❛ 36 ❜

U N P L A N N E D
treinta y seis
❀̸
𝓐cción y consecuencia
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❝ Tal vez fui ingenua, me perdí en tus ojos y realmente nunca tuve una oportunidad. ❞

White horse, Taylor Swift.

25 DE FEBRERO, 2019
11:56 am.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫


▬▬ ESTABA REALMENTE agotada, me sentía hasta un poco fatigada, pero tenía que admitir que había extrañado esta clase de cansancio. Llevaba el último mes dedicándome únicamente a hacer estiramientos, existía un mundo de diferencia entre ese tipo de entrenamiento y al que debía someterme con regularidad. Hoy volvía a mi rutina, lo que significaba que mis mañanas volverían a ser así de ajetreadas.


Mi entrenamiento por el día hoy había terminado, me dolía todo, pero al menos me sentía productiva. Habían sido unas largas cuatro horas, sin embargo, todo eso me mantuvo con la mente ocupada y distraída. Y a decir verdad, necesitaba con urgencia esa distracción.

 
Pero de vuelta al mundo real.


Había ignorado por completo mi celular durante todo el entrenamiento así que para el momento en el que me atreví a desbloquearlo no me sorprendió tener un montón de mensajes sin leer y llamadas sin contestar. Las seis llamadas perdidas y varios de los mensajes que tenía eran de Jeongguk. También tenía unos cuantos de Yeosang y otros de Dani y Seulgi.


No quería ser infantil ni trataba de pagarles con la misma moneda, pero tampoco iba a obligarme a responderle ni a Yeosang ni a Jeongguk. No me sentía con ánimos para hablar con ninguno de los dos. Me sentía emocionalmente destrozada y necesitaba tiempo para pensar, así que me limité a contestar los mensajes de Seulgi y de Dani, y guardé mi celular en el bolsillo trasero de mi pantalón.


Caminé hacia los vestidores para terminar de guardar mis cosas, ahí dentro habían otras cinco chicas charlando y riendo. Ellas sólo me miraron de reojo en el momento que entré y luego continuaron con lo suyo. Fui directo a mi bolso y comencé a guardar de manera ordenada mis pertenencias, desafortunadamente mientras lo hacía, no pude evitar escuchar los murmullos no tan discretos del grupo de chicas.


"Por supuesto que estoy segura de que es él". Dijo una de ellas, una chica alta con el cabello castaño. "Conozco su coche, salí con él un par de veces hace como un año".


"Había escuchado sobre él, pero nunca lo había visto en persona". Contó otra de las chicas. "Sí está muy guapo, así sí dan ganas de que te rompan el corazón". Bromeó.


Vaya. Mi corazón ahora mismo no la estaba pasando muy bien y no era precisamente una experiencia divertida.


"¿Por qué vendría hasta acá?". Curioseó otra de ellas, muy interesada. "¿Creen que esté saliendo con alguna de las chicas del otro grupo?".


"Pff, no me sorprendería". Comentó otra, una chica de cabello claro. "He oído que ese chico cambia de novia todas las semanas, aunque si es así, quien sea que esté saliendo con él se ganó literalmente la lotería, ¿escucharon que se quedará a cargo de todo una vez que su abuelo se retire? Ya es oficial".


Ay, no.


Dejé de hacer todo lo que estaba haciendo cuando escuché esa parte de la conversación. Estaba segura de haber oído bien. Mierda. Tal vez sí debí contestar el teléfono, fue el primer pensamiento que se cruzó por mi mente cuando uní los dos puntos y entendí de quien estaban hablando.


"¿No es en serio, o sí?". Exclamó una de ellas, una chica con el cabello muy negro, sonando bastante impresionada. "Si hubiese sabido eso hace unos meses, le habría insistido un poco más". Dijo en tono de broma, ja ja, que divertida, pensé irónicamente. "De saber que sería el heredero de toda esa fortuna habría soportado sus ocho temporadas de drama. Y no me habría enfadado porque no respondía mis mensajes".


Mi ceño se frunció automáticamente al oír las palabras de aquella chica. No era chistoso, pero al parecer a todas ellas sí les hizo muchísima gracia.


"¿Tú también saliste con él?". Inquirió la chica del principio.


Fantástico, al parecer estaba en presencia de dos ex novias...o lo que sea que hubiesen sido de Jeongguk. Que lindo.


"Podría decirse que sí, no sé, sólo nos vimos dos veces, el idiota dejó de responder mis mensajes y luego lo vi besándose con su ex novia". Bufó la chica, y eso fue lo último que alcancé a escuchar antes de cerrar mi bolso con un poquito más de fuerza de la que requería.


En realidad, no quería seguir escuchando nada de eso. No me incumbía y sencillamente no necesitaba saberlo, mucho menos ahora. Tampoco era importante, si Jeongguk realmente se encontraba aquí, entonces tendría que enfrentarlo, eso era con lo que tenía que lidiar ahora.


Y no quería hacerlo.


No quería verlo, me volvía débil en su presencia, me refiero que, lo que sentía por él no iba a desaparecer de la noche a la mañana, y él me afectaba de formas en las que nadie más lo hacía. Ayer creía saber lo que quería, después de hablar con Dani lo vi todo muy claro, quería verlo y decírselo, pero entonces ocurrió lo de Sowon y ahora yo...no estaba segura de que pensar.


¿Acaso sería siempre así? ¿Siempre iría en segundo lugar después de Sowon? Sabía que él creía que había terminado con ella, pero no era tonta, estaba segura de que si algo sucedía y ella lo necesitaba, él iría con ella. Y eso verdaderamente me estaba matando.


No quería ser su segunda opción.
No iba a serlo.

 
Y tal vez era una decisión un tanto drástica para un hecho que se escapaba de sus manos, pero llevaba años protegiendo mi corazón, no podía parar ahora. Fue lo que pensé mientras hacia mi camino hacia la salida del estudio, justo antes de ser interceptada repentinamente por uno de los bailarines.


Era un chico alto y rubio, aparentemente inofensivo. Y él se detuvo deliberadamente en medio de mi camino, ofreciéndome la más amable de las sonrisas en el proceso.


—Hola —saludó, convirtiéndose en la primera persona que se me acercaba en este lugar—. Eres Bae Haye, ¿cierto? —él preguntó gentilmente, sospechosamente animado, yo me limité a asentir con mi cabeza, algo dudosa—. Es un gusto, yo soy Sicheng.


















































25 DE FEBRERO, 2019
12:16 pm.


❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫


     ▬▬ HAYE NO CONTESTABA mis llamadas, ella ni siquiera leyó todos los mil malditos mensajes que le dejé. Estaba desesperado...porque me estaba dejando fuera, era imposible no sentirme de esa manera cuando sabía lo que estaba haciendo. Y maldita sea, lo entendía completamente. No dejaba de joder las cosas, incluso cuando sinceramente me esforzaba por hacer lo correcto, todo me salía al revés.

  
No se suponía que las cosas terminaran de la forma en la que lo hicieron. Anoche quería ver a Haye, eso era todo lo que quería, sólo podía pensar en estar con ella, pero todo dio un giro jodido y desafortunado.

   
Cuando los padres de Sowon se comunicaron conmigo lo primero que hice fue llamar a Taehyung, necesitaba una mano en ese momento y mi puto teléfono se apagó en medio de la llamada. No pude hablarle a Haye pero quería hacerlo, por supuesto que quería explicarle lo que había sucedido, pero no pude. Volví al restaurante por Taehyung y nos fuimos directo al hospital en donde se encontraba internada Sowon. Quise hablarle a Haye desde ahí con el celular de Taehyung pero no sabía su número, pensé en pedírselo a Dani, pero el teléfono de Taehyung se apagó mientras hablaba con papá.

   
No recordaba la última vez que me sentí así de frustrado.

  
Además, no podía evitar sentirme mal por preocuparme por cosas como esas cuando alguien acababa de tener un accidente, así que traté de convencerme de que Haye entendería cuando se le explicara.

 
Ahora no estaba muy seguro de eso.

  
Logré conseguir un cargador para mi celular a eso de las tres de la madrugada, cuando finalmente pude tomar asiento en la sala de espera. Le envié mensajes a Haye, pero desde luego que no me respondió. Tenía la esperanza de que fuera porque se encontraba dormida, pero el día transcurrió y ella siguió sin responder.

   
Me sentía como la mierda. Absolutamente todo estaba saliendo mal. Y estaba tan jodidamente exhausto. Llevaba dos días consecutivos sin dormir. En la clínica todo fue muy caótico, tuve que rellenar papeles, hablar con doctores y no podía mentir y decir que no estaba preocupado por Sowon, el accidente no había sido ninguna broma. Se saltó una luz roja por estar mirando su teléfono según lo que me informaron y golpearon su auto por el costado en el que ella conducía. Llamaron a una ambulancia lo más rápido posible, pero ella perdió el conocimiento en el choque. Tenía fracturas y había recibido un fuerte golpe en la cabeza. Los doctores decían que ahora se encontraba fuera de peligro, pero cuando salí de la clínica aún no despertaba.

    
Por suerte, a eso de las once de la mañana sus padres regresaron de su inoportuno viaje. No quería ser un idiota desconsiderado, pero necesitaba que ellos se encargaran de Sowon. Yo no podía asumir una responsabilidad que no me correspondía.

   
Taehyung estuvo conmigo en todo momento, no nos separamos hasta que los padres de Sowon finalmente llegaron, entonces cada uno se fue por su camino. Ahora mismo debía de estar plácidamente durmiendo en casa, yo probablemente debería estar haciendo lo mismo, pero me conocía lo suficientemente bien como para saber que no iba a poder descansar a menos que hablara con Haye antes.

   
Dejé de tratar de llamarla y me dispuse a caminar hacia la puerta del estudio. Tal vez así tendría un poco más de suerte. Ella no me ignoraría en persona...o al menos eso esperaba. La gran puerta que indicaba la entrada y salida del lugar estaba abierta, personas entraban y salían constantemente, así que me acerqué para ver si por alguna casualidad lograba verla.

  
Y así fue.

   
Ella parecía estar lista para retirarse del estudio, sin embargo, cuando me asomé por la puerta, alcancé a ver el momento exacto en el que un tipo se detenía en su camino, impidiéndole el paso.

  
Mi mirada se deslizó inmediatamente a Haye. Ella lució sorprendida por un segundo por la abrupta aparición del chico, pero luego procedió a regalarle una amistosa sonrisa y a sacudir su mano en cuanto el idiota ese se la ofreció, supuse que en modo de presentación. No podía saber de qué diablos estaban hablando, pero ella no se veía incómoda ni disgustada, por el contrario, se veía entusiasmada con la conversación. Entonces otro chico se les unió y yo comencé a impacientarme.

  
Admiré y disfruté de ver a Haye reír alegremente, pero no fue precisamente placentero saber que fueron ellos los responsables de su sonrisa. Yo la había puesto triste. Eso era...mierda, se sentía fatal. Y volví a hacerlo, porque en cuanto sus ojos me encontraron, su sonrisa se desvaneció paulatinamente. Ella me miró por encima del hombro de su compañero rubio y pude ver una serie de emociones en su mirada antes de que ella cerrara sus ojos y volviera a llevar su atención hacia el chico.

   
Por un segundo temí que ella realmente fuese capaz de ignorarme de esa manera tan deliberada, porque lo merecía, si yo fuera ella, ni siquiera me miraría, pero por suerte no fue así. Ella le dijo unas palabras a los chicos, supuse que se despedía de ellos porque apenas las dijo procedió a caminar en mi dirección.

  
Había un brillo determinado en sus ojos, pero eso no hizo nada para disuadirme. Necesitaba hablar con ella. Tenía que solucionar esto ahora.

  
—¿Qué haces aquí? —me preguntó directamente, saltándose cualquier formalidad y la incomodidad que nos traería el fingir que nada había pasado. Su pregunta fue seca, pero su voz seguía siendo suave.

  
A pesar de todo, no pude evitar mirarla un poco confundido por el hecho de que le pareciera tan extraño.

  
—¿No es eso en lo que quedamos? —le pregunté y ella arqueó una de sus cejas—. Te dije que pasaría a recogerte.

 
Entendía que con todo lo que había sucedido ayer ella creyese que todos los planes habían cambiado, pero ¿realmente no esperaba verme en lo absoluto? ¿la posibilidad de que tal vez vendría era tan inexistente para ella?

   
—Sí, bueno, tú dices muchas cosas —dijo con cierta amargura en su voz, y a pesar de que eso era lo que en realidad pensaba, su expresión la delató, ella no esperaba decir eso.

   
¿Dolió? sí, pero sus palabras fueron justas. No podía sentir pena por mí mismo porque lo merecía. Ni siquiera quería imaginar como debía de sentirse ella con toda esta mierda.

  
—Yo...uh, te llamé —fue todo lo que se me ocurrió decir. Demonios, lo iba a empeorar.

  
De pronto Haye tenía un apretado, determinado ceño fruncido en su rostro. —Sí, lo hiciste, a las tres de la madrugada —señaló, haciendo énfasis en la palabra tres.

  
Sí, definitivamente lo estaba empeorando. Haye me estaba mirando como si fuese su persona menos favorita en todo el maldito mundo.

  
—Mi celular se apagó, tuve que conseguirme un cargador con una enfermera —no quería excusarme, pero esa era la verdad. No le hablé porque no quería, sino porque no podía—. Te hablé en cuanto pude hacerlo.

  
Haye mantuvo un buen pie de distancia entre nosotros, escuchándome atentamente, sin embargo, ella no dijo nada. Incluso cuando terminé de hablar ella permaneció en silencio. Se quedó allí, muy quieta, y eso me descolocó un poco. Las mujeres que conocía y con las cuales había lidiado en los últimos años no hacían frente a sus emociones de esa manera. Ellas gritaban, hacían pataletas y lanzaban mierda. Haye parecía estar carente de emociones. Eso encendió mil alarmas en mi cabeza.

   
—Tampoco respondiste mis mensajes.

 
—Estaba ocupada —manifestó, encogiéndose de hombros con desinterés, pero esa no era Haye. Trató de mantener aquella fachada por un breve instante, pero acabó por rendirse, dejando escapar un suave suspiro—. Y no quería hablar con nadie, necesitaba tiempo para pensar...aún lo necesito.

 
Respiré hondo y di un paso cerca de ella, en verdad quería sentirla cerca de mí, pero en cuanto traté de alcanzar su mano, ella me rechazó. Mi corazón se rompió un poco en ese momento. ¿Había jodido tanto las cosas?

  
—Sé que estás molesta conmigo, estás en todo tu derecho de estarlo, pero puedo explicarte lo que sucedió...

  
—Sé lo que sucedió, Jeongguk. Dani me lo dijo —aclaró, cortándome. Sí, lo supuse, pero había mucho más que sólo eso—. ¿Ella, uhm...Sowon está bien?

  
No quería hablar de Sowon, sentía como que perdía a Haye cada vez que la mencionaba, así que sólo asentí con mi cabeza y fui muy vago al respecto.

   
—Sí, en lo posible. Los doctores dijeron que está fuera de peligro —contesté superficialmente—. Verán como evoluciona durante el día.

  
Haye pareció sinceramente aliviada de escuchar eso, pero al igual que yo, sólo se limitó a asentir débilmente con su cabeza.

  
—Bien, eso es...eso es bueno —musitó, agachando la cabeza—. Debiste de estar muy preocupado. Luces como si no hubieras pegado ojo en toda la noche.

 
Porque no lo había hecho.

  
—No deberías estar aquí, tendrías que estar...—añadió inmediatamente, pero la interrumpí, porque sabía lo que estaba a punto de decir.

 
—No hay otro lugar en el que debería estar. Tenía que verte, Haye. Necesito que hablemos.

 
—Este no es el lugar para hablar —mencionó lo que era obvio, haciendo alusión a que nos encontrábamos en un lugar público rodeados de un montón de personas.

 
No quería hacer esto aquí tampoco, no con una audiencia. Ella tenía razón, no era ni el momento ni el lugar.

 
—Sí, lo sé —estuve de acuerdo, metiendo ambas manos dentro de mis bolsillos, tratando de recordar el nombre de algún lugar al que pudiésemos ir y hablar solos—. Pero entonces...¿podemos ir a...?

   
—No puedo —no me dejó terminar. Oh, bueno, esto definitivamente no estaba acabando ahora—. Unos compañeros me invitaron a comer. Yo...haré eso y tú deberías ir a descansar.

  
—No quiero descansar —rechacé, obstinado. Y no quería que fuera con ellos, ah, iba a perder la cabeza.

 
—Pues tendrás que hacerlo —reiteró, poniendo sus ojos en blanco como una respuesta inconsciente a mi terquedad—. Tengo que irme.

 
Esto era increíblemente frustrante. Sentí mi mandíbula tensarse, al igual que el resto de mi cuerpo. Esta no era la manera en la que había imaginado esto. Y no tenía ni puta idea de cómo hacer que ella me escuchara. Haye era cuidadosa, ella se protegía. Y ahora mismo, sentía como si unas paredes de acero se hubiesen levantado entre nosotros.

   
Un bulto se formó en mi garganta y fue difícil de tragar. No quería a Haye enojada conmigo, pero más importante, no quería que estuviera dolida. Y así estaban las cosas. Ella se apartaba cuando se sentía herida, lo había visto antes.

   
—De acuerdo, sólo...ten cuidado —pedí, tragándome el resto de cosas que quería decirle. No quería arruinar más las cosas haciendo o diciendo algo estúpido—. El avión de los chicos aterrizará a las ocho, pasaré a recogerte a eso de las seis. Llámame si algo sucede.

  
Haye asintió con su cabeza, negándose a mirarme a los ojos en todo momento. Infiernos. Odiaba esto. Ella se despidió y yo sólo me alejé. No sabía qué otra cosa hacer. Necesitaba enfocarme, reagruparme y planear qué carajos hacer a continuación. También necesitaba un maldito consejo. ¿Qué se suponía que hiciera si no tenía a quién diablos recurrir?


















































25 DE FEBRERO, 2019
18:03 pm.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫


▬▬ JEONGGUK LLEGÓ puntualmente a las seis de la tarde. Vestía ropa diferente y lucía también muy diferente. Cuando nos vimos hace un rato llevaba puesta la misma ropa de ayer y tenía un aspecto cansado, su piel estaba algo pálida y se notaba en sus ojos que no había dormido mucho o nada—. Ahora se veía como el Jeongguk de siempre. Más repuesto, aseado y bien arreglado. Tan...perfecto.


Me gustaría decir que verlo de pie ahí, esperándome pacientemente en la puerta del departamento, no provocó absolutamente nada en mí, pero la triste realidad era que mi corazón dio volteretas en mi pecho sólo con aquella visión suya. Ayer estábamos en exactamente las mismas posiciones, pero todo era distinto.

 
¿Cómo era que las cosas podían estropearse con tanta facilidad?


Me quité del camino y le permití entrar al salón. No me sentía lista para estar a solas con él. Sentía como que necesitaba desesperadamente poner distancia entre nosotros. No confiaba en mí con él. En realidad, no confiaba en mis sentimientos por él.


—Ya estoy casi lista, sólo tengo que ir por mis...—traté de hallar la excusa perfecta para ir a mi habitación e intentar recuperar la compostura, pero Jeongguk enroscó cuidadosamente su mano en mi antebrazo cuando quise dirigirme a mi cuarto, deteniéndome.


—Vamos, Haye...por favor, deja de evitarme —pidió, adivinando mis intenciones—. Tenemos tiempo de sobra antes de que lleguen. Y necesito hablar contigo.


Nos tardábamos más o menos una hora desde aquí hasta el aeropuerto, el avión de Seulgi y Yoongi supuestamente aterrizaba a las ocho, así que sí, definitivamente teníamos tiempo para hablar, pero tenía miedo de que lo hiciéramos.


—Sólo necesito unos minutos, luego...te dejaré en paz si eso es lo que quieres, pero necesito que me escuches primero —insistió.


Sí, bueno, como sea, tampoco tenía sentido seguir posponiéndolo, tal vez lo mejor era hacer esto aquí y ahora, o al menos de eso quise convencerme, sin embargo, por un segundo no me atreví a hacer nada, no me moví ni hablé. Tenía un montón de pensamientos contradictorios rondando en mi cabeza, estaba en serio confundida. Nunca creí sentirme de este modo. Quería proteger a mi corazón, pero mi corazón lo quería a él. ¿Qué se suponía que debía hacer entonces? Porque no estaba segura de que su corazón realmente me quisiera a mí.


—De acuerdo —cedí, dejando salir un suspiro abatido, justo como me sentía, abatida. Aún no me atrevía a mirarlo así que preferí sólo ir y tomar asiento en el sofá, él imitó mi acción, sentándose a mi lado—. Muy bien, habla...te estoy escuchando.


—¿No vas a mirarme? —su suave voz llegó a mis oídos, y esta sonó tan calmada que provocó que quisiera abofetearme por estar aquí sintiéndome como un maldito manojo de nervios.

 
Pero lo miré, alcé mi rostro y le permití conectar su mirada con la mía. —¿Ya? ¿Feliz?


—No, no estoy feliz —negó, frunciendo el ceño, sabía que no le gustaba que actuara de esta manera, a mí tampoco me gustaba, pero me sentía a la defensiva, no podía evitarlo—. Esto apesta, Haye. No quería que las cosas resultaran de este modo. Todo estaba bien, nosotros estábamos bien, pero ahora...—él pausó, pasando su mano por su cabello, evidentemente frustrado—. Odio todo esto. Mi corazón está desgarrándose ahora mismo.


Tenía que ser una broma. No podía escuchar eso. No era ninguna competencia, pero me había pasado la noche torturándome la cabeza con todo lo que estaba ocurriendo. Estaba perdiendo a mi mejor amigo. Y justo cuando creía que no tendría que preocuparme más por Sowon...ahí estaba ella, recordándome que siempre estaría ahí. No quería ser insensible, pero el hecho de que sus padres recurrieran a Jeongguk en aquel momento y no a ninguna otra persona, decía mucho. Ellos tenían una relación que simplemente parecía ser imposible de romper. Sólo estaba haciéndome daño pensando que podía ser de otro modo.


—¿Tu corazón? —cuestioné, incrédula. Por Dios, él se sentía mal por mi actitud, yo me sentía mal por...todo lo demás—. ¿Qué hay de mi corazón, huh?

 
No quería sonar como un bebé, pero estaba enojada. Y de pronto sentía que tenía mucho que decir.

  
» —Sé lo que debes de estar pensando. Mira, no soy ningún monstruo, ¿de acuerdo? Puedo entender por qué tuviste que ir con ella, por supuesto que sí, yo...incluso puedo entender por qué no pudiste avisarme, entiendo que toda la situación se escapó de tu manos, pero eso no cambia el hecho de que...duele. Sentir que sobras en todo esto no es un lindo sentimiento, Jeongguk.


No era sencillo para mí admitir algo como eso, pero era necesario que lo hiciera. Él no podía hacerse una idea de lo horrible que se sentía para mí. Y no quería seguir sintiéndome así.


—Y ya no puedo seguir teniendo esta conversación. Esto no tiene sentido. Sowon es importante para ti. Ella no está saliendo de tu vida, se está aferrando a ti. Y yo no puedo estar contigo mientras eso siga siendo así. No quiero.


No estaba dispuesta a hacerlo. No podía hacerme eso a mí misma. No era justo, era simplemente demasiado. Quería a Jeongguk, pero no quería tener que competir por su afecto. Él ya comenzaba a adueñarse de mi corazón y no quería caer demasiado lejos. Jeongguk era peligroso para mi corazón. Y si yo continuaba con todo esto, sabía que él me podría herir de una forma en que nadie más había sido capaz de hacerlo.


—No me digas eso —pidió y la tristeza en su voz hizo que mi corazón doliese un poco más—. Haye, de verdad que no es como tú crees. Sowon fue importante para mí —corrigió por mí, tomando mis manos desesperadamente entre las suyas—. Pero eres tú todo lo que me importa ahora. Haye...no quiero a nadie más. No veo a nadie más. No pienso en nadie más.


Juró, dejando un fugaz beso en mis nudillos, mirándome con ojos suplicantes. Mi corazón se oprimió en mi pecho al escuchar sus palabras. Quería tanto poder creerle.


—Voy a hacer que todo esté bien —aseguró, aferrándose a mis manos, como si necesitara sentirme urgentemente cerca—. No volveré a hacerte sentir de esta forma, nunca. Haré que olvides todo esto. No volveré a ponerte en esta situación. Te lo prometo.


Maldita sea, no podía seguir escuchándolo. Cerré mis ojos y maldije silenciosamente. ¿Por qué, Jeongguk? ¿Por qué me haces esto? No es justo.


Comencé a girar mi rostro de nuevo porque sentía que si continuaba mirando esos preciosos ojos suyos que tanto amaba mi voluntad acabaría por flaquear, y quería creer que era más fuerte que eso, no podía caer sólo por ver esos ojos tristes, pero entonces Jeongguk me agarró del mentón con gentileza y nuevamente giró mi rostro hacia el suyo.

  
» —Quería estar contigo anoche. Y tú querías estar conmigo. Lo que sucedió después...no tiene nada que ver con lo que siento por ti. No fui con Sowon porque aún siento algo por ella, habría hecho lo mismo por cualquier otra persona.


No estaba segura de en qué momento él se había acercado tanto, pero mientras hablaba, no pude no estremecerme por el hormigueo de su aliento acariciando mi piel.


—No quiero perder esto.


Jeongguk ahuecó mi rostro entre sus manos y quiso que mis ojos mirasen fijamente los suyos mientras hablaba.


—Te quiero a ti y sólo a ti —juró, bajando su mirada hasta mis labios, desarmándome por completo—. Me reclamaste de una forma que nadie más lo había hecho. Incluso si te alejas ahora...eso no cambiará.


Aseguró, trazando un patrón de caricias muy suaves en mis mejillas con su dedo pulgar.


Pero, por favor...no te alejes.


Sus palabras llenaron mis oídos, pero no fui capaz de pensar en una respuesta antes de sentir sus labios presionándose ávidamente sobre los míos. No, diablos. No se suponía que hiciera eso. ¿No sabía que con eso sólo complicaba más las cosas? Maldita sea, como si fuera capaz de resistirme a él.

 
Tienes que, Haye, apártate.

  
Sabía que lo más listo y sensato que podía hacer ahora era romper el beso, eso era lo más lógico y coherente pero...demonios, no pude hacerlo. En el momento que Jeongguk cerró el espacio entre nuestras bocas, todo lo demás desapareció. El enojo, las preocupaciones, incluso la inquietud e incertidumbre por lo que sucedería cuando acabara el beso. Todo se desvaneció.


Niña tonta.

 
El ángulo en el que nos encontrábamos era un tanto incómodo y el reacomodarnos hizo que nuestras narices chocaran torpemente en un principio. Debí aprovechar ese momento para retroceder, pero Jeongguk pasó su brazo libre alrededor de mi cintura, acercándome, y sentir la calidez de su anatomía me dificultó el pensar con claridad.

  
Definitivamente los besos podían ser un arma de doble filo.

    
Jeongguk me sostuvo con fuerza junto a él mientras su lengua buscaba tentativamente la mía, un poco descuidada, sin embargo, la novedad fue suficiente para distraer mi atención de lo que era realmente importante. Su sabor y la sensación que recorría mi cuerpo mientras exploraba mi boca fue suficiente para lograr que mi cerebro se desconectara. No estaba pensando, sólo estaba sintiendo. Permití que su cuerpo se presionara más próximo al mío porque era lo que parecía correcto, sus dedos se enterraron en la tela que cubría mi cintura mientras mi corazón se aceleraba con la prisa de todo esto. Estaba siendo irracional e insensata al permitir que esto ocurriera, pero me importó muy poco.

 
Necesitaba recuperar un poco de sentido común.


Jeongguk —dije sin aliento, poniendo mis palmas en su pecho, tratando de mantenerlo a raya. En realidad no quería que se detuviera, pero necesitaba que lo hiciera.


Aunque él pareció ignorar aquella indirecta muy directa, pues sus labios volvieron a unirse con los míos de manera inmediata. No era tan fuerte y él no me lo estaba poniendo nada fácil.


—Jeongguk...—traté de decir su nombre más fuerte, sin embargo, mi cuerpo no se esforzaba lo suficiente en apartarlo, no se esforzaba en lo absoluto. Esta no era la conversación que esperaba que tuviéremos.


Jeongguk se cernió sobre mi estructura en el sofá, apoyándose con una mano en el reposabrazos sobre mi cabeza y la otra en el respaldo. Ay, Dios.

 
—Haye, si me estás pidiendo que me detengas, lo haré —aseguró, y yo cometí el grave error de observar como pasaba su lengua por su labio inferior. Santo cielo. Tragué en seco y tuve que obligarme a desplazar mi mirada hasta encontrar sus ojos—. Pero espero que no sea así, porque realmente no quiero detenerme.


Ugh, que dilema. Jeongguk era bueno hablando dulcemente, por esa razón me encontraba siempre en desventaja. Con su apariencia y sus lindas palabras podía hacer que cualquier chica hiciera lo que él quisiera...yo no era la excepción. Necesitaba un poco de control.


Por favor —agregó, inclinándose hacia adelante para acercar sus labios a los míos.


—No estamos diciendo nada —acoté.


—Yo creo que sí —contrarió—. Quieres esto tanto como yo lo quiero, eso lo dice todo, sólo...por favor.

 
¿Qué me estaba pidiendo exactamente? No estaba segura, pero no fui capaz de preguntarle. Sus suaves labios se presionaron contra los míos con un fervor sorprendente y yo me quedé sin palabras. Su boca se movió con avidez, dejándome sin aliento —y cordura— con un simple paso de su lengua por mis labios. Sintiendo una inusual necesidad por complacerle, le permití entrar, acogiendo su insistencia y mi deseo mientras mis brazos se cerraban alrededor de su cuello. Al diablo. Lo acerqué a mí, tratando de deshacerme del infinito espacio entre nuestros cuerpos. Podía torturarme por mi pésima capacidad de tomar decisiones luego, pensé, disfrutando de la forma en la que sus dedos se enroscaban en mi pelo y se posaban en mi cintura.


—Esto...aquí contigo, es lo que yo quiero —juró, acomodándose en el sofá estratégicamente y llevándome consigo. Acabé sentada a horcajadas sobre su regazo y tuve que sostenerme de sus hombros en lo que trataba de procesar la repentina ráfaga de movimientos a la que fui sometida—. ¿Puedes creerme?


Ahora mismo le creía, pero no podía asegurar que no fuese sólo por el calor del momento. No podía pensar lógicamente. No cuando hacía...esas cosas.


Su nariz se acercó a mi cuello de pronto y su aliento hizo cosquillas en mi piel cuando dijo—: No me importaría rogar.

 
Maldita sea, ¿qué estaba tratando de hacerle a mi estabilidad mental y emocional?


Jeongguk nunca presionaba ni trataba de llevar las cosas demasiado lejos. Cada vez que me besaba con un poco más de emoción, él mismo se frenaba, retrocedía. No empujaba más allá, es por eso que me sorprendí y mi respiración se entrecortó cuando sentí sus labios depositar un suave beso en la columna de mi garganta. Su voz sonó apagada contra mi cuello y mis dedos se tensaron alrededor de sus hombros mientras su nariz rozaba mi piel. Eso no debería de sentirse tan bien.


Realmente necesitaba enfocarme, pero era incapaz de apartarme. Jeongguk estaba jugando sucio. Sus labios se encontraron con los míos con una pasión que me dejó mareada, simplemente no podía ver más allá de él. Una de sus manos se deslizó tranquilamente hacia abajo, agarrando mi cintura nuevamente, dejando un rastro de calor a su paso. Era tan deliciosamente cálido y se filtró a través de mi piel y huesos, y se instaló en mi interior. Sus pulgares frotaron en círculos remolinos de fuego que me produjeron escalofríos. Madre mía. ¿Qué trataba de hacer?


La boca de Jeongguk no me estaba dando tregua, esta cubría la mía de una manera que definitivamente ayudaba en su cometido y obstaculizaba el mío. El suave calor de sus labios mientras me probaba hizo que todo mi interior se convirtiera en mantequilla. Deslicé las manos alrededor de su cuello y lo sujeté, Jeongguk mordió gentilmente mi labio inferior cuando sintió que le correspondía. Él me presionó contra su cuerpo, pegándome a él de una forma que dejó de ser inocente y que provocó sensaciones extrañas en...muchas partes de mi cuerpo.

  
Fijé mis manos en su cabello y continué explorando esto junto a él, saboreándolo y perdiéndome en esa conexión a la que instantes atrás quería negarme. Nunca nos habíamos besado así, con tanto...anhelo y desesperación. Y tal vez no deberíamos. Mierda, estaba teniendo dudas cuando inesperadamente sus dientes atraparon mi labio y lo mordieron suavemente, dando un pequeño tirón, ay, diablos, sentí calor en todas partes cuando hizo eso. Inconscientemente jadeé sobre su boca y él sonrió, volviendo de inmediato a buscar con ansias mis labios. Eso había sido...Jeongguk estaba haciendo que sintiera cosas que no debería, y lo sabía porque nunca había sentido nada parecido.

    
Teníamos que parar, fue la conclusión a la que llegué, y fue como si él pudiese leer mi mente, pues sin decirle nada él detuvo su enérgico asalto a mi boca. De acuerdo, eso era bueno. Esto había sido un poco...demasiado. Jeongguk separó sus labios de los míos, aunque sólo lo suficiente para que nuestro beso se transformara en un simple roce, y entonces pasó su pulgar por mi mejilla, apoyando su frente en la mía.

  
De vuelta a la realidad.


Cuando pude calmar mi respiración y logré conseguir que los latidos de mi corazón se ralentizaran, fui capaz de advertir la comprometedora posición en la que nos encontrábamos. La sangre se acumuló en mis mejillas simultáneamente y con torpeza me las arreglé para ponerme de pie. Tal vez no era bueno que estuviésemos tan cerca.


—Yo...uhh —balbuceé, acomodando nerviosamente un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. Después de ese beso sentía que lucía desastrosa. ¿Qué era lo que iba a decirle?


—Hablaba en serio —mencionó Jeongguk, empujándose serenamente hacia adelante.


—No quiero que ruegues —suspiré, tratando de ignorar el hecho de que sus labios se veían considerablemente más rojos e hinchados. No quería pensar en cómo debía de lucir yo, era un tanto vergonzoso. No debí dejarme llevar de esa manera.


—¿Qué es lo que quieres? —preguntó, alzando sus ojos hasta mí—. Lo que quieres en verdad.


—No lo sé —admití—. Yo sólo...dame un poco de espacio, ¿sí? Necesito pensar.

 
Jeongguk exhaló con pesadez y ocultó su rostro entre sus manos, sabía que esto debía de ser frustrante, pero estaba siendo honesta con él. No es que no quisiera estar a su lado, lo quería más que nada, sin embargo, también quería estar segura de que no le estaba dando mi corazón a alguien que jamás sería capaz de capaz de darme el suyo.

 
—Y tú estás distrayéndome.


—No estoy distrayéndote —protestó, poniéndose de pie frente a mí—. Ese fue mi consuelo. Necesitaba asegurarme de no ser el único que sigue sintiendo esto.

  
Supe en el momento que me besó por primera vez que tenía sentimientos profundos por él. No creía que fuese un secreto. Lo verdaderamente difícil era creer que él pudiese sentir por mí la mitad de lo que yo sentía por él.


—A pesar de lo que tú crees, yo no tengo dudas sobre nosotros. Sé que tú y yo debemos estar juntos, lo sé, pero tú aún necesitas descubrirlo, lo entiendo, así que haré lo que me pidas, sólo...no me apartes.




















































25 DE FEBRERO, 2019
21:18 pm.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫


▬▬ ¡ESTOY AGOTADA! Dios, ¿cómo es posible estar así de agotada después de solamente haber estado sentada?

 
Nos preguntó Seulgi en tono quejumbroso, básicamente desparramándose en el asiento trasero del coche de Jeongguk.

   
» —Me duele el trasero y me estoy muriendo de hambre.


Eran más o menos catorce horas de viaje, tal vez un poco más, cualquier persona vendría con el trasero cuadrado.

 
—¿Algo más que decir? Llevas quejándote los últimos diez minutos —señaló Jeongguk, con la mirada puesta fijamente en la carretera.


—Lleva quejándose las últimas diez horas —corrigió Yoongi.


Pobre. Sonreí al ver la ofendida expresión en el rostro de Seulgi. Ah, realmente la había echado de menos.


—¿Cómo podrías saber eso, huh? ¡Dormiste todo el viaje de regreso! —chilló mi amiga.


Bien.
Era lindo tenerlos de regreso.


—Como sea —le restó importancia, apoyando su cabeza en mi hombro—. Ahora que tengo a mi chica aquí, ya no te necesito.

 
Yoongi puso sus ojos en blanco y sonrió sutilmente al oír las declaraciones de su novia, sacudiendo su cabeza. Entonces Seulgi se acurrucó a mi lado y pasó uno de sus brazos por mi estómago, abrazándome y descansando sobre mí como si fuese su almohada.

  
Haye...hueles a Jeongguk.


Advirtió Seulgi inopinadamente y creo que pude sentir el momento exacto en el que mi alma abandonó mi cuerpo. Yo me tensé y a Jeongguk se le detuvo el auto. Oh, por Dios, eso no había sido para nada evidente.


—¡¿Qué haces?! —se alarmó Seulgi, mirando hacia atrás en caso de que algún auto viniera cerca de nosotros.


Jeongguk no tardó en volver a encender el auto en una maniobra rápida. Yo estaba anonadada, Seulgi consternada, Jeongguk exaltado y Yoongi...él apenas se inmutó. Pero como me gustaría ser él.


—¿Qué fue eso? —cuestionó Seulgi—. Ay, se me detuvo el corazón.


—No seas dramática —resopló Jeongguk, con las mejillas un tanto coloradas, dándole con su dedo nerviosos golpecitos al volante—. Sólo...se apagó.


—Sólo "se apagó" en medio de la carretera, niño.


Esperaba que aquella distracción fuese suficiente para que Seulgi olvidara lo que acababa de descubrir, pero esta era Seulgi, por supuesto que no lo hizo.


—Bien, como te decía...—se volvió hacia mí—. Hueles a Jeongguk, ¿por qué hueles a Jeongguk?


¿Cómo podía oler a él? digo, sí, hace un rato habíamos estado un poquito juntos, pero estaba segura de que no era posible haber quedado impregnada de su aroma con tanta facilidad.


—¿Qué? No huelo a Jeongguk —me defendí, oliendo mi ropa—. ¿Por qué olería a Jeongguk?


—Tú dímelo.


—No lo sé, cariño ¿será tal vez porque está en su jodido coche? —mencionó Yoongi con obviedad—. Hasta yo huelo a Jeongguk y llevo diez minutos aquí.


¡Gracias!


¿Qué cosas piensas, hm? —intervino Jeongguk, haciéndose el tonto.

 
Seulgi se encogió de hombros, volviendo a acomodarse a mi lado. Eso estuvo cerca, por poco y me infarto.

 
—Tengo tanta hambre que creo que ya está afectando mis sentidos. Por cierto, antes de que se me olvide, Jeongguk ¿Sowon ya se encuentra mejor? Hablé con Dani hace un rato y me dijo que fue un choque bastante feo —destacó Seulgi—. Entonces ¿se cancela la boda o qué?


Seulgi —dijo Yoongi en tono reprobatorio.


¿Huh?
¿Boda?
¿Cuál boda?


Mi entrecejo se frunció en confusión y me percaté de que de pronto Jeongguk agarraba el volante con más firmeza. Me sentí un poco perdida, ¿Qué tenía que ver Sowon con una boda?


—Lo siento, fue muy pronto —se disculpó ella—. Creí que ya estaba lo suficientemente bien como para bromear al respecto y todo eso.


—¿De qué boda hablas? —le pregunté a Seulgi, porque sentí como que fui la única que no entendió la broma.


—De ninguna —replicó Jeongguk inmediatamente en lugar de Seulgi, con los músculos de sus brazos tensos.


¿De acuerdo?


Eso estuvo extraño, definitivamente estaba ocultando algo. No iba a insistir, al menos no ahora, aunque no fue necesario que lo hiciera, porque justo cuando creí que tendría que quedarme con la duda, Seulgi se inclinó más cerca de mí.


No le digas que te dije —susurró ella en mi oído, muy, muy bajito—. Pero ¿recuerdas que una vez te dije que hay ciertos requisitos que Jeongguk debe cumplir para asumir el cargo de su abuelo una vez que él se retire?


Asentí con mi cabeza en silencio, no queriendo llamar la atención de los chicos.


—Pues, uno de esos requisitos es asegurar un próximo heredero —continuó Seulgi, haciendo cosquillas en mi oreja con sus murmullos, pero eso no me importó, me fue indiferente mientras sentía mi estómago anudarse, sabía que lo que seguía no sería bueno—. Tienen una forma muy retrógrada de querer hacer las cosas. Piensan que la forma de asegurar un heredero es a través del matrimonio. Por eso necesitan que quien asuma el cargo se encuentre...ya sabes, casado.


¿Qué?

 
Miré a Seulgi, sin poder ocultar la expresión de desconcierto en mi rostro. Ella asintió débilmente y se acercó para terminar de susurrar algo que en definitiva no esperaba ni deseaba escuchar—: Por eso es que el abuelo de Jeongguk quiere que él se comprometa con Sowon.

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