❛ 11 ❜
U N P L A N N E D
once
❀̸
❛ 𝓟ropuestas
inesperadas ❜
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
❝ Porque cuando entraste a mi vida,
pude sentirla comenzar. ❞
ㅡ Exist For Love, Aurora.
30 DE ENERO, 2019
09:19 am.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
JEONGGUK DORMÍA con la boca abierta, eso fue lo primero de lo que me percaté cuando abrí los ojos. Él se encontraba literalmente desparramado sobre el sofá, en una posición no muy cómoda. Sus piernas estaban dobladas de una forma extraña, uno de sus brazos caía fuera del sofá y le faltaba un zapato, aún así su sueño parecía ser imperturbable, lo cual me parecía bastante envidiable. Yo no podía decir lo mismo. Me sentía fatal, había pasado muy mala noche, me dolía todo el cuerpo y podía suponer que eso tenía algo que ver con que me había quedado dormida a un lado del sofá. En el suelo. Y todo porque Jeongguk decidió que quería dormir agarrado de mi mano.
Había estado tratando de hacer que durmiera un poco luego de que se le soltara la lengua, uno, porque no quería que el pobre comenzara a confesarme todos sus secretos estando en ese estado; y dos, porque las cosas que dijo, quisiera o no, me habían afectado. Y no quería que siguiera haciéndome eso. Lo que quería, era no dejar que su palabras bonitas me confundieran...y por eso tenía que dormirse. Aunque, por supuesto, Jeongguk siendo Jeongguk, no se rindió sin dar la pelea, y al final terminó estableciendo que se dormiría de una vez sólo si me quedaba ahí a su lado. Dije que lo haría pero él se aseguró de que cumpliera mi palabra al entrelazar su meñique con el mío.
Ese dulce gesto me recordó que estando a su lado, no tenía ninguna maldita oportunidad.
¿Cómo diablos te resistías a chicos como Jeongguk? Necesitaba saber eso porque definitivamente todas las advertencias de mi amiga no estaban siendo suficientes.
Agh.
Estaba demente.
Como sea, de todas maneras únicamente terminé la noche con un corazón ilusionado, pudo ser peor.
Jeongguk no era precisamente la clase de chico que se emborrachaba y montaba algún espectáculo, de hecho, su yo borracho no era muy diferente a su yo normal, sólo un poco más boca suelta de lo usual. Aunque, también se desenvolvía de un modo más honesto y expresivo —y eso ya era decir mucho considerando lo directo que era por lo general—, pero afortunadamente no fue nada con lo que no pudiera lidiar.
Anoche fue una cosa...loca, sin embargo, acabar el día con un Jeongguk un "poco mareado" golpeando mi puerta, sin lugar a dudas, fue lo más inesperado de todo, aunque...a pesar de que había hecho de mi noche un evento mucho más emocionante, no podía evitar preocuparme. Me preguntaba qué diablos era lo que le había sucedido como para que sintiera que debía beberse hasta el agua del florero para poder olvidar.
¿Tendría que ver con Sowon?
Él había dicho un par de cosas cuando le daban sus arranques de sinceridad, desafortunadamente nada que me ayudara entender lo que le estaba sucediendo. Tampoco iba a presionarlo, no era asunto mío así que simplemente me limité a aceptar lo que estaba dispuesto a ofrecer, aunque la mayoría de sus declaraciones no eran más que absurdas bromas sin sentido.
Lo último que recordaba era haberme quedado dormida mientras le enumeraba las mil razones por las cuales no podíamos casarnos.
Porque sí.
El chico incluso me había propuesto matrimonio.
Ah, debí haberlo grabado, pensé, al menos así tendría algo con lo que fastidiarlo, considerando el hecho de que él disfrutaba de sobremanera el tomarme el pelo, se lo merecía. Pero como no había vídeo, por lo menos esperaba que él recordara todas las cosas que dijo, de esa forma no necesitaría torturarlo, él mismo se encargaría de eso.
Vi a Jeongguk removerse en su lugar y entonces decidí que era momento de despabilar un poco. En algún punto de la noche él había dejado de aferrarse a mi dedo, aunque su mano seguía descansando en mi dirección. Diablos, no quería ponerme a pensar en lo adorable que lucía durmiendo así que prontamente me puse de pie y me estiré en mi lugar, esperando despertar más rápido de esa forma. Seguía sintiéndome cansada, esta era la segunda noche consecutiva que dormía mal, pero a pesar de que deseaba con todas mis fuerzas volver a dormir, no podía hacerlo.
Yeosang, mi amigo más cercano desde los doce, llegaba esta tarde a Seúl. Y yo, como buena amiga, iría a recogerlo. Lo echaba un montón de menos y sólo habían pasado dos meses desde la última vez que lo vi. Estaba ansiosa y emocionada, se sentía bien saber que vería un rostro familiar por aquí, y lo que era mejor, finalmente tendría a mis dos personas favoritas en la misma ciudad. Por esa razón, ya debía de despertar. El tiempo se pasaba inconvenientemente rápido cuando tenías cosas que hacer y no deseaba atrasarme.
Pero no quería despertar a Jeongguk.
El chico lucía tan inofensivo y tierno mientras dormía, incluso cuando se encontraba babeando y con la boca abierta. Además, se veía tan tranquilo, ¿quién era yo para perturbar su sueño? Tal vez debía de sólo dejar que él continuara durmiendo mientras que yo preparaba algo para comer.
Tomé esa opción y me dirigí de inmediato a la cocina para preparar el desayuno. Todavía no hacíamos las compras, razón por la cual nuestra nevera se encontraba prácticamente vacía, así que como no tenía muchas opciones, me limité a preparar pancakes. La verdad, yo no era precisamente la mejor cocinera, aún estaba en proceso de aprendizaje así que no me sorprendió mucho que mis primeros tres pancakes resultaran ser un desastre. Les puse aceite, no entendía porqué diablos seguían pegándose. Y el último se chamuscó.
—Oh, vamos —resoplé frustrada, vertiendo la mezcla sobre el sartén ya caliente—. Un éxito, tan sólo necesito un éxito, no pido nada más.
¿Cómo era posible que cada vez que fuera a voltearlos se desarmaran? ¡Ni siquiera era tan difícil!
—No, no, no, por favor —rogué que nada sucediera al momento de voltear la mezcla y milagrosamente, nada sucedió, sin embargo, justo cuando iba a celebrar por mi primer pancake decente, noté que el lado que se encontraba listo, se había quemado—. Al diablo, me rindo.
—Bu —escuché sorpresivamente esa voz justo en mi oído, haciéndome cosquillas y acompañada de un movimiento súbito de unos dedos en mis costillas...y casi morí.
¡Mierda!
—¡Oh, por...! ¡Jeongguk!
Chillé espantada, olvidándome por completo de mi feo pancake. ¿Por qué, por qué, por qué? ¿Por qué siempre tenía que espantarme? ¿qué demonios? ¿cómo se aparecía de pronto así, sin ningún maldito aviso? ¡Mi pobre corazón!
—¿Necesitas ayuda con eso? —preguntó divertido al echarle una hojeada a mi cuarto fracaso.
—Pudiste matarme —dramaticé, aún con el corazón latiéndome en los oídos.
—Pero si llevo aquí como media hora —se burló él, con esa socarrona sonrisa suya adornando sus labios.
—Te dejé durmiendo en el sofá hace menos de veinte minutos —contrarié, ceñuda—. ¿Cuándo despertaste? Tenías que revivir cuando ya hubiera terminado estos patéticos intentos de pancakes.
—¿Por qué? ¿querías sorprenderme? —oh, ahí estaba de nuevo, Jeongguk incluso recién despertando era tan...bueno, Jeongguk—. Si querías hacerlo, entonces no debiste encender la licuadora.
Oh,
la licuadora.
Cierto.
Que estúpida.
—No quería sorprenderte —contradije, ignorando el resto para no sentirme tan inepta—. Sólo quería dejarte descansar.
—Que considerada —me sonrió, su rostro iluminándose con una sonrisa de costado que no podía ocultar esos dejes de socarronería—. Aunque, no lo merezco.
Jeongguk observó el desastre que había dejado en menos de quince minutos en la cocina y me dedicó una mirada curiosa que no supe identificar, seguramente quería decirme que era una tarada con talento nulo para las artes culinarias.
—¿Has hablado con Seulgi? —me preguntó, haciéndome a un lado para deshacerse de mi lamentable panqueque quemado.
—Uhm, no, no desde ayer...me dijo que estaría de regreso a esos de las cuatro.
Jeongguk asintió suavemente con su cabeza y lo noté vacilar antes de agregar—: Entonces ¿no sabe que estoy aquí, verdad?
Entendía por qué eso le preocupaba, pero yo ni siquiera había revisado mi celular en las últimas horas. Además, conocía a mi amiga, si le decía que Jeongguk había aparecido en el departamento un tanto borracho, entonces ella habría regresado aquí y habría acabado con él. O algo parecido. No quería eso en mi consciencia. Y tampoco era como que me hiciera mucha ilusión el interrumpir su salida con Yoongi. Desde que me mudé, Seulgi se había pasado la mayor parte del tiempo a mi lado, y no era ninguna experta, pero imaginaba que debía extrañar pasar tiempo con su novio.
No iba a quitarle eso, mucho menos por algo que en realidad no era importante.
—Mh, no, no lo creo —respondí, encogiéndome de hombros—. A menos que tú le hayas dicho algo.
Jeongguk soltó una sutil risita. —Si Seulgi supiera que no sólo vine a fastidiarte pasada la media noche, sino que también pasé la noche aquí, me colgaría de esa lámpara.
Muy cierto.
—Lamento haber aparecido así —se disculpó por primera vez sobrio, vertiendo otro poco de la mezcla sobre el sartén—. No estaba pensando con claridad, yo...uh, a veces olvido que ya no puedo simplemente aparecer por aquí.
—Ya, no pasa nada —reiteré, observando minuciosamente sus movimiento—. Fue un tanto interesante...y divertido verte en tu faceta más honesta.
Vi a Jeongguk mirarme de reojo y noté como su entrecejo se frunció ligeramente al escuchar mis palabras.
—¿A qué te refieres?
Preguntó él al mismo tiempo que volteaba el pancake para que se cocinara por el otro lado, ¿cómo lo hacía ver tan fácil?
—Oh, ¿no te acuerdas? —inquirí, apoyándome sobre la encimera detrás de él—. Anoche dijiste muchas cosas.
—Sí recuerdo —aseguró, enfocado en su tarea—. Bueno, recuerdo un poco.
—¿Recuerdas lo que me pediste hacer?
Honestamente, no tenía ni la más mínima idea de qué rayos pasó por la cabeza de Jeongguk al escuchar mi pregunta, pero sin lugar a dudas fue algo que lo espantó y lo hizo voltearse tan rápido que me sorprendió, su ceño fruncido se profundizó aún más y esta vez me miró preocupado.
—¿Qué fue lo que te pedí...? Porque sea lo que sea, yo no soy así. Si dije algo inapropiado, lo lamento mucho, no soy... yo cuando bebo, por eso no lo hago, es...la verdad, no sé beber alcohol y digo cosas extrañas cuando me paso de...
—Wow, oye, oye, ¿puedes...calmarte? —pedí, esta vez teniendo que contener las ganas de reír porque se veía tan afligido sin ninguna razón—. ¿Qué estás imaginando?
Jeongguk desprendía confianza y seguridad en sí mismo el noventa por ciento del tiempo, sin embargo, cuando actuaba de este modo, entonces me recordaba que era humano después de todo. Él incluso balbuceaba y tartamudeaba cuando no sabía qué decir, eso lo hacía ver adorable, lo cual era extraño considerando que era...Jeongguk.
—No dijiste nada inapropiado así que puedes volver a respirar —tranquilicé, sonriendo para mis adentros al ver la mortificada expresión en su rostro—. Aunque, sí dijiste un par de cosas un poco extrañas.
—¿Qué cosas?
—Me propusiste matrimonio —le recordé—. Incluso trataste de ponerme tu anillo...en el dedo pulgar.
Tenía que admitir que eso había sido algo muy divertido de ver. No estaba segura de si había sido a propósito o él simplemente estaba demasiado borracho como para distinguir cuál dedo era cual, pero cuando alcanzó mi mano, no se tardó en tratar de poner su anillo en el dedo equivocado mientras intentaba convencerme de decirle que sí.
—¿Yo hice eso? —su ceño se relajó y entonces suspiró ¿aliviado?—. Seré codicioso y confiaré en que dijiste que sí, así que ¿cuándo será el feliz día?
Ah,
¿por qué no estaba sorprendida de esa respuesta?
—No, no me digas, mejor te lo pido de nuevo ahora que estoy sobrio—bromeó, volviendo a voltearse para continuar con su tarea en la cocina—. Considerando mi estado de anoche, no creo haber hecho una muy buena propuesta.
—Fue una propuesta bastante interesante —le concedí, sonriendo ante el recuerdo.
—Ya, no quiero oírlo.
—Oh, vamos, claro que quieres oírlo.
Jeongguk siempre decía y hacía cosas inesperadas, cuando estaba con él —incluso cuando se encontraba sobrio— jamás sabía qué rayos esperar. Y aunque todo el tiempo salía con comentarios listillos y sabía exactamente que decir para ponerme de los nervios, cada vez que lo veía se superaba a sí mismo. Anoche no fue la excepción.
"Hay un dicho, algo de que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad". Medio citó él en su arranque de honestidad, arrastrando alguna de las palabras en el proceso. "Creo que así era. Además, no estoy tan borracho, sólo un poco..."
"¿Mareado?" Terminé por él, sin poder evitar sonreír por su actitud. "Si tú lo dices".
"Da igual". Refunfuñó infantilmente, cruzando los brazos sobre su pecho. "De cualquier modo nunca me crees así que sólo lo diré de una vez".
"¿Tienes algo más qué decir?"
"Mucho".
"Pues te escucho". Le seguí el juego porque sinceramente creí contraproducente no hacerlo, sólo lo dejaría hablar hasta que ya no le quedara más energía.
"¿Sabes lo que pienso cuando te veo?" Cuestionó, hipando repentinamente. "Pienso: oh mierda, creo que estoy teniendo un enamoramiento".
Me reí, pero ¿qué cosas decía? "Oh ¿en serio? ¿un enamoramiento?" Destaqué, no tomándome en serio sus declaraciones considerando que apenas podía hablar.
Aunque, de todos modos me pareció lindo.
"¡Sí!" Espetó no muy feliz, como si algo le estuviera molestando. "¿No estoy muy grande como para estar teniendo enamoramientos?"
"No estás tan viejo". Me burlé.
"Y te ríes, ¿por qué te ríes de mí, hm? tú no...no entiendes.". Volvió a hipar, ofendido. "No es divertido. Llevo días pensándolo, incluso la primera vez que te vi, ugh, es que eres tan...pero tan bonita. Y sería fácil si sólo fueras bonita, hay un montón de chicas lindas en el mundo, pero tú...eres más que eso, en verdad...pienso mucho en ti, no sé qué tienes...no sé qué...ah".
Jeongguk sonaba y se veía frustrado, y yo tuve que recordarme que sus palabras no eran más que eso, palabras.
"No debiste ser amable conmigo, soy demasiado fácil". Agregó, sacándome otra carcajada.
"¿Dices que no dejas de pensar en mí porque fui amable contigo?"
Él se encogió de hombros. "Es mi teoría".
"¿Te sientes de ese modo con todas las chicas que son amables contigo?"
Él mantuvo el silencio por un segundo, pensando en su respuesta, luego negó. "No".
"Entonces no eres fácil, descuida". Bromeé, pero él seguía haciendo mohínes. "Ya, no pongas cara larga".
"Lo entenderías si yo te gustara aunque sea un poco".
"Jeongguk". Advertí, no quería ponerme a pensar en esas cosas.
"Yo creía que me gustaban las chicas como yo, pero ahora me gustas tú y no entiendo un carajo".
"Sólo estás borracho, se te quitará en la mañana".
Él negó obstinadamente. "No se me quitó esta mañana".
"¿Huh?"
"Pensaba en ti anoche, en ese beso que no me diste y luego...estaba emocionado por verte en la muestra".
"Eso es muy lindo de tu parte, pero..."
"Me gustan mucho tus ojos". Me interrumpió. "Y tu nariz, tus labios son...y tu pelo, eres toda bonita, toda, no sé porqué dices que no lo eres".
"Creo que deberías tomarte otro vaso de agua".
"No, déjame terminar. También está tu risa, y tu voz, me gusta mucho escucharte. Y estar contigo. Creo...tienes razón, no es sólo porque fuiste amable conmigo. Son muchas cosas".
Abrí mi boca, dispuesta a intervenir en su confesionario, porque lo que sea que lo estuviese obligando a decir esas cosas, tenía que detenerse, me estaba liando la cabeza.
No iba a tomar sus palabras en serio, por supuesto que no, eso sería estúpido de mi parte, pero no podía negar el hecho de que su declaraciones comenzaban a tocar mi ingenuo corazón. Y no quería eso.
"Jeong–". Fue todo lo que alcancé a decir antes de que él volviera a interrumpirme.
"Y sé que apenas nos conocemos, pero...me casaría contigo ¿entiendes la gravedad del asunto?" Volvió a refunfuñar, como si estuviera molesto consigo mismo.
"¿Te casarías conmigo?" Repetí, teniendo que contener mi risa y sin poder creer que él acababa de decir eso.
"Me casaría contigo ahora mismo". Juró con convicción. "Mi papá siempre dice que...bueno, dice muchas cosas, te lo contaré si dices que sí". Propuso con una sonrisa chistosa. "Sé que no soy el mejor partido, pero...tengo una casa, una casa muy grande, y también mucho dinero...algo así, mi familia tiene mucho dinero, lo que es más o menos lo mismo, ¿no? soy el menor, todo será mío según día".
"¿Estás tratando de persuadirme?" Jugué con él. "¿O tratas de comprarme?"
"También sé cocinar". Agregó. "Dí que sí."
"¿A qué?" Me reí, porque Jeongguk definitivamente estaba delirando.
"Cásate conmigo".
Repito, no importaba la condición en la que se encontrara, Jeongguk siempre hallaba la forma de sorprenderme.
"No puedo casarme contigo, somos muy jóvenes y estás borracho, creo que deberías dormir un poco".
"Ah, sólo son excusas". Bufó, apenas consciente de las cosas que decía. "Mis padres se casaron jóvenes y fueron muy felices".
"Estoy bastante segura de que tus padres llevaban más de un mes de conocerse cuando decidieron casarse". Mencioné divertida, sintiendo que estaba tratando con un niño de cinco años.
"Pf, no creo en esa tontería del tiempo...cuando lo sabes, lo sabes". Compartió su filosofía. "No me tomas en serio cuando estoy sobrio y tampoco me tomas en serio cuando estoy ebrio, siempre piensas que estoy bromeando".
"¡Porque siempre lo estás haciendo! Tú lo has dicho, te encanta tomarme el pelo y ponerme en aprietos".
"Pero no esta vez". Aseguró, involuntariamente formando un puchero con su labio inferior. "Sólo créeme."
Verdaderamente se sentía como estar tratando de convencer a un obstinado niño pequeño. Jeongguk borracho definitivamente era algo más.
"De acuerdo, Jeongguk". Acepté, sirviéndole otro vaso con agua.
"¿Qué?"
"Que está bien".
"¿Cómo...? ¿Estás diciendo que te casarás conmigo?" Él abrió de pronto sus adormilados ojos, algo.
"No". Reiteré, llevándome la infantil emoción en sus ojos con una simple palabra. "Quiero decir, tal vez si mañana, cuando estés sobrio, me lo pides...lo consideraré".
—Por favor, basta —pidió Jeongguk, interrumpiendo mi entretenido relato.
Por supuesto que debía contarle ciertos detalles de su propuesta, él no podía atormentarme sin esperar lo mismo a cambio. Lo justo era justo.
—Estoy aquí cocinando para ti, ¿y así me pagas? ¿recordándome mi patética propuesta de matrimonio? eres malvada.
Sonreí al ver como negaba con su cabeza, como si tratara de sacar fuera de su cabeza la visualización de mi reciente relato.
—Y lo que es peor de todo, me rechazaste —fingió que su corazón dolía, haciendo énfasis en la palabra rechazo.
Puse mis ojos en blanco y me acerqué en su dirección para ver como iban los pancakes.
—Fingiré que me dijiste que no por Seulgi, eso heriría mucho menos mi orgullo.
—Dije que no porque estabas borracho.
—¿Quieres decir que si hubiera estado sobrio, habrías dicho que sí?
Ay, este chico.
Por supuesto que Jeon Jeongguk hallaría la forma de voltear esto en mi contra, de alguna forma siempre se las ingeniaba para ponerme nerviosa.
—No, me refiero a que...
—Ah, Haye —suspiró decepcionado—. No le des a este pobre hombre falsas esperanzas.
—Ya —resoplé, divirtiéndome con su dramatismo—. Como si tuviera ese poder sobre ti.
Jeongguk terminó su primer pancake, y como era de esperarse, fue un completo éxito. Con cuidado lo ubicó en uno de los grandes platos y volvió a verter un poco de la mezcla sobre el sartén, justo antes de decir:
—Sí que lo tienes —declaró, sin voltearse a verme en ningún momento—. Puedes creerlo...o no, pero que sepas que no juego con cosas como esa.
30 DE ENERO, 2019
09:48 am.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
JEONGGUK TERMINÓ de comer su tercer pancake en lo que yo apenas terminaba de comer el primero. Y es que después de todo lo que bebió, su cuerpo debía de estarle implorando por algo de comida sólida. La verdad no me sorprendía que devorara con tanto entusiasmo, su estómago había estado haciendo sonidos extraños durante toda la noche.
—¿Y qué tal tu cita con Jimin? —Jeongguk sacó a colación ese tema.
Y sinceramente no me esperaba esa pregunta, supongo que por eso fue que casi me atoré con un trocito de pancake.
Me había olvidado de eso por completo.
—Reitero, no fue una cita —fue lo primero que quise esclarecer, porque no lo había sido, no estaba segura de como llamarlo, pero una cita me parecía, no lo sé, simplemente demasiado—. Además, algo sucedió cuando íbamos de camino a comer, así que se canceló.
Me encogí de hombros al verme sin nada más que agregar, no tenía mucha información al respecto. Caminar junto a Jimin mientras hablábamos fue divertido. La incomodidad que sentí en un principio se desvaneció rápidamente y fue agradable mientras duró, sin embargo, algo pasó, así que tuvimos que posponerlo para "otra ocasión".
—Creo que una de sus amigas tuvo un problema y al parecer necesitaba su ayuda —compartí lo que sabía, tomando un sorbo de mi café.
—¿Una amiga?
—Eso fue lo que me dijo, uhm, me mencionó su nombre, pero...creo que era...uhh...¡Yeeun! creo, no estoy del todo segura, pero seguramente tú la conoces.
—Yeeun —repitió Jeongguk en voz baja, luciendo algo confundido—. Ya veo.
Muy bien, tal vez había algo más con esa chica.
Sospeché que se tratara de alguien más que sólo una "amiga" pero la reacción de Jeongguk me lo confirmó.
—¿La conoces? —curioseé.
—No. Bueno, no exactamente, Jimin sólo la ha mencionado un par de veces.
—Deben ser cercanos —hice mi humilde observación, Jimin medio se paralizó cuando recibió la llamada y luego prácticamente salió corriendo a solucionar dicho problema—. Después de que lo llamaron se quedó bastante preocupado, pero no quise preguntar.
No era de mi incumbencia, así que me limité a decirle que estaba bien, tampoco era la gran cosa, me gustaba pasar las noches en compañía de, bueno, mí misma. No me molestaba estar sola, aunque la ocurrente visita de Jeongguk no me desagradó.
—¿Y eso no te molestó? —inquirió Jeongguk, jugando con su tenedor.
—¿El qué?
—¿Que tuviera que cancelar los planes que tenía contigo?
—Ah, eso —sacudí mi cabeza en negativa—. Pues, la verdad, no. No es como si él lo hubiera planeado de esa forma, además...sólo íbamos a comer algo, tampoco era la gran cosa.
Jeongguk chasqueó su lengua. —Comer es muy importante, Haye —replicó con un divertido tono de desapruebo—. ¿Lo ves? debiste haber aceptado mi propuesta, perdiste la oportunidad de comer un muy delicioso Hotteok.
—Ugh, no me lo recuerdes —pedí, sí me arrepentía de haber dicho que no, no podía negar que me gustaba estar con Jeongguk, me divertía estando a su lado, pero anoche fue...caótico—. Aunque, dudo que anoche tuvieras muchos ánimos para aguantarme.
—Vamos, sabes que siempre estoy de ánimos para aguantarte —aseguró, guiñándome un ojo con esa sugerente sonrisa de costado—. Me gusta estar contigo, ¿no es evidente?
Preguntó con obviedad, partiendo en pequeños trozos su último pancake. Y yo realmente me preguntaba, ¿cómo diablos era que podía decir esas cosas sin esperar que yo me ruborizara?
—¿Por qué? —cuestioné impulsivamente—. Digo, objetivamente no soy la chica más divertida ni interesante con la que vayas a toparte.
—Lo eres para mí —contrarió—. muuuy interesante, por eso quiero conocerte.
—¿Buscas decepcionarte? —bromeé, aunque muy en el fondo sabía que esa era sólo mi inseguridad hablando. Tonta.
—Creo que de entre nosotros dos, la única que podría decepcionarse del otro, eres tú —opinó, dedicándome una sutil sonrisa, sin embargo, esa sonrisa en ningún momento llegó a reflejarse en sus ojos.
Sabía de lo que hablaba. Jeongguk había dicho un par de cosas anoche y aunque en esa instancia creí erróneamente que sus declaraciones se debían a todo el alcohol que había ingerido, ahora podía ver que él en serio tenía una pésima imagen de sí mismo. Yo podía recordar sus palabras, pero él seguramente no lo hacía.
"Siempre soy así de lamentable, así de...patético".
"No soy más que un mal chiste, yo sólo soy una muy, muy mala broma".
"Ah, soy decepcionante, ¿verdad?"
"Siempre tomo las decisiones incorrectas y arruino cada cosa buena que tengo, soy muy bueno haciendo eso.".
"No soy lo suficientemente bueno".
Por supuesto que si no hubiera sido por aquellos arranques de honestidad, nunca habría imaginado que él pudiera sentirse de esa forma. No era lo que él demostraba en lo absoluto, eso lo volvía más impactante, pero era real. Al final del día Jeongguk sólo era una chico más con miedos e inseguridades.
—No lo creo —contrarié, y hablaba en serio—. Creo que puedes ser cualquier cosa menos decepcionante.
—Me das mucho crédito.
—Tú no te das el suficiente —regañé—. No sé por qué piensas de ese modo, yo creo que eres grandioso, y lo creo incluso desde antes de conocerte. Y hablo en serio, tenía grandes expectativas sobre ti, tenía una imagen tuya creada con todas las cosas que Seulgi me contó de ti pero lo que he conocido hasta ahora, me parece mucho mejor. Me refiero a que, eres talentoso, eres divertido, y eres amable, un poco bocazas pero incluso eso funciona para ti. Y tal vez no te conozco del todo, pero no creo que seas alguien decepcionante. Y no creo que esa sea una opinión mutable.
No estaba segura de porqué sentía la necesidad de hacérselo saber, pero lo hacía. Tal vez se debía a que podía notar que a pesar de lucir siempre confiado y desinteresado, al igual que cualquier ser humano, tenía inseguridades, inseguridades que además no parecía compartir con nadie. Él lo había dicho anoche, no creía ser lo suficientemente bueno. Tal vez se debía a todas las cosas por las que había pasado: lo de su madre, lo de su novia, lo de sus supuestos amigos, no estaba del todo segura, y eso que yo sólo sabía la superficie de todas esas historias, lo cual era la más mínima parte de su vida, sin embargo, era suficiente para mí. Sabía lo que se sentía no creerse suficiente, y no era lindo.
—Vaya, ¿qué eres, mh? ¿un ángel? —habló Jeongguk, mirándome directamente a los ojos en lo que pasaba una de sus manos por su cabello, luciendo algo atónito—. Creo que vas a hacerme llorar.
—Tonto —bufé, arrugando mi nariz con disgusto al verlo sonreír abiertamente, ahora estaba apenada—. Estoy hablando en serio.
—También yo, muy en serio, es...uhm, algunas veces es agradable oír de alguien más que no eres un caso completamente perdido —vi a Jeongguk rascar la parte de atrás de su cabeza, se veía algo nervioso, pero eso no evitó que me sonriera—. Haces que quiera estar al nivel de tus expectativas.
—Ya, por favor, no hagas que me avergüence —rogué, sintiendo como poco a poco mis mejillas comenzaban a calentarse—. ¿Lo ves? —toqué mis mejillas con ambas manos—. Apuesto a que ya estoy toda colorada.
Lloriqueé, recordando porqué nunca era honesta en primer lugar. Mi timidez en situaciones como estas sacaba lo peor de mí.
—Ah, en serio eres una buena chica, Haye —expresó, soltando un muy suave suspiro—. Haces que mi corazón se acelere.
Mi primer instinto fue el de virar mis ojos, aquella era una respuesta involuntaria de mi persona hacia sus recurrentes bromas, sin embargo, casi como si Jeongguk fuese capaz de prever mis movimientos, él estiró uno de sus brazos sobre la mesa y alcanzó con suma delicadeza mi mano derecha. Y antes de que yo siquiera pudiera reaccionar, él inclinó su cuerpo ligeramente sobre la mesa, y guiando mi mano con una de las suyas, la posicionó sobre su pecho, justo encima del lugar en el que su corazón latía.
Y para mi sorpresa, Jeongguk no estaba mintiendo.
Su corazón de verdad latía con muchísima fuerza.
—¿Lo sientes? —preguntó sin titubear, conectando sin timidez alguna mi mirada con la suya—. No estoy bromeando.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top