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U N P L A N N E D
treinta y uno
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❛ 𝓐rpía ❜
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❝ Si juegas estúpidos juegos, ganas
estúpidos premios. ❞
ㅡMiss Americana and the Heartbreak Prince.
21 DE FEBRERO, 2019
19:05 pm.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
▬▬ JEONGGUK HUNDIÓ su rostro en el hueco de mi cuello, respirando suave y cándidamente sobre mi piel, provocándome cosquillas que momentáneamente me hicieron estremecer.
Uno de sus brazos se encontraba alrededor de mi cintura e incluso dormido seguía aferrándose a mí con firmeza. No estaba segura de en qué momento se quedó dormido, ni en qué momento fue que adoptamos esa extraña posición, pero no me molestaba en lo absoluto.
El sofá no era lo suficientemente grande para los dos así que Jeongguk se encontraba básicamente pegado a mí. Yo no estaba precisamente familiarizada con...bueno, nada de esto, ni a las muestras de afecto ni mucho menos a esta clase de cercanía, sin embargo, me estaba resultando sorprendentemente fácil adaptarme a sus costumbres y a él.
En estos últimos días, unas de las tantas cosas que había descubierto sobre Jeongguk, era que el contacto físico, sin lugar a dudas, era su manera predominante de demostrar y expresar cariño. Siempre me estaba tomando de la mano, abrazando o tocando de cualquier modo que le resultara posible, y después del beso, sentía como que eso se había multiplicado por mil. Me parecía muy lindo. Y no importaba las veces que me robara besos, o entrelazara sus dedos con los míos, o dijera palabras lindas en mi oído, mi corazón se seguía emocionando como la primera vez, tal vez un poco más, porque mis sentimientos por él definitivamente se fortalecían con cada segundo.
Incluso ahora, el pobre estaba inconsciente aquí a mi lado, y aún así yo me sentía la chica más feliz de todas por sólo estar entre sus brazos.
Era ridículo, pero era cierto.
Solía pensar que tal vez cuando me llegase a interesar en alguien sentimentalmente, podría llegar a ser esa clase de persona un tanto...¿distante? Me refiero a que, no podía imaginarme a mí misma queriendo estar tan cerca de alguien todo el tiempo, creía —y temía— que podría sentirme asfixiada o algo por el estilo, pero como en muchas otras cosas, había estado equivocada. Me gustaba esto. Me gustaba que Jeongguk fuera siempre tan dulce, y cariñoso, y expresivo, incluso con su cuerpo.
Tristemente, aunque me sentía muy feliz de estar junto a él, incluso cuando no estábamos haciendo nada además de ser un par de perezosos, ya se estaba haciendo tarde...y él tenía que irse.
Y era por ese detalle que llevaba los últimos tres minutos tratando inútilmente de despertarlo, no estaba teniendo éxito, cada vez que conseguía una reacción, él sólo se quejaba y rezongaba como un obstinado niño pequeño, procediendo a hundir más y más su rostro en mi cuello.
—Oye —insistí, moviendo cuidadosamente su brazo, el cual él afianzó aún más a mi cintura—. Jeongguk, ya son las siete —le avisé por lo bajo, removiéndome a su lado.
—Mhh —se quejó nuevamente, presionándome más cerca de él—. No quiero.
—¿Qué no quieres? —pregunté, entretenida con verlo actuar de esa forma—. Se te hará tarde.
—No quiero ir —protestó, aún sin abrir sus ojos—. Voy a quedarme aquí.
Jeongguk enredó una de sus piernas entre las mías y vi como se acomodaba, muy dispuesto a seguir durmiendo. Se veía adorable cuando dormía, tanto que no pude detener el impulso de pasar mis dedos por su cabello, me sentía en la obligación de hacerle mimos. Por Dios, nunca pensé que querría hacerle mimos a alguien. Deslicé mis dedos por su suave pelo y acaricié delicadamente la parte donde terminaba este, Jeongguk suspiró en aprobación y eso me incitó a continuar, dejé de hacerlo sólo cuando advertí que me estaba distrayendo.
—Mhh, por favor, no dejes de hacer eso —musitó quejumbroso, exhalando pausadamente en la piel de mi hombro—. Quiero quedarme contigo.
Quería que se quedara conmigo también. Tenía muy claro que él no quería asistir a ese lugar al cual tenía que ir, y me entristecía pensar en todas las cosas que estaba obligado a hacer sólo para mantener las apariencias. Jeongguk merecía algo mejor que eso. La gente con dinero era bastante extraña, pero ¿quién era yo para juzgar? Podía suponer que tenían sus razones para hacer las cosas que hacían, aunque eso no cambiaba el hecho de que la situación en la que Jeongguk se encontraba, apestaba.
—Puedes quedarte —le di la opción, peinando hacia atrás el cabello que caía sobre su frente—. ¿Pero no dijiste que era el cumpleaños de tu abuelo?
Jeongguk soltó un bufido ante la mención de su abuelo y alzó ligeramente su rostro. —¿Piensas que soy mala persona por no querer ir?
—No —sonreí al ver la contradicción en su rostro—. Tu abuelo suena como a que es una persona complicada, tus razones tendrás para no querer ir.
—No quiero dejar esto para ir a morirme de aburrimiento a ese lugar.
—Bueno, si consideramos que te quedaste profundamente dormido, no sé qué tan divertido puede ser quedarse aquí conmigo —jugué con él.
—Pero tú dijiste que podía dormir —señaló, haciendo inconscientemente un puchero—. Es relajante cuando haces eso en mi cabello.
—Lo noté.
—No estaba aburrido —musitó, presionando sus labios con un roce superficial en un punto específico de mi cuello—. No te imaginas lo mucho que me gusta estar contigo. Preferiría dormir a tu lado antes que hacer cualquier otra cosa con cualquier otra persona.
Pero que talento que tenía con las palabras, este chico.
Hacía que mi corazón latiera como un desquiciado.
Jeongguk quitó el mechón de cabello que seguía colándose en mis ojos y sin previo aviso, se inclinó y presionó un gentil beso sobre mis labios. —Aunque, podrías venir conmigo.
Sugirió muy de la nada, sin ninguna advertencia previa, ganándose una justificada —e impulsiva— carcajada de mi parte ante su risible propuesta.
—No hablas en serio —señalé, dejando de sonreír al ver que él no lo hacía—. ¿Es broma, verdad?
—¿Por qué no? —cuestionó, acomodándose e incorporándose en su lugar.
¿Como que "por qué no"?
—No puedo ir ahí —mencioné lo obvio—. ¿Qué podría hacer yo en un lugar como ese?
—Pues...estar conmigo —solucionó rápidamente, tratando de persuadirme con esa encantadora sonrisa suya.
—Ya, pero no estaría sólo contigo, Jeongguk, es el cumpleaños de tu abuelo —le recordé, en caso de que estuviese olvidando ese pequeño detalle—. Ahí sólo va gente importante, con montañad de dinero y todo eso. Además, la última vez que estuviste allí te fotografiaron y Seulgi lo vió.
¿Era esa una excusa? Sí, seguramente lo era, pero no era ninguna mentira. La gente adinerada convertía todo en un "gran evento", y yo no quería ser parte de toda esa parafernalia.
—Ese fue un evento de caridad, este es un evento privado, no habrá fotografías —aseguró Jeongguk, mirándome con sus preciosos y brillantes ojos bien alzados—. Anda, ven conmigo.
No podía permitir que me convenciera.
No, señor.
—Sólo nos pasáremos un rato, lo prometo. Y luego te llevaré a comprar todos los pastelitos de chocolate y dulces que quieras —negoció, justo en mi debilidad.
—Estás jugando sucio —acusé—. Además...tu abuelo me asusta, suena a que es alguien en serio intimidante, ¿y si no le agrado? Estoy segura de que no le agradaré, no creo que le agrade la gente que aparece en su cumpleaños sin una invitación.
Y ya estaba hablando de más, evidentemente comenzaba a ponerme nerviosa, ¿podían culparle? Yo sólo era una chica...una chica que no olvidaba que Jeongguk era nieto de uno de los hombres más importantes, influyentes y reconocidos de, nada más y nada menos, que el país. Ay, diablos, se me revolvía el estómago sólo de pensar en estar cerca de él. Me daban escalofríos, esa era una mala señal. Y eso no era todo, porque en realidad había algo que me ponía incluso más nerviosa, algo que era más importante para mí y que ciertamente no podía pasar por alto.
—¿Y qué hay de tu padre? —manifesté mi segundo temor atropelladamente, esperando que de esta forma él reconsiderará su oferta—. Dijiste que él también asistiría ¿y si no le agrado a tu padre? ay, no, ese sería un doble fracaso, no gracias.
Jeongguk y yo ni siquiera éramos...novios. No estaba segura de qué rayos éramos. Recién nos estábamos conociendo, no quería que su padre me desaprobara antes de siquiera llegar a ser "algo", eso sería horrible, aunque mi temor no pareció provocar el impacto que esperaba en Jeongguk. A este chico nada le afectaba.
—Vale, veamos —aclaró sutilmente su garganta—. Para empezar, a mi abuelo no podría importarle menos si me acompañas o no, él simplemente me quiere allí, estará contento sólo con tenerme ahí jugando a la familia feliz. Además, no debería importarte si le agradas o no, no tiene buen juicio, así que su opinión no es importante. Y con respecto a lo otro, confía en mí, no hay forma en el mundo de que no vayas a agradarle a mi padre —aseguró él, tratando de aquietar mis temores—. Y ya sabes, tendrás que conocerlo tarde o temprano.
¿Tenía que?
Bueno, si ese era el caso, entonces tal vez prefería tarde.
Creía que eso de conocer a las familias se daba cuando existía una relación formal y toda la cosa. ¿Cómo iba a ser presentada por parte de Jeongguk a su padre? ¿Como su amiga? Eso no sonaba tan mal, pero tampoco sonaba bien. No iba a ponerme a exigir cosas, por supuesto que no, pero no quería ser sólo su...amiga. Yo no besaba a mis amigos. Aunque, él probablemente si había besado a unas cuantas de sus amigas. Diablos, no debí pensar en eso. Tal vez tampoco debí permitir que lo del beso ocurriera. Tal vez debí esperar un poco más. Habíamos cruzado una línea, ahora todo estaba difuso y confuso para mí.
Maldita sea, estaba bien con todo esto hace un momento, ¿por qué de pronto me estaba complicando tanto la cabeza?
—Así que, ¿por qué no ahora? —preguntó, restándole importancia al asunto, como si no fuese la gran cosa, aunque ahora, para Jeongguk nada parecía ser la gran cosa.
En su cabeza todas estas cosas parecían ser relativamente fáciles, pero para mí...¿qué podía decir? mis inseguridades y mi ansiedad solían jugarme muy malas pasadas, por lo general convertían incluso las cosas más sencillas en problemas colosales.
—¿Acaso le presentas a tu padre a todos tus amigos, hm? —curioseé.
—A los más cercanos, sí, pero...ahora como que quiero presentarle a mi futura novia —tonteó, con una socarrona sonrisa tironeando de la comisura de sus labios.
Yo puse mis ojos en blanco como acto reflejo y sacudí suavemente mi cabeza. —Con que futura novia, eh ¿y quién es esa?
Me gustaba eso de "futura novia".
Mucho más que ser simplemente una "amiga".
—No creo que la conozcas, es la mejor amiga de mi mejor amiga —replicó llanamente mientras que sus labios volvían a presionarse contra los míos, aunque esta vez fue algo más que un simple y fugaz roce.
Su boca cubrió la mía y sus labios se movieron de manera experta, pero siempre suaves y gentiles sobre lo míos, encargándose exitosamente de distraer mi dispersa cabecita por un par de segundos antes de separarse y mirarme fijamente a los ojos.
—No tiene que ser la gran cosa —añadió, tranquilo—. Sé que no quieres apresurar las cosas y lo respeto, así que sólo diré que eres mi amiga. No lo veas como algo tan importante. Hasta voy a comportarme, guardaré lo de futura novia para otra ocasión —bromeó, quitándole gravedad y seriedad al asunto—. Sólo, por favor, ven conmigo.
21 DE FEBRERO, 2019
20:37 pm.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
▬▬ LOS LLAMATIVOS y también curiosos ojos de Jeongguk me examinaron descaradamente desde la cabeza hasta la punta de los pies, observando de manera detallada —una y otra vez— mi atuendo. Fui muy consciente de esta nueva clase de exposición y no pude evitar sentirme algo ansiosa al respecto. A decir verdad, me sentía sumamente incómoda, apenas había tenido tiempo suficiente para prepararme. Ni mi vestido, ni mis zapatos, ni mi maquillaje, ni mi cabello terminaban de convencerme a pesar de lo mucho que me había esforzado, sin embargo, de cierta manera, tener a Jeongguk mirándome casi como si estuviera embelesado me proporcionó una ligera sensación de conformidad y...satisfacción.
Vi a Jeongguk abrir la boca, dispuesto a decir algo que seguramente iba a hacer que mis mejillas se sonrojaran, así que me vi en la obligación de interrumpirlo antes de que lograra su cometido.
—No, no lo digas —advertí sin más, mirando por última vez mi reflejo en el espejo de cuerpo completo.
—¿El qué? ¿Que te ves tan pero tan hermosa que pareces incluso más inalcanzable? Haces que mis manos suden y que mi corazón quiera salirse de mi pecho —lo dijo de todos modos, mirándome con esa sonrisita de costado y tirando de mi mano en su dirección, forzándome a dar una vuelta en mi propio eje para permitirle así una imagen completa de mi vestido—. Te ves...impresionante, por si no lo dejé claro.
—Es el único vestido que tengo que creo que podría estar a la altura de la ocasión —mencioné, porque aunque este era mi mejor vestido, sinceramente no creía que fuera suficiente. Era una chica de muchos vestidos, pero no esa clase de vestidos.
Ugh, ¿por qué dejé que me convenciera?
Todo había sido demasiado repentino, si lo hubiera mencionando antes, al menos habría tenido tiempo para prepararme mejor. Había tenido un poco más de una hora para buscar un vestido apropiado, unos lindos zapatos, arreglar el desastre de mi cabello y poner algo de vida en mi rostro con un poco de maquillaje. Por suerte me había duchado antes de verme con Jeongguk, si no de ninguna manera habría acabado a tiempo. Ni siquiera sabía cómo rayos Jeongguk lo había hecho. El chico condujo hasta su casa, se duchó, secó su cabello, se vistió, se peinó, arregló todos los detalles, se comió una hamburguesa y luego regresó por mí...¿cómo diablos?
—Es muy bonito, en verdad te ves excepcionalmente hermosa, así que me disculpo de antemano si de pronto me ves babeando cerca de ti —jugó, estaba animado, muy animado, eso era evidente. Me gustó muchísimo verlo así, incluso cuando ahora mismo era un manojo de nervios.
—Que exagerado —solté una carcajada, sacudiendo mi cabeza porque estaba segura de que no era para tanto, él sólo era demasiado dulce—. En serio aprecio que seas tan considerado y tan lindo, pero sé que no es la gran cosa, así que no tienes que...
—Oye —me cortó, rayos, iba a regañarme —. No sigas por ahí, por favor, me ofende que pienses que sólo estoy tratando de proteger tus sentimientos.
Oh.
—No es eso, es sólo que...me refiero a que...—balbuceé como la inepta que era—. Yo sé que...—agh, ¿por qué siquiera lo intentaba? Él tenía razón, sólo estaba siendo insegura.
No quería hacerlo, pero no podía evitar hacer ridículas comparaciones en mi cabeza. Había visto las fotos de Jeongguk con Sowon esa otra noche en el evento de caridad, ella lucía...despampanante, era difícil sacarse esa idea de la cabeza cuando creía que la vara con la que podría medírseme era esa. Y no me refería a Jeongguk, sino a la gente que iba a estar en ese lugar, la cual se guiaba por los mismos cánones.
—Ah, mi dulce y muy testaruda Haye —suspiró, tomando cariñosamente mi rostro entre sus manos y alzándolo de modo que no me quedara otra opción más que la de mirarlo a los ojos—. ¿Cómo es que no te das cuenta de cuán impresionante eres? —se lamentó por lo bajo, y eso...hizo que mi corazón se encogiera—. Temes no estar a la altura, pero yo te miro y veo a una verdadera princesa, no entiendo.
¿Cómo demonios mi corazón no iba a quererlo si decía cosas como esas? Ni siquiera me dejaba otras opciones, siempre era tan...el chico ideal. Jeongguk sabía exactamente que decir para enviar lejos todos mis temores e inseguridades, ¿y es que cómo podía sentirme poca cosa si él estaba aquí, mirándome como si fuera lo más digno de admirar?
—Lo siento —me disculpé, porque verdaderamente sentía la necesidad de hacerlo por ser tan cabezota e inestable. Sabía que podía llegar a ser muy frustrante, aunque no lo hacía intencionalmente.
Jeongguk frunció el ceño y chistó su lengua. —No te disculpes —me regañó—. Voy a recordarte lo extraordinaria que eres hasta que se te quede grabado en esa terca cabecita.
Tenía que trabajar muchísimo con el tema de mis inseguridades. No me agradaba la idea de buscar aprobación en otras personas, tampoco me gustaba compararme y últimamente sentía que lo estaba haciendo con mucha frecuencia. Tenía que dar un paso hacia atrás y no seguir por ese camino.
—Lo lamento, es que me siento un poco intimidada cuando pienso en las...uhm, ya sabes, personas que estarán allí —admití, encogiéndome de hombros.
Aunque sólo fuésemos a estar cinco minutos en ese lugar, no podía evitar sentirme inquieta. ¿Quién no lo estaría en mi situación?
—Entiendo —aseguró comprensivamente—. Y realmente quiero que vengas conmigo —manifestó con franqueza, aunque cabizbajo, ay—, pero quiero, y me importa mucho más que te sientas bien, que estés cómoda.
Oh, no.
Sabía hacia donde iba esto.
—No tenemos que ir —expuso finalmente—. No es necesario, no quiero que te sientas fuera de lugar. Además, ni siquiera quería ir en primer lugar.
Extrañamente, eso no me hacía sentir mejor.
Jeongguk trató de sonreír, pero pude reconocer que la que me ofreció esta vez no fue una sonrisa sincera. Sabía que él no quería asistir a ese lugar, pero igualmente se veía decepcionado.
No quería ser la causante de eso.
—La verdad, siento como si estuviera...uh, no lo sé ¿disfrazada? —confesé, mirando mi atuendo—. Es extraño y no te mentiré, es terriblemente incómodo, pero...quiero estar contigo.
Ay, no, aquí iban mis sonrojadas mejillas.
¿Por qué no podía expresarme por una vez sin ponerme toda tímida?
Al diablo, ya me daba igual. Jeongguk hacía esto todo el tiempo así que quería creer que sería capaz de hacerlo por un par de horas. El pobre se la pasaba fatal en esos eventos, siempre lo decía, así que si podía hacer que su noche fuese un poco más amena, pues nada perdía intentándolo.
—Y también quiero hacer esto por ti. Tú lo dijiste, tengo que hacerlo tarde o temprano, ¿no? —bromeé, sintiendo una alegría distinta a las demás al verlo volver a sonreír. Jeongguk sonreía incluso con sus ojos cuando lo hacía de manera honesta. Me gustaba muchísimo eso de él.
Me tomé la libertad de arreglar el cuello de su camisa, lo cual Jeongguk me permitió y aceptó gustosamente.
—Sí, bueno, sé que mi familia es un poco complicada, pero de todos modos tendré que invitarlos a nuestra boda y también los verás en las reuniones familiares, así que sí, es mejor que comiences a familiarizarte con ellos desde ya —tonteó, envolviendo mi cintura con sus brazos, jalándome hacia su pecho.
Pasé mis brazos por alrededor de su cuello como un acto reflejo y alcé mi rostro, siendo muy consciente de la diferencia de altura entre nosotros.
—Y tú, definitivamente tienes que dejar de proponerme matrimonio —destaqué divertida, recordando su alcoholizada propuesta de hace unas semanas.
Y vaya que me resultó impactante pensar en lo rápido que habían cambiado las cosas desde esa noche hasta ahora.
—Mhh, sí, puede que tengas razón —aceptó él, descolocándome un poco al verlo pasar fugazmente la lengua por sus labios, humedeciéndolos de manera tentadora. Ay, por favor, cálmate Haye.
De pronto hacía un poco de calor, ¿no?
—Creo que debo comenzar por pedirte que seas mi novia, ¿no? —ah, maldito seas.
Sus brazos se apretaron a mi alrededor y la más grande sonrisa que jamás sentí se formó en mis labios cuando su cálido aliento hizo cosquillas en mi piel. Jeongguk se inclinó hacia abajo para comenzar a esparcir suaves, ligeros besos alrededor de mi boca, sobre mi mejilla, en la punta de mi nariz. Y de pronto era él todo lo que podía ver y sentir. —Con suerte me dirás que sí cuando te lo proponga por milésima vez.
21 DE FEBRERO, 2019
22:29 pm.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
▬▬ JEONGGUK ME GUIÓ por entre medio del tumulto de presuntuosos y acaudalados invitados bien vestidas, con sus dedos entrelazados firmemente con los míos, tirando gentilmente de mi mano para que caminase justo por detrás de él, haciéndonos paso de manera discreta a través de una de las tantas puertas que se encontraban alrededor del espacioso y sofisticado salón. No sabía exactamente hacia donde nos dirigíamos, pero sí sabía que cualquier lugar sería mejor que este.
A decir verdad, todo estaba resultando mejor de lo que creí. ¿Me sentía fuera de lugar? indudablemente, pero a pesar de eso, no estaba siendo tan terrible. Todas esas personas importantes y exitosas se volvieron menos intimidantes después de un rato. Además, tener a Jeongguk a mi lado significaba ser tratada con amabilidad por toda esa gente. Era algo así como popularidad por asociación, al igual que en la escuela. Estar con los populares tenía sus ventajas, ¿no? pues aquí parecía suceder algo similar.
Por suerte no había tenido que relacionarme con nadie más de lo necesario, apenas había intercambiado unas cuantas palabras con las personas que se acercaban a saludar a Jeongguk. Aún así, si tenía la oportunidad de alejarme por un momento de todo esto, iba a tomarla.
No estaba segura de cuantas habitaciones habíamos cruzado ya para el momento en el que llegamos hasta nuestro destino, y es que esta casa era excesiva e innecesariamente grande. La inmensa casa de Jeongguk lucía pequeña en comparación con esta. Aunque, este lugar no se sentía como un hogar en lo absoluto. A excepción de esta habitación. La cual definitivamente era el sueño de cualquier persona amante de las películas de época.
Parecía la habitación de una princesa, era bastante impresionante. Espaciosa, pero acogedora. Tenía una cama con dosel de ensueño y la pintura mural era muy bella. Era una habitación preciosa, y la gran cantidad de fotografías que decoraban las paredes le proporcionaban una particular calidez.
—¿Podemos estar aquí? —inquirí, adentrándome con cierta inseguridad en el interior de la habitación mientras que Jeongguk cerraba la puerta detrás de nosotros.
—Podemos —afirmó, yendo directamente hasta el gran ventanal que se encontraba hasta al otro lado de la habitación—. Esta era la habitación de mi madre.
Explicó vagamente, abriendo las preciosas cortinas bordadas, permitiéndome así ver el balcón que se encontraba cruzando el ventanal.
Repito: impresionante.
Aunque nunca tan impresionante como el hecho de que este era el cuarto de su madre. Eso me había tomado un poco muy por sorpresa.
—Este es el único lugar de esta casa que me gusta. Es muy ella.
Expresó Jeongguk, abriendo las grandes ventanas de extremo a extremo para que así pudiera entrar un poco de aire.
—Es la habitación de mis sueños —comenté fascinada, mirando detalladamente las innumerables fotografías que decoraban las paredes—. ¿Ella es tu madre?
Jeongguk se giró en mi dirección y sonrió ligeramente al ver la fotografía a la cual me refería. —Sí, también practicó danza clásica durante un tiempo —me contó, haciendo alusión a la vestimenta y zapatillas de media punta que usaba su madre en la foto—. Aunque, creo que lo dejó a eso de los quince.
—Era realmente bella —halagué, porque honestamente lo era. Sus facciones eran delicadas, sus ojos muy llamativos, grandes y resplandecientes, y poseía una sonrisa radiante.
—Era la más bella —estuvo de acuerdo—. También era muy divertida. Y era adicta al chocolate, así que tú y ella se habrían entendido bien.
—¿Disculpa? ¿yo...? ¿adicta al chocolate? —cuestioné, falsamente ofendida—. Puede ser.
De todos modos, apreciaba el hecho de que él pensara que existía la posibilidad de que le hubiese agradado a su madre. Era algo lindo de escuchar.
—Y ese es mi padre —me indicó, apuntando una fotografía que se encontraba un poco más arriba.
Esta era la primera vez que lo veía. Su padre había tenido un "percance" con uno de sus casos en el trabajo, por ende no pudo asistir esta noche, aunque Jeongguk aseguraba que sólo eran excusas, de igual manera, fue liberador saber que al menos hoy no tendría la presión de tener que causar una buena impresión frente a su padre. Aún estaba su abuelo, pero hasta ahora, sólo lo había visto desde lejos. Jeongguk no había querido acercársele y él estaba demasiado ocupado con sus invitados como para preocuparse de otra cosa. Y eso me parecía perfecto, porque no sabría qué diablos decir ni cómo actuar frente a él.
—Espera, ¿ese es tu padre? —cuestioné, asombrada con el gran parecido que existía entre él y Jeongguk—. No puede ser...eres idéntico a él.
—Uhm, ¿por qué me estas ofendiendo? —bromeó, mirándome como si acabase de hacerle la peor de las ofensas—. Creí que te gustaba.
—¡Oh, por favor! Míralo, eres tan parecido a él que da miedo. Mira, se me puso la piel de gallina —exageré.
—Ya, no me digas eso —refunfuñó.
Reí al ver la expresión en su rostro y sacudí mi cabeza, divertida. —Es una linda fotografía. Tus padres se veían muy felices juntos...y enamorados —admiré la imagen.
La fotografía había sido tomada en el momento perfecto, podías ver por la forma en la que se miraban lo mucho que se querían. Aspiraba a tener algo como eso algún día.
—Siento como que lo he visto en algún lugar —advertí, mientras más lo veía, más me lo parecía.
Jeongguk se encogió de hombros. —Tal vez.
—Que extraño —de verdad su rostro se me hacía bastante familiar, pero bueno—. ¿Cuántos años tenían tus padres cuando se conocieron?
—Diecinueve —entonces no era que en la foto se vieran jóvenes, ellos efectivamente eran jóvenes.
—Dijiste que sólo salieron dos meses antes de casarse...¿O sea que se casaron a los diecinueve?
—Ajá. Mi abuelo no estaba de acuerdo con que mamá saliera con papá, así que se casaron en secreto.
Oh, eso no lo sabía.
Estaba asombrada.
Y emocionada.
Quería saber más.
—¡Ay, pero que romántico! —exclamé, conmovida—. Es como en las películas, ¿no se te aprieta el corazón? porque a mí sí.
Jeongguk rió por lo bajo, asintiendo, y yo me volteé para continuar viendo el resto de fotografías de sus padres. No habían muchas de ellos juntos y podía imaginar porqué. Quise hacer otra observación, porque de pronto me sentía eufórica —porque sí, eso era lo que provocaba en mí una linda historia de amor— pero enmudecí instantáneamente en el momento que sentí los brazos de Jeongguk rodearme por la espalda.
—Te veo ahí, toda sonriente y emocionada, y haces que mi corazón haga cosas extrañas —declaró, con su aliento haciendo cosquillas estremecedoras en mi oído—. ¿Del uno al diez qué tan horrible ha sido estar aquí?
—No ha estado tan mal —admití, sosteniéndome de sus antebrazos—. Lo que sea por esos pastelitos.
Jeongguk jadeó, dolido. —Fingiré que no escuché eso y haré como que haces esto por mí.
Reí bajito y me acurruqué más entre los brazos que me envolvían, fundiéndome en su calidez y aspirando su exquisito aroma. Amaba esto.
—¿No le dirás feliz cumpleaños a tu abuelo? —curioseé.
—No creo que le importe —supuso, y lo sentí encogerse tras de mí—. Sólo soy parte de la decoración esta noche.
—Oye, no digas eso —fruncí el ceño y me volví hacia él. No me gustó que se refiriera a sí mismo de esa forma.
—Está bien, estoy aquí porque mi presencia es requerida...no es que a nadie le importe —afirmó, restándole importancia—. Así es como funciona esto, ya estoy acostumbrado.
Y eso estaba mal de muchas maneras, ¿por qué debía acostumbrarse a hacer cosas con las cuales no se sentía cómodo ni a gusto? Me hacía querer golpear cosas, su abuelo no sonaba para nada como una agradable persona, pero...agh, no quería tenerlo pensando en esas cosas.
—Hm, de todos modos hay que tratar de ver el lado positivo —sugerí, y Jeongguk tomó mis manos para proceder a ponerlas alrededor de su cuello.
—¿Como que estás aquí conmigo? —completó por mí, sonriéndome con esa perfecta sonrisa de conejito que fácilmente podía solucionar los problemas del mundo.
De mi mundo, al menos.
Sonreí dichosa al escuchar sus palabras y descansé mis manos en sus hombros. —Eso —me di importancia, con falsos aires de grandeza, jugando con los mechones de cabello detrás de su cabeza—. Y también como que pude conocer a tus padres. O algo así.
—Ah, apuesto a que es menos aterrador conocerlos de este modo. Créeme, es mejor así, mi padre fotográfico tiene más filtro que mi padre real.
—Seulgi dice que tu padre es divertido.
—Eso es porque tienen el mismo sarcástico y cruel sentido del humor —explicó—. ¿Cómo es tu padre?
—Es muy extrovertido, hace amigos en donde quiera que vaya —era muy distinto a mí—. Siempre está buscando cosas nuevas que hacer, es la persona más energética que conozco. Y puede ser un poco sobreprotector, pero es inofensivo.
—¿Sobreprotector, eh? —destacó—. Si fueras hombre, y buscarás la aprobación de tu padre para, no lo sé, estar con su hija —hipotetizó—. ¿Qué harías?
—¿Por qué? ¿sabes de algún interesado? —jugué con él, levantando una de mis cejas.
—Desgraciadamente sé de muchos —contestó de mala gana—. Necesito una ventaja.
—Ah, en se caso te diré exactamente que hacer. Cuando te ofrezca ir al parque Yuldong a saltar en bungee, di que sí.
Jeongguk me miró divertido, frunciendo ligeramente el ceño. —¿Por qué habría de decir que no?
—Yeosang dijo que no —le conté, encogiéndome de hombros—. A papá le gusta todo eso de los deportes extremos, a Yeosang no tanto, así que no congeniaron mucho.
Era consciente de que muchas cosas podían suceder, nada podía asegurarme que esto entre Jeongguk y yo se convertiría en algo más, tal vez simplemente estábamos siendo un poco soñadores, tal vez él nunca llegaría a conocer a mi padre ni yo al suyo, sin embargo, si esto realmente llegaba a funcionar, por supuesto que me encantaría que la aprobación de mi padre no fuera un problema.
Jeongguk sonrió muy abiertamente ante la mención de que Yeosang y mi padre no se entendían bien, y me estrechó gentilmente más cerca de él. —Que alivio.
—¿Qué cosa? —pregunté, mirando embelesada sus ojos.
—Preciosa, me he lanzado desde un bungee de cabeza. Tu padre y yo seremos mejores amigos —aseguró, con extrema confianza.
Si él lo decía, seguramente así sería.
Jeongguk y yo pasamos los siguientes veinte minutos escondiéndonos en la habitación, únicamente hablando...y abrazándonos. Me contó ciertas historias detrás de algunas de las fotografías que decoraban las paredes. También me habló un poco más de la historia de sus padres. De lo increíble que había sido su niñez. De lo asombrosa que era su madre.
Yo le hablé sobre mis padres también. A qué se dedicaban, cómo eran, cómo se conocieron, cuánto tiempo llevaban juntos. Jeongguk era bastante curioso, sentía como que quería saberlo todo, pero me gustaba que así fuera, era lindo que demostrara genuino interés, así que no me molestaba satisfacer su curiosidad. Tal vez porque de verdad sentía que podía ser honesta con él sin riesgo de ser juzgada.
—¡Que no fue una cita! —protesté, refunfuñando cuando Jeongguk comenzó a tomarme el pelo al recordar mi salida amistosa junto a Jimin—. Ya deja de decir eso, tú sabes que no lo fue.
—¿Ah, no? —preguntó, con el atisbo de una arrogante sonrisa tironeando de la comisura de sus labios—. ¿Por qué no?
Lo miré incrédula. —¿Como que por qué no? —espeté, cruzando los brazos sobre mi pecho—. No tendré citas con Jimin.
Mi respuesta pareció satisfacerlo, aunque supongo que no lo suficiente. —¿Que hay de citas con otros chicos?
—Tampoco.
—¿Con quién sí tendrás citas? —inquirió, con su incesante necesidad de burlarse de mí.
—Pues, por la forma en la que se están dando las cosas, al parecer con nadie —fruncí mis labios, fingiendo hablar seriamente—. ¿Feliz?
Puse mis ojos en blanco y la comisura de su boca se curvó, volviéndolo mil veces más atractivo. Traté de poner algo de distancia entre nosotros, pero estratégicamente sus brazos se apretaron a mi alrededor, impidiéndomelo. —No estoy feliz, esa respuesta estuvo muy incorrecta.
—Qué lástima —lo molesté y él puso mala cara, aunque el lugar de verse molesto, con ese involuntario puchero que se formaba en su labio inferior, lucía más adorable que otra cosa—. De acueeerdo —alargué—. Si tienes tanta curiosidad...verás, hay un chico que me gusta, es un poco rarito, oí que una vez se tiró en bungee de cabeza, pero yo...uh, creo que sólo saldré con él.
Dije, tratando de no cohibirme en el proceso. Y por un instante funcionó, pues no oí esas inseguras voces en mi cabeza tratando de acallarme.
No era la gran cosa, pero progreso, por más mínimo que fuese, seguía siendo progreso.
—Ah, pero que afortunado, ¿y él lo sabe? porque si no, creo deberías decírselo, te aseguro que se sentirá muy feliz de escucharlo.
—Oh, seguro, buena idea, lo llamaré cuando me lleves a casa —bromeé.
Jeongguk inhaló ruidosamente, indignado. —Otra vez, muñequita, eso no fue...
La puerta de la habitación se abrió repentinamente y las oración de Jeongguk quedó a medio formular. Ambos estábamos un poco muy cerca el uno del otro, así que mi primer instante fue el de echarme hacia atrás frente a la abrupta intromisión.
Por un segundo temí que fuese su abuelo. Por suerte, no lo era. Sin embargo, si lo comparábamos en una balanza, tal vez...sólo tal vez, hubiese preferido que fuese él.
¿Por qué estaba ella aquí?
—Oh —fue lo primero que dijo la inoportuna ex novia de Jeongguk en el instante que sus ojos se percataron de mi presencia—. ¿Interrumpo algo?
¿Y esta qué?
Sowon se veía sospechosamente feliz, eso me hizo sentir inquieta. ¿Seguía existiendo tanta confianza entre ellos como para que sintiese que podía simplemente aparecerse en...todos lados?
El evento de caridad, el día del cumpleaños de Seulgi, esa noche en casa de Jeongguk, sus insistentes llamadas la noche que estábamos juntos, y ahora también estaba aquí, ¿acaso iba a estar siempre presente?
Jeongguk se paró a mi lado y suspiró pesado al advertir la presencia de la susodicha, pasando una de sus manos por su rostro, luciendo para nada contento.
—Lo haces —replicó él—. ¿Por qué estás aquí? Sabes que no puedes simplemente entrar a...
—Me dijeron que habías venido—interrumpió ella—. Pero no te vi en el salón, así que imaginé que podías estar aquí. Aunque, creí que estarías solo.
¿Por qué tenía que volver esto en una situación tan incómoda? ¿cuál era el problema de esta chica? actuar como si yo no estuviese aquí no cambiaba la verdad de las cosas.
—Pues ya ves que no —replicó Jeongguk, severo, como si no tuviese ánimos de lidiar con ella.
—Ah, pero sabes que no me gusta estar en medio de toda esa gente —se quejó—. No les molesta si les hago compañía, ¿verdad?
Jeongguk viró sus ojos. —Si no te gusta, entonces no debiste venir.
Jeongguk no se veía interesado en pasar más tiempo del necesario junto a ella, eso fue tranquilizante, sin embargo, mi estado de ánimo ya se había arruinado. No me sentía bien cuando la tenía cerca, no sabiendo que ella no sólo era la ex novia de Jeongguk, sino que además, aún guardaba sentimientos por él.
No quería comenzar a dudar de él, pero no era sencillo lidiar con el hecho de que ella aún formaba parte de su vida. Me refiero a que, sabía que ambos habían estado en una relación intermitente durante años, ella era alguien constante en su vida, y aunque ya no estaban juntos, era difícil no sentirse algo...intimidada.
—No es como que tuviese muchas opciones, ya deberías saberlo —resopló—. ¿Y bien? ¿qué estaban haciendo?
Jeongguk alcanzó mi mano, entrelazando sus dedos con los míos. —En realidad, ya nos íbamos.
Sowon llevó su mirada hasta el punto en el que nuestras manos se unían y procedió a soltar una sutil, pero burlona carcajada. —Me tienes que estar tomando el pelo —rió, como si le pareciera absurdo—. ¿Manos tomadas? ¿en serio? ¿puedo saber cuándo te volviste tan...blando?
De acuerdo, no podía hacer esto.
Este no era un juego que sabía cómo jugar.
—Vale, lo siento, lo siento, eso fue muy innecesario de mi parte —se disculpó precipitadamente cuando vió que Jeongguk tiraba suavemente de mi brazo hasta la salida.
Y de pronto ya no quería siquiera que Jeongguk me tocara, quería salir de aquí.
—Vamos, no seas tan gruñón —dijo ella con una juguetona sonrisa—. No quieres que Haye tenga esa impresión de ti.
—Sowon —dijo Jeongguk en tono de advertencia—. Estás haciendo el ridículo, ya déjalo.
Sowon escuchó las palabras de Jeongguk y vi como su postura rápidamente se transformaba. —¿Yo estoy haciendo el ridículo? —cuestionó, enarcando una de sus cejas.
¿Qué era lo que pretendía?
Mordí el interior de mi mejilla y me removí incómoda en mi lugar al percatarme de que esta vez su atención estaba toda sobre mí. ¿Qué? ¿buscaba ponerme nerviosa?
—Pareces ser una buena chica —se dirigió a mí—. Y no me das la impresión de ser tonta, así que te sugiero que escuches mi consejo —sabía que salir de aquí era la opción más inteligente, esto no me concernía, no era por mí, era por Jeongguk, sin embargo, cuando él trató de tirar de mí fuera de la habitación, no se lo permití.
No estaba segura de por qué, simplemente no quería dar la impresión de ser de las que huía. No quería darle esa satisfacción.
—No dejes que tu corazón se involucre —agregó—. No eres su tipo. No sé qué es lo que te estará diciendo, pero créeme, lo conozco, él se aburre fácilmente de las chicas como tú.
—Oye —gruñó Jeongguk, con todo su cuerpo tenso, como si apenas estuviese controlando su ira.
Vale, eso era suficiente.
—Ya, pero que movimiento más...desesperado —musité, aunque más para mí que para ella—. ¿Sowon, verdad?
Ella asintió, con una burlona sonrisa en sus labios. Era en serio irritante. Y yo en realidad no tenía tanta paciencia.
—Vale, escucha, puede que lo que digas sea cierto, tal vez no soy su tipo y tal vez se aburrirá de mí, pero ese no es problema tuyo. Es mío. No te conozco, y no me conoces, así que puedes guardarte tus consejos.
Jamás había sido grosera con ella, no la conocía, tampoco había tenido ningún problema con ella hasta ahora, así que su desagradable comportamiento y sus innecesarios comentarios eran totalmente injustificado. Si las cosas entre Jeongguk y ella no habían funcionado, eso no era culpa mía. Lo dije desde un principio, no quería estar en medio de lo que sea que ellos tuvieran. No me gustaban los conflictos, pero no podía permitir que me tratara de esa manera.
—Jeongguk pasó la etapa de agarrar manos y hablar de sus sentimientos, niñita ingenua —escupió, muy bien, definitivamente se había sentido atacada, pero ¿qué le hacía creer que discutiría con ella por él?—. Llegaste unos cuantos años tarde.
—Haye, vámonos...—pidió Jeongguk, haciendo oídos sordos a las venenosas palabras de Sowon.
Con muchísimo gusto, quise responder, pero entonces ella continuó: —Vi ese anillo que llevas en tu dedo —señaló complacida, y mi ceño se frunció al comprender a qué se refería—. Tenía uno de esos antes de conocerlo —se mofó—. Explícale lo que representa y verás que tan rápido desaparece de tu vida.
Ahora se estaba riendo de mí, Dios, pero que pesadilla. Por lo general me consideraba una chica pacífica y bastante racional, pero ahora mismo por mi cabeza cruzaban mil maneras de cómo borrar esa exasperante sonrisa de su rostro.
Seulgi tenía razón.
Sí era una arpía.
Y de la peor calaña.
—Vas a acordarte de mí cuando eso suceda. Él sólo está tratando de meterse en tus pantalones, y pretenderá ser el caballero perfecto hasta que lo consiga. Simplemente está interpretando un papel aquí contigo, y eres idiota si piensas lo contrario. A Jeongguk le gusta coger. Justo en esta casa, me llevó a la habitación del fondo, y me tomó. Muchas veces. Le encanta, y volverá por más, siempre lo hace. Así que no dejes que te engañe, él no es de los que se compromete, dale lo que quiere y perderá el interés en ti. O no lo hagas, de todo modos te aseguro que el final será el mismo.
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