❛ 29 ❜

U N P L A N N E D
veintinueve
❀̸
𝓟rimer beso
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❝ Tu nombre, por siempre será
el nombre en mis labios. ❞

Last Kiss, Taylor Swift.

18 DE FEBRERO, 2019
23:21 pm.


❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫

  
▬▬ HAYE AGARRÓ la parte posterior de mi cabeza, inclinándose lo suficientemente cerca de mí como para hacerme olvidar cualquier otro pensamiento que no estuviese relacionado con ella y con lo mucho que anhelaba sentirla de esta nueva manera.

  
Jamás había deseado besar tanto a alguien como lo hacía ahora. Era un sentimiento tan increíblemente intenso que hacía mis manos temblar. Sentía como si volviese a estar en la secundaria segundos antes de mi primer beso. No, no era cierto. Ni siquiera en ese entonces se sintió de esta manera. Besar no era algo nuevo para mí, pero sentirme de la forma en la que me sentía, sin lugar a dudas sí lo era.

 
No era un sentimiento fácil de digerir, tal vez porque no terminaba de comprender la contrariedad de este, pues a pesar de que las ansias por llevarlo a cabo de una maldita vez eran extraordinariamente fuertes, al mismo tiempo estaba experimentando un singular sentimiento de frustración conmigo mismo, ¿o era miedo?


Sí, eso era.
Estaba jodidamente aterrado.

     
Este era su primer beso y estaba seguro que de los dos, era yo el más atemorizado, ¿desde cuándo me asustaba besar a una chica? maldita sea, estaba arruinado.

 
¿Qué carajos diría el Jeongguk de hace dos meses si me viera en esta situación?

  
Posiblemente que había perdido la puta cabeza, y sí, tal vez lo había hecho. Lo peor de todo, era que no me importaba. Mi parte racional e insegura —y cruel— no dejaba de recordarme que no era lo suficientemente bueno para ella, no merecía tomar algo tan importante como su primer beso, pero demonios, lo quería más que cualquier otra cosa. Ahora mismo, sentía que lo necesitaba más que mi próxima respiración. Y ella también lo quería.

  
Ella.
Lo.
Quería.

   
Era real, no estaba simplemente en mi mente, ella quería esto tanto como yo. Y fue con ese pensamiento que entendí que seguir tratando de luchar contra ello era simplemente inútil. El resultado final sería el mismo. Y ya estaba cansando de tener que seguir imaginando cómo sería. Quería lo real.

 
Así que cedí.

   
Los ennegrecidos ojos de Haye cayeron sobre mis labios y dejé de pensar con claridad, dejé de pensar en lo absoluto.

  
Ella lo quería.
Eso era lo único que me importaba.

      
Los rosados labios de Haye se abrieron tan sutilmente, en un movimiento apenas perceptible, pero eso fue suficiente para mí. Esa inocente visión de ella fue la que impulsó a mi boca a conectarse inmediatamente con la suya, buscando ávidamente aquel alivio que necesitaba con tanta desesperación.


Sí, alivio, eso fue lo que sentí en el instante que mi boca reclamó la suya. Un alivio tan grande que me hizo estremecer. Absolutamente todo lo demás dejó de tener importancia en ese momento.

 
Y fue exactamente como debía ser.

   
Los delicados y suaves labios de Haye no se movieron sobre los míos, al menos no durante un par de segundos, aún así...el simple e íntimo contacto fue suficiente para hacer que mi corazón golpeara emocionado y con fuerza contra mi pecho.


Había imaginado este momentos más veces de las que podía contar, pero...maldita sea, la realidad era mucho más de lo que podía soportar. El beso fue dulce e inocente en todo momento, como el de dos adolescentes en su primer encuentro íntimo, sin saber muy bien qué hacer. Y es que esta era Haye, no podía ser de otra forma. Pero precisamente porque era con ella, fue impresionante. No fue un beso desesperado, con labios y lenguas empujando y tirando, sólo eran sus perfectos labios sobre los míos; inmóviles y suaves. Y fue jodidamente perfecto.

   
Pero quería más.
Realmente necesitaba sentirla.

   
Entonces, con esa necesidad latente, mis manos se apretaron contra la cima de su cabeza, acercándola y entregándome por completo a la nueva sensación que me producía el gentil toque de sus labios sobre los míos. La idea de espantarla o empujarla demasiado lejos me asustaba como la mierda, pero no estaba dispuesto a tener arrepentimientos, así que enterré todos mis temores y me atreví a hacer el primer movimiento.

  
Sentí un apenas perceptible temblor en sus labios cuando me permití a mí mismo probar el sabor de su boca. Ella no se alejó como tanto temía, sino que me respondió de la misma forma. Al principio, sus labios se movieron con algo de timidez y torpeza, titubeantes, como si temiese hacer algo mal —como si eso fuera posible— sin embargo, esta vez Haye parecía no estar dispuesta a dejarse intimidar por sí misma, así que prontamente trató de seguir mi ritmo. Ella se sostuvo de mis hombros, como si intentase darse la seguridad de mantenerse de pie, apegando inconscientemente su cuerpo más al mío. Y al sentirla tan condenadamente cerca, me entraron unas ganas casi incontenibles de gritar de la felicidad. Demonios. Cubrir sus labios con los míos no debería de sentirse así de bien, no era bueno para mí, podía volverse adictivo. Ella sabía tan malditamente dulce, después de esto iba a querer besarla todo el tiempo.

  
Mierda.

No podía dejar de pensar que esto, justo aquí, era sin lugar a dudas todo lo que quería.

  
Sabía que quería a Haye, probablemente lo supe desde el primer instante en el que la vi. Fue inevitable, ella logró capturarme desde el primer momento. Negarlo no tenía sentido. Traté de convencerme de que sólo era algo superficial, pero fue estúpido de mi parte. Haye me hacía querer cosas. Me hacía sentir. No quería algo momentáneo y vacío con ella. Quería mucho más. Ahora mismo, lo quería todo. Y sabía lo que tenía que hacer. Ya no tenía absolutamente ninguna duda.

  
La conservaría.
Haría lo que fuera necesario para conservarla.

 
Ahuequé su rostro entre mis manos y la mantuve cerca de mí, lo más cerca posible porque estaba aterrado de que nuestro momento fuese a acabarse. Querer tanto esto era algo nuevo para mí. Besar nunca fue mi cosa. Al menos no después de mi primera relación. No disfrutaba besar a chicas sin sentido, y aunque sí lo hacía cuando la situación lo requería, no se sentía como nada especial. No sentía nada, a decir verdad. No había tensión, anticipación, anhelo, no había cosquillas en el estómago ni manos sudorosas, nada, por esa razón era algo que raramente hacía, algo que si podía evitar, pues lo evitaba, sin embargo, este beso...diablos, sabía que sería el mejor beso incluso antes de que sucediera. Sabiendo cuan pura era su boca, y anticipando cuan increíble debía de saber, me hizo enloquecer un poco cuando mis labios finalmente tocaron los suyos.

   
En el momento que Haye se apartó, lo hizo apenas la distancia suficiente como para poder recuperar el aliento. Ella exhaló un suave suspiro justo sobre mis labios y tuve que contenerme para no lanzarme nuevamente sobre su boca. Jodido infierno, aún quería más. Tragué duro cuando ella finalmente abrió sus grandes y cautivadores ojos marrones, mirándome fijamente por una insignificante fracción de segundo. Sus labios lucían incluso más tentadores ahora; ligeramente más rojos e hinchados, quería que estuvieran aún más afectados, sin embargo, permití que ella volviera a llenar sus pulmones de aire antes de volver a atraer su boca hacia la mía.

   
Capturé su labio inferior entre los míos y no pude contener la necesidad de delinear este con la punta de mi lengua. Haye jadeó sorprendida y se estremeció entre mis brazos como consecuencia de lo que supuse fue un movimiento más atrevido.


Lo siento —me disculpé rápidamente, sintiendo que el corazón me latía en la boca. Mi frente cayó sobre la suya e inhalé profundamente, ¿había sido demasiado ambicioso? tal vez. Tal vez no. Pues justo cuando creí que eso sería todo, Haye se inclinó ligeramente sobre la punta de sus pies y depositó un casto beso en mis labios.

   
Mierda.
¿Qué me estaba haciendo?

  
Sentí la tierna presión de sus labios contra los míos, y apenas fui capaz de soportar la dulzura de todo ello. Quise estrecharla entre mis brazos con fuerza y mantenerla ahí, y tuve toda la intención de hacerlo, eso hasta que tres fuertes e inconvenientes golpes en la puerta nos interrumpieron y espantaron a Haye, haciendo que su primera reacción fuera la de empujarme literalmente con todas sus fuerzas lejos de ella.






















































18 DE FEBRERO, 2019
23:35 pm.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫

  
▬▬ ¿CÓMO DIABLOS se me ocurría empujarlo de esa manera? niña idiota, en serio ¿qué rayos había sido esa reacción? actuaba como si hubiese estado cometiendo un pecado capital aquí, pero que manera de arruinar el momento. Estaba molesta y avergonzada. Lo estaba haciendo bien, o al menos eso creía, y ahora...agh.

   
Aún sentía los labios de Jeongguk sobre los míos, sentía su sabor en mi boca. No quería que se acabara. Sentía que podría haberlo besado durante toda la noche, y no exageraba, pero los golpes en la puerta me sorprendieron. Estaba demasiado ensimismada en mi propio mundo, nuestro mundo, mejor dicho, no esperaba regresar a la realidad con tanta brusquedad.

  
Auch —se quejó Jeongguk, golpeándose como consecuencia de mi empujón con el arrimo detrás de él.

  
El ruido de varias cosas cayendo al suelo me hizo saltar ligeramente en mi lugar, demonios, definitivamente se me había pasado la mano.

 
—¡Ay, lo siento! Lo lamento, no pensé que...—me disculpé a medias, volviéndome en dirección a la puerta que volvía a ser golpeada—. Debe ser la señora Choi.

   
Mencioné torpemente, tenía que ser ella. La señora Choi tenía una muy estrecha relación con Seulgi, le gustaba hacer postres y pasteles, por lo general hacía de más, así que nos traía para probar. Me agradaba, era muy amable, pero esta vez su visita había sido un poco más que inoportuna.

 
—Ah, la señora Choi —destacó Jeongguk, pronunciando su nombre de mala gana, con un gesto de desagrado en el rostro—. Mejor conocida como la villana en mi historia de amor —dramatizó, llevándose con aquel comentario la tensión que comenzaba a crecer en mi interior.

 
¿De dónde diablos sacaba esas cosas? Pensé para mis adentros, con un atisbo de sonrisa amenazando con delatarme.


Jeongguk se volteó para acomodar las cosas que había tirado al suelo y yo me apresuré en abrir la puerta, la cual insistentemente volvieron a golpear tres veces más. Para el momento en el que pude abrirla, no me sorprendí al ver que efectivamente sí era la señora Choi, con esa amigable sonrisa suya y esas bolsas que sabía contenían sus deliciosas recetas.

  
Le ofrecí a la señora Choi la más amable de mis sonrisas, a pesar de las circunstancias, mientras que escuchaba cortésmente lo que tenía para decir, afortunadamente no se tardó más que un par de minutos en hablarme de sus nuevas recetas experimentales y en tenderme finalmente el contenido dentro de la bolsa.


Oh, muchísimas gracias, es usted en verdad muy amable —agradecí sinceramente, haciendo una pequeña reverencia mientras sostenía la bolsa en mis manos.

   
La señora Choi terminó de comentar sobre lo que había en la bolsa y volvió a regalarme una cálida sonrisa antes de despedirse.

 
—¿Qué es eso? —curioseó Jeongguk, siguiéndome como un perrito hambriento hasta la cocina—. ¿Qué hay en la bolsa?

  
—Dulces, uhm...creo que son pasteles —contesté, dejando la bolsa sobre la encimera, Jeongguk se paró detrás de mi espalda y rápidamente fui muy consciente de su cercanía—. Uhh, ¿qui...quieres?

  
Nuevamente comenzaba a sentirme acalorada, necesitaba un poco de aire freso. Mi mente estaba empezando a recrear el beso de hace unos minutos, seguramente iba a comenzar a sudar en la brevedad. Dios, me sentía torpe. Estábamos teniendo nuestro momento hace apenas un instante y ahora no sabía qué hacer ni qué decir.


—No —negó, desinteresado—. Quiero otra cosa. Algo un poco más dulce —insinuó, alcanzando mi mano y obligándome a voltear en su dirección. Mi corazón se agitó un poco mucho al oír sus palabras, pero al ver que en sus ojos había una mirada juguetona se alivió inmediatamente el nudo en mi estómago—. Mh, puede o no que esta noche me haya vuelto un poquito adicto a estos —puso su dedo sobre mis labios y una cálida sensación de hormigueo se abrió camino a través de mis venas.

 
Ay, por Dios.

 
—No digas esas cosas —musité cándidamente, tratando de ocultar mi nerviosismo mientras miraba hacia mis pies.


La suavidad de sus labios, su calidez y su lengua caliente presionando contra mi labio inferior destellaron a través de mi memoria, incitándome a tragar saliva. Aún me sentía inquieta, el solo recuerdo de nuestro beso me tenía totalmente alterada, no necesitaba sus palabras para intensificar el efecto que estaba teniendo sobre mí.

 
—¿Por qué no? —preguntó con falsa inocencia e ignorancia, advertí entonces que había risa en su voz, así que pude concluir acertadamente que mi reacción le causó cierta gracia.

 
Jeongguk —protesté con voz aguda, diciendo su nombre casi a modo de berrinche—. Sabes que me da vergüenza —admití a regañadientes—, no me gusta que te burles de mí.


—No me burlo de ti —juró, acunando mi mejilla con su mano, levantando mi rostro—. No lo hago...—musitó cautelosamente, con su mirada puesta muy descaradamente sobre mis labios—. Haye...voy a besarte ahora —advirtió espontáneamente mientras que su boca bajaba e inmediatamente cubría la mía.


Oh.
Bueno.

  
Jeongguk descansó sus labios sobre los míos gentilmente, atrapando mi labio superior entre los suyos de la manera más suave posible, tratando a mi boca como si fuese frágil y permitiéndome así grabar en mi memoria cada instante. ¿Esto era de lo que me había estado perdiendo todos estos años? ¿Acaso siempre se sentía así de...alucinante?

    
Uno de sus brazos se envolvió alrededor de mi cintura, presionándome firmemente contra su pecho, tirándome sobre la punta de mis pies al mismo tiempo que mantenía su mano libre en la parte posterior de mi cabeza, enterrada en mi cabello. Rayos. Jeongguk era muy bueno en esto, ¿por qué era tan bueno? su habilidad para lograr hacer que todo lo que yo sintiera, oliera y viera fuera a él, era verdaderamente digna de aplaudir. Aunque debía admitir que sentir a Jeongguk en todas partes le estaba haciendo algo a mi corazón. Y a mi cordura.

   
Él había hecho algo con su lengua antes, algo que ciertamente no esperaba que hiciera y por supuesto que me sorprendí, aunque ahora desearía no haber reaccionado de la forma en la que lo hice, temía haberle dado el mensaje equivocado.

 
No quería que se apartara.
Quería que volviera a hacerlo.

 
—Soñé con esto una vez —murmuró sobre mis labios, con su cálido aliento haciendo cosquillas sobre mi piel. Su confesión me hizo estremecer, o tal vez fue el rastro de besos que dejó desde mi boca hasta mi mejilla lo que hizo que mis rodillas se debilitaran, no estaba del todo segura, pero me sentía como masilla en sus manos—. Cuando dormimos juntos.

 
¿Ah, sí?

 
Quise preguntar pero por un segundo fui incapaz de formular palabras, no podía pensar con claridad si lo tenía tan peligrosamente cerca. Además, el hecho de que sus labios se presionaran con tanta delicadeza, dejando castos besos en diferentes partes de mi rostro no ayudaba en absolutamente nada.

   
—¿Qué...uhm, qué fue lo que soñaste? —balbuceé, agradeciendo enormemente que él tuviese uno de sus brazos alrededor de mi cintura, sosteniéndome, porque mis piernas no se sentían lo suficientemente fuertes como para sostener mi peso ahora mismo.

  
Y algo me decía que preguntar sobre su sueño podría ser incluso más perjudicial para mí.

   
—Con esto —repitió con simplicidad, rozando sus labios con los míos—. Tú y yo...así.

 
Madre mía.

  
Tragué duro, tratando de formar algún pensamiento lógico y coherente mientras lo tenía a él torturándome de esa forma. —Bueno, al menos era bastante similar —añadió.

  
¿Similar?

  
No quería lo similar, quería saber exactamente lo que había soñado ¿acaso debería...?. Muéstrame —pedí, empujando lejos a la insegura vocecita en mi cabeza.

 
"¿Muéstrame?" Bueno, esa definitivamente fue un petición impulsiva. ¿Qué demonios era lo que le estaba pidiendo exactamente?

 
Jeongguk se echó sutilmente hacia atrás al escuchar mis palabras y sus ojos brillaron con una intención que no supe identificar. Fue como si por un segundo la idea le hubiese parecido espléndida, pero luego...ya no tanto. La expresión en su rostro se transformó sorpresivamente rápido, al igual que su mirada, ahora se encontraba mirándome como si estuviese haciendo algunas importantes consideraciones en su cabeza. De acuerdo, ¿qué rayos era lo que había soñado como para que tuviese que pensar tanto al respecto? maldije para mis adentros, comenzando a entrar en pánico.


Arriesgar definitivamente no era lo mío, cada vez que lo intentaba salía mal, esa debía de ser una señal, comencé a lamentarme mentalmente, pero justo entonces vi a Jeongguk cerrar sus ojos, visiblemente frustrado. Él frunció sus labios y procedió a exhalar en un suave suspiro de rendición, luciendo no muy entusiasmado con lo que estaba a punto de decir.


Quiero...—quiso dejar primeramente en claro—, no tienes idea de lo mucho que quiero pero...no puedo.

  
No puedo.
Ouch.

 
Mi corazón cayó al escuchar su decepcionante respuesta y sentí mi ceño fruncirse como un reflejo, dejando en evidencia mi confusión. No estaba entendiendo. Él decía que quería, pero entonces ¿por qué no? ¿acaso era porque...? agh, no quería sobre analizar lo que acababa de suceder, pero mis inseguridades muchas veces eran más fuertes que yo, y la idea de haber sido decepcionante para él fue de pronto demasiado grande como para ignorarla.

  
Quería que Jeongguk disfrutara besándome tanto como yo disfruté besándolo a él, pero me encontraba en desventaja, eso lo sabía muy bien. En experiencia, existía un mar de diferencia entre él y yo.

  
Quise poner un poco de distancia entre nosotros, pero Jeongguk no me lo permitió, él deslizó su dedo por debajo de mi mentón, alzando mi rostro para encontrarse así con mis ojos. —¿Qué es lo que estás pensando?


Sacudí mi cabeza. No iba a contestar, no quería mortificarme incluso aún más.


—No luces feliz —observó, yo me limité a encogerme de hombros—. ¿Sabes por qué no puedo, verdad?

  
¿Cómo podría saberlo?

 
No quería quedar como una tonta al decir que no, pero al mismo tiempo no quería mentir al respecto, tampoco estaba del todo segura de querer saber a decir verdad, así que a regañadientes tuve que negar con mi cabeza.

 
Jeongguk suspiró y me mostró esa sonrisa torcida que tanto me afectaba. —¿Qué estás tratando de hacerle a mi pobre corazón, eh? Incluso cuando te enojas te ves adorable, haces que me duela el corazón.

 
—Que idiota —refunfuñé, virando mis ojos—. No quiero que pienses que soy adorable cuando trato de parecer molesta.


—Oh, pero lo eres —se burló.


—Como sea —bufé, haciendo el ademán de librarme de su agarre.


Yo estaba aquí comiéndome la cabeza y él se burlaba de mí, lindo. Jeongguk me empujó hacia atrás cuando traté de alejarme de él, aprisionándome entre la encimera que se encontraba a mi espalda y su cuerpo, inmovilizándome en mi lugar. Y justo cuando estuve a punto de protestar, él habló:

 
—No quería tener que decirte esto —oh, no, eso no sonaba bien, de pronto no quería escuchar más—, pero considerando el hecho de que no soporto ver esa expresión de decepción en ese precioso rostro tuyo, me veo en la obligación de confesar que...lo siento, quiero ser un caballero, de verdad que sí, pero no soy lo suficientemente fuerte como para besarte y mantener mis manos lejos de ti.

  
Admitió con brutal honestidad y todo en lo que yo pude pensar fue...oh, con que se trataba de eso.

   
Mantuve mis ojos mirando hacia abajo, estudiando mis manos por un momento mientras dejaba que su explicación me penetrara. Entonces me entraron una torpes ganas de reír como una reverenda estúpida por ser tan paranoica e insegura.

 
—Y quiero hacer las cosas bien contigo —agregó, aunque esta vez mucho más serio—. Quiero que sea perfecto para ti, porque...demonios, puedo asegurarte que lo fue para mí.

      
Ay, mi corazón.

  
—¿Lo...fue? —titubeé, alzando mi vista hasta la suya.


Haye...—dijo mi nombre con una sonrisa, sacudiendo suavemente su cabeza—. Nunca me había perdido completamente en un beso antes. Sabía que sería bueno, pero...wow. Me refiero a que, por supuesto que sabía que sería bueno, pero no imaginé que...uh, sería tan...tus labios, tu sabor es...increíble.

   
De acuerdo, no podía seguir escuchado eso, mis mejillas probablemente no podían sonrojarse más. Tenía calor, mi corazón martillaba contra mi pecho violentamente y mis manos se sentían un tanto sudorosas, pero estaba genuinamente feliz.

 
—Por eso no quiero empujarte demasiado lejos, no quiero que te sientas presionada...


—No lo haces —mencioné atropelladamente, haciéndolo sonreír—. No es así como me siento. Me refiero a que, no es como si yo no lo quisiera...

   
—De acuerdo, muñequita, si sigues por ese camino, se me hará muy difícil ser bueno —advirtió con sorna en su voz, aunque algo me dijo que hablaba en serio.

  
Claramente no me estaba haciendo entender. Si ser bueno significaba que no volvería a besarme esta noche, entonces no quería que lo fuera. Seguramente en su sueño no había sido precisamente "bueno", por eso dijo que quería, pero no podía.

  
—¿Podrías no ser bueno para un solo beso? —las palabras salieron fuera de mí antes de que pudiera arrepentirme de ellas—. ¿Por favor?

 
—¿Por favor? —Jeongguk aspiró fuerte al escuchar mi petición y bajó sus párpados, inclinándose deliberadamente hacia adelante—. Juegas sucio —acercó su boca a la mía. Por Dios, si seguía con esto iba a comenzar a mendigar.

  
Estaba tan cerca, él había cerrado la distancia entre nosotros sin que me diera cuenta y mi boca se estremeció con el deseo de tomarlo. —Que obsti...

  
Jeongguk cerró el espacio entre nuestras bocas súbitamente y yo tuve que tragarme mis quejas. Esta vez el beso fue completamente diferente. Jeongguk no empezó fácil, su boca fue contundente y exigente desde el principio y tuve dificultades para seguirle el ritmo, pero me gustó. Más que eso. Era romántico y real. Era Jeongguk actuando sin cautela.

   
Sus manos se cerraron en mis caderas y sin previo aviso, estratégicamente me levantó y me sentó sobre la encimera. ¿Qué estaba...? Me agarré de sus hombros como consecuencia de su inesperado movimiento y jadeé sorprendida, Jeongguk se separó de mis labios durante apenas un insignificante segundo, haciéndose espacio entre mis piernas y antes de poder entender lo que estaba sucediendo, su boca volvió a estar toda sobre la mía.

  
Rodeó mi cintura con uno de sus brazos, manteniendo nuestros cuerpos presionados el uno contra el otro y comencé a sentir que me faltaba el aire. La posición en la que nos encontrábamos era bastante más comprometedora, pero ahora mismo ni siquiera me importaba. Mi cara ardía con un calor increíble y estaba sintiendo una asombrosa cantidad de emociones diferentes. Todo esto había escalado un poco rápido, pero no quería que se acabara. Quería tocarlo, deslizar mis dedos por su cabello, pero Jeongguk tenía otra idea en mente.

   
Y justo cuando creí que esto de los besos no podía volverse mejor, justo cuando creí que no podía sentirse mejor que esto, él me demostró que ciertamente yo no tenía ni la más mínima idea.

   
Jeongguk dejó de actuar con vacilación, la humedad de su boca presionándose con la mía se volvió más desesperada, y entonces el procedió a persuadir suavemente mis labios con su lengua. Oh, por Dios. Traté de calmarme, pero ni siquiera con todo el esfuerzo del mundo podría ser capaz de ocultar que me derretí en sus brazos cuando por primera vez sentí su calor dentro de mi boca. Apenas fui consciente del momento en el que ocurrió. Su lengua tocó deliberadamente mi labio inferior e instintivamente yo abrí con cuidado, porque a pesar de que no sabía qué rayos estaba haciendo, eso era lo que Jeongguk quería que hiciera, también era lo que yo quería y lo que mi cuerpo pedía, pues sorprendentemente este parecía saber más lo que necesitaba que yo misma.

  
Las paredes de mi pecho se sintieron como si estuviesen acercándose a mi corazón y mis pulmones definitivamente estaban teniendo un momento difícil. Ahora mismo, no había una terminación nerviosa de mi cuerpo que no lo sintiera. Y esto empeoró en el momento que su mano libre se deslizó por el costado de mi cuerpo, deteniéndose sobre mi cadera, tirando de mí lo más próximamente posible a él. Su respiración era rápida y superficial, y me consoló el hecho de saber que no era la única con un desastre dentro.

 
Me aferré a él y me permití tocar su lengua, sin embargo, en el momento que se generó el contacto, un gruñido salió de su pecho y rápidamente él rompió el beso.


Haye...—dijo sin aliento, dificultosamente sobre mis labios.

  
—No —repliqué tajante, atreviéndome a llevar mi boca hasta la de él.


Sabía lo que iba a decir y no deseaba escucharlo. No quería hacer las cosas difíciles para él, sólo...quería prolongarlo por unos segundos más.

  
Temí que Jeongguk no me correspondiera, pero en el mismo instante que mis labios se presionaron con los suyos, él se apoderó de mi boca. Y tan pronto como su lengua acarició la mía, pude decir que esto iba a ser un problema. Si alguien podía volverse adicto a todo esto, probablemente sería yo. Maldita sea, ahora entendía porqué Jeongguk era tan popular con las chicas.

 
Pero definitivamente no quería pensar en eso ahora.
No, no, no.

 
Envié esos pensamientos lejos y me concentré en el aquí y ahora. Gradualmente, los besos se tornaron más apremiantes, abrasadores, y el universo se encogió a mi alrededor. Mi corazón latió desbocado y mi respiración se entrecortó.

  
Nunca podría haber sido mejor que esto.

  
No me importaba si estaba siendo ingenua o excesivamente soñadora, quería creer que esto estaba destinado a ser. Quería creer que Jeongguk podía ser la persona para mí. No me importaba su pasado. Realmente quería esto. Quería esto con él.

    
Mi cabeza daba vueltas por el torbellino de emociones, no quería alejarme de él, pero por lo bien que esto se sentía, temía que si no conseguía un poco de control ahora, luego sería imposible. Y supongo que él pensó lo mismo.

  
Al cabo de unos pocos minutos —o unos pocos siglos, no estaba segura— Jeongguk pasó sus manos por mi cabello, con un roce tan leve que apenas pude sentirlo, y entonces, la intensidad de sus besos se transformó, disminuyendo considerablemente, volviendo así a ser gentiles y cuidadosos. Románticos.

  
Jeongguk ahuecó mi rostro entre sus manos y se apartó muy despacio, como si no pudiese soportar separarse de mí, y podía jurar que mi corazón se estremeció con la inconfundible apreciación en su mirada.

  
Por un pequeño instante sólo nos mantuvimos así, mirándonos, disfrutando del momento de silencio que estaba ocurriendo entre nosotros. Su pecho subía y bajaba frente al ritmo del mío cuando decidí pasar suavemente mis dedos por su cabello. Jeongguk bajó entonces su frente a la mía y dejó escapar un largo suspiro. Sus labios se veían incluso más tentadores después de ser besados.

  
—Creo que no deberías permitir que volviera a tocarte esta noche —expresó con divertida lástima.

 
Y esta vez no me opuse a su idea, mi corazón tenía mucho con lo que lidiar ahora mismo, necesitaba regular mi respiración y volver a mi estado natural, así que me limité a sonreír y a asentir con mi cabeza. No quería poner distancia entre nosotros, pero lo necesitaba para calmar el desastre en mi interior.

 
—Aunque seguiré intentándolo —jugó, descansando sus manos en mi cintura—. Hmm, te ves más irresistible después de ser besada.

 
—¡Ugh, Jeongguk! —exclamé, dándole un puñetazo en el pecho, este chico—. No me digas esas cosas, mírame.


Señalé mis mejillas, las cuales sentía cada vez más calientes y sonrojadas, él simplemente sonrió burlón.

 
—No puedo dejármelo, siento muchas cosas ahora, necesito decírtelo todo, ese beso...


—Cállate —me cubrí el rostro con las manos y él se rió, procediendo a estrecharme entre sus brazos mientras depositaba un dulce beso en la coronilla de mi cabeza.


—Ya, me callo —prometió, acurrucándome en su pecho dulcemente—. Pero nunca un beso había sido más perfecto.


—Ah, que cursi.

 
—Acostúmbrate, tú me convertiste en esta cosa.


—Patrañas.

 
—Por favor, no me digas cosas tan dulces, ¿no ves que no puedo resistirme a ti? —tonteó.


—Antes te resististe muy bien, muchas veces.


—No me lo recuerdes —resopló, y sí, tampoco quería recordarlo—. Aunque no me arrepiento, fue bueno esperar.

 
—¿Lo fue?


—Mh —asintió—. Lo tengo todo muy claro ahora.

 
¿Huh?

  
Tuve la intención de preguntar , pero el ruidoso tono de llamada de Jeongguk resonando por toda la habitación me interrumpió.

 
Tenía que ser.

  
Él se echó hacia atrás, rompiendo nuestra cercanía reaciamente en lo que sacaba el pequeño artefacto del bolsillo delantero de su pantalón. Sonreí al ver su infantil expresión de desagrado en el rostro y me bajé con un pequeño salto de la encimera. Esa posición seguía haciendo que mi corazón latiera desbocado, necesita recuperarme un poco del efecto de su cercanía.

   
El celular de Jeongguk dejó de sonar en el mismo instante que este terminó de sacarlo de su bolsillo y quise reír al escucharlo bufar tan escandalosamente. Que exagerado, pensé y miré en su dirección. Vi por encima de su hombro como la pantalla de su celular se encendía y me permitía de esta forma darle un rápido vistazo al aparato. Y mi corazón se derritió al ver que Jeongguk en verdad tenía puesta la foto de nuestras manos unidas como fondo de pantalla. Digo, sabía que la había puesto, pero en ese entonces creí que sólo lo hacía para fastidiarme, así que no esperaba que aún la tuviera. Se me hizo un detalle muy lindo, sin embargo, la alegría que estaba sintiendo en esos momentos, se vió afectada en gran escala cuando nuevamente el teléfono de Jeongguk comenzó a sonar.

  
Desafortunadamente para mí, esta vez pude ver sin querer de quién se trataba. Y sentí un molesto y difícil de ignorar nudo en el estómago al ver el nombre de Sowon iluminar la pantalla del celular.  

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