❛ 25 ❜
U N P L A N N E D
veinticinco
❀̸
❛ 𝓒uando lo sabes,
lo sabes ❜
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❝ Déjame quedarme un rato, o siempre
contigo. ❞
ㅡSin Remedio.
11 DE FEBRERO, 2019
21:50 pm.
❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫
▬▬ LA HABÍA JODIDO. Demonios ¿cómo podía ser tan idiota? ¿es que acaso no había nada que pudiera hacer bien? se sentía como si tuviera una maldita nube de desgracia lloviéndome encima.
¿Por qué tuvo que ver eso?
Ni siquiera quería imaginar lo que Haye debía de estar pensando, sabía que no era nada buena sólo con ver la desilusión en sus ojos. Era consciente de lo mal que debió de verse todo, pero no estaba mintiendo, no había nada de romántico en mi encuentro con Sowon.
—Haye —dije en un suspiro, atreviéndome finalmente a decir algo, y es que aquel sepulcral e incómodo silencio me estaba volviendo loco—. ¿Estás enfadada?
Era una pregunta estúpida, lo sabía, pero me sentía nervioso y sólo me importaba saber cómo se sentía. Haye, por su parte, se limitó a responder con un encogimiento de hombros.
Maldita sea, si había una cosa sobre Haye que me hacía perder la cabeza era el no saber con exactitud lo que estaba pensando. Estaba acostumbrado a lidiar con chicas a las que les gustaba de sobremanera oírse hablar ¿por qué a ella no? se volvía difícil el tratar de entenderla, sin embargo, si debía esforzarme por hacerlo...lo haría. Me había percatado de que al contrario de las chicas con las que había salido, si algo sucedía, Haye simplemente se cerraba, me ofrecía respuestas cortas y concisas, y en este caso, apenas un gesto. Y lo merecía.
—¿Podrías explicar eso? —pregunté, reprimiendo las ganas de acercarme a ella por temor a presionarla—. ¿Por qué estás tan callada?
—Sólo trato de entender un par de cosas —musitó vagamente.
Esto habría sido completamente diferente si Sowon no hubiese estado aquí, por supuesto que no le habría dicho que viniera si hubiese sabido que Haye vendría. No quería estar con Sowon, no quería verla ni pasar el rato con ella, pero teníamos que hablar, había cosas que necesitaba dejarle en claro sobre lo que hablamos anoche, ese abrazo...sólo había sido su forma de decir que me apoyaba, no le correspondí, pero debí apartarla, no había querido herir más su orgullo, pero herí a Haye por eso, idiota. Había pensando en Haye todo el santo día, incluso después de todo lo que sucedió, era a Haye a quien quería ver, pero ¿cómo diablos iba a hacer que me creyera?
—Yo...mira, sé que Sowon hizo que sonara como si yo quisiera tenerla aquí, pero créeme, no es así.
—¿No? —cuestionó ella, con su entrecejo sutilmente fruncido—. Tú le pediste que viniera, ¿no?
—Lo hice —admití, porque no tenía sentido mentir—. Es cierto, pero no por las razones que puedas estar imaginando. Es...uh, complicado, algo sucedió y necesitaba hablarlo con ella.
¿Cuándo me había vuelto tan malo con las palabras? No estaba seguro de que me pasaba, pero temía decir algo y joder las cosas aún más.
—Ya veo —exhaló suavemente, acomodando un mechón de su cabello detrás de su oreja—. Descuida, no tienes que darme explicaciones.
Mierda.
—Claro que sí, porque no me gusta en donde está tu cabeza. Necesito arreglarlo —contrarié.
Hablaba muy en serio anoche, con respecto a todo, pero ni siquiera había tenido la oportunidad de demostrarlo, así que de ninguna manera iba simplemente a dejarlo estar. No iba a dejar que se acabara antes de comenzar.
—No creo que puedas hacerlo —declaró, alzando la mirada, con sus brazos cruzados sobre su pecho, estaba a la defensiva—. Honestamente, no entiendo tu relación con ella, para nada, y a decir verdad, no creo que quiera hacerlo. No es de mi incumbencia, pero creo que es bastante evidente que ella aún siente algo por ti, y considerando que ambos siguen siendo parte de la vida del otro, tal vez tú también sientes algo por ella. Y eso está bien, tienen una historia juntos, pero yo...uhm, creo que puedes entender porqué no quiero estar en el medio.
Lo entendía, lo entendía perfectamente bien, sabía que a pesar de su corto tiempo aquí, ella ya había escuchado suficiente sobre mi antigua relación con Sowon, y lo que acababa de suceder, sencillamente no ayudaba en mi causa. Había cometido el estúpido error de regresar con Sowon más veces de las que me gustaría admitir, incluso después de decir que no volvería a hacerlo, eso por supuesto que había afectado mi credibilidad, pero era diferente ahora, incluso en ese tiempo yo mismo sabía que no lo decía en serio, ni siquiera trataba de convencerme a mí mismo de que era cierto, porque no lo era, porque no quería poner un punto final a nuestra relación, pero ya había pasado por eso. Había terminado con lo nuestro. No estaba interesado en regresar con ella, incluso si Haye no formara parte de la ecuación, eso no cambiaría mi decisión.
—Créeme, Haye, nunca te pondría en esa posición —le aseguré y estaba siendo sincero—. No hay nada que entender sobre mi relación con Sowon, ella y yo terminamos. No hay Sowon y yo, no es ella quien me importa, ¿de acuerdo? no habría sido honesto con mis sentimientos con respecto a ti si fuera así —expresé, estirándome para agarrar su mano, porque tenía que tocarla.
Tal vez había sido inconsecuente con alguno de mis actos en el pasado, pero nunca había jugado intencionalmente con los sentimientos de ninguna chica, siempre había sido honesto con lo que buscaba al igual que ellas, y sí, muchas veces había retrocedido al notar que deseaban más, pero jamás las había engañado. No hacía eso. Y desde luego que no estaba haciendo eso con Haye.
—¿Me dirás que puedo hacer para probarte que lo que digo es cierto? —pedí, buscando su mirada.
Tal vez de ese modo vería lo muy en serio que estaba hablando.
—No tienes que hacer nada —replicó, dejando salir un largo y controlado suspiro—. Creo que tienes cosas más importantes de las cuales preocuparte, no estoy aquí para darte otro dolor de cabeza.
No era un dolor de cabeza, por Dios, el sólo verla había hecho que mi día mejorara enormemente. A pesar de todo la mierda que estaba sucediendo, me sentía bien al tenerla aquí. Estaba molesta, con justa razón, pero eso no cambiaba el hecho de que me sentía malditamente feliz con su mera presencia. Ahora mismo, ella tenía ese poder sobre mí. Sólo ella.
—Tengo muy poco control sobre mi vida en este momento —confesé, muy a mi pesar—. Hay muchas cosas que están sucediendo y no hay nada que pueda hacer el respecto, pero esto...tú, eres importante, está en mis manos demostrarte que esto es lo que quiero, permíteme hacerlo.
Por favor, por favor, por favor...
Rogué para mis adentros.
Haye me tenía en sus manos, probablemente lo hacía desde el primer momento en el que la vi, incluso cuando no estaba seguro de que ella se sintiera de la misma forma, era inútil tratar de fingir que no. La chica me había cautivado desde el minuto uno y había terminado de fingir que podía conformarme con ser su amigo, no podía, así que no me permitiría arruinar esto.
—No creo que pueda confiar en mi buen sentido contigo, yo...agh, me confundes —refunfuñó, dejando escapar un pequeño gruñido de frustración.
—¿Qué es lo que te confunde? —pedí, oyéndome incluso algo desesperado—. Creí que estaba siendo muy claro.
Haye abrió su boca, con toda la intención de decir aquello que estaba en su mente, sin embargo, tan rápido como la abrió, volvió a cerrarla. Titubeando.
—¿Cambiaste de opinión? —me atreví a preguntar, no muy seguro de querer oír su respuesta—. Anoche querías lo mismo que yo —agregué en voz baja.
—Sí, pero ahora me preocupa hacer una elección que eventualmente pueda romper mi corazón —admitió, tomando una profunda respiración.
Estaba protegiendo su corazón, podía entender eso, era lo más inteligente que podía hacer. Yo no tenía la mejor de las reputaciones. Y aunque Haye no tenía siquiera un pelo de prejuiciosa en esa linda cabecita suya, tampoco era tonta, por supuesto que tendría su guardia en alto, pero...había algo que necesitaba que ella entendiera.
—Fui completamente honesto al decirte lo que sentía y lo que quería, pero mantendré mi palabra. Dije que si cambiabas de opinión sólo tenías que decirlo, yo voy a respetarlo, pero Haye...te preocupas por salir lastimada, pero dudo que entiendas todavía que tú eres quien sostiene todas las cartas —le aseguré, porque era cierto, ella me tenía—. Todas, ¿de acuerdo? —ella era quien decidiría hacia donde íbamos, era ella quien tenía el maldito control sobre esto—. ¿Puedes creer eso?
Ver a Sowon aquí, después de nuestra charla de anoche, por supuesto que debió haber encendido ciertas alarmas en su cabeza. Yo me había vuelto un poco loco después de verla con Jimin en la fiesta de Seulgi, así que lo comprendía a la perfección. No era un sentimiento agradable. Y si Haye necesitaba una confirmación de mi sentimientos, no me molestaba dársela.
Quería que confiara en mí.
Y realmente anhelaba que ahora mismo me creyera.
Finalmente, Haye asintió sosegadamente con su cabeza, atreviéndose a sostener —por primera vez desde su llegada— mi mirada. Sus oscuros ojos paulatinamente dejaron de lucir severos. Dejé de identificar la dureza y la desconfianza en ellos, en vez de eso, vi entendimiento. Sin embargo, a pesar de que me sentí aliviado por aquel gesto, no estaba seguro del todo seguro de lo que eso significaba.
¿Me creía?
¿Acaso entendía, pero de igual manera quería mantener su distancia? No estaba seguro, así que a pesar de sentirme temeroso, tuve que preguntar.
—Por favor, no me digas que perdí mi oportunidad —murmuré, poniendo mi cabeza en su hombro.
Inmediatamente su delicioso aroma invadió mis fosas nasales, indicándome que me encontraba demasiado cerca. Y odié no poder acercarla a mí de la forma en la que quería hacerlo.
Me gustaba tenerla cerca, no importaba de que forma. Tomar su mano, abrazarla, realmente me gustaba, y era lo único en lo que podía pensar ahora. Ni siquiera me importaba rogar en este punto.
—No lo hiciste —dijo en voz baja, obligándome a alzar la cabeza para poder verla—. Creo...que te creo.
Gracias.
Maldita sea, gracias.
Ni siquiera sabía a quién demonios le estaba estaba dando las gracias, sólo sabía que me sentía tan jodidamente agradecido y aliviado, como si al fin, después de todo este jodido día de mierda, pudiese volver a respirar.
—¿Lo haces? —quise asegurarme antes de hacer cualquier otra cosa, aún me sentía inseguro, mientras que ella sencillamente asentía con su cabeza, regalándome su primer sonrisa real, fue una sonrisa tímida y sutil, pero no por eso menos hermosa, por Dios ¿cómo podía ser tan bonita?—. Me aseguraré de que no dudes de mí otra vez.
Prometí, con todas las intenciones de mantener aquella promesa. Iba a dejar de actuar inconsciente e inconsecuentemente. Haye no era como otras chicas que había conocido, necesitaba recordar eso y actuar adecuadamente y en consecuencia. Ella era demasiado inocente para ver cómo me sentía verdaderamente por ella. Incluso si era obvio para otros, era diferente desde su perspectiva, así que me encargaría de demostrárselo.
꩜
11 DE FEBRERO, 2019
22:19 pm.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
▬▬ SI MI MADRE me viera en esta situación, no tenía ninguna duda de que me diría: "Haye, ya deja de ser tan increíblemente ingenua. Ignora todas esas palabras bonitas y dulces, aún no es tarde, corre lo más lejos que puedas". Por Dios, incluso podía escuchar su voz en mis oídos. Pero siendo justos, mi madre jamás había visto a Jeongguk. Creer en él, tal vez no era la decisión más inteligente, pero justo ahora, le creía.
No podía convencerme de dudar de sus palabras cuando él se encontraba tan determinado en que yo le creyera. Jeongguk era bueno hablando dulcemente, así que me encontraba en desventaja. Con su apariencia y ese don de la palabra podía hacer que cualquier chica hiciera lo que él quisiera. Si me permitía preocuparme por él, temía que acabara mal para mí, pero no podía ignorar lo que sentía.
Agh, no tenía idea de que los flechazos podían ser tan intensos.
Era increíble, pero el mostraba su sonrisa y yo hacía cosas estúpidas. No tenía ninguna oportunidad.
—Seulgi está muy preocupada por ti —mencioné, en un intento por cambiar el tema. Aún habían cosas que quería saber y aclarar, pero no podía con la tensión entre nosotros, necesitaba aligerar un poco el ambiente—. Creo que deberías comunicarte con ella.
Jeongguk sonrió a medias, advirtiendo que esta era mi poco sutil forma de terminar con la incomodidad, entendiendo que ya era suficiente sobre aquel tema, al menos por ahora.
—Uhh, sí, sí lo haré —asintió, sacudiendo ligeramente su cabeza, como si estuviese despabilando.
Jeongguk soltó mi mano y caminó hasta uno de los muebles que se encontraba a un lado de la pared, en donde efectivamente se encontraba su celular enchufado a la corriente. Bueno, al menos en eso decía la verdad.
—Jimin volverá pronto —recordó, alcanzando su celular, aunque con su atención puesta en mí—. Tú...¿vas a irte con él?
Considerando que Jimin se encontraba visiblemente cabreado con Jeongguk, podía suponer que cuando regresara no querría pasar el rato con él. Y bueno, yo había venido con Jimin, así que lo correcto sería irme con él. Además, la casa de Jeongguk quedaba alejada de toda la civilización, si no tenías auto, no era sencillo regresar desde aquí.
—¿Tengo otra opción? —pregunté a modo de broma, porque aunque me gustaba no ser quien se encontraba todo nerviosa en este momento, ver a Jeongguk actuar con tanta inseguridad y cuidado me ponía un tanto inquieta.
Entre nosotros dos, él era el confiado...preferiría que eso continuase de esa forma.
—Yo podría llevarte —insinuó, llevando sus ojos cautelosamente de vuelta a los míos.
Desde luego que podía hacerlo, sin embargo, no iba a hacer que condujera todo el largo camino que había hasta el departamento, no de nuevo, y menos después del horrible día que había tenido. Seguramente quería tiempo para pensar y recuperar energías. Además, la sola idea de ser una molestia me hacía sentir ansiosa.
—Descuida, no tienes que hacer eso, imagino que debes de estar agotado, digo...sé que tuviste un largo día, deberías descansar —sugerí, esbozando una pequeña sonrisa que esperaba fuese tranquilizadora.
Jeongguk asimiló mi comentario en silencio y entonces inesperadamente lo vi deslizar su lengua sobre su labio inferior. Aquel simple gesto fue suficiente para que mi corazón volviese a traicionarme. Por Dios, incluso se había saltado un latido. Ah, de pronto hacía un poco de calor.
—¿Esa es la única razón? —preguntó, mirándome con curiosidad, ignorando por completo el desastre que había dejado en mí con un único gesto.
¿Qué otra razón podría haber? Incluso si pensar en estar a solas con él alteraba todos mis sentidos, no podía negar que la idea sonaba tremendamente tentadora.
—Porque si la es —continuó—, entonces necesito que sepas que ahora mismo, lo único que podría hacerme sentir mejor, es que te quedes aquí conmigo.
꩜
11 DE FEBRERO, 2019
22:30 pm.
❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫
▬▬ JIMIN REGRESÓ al salón apenas un minuto después de que Haye fuese a la cocina por una botella de agua. Mi ahora no tan amistoso amigo aún me miraba como si quisiera darme un puñetazo, así que agradecí que ella no estuviera aquí para presenciarlo.
—¿Dónde está Haye? —preguntó al percatarse de su ausencia, con sus ojos entrecerrándose mientras me estudiaba—. ¿Qué le dijiste?
—Relájate, ¿sí? está en la cocina —aclaré, reprimiendo las ganas de resoplar—. Por cierto, yo la llevaré a casa.
Mencioné, y pude ver muy claramente reflejado en la expresión de su rostro que la idea no le hizo mucha gracia, pero eso no me afectó, tampoco era como si necesitara de su aprobación.
—¿Qué estás haciendo? —inquirió, levantando una de sus cejas, sin entender. Por mi parte, tampoco entendí a qué se refería—. Me sermoneas sobre Haye, dices que no es el clavo que saca a otro clavo, me pides no involucrarla en mi lío amoroso con Yeeun, pero tú si puedes hacer esto ¿no? Dices que estás interesado en ella, pero algo sucede ¿y corres a buscar consuelo en los brazos de Sowon? no te parece que estás siendo un poquito hipócrita.
Jimin lo estaba malinterpretando todo. Iba a explicarle lo que sucedía, tenía la intención de hacerlo, pero no ahora, no cuando Haye se encontraba sólo a unas cuantas habitaciones de distancia. No quería abrumarla con todo esto, mucho menos con las complicaciones de mi vida.
—¿Quieres hablar más despacio? —mascullé—. Va a escucharte.
—Sí, tal vez eso sería bueno —bufó.
—¿Qué carajos te pasa? ¿Por qué estás dando por hecho algo que no es cierto? —me defendí, podía entender su confusión al verme con Sowon, pero era mi amigo, esperaba que al menos no supusiera instantáneamente lo peor de mí—. ¿En serio piensa que soy tan mierda?
Jimin resopló y procedió a presionar brevemente el puente de su nariz. —No, no pienso eso, sé que no eres un mal chico, pero tienes la mala costumbre de repetir una y otra vez los mismos errores. Y creo que ya he visto y conocido lo suficiente a Haye como para saber que de verdad es una gran chica. Hay algo en ella que te lleva a querer estar cerca, lo sé, lo he sentido, pero no todos deberían poder acercarse tanto.
Tan cabreado como estaba ahora mismo, él tenía razón. No era lo suficientemente bueno para querer a Haye. Lo sabía, maldita sea. No necesitaba el recordatorio, pero demonios, lo estaba intentando.
—¿Lo dices por mí, no? Yo no debería poder hacerlo.
¿Era mi reputación tan mala?
Saber que incluso mis amigos tenían una mala imagen de mí era indiscutiblemente...doloroso. No era una mala persona, sólo había tomado malas decisiones. Pero...al diablo, no iba a dejar que esas equivocaciones me definieran, siempre supe que podía no ser sencillo, no me importaba, iba a demostrar que no era un caso completamente perdido.
—No es eso —afirmó Jimin—. Creo que Haye es la mejor elección que has hecho en un largo tiempo. Pienso que el hombre que llegue a adueñarse de su corazón será jodidamente afortunado. Y eres mi amigo, si después de todo este tiempo, después de lo que has pasado, te permitieras enamorarte de ella, nunca podría estar más feliz por ti.
Enamorarme.
Sentí un extraño estremecimiento ante la mención de aquella palabras, no pude evitar removerme incómodo al escucharla. Jodido infierno, después de todo, no podía creer que aún tuviese miedo de ella.
—Pero no puedes decir que quieres estar con ella y luego ir y buscar a Sowon, por la razón que sea, eso es jodido, entiende que no es un juego. Haye es el tipo de chica con quien te comprometes, es así de sencillo. Y si no te sientes capaz de eso entonces no la confundas, no te acerques a ella con otras intenciones si sólo buscas una distracción, ella no es para eso.
¿Creía que no lo sabía?
No pondría en riesgo mi amistad con Seulgi si sólo buscara algo superficial con Haye. Por Dios, incluso si Seulgi no fuese mi amiga, no podría hacerle eso a Haye. Ella me había dado una oportunidad, no iba a joder las cosas. Quería eso que no había querido antes, pero sólo con Haye. Lo tenía muy claro ahora. Apartar los ojos de ella era difícil, sí, la chica era hermosa, pero cuando conocías su dulce personalidad era cuando no querías alejarte. Era eso lo que me atraía con tanta fuerza e intensidad. Y no iba auto sabotearme esta vez.
—Si de verdad te interesa Haye, entonces tienes que dejar de tontear con tu insoportable ex novia de una puta vez.
—No es lo que estaba haciendo —protesté, pasando una de mis manos por mi cabello, conteniendo las ganas de tirar de este mientras sentía la frustración construirse velozmente en el centro de mi pecho—. No me interesa Sowon. ¿de acuerdo? esto...ah, es una historia jodidamente larga, no puedo explicártela ahora, pero hablo en serio, no tengo razones para mentir. Sólo hay una chica en mi cabeza ahora mismo.
—Demuéstralo entonces. Deja de permitir que Sowon interfiera en tu vida. Deja de permitir que forme parte de tu vida. Termina con eso de una vez. Ella no es tu amiga, ustedes nunca serán amigos —declaró con hechos.
Algo me decía que Jimin había esperado un largo tiempo para decir eso. Esta vez, escuchar sus duras palabras no tuvo ningún efecto en mí. Ya no tenía miedo ni me sentía mal por quererla fuera de mi vida.
—Sowon seguirá volviendo a ti, seguirá buscando la forma de acercarse si tú continúas permitiéndoselo. No puedes sólo pensar en que quieres a Haye, necesitas estar malditamente seguro de eso, porque pude verlo hoy.
¿Qué?
¿Qué vio?
—Cada vez que su teléfono sonaba con un mensaje tuyo, esos increíbles ojos suyos brillaban con emoción. Ella ni siquiera podía esconder la sonrisa que le producía ver tu jodido nombre en la pantalla.
Oh.
Mierda. Sentí mi pecho hincharse con una emoción que no pude terminar de entender, ¿qué carajos? me comenzaron a sudar la manos y mi rostro se calentó, de pronto me sentía como un inexperto chico de dieciséis años otra vez.
—Así que, si piensas que puedes ser la persona que ella merece, si puedes ver que realmente es especial, entonces aprovecha tu maldita oportunidad. O alguien más lo hará.
꩜
▬▬ DESPUÉS DE ESCUCHAR a Jimin hablar sobre cómo de emocionada lucía Haye al responder mis mensajes, no podía dejar de pensar en ello. Quería estar con ella, ahora mucho más que antes si es que eso era posible. Me ponía condenadamente feliz saber que no era yo el único en sentirse de esa manera.
"¿La última semana de febrero?". Escuché a Haye rezongar en el momento que entré a la cocina, ella se encontraba con el teléfono en su oído, no sonaba muy feliz. "Pero es la última semana libre antes de comenzar las clases".
La vi hacer un puchero al mismo tiempo que alzaba el rostro y se percataba de mi presencia.
"De acuerdo". Cedió en un suspiro. "Está bien, ya entendí. Dije que ya entendí". Instó de mala gana. "Bien, tengo que colgar ahora".
Incluso molesta se veía adorable. Era algo en su semblante, y en la forma que su nariz se arrugaba y sus labios se fruncían. Tan linda.
"¡Lo haré! por Dios, que pesada". Exclamó Haye, procediendo a precipitadamente colgar la llamada.
Quien sea que sea encontrara en la otra línea, la había enfadado. La Haye enfadada era un poco intimidante considerando lo inofensiva que lucía casi todo el tiempo.
Pero ver que estaba hablando por teléfono me tranquilizó un poco, significaba que por eso no había regresado a la sala. Era un alivio, por un segundo temí que hubiese escuchado mi conversación con Jimin.
—¿Todo bien? —curioseé, apoyando mi hombro en el umbral de la puerta.
—Perfecto —respondió irónicamente, haciéndome sonreír. Me gustaba este lado de ella—. Lo siento, no es nada importante. Yo, uhm...me distraje un poco aquí.
—Está bien —dije, dando un paso en su dirección—. ¿Segura que estás bien?
—Sí...no, esa era mi maestra —se explicó de mala gana, apoyándose en la encimera—. Ya debo continuar con mi entrenamiento, tengo clases pronto.
—Uhh, no se habla de clases durante las vacaciones.
—¡Exacto! —estuvo de acuerdo—. Además, dijo que debo regresar a mi dieta...me puso de mal humor. Como sea, mejor no hablemos de ella, me deprime.
Como ella deseara.
Ya tenía suficiente de temas deprimentes, quería que ella se sintiera a gusto. Y yo quería olvidarme de mis problemas por un rato. Si no lo hacía, probablemente iba a volverme loco.
—¿Y dónde está Jimin? —preguntó, acordándose de su acompañante—. Creí escuchar su voz hace un rato.
—Él, uhm...ya se fue. Le dije que yo te llevaría a casa. Y no te preocupes, no le dirá a Seulgi que estás aquí.
Los ojos de Haye se abrieron por un milisegundo, con un claro gesto de preocupación dibujado en todo su rostro, sin embargo, rápidamente volvió a relajarse.
—¿No? —se aseguró, dubitativa—. ¿Qué le dijiste?
—Que me ayudarías a ordenar el desastre que dejaron los amigos de Seulgi en el patio —respondí con simplicidad, inventarle excusas a Jimin no había sido necesario, él ya sabía lo que estaba sucediendo, pero seguramente esa inocente mentira dejaría a Haye más tranquila—. También le pedí que no se lo mencionara a Seulgi porque, bueno, se vuelve un poco paranoica con la idea de que estemos tú y yo juntos.
—Un poco...ese es un eufemismo.
—Sí, bueno, confío en que va a calmarse cuando se de cuenta de que somos el uno para el otro —le aseguré, guiñando un ojo en su dirección.
Me gustaba pasar tiempo con ella, ya hasta comenzaba a entender la mayoría de sus expresiones, la que acababa de darme ahora por ejemplo, había sido una de total escepticismo. Sabía que Haye se pensaba que el noventa y ocho por ciento de lo que decía no eran más que simples bromas, tristemente, la realidad era que la gran mayoría del tiempo hablaba bastante en serio.
—Con que el uno para el otro, ¿eh? —dijo en tono divertido, sin tomarse muy en serio mis palabras—. ¿No crees que es un poco apresurado asegurar algo así?
Sí.
No.
Tal vez.
—Mhh, ¿en cuánto tiempo piensas que debería asegurarlo entonces? —indagué, el concepto del tiempo en estos casos no tenía mucho sentido para mí.
Yo creía en el: "cuando lo sabes, lo sabes", siempre lo había hecho. Lo había visto desde muy cerca como para negar su existencia. No sabía como funcionaba, pero no era ningún secreto que algunas veces podías llegar a sentir más cosas por una persona en una semana, que lo que podía llegar a sentir por otra en diez años, así que no me parecía ninguna desfachatez.
—No lo sé, tal vez ¿en un poco más de un mes? —replicó burlonamente, haciendo alusión a nosotros.
—Una semana, un mes, un año, ¿qué más da? —le resté importancia, iba a creer que estaba demente, pero no sentía la necesidad de fingir ser otra cosa más que yo mismo cuando hablaba con ella.
—No es importante, ¿eso dices?
—Nunca he pensando que el tiempo sea un factor tan determinante, y lo lamento, pero tendré que decirte: te lo dije, cuando te des cuenta. Y siendo muy sincero, odio presumir. Especialmente con una chica a la cual quiero hacer sonreír, no hacer que me abofetee.
Expuse con confianza. Y a pesar de que hacerla sonreír no era lo único que quería, no quise entrar en detalles. No cuando la pobre aún parecía estar procesando mis últimas declaraciones.
—¿Realmente piensas de esa forma? ¿O sólo estás tomándome el pelo? —cuestionó con inocente recelo.
—Hablo muy en serio —juré, aguantando la ganas de reírme de su necesidad de comprobar la veracidad de todo lo que decía—. No digo que el tiempo no sea importante, me refiero a que, definitivamente es necesario para llegar a conocer a una persona, pero personalmente, no creo que sea lo más importante.
—Entonces —presionó sus labios juntos, cruzando ambos brazos sobre su pecho, tomándose su tiempo para formular su siguiente oración—. ¿Piensas que podrías comprometerte con alguien de por vida después de haberla conocido por, mh...no lo sé, sólo tres meses?
Era divertido ver a Haye tratar de comprender mi forma de pensar y de ver las cosas. Incluso cuando se encontraba descaradamente tratando de hacerme ir contra de mis propios dichos.
—Si estoy convencido de que es la persona para mí, sí.
—"No creo en esa tontería del tiempo, cuando lo sabes, lo sabes" —dijo de pronto, entrecerrando sus ojos—. Es lo que dijiste ese día que estabas un poco mareado —me explicó, recordándome aquel fatídico día.
—Estás siendo mala —acusé, aún me torturaba el hecho de haber aparecido borracho en la puerta de su casa—. ¿Podrías olvidarte de ese día?
—No —se rió ella, de acuerdo, podía soportarlo si la ponía así de feliz—. Esa noche, cuando dijiste eso, no creí que hablaras en serio, aunque...ese día también mencionaste a tus padres, ¿ellos...uh, tuvieron alguna influencia con respecto a eso?
Me gustaba la Haye curiosa.
La verdad, me gustaba escucharla compartir lo que sea que se cruzara por su cabeza.
—Supongo que sí. Mis padres sólo salieron durante cuatro meses antes de que decidieran casarse.
Los ojos de Haye se abrieron exageradamente, casi saliéndose de sus cuencas ante la mención de aquel detalle. —¡Dos meses! —exclamó sorprendida—. Vaya, de...debieron de haber estado muy enamorados.
La voz de Haye sonó un tanto temblorosa y rápidamente advertí que se debía a que mi mirada se encontraba muy descaradamente detallando cada aspecto de su precioso rostro. En mi defensa, ahora que finalmente nos encontrábamos solos, no podía seguir ignorando lo particularmente hermosa que se veía hoy.
—Ya lo ves —hablé, aclarando sutilmente mi garganta—. Algunas personas aciertan a la primera.
Algunos deben esforzarse un poco más, pensé para mis adentros, caminando hasta la nevera. No estaba en un lugar seguro, cuando Haye estaba cerca, sólo podía pensar en que quería tenerle incluso aún más cerca. Ella no lo notaba, pero era impresionante, sólo mirarla podía volverse adictivo, así que necesitaba poner un poco de distancia entre nosotros.
—Yo acertaré a la primera —presumió de manera infantil, aunque con inesperada seguridad y nuevamente, fui lo suficientemente patético e infantil como para sentir celos.
Pensar en ella con esa persona no me agradó. Y esa persona ni siquiera existía, ¿qué estaba mal conmigo?
—¿Tú pensaste alguna vez haber encontrado a esa persona? —curioseó, apoyando sus codos en la encimera.
Ah, definitivamente no quería ir por ahí.
—Era un niño bastante enamoradizo —fue todo lo que dije, esperando que eso fuese suficiente—. ¿Que te gustaría cenar?
Cambié el tema, no quería a Haye pensando sobre mí y otras chicas, muchos menos después del malentendido de hoy. Además, si lo había pensando o no, no importaba, porque claramente no había acertado.
—No, nunca me hagas tomar decisiones tan importantes como esa, soy un signo de aire, soy pésima tomando decisiones.
Protestó como una niña pequeña, y yo no pude evitar soltar una carcajada al verla frustrarse por una pregunta tan simple como esa.
Muy bien, nunca pedirle tomar una decisión, anotado.
—De acuerdo, entonces espero que te guste el espagueti con albóndigas, porque es lo que tendrás —le avisé, sacando los artículos necesarios de la nevera.
No había mucho allí, así que no podía ofrecerle nada más elaborado. Ah, ahí se iba mi oportunidad de conquistarla con mis dotes culinarios.
—Estoy hambrienta —confesó, moviéndose unos cuantos pasos cerca de mí—. Así que espero que tu espagueti sea tan delicioso como tus pancakes.
—Pff, ¿lo dudas? —alardeé—. Pensé que ya habíamos establecido que todo lo que hago lo hago bien.
—Claro, como tú digas—contestó irónicamente, con su voz un tanto más aguda, echándole una rápida mirada a los ingredientes encima de la barra—. Y bien, ¿puedo ayudarte en algo?
—Lo lamento, muñequita, pero no dejaré que alguien que no puede cocinar unos simples pancakes sea mi ayudante en la cocina —le tomé un poco el pelo, ganándome un bien merecido manotazo en el brazo—. Auch, oye.
Acaricié la parte recién golpeada, mirando con una sonrisa divertida la exagerada expresión de ofensa en el rostro de Haye.
—Como sea, no es como si me hubiera esforzado en hacer esos pancakes —replicó a la defensiva, cruzando los brazos sobre su pecho y arrugando esporádicamente su nariz al hablar—. Además, tampoco es como si te merecieras esos pancakes.
Bufó, poniendo sus ojos en blanco, tratando muy duro de mantener su ceño fruncido, sin embargo, la pequeña sonrisa que amenazaba con dibujarse en sus labios la delataba.
—Eso fue duro, pero aprecio tu franqueza —concedí, volteándome hacia ella—. De cualquier manera, creo que hay otras formas menos drásticas de castigarme que, ya sabes, tratar de envenenarme
Haye jadeó, sintiéndose insultada y sacudiendo su cabeza con exagerada decepción —Jeon Jeongguk, déjame decirte que tú insultando mi talento en la cocina es algo muy, muy poco atractivo.
Hizo una mueca de disgusto, frunciendo esos rosados y llamativos labios suyos. —Nunca lo volveré a hacer, entonces —le guiñé un ojo, tratando de distraerme a mí mismo de ciertos pensamientos, la duda de cómo se sentiría besarla comenzaba a rondar descaradamente por mi cabeza y tenía que salir de ahí antes de meter la pata, de nuevo—. Pensándolo bien, esos pancakes quemados no estaban tan malos.
—¿Lo ves? No es tan difícil ser agradecido, ¿verdad?
—Sí, ya, pero como eres mi invitada, preferiría que no utilizaras esos magníficos dotes culinarios tuyos en nuestra comida. Yo me encargo, tú sólo sientante ahí y...no lo sé, entretenme.
Haye rió nerviosa, quitando el cabello que no dejaba de estorbar en sus ojos. —En realidad, ahora que lo mencionas, entretener no es precisamente uno de mis fuertes, así que...
—Excusas —canté, alcanzando una de las ollas.
—Es que tú eres difícil de entretener —bufó—. Eres muy exigente.
—Mentira, soy un hombre sencillo, soy muy fácil de complacer —contrarié socarronamente, sólo para llevarle la contraria, aunque—: ahora mismo estoy pensando en un montón de formas en las cuales podrías entretenerme.
Si tan solo...
No, idiota, no vayas por ahí, me ordené a mí mismo.
Tenía que sentirme jodidamente afortunado por siquiera tener una oportunidad con ella, nunca quiso dársela nadie, pero me la daba a mí. Ah, de cierta manera sentía que debía ser cuidadoso y respetuoso hasta con mis pensamientos. Tomar su mano, abrazarla, saber que sentía algo por mí, era suficiente, no iba a ponerme más ambicioso, aunque fuese condenadamente difícil no hacerlo.
—Bien, ilumíname entonces —pidió inocentemente, mirándome con mucha atención, con un brillo curioso, apenas perceptible en sus ojos. Pero que...perfecta. Maldición, definitivamente no merecía a esta preciosa chica—. Seré complaciente esta vez, así que ¿qué te gustaría que hiciera?
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