❛ 26 ❜

U N P L A N N E D
veintiséis
❀̸
¿𝓢ientes lo mismo?
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❝ Nunca pensé que el amor pudiera estar lleno
de tanta certeza. ❞

Devil's Exception, Azania.

11 DE FEBRERO, 2019
22:57 pm.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫


          ▬▬ RELAJÉ LOS MÚSCULOS de mi rostro, tratando de mantener firmemente un semblante serio por lo que vendría siendo la cuarta vez en los últimos cinco minutos. Aunque era inútil, lo sabía. Lo intentaba, pero el resultado final seguía siendo el mismo. No podía hacerlo. Sólo era suficiente que Jeongguk inclinara levemente su rostro en mi dirección, acercándose de una manera apenas perceptible hacia mí para que yo comenzara a sonreír como una reverenda estúpida. Además, también estaban esos impresionantes ojos suyos, era imposible reprimir el impulso de reír de los puros nervios cuando estos estaban encima de mí.


—Perdiste —sentenció Jeongguk acusatoriamente después de transcurrir sólo dos míseros segundos.


Por favor.
De ninguna manera.


¡¿Qué?! —chillé, aún luchando por no ceder ante el impulso de echarme a reír—. ¡No es cierto!


—Haye, estás sonriendo justo ahora —señaló divertido, sonriéndome de manera presumida, vanagloriándose de su cuarta victoria consecutiva.


—Pff, no es justo —protesté, virando mis ojos—. No puedo no sonreír, tienes un rostro gracioso.

  
Mentí, ojalá fuera por eso. Había ciertos momentos en los cuales la tensión entre nosotros se volvía un tanto ¿cómo decirlo? ¿insoportable? al menos para mí, Jeongguk parecía llevarlo mucho mejor que yo.


Después de que la incomodidad del principio se desvaneció, Jeongguk volvió a ser el mismo seguro y relajado chico de siempre, mientras que yo, sinceramente estaba nerviosa por no saber lo que el resto de la noche nos deparaba. Además, el hecho de que él no dejase de hacer obvio que podía ver cuán nerviosa me encontraba a su alrededor no lo hacía más sencillo.


—¿Un rostro gracioso? —cuestionó, enarcando una de sus cejas y mirándome con aquella encantadora sonrisa de costado—. Estamos sólo los dos, niña bonita, puedes admitir con toda libertad que sonríes porque te pone nerviosa toda esta...química que hay entre nosotros dos. Descuida, no se lo diré nadie.

  
Pero que...insufrible.
¿Era necesario exponerme de esa manera?


Por supuesto que no. Sabía que sólo bromeaba, sin embargo, aún así me avergonzaba demasiado, porque todo era cierto. Demonios, no sería tan difícil estar a su alrededor si no fuese tan...honesto, tan directo. Y gracioso. Y dulce, cuando quería serlo. Y atractivo. Podía suponer que era debido a esto que sentirme interesada y atraída por él se manifestaba como un sentimiento un tanto agridulce. Me refería a que, me gustaba, y me gustaba saber que no era unilateral, pero...agh, era intenso y el esfuerzo que se necesitaba para no dejarlo constantemente en evidencia era demasiado.


—¿Y en qué te basas para decir eso, hm? lo siento, pero que hayas ganado cuatro veces el juego de miradas no significa nada —jugué, fingiendo que la pasta que se encontraba en la olla necesitaba revolverse.

  
Le di la espalda, esperando ocultar el sonrojo en mis mejillas. ¿Cómo era que las chicas hacían todo esto? ¿salir con chicos, tener citas, tener novios? cuando Seulgi solía hablar de sus sentimientos por Yoongi, cuando me contaba cómo se sentía a su alrededor, debía admitir que en muchas ocasiones creí que exageraba, supongo que no podía siquiera llegar a imaginar que algo pudiese sentirse de esa forma. Por supuesto que había cambiado de opinión, le creía ahora, sin embargo, hacía que me preguntara ¿si siempre iba a sentirse así? ¿o esto se debía sólo a que era la primera vez que yo lo experimentaba?


No era la primera vez que Jeongguk se interesaba en una chica. Ni la segunda. Ni la tercera. Eso me hacía pensar en que él probablemente no sentía ni la cuarta parte de lo que yo sentía estando a su alrededor. Ese absurdo pensamiento hacía que de cierta manera quisiera no sentir...tanto.


—¿Dices que estoy equivocado? —curioseó con tono divertido, yo me limité a encogerme de hombros—. ¿Estás diciendo que todo este tiempo yo he sido el único en sentirlo? —agregó, parándose justo detrás de mí.


Ay, no, mala idea.


Por Dios, ¿es que era tonta? realmente debía de entender que incluso si trataba de jugar su mismo juego, no iba a conseguir salir victoriosa.


No escuché sus pasos acercándose, pero si sentí el calor de su esencia al momento de encontrarse cerca de mí. Tragué duro, porque sabía que si me volteaba y lo encaraba, posiblemente mis temblorosas piernas cederían.


—No...no sé de qué hablas —balbuceé con torpeza, tratando de aclarar sutilmente mi garganta.


—No, apuesto que no —dejó salir en voz baja, peligrosamente cerca de mi oído—. ¿Podrías mirarme?


No.

  
Al menos no si quería ahorrarme la humillación de derretirme a sus pies. Ni siquiera estaba segura de cómo era que no me estaba hundiendo en el suelo ahora mismo.


¿Por favor? —pidió suavemente, sosteniendo delicadamente mi muñeca, tirando de esta con sutileza en lo que me incitaba a dar la media vuelta.

  
Jeongguk retrocedió un paso en el momento que me volteé hacia él, poniendo una distancia prudente entre nosotros. Yo alcé mi rostro, intentando calmar mi corazón acelerado.


—¿Qué...uh, qué pasa? —tartamudeé, sosteniendo dificultosamente su mirada


Jeongguk me miró con una expresión que no supe identificar, estudiándome de una manera que sólo me hacía querer retroceder. Estaba teniendo sentimientos contradictorios. Me gustaba tener la atención de Jeongguk, pero también me ponía los nervios de punta. No estaba acostumbrada a ser estudiada, me gustaba pasar desapercibida, pero Jeongguk tenía la costumbre de observarme de una forma tan...peculiar.


Y necesitaba dejar de hacerlo porque estaba a punto de tener un ataque de asma. Y ni siquiera tenía asma, así que eso era decir mucho, sin embargo, por supuesto que él no lo hizo. Al contrario, en lugar de alejarse con algún comentario listillo, el comenzó a inclinarse hacia mí. Yo no pude hacer más que suspirar y permanecer inmóvil.


—Me gustaría saber si realmente estamos en la misma página —expresó finalmente, dejando caer sus ojos a mis labios y llevando despacio una de sus manos a mi mejilla, acunándola. Y por una fracción diminuta de tiempo traté de no estremecerme bajo su toque, aunque fallé miserablemente en el intento.


Jeongguk no se iba con rodeos, incluso antes de nuestra charla de anoche, él ya había sido honesto con respecto a lo que sentía. Y aunque aún tenía dificultades para creerle, ese era más un problema de inseguridad propia, pues él había sido bastante sincero. No como yo. Jeongguk era mucho más abierto que yo en ese sentido, y aunque estaba bastante segura de que entre los dos, yo era la más afectada con todo esto, no es que diese muchos indicios de ello.


—No necesito detalles, no te pediré hablar abiertamente de tus sentimientos ahora, dije que no presionaría, y no lo haré, pero...—se detuvo brevemente, sosteniendo mi cara entre sus dos manos e inclinándola hacia arriba, hacia la suya—, no estoy acostumbrado a sentirme...así, la verdad...


—¿Así...cómo? —lo interrumpí, sorprendiéndome incluso a mí. Acababa de pensar en voz alta, rayos.

  
Aún así, no me retracté. Sabía que la única forma en la que conseguiría respuestas era si me atrevía a hacer las malditas preguntas.


Jeongguk titubeó antes de responder. —Yo...uh, no hago esto —admitió, no muy seguro de sus palabras, ¿qué significaba eso?—. Me refiero a que, hace un tiempo dejé de darle importancia a todo esto de las relaciones.


Oh.


Escuché su inesperada declaración y mi primer instinto fue el de querer alejarme. Recordé las palabras que me dijo Seulgi hace un tiempo, y me asusté.


"Él usualmente conoce chicas, se acerca a ellas cuando llaman su atención, pero se aburre o pierde el interés con una facilidad y rapidez alucinante".

 
¿Eso es lo que esto era? ¿había entendido las cosas mal? porque si era así, entonces no quería formar parte. Yo no era así. No era una chica que buscaba relaciones esporádicas. Por Dios, podía sonar estúpido o demasiado ingenuo de mi parte, pero creía en las relaciones sin fin. Tal vez era poco realista querer algo así en tiempos como estos, pero yo lo quería. Y era lo que buscaba, sin embargo, sabía que no lo encontraría si decidía tener relaciones sin sentido.


Jeongguk quería una oportunidad, pero no podía dársela, no si esa era la clase de relación que él buscaba. No estaba segura de cuál era el propósito de todo esto, no sabía cuál era su significado de "ver hacia donde nos lleva", pero no lo quería diciendo cosas lindas ni confundiendo mi cabeza en vano.

 
—Creo que no me expresé —se lamentó al notar el cambio en mi actitud y la nueva rigidez en mi cuerpo, el cual involuntariamente se había vuelto mucho más tenso. Traté de apartarme, pero Jeongguk no me lo permitió—. Lo que quiero decir es que, durante bastante tiempo yo, uhm...dejé de tener intenciones de tener algo serio. Eso no es lo que buscaba. Todo eso de comprometerse de verdad, tener citas, intentar hacer que algo realmente funcione, no lo sé, requería demasiado esfuerzo y yo no...no quería eso.

 
"Jeongguk tiene problemas para comprometerse."

"Sus relaciones, o "intento de relaciones" por lo general no duran más de dos semanas."


Era lo que Seulgi había dicho. No era algo que no supiera, sin embargo, eran declaraciones que no había escuchado viniendo de sus propios labios.


—Tal vez no estaba listo —declaró, y sus manos permanecieron sosteniendo mi rostro en todo momento, asegurándose de que viera sus ojos mientras hablaba—. Creo que no conocí a ninguna chica que me hiciera querer intentarlo, así que simplemente no lo hice. Y aunque sí, salí con muchas chicas, nunca cree lazos ni involucré mis sentimientos. No hice las cosas que estoy haciendo ahora. Tampoco quería lo que quiero ahora.


Tragué saliva.

 
Quería creer lo que estaba escuchando. Quería creer que Jeongguk no sería capaz de decir esas cosas si realmente no las sintiera, sin embargo, estaba teniendo problemas, mis pensamientos comenzaban a tomar una dirección bastante peligrosa.


¿Por qué yo?


No podía entenderlo...y es que no tenía sentido. Lo había visto, Jeongguk recibía atención por parte de todo el mundo. Las chicas lo miraban como si fuese un ser divino, como Yeosang había mencionado, entonces ¿por qué le interesaba yo? ni siquiera tenía la mejor de las personalidades, no había nada tan especial en mí, al menos no algo que yo pudiese ver. No tenía certezas, pero sí una teoría que llevaba molestándome.

 
—¿Por qué es diferente ahora? —me armé de valor y finalmente pregunté—. ¿Es porque soy amiga de Seulgi?


Oh.
Bueno, eso sonó peor que en mi cabeza.


El ceño de Jeongguk se frunció en confusión al escuchar mi suposición y a pesar de que me sentí bastante patética por decir aquello en voz alta, traté de mantenerme firme en mi posición.


Seulgi lo había dicho una vez, Jeongguk sabía que no podía comportarse conmigo de la misma forma en la que lo hacía con otras chicas. Y tal vez sí, tal vez sí se sentía atraído por mí, pero yo temía que la única razón por la que me estuviera tomando en serio fuese por Seulgi.


Por Dios.

Realmente tenía una habilidad extraordinaria para sobreanalizar absolutamente todo.


Algunas veces deseaba poder arrancarme la cabeza, la manía que tenía de torturarme analizado hasta el más mínimo de los detalles me volvía en extremo insegura.


—No —replicó Jeongguk, muy seguro—. No es por Seulgi, es porque eres tú. Haye...


Quiso decir él, pero entonces el agua de la olla comenzó a desbordarse repentinamente, recordándonos de manera abrupta que estábamos cocinando.


Mierda —maldijo Jeongguk, tirando de mi lejos de la cocina y apresurándose en apagar la hornalla.


Jeongguk movió la olla hasta al lavaplatos, hasta el lugar en donde esperaba el colador, no luciendo muy feliz a causa de su descuido y el resultado de este. En definitiva esos espaguetis se habían cocinado más de lo necesario.


Pero es que ¿quién podía pensar en cocinar en un momento como este? Jeongguk me había distraído, él mismo se había distraído.


—Vamos a pedir ChiMaek —dijo al cabo de unos minutos, cuando después de escurrir los fideos en el colador se percató de que estos estaban apelmazados.


Jeongguk actuaba como si hubiese cometido un error imperdonable. El fastidio en su rostro se me hizo divertido, al parecer alguien no estaba acostumbrado a que banalidades como estas le resultaran mal.


—Oh, pero mira este giro de eventos señor yo todo lo que hago lo hago bien —me burlé, porque de pronto esa interrupción le devolvió el alma a mi cuerpo.


Jeongguk levantó una de sus cejas —Ah, pero mira nada más, ¿esto si te parece divertido? —preguntó inquisitivamente, con un brillo travieso en sus ojos, aunque lo suficientemente serio como para hacer que mi corazón palpitase—. ¿Huh?


Ay, mamá.
Necesitaba un escape.


Correr sería un movimiento demasiado arriesgado y poco sutil, además no era lo suficientemente rápida. Y él no me dió tiempo. Jeongguk dió un paso hacia adelante mientras que yo, como acto reflejo, di un paso hacia atrás, haciendo que mi espalda se encontrase inconvenientemente con el refrigerador detrás de mí. Demonios. Ni siquiera pude pensar en mi siguiente movimiento cuando él casualmente levantó sus brazos, colocando ambas manos contra el refrigerador, justo a cada lado de mi cabeza.


—Muy bien, ¿en dónde estábamos? —esta vez fue él quien se burló, inclinándose descaradamente cerca de mí, mucho más cerca de lo que se encontraba hace un momento. Estaba a punto de comenzar a temblar como un chihuahua, podía presentirlo.


—¿Acaso no podemos...? ¿No podemos hablar como dos personas normales? —balbuceé, es que ya no podía con esto, mi corazón iba a estallar.


—¿Por qué? creí que de nosotros dos yo era el único que lo sentía, ¿no?  —manifestó en tono divertido, sabiendo muy bien el efecto que tenía en mí—. Ahora, respondiendo a tu pregunta.

 
¿Mi pregunta?
¿Cuál era mi pregunta?


En este punto me había olvidado hasta de mi nombre. Esto no podía ser bueno para mi salud mental. Estaba experimentando más altibajos que una montaña rusa en estos momentos.


—No me tomo en serio las cosas contigo sólo porque eres amiga de Seulgi —fue lo primero que quiso dejar muy en claro, bien, pero necesitaba un poco más que eso—. Esto es diferente contigo porque tú eres diferente, es así de simple. No creo poder explicarlo de una manera que suene lógica, no sé bien qué es, sólo sé que es algo que está ahí, es como...una certeza —expresó él, y yo dejé que mi inundara lo que acababa de decir—. Tú y yo tenemos algo especial. Puedo sentirlo. Creo que tú también puedes hacerlo.

  
Así era, por supuesto que lo hacía, por eso era que me sentía tan aterrada.


—Me parece una lástima que creas que la única razón por la que quiero hacer esto sea por Seulgi. Es mi amiga y la quiero, por supuesto que su opinión es importante para mí, pero no tiene nada que ver con lo que estoy sintiendo por ti. Eso sólo te concierne a ti.


Sentí que mi respiración se atrapaba en mis pulmones. Internamente mi corazón se retorció sobre sí mismo. Y como si todas esas emociones no fueran suficientes, también había perdido el habla. Había una vocecita en mi cabeza que me decía que debía decir algo, Jeongguk merecía eso, pero no podía abrir la boca. No parecía capaz de salir del trance en el que me encontraba.


—Eres impresionante —halagó en un suspiro—. Te metiste bajo mi piel. Pienso en ti, sueño contigo —confesó, bajando una de sus manos hasta mi cara, rastreando suavemente por mi mejilla con sus dedos. Oh, mi...¿su plan era provocarme un ataque al corazón?—. Quiero estar cerca de ti, cuando lo estoy...no puedo concentrarme en nada más que no seas tú. Me gusta mirarte, escucharte, tu aroma, el sonido de tu risa...


Enlistó, demasiado cerca para mi inestable sistema nervioso. Podía incluso sentir su cálido aliento en mi piel. ¿Qué hacía? ¿Qué iba a hacer yo si se acercaba un poco más? habíamos estado en esta situación antes, pero era diferente ahora, tenerlo aquí, mencionando cada cosa que le gustaba de mí, me hacía sentir débil.


—Lo que trato de decir es que —Jeongguk bajó su otra mano y nuevamente acunó mi rostro entre ellas, aunque esta vez, sus pulgares acariciaron hacia adelante y hacia atrás a lo largo de mis pómulos. Pude sentir como me volvía masilla en sus manos—, lo que tenemos aquí, es una primera vez para mí. Y no sé hacia donde se dirige, pero en verdad me importa, por eso...sólo necesito saber si sientes lo mismo.


Aspiré un aliento rápido y lo sostuve. Su mirada, sus caricias, sus palabras...todo, sentía que el corazón se me iba a salir por la boca, este latía desbocado ¿cómo se suponía que debía contestar a eso? no tenía su talento para expresar lo que sentía, al menos no con palabras, tampoco con acciones. Maldita sea. Sólo quería que volviera a estrecharme entre sus brazos de la forma en la que lo había hecho anoche.


Veinticinco días.


Sólo veinticinco días habían sido suficientes para que Jeongguk me arruinara para cualquier otro tipo por el resto de mi vida.


Genial.


—Yo, uhm...—tembló mi voz, al igual que cada parte de mi cuerpo—. Me gustan tus ojos —confesé con torpeza, siendo esto lo único que pude decir por unos eternos cinco segundos. Sólo dilo, niña.


No podía esperar que fuese él siempre quien hablara, pero tenía dificultades para expresarme. Correr riesgos nunca había sido lo mío. Era cuidadosa, me protegía, siempre lo había hecho. Tristemente ser de esa forma jamás me había traído nada bueno. Quería cambiar eso.


—Y...uh, me gusta que seas tan brutalmente honesto y directo —añadí, despacio—. Me gusta cuando me llamas al despertar y al irme a dormir. Me gusta cuando me tomas el pelo y también cuando me pones de los nervios. Me gusta tu voz y tu singular sentido del humor. Y no tiene ningún sentido, pero incluso me gusta tu muy poco atractivo rostro.


Jeongguk soltó una suave carcajada al oír mis últimas palabras, dejando caer su frente en la mía, aliviado, como si acabase de sacarse un gran peso de encima. Entendía el sentimiento, pues me sentía exactamente de la misma forma. —Es suficiente para mí, creo puedo trabajar con eso.


—Sí siento lo mismo —necesitaba dejarlo en claro—. No soy tan buena demostrándolo, pero...eso que describiste, todo, también lo siento.

  
Creía haber tomado una decisión precipitada, pero incluso si ese era el caso, no iba a permitir que el temor a fallar siguiera condicionando las elecciones en mi vida. Quería esto. Tenía la certeza de que no iba arrepentirme, incluso si no funcionaba. Su existencia, ahora mismo, era como una atracción magnética sobre mi corazón. Podía tratar de negarlo, pero era inútil.


Mi corazón quería a Jeongguk.


Y fue con la realización de aquella incuestionable verdad, que me impulsé cuidadosamente sobre la punta de mis pies, sosteniéndome de sus hombros. En el fondo sabía que si me detenía a pensarlo demasiado, me convencería a mí misma de no hacerlo, así que dejé la cobardía de lado, me deshice de esos intrusos pensamientos de indecisión y presioné mis labios sobre la comisura de los suyos.

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