❛ 17 ❜

U N P L A N N E D
diecisiete
❀̸
𝓘ncompatibles
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❝ Me tienes pensando en lo que podríamos ser, guardo el deseo, pero no logro conseguir que mi boca te diga las cosas que quiero decirte. ❞

Imagination, Shawn Mendes.

04 DE FEBRERO, 2019
21:20 pm.


❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫


  ▬▬ ESTABA PENDEJO, nah, ya había superado ese estado, ahora era algo más, algo peor. En verdad parecía que tenía media neurona funcionando porque de otro modo no podía explicarme como era que primero hablaba y luego pensaba.


De todas las cosas que pude decir o hacer, se me ocurrió recurrir a la menos sutil e implícita confesión. Idiota, mejor le decía de una vez que estaba coladito por la única persona que se suponía que no debía...al menos bajo sus estipulaciones.


—¿De eso se trata esto? —cuestionó Seulgi, mirándome intensa y directamente a los ojos, y ya no estaba seguro de si estaba enfadada, confundida o desconcertada—. La chica que mencionaste hace un rato ¿es Haye? ¿te gusta Haye?


Sentí que mi corazón se saltó un latido debido a la repentina severidad que transmitía su mirada. Seulgi era pequeña e inofensiva, pero cuando se cabreaba daba miedo.

 
—¡Oh por Dios! —exclamó, esta vez echándose a reír incrédulamente, haciendo muy obvio que en realidad no le parecía nada divertido—. ¡Te gusta ella! —acusó, de acuerdo, ahora como que me estaba mirando con horror e indignación—. No puedo creerlo, ¿es en serio?

 
Ya, Jeongguk, hazte cargo, consideré. O finge demencia si no quieres perder tu oportunidad con la chica antes de siquiera tenerla, me replanteé. Si confesaba ahora, Seulgi iba a convencerme de dar un paso hacia atrás. Mierda, se suponía que mantendría mi distancia, ¿por qué siquiera pensaba en tener una "oportunidad"?


—En serio que eres increíble —resopló, sacudiendo su cabeza con decepción.


—¿Qué? —bueno, al parece íbamos a fingir demencia, que movimiento más cobarde—. Quita esa cara, si yo ni siquiera he dicho...olvídalo, y gracias, eh, esa si que fue una reacción —bufé, haciéndome el ofendido.


Estaba cayendo bajo, lo sabía, pero si existía aunque sea la mínima más probabilidad de que esta cosa con Haye pudiese convertirse en algo más, no podía arriesgarla. Seulgi era mi amiga, pero decirle ahora sería lo mismo que auto–sabotearme. Y ya había hecho suficiente de eso.


—No me gusta, Haye, ¿vale? —agregué, mintiéndole deliberadamente en su cara, casi estallando en una carcajada por los puros nervios—. Ya estás paranoica.


Ya, no te pases.


—¿Paranoica? ¿Acaso te piensas que soy estúpida? ¿Si no por qué otra razón preguntarías, hm? —me increpó.


—Existe una cosa llamada "curiosidad".

Seguro —ironizó, virando sus ojos.


—Sólo era una pregunta —repliqué de mala gana—. Ah, y gracias por esa respuesta, eh.

 
Tal vez me estaba pasando un poco, sabía que era hipócrita de mi parte hacerme el ofendido cuando efectivamente esto sí se trataba de Haye, pero es que esto me molestaba un poco...bastante.

 
Seulgi frunció las cejas y me miró como si no entendiera de lo que estaba hablando. —¿Y qué significa eso?


—Que es lindo escucharte tratar de animarme con toda esa mierda de que merezco cosas buenas, pero creo que si de verdad pensaras de esa forma, no habrías reaccionado como lo hiciste.


Al parecer, para Seulgi era risible y al mismo tiempo indignante concebir la idea de que pudiera interesarme en Haye, o que siquiera pudiera considerar acercarme a ella. Seguramente para Seulgi cualquiera figuraría como un mejor candidato que yo. Y viniendo de ella, eso sí me dolía.


—Ay, Jeongguk, por favor, de verdad que lo estás malinterpretando todo —aseveró, relajando la dura expresión de su rostro.


—¿Lo hago?


—¿A qué se debe esto, huh?


—Ya te lo dije, curiosidad —expliqué con simpleza, y en parte era cierto, quería saber sus razones—. Lo que dijiste me hizo pensar.


—¿En qué?


—En cuando Jimin me dijo que tú pensabas que Haye y él serían la pareja perfecta —expuse, sintiendo un molesto cosquilleo ante la mención de la palabra pareja perfecta—, eso me dolió. Y no porque sienta algo por Haye sino porque...¿te acuerdas de que fue lo primero que me dijiste con respecto a ella?

 
Yo lo recordaba bien. Y al parecer ella también, el gesto en su rostro delató que no estaba orgullosa de eso.

   
—Me acuerdo —aceptó.


—¿Y qué fue?


—Que no te atrevieras a tocarla ni con el pensamiento, pero...agh, de acuerdo, eso no fue nada agradable de mi parte, pero créeme, no lo dije porque no te considere lo suficientemente bueno para ella, si es lo que estás pensando.


—¿Y cómo lo habrías interpretado tú?


—Entiendo, pero...es que...¿de verdad te hice sentir tan mal? —inquirió, arrepentida.


—Se supone que no nos juzgamos entre nosotros, ¿no?


—No.


—Pues ese día sentí que lo hacías.


Seulgi asintió con esa mirada de perrito regañado, sinceramente apenada. —Ya sé, tienes un punto, es sólo que...olvídalo, no voy a justificarme, sólo te diré que lo siento, no pensé que en realidad te importaría.


Y le creía, no iba a discutir con ella por eso, simplemente quería que lo supiera. —Está bien, entiendo.


—Pero no mentía hace un rato, yo de verdad creo en todo lo que dije, en cada parte, es sólo que no puedes culparme por ser sobreprotectora con Haye, es demasiado linda e inocente para su propio bien, y lo lamento, pero te conozco, Jeongguk, y lo he visto.


—¿Qué cosa? —cuestioné, perdiéndome en la última parte.

 
Seulgi me miró con gesto reprobatorio, como si tratara de decirme de esa forma que no me hiciera el desentendido.


—En serio, no sé a qué te refieres.


—Pues a todo.


—¿Todo?


—Hablo de las cosas que le dices —especificó—. La forma en la que te comportas a su alrededor, todas esas bromitas, y sí, sé que es tu forma de ser, te divierte hacer esos comentarios y confundir a la gente, pero Haye no lo sabe. Y no me gustaría que por tus bromas y coqueteos ella termine interesándose en ti de esa forma.


—¿Eso sería algo tan malo? —cuestioné impulsivamente.

 
—Sí —respondió, sincera—. Pero no te confundas, no lo digo porque piense que eres malo para ella, es sólo que Haye tiene muchas expectativas en lo que respecta al amor, el romance y todas esas cosas que a ti claramente no te interesan.

 
¿Y eso qué? ¿Qué tenía de malo que tuviera altas expectativas? Estaba bastante seguro de que lo que sea que ella quisiera, lo merecía. Y nunca dije que esas cosas no me interesaban, simplemente...tomé un descanso de todo eso.

 
—¿Dices que no daría la talla? —pregunté, tratando de no sonar tan interesado.

   
Seulgi se encogió de hombros. —Si esa chica está soltera desde la cuna es porque nadie ha dado la talla. Y que te quede claro que no te estoy retando a intentarlo.

  
Ya, eso no tenía ni que decirlo así que lo ignoré. —Lo dices como si Haye estuviera esperando a que un caballero pase a recogerla montando un unicornio o alguna mierda parecida —bromeé, pero a Seulgi no le pareció divertido. Bueno.

 
—Tampoco son expectativas "irreales" así que no te burles, es sólo que ella...cree en poder encontrar a la "persona correcta", ya sabes, a su chico ideal.

 
—¿No lo creen todos?


—Y cree en un amor sin fin —prosiguió—. Enamorarse de un chico que sea de confianza, que sólo la vea a ella y que eso nunca cambie —enfatizó en la palabra "nunca" únicamente para resaltar porqué no éramos compatibles; yo quería relaciones esporádicas y ella buscaba algo sin fin, entendido—. Yo no creo que sea la gran cosa pero es mucho, muuuucho más de lo que los chicos de ahora están dispuestos a ofrecer.

 
—Seguro existen chicos que quieren lo mismo que ella.


—Tal vez, pero me gustaría que Haye se ahorrara todos los malos ratos que traen consigo los chicos básicos y superficiales que sólo puedan sentirse atraídos hacia ella porque es bonita.


Vale.


Supongo que podía entender un poco mejor lo que ella trataba de decir. Como buena amiga, Seulgi sólo podía desearle cosas buenas a Haye, y si éramos justos, tenía razones de sobra para sostener que yo no era precisamente lo mejor para ella. No cumplía con ninguno de los requisitos. Ninguno.


—Lo que trato de decir es que, sé que físicamente eres su tipo, le gustan los malandrines como tú, y no tienes un pelo de tonto, sabes exactamente qué decir para llamar la atención de las chicas, es por eso que no me gustaría que Haye confundiera las cosas —se explayó a modo de conclusión—, porque seamos sinceros, yo sé que piensas que es bonita, pero no es tu tipo.


¿Que no era mi tipo?

  
Hace días ya que eso había cambiado, si ahora tenía un "tipo", ese era Haye.


—Ella no sería tu chica del mes, no hace eso de enrollarse con alguien y luego no volverle a hablar, de hecho, estoy bastante segura de que si Haye encuentra a su persona, pasará el resto de su vida con ella. Y tú estás teniendo conflictos internos porque te cuesta incluso admitir que gustas de alguien...no sabrías qué hacer con una chica como Haye.


Sí, tal vez...tal vez no sabría. Escuché las palabras de Seulgi con atención e internamente comencé a cuestionarme un montón de cosas. No era que Haye tuviese altas expectativas, podía suponer que en un punto de la vida la mayoría de las personas llegaban a desear lo mismo, Haye simplemente lo tenía demasiado claro ahora, el resto de las personas se tardaban más tiempo en llegar a ese punto. Para algunos lo ideal era experimentar mientras que para otros lo ideal era esperar. Ella y yo teníamos grandes diferencias ahí.


—Por eso fue que hice ese estúpido comentario —ella prosiguió—. No fue nada personal, es sólo que los conozco a ambos muy bien, y sé que juntos no funcionarían.

   
De acuerdo, ya me había quedado claro,
quería que dejara de decirlo.

  
—No me gustaría que sucediera con ella lo mismo que ha sucedido con todas las chicas con las que te has involucrado, los son mis amigos y se volvería extraño, e incómodo.

 
Asentí, sólo eso hice porque estaba liado, mi cerebro estaba recibiendo muchos mensajes contradictorios. Las declaraciones de Seulgi me hicieron sentir cosas raras. Ya no sabía qué pensar ni que hacer. No tenía claridad de lo que quería o esperaba. Ah, mierda.

  
—Así que, mírame —pidió Seulgi y yo obedecí instintivamente porque me sentía un poco enajenado—. Si mentiste y efectivamente sí es Haye quien te gusta, tienes que...puedes decírmelo.

   
¿Para qué? ¿para que así pudiera convencerme de que juntos no teníamos ninguna oportunidad? claro, sonaba divertido. Era inútil. Ya entendía porqué era que Seulgi quería que me mantuviera alejado, Haye y yo queríamos diferentes cosas, el asunto era que...lo que sea que quisiera y buscara en el pasado, tal vez comenzaba a cambiar.

 
—No te mentí —sostuve—. Tenía curiosidad pero no estaba hablando de Haye hace un rato, ella...sé que bromeo y todo eso, pero no me gusta, tú lo dijiste, no es mi tipo. Y está fuera de mis límites.
















































04 DE FEBRERO, 2019
23:21 pm.


❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫


  ▬▬ ESTA NOCHE NO HABÍA resultado como esperaba. Creí que sería divertido, pero no, me sentía fatal. Estaba deprimida y había comido tanta basura que sentía que el estómago me iba a explotar. Ademas, Yeosang tuvo que irse a mitad de la segunda película porque su madre se olvidó de las llaves, y el haberme comido todo lo que se suponía que era para dos personas no fue mi mejor idea, ahora estaba desanimada e indispuesta.


Mi estómago no estaba digiriendo bien por culpa de Jeongguk, él tenía mi pobre sistema nervioso todo descontrolado. Y hablando del rey de Roma. Jeongguk y Seulgi regresaron del cine a eso de las once y media. Y en cualquier otra ocasión, seguramente me habría sentido avergonzada de que Jeongguk me viera en tan pésimas condiciones, sin embargo, no podía volverse más incómodo que hace unas horas, así que no iba a liarme la cabeza, ahora tenía problemas más grandes que verme bonita.

 
—¡Hola, hola! ¡Traje donas! —anunció Seulgi jovialmente al atravesar la puerta principal, ay no.

 
Quería emocionarme, pero apenas si podía respirar por la molestia, y no estaba exagerando. Mi estómago estaba pagando el precio de mis excesos.

 
—Oye, pero que pintas, eh ¿qué te pasó? —se preocupó Seulgi, dejando las donas sobre la mesa de centro y acercándose a mí—. Te dejé en perfectas condiciones hace unas horas.

 
—¿Estás bien? —esta vez fue Jeongguk quien preguntó, mirándome y a mi desaliñado aspecto.


Mañana iba a lamentar esto.


—¿Y Yeosang? ¿Dónde está? —preguntó Seulgi, mirando a nuestro alrededor en busca de mi amigo.


—Tuvo que irse —expliqué sin entrar en detalles, moviéndome en mi lugar en busca de una posición menos incómoda.


—¿Y por qué estás así? ¿Qué fue lo que...?—empezó a hablar Seulgi, pero Jeongguk la interrumpió.


Te ves fatal.

 
Gracias, eso era justo lo que necesitaba oír ahora, pensé para mis adentros, pero que tacto que tenía.


—¡Pesado, no le digas eso! —lo reprendió Seulgi, regalándole una mirada asesina—. No es cierto, sólo estás un poco pálida, como...enferma.


—Creo que algo de lo que comí me hizo mal —me auto diagnostiqué—. Sólo me duele un poco el estómago.


—Tal vez es indigestión —supuso, poniendo una de sus manos en mi frente para tomar mi temperatura—. No tienes fiebre al menos, ¿qué fue lo que comiste?


Señalé la mesita de centro y los sobres vacíos de galletas, dulces y los bowls de palomitas de maíz que estaban sobre esta. —Todo eso.


—Ah, ya entiendo porqué son mejores amigas —escuché decir a Jeongguk—. ¿Y ya tomaste algo para el dolor?


Preguntó, apareciendo finalmente en mi campo de visión, luciendo tan perfecto que te provocaba querer golpearlo. La suave expresión en su rostro generó una calidez en mi pecho que no debería así que dejé de mirarlo y me limité a negar con la cabeza. La verdad era que el malestar y la hinchazón me tenían con ganas de vomitar, pero odiaba vomitar, me negaba a hacerlo.


—¿Has ido al baño? —inquirió Seulgi sin nada de discreción—. Me dijiste que no ibas al baño desde hace como tres días, ¿aún no puedes ir?


¡OH, POR DIOS!


¿Era una maldita broma? ¿Acaso era necesario que lo dijera a todo volumen frente a Jeongguk? ¡Este no era el momento para avergonzarme! Ya estaba sufriendo lo suficiente. Y lo peor de todo era que hice más que evidente mi mortificación, mi rostro me delató porque en cuestión de segundos la sangre comenzó a acumularse en mis mejillas.


—Ay, no te avergüences, es de humanos, Jeongguk también va al baño —agregó Seulgi, tratando inútilmente de mitigar la humillación.

 
No quería saberlo y tampoco quería hablar de mi muy mala digestión de las últimas semanas. Al menos no con público presente.

 
—No es cierto —se burló él.


Cállate —espetó mi amiga con tono amenazante—. Te prepararé un té de manzanillas, ¿de acuerdo? ya vuelvo.

 
Magnífica idea, pensé, acurrucándome aún más en el sofá en busca de un poco de alivio. Sentía que mientras más me doblaba, menos me dolía, pero el dolor permanecía ahí, no desaparecía del todo.

  
—Y tú no la molestes —fue lo último que le escuché decir a Seulgi antes de perderla de vista.

 
Ni siquiera me sentía lo suficientemente fuerte anímicamente como para estar ansiosa o nerviosa por quedarme a solas con Jeongguk. Aún estaba avergonzada, por supuesto, pero me sentía débil, y no podía sentir dos emociones como esas a la misma vez. O estaba nerviosa o estaba avergonzada, no las dos.


—No era cierto lo que dije —habló Jeongguk, ingeniándoselas para sentarse en el pequeño espacio que quedaba libre en el sofá, justo a mi lado—. También hago del dos.


Idiota.


Quise reírme de la estupidez que acababa de decir, pero cuando la primera carcajada quiso salir, la presión producida en mi estómago me hizo quejarme en su lugar.


Auch —volví a lloriquear, cerrando los ojos cuando por un instante el dolor se volvió más agudo—. No me hagas reír.


—Lo siento —se disculpó, y en ese momento creí ver algo de preocupación reflejada en sus ojos, o tal vez eso quería creer—. ¿Te duele mucho?

 
Asentí con un ligero movimiento de cabeza—. No sé por qué me comí todo eso.


—Mh, porque nunca son suficientes, ¿no? —dijo, señalando el único trocito de chocolate que quedaba.


—No —estuve de acuerdo, ese era el maldito problema, era adicta al chocolate—. Como sea, ya se me pasará.

  
Durante prácticamente toda mi vida me había visto en la obligación de seguir una dieta extremadamente estricta, no estar en forma no era uno opción si lo que deseaba era sobresalir en mi disciplina, por ende, no comía comida basura en lo absoluto. Nada de alimentos procesados. No tenía permitido ni comer dulces ni pasteles, sin embargo, desde mi llegada a Seúl que me había olvidado por completo de todas esas restricciones. Y sólo podía suponer que ese cambio tan drástico de alimentación había comenzado a afectar mi sistema digestivo. Tal vez, sólo tal vez, me estaba pasando un poco. Este era mi pobre cuerpo diciéndome: ¡Ya, basta!


—¿Y cómo estuvo la película? —curioseó, buscando pensar en algo más.


—No estuvo tan buena —admitió él, arrugando inconscientemente su nariz, y eso fue adorable—. A Seulgi le gustó, pero yo hubiera preferido que me invitaras a esa maratón de Harry Potter.

 
De ninguna manera estaba hablando en serio.


¿Es broma? —de pronto sentí que me volvía el alma al cuerpo—. ¿Sí te gustan?

 
—Me sé de memoria casi todos los diálogos —presumió.

 
Sonreí por su respuesta, y aquí vamos otra vez, por Dios, ¿por qué rayos no podía dejar de sonreír cuando estaba con él?


—¿Es en serio? —entrecerré mis ojos.


—Muy en serio.


—Pues yo me lo sé todos —jugué—. ¿Y cuál es tu preferida?


—El prisionero de Azkaban —respondió como si esa fuese la única respuesta correcta—. Y el cáliz de fuego.


—Hm, buena elección —elogié, volviendo a sentir esa molesta punzada en mi estómago—. Au —rezongué discretamente, ugh, odiaba esto—. Bueno, uh...entonces quedas cordialmente invitado a nuestra próxima maratón. Debes traer tu varita y tu uniforme, son las reglas.

 
Y así era como en lugar de encontrar algo que no me gustara de él, acababa de encontrar algo que realmente me encantó. Genial, simplemente genial.


—¿Hablas en serio? —cuestionó, sus ojos brillando con fingida emoción—. ¿Estás diciéndome que finalmente podré utilizar mi disfraz? Haye, he esperado este momento durante toda mi vida.


Dramatizó, siguiéndome el juego como comúnmente lo hacía. Y lo agradecí, porque poco a poco mi noche comenzaba a mejorar. No, no, no, no. Muy mal, Haye, no le des ese poder.

 
—¿Puedo traer mi escoba? —tonteó.


—Ah, no esperaba menos de ti —repliqué irónicamente, volviendo a acomodarme de una posición diferente sobre el sofá.


Vi a Jeongguk abrir la boca y esperé que dijera algo por un par de segundos, sin embargo, él rápidamente pareció cambiar de opinión, volviendo a cerrarla, vacilante.

 
—¿Qué? —reclamé, frunciendo el ceño cuando una burlona sonrisa ladina se formó en sus labios.


—Apuesto a que te ves linda con uniforme.


Ay, no. No quería que él dijera esas cosas, no quería escucharlo, no después del vergonzoso incidente de la otra noche. Si él seguía haciendo esos comentarios e insinuaciones sólo continuaría confundiendo mi ingenua cabecita. Y no era divertido. Mucho menos ahora que ya comenzaba a asumir que me sentía más que atraída hacia él.

 
—Cuidado, no vaya a ser que te decepciones.

 
—No digas eso —pidió, adorablemente ceñudo.


—¿Qué?

—No sé si en verdad no lo notas o si simplemente eres demasiado modesta —consideró, inseguro—, pero siempre te ves bonita.


Agregó esto último en voz más baja, sólo para que yo pudiera oírlo, actuando de este modo mucho más recatado de lo usual. Ah, Jeongguk siendo discreto era algo nuevo.


—¿En serio? —pregunté irónicamente, enarcando a duras penas una de mis cejas—. Creí que me veía fatal.

 
Hice alusión a su anterior comentario. No podía tomarme en serio nada de lo que decía en estos momentos, pero era divertido verlo tratar de hallar una justificación a sus inocentes declaraciones.


—Ese era un mensaje en clave, "te ves fatal" es sólo otra forma de decir que "eres tan hermosa que haces que mi corazón duela". Tengo que ser cuidadoso con mis palabras de ahora en adelante, Seulgi se pone paranoica si te hago cumplidos.


Sonreí débilmente al oír su terrible excusa y simplemente permanecí ahí, observándolo detalladamente desde mi lugar. Advirtiendo cada pequeño detalle en su rostro, incluso hasta los menos perceptibles, admirándolo detenidamente, creyendo que a través de ese minucioso escrutinio sería capaz de encontrar algo en el que me disgustase, sin embargo, fue un esfuerzo inútil porque no logré hacerlo. Todo en el me gustaba. Estaba jodida.


Y algo había pasado, algo extraño. Tenía la absurda idea de que después de lo que sucedió, debía sentirme inquieta o al menos un poco perturbada en su presencia, pero en lugar de eso, me sentía, en contra de todo pronóstico, tranquila. Tal vez era porque ya me había enfrentado a su presencia con anterioridad, o porque estaba muy adolorida para preocuparme por eso, pero incluso después de un rato, cuando Jeongguk comenzó a mirarme de la misma forma, yo continué sintiéndome igual.

 
—¿Ya no estás molesta conmigo? —indagó, manteniendo un cauteloso tono de voz.


Aún no hablábamos sobre eso.
Y estaba bastante segura de que él no lo dejaría estar.


—Te dije que no estaba molesta —reiteré—. De verdad, no soy tan inmadura.


Jeongguk asintió con su cabeza y por un breve instante se quedó en silencio. Rápidamente advertí que su mirada ya no se encontraba enfocada en mi rostro, sino en la mano que descansaba sobre el sofá. Y no fue muy sutil al respecto. Entonces recordé que Jeongguk simplemente actuaba, no estaba segura de si se detenía a pensar en las cosas que hacía o en cómo estas acciones afectaban a otros, porque ciertamente a mí me afectaban.


Porque era idiota y se lo permitía.

  
Intuí cual sería su próximo movimiento, pero de todos me sorprendí cuando él se atrevió a mover su mano hacia la mía. Mi primer instinto fue el de alejarme porque no tenía intención de tener que lidiar con algo parecido a lo de la última vez. No quería malinterpretar las cosas y comenzar a liarme la cabeza, la otra noche fue un golpe muy feo y nunca quería volver a sentirme así de estúpida, pero...luego estaba esta parte de mí que quería no darle tanta importancia, que quería sólo ceder y que al final fuera lo que tuviera que ser, y era esta parte la que definitivamente me nublaba el juicio porque cuando Jeongguk hizo el ademan de entrelazar sus dedos con los míos, yo lo consentí.

Y por un segundo ahí no hice ningún movimiento, sólo me limité a permanecer muy quieta en mi lugar mientras Jeongguk deslizaba su mano en la mía. Lentamente. Sus dedos se hicieron espacio entre los míos y nuevamente me sentí abrumada por la calidez de su tacto. Sentir que conectaba con Jeongguk, aunque fuera de esa forma tan banal, sólo podía describirla como una experiencia fuera del cuerpo. Sus impresionante ojos marrones hacían que mi corazón palpitara violentamente, pero cuando se acercaba de esta forma, yo podía incluso oír los latidos en mis oídos. Mi corazón cobraba vida con su tacto, y llenar mis pulmones de aire se volvía difícil llegando a este punto. No era justo que con tan poco esfuerzo, él pudiera afectarme de tal manera. Y odié que en aquel momento comenzara a manifestarse la absurda idea de que tal vez, sólo tal vez, él no fuese tan inalcanzable.

   
—He pensado mucho en ti en estos días—confesó, provocándole problemas a mi sistema respiratorio, y causando un caos de aquellos en mi interior—. Mucho más de lo que debería.


¿Eso era algo bueno o...?

  
No supe cómo tomarme sus palabras. Por supuesto que también había estado pensando en él, más bien...me había estado torturando pensando en él. Yo estaba en una posición complicada, yo había sido la rechazado, él quien me rechazó, así que no sabía como interpretar su declaración. Estaba teniendo un momento verdaderamente difícil aquí porque no tenía idea de qué era lo que pasaba por su cabeza ni cuáles eran sus intenciones.

  
Mi corazón volvió a latir velozmente debido a la pura frustración de mis confusos y encontrados sentimientos. Entonces Jeongguk, como si fuera capaz de percatarse del tumulto de pensamientos y emociones que estaba experimentando en mi interior, sostuvo mi mano con más fuerza, enviando una sensación de hormigueo por todo mi cuerpo, y así de fácil, volví a entrar en aquella burbuja en la que sólo había espacio para nosotros dos.


¿Tú...has pensado en mí? —cuestionó curiosamente, aunque inseguro y titubeante.

  
No pude hallar mi voz para responder, tenía un nudo en la garganta que no me permitía hablar así que simplemente asentí con un suave movimiento de cabeza.

 
—Bien —musitó en un suspiro—, porque he estado pensando en cosas que probablemente debería decirte.








       
Y el finnn.

Hola chikis, ¿cómo andan? ¿todo bien? me paso por aquí para recordarles que si quieren más contenido del fic, son más que bienvenidos a seguirme en instagram @_astrae.a , muchos besitos en la trompa😘😘😘

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