❛ 22 ❜

U N P L A N N E D
veintidós
❀̸
𝓝uestra burbuja
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❝ El universo ha conspirado a nuestro favor, no hubo ni el más mínimo error. ❞

Serendipity, Jimin.

11 DE FEBRERO, 2019
00:39 am.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫

  
  ▬▬ ¿PODÍA HACERLO? seguro que lo quería, de eso no tenía dudas, pero sí miedos. Sabía que esto a la larga podía ser perjudicial, podía llegar a romperme, sin embargo...también sabía que ese riesgo siempre existiría, la probabilidad de que terminase siendo un fracaso épico siempre estaría ahí, pero no podía vivir mi vida con ese temor. No quería ser una cobarde con esto.

  
Y tal vez decir que no era la decisión más inteligente, tal vez sólo debería decir que no y marcharme, tal vez, pero en este momento, todo dentro de mí gritaba: por favor, no lo arruines, por favor, acéptalo.


Había pasado demasiado tiempo dentro de mi burbuja, entumecida, sintiendo absolutamente nada, pero ahora...al ver el entusiasta brillo en sus ojos, transmitiendo nada más que sinceridad y anhelo, me dieron ganas de sentir cada cosa de la vida. No sólo lo bueno, también lo malo, lo bello, lo feo. Quería eso.


Pero no era buena con las palabras.
No era nada buena para expresarme.

  
No tenía experiencia con estas cosas, y ese recordatorio rápidamente comenzó a generar ciertas inseguridades en mi cabeza. Sus palabras habían sido muy bonitas, y creía en cada una de ellas, pero ¿Qué implicaba realmente aceptarlo? ¿Qué tipo de relación se suponía que tendríamos? ¿Él entendía que las cosas conmigo no serían como lo eran con las chicas que él acostumbraba salir? Porque yo no...ah, ahí estaba de nuevo, ¿Por qué siempre hacía esto? ¿Por qué cuando algo bueno pasaba, buscaba la manera de arruinarlo para mí? Que talento para auto sabotearme que tenía, afortunadamente Jeongguk vio el conflicto en mis ojos y me recordó lo que era importante en este momento. La repentina ola de malos pensamientos desapareció cuando él se inclinó sutilmente en mi dirección y metió un mechón de cabello detrás de mi oreja.


—Vamos —urgió dulcemente, en voz baja y con una casi tímida sonrisa en sus labios—, veamos a dónde nos lleva.


Pidió y mi corazón se saltó un latido.


Jeongguk llevó una de mis manos hasta sus labios, presionando un delicado e inocente beso en mis nudillos, y ese gentil gesto por sí solo fue suficiente para tenerme asintiendo firmemente con mi cabeza.


Al diablo, podía preocuparme del futuro luego.


—Está bien—musité, alzando mi rostro para poder verlo de frente, siendo testigo de como una sonrisa radiante y alegre comenzaba a curvarse en sus labios.


¿Está bien? —repitió, asegurándose de haber escuchado bien.

 
Y no pude evitar sonreírle de la misma forma al ver la infantil expresión de júbilo que se encontraba dibujada en todo su rostro. Por Dios, era como si alguien le hubiera dado la mejor de las noticias. Mi corazón se encogió ante su reacción. Ay, en serio me gustaba este chico.


—Sí —reí cuando muy entusiásticamente dio un paso más cerca en mi dirección—. De acuerdo, veamos a dónde nos lleva.

 
—Mierda —maldijo en una grave carcajada—. Quiero decir... de acuerdo —añadió en tono divertido, asintiendo enérgicamente con su cabeza y tirando de mi brazo en su dirección.


Perdí el equilibrio por un instante cuando en un movimiento súbito y veloz me estrechó entre sus brazos. Sentí la respiración de Jeongguk cerca de mi oído y mis piernas temblaron como gelatina ante su inopinada pero dulce acción, en ese momento realmente agradecí que sus brazos estuvieran sosteniéndome. Su cercanía de por sí le hacía cosas a mi corazón, así que ya podrán imaginarse lo que tenerlo todo presionado a mí le hizo a este. Ay, en serio me sentía...de una forma que no podía explicar, era como si algo dentro de mí hubiera cambiado. Estaba feliz, más que eso. Y ahora que sabía lo que se sentía ser sostenida por él, no quería que se alejara.


Dios, hoy definitivamente había sido una montaña rusa de emociones. No esperaba que esta noche se desarrollara de esta forma, pero me sentía dichosa de que lo hiciera.


Quería creer que esto era lo correcto, quería creer que así era como debían ser las cosas porque estando aquí, junto a él, me olvidé de todo los demás. Incluso mis confusiones e inseguridades quedaron en segundo plano. No tenía cabeza para pensar en nada más que no fuera Jeongguk, y en las cosas que provocaba en mí.

  
—¿Puedo hacer esto? —preguntó en un susurro.


Sentí su cálido aliento en la coronilla de mi cabeza y cuando sus labios suavemente rozaron la piel de mi frente, un estremecimiento de aquellos recorrió todo mi cuerpo.


¿Esa era siquiera una pregunta?
Podía.
Claro que podía.


Sin embargo, comprendí de donde venía su interrogante, imaginaba que no quería empujarme a hacer ninguna cosa con la que no me sintiera cómoda, aunque fueran detalles insignificantes, pero no era necesario, tal vez no podía admitirlo en voz alta, pero esto era todo lo que quería, por lo cual quise asegurarle que estaba bien, muy bien, de hecho, aunque temí que mi voz delatara mi nerviosismo y emoción, así que en lugar de decirlo, me limité a rodear su cintura con mis brazos, correspondiendo su abrazo.


Podía sentir su corazón latir, sus brazos apretándose a mi alrededor y antes de comenzar a preocuparme por otras cosas, cerré los ojos y disfruté de la dulzura del momento.

   
Aún tenía muchas cosas en qué pensar, pero ahora, prefería simplemente estar aquí.



























































11 DE FEBRERO, 2019
00:50 am.


❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫

  
  ▬▬ SEULGI IBA A MATARME. Iba a gritarme, sermonearme y luego asesinarme, lo llevaba claro, pero aún así no sentía ninguna especie de arrepentimiento, lo único que sentía era emoción y una especie de alivio que sólo logró provocar en mí la certeza de que Haye también quería esto. No recordaba la última vez que me sentí así de afortunado.


Taehyung tenía razón, si seguía mintiéndome a mí mismo, si seguía ignorando lo que sentía, negándome lo que en realidad quería, sólo a acabaría conmigo lamentándolo. Tenía que darme la oportunidad, descubrir si podíamos llegar a ser algo más. Podía ser bueno para ella, quería serlo, si ella me daba una oportunidad, sabía que podíamos tener algo especial.


Y que Haye también pudiera verlo me ponía tan condenadamente feliz.


Se estaba bien aquí, sólo nosotros, quería un poco más de tiempo junto a ella, no quería regresar aún con el resto del mundo. Me gustaba tenerla sólo para mí, pero se sentía como si este fuera tiempo prestado, eso no me gustaba, no quería volver a casa y tener que mantener mi distancia, fingir que esto no estaba pasando. Quería poder tomar su mano en cualquier momento y no tener que ocultar la verdad de mis palabras con estúpidas bromas, pero era muy pronto.


Así que por ahora,
sería nuestro secreto.


Decirle a Seulgi que sí, efectivamente sentía algo por Haye, después de haberlo negado en innumerables ocasiones y considerando el hecho de que desde el primer momento había sido advertido con que era territorio prohibido, me asustaba. No quería decepcionarla o hacerla creer que no me importaba lo que ella pensara, Seulgi había expuesto su punto de vida y lo entendía, pero ¿qué carajos podía hacer si sentía algo por Haye? había tratado de dejar de verla de ese modo, de empujarla lejos de mis pensamientos, pero mientras más lo intentaba, más empeoraba, así que sí, estaba jodidamente aterrorizado de decirle a Seulgi que había hecho exactamente lo que me pidió que no hiciera, pero le diría la verdad si con eso le aseguraba a Haye que iba en serio con todo esto.


Al menos, ese era mi plan, porque para mi sorpresa, no era eso lo que Haye quería.

   
—¿No crees que sería mejor ver cómo se dan las cosas primero antes de involucrar a Seulgi y hacer que pierda la cabeza? —sugirió Haye, algo nerviosa—. Quiero decir, te preocupaba cómo Seulgi podría reaccionar, así que...tal vez, no deberíamos decirle nada aún.

 
Tenía sentido, no era mala idea, pero sí complicaba un poco las cosas. No iba a poder hacer las cosas que quería hacer con ella si no arreglaba ese asunto antes. Digo, tampoco era como si tuviera que pedirle permiso a Seulgi para poder salir con Haye, pero era mi amiga, y su amiga, y sí me importaba lo que ella pensara, quería que supiera que no tenía de qué preocuparse, que esto no era ningún juego para mí.


—Vaya, no creí que sugerirías salir en secreto, eso es...no lo esperaba —jugué con ella, sonriéndole de costado.


—Estoy tratando de mantenerte con vida un poco más de tiempo —bromeó, fingiendo seriedad—. Lo hago por ti.

 
Que linda —suspiré, volviendo a atraer su pequeño cuerpo cerca del mío. Me gustaba sentir sus brazos a mi alrededor, y aunque moría por sentirla de otras formas, no iba a tentar mi suerte, tenía que ser cuidadoso o iba a espantarla—, pero no tienes que hacerlo por mí, sé como lidiar con la furia de Seulgi.


—Te creo, aún así...pienso que deberíamos esperar un poco —insistió, sosteniéndose de mis antebrazos—. Tal vez te aburres de mí más pronto de lo que imaginas.

 
Noté como Haye trató de restarle importancia a su última declaración utilizando un irónico tono de voz, pero no era idiota, supe que en el fondo eso sí le preocupaba.


—No será así —aseguré.


Mh —masculló, con una sutil pero no muy honesta sonrisa.


—Hablo en serio —re afirmé, no le habría enseñado mi maldita alma si no fuera así.


—Tal vez eso piensas ahora, pero...


Haye no alcanzó a terminar su oración, pues inconvenientemente su celular comenzó a sonar dentro de su bolsillo, tenía que ser. Haye se apresuró en contestar la llamada, separándose de mí en el proceso.

    
Agua fiestas.
Estaba odiando a quien sea que estuviera llamándola.

   
¿Diga? ¿Yeosang? —cuestionó ella, frunciendo el ceño y presionando el pequeño artefacto más cerca de su oreja, como si no pudiera oír bien—. ¿Cómo? No...no entiendo, no puedo escucharte bien.

  
Por supuesto que alguien notaría su ausencia, no me sorprendía que ese alguien fuera Yeosang. El chico estaba completamente enamorado de Haye, por supuesto que quería estar todo el tiempo pegado a ella, como sea, no podía juzgarlo, yo también lo quería, pero él tuvo su oportunidad, todos estos años, así que no me sentía culpable por no desperdiciar la mía, sólo esperaba que él chico no fuera un problema.


Uhm, no lo sé —medio gritó—. ¿Seulgi? ah, eso, de acuerdo, dile que estaré ahí en un minuto —agregó de mala gana, bu—. Está bien...espérame en la puerta de la entrada.


Sabía que esta noche no tendríamos mucho tiempo, pero aún así apestaba, ojalá me hubiera dado cuenta de lo que en realidad quería en otra situación, preferiblemente en una que estuviéramos solos los dos, pero bueno, supongo que era cierto eso de que las mejores cosas ocurrían cuando menos las esperabas.

  
Era el cumpleaños de Seulgi hoy, sin embargo, no me sentía con muchos ánimos de estar ahí, yo no era precisamente amigo de todos los invitados. Seulgi y yo compartíamos un mismo círculo de amigos, pero Seulgi era bastante extrovertida, así que fuera de nuestro círculo, ella tenía otros veinte más, y todos estaban aquí. No creí que eso fuera un problema, pero no consideré que habrían tantas chicas de mi pasado cuando ofrecí la casa para la fiesta, no tenía ni puta idea de que Seulgi era amiga de más de una de las chicas con las que salí. Eso era jodidamente incómodo.

 
—Ya tenemos que volver, Yeosang dijo que Seulgi nos estaba buscando —me informó, no muy feliz con la idea.

  
Cuando a Haye algo no le parecía, su nariz se arrugaba ligeramente y un sutil puchero se formaba en su labio inferior, se veía adorable cada vez que lo hacía. Me daban ganas de sostenerla entre mis brazos y no soltarla. No creía que fuera normal lo que sentía por ella, no tenía un nombre, pero era intenso, incluso un poco ilógico, pero me gustaba, era diferente a cualquier cosa que hubiera sentido en el pasado.


—Ah, entiendo...yo te ofrezco mi corazón y tú sólo me abandonas, no creí que eras de esas, eh —dramaticé.


Haye soltó una risita al ver la afligida expresión en mi rostro y negó con su cabeza, poniendo los ojos en blanco.


—¿Y quién dijo que iba a abandonarte, mh? Nos están buscando, así que te vienes conmigo —ordenó, poniendo aquella dulce e inocente expresión de alguien que no mata una mosca, y yo quería besarla, ese pensamiento sólo llegó y me distrajo de todo lo demás—. Está oscuro, me asusta volver sola.


Mierda.


Mi corazón se aceleró cuando Haye me miró directamente con esos preciosos ojos suyos, esos ojos que se veían incluso más brillantes bajo la tenue luz. Dios, si me miraba así, podía conseguir que hiciera lo que ella quisiera. Bueno, tal vez regresar no era tan mala idea, estar a solas con Haye hacía que mi imaginación volara, además tenerla tan cerca me hacía desear cosas que no estaba a punto de conseguir. Íbamos a ir lento, tenía que ser paciente, pero yo era un hijo de puta que no sabía lo que ser paciente significaba, así que iba a tener que esforzarme.


—Vale, es un gran sacrificio, pero por ti soy capaz de hacerlo —cedí, porque por supuesto que iba a acompañaría incluso si no me lo hubiera pedido—, pero si lo hago, tendrás que hacer algo por mí.


—¿Por qué no me sorprende?


Sonreí. —Será beneficioso para ambos.


—¿Ah, sí?


—Claro, si lo haces hasta te dejaré tomar mi mano como la última vez —propuse a modo de broma, guiñándole un ojo.


Haye trató de mantener una expresión neutra en su rostro, pero la pequeña sonrisa que no dejaba de tironear de la comisura de sus labios continuaba delatándola.


—Una oferta tentadora —estuvo de acuerdo—. Bien, suena justo, ¿qué es lo que quieres?


Una cita.






















































11 DE FEBRERO, 2019
01:09 am.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫

  
  ▬▬ JEONGGUK volvió a quejarse por milésima vez desde nuestro pequeño incidente, tratando a toda costa de retardar nuestro regreso a la fiesta, como si no fuera capaz de ver lo que estaba haciendo. Aunque, me gustaba ver que lo intentara, yo tampoco quería volver, pero la cumpleañera nos necesitaba.

 
Ahora cada vez que pensara en el cumpleaños de Seulgi, seguramente pensaría en esto. Jeongguk y yo.


Sólo esperaba que en un futuro siguiera siendo un bonito recuerdo. Ahora mismo, me encontraba dentro de una burbuja de felicidad, quería que eso continuara siendo así.


Ay, ya, no seas tan exagerado —resoplé, restándole importancia—. ¡Te lo advertí! No respondo cuando me hacen cosquillas —declaré, deteniéndome para echarle un último vistazo a la parte lastimada.


Tal vez se me había pasado un poquito la mano, pero no toleraba las cosquillas, no, no, no, bajo ninguna circunstancia. Si alguien se me acercaba con la intención de hacerme cosquillas, no me hacía responsable de mis actos. La última vez golpeé tan fuerte a Yeosang que le saqué sangre de nariz, en defensa propia, claro. Tenía reacciones violentas e involuntarias cuando se trataba de cosquillas. El pobre de Jeongguk apenas me tocó cuando mi codo dio brutalmente con su nariz. Bueno, supongo que había aprendido la lección.


—Sí, pero no me dijiste que me romperías las nariz si lo hacía —rezongó, tocando con su mano la parte en la que le había propinado sin querer el golpe. Ups.


—¡Lo siento! Sabes que no fue mi intención—repetí, sin poder evitar sonreír al recordar lo divertido de la situación, de su reacción, más bien.


Claaaro, eso es lo que dices, pero no parece que lo sientas mucho —acotó irónicamente—. Así no puedo seguir.


—Te golpeé en la nariz, Jeongguk, no en las piernas, sigamos —insistí, tironeando su brazo en dirección a nuestro destino—. Te llevaré a rastras si es necesario.


—Tal vez si me abrazas me sentiré mejor —negoció infantilmente, poniendo resistencia y negándose a continuar, este chico—. Necesito recargar energías.


Me volví para mirarlo y aún con la tenue luz de la luna pude divisar una arrogante y burlona sonrisa tironeando de la comisura de sus labios. Estaba actuando como un niño pequeño incapaz de aceptar un no como respuesta, y por alguna razón, eso sólo provocó que me gustara un poco más.

 
—Sólo uno —instó, jalando de mi muñeca para acercarme a él—. Un abrazo pequeño.


Él insistió, y tal como lo había hecho segundos atrás, yo traté inútilmente de poner un poco de resistencia, olvidando que era Jeongguk de quien estábamos hablando. Tenía que ser realista. El chico se encontraba en mejor estado físico que yo, probablemente en mejor estado físico que la mitad de Corea, y era evidentemente más fuerte, mucho más fuerte, así que por supuesto que mi intento fue inútil. Aunque, simplemente lo hice para llevarle la contraria, porque quería ese abrazo, demasiado.


Me volteé, dándole la espalda, pero apenas pude hacer el intento de librarme de él cuando mi espalda ya se encontraba presionada contra su pecho. Y aquí podía perecer, eh.


Sus brazos se cerraron alrededor de mi cintura y por un instante me mantuvo firmemente abrazada a él. Y Dios, ni siquiera existían palabras para describir lo mucho que me gustaba a la sensación de sentirlo tan cerca de mí. Jeongguk se sentía firme y cálido, y su aroma me resultaba un poco adictivo.


—Seulgi puede arreglárselas sin nosotros —protestó, con su aliento haciendo cosquillas a un lado de mi rostro, y yo...maldita sea, contra todo pronóstico, me estremecí de pies a cabeza por el simple roce de sus labios contra mi mejilla. Dios, agradecí encontrarme de espaldas a él porque de otro modo habría dejado en evidencia lo ruborizada que me encontraba. Apenas había sido una gentil caricia, Haye, contrólate.


—Sí, pero nos quiere a nosotros —disentí, sonriendo abiertamente mientras él me abrazaba con más fuerza, rezongando en mi oído, que obstinado. Me acurruqué más contra su pecho cuando él se propuso no dejarme ir, no iba a tratar de quitármelo de encima ahora, por el contrario, Jeongguk me abrigó y yo me derretí en sus brazos.


—Eres mejor amiga que yo —murmuró en mi oído, descansando su barbilla en mi hombro en lo que su mejilla quedaba presionada contra la mía, ay—. Me gusta mucho estar contigo.


Mi pobre corazón no iba a soportar más de esto, Jeongguk y sus palabras bonitas eran un peligro para mí, sólo con eso lograba hacer que mi corazón latiera como un desquiciado en mi pecho.


—Muñequita —dijo con tono divertido, apretujándome brevemente para llamar mi atención—. Te estoy hablando a ti.


Lo sabía, pero a comparación de él, era lenta para estas cosas. Jeongguk hablaba y luego sentía; yo sentía y luego me trababa. —A mí también.


—¿A ti también qué?


—También me gusta mucho estar contigo —confesé, sintiendo como mis mejillas se calentaban con esa declaración. ¿Por qué con todo me ponía colorada? ugh.


—¿Sí?


—Sí —musité, siempre me había gustado, incluso cuando no había intercambio de palabras lindas ni contacto físico entre nosotros. Disfrutaba su compañía, muchas veces me hacía sentir que perdía la cabeza, pero siempre que estábamos juntos, luego no quería que esos momentos se acabaran.


—Siento lo de hoy...y lo de antes —dijo de la nada—. Y gracias por darme una oportunidad a pesar de eso, sé cómo pudo verse y no quiero que pienses que estoy jugando contigo.


Fue frustrante, por supuesto que llegué a pensar que sólo jugaba, era muy confuso a pesar de que entendía de donde venían todas sus miedos y limitaciones: su amistad con Seulgi. Respeto a su amistad con Seulgi, específicamente, él no quería faltar a su palabra, y yo acepté eso, pero al parecer Jeongguk no consideró como se sentiría en realidad ir en contra de lo que él quería. Al parecer ser sólo "amigos" nunca fue realmente una opción.


—Creo que puedo ponerme en tu lugar, sé que pensaste que estabas haciendo lo que tenías que hacer, pero...no vuelvas a hacerlo —pedí, porque podía ser así de comprensiva una vez, no dos. Había odiado la sensación que me provocó la incertidumbre y la confusión, y a pesar de lo que sentía por él, no quería volver a sentirme así.

—No lo haré —aseguró, afianzando su agarre en mí, en serio, como me gustaba esto. Me relajé en sus brazos, su gesto fue gentil y me gustó sentir como con su abrazo logró transmitirme esa seguridad, no me dejó otra opción más que la de creerle.


—No creo en las segundas oportunidades —sentí que tenía que decírselo, porque él podía ser un poco...volátil. Y si esto no funcionaba, entonces tenía que saber que no sería alguien que iba a estar esperando o forzando las cosas para que eso cambiara.


Jeongguk asintió. —Tienes claros tus límites —eso quería creer—, parece que tengo mucho que aprender de ti.


—Uff, no tienes ni idea —bromeé e inmediatamente me paralicé cuando Jeongguk presionó un dulce beso en mi mejilla. Oh.


Ni siquiera alcancé a apreciar la dulzura de todo, fue tan repentino y rápido que apenas logré procesarlo.


—Ya he aprendido mucho de ti —declaró, ignorante de lo que su gesto provocó en mi interior. Las mariposas se sentían como murciélagos violentos en mi estómago. Necesitaba distancia y al menos cinco minutos para recomponerme, pero en lugar de eso, yo misma busqué la forma de conseguir que me estrechara con más fuerza.


Ya me había vuelto un poco adicta a sus abrazos, no tenía idea de que estos pudieran sentirse así, el sentimiento era muy diferente a algo que hubiera sentido en el pasado, antes no hubiera imaginado que un abrazo pudiera tener un significado más especial. Tristemente, todo lo bueno tenía que terminar, y es que la magia del momento no perduró mucho más, apenas comenzaba a acostumbrarme a la embriagadora calidez de su cuerpo cuando a un par de metros de distancia ambos divisamos la silueta de Taehyung.


Que él nos viera en el lugar en el que estábamos desde el lugar en el que él se encontraba era muy poco probable, pero frente a la mínima posibilidad, Jeongguk y yo nos apartamos bruscamente el uno del otro, como si estuviéramos cometiendo algún delito.

 
—¿Ese...? ¿Era Taehyung? —preguntó Jeongguk, entrecerrando sus ojos, agudizando su visión para ver bien de quién se trataba, aunque para el momento en el que lo hizo, Taehyung ya se había alejado lo suficiente como para ser apenas perceptible a la vista.


Asentí con mi cabeza y cuando la pregunta de que ¿qué es lo que estaba haciendo aquí él solo? llegó a mi mente, escuché la voz de Dani a lo lejos, tal vez unos cuanto metros de donde Jeongguk y yo nos encontrábamos.

 
¿Qué rayos?

 
Podía entender que quisieran un poco de privacidad, pero esta parte del terreno era un poco tenebrosa, ¿Acaso no había otro lugar para charlar?


Ja, mira quién lo dice, se burló mi subconsciente.


Lo siento, creí que él sabía lo de la apuesta.


Fue la siguiente cosa que se escuchó, aunque no pude reconocer la voz. Jeongguk me miró confundido y sigilosamente comenzó a acercarse al lugar de donde provenía todo el ruido, yo lo seguí justo por detrás porque no había forma de que me quedara allí sola.


¿De qué apuesta estaban hablando?


Jeongguk se detuvo detrás de uno de los grandes árboles luego de caminar unos cuantos metros, y con su dedo índice señaló el lugar en donde se encontraban las dueñas de las voces.

 
Sabía que una de ellas era Dani, pero no pude identificar que la otra voz provenía de Yiren hasta que la vi. Conocía a la chica, pero no estaba muy familiarizada con ella, mucho menos con su voz. De cualquier modo, se me hizo curioso que escogieran este lugar para hablar, y se me hizo aún más curioso el haber visto a Taehyung alejarse hace apenas un momento.


—Apuesto a que estás muy contenta por crear distancia entre Taehyung y yo —acusó Dani, indiscutiblemente molesta.

 
"Se pelean por Taehyung", susurró Jeongguk en mi oído, provocándome cosquillas y un estremecimiento que se esparció por toda mi espina dorsal. Me encogí en mi lugar y tuve que presionar mis labios juntos para no soltar una risita nerviosa producto de su cercanía.


—Pues sí —admitió Yiren, oh—. La verdad es que sí, estoy contentísima. Mira, tú puedes hacer lo que quieras Dani, me da igual, pero ten claro que si Taehyung fuera mi novio, yo querría que todo el mundo lo supiera —le hizo saber, visiblemente cabreada—. Nunca podría ser tan cruel como tú como para pedirle esconder lo nuestro como si sintiera vergüenza de él.

 
Oh, por Dios.

 
Me volteé ligeramente en mi lugar, tenía que ver la expresión en el rostro de Jeongguk. Este se encontraba igual de impresionado que yo, sin embargo, de cierto modo lucía complacido con el nuevo descubrimiento.

 
O sea que Dani y Taehyung sí eran novios.
En secreto, pero novios.
Vaya.


Después de haberlos visto durmiendo junto aquella noche, de alguna manera lo sospechaba, pero confirmarlo era, no lo sé...emocionante.


—Si Taehyung fuera mío, no dejaría de presumirlo, lo gritaría a los cuatro vientos —concluyó Yiren con anhelo.


Pero no lo es —escupió Dani—, así que deja de ser tan patética y deja de meter la nariz en nuestra relación.


Finalizó ella, dando por terminada la conversación. Vaya, nunca había visto a Dani tan molesta, verla retirarse tan enojada del lugar me hizo esconderme mejor detrás del árbol, no quería saber que pasaría si no descubrían husmeando, de nuevo.


Luego de que Dani se retirara, Yiren no tardó en hacer lo mismo, y eso fue lo último que supe porque Jeongguk no dejaba de distraerme. Tenerlo tan cerca de mí —de un modo no tan inocente como un abrazo— en cualquier otra ocasión seguramente me habría provocado una taquicardia, pero esta vez no podía tomarlo en serio pues no dejaba de respirar pesadamente en mi cuello sólo para fastidiarme.

 
—¿Quieres otro puñetazo en la nariz? —amenacé en voz baja, no había nadie además de nosotros, pero seguía en modo discreta. Jeongguk chistó su lengua y yo me volteé para quedar frente a él—. ¿Mh?

 
—¿Qué? —se hizo el desentendido—, sólo estoy tratando de seducirte —jugó, fingiendo inocencia.


—No te está funcionando —le informé, dándole dos golpecitos en el hombro.

  
Ya nos habíamos distraído demasiado, le dije a Yeosang que lo vería en un minuto, ya habían pasado más de veinte. Entre nuestra lenta caminata, el golpe en la nariz, los muchos abrazos y nuestro momentito de espías, el tiempo había transcurrido rápido. Además, casi no había pasado tiempo con Seulgi. Y aunque Yeosang era muy bueno socializando y haciendo nuevos amigos, de todos modos me sentía mal por dejarlo solo, así que teníamos que apresurar...


Ay, mamá.


Mi cerebro fue incapaz de formular la idea completa porque en el intento de seguir con nuestro camino, justo cuando hice ademán de salir del espacio entre el árbol y Jeongguk, en lugar de eso, procedí a ser aprisionada entre estos dos. ¿Qué...? Jeongguk era rápido, demasiado, apenas advertí el momento en el que empujó mi espalda contra el tronco, inmovilizándome al poner sus brazos a cada lado de mi rostro.

 
¿Qué diablos?
¿Qué estaba haciendo?


Esta era una pésima idea, pensé y tragué en seco cuando lo vi aproximar peligrosamente su rostro al mío, sólo atiné a quedarme muy quietecita, intentando esconder el hecho de que mi pulso se había multiacelerado. De acuerdo, esto no era divertido, mi corazón podía explotar por esto. La sangre ya comenzaba a acumularse en mis mejillas, estaba rezando para que él no lo notara.


Jeongguk se inclinó lentamente y de inmediato me vino el recuerdo de la primera —y última vez— que estuvimos así de cerca. Eso no acabó bien, y a pesar de que era diferente ahora, pues sabía que los dos estábamos en la misma página, de todos modos entré en pánico. Podía sentir todo mi cuerpo calentarse y acalorarse al recordar lo avergonzada y decepcionada que me sentía aquella vez cuando él se apartó.


—¿No? —se burló.


—N...no —mentí, balbuceando de los nervios. Demonios.

 
Quise hacerme hacia atrás, pero no había más atrás, mi cuerpo y el tronco del árbol casi se encontraban fusionados el uno con el otro. Temía que mi pobre corazón no fuese a sobrevivir esta noche, una emoción fuerte más e iba a colapsar.

 
Maldita sea.


Jeongguk se inclinó más cerca, mucho más cerca, observándome con esos ojos marrones que hacían que mi cuerpo quisiera hacer cosas que mi cerebro sabía que no debería. Me iba a dar algo. Cada nervio de mi cuerpo se encontraba en estado de alerta por su proximidad y cada pequeño vello en mi piel se erizó. Podía sentir el calor de su mirada toda sobre mí.


—¿Segura? —preguntó en voz baja, ¿por qué diablos su voz sonaba más ronca? era una tentación, música para mis oídos, agh, no era justo.

 
Su sola voz provocó en mí una desconocida pero intensa sensación que me hizo perder el aliento. No era lo suficientemente fuerte para esto, podía advertir que mi cuerpo literalmente iba a comenzar a temblar. No sabía qué hacer, ni siquiera sabía hacia dónde mirar. No había sido entrenada para esto, no señor, ¿quién diablos podía pasar por esta prueba sin perder la cabeza, uhm? no estaba soportando la tensión ni la expectación.


Mis ojos se encontraban al nivel de su boca mientras él se acercaba lentamente. Uno de sus brazos permaneció apoyado a un lado de mi cabeza mientras él inclinaba su rostro a un centímetro del mío. Una sonrisa endemoniadamente atractiva jugó en sus labios y tuve un momento verdaderamente difícil tratando de apartar la mirada de su boca.


Jeongguk, no...—musité, forzándome a levantar la vista, sus ojos tenían un brillo diferente ahora, pero no pude descifrar de qué se trataba, me distraje un poco cuando respiré de él. Jeongguk era adictivo en todos los sentidos, pero no estaba lista para descubrir que tan cierto era eso.


Había algo que quería decir, pero no estaba segura de qué, lo olvidé por completo en el momento que su esencia invadió mi cerebro. Me gustaba mucho su aroma, maldita sea, definitivamente me gustaba todo de él. Jeongguk ni siquiera estaba usando colonia, él simplemente olía a jabón. Delicioso...delicioso, jabón corporal almizcle.

 
¡Vamos, Haye!
¡Control!


Puse ambas manos en su pecho cuando me di cuenta de que sus labios estaban a sólo un movimiento de los míos, en un patético intento por detenerlo. Y no, no porque no quisiera que sucediera, porque sí que lo quería, incluso con mi inexperiencia y con el miedo de meter la pata, lo quería, pero no así, no ahora, sin embargo...me encontraba en desventaja, apenas podía resistirme al chico en estos momentos.


—Está bien —aceptó él en un susurro apenas audible, como si fuera capaz de leer mi mente—. No lo haré, no a menos que lo pidas.


¡Por Dios!


Su boca cayó a un lado y suavemente rozó mi mejilla. Jeongguk comprendió mi silencio y prontamente comencé a lamentar mi decisión. Su boca simplemente se deslizó a lo largo de la piel de mi mejilla, dejando un delicioso rastro de necesidad y deseo. Ayuda. Sus aterciopelados labios acariciaron superficialmente mi piel y mi boca se estremeció con el deseo de tomarlo.

 
Muy bien, definitivamente necesitábamos poner distancia entre nosotros. No iba a soportar un poco más de esto. Se sentía bien, demasiado bien, y era inexperta, pero no era una santa, si Jeongguk permanecía así de cerca, iba a ceder.


—Ya deberíamos regresar, ¿no? —preguntó, muy a su pesar, y al mío, echándose hacia atrás lo suficiente para ver mis ojos.


¿Cómo esperaba que fuera capaz de hablar después de esto? Apenar si podía respirar y mantenerme de pie. Mi corazón latía frenéticamente contra mi pecho y tuve que tomarme un momento antes de torpemente contestar:

 
—Eso...uhm, sí, va...vamos —estuve de acuerdo, aclarando sutilmente mi garganta.


Mis piernas se sintieron débiles cuando finalmente me encontré fuera de los brazos de Jeongguk, y en ese instante odié la idea de regresar. Temía que esto fuera demasiado bueno para ser verdad. No quería salir de mi burbuja de felicidad, no quería tener que reprimir lo bien que me sentía. Sólo quería...

 
Jeongguk estiró su mano en mi dirección, entrelazando sus dedos con los míos muy firmemente, y eso fue todo, cualquier pensamiento negativo abandonó mi mente cuando con una encantadora sonrisa, y sin soltar mi mano en ningún momento, él guió el camino de regreso.

 
De acuerdo.
Muy bien.
Tal vez esto sí podía funcionar.

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