❛ 34 ❜
U N P L A N N E D
treinta y cuatro
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❛ 𝓐ltibajos ❜
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❝ Porque no quiero perderte ahora, estoy mirando a mi otra mitad, el vacío que había en mi corazón, es un espacio que ahora te pertenece. ❞
ㅡMirrors, Justin Timberlake.
24 DE FEBRERO, 2019
19:39 pm.
❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫
▬▬ "¿DÓNDE ESTÁS?". Fue lo primero que dijo papá después de contestar la llamada, no muy feliz. "¿Ya vienes? Taehyung dijo que te vendrías por tu cuenta."
Sí, ese era el plan, pero me vi en la obligación de hacerle unas cuantas modificaciones a último minuto.
"Sí, yo, uh...verás, tuve un inconveniente". Empecé, pues a pesar de que Haye específicamente dijo que podía irme, no me sentía bien haciéndolo.
No era ningún idiota, podía ver lo que estaba justo frente a mis ojos. Los sentimientos de Yeosang por Haye no eran simplemente amistosos, él estaba enamorado de ella, eso era algo difícil de ignorar, la forma en la que la veía lo dejaba siempre en evidencia. Eso, y el que tratara todo el tiempo de estar encima de ella cuando yo estaba presente. Siempre tratando de presumir que la conocía mejor que nadie, siempre recordándome la especial relación que compartían, como si eso significara que era más digno de estar junto a ella.
Esta vez no dijo nada, aunque tampoco fue necesario, con su expresión de perplejidad y consternación lo dijo todo, ah, y la dramática huida. Al menos para mí fue evidente, pues Haye parecía ignorar por completo los sentimientos que él tenía hacia ella. Aunque, algo me decía que eso estaba a punto de cambiar.
No podía estar seguro, pero esa conversación podía no terminar muy bien, y si eso sucedía, no quería que ella estuviera sola.
"Se me hizo un poco tarde, pero llegaré en un rato". Agregué. "No me esperen para comer".
"¿Qué pasó?" Preguntó directamente, esta vez algo preocupado. "¿Estás bien?"
"Sí, muy bien, sólo...tengo que solucionar algo antes de irme. Allá les explico". Repliqué, esperando que fuera suficiente por él.
Papá exhaló desde la otra línea, y a pesar de que no podía verlo, podía visualizarlo asintiendo con su cabeza. "Vale, pero apresúrate, necesito hablar de algo importante con ustedes".
"Seré breve, nos vemos luego".
Me despedí de él y le colgué sin más. Me sentía algo impaciente mientras esperaba a Haye, ya había pasado un rato desde que fue tras de Yeosang y eso me tenía inquieto.
No quería ponerme inseguro con toda esta situación, pero ahora mismo no podía evitarlo. Y no me ayudaba el hecho de que mi cerebro se estuviera poniendo en todos los escenarios más trágicos existentes.
Yo sabía que él la quería. Y sabía que yo no le agradaba. También sabía que como su mejor amigo, su opinión a Haye sí le importaba. Tenía suficiente con una mejor amiga en contra de lo nuestro, no necesitaba también a un mejor amigo.
Ah, mierda.
De cualquier manera, todas mis egoístas preocupaciones y absurdas inseguridades pasaron a un segundo plano en cuanto vi aparecer a Haye por la escalera. Con su rostro todo sonrojado y húmedo; y con sus preciosos ojos hinchados y cubiertos de lágrimas. En ese momento, agradecí no haberme marchado.
Ella se percató de mi presencia al mismo tiempo que yo me percaté de la suya, y entonces, por un breve segundo, sus ojos rojos se agrandaron con alivio, como si realmente le hiciera feliz verme ahí, sin embargo, eso no duró, pues inmediatamente pareció recordar el estado en el que se encontraba y rápido trató de secar las lágrimas que no dejaban de caer por sus coloradas mejillas.
—Oye —me acerqué, cerrando el espacio entre nosotros con tres largos pasos y poniéndola dentro de mis brazos. ¿Qué demonios había pasado?—. ¿Qué pasó, mh? ¿Por qué estás así?
Le pregunté, poniendo su mentón entre mi dedo pulgar e índice para poder alzar cuidadosamente su rostro. No entendía por qué trataba de ocultar el hecho de que estaba llorando cuando se encontraba notoriamente muy afectada.
Ella sacudió su cabeza con ligereza y trató de fingir una sonrisa. Ni siquiera quería imaginar le mierda que debió de haberle dicho como para que ella estuviera así ahora.
—Nada, uh, yo...lo siento, pensé que te habías ido. ¿Qué...qué pasó con la cena? —preguntó apenas, teniendo dificultades para hablar en su intento por no sollozar.
—Espera, vamos adentro —le indiqué, guiándola hasta el interior del departamento.
Cerré la puerta detrás de nosotros y nos llevé a ambos al sofá. Allí, Haye se sentó con sus piernas acurrucadas debajo de ella e involuntariamente se le escapó un suspiro tembloroso. Su respiración era entrecortada, su pecho subía y bajaba irregularmente mientras que ella trataba a toda costa de no volver a ponerse a llorar.
—Le dije a papá que llegaría un poco tarde —le conté, no queriendo que se preocupara por eso—. Ahora, ¿quieres decirme qué fue lo que pasó? —pedí, sentándome a su lado.
Me sentía como la mierda. Verla de ese modo, tan triste y vulnerable, hizo que mi corazón doliera. Era una presión muy desagradable justo en medio del pecho. Sentía como que sería capaz de hacer cualquier maldita cosa para que dejara de sentirse así.
Maldita sea.
¿Por qué carajos tenía que aparecerse?
Quería que lo supiera, quería que todos supieran de lo nuestro, pero no quería que fuera así, se suponía que fuera justo como Haye deseaba que fuera, no así.
Me sentía fatal por la situación, tal vez si no le hubiera pedido ese último beso...ah, tampoco tenía cómo carajos saber que él estaría ahí.
No estaba seguro de porqué Haye se encontraba llorando tan lastimosamente, pero sabía que estaba directamente relacionado con su amiguito y la conversación que acababan de tener, y eso era suficiente para tenerme deseando poder romperle unos cuantos huesos.
—Muñequita —dije pacientemente, pasando mi mano por su cabello—. ¿Por qué estás llorando? ¿Yeosang...él te dijo malo?
Haye sorbió su nariz y vi su labio inferior temblar. En ese instante, el deseo de querer consolarla y el impulso por estrecharla entre mis brazos se volvió demasiado fuerte como para seguir ignorándolo, así que lo hice.
—Lo...lo lamento, no...no quiero llorar, pero no puedo...no puedo dejar de hacerlo —se lamentó Haye, aferrándose a mí, con su rostro ocultándose en mi pecho y sus lágrimas empapando mi sudadera.
—No te disculpes —pedí, manteniéndola cerca y acariciando la piel de su brazo hasta llegar a su hombro, tratando de calmarla.
Haye sollozó desconsoladamente por unos pocos minutos, luchando fuertemente con sus propias emociones para poder recuperar la compostura. No me molestaba que llorara, pero sinceramente...me estaba partiendo el alma.
—Dios, esto es vergonzoso —hipó ella, después de lograr tranquilizarse lo suficiente como para formar una oración coherente—. Me veo ridícula. Siento que...que parezco un tomate. Y uno horrible —tartamudeó, pasando su puño por sus ojos.
—No —negué, secando una de sus lágrimas—. Te ves como una princesa, siempre te ves como una princesa.
Una pequeña sonrisa se arrastró por su cara triste y dejó salir un suspiro cansado. —Lo siento, no quería incomodarte.
—No estoy incómodo, bonita, estoy preocupado —le corregí—. No es como si yo no llorara así que ya deja de preocuparte por eso.
Tal vez, si se tratase de otra persona, podría sentirme de esa forma, pero con ella no era el caso, yo realmente quería que sintiera que podía contar conmigo en cualquier situación, quería que confiara en mí.
Haye asintió débilmente con su cabeza y por su propia cuenta —por primera vez— envolvió sus brazos a mi alrededor y se acurrucó en mi pecho. Quise saltar de la felicidad cuando esto ocurrió. Haye no acostumbraba a ser la primera en acercarse, así que ese pequeño gesto voluntario me hizo sentir complacido y dichoso entremedio de todo.
Felizmente la estreché entre mis brazos, y allí, después de eventualmente poder calmar sus inestables emociones, ella me contó de modo superficial, sin muchos detalles que fue lo que sucedió con Yeosang. Desde su patética confesión de amor hasta su desesperado ultimátum.
El infeliz hijo de...realmente trató de obligarla a escoger entre él y yo. ¿Qué mierda tenía en la cabeza? ¿Quién carajos se creía que era para ponerla en esa situación? ¿Qué clase de "amigo" hacía algo como eso? El imbécil ni siquiera pensó en cómo eso le afectaría a Haye. Él simplemente escupió su veneno, la lastimó con sus palabras y luego se fue. Y encima tenía el puto descaro de victimizarse.
Pedazo de mierda. Si el idiota no fuera importante para Haye, enterraría mi puño en su molesta cara de niñito bueno y no lo pensaría dos veces.
—Ni siquiera supe qué decirle —musitó con pesar—. Yo no tenía idea de que él se sentía de esa forma, jamás dijo nada, en ningún momento, si lo hubiese sabido...
Ella comenzó a hablar, pero se interrumpió a sí misma abruptamente. Sentí un pesado nudo en la garganta en ese instante.
—¿Habría hecho alguna diferencia? —pregunté, temeroso de oír su respuesta.
Haye alzó su rostro y exhaló pausadamente. —No, supongo que no.
—Haye —tragué, haciéndome ligeramente hacia atrás para poder ver bien su rostro—. ¿Tú...alguna vez...sentiste algo por él? O tal vez, ¿sientes?
Tenía que preguntárselo. No dudaba de lo que sentía por mí, era consciente de que nada de lo que había sucedido entre nosotros hasta ahora hubiera ocurrido si ella no sintiera algo por mí, pero eso no significaba que no hubiese podido sentir lo mismo por él. Tal vez, en algún momento, ella llegó a tener sentimientos por él, sentimientos que tal vez asumió que no eran correspondidos. Era posible. Y si ese era el caso, prefería saberlo. Aunque, me asustaba.
Haye frunció el ceño al oír mi pregunta y sacudió su cabeza en un gesto de negación. —No, no era eso lo que quería decir, yo...si lo hubiera sabido entonces hubiera sido clara con él desde el principio. No puedo entenderlo, todos estos años ha sido mi amigo, así es como lo he visto, pero todo este tiempo él me ha visto de forma diferente y ahora...agh, no sé qué es lo que quiere de mí.
De acuerdo, el idiota se había pasado media vida enamorado de Haye y acababa de descubrir que su enamoramiento era unilateral, podía entender que estuviese dolido y con el corazón roto, pero de todos modos, eso no le daba el derecho de tratarla del modo en el que lo hizo ni mucho menos de hacerla sentir insegura con respecto a lo que teníamos. Tampoco justificaba que la pusiera entre la espada y la pared.
Él no podía obligarla a corresponderle.
—Odio esto —manifestó Haye, frustrada, cubriendo su rostro con ambas manos—. Dani pasará por mí en diez minutos y ni siquiera me he cambiado de ropa.
—Creo que entenderá si le dices que no te sientes muy bien como para ir —sugerí, y ella quitó las manos de su cara.
—Quiero ir, necesito distraerme, y tal vez me sirva hablar con ella. Además, ya hice que llegaras lo suficientemente tarde a tu cena con todo este drama —dijo en tono lastimero.
—Olvida eso, ¿Sí? No es importante, no más que tú.
Aunque me hubiese gustado que nada de esto ocurriese en primer lugar.
Ojalá no tuviese que ser así.
No quería que Haye pasara malos ratos, muchos menos por culpa mía. Me sentía como la mierda porque sabía que las cosas serían mucho más sencillas para ella si se hubiese fijado en alguien más. Salir conmigo no era como ir a un jodido día de campo. Por un lado estaba Seulgi y el que Haye temiera que lo nuestro podía estropear mi amistad con ella. Luego estaba Sowon, que la otra noche lanzó todo su asqueroso veneno contra ella. Y ahora también estaba Yeosang, quien muy específicamente le aseguró que rompería su corazón y que estar conmigo no era más que una perdida de tiempo. Trataba de hacer las cosas bien, pero de un modo u otro, indirectamente seguía jodiendo todo.
—Gracias por quedarte —agradeció Haye, ofreciéndome la primer sonrisa sincera después de todo lo sucedido.
¿Gracias?
¿Cómo podía agradecerme si no hacía más que ponerla en situaciones difíciles?
—Lo siento —las palabras se me escaparon con el repentino sentimiento de culpa, como si hubiese estado atragantándome con ellas.
Ella me miró confundida. —¿Huh?
—Que lo siento.
—¿Qué sientes?
—Todo —suspiré y me incliné hacia ella, apoyando mi frente en la suya—. Si no hubiera sido un idiota todos estos años las cosas no serían tan jodidamente complicadas ahora.
Realmente desearía poder borrar todas las estupideces que hice los últimos dos años. Borrar cada mala decisión. Cada momento de insensatez. Borrarlo todo para que nadie pudiese usarlo en mi contra. Ni en su contra.
—¿Por qué dices eso?
—Porque si no me hubiera comportado como un patán con todas esas chicas, Seulgi no se opondría a la idea de que estemos juntos —expliqué, y Haye se echó hacia atrás, mirándome con su entrecejo fruncido—. A ella no le importaría. Si hubiera terminado esa enfermiza relación con Sowon cuando debí hacerlo, no hubieras tenido que escuchar toda esa mierda de la otra noche. Y si no fuera por todas mis malas decisiones, no tendrías que lidiar con personas diciéndote que sólo estoy jugando contigo. No está bien. No debería ser así. Y de verdad lo siento, mereces algo mucho mejor que eso.
Sólo quería disfrutar de esto. Quería, por una vez, poder ser feliz y hacer a alguien sentir de la misma forma, pero no estaba resultando del todo bien.
"Tu vida es complicada y está a punto de volverse aún peor, ¿piensas que ella comprenderá todo eso? ¿piensas que querrá estar contigo?"
Las palabras de Sowon se reprodujeron en mi cabeza de un modo cruel y tormentoso, y mi estómago se revolvió. No necesitaba eso justamente ahora.
"Tu familia, tu vida, tus responsabilidades son...demasiado para cualquier persona. Ponte en su lugar, si ella acarrease todo el drama que tú acarreas, ¿querrías estar con ella?"
Era un pedazo de mierda inseguro, me gustaba pretender que no lo era, quería convencerme de eso, pero siempre vivía con el temor de no ser lo suficientemente bueno. Y ahora mismo, temía que Haye se diese cuenta de que yo no valía la pena.
—¿Así es como te sientes? —preguntó ella, y sonó dolida.
Quise decir algo más, pero justo entonces su celular comenzó a sonar, generando un ambiente incluso más tenso entre nosotros. No respondí a su pregunta, sólo me limité a indicarle con la cabeza que contestara la llamada.
Ella vaciló por un instante, pero finalmente atendió. Era Dani. No fue una llamada precisamente larga, sólo era Dani avisándole que llegaría unos cuantos minutos tarde porque había mucho tráfico.
—Tengo que alistarme —me informó Haye, colgando la llamada y acabando con el incómodo silencio entre nosotros—. Y creo...uhm, creo que los dos tenemos cosas en que pensar.
Acepté con un asentimiento de cabeza, poniéndome de pie, claramente le había dado algo en que pensar. Y a pesar de que la quería conmigo, necesitaba que ella decidiera si en realidad quería lo mismo que yo.
—De acuerdo, vendré después de la cena, llámame cuando estés desocu...
—Veámonos mañana —propuso ella, interrumpiéndome y agachando la cabeza, evadiendo mi mirada—. Creo que es lo mejor. Necesito un poco de tiempo...y tú también.
No, yo no tenía nada que pensar. Sabía lo que quería y a quien quería, pero...quería que ella pensara fríamente en lo que podría significar estar conmigo. Quería que lo hiciera y que tomara una decisión conscientemente. No quería que luego se arrepintiera de esto.
Aunque, si ella decidía alejarse, no podía asegurar que no acabaría rogándole por una oportunidad. Ahora mismo, estaba conteniendo las ganas de tragarme mis recientes declaraciones y de besarla hasta que se olvidara de todo lo ocurrido.
—¿Estás de acuerdo? —preguntó.
No.
¿Cómo carajos iba a poder dormir con esa incertidumbre?
Durante las dos últimas semanas, habíamos hablado por teléfono —cada bendito día— hasta quedarnos dormidos. Me gustaba eso, disfrutaba cada maldito segundo. No quería que hoy fuera diferente.
Desde ya podía prever que hoy sería una noche de mierda.
—Sí...bien —acepté de mala gana—. ¿Aún quieres que te lleve mañana a tus clases de...?
—No, no te preocupes, tomaré un taxi —dijo, forzando una sonrisa—. Te veo mañana.
No quería irme así. No se sentía correcto. Así que, aún tratando de respetar su distancia, ahuequé una de sus mejillas con mi mano y me incliné sólo lo suficiente para poder presionar mis labios sobre su frente. Ella se estremeció y tuve que contenerme con todo para no mandar a la mierda esto y simplemente ir por mi beso de despedida.
—Está bien, pero avísame cuando estés de regreso ¿sí? —le pedí, rompiendo el contacto entre nosotros—. Nos vemos mañana.
24 DE FEBRERO, 2019
20:45 pm.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
▬▬ ESCUCHÉ A DANI contarme sobre su día, me reí de sus anécdotas y fingí interés cuando empezó a hablarme sobre moda. Realmente quería concentrarme en lo que ella decía, pero no podía. Tenía la cabeza hecha un completo lío, por más que lo intentaba, no lograba enfocarme. Quería distraerme, lo necesitaba, pero mi cerebro parecía estar empeñado en torturarme.
No dejaba de pensar en Jeongguk y Yeosang. Mi corazón dolía por los dos. Sentía como si algo se hubiese roto entre Yeosang y yo, y temía que no hubiese forma alguna de repararlo, al menos no si quería que Jeongguk continuase formando parte de mi vida.
Todo esto apestaba.
No era justo que Yeosang me pidiese elegir entre ellos. Era mi amigo, era como mi hermano, por supuesto que no quería perderlo, pero...quería a Jeongguk. Mis sentimientos por él eran diferentes. Quería estar con él, pero ¿por qué parecía que todo estaba en nuestra contra?
Tenía un montón de sentimientos encontrados. Necesitaba despejar mi mente porque sentía como que mi cabeza estaba a punto de explotar.
Tal vez debí pensarlo mejor antes de venir.
—Oye, guapa, eres realmente buena en eso de fingir que me prestas atención, eh —dijo Dani, con una sonrisa divertida en su rostro.
—¿Qué? —me espanté—. ¿Qué estás...? Por supuesto que te estoy prestando atención.
—No, no es cierto —contrarió, aunque no parecía estar ofendida ni molesta en lo absoluto—. Está bien, la verdad es que toda esa charla sin sentido sólo era yo tratando de hallar la forma correcta de decirte lo que en realidad quiero decirte.
Muy bien, ahora sí que me estaba perdiendo, ¿a qué se refería? Hoy estaba un poco lenta para procesar.
—¿Lo que en realidad quieres...? Espera, ¿Tienes algo que decirme?
Dani asintió y por alguna razón la expresión en su rostro me puso un tanto nerviosa. Se veía dudosa. —Sí, la verdad quise decírtelo en cuanto lo oí, pero no quería hacerlo por teléfono.
—De acuerdo —repliqué, temerosa—. ¿Es...es algo malo?
—Oh, no, no te alarmes, es sólo que...como verás, no soy muy buena con esto de la sutileza, así que...espero que no te lo tomes a mal, pero seré directa —advirtió.
Si no era algo malo, ¿por qué me lo tomaría mal? Me pregunté a mí misma. Algo me decía que no era del todo bueno, sin embargo, después de ver las sonrisa tan genuina en el rostro de Dani, no pude preocuparme por eso, pues ella no lograba generarme desconfianza.
—Supongo que tengo que comenzar diciéndote que sé que Jeongguk y tú están saliendo —declaró, y mi cerebro dejó de procesar la información por unos segundos.
Si esa revelación venía junto alguna otra mala noticia, yo misma iba a acabar con mi sufrimiento.
—O bueno, lo sospechaba, ahora tu expresión como que me lo ha confirmado.
Bueno, en mi defensa, no estaba en lo absoluto preparada para algo como eso, no precisamente hoy, así que apenas fui capaz de contener esa estúpida risita nerviosa que se me escapaba siempre que me encontraba sorprendida.
—Vaya, te dejé sin palabras. Descuida, mi queridísima Haye, no diré nada —prometió ella—. En realidad, todavía me estoy haciendo a la idea, en un principio como que no los podía imaginar juntos, pero ahora...pienso que tiene muchísimo sentido.
—Lo siento, aún lo estoy procesando —confesé, esto de ser discretos definitivamente no era lo nuestro—. ¿Él te lo dijo?
—No, de hecho, es sobre eso de lo que quería hablarte. Verás...hace unos días atrás, escuché a Sowon hablar sobre eso. Bueno, más bien la oí despotricar en tu contra con respecto a eso.
Oh.
Por supuesto, tenía que ser.
—¿A Sowon? —repetí, sólo para asegurarme.
—Sí, ¿tú sabes quién es Sowon? —curioseó Dani inocentemente.
Desafortunadamente sí, pensé.
—Sí —contesté, no muy animada a decir verdad, no me gustaba ni siquiera pensar en ella—. La ex novia de Jeongguk, secreto a voces —musité esto último con tono irónico.
—Entonces supongo que ya conoces a la bruja.
—Por desgracia. ¿Tampoco te agrada? Seulgi no le tiene ni una pizca de aprecio.
—Solíamos ser amigas, las tres —me contó—. Pero Sowon, ella no sabe cómo ser una amiga, en su mundo sólo importa ella...ella y Jeongguk, claro. No le gustaba que Seulgi y yo fuésemos amigas de él, eso nos causó muchos problemas y terminamos teniendo un montón de peleas por su paranoia.
Seulgi había mencionado algo al respecto, aunque sólo conocía un trozo de la historia. Sabía que Sowon acabó pensando que Seulgi estaba interesada en Jeongguk y que esa fue una de las razones principales por las cuales se alejaron. Ella debía de tener algún problema si estaba dispuesta a llegar tan lejos sólo para estar con él.
—La cosa es que, aunque no somos cercanas, por desgracia solemos frecuentar los mismos lugares. Hace dos días, fui a Sulwhasoo y por casualidad la escuché hablando con sus "amigas" sobre Jeongguk saliendo contigo.
Podía imaginar que todos sus temas de conversación giraban en torno a Jeongguk, así que no era como que me sorprendiera.
—¿Qué fue lo que ella dijo? —quise saber, porque si venía de Sowon, entonces no podía ser nada bueno.
—Tonterías. Esa chica nunca tiene nada bueno que decir. Le contó a las chicas esas que Jeongguk te llevó a la celebración del cumpleaños de su abuelo y...—se detuvo, titubeante—, dijo que los encontró a los dos apartados de todos y que estaban, uhm...muy juntos en una habitación.
—¿Qué? —exclamé horrorizada. Esa...agh, pero que infeliz—. ¡Eso no fue...! No es cierto, bueno, sí lo es, pero...no es como ella lo insinuó. Estábamos en la habitación de su madre, él...
—Oh, descuida, te creo —aseguró inmediatamente—. No me sorprende que estuviese tratando de dejarte mal. Le gusta convencerse a sí misma de que ella es la única chica respetable y digna de estar con Jeongguk, supongo que eso le permite dormir tranquila por las noches.
—Está demente, no puedo creer que sea tan...—quise ofenderla de alguna manera, pero me mordí la lengua. No quería ser igual que ella. Aunque, me la estaba poniendo terriblemente difícil.
—Adelante —sonrió, animándome—. Puedes maldecirla si quieres, yo me cubriré los oídos.
—Lo haría, pero no es como si eso fuese a quitarme las ganas de...ah, no importa. No entiendo cuál es su problema.
—Tristemente, ahora mismo, tú lo eres —vaya, pero cuanta honestidad—. Si Jeongguk está interesado en ti, eso te vuelve automáticamente en el objetivo principal hacia el cual dirigir su odio, ella es esa clase de chica.
—¿Siempre es así? —cuestioné, porque en verdad no podía imaginar como alguien podía vivir su vida de esa manera.
—No. Me refiero a que, por supuesto que siempre rechaza a todas las chicas con las que Jeongguk sale, pero...ella sabe que tarde o temprano terminará con ellas y volverá a buscarla, así que no se preocupa demasiado. O bueno, así era antes al menos.
Lo sabía, pero aún así no era algo precisamente muy agradable de oír.
—Mh, ya veo —dije en voz baja, enterrando el tenedor en mi pasta.
—¿Pero qué es lo que sucede realmente entre ustedes dos, huh? —preguntó, jugueteando con su comida—. ¿Están tonteando o...?
Me encogí de hombros, porque a decir verdad, no estaba del todo segura. No éramos novios, pero él dijo que éramos "exclusivos".
—¿Estamos...saliendo? —contesté, aunque sonando más como una pregunta que como una afirmación—. Nos estamos conociendo, supongo.
—¿Seulgi lo sabe?
Negué con mi cabeza, aunque después de todo lo que había sucedido hoy, estaba sinceramente considerando el llamarla y decirle todo antes de que alguien más lo hiciera. No podía seguir ocultándoselo, necesitaba los consejos de mi mejor amiga.
—A Seulgi no le hace mucha gracia que Jeongguk se acerque a mí de un modo...uhm, ¿romántico?
—Pero a ti te gusta él ¿verdad? —preguntó y yo asentí débilmente—. ¿Te gusta mucho? —presionó, y me dieron ganas de llorar porque recordé como habíamos dejado las cosas. Quería verlo, no debí sugerir vernos mañana, ni siquiera era eso lo que quería. Niña tonta. Como sea, volví a asentir a modo de respuesta, sintiéndome repentinamente muy tímida al hacer esa confesión—. ¿Qué hay sobre él?
Difícil pregunta.
Muy difícil.
—Creo que le gusto —le contesté, porque realmente no sabía que más decir, no podía hablar por él.
La sonrisa de Dani se hizo sólo más grande y me miró con cierta ternura. —Creo que eso es obvio, y también creo que puede que sea algo más que sólo gustar, Jeongguk no se arriesgaría contigo sólo por una atracción física, debe haber algo más.
Esperaba que sí, porque sabía que lo que yo sentía por él era mucho más que una simple atracción. Era curioso, pero el hecho de que Dani supiera sobre esto, me hizo sentir...aliviada. Era como si por fin tuviese a alguien con quien conversar.
—Necesito oír la historia completa —pidió, con un brillo de emoción en sus ojos—. ¿Por favor?
No era una historia tan larga, pero de todos modos le di en el gusto. No quería aburrirla, pero ella estaba realmente interesada, así que cada vez que trataba de contar los hechos superficialmente, ella exigía detalles, por lo tanto, la historia corta terminó siendo de todo menos eso.
—Espera, entonces, después de todas las cosas que él te ha dicho ¿tú solo "crees" que le gustas? ¿crees? —hizo énfasis en aquella palabra, incrédula—. ¡Te pidió que te casaras con él! ¿qué más necesitas? ¿que se tatúe tu nombre en su frente?
—Por favor, no hablaba en serio, estaba muy, muy borracho —le recordé, riendo de su dramatismo—. Y no es como si pudiera decir que lo tengo comiendo de la palma de mi mano.
—¿Por qué no? Yo tengo a Taehyung comiendo de la palma de mi mano y no tengo ningún problema con decirlo —presumió, bromeando—. Vamos, Haye, al idiota le gustas tanto que está incluso dispuesto a esperarte, y estamos hablando de Jeongguk, él no hace ese tipo de cosas, jamás. Es el ser humano más impaciente que conozco.
Oh, sabía eso, Jeongguk era impaciente con respecto a todo, pero aún así se las arreglaba para jamás hacerme sentir presionada, él respetaba mis tiempos, esa era una de las muchas razones por las cuales me gustaba tanto.
—Estoy sorprendida, es como...es como si Jeongguk estuviese recuperado a su antiguo yo, eso es lindo. Ya estaba perdiendo la fe, creí que nunca saldría de su etapa de idiota.
—¿A su antiguo yo? —curioseé—. ¿Cómo así?
—Me refiero a que, el Jeongguk que describes, me recuerda muchísimo a la persona que Jeongguk era antes de...ya sabes quien. No sé cómo lo hizo, pero esa chica marcó un antes y un después en él.
—Sí, eso es lo que he escuchado —mencioné, tomando un sorbo de mi bebida porque esa información siempre me dejaba un mal sabor de boca.
—Pero, oye, tú estás logrando algo mucho mejor.
Alcé mis ojos y la miré, no comprendiendo muy bien a qué se refería con eso.
—Conozco a Jeongguk desde hace muchísimos años, desde que éramos niños. Antes de que todo el drama con Sowon ocurriera, él era un chico realmente dulce. Era un poco idiota en algunos aspectos, pero era un buen chico. Recuerdo que solía escribir cartas para ella, siempre le llevaba chocolates y flores, era muy detallista y romántico, todas las chicas envidiaban a Sowon, muchas chicas a esa edad soñaban con salir con un chico así, pero...a Sowon no le gustaban esas cosas.
Escuché a Dani atentamente y sentí mi corazón oprimirse al imaginar a un Jeongguk más joven así de enamorado.
—Sowon gustaba de Jeongguk, pero supongo que se sentía más atraída por su físico que por su personalidad, además, era el chico que todas querían pero que ella tenía. Se sentía complacida por tenerlo en la palma de su mano más que por cualquier otra cosa.
Que narcisista. Imaginaba que en algún punto había sido una chica con un buen corazón, ahora no estaba muy segura de ello.
—Recuerdo lo mucho que le gustaba presumir que Jeongguk era capaz de hacer cualquier cosa por ella, hasta el punto en el que él transformó por completo su personalidad sólo para encajar con sus estándares. La cosa fue que, al final lo único que él logró fue perderse a sí mismo. A pesar de todo, Jeongguk jamás puso a ninguna otra chica sobre Sowon, incluso cuando ya no estaban juntos, él siempre volvía de una forma u otra ella. Por eso es que ahora mismo está tan cabreada contigo.
—¿Porque ya no tiene a Jeongguk comiendo de la palma de su mano?
—No —contrarió Dani, sacudiendo su cabeza—. La noche del cumpleaños de su abuelo, Jeongguk hizo su elección. Él te escogió a ti.
Oh.
Bueno, no lo había visto de esa forma.
—Ya no está corriendo como un perrito faldero detrás de ella, la está dejando atrás. Finalmente el chico está haciendo las cosas bien —dijo Dani, genuinamente contenta—. Y por la forma en la que se está comportando, supongo que siente que puede ser realmente él estando contigo, eso es bueno.
Me gustó oír eso, de pronto me hizo sentir muy feliz. Era lindo que ella creyera eso. Nunca quería que Jeongguk sintiera que debía ser alguien más a mi alrededor, porque yo no cambiaría nada de él.
—Y tal vez ahora estás teniendo un momento difícil con todo lo de Yeosang y Jeongguk, pero te daré un consejo, no tomes decisiones del corazón por ninguna otra persona que no seas tú. Jeongguk quiere estar contigo y si tú quieres estar con él, no dejes que nadie más intervenga, porque...eso es lo que quieres, ¿no?
—Sí —admití, claro que sí—, pero...es que no puedo entender por qué.
—¿Por qué que?
—Por qué me eligió. Me refiero a que, lo he visto, él recibe atención por parte de todo el mundo. Puede tener a cualquiera, literalmente.
Dani levantó una de sus cejas y me miró con un gesto de incredulidad. —No estás hablando en serio, ¿verdad?
Me limité a asentir. ¿Por qué la estaría engañando? No había nada extraordinario en mí. No es que creyera que era fea o insignificante, era sólo que...era alguien común y corriente. Ni siquiera mi personalidad era del todo buena. Y él era tan...todo.
—¿Te gustaría saber qué fue lo primero que pensé de ti cuando te vi? —preguntó, aunque no esperaba una respuesta—. Quería saber quién diablos era la hermosa chica parada a un lado de Seulgi esa noche en casa de Jeongguk. Tenías ese rostro angelical y esa sonrisa tímida, incluso yo me sentí aturdida por ti. Luego hablaste y fue tu dulce personalidad la que brilló. Fuiste amable y encantadora desde el minuto uno. Si yo quería llegar a conocerte y convertirme en tu amiga, creo que puedo hacerme una idea sobre qué fue lo que Jeongguk pensó al verte.
De acuerdo, estaba sensible y muy emocional, si seguía diciéndome cosas así de lindas iba a ponerme a llorar por millonésima vez esta noche.
—Hay algo dentro de ti que lleva a la gente a querer estar cerca. Y ese algo es lo que Jeongguk probablemente ve en ti. Así que no dudes de ti ni siquiera por un segundo, porque confía en mí, si entre ustedes hay alguien afortunado por estar con el otro, ese es Jeongguk.
Asentí y traté de grabar todas sus palabras en mi cabeza. Definitivamente necesitaba esta conversación.
—Y no dejes que las palabras de personas que no tienen idea de nada te afecten, yo lo permití durante años y sólo conseguí negarme a mí misma el ser feliz. Puede que sea arriesgado, pero confía en él. Muchas personas podrían decirte lo contrario, pero Jeongguk no es de jugar. Sus relaciones pasadas fueron esporádicas, pero me consta que nunca le prometió nada a esa chicas, nunca se esforzó en realidad. Él no dice las cosas sólo por decirlas, así que si no te da motivos para desconfiar de él, no lo hagas. Sólo...date una oportunidad, porque si no lo haces te aseguro de que te arrepentirás.
24 DE FEBRERO, 2019
23:15 pm.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
▬▬ NO ESTABA SEGURA de cuantas veces había borrado y escrito el mismo aburrido mensaje. Sólo era un maldito "hola", por Dios ¿cómo era que no podía simplemente enviarlo?
Después de mi charla con Dani, no dejaba de pensar en lo mal que había actuado hace un rato. Me sentí mal por el hecho de que Jeongguk sintiese que debía disculparse por su pasado. Odié que se sintiera culpable. Y me asusté. Mi cabeza no dejaba de jugarme malas pasadas. Temí que Jeongguk fuese a pensar en que tal vez lo que teníamos simplemente no valía tanto drama.
Tenía la absurda idea que si me alejaba de las personas antes de que estas pudiesen alejarse de mí, dolería menos. Había confirmado que esa ridícula teoría no era cierta —un montón de veces— pero seguía haciendo lo mismo. Esa era mi pésima forma de protegerme a mí misma. Cuando las cosas se ponían difíciles, huía, pero no quería hacerlo esta vez.
Quería hablar con él, ser sincera y esperar que él también lo fuera. Eso era todo. Podía hacerlo. No moriría por intentarlo, me consolé. De acuerdo, niña, puedes hacerlo, me dije a mí misma y finalmente envié el bendito mensaje.
Y la rapidez con la que Jeongguk me contestó fue sorprendente. Ni siquiera me dio tiempo de ponerme aún más nerviosa. Excelente servicio.
Al fin ¿eso era bueno, no?
Tenía que serlo.
Creí lo mismo. Antes de ver a Dani, estaba convencida de no escribirle, pero estaba siendo inmadura y egoísta. No podía esperar todo el tiempo que fuese Jeongguk quien diese el primer paso. No había forma de que esto funcionara si yo no ponía de mi parte.
No era yo, era mi insegura cabecita hablando.
Era tan frustrante ser yo, muchas veces deseaba poder arrancarme la cabeza sólo para dejar de pensar por un rato. No me gustaba ser de esta forma, tenía más altibajos que un maldita montaña rusa. Un segundo estaba bien, feliz, conforme, y al otro estaba sobre analizando y cuestionándome absolutamente todo. Necesitaba relajarme con urgencia o moriría demasiado joven.
Jeongguk envió a continuación, con apenas unos pocos segundos de diferencia. Y entonces me volvió el alma al cuerpo. Quería verme. Permiso para llorar otro poco.
Ese mensaje era lo único que necesitaba ahora mismo, saber que se sentía de la misma forma que yo me trajo de regreso la paz mental que tanto anhelaba, así que sin pensarlo dos veces, escribí de vuelta.
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