé que mis manos descansaran en su cintura y tuve la perfecta visión de ella exhalando exageradamente antes de decir muy convencida—: Estoy muy enamorada de ti.
Mieeeeerda.
Mierda. Mierda. Mierda.
¿Sí lo había dicho?
Carajo.
No tenía ni puta idea de lo increíblemente bien que se sentiría escuchar eso de su propia boca. Es decir, la oí decirlo una vez pero...fue totalmente diferente, en ese momento ni siquiera supe si hablaba en serio, sin embargo, ahora...ah, qué demonios, era intenso. Se me hinchó el pecho de la pura felicidad. Y orgullo. Yo había conseguido eso, sólo yo.
—Y si no te sientes de la misma manera que yo, lo entiendo, no estoy tratando de...
—Haye —detuve su parloteo, pasando mi mano por la parte posterior de su cabeza y empujando su rostro hacia el mío—. Estoy más que muy enamorado de ti.
Aclaré y presioné no muy gentilmente mi boca sobre la suya. De pronto sentía que quería besarle hasta el alma.
—En serio, no tienes ni puta idea —juré sobre sus labios, volviendo a atraer rápidamente estos a los míos—. Y no sé por qué tenías que decirlo precisamente ahora que tengo que irme y dejarte con ese.
Ella ahuecó mi rostro entre sus manos y me dio un último fugaz y dulce beso, procediendo a apoyar su frente en la mía. Demonios. ¿Y si encendía el coche y me la llevaba conmigo? Seulgi podía entretener a Yeosang.
—¿Ya no estás enojado conmigo? —preguntó inocentemente.
—¿Me preguntas eso después de manipularme con besos y palabras bonitas? —bromeé, manteniendo la calidez de su cuerpo cerca—. No creí que fueras capaz de jugar tan sucio, eh.
Viró sus ojos, entretenida. —Aprendo de ti.
—Nah, yo no soy tan bueno —y desde luego que no tenía su poder, ella me tenía en la palma de su mano, eso me ponía en desventaja.
—¿Y entonces? —instó, batiendo rápidamente sus pestañas. Ah, pero que chica tan encantadoramente manipuladora.
De verdad que estaba enamorado de cada parte de ella. Estaba tan jodido.
—Y entonces...aún sigo prefiriendo que Yeosang duerma en la calle, pero...al diablo, confío en ti. Así que intentaré mantener la calma en estos momentos difíciles, sólo...por favor, trata de evitar los planes que te involucren a ti durmiendo cerca de otro chico. Mi salud mental te lo agradecería.
Y mucho.
—Lo haré —prometió, besando ruidosamente mi mejilla.
—Gracias.
—No, gracias a ti por ser el novio más comprensivo, dulce, atractivo, divertido...—me aduló falsamente, enumerando un montón de cualidades positivas—. Inteligente, talentoso, buen besador...
—¿Se te soltó la lengua o qué?
—¿No querías eso? —se burló.
—Mh...me gustó lo de buen besador. Y atractivo. Te faltó fuerte.
—No me digas.
—También soy bueno en...
—No quiero saber.
—No tengo que decírtelo, algún día tú misma lo averiguarás —le guiñé un ojo y ella me dio un certero golpe en el pecho—. Oye.
—No insinúes esas cosas —chilló escandalizada.
—No insinué nada. Mal pensada.
Haye jadeó indignada, lista para replicar, pero me tragué sus reclamos atreviéndome a besarla una última vez. Necesitaba eso para poder irme relativamente en paz.
—Y ya...niña abusiva, creo que el que está estacionándose ahí es el auto de tu amiguito, así que mejor sal de aquí antes de que realmente reconsidere el llevarte conmigo.
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