❛ 04 ❜
U N P L A N N E D
cuatro.
❀̸
❛ 𝓕iesta ❜
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
❝ Hasta ahora he caminado sobre una línea, nada se ha perdido, pero algo falta. ❞
ㅡ If Only, Dove Cameron.
25 DE ENERO, 2019
18:28 pm.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
"Esto es muy raro."
MURMURÉ EN VOZ BAJA, lo suficientemente alto para que sólo Seulgi pudiera oírme, comenzando a sentirme realmente incómoda con la situación en la que estaba.
Llevaba mucho tiempo lejos de aquí, pero dudaba que fuese normal entrar a un lugar y que se te quedasen viendo. Los sujetos trataban de disimularlo, eso podía notarlo, pero no era tonta ni tampoco paranoica, sentía miradas sobre mí cada cierto tiempo y no estaba alucinando cosas. Se estaba volviendo muy incómodo.
—¿Tengo algo en la cara? —pregunté con cierta inseguridad, quitando el cabello que se había colado sobre mi rostro para que Seulgi pudiera inspeccionarme correctamente—. ¿Mi ropa está bien? ¿No me ensucié en el parque o algo?
Seulgi miró disimuladamente mi atuendo y negó con su cabeza. —Estás perfecta —aseguró ella, esbozando una pequeña sonrisa—. ¿Por qué lo preguntas?
—Esos tipos de ahí no dejan de verme —murmuré, señalando disimuladamente en dirección al grupo de chicos que se encontraban en el centro del dojang.
Llevábamos aproximadamente quince minutos esperando a que Jeongguk terminara su práctica, quince minutos paradas en una esquina como estatuas para así no distraer al resto de los practicantes de artes marciales y todo porque Seulgi no deseaba tomar el bus de regreso a casa. Nope, ella prefería esperar a su amigo para que —como ella dijo— este la llevara en su lujoso, calientito y cómodo auto.
—Es que eres un rostro nuevo —comentó, como si esa fuera una buena explicación—. Son chicos muy básicos y feos, y tú tienes una carita muy bonita, llamaste su atención.
Que estupidez.
Yo no me quedaba de babosa observando a un chico sólo porque llamaba mi atención, eso era raro, especialmente si lo hacías en grupo.
—De cualquier modo, es extraño —susurré, evitando a toda costa mirar en dirección hacia los susodichos.
—No te gusta llamar la atención, lo cual es extraño considerando a que a eso te dedicas —mencionó divertida.
—No me dedico a eso.
—Pero eres bailarina, para destacarte en tu trabajo tienes que lucirte más que las demás.
—Tengo que ser mejor que las demás.
—Tsst, es prácticamente lo mismo —le restó importancia, agitando su mano—. Pero descuida, no les darás el privilegio a esos igualados de seguir admirándote, ya nos vamos —me avisó, señalando con un gesto de su cabeza por encima de mi hombro.
Me volteé sutilmente hacia donde ella apuntaba y entonces observé a Jeongguk salir de la habitación en la cual había entrado hace unos minutos atrás para ducharse y cambiarse. Advertí en ese momento lo rápido que podían llegar a ser los hombres, yo me tardaba unos veinte minutos en sólo terminar de bañarme —muchas veces incluso más— aunque no me sentía orgullosa de eso.
Jeongguk ya no vestía su dobok, ahora llevaba puesta una corriente sudadera negra con cierre y un pantalón de buzo del mismo color. Su cabello estaba húmedo y bastante alborotado, y yo tuve que desviar la mirada lejos de él para poder dejar de pensar en lo bien que lucía incluso sin intentarlo.
—Te tardaste una eternidad —acusó Seulgi en cuanto Jeongguk estuvo lo suficientemente cerca, señalando el reloj invisible en su muñeca—. Tus compañeros se estaban comiendo a Haye con la mirada.
—¡Seulgi! —exclamé, temiendo que alguien pudiera haber oído a la indiscreta de mi amiga. Que bocona.
Jeongguk dejó de mirar a Seulgi al escuchar sus palabras y esta vez su mirada se posó sobre mí. Fantástico.
No lo había vuelto a ver desde mi llegada a Seúl y ya había pasado exactamente una semana desde eso, había comenzado a olvidar lo atractivo que era. Y lo era mucho más ahora que su magullado rostro ya no lo estaba tanto.
—Ah ¿sí? —cuestionó él, frunciendo nada sutilmente el ceño—. ¿Debería ir y darles una paliza?
Bromeó él, pero el tono de voz que utilizó para emplear aquella pregunta, sumado a la sonrisa encantadora que me dedicó al hacerlo, dieron como resultado una falla de grandes magnitudes en mi pobre y muy inestable sistema nervioso.
—Déjalo ya, galán —sugirió Seulgi, dándole una palmadita en el hombro—. Ella es inmune a tu encanto.
¿Lo era?
Digo sí, sí que lo era.
Tenía que serlo.
—Un hombre puede soñar —expresó, e incluso cuando sabía que sólo estaba bromeando, sus palabras me afectaron, mas me esforcé para ocultarlo.
🥀
25 DE ENERO, 2019
18:38 pm.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
EL COCHE DE JEONGGUK probablemente costaba diez veces todas mis pertenencias juntas, eso era lo único que pensaba mientras me montaba en el asiento trasero. Demonios. Incluso me sentía nerviosa de tocar algo, ¿cómo podía sentarme sin tocar el asiento? me urgía saberlo.
Seulgi había mencionado en alguna ocasión que los padres de Jeongguk eran bastante adinerados, pero no imaginaba que tanto. Ahora podía entender un poco mejor como era que el chico tenía una casa propia con apenas veintiún años, pero Dios, no podía ni imaginar como debía de ser su casa.
—Enciende la calefacción, me estoy congelado —ordenó Seulgi, subiéndose al asiento del copiloto y cerrando velozmente la puerta a su lado, sin nada de delicadeza.
—Sí, señora, como usted ordene —contestó Jeongguk con tono sarcástico—. Deberías decirle a tu novio que te de aventones porque a mí ni las gracias me das, no sé qué es lo que gano yo con esto.
—Mi amistad eterna—respondió ella, sonriéndole de manera dulce.
—Paso.
—¿Quieres morir? —amenazó, levantando su pequeño puño como si pudiera intimidarlo, como si el chico no fuera cinturón negro en taekwondo. Jeongguk sólo se rió burlonamente en su cara por su advertencia—. Además, te dije que iríamos en autobús y tú dijiste "Haye no debería andar en autobús".
—Sí, dije eso —concedió él, haciendo que mi corazón nuevamente hiciera una cosa extraña en mi pecho, ¿por qué seguía haciendo esas bromas?—. Pero fui muy específico, nunca te mencioné a ti.
—Oye, sí eres malo —Seulgi se hizo la ofendida—. E idiota si piensas que te dejaré solo en este auto con mi chica.
—Seulgi no quiere que sea tu amigo —dijo Jeongguk, dirigiéndose a mí—. ¿Puedes decirle que cuando estuvimos solos me comporté como todo un caballero?
—Sí, bueno, me pasa que creo que contigo es mejor prevenir que lamentar —intervino Seulgi—. Y Haye no quiere ser tu amiga.
—Uhm, Haye está aquí —le recordé porque podía hablar por mi cuenta, además, broma o no ¿por qué diablos no querría ser su amiga? él me agradaba, me ponía nerviosa, sí, pero me gustaba...es decir, creía que era buena gente.
—¿Ya ves? Sí quiere ser mi amiga —destacó Jeongguk.
Y el auto finalmente comenzó a moverse, lo cual agradecí infinitamente. De verdad que era una tarde bastante helada y aún no me acostumbraba a este clima, por ende no había salido lo suficientemente abrigada.
Y ahora comenzaba a arrepentirme de eso. Tenía mucho frío, deseaba llegar a casa, ponerme mi pijama y comer chocolatitos hasta decir basta.
—Como sea, en otros temas más controversiales, como siempre, tú no me lo mencionaste, pero nuestro querido Mingyu sí, y él me contó que la bruja de Sowon te habló hace un par de días —expusó Seulgi, como si no fuera la gran cosa.
Genial, charla sobre la ex novia.
—Por favor, no empieces ahora —pidió él, su semblante transformándose al instante al oír ese nombre, ya no parecía feliz, por el contrario, se veía fastidiado. No pude evitar sentirme nuevamente como una intrusa.
¿Podía bajarme?
¿Por qué rayos Seulgi tenía que sacar esos temas a colación en mi presencia? No sabía lo que sucedía entre Jeongguk y esa chica, pero era bastante evidente que no era algo de lo que le gustase hablar, especialmente no delante de una extraña, y yo lo era.
—¡Si no he dicho nada! —se defendió mi amiga con fingida inocencia.
—Bien.
—Sólo quiero saber si ya regresaste con ella —agregó casualmente, como si fuera algo rutinario.
Mal momento para no traer conmigo mis audífonos, con ellos al menos podía pretender que no estaba escuchando.
Jeongguk resopló. —No, Seulgi, no lo hice y no lo haré ¿sí? ¿eso te pone feliz? —cuestionó en un tono condescendiente.
—Muy feliz.
—Pues ya está.
—Pero ¿tú querías regresar con ella? —insistió.
—Seulgi —suspiró él, probablemente tratando de mantener la calma...y la cordura—. Si yo quisiera estar con Sowon, lo estaría, así que ¿podemos, por favor, dejar de hablar sobre ella?
—Está bien —cedió mi amiga—. Sonaste muy convincente. Ay, al fin comienzas a tomar buenas decisiones, estoy orgullosa.
Vi a Jeongguk poner sus ojos en blanco a través del retrovisor interno, pero supe que sólo era una molestia fingida al notar las comisuras de sus labios alzarse, transformándose en una pequeña sonrisa. Sí que le tenía paciencia.
—¿Vendrán a lo de Jimin esta noche? —preguntó Jeongguk, cambiando finalmente el tema.
¿Lo de Jimin?
¿Qué era lo de Jimin?
Ese nombre siempre conseguía llamar mi atención, me sentía como una admiradora, aún se me hacía extraño el hecho de que él fuera amigo de mi amiga.
—¿Eso era hoy? —replicó una muy sorprendida y confundida Seulgi—. Creí que regresaba el próximo viernes.
Jeongguk negó con su cabeza, aún con la mirada puesta en el camino. Sus labios se movieron sutilmente, tarareando en voz baja la canción que sonaba en la radio, desde donde yo me encontraba sentada pude verlo comenzar a darle golpecitos al volante con su dedo pulgar, al ritmo de la música.
—No creo que pueda esta noche, Haye y yo teníamos...
—Tienes que ir, Jimin querrá verte —interrumpió Jeongguk, mirando a Seulgi de reojo—. Y los chicos quieren conocer a Haye, Jimin especialmente.
Muy bien, esto debía de ser una broma.
Casi me ahogué con mi propia saliva al escuchar la última declaración de Jeongguk. Mi corazón comenzó a latir más rápido y pude sentir como la sangre empezaba a acumularse en mis mejillas. No podía negar que mi involuntaria reacción me sorprendió incluso a mí, pero no podían culparme, yo admiraba a Jimin, era tan sencillo como eso. El solo hecho de que él supiera de mi existencia me llenaba de una emoción que no podía describir.
—¿Escuchaste eso, Haye? —preguntó Seulgi, girándose estratégicamente sobre su asiento para poder verme—. Jimin quiere conocerte.
Mi amiga dijo esto último en un tono picarón, pero yo decidí ignorarla porque lo más probable era que Jimin sólo supiera de mí existencia debido a ella.
—¿Tú le has hablado de mí? —indagué, verdaderamente curiosa.
—¡Por supuesto que sí! —confirmó mis sospechas—. Le hablé un par de veces sobre ti. Y, uh...puede que le haya enseñado una de tus presentaciones en vídeo, una o dos. También dijo que te vio actuar cuando estuvo en Moscú.
O sea que él ya me había visto bailar. Santo cielo, ¿Cómo diablos había actuado en Moscú? No podía recordarlo ahora, sólo esperaba no haber apestado.
—Dijo que eras muy talentosa —me contó—. Y bonita.
—Sí, claro —puse mis ojos en blanco y me removí en mi asiento.
—¡Es cierto! —juró, volviéndose en su lugar para mirar a Jeongguk—. ¿Tú piensas que es bonita? Porque Haye no cree que lo sea.
—¡Seulgi! —la reprendí, avergonzada.
—Muy bonita —respondió Jeongguk, ignorando por completo mi evidente mortificación—. ¿Te gusta Jimin, Haye?
Vaya, a eso le llamaba ser directo.
—Me romperás el corazón si dices que sí —agregó al instante, ganándose una manotazo por parte de Seulgi.
—No le digas esas cosas, vas a intimidarla —lo regañó ella.
Jeongguk sacudió suavemente su cabeza y sonrió de costado, visiblemente divertido con la situación.
Yo sabía que él sólo estaba bromeando, pero no podía evitar alterarme con sus comentarios. Digo ¿qué clase de chica no se pondría nerviosa si un lindo chico te decía esas cosas? Yo sólo era una simple mortal después de todo.
—Sólo fue una pregunta —se defendió Jeongguk, fingiendo inocencia—. ¿Y bien, Haye?
—Si le gustara no es tu asunto, niño —intervino nuevamente Seulgi.
—¡No me gusta! —aclaré, esperando que las palabras de mi amiga no creasen algún malentendido—. Ni siquiera lo conozco.
Esto último lo dije en voz más baja, encogiéndome ligeramente en mi lugar. Ni siquiera sabía por qué estábamos hablando sobre esto en primer lugar.
—Pero ustedes dos serían una pareja creada en el cielo, tienen muchísimas cosas en común, se verían muy lindos juntos —opinó Seulgi.
—Uhm, no lo creo —contrarió Jeongguk.
—No recuerdo haberte preguntado —atacó Seulgi, con una falsa sonrisa en sus labios—. Además ¿tú qué sabes? no eres precisamente un experto.
—¿Podemos hablar sobre otra cosa? —pedí, de pronto queriendo volver a tener que escuchar sobre la dramática y complicada vida romántica de Jeongguk.
—Vale, volviendo a lo importante —Seulgi volvió a enfocarse y se medio giró nuevamente en su asiento para poder verme—. ¿Te gustaría conocer a mis amigos?
🥀
25 DE ENERO, 2019
22:46 pm.
❪ ❛ BAE HAYE ❜ ❫
YO NO ERA PRECISAMENTE una persona de fiestas, en realidad, pocas veces había asistido a una. Hubo un tiempo en el que las oportunidades de ir se me presentaron, pero después de mis muchas declinaciones, mis antiguos compañeros simplemente dejaron de considerarme. Y ahora me arrepentía de haberme privado de tantas cosas en el pasado porque debido a eso era que apestaba socializando con nuevas personas.
El plan de esta noche con Seulgi era cocinar algo delicioso y ver una película desde la comodidad desde nuestro departamento, y sinceramente ese plan sí me hacía bastante ilusión, pero ¿Cómo demonios iba a pedirle a Seulgi que nos quedáramos en casa cuando todos sus cercanos estarían celebrando el regreso de su amigo? No tenía la intención de hacer que Seulgi detuviera su vida por mí, no era por eso que estaba aquí.
Deseaba probar cosas nuevas, dejar de ser tan retraída y hacer amigos, lo cual era improbable que lograra si me encerraba dentro de cuatro paredes. Aislarme en mi propio mundo había sido "lo seguro" los últimos años, pero no quería seguir viviendo mi vida de esa forma.
Y por eso acepté acompañarla.
Pero ahora que me encontraba en la entrada, justo frente a la gran puerta principal de la casa de Jeongguk, comenzaba a arrepentirme.
—¿Esta casa de verdad es de Jeongguk? —pregunté, aún asombrada con ese pequeño detalle.
¿Cómo era posible que fuera dueño de una propiedad tan...impresionante? Teníamos más o menos la misma edad y lo único lujoso que yo poseía era...bueno, nada a decir verdad, nunca me había sentido atraída por esas cosas, pero ese no era el punto.
—Fue una herencia por parte de su abuela materna —me explicó Seulgi, buscando con la mirada a Yoongi, quien había ido a estacionar el coche. Wow, una herencia de su abuela, yo ni siquiera conocía a mi abuela—. ¿Es impresionante, verdad?
Más que eso en realidad.
La fachada tenía un estilo rústico y parecía verdaderamente sacada de un cuento. La construcción poseía acabados de madera y piedra, con grandes entradas de luz natural y un diseño de iluminación perfecto que lograba realzar su grandeza. Era evidente que había sido diseñada con mucha elegancia y calidez. Además, la presencia de plantas y flores; con su colorido y textura, potenciaba el efecto natural del estilo, dándole pinceladas delicadas de color y embelleciendo excepcionalmente el acceso a la casa. No imaginaba a Jeongguk viviendo en un lugar así, es decir, no lo conocía tanto como para llegar a esa conclusión, pero cuando lo veías, percibías un estilo distinto.
En fin, como decía, la casa era en simples palabras, un sueño. Incluso se encontraba construida lejos de toda la civilización, no había otra casa cerca en muchos kilómetros, debía de ser muy tranquilo por aquí, eso me gustaba.
—¿Y por qué estamos aquí? Creí que iríamos a la fiesta de bienvenida de Jimin —indagué, viendo como ella enviaba un mensaje desde su celular.
—Aquí es donde realizamos nuestras "juntas" —me contó, haciendo comillas en la última palabra—. Aquí estamos lejos de todos, podemos hacer cualquier cosa y nadie se enteraría. Además, no molestamos a nadie.
Ah.
Tenía sentido.
La música dentro del lugar se podía escuchar fuerte y claro desde donde nos encontrábamos, y afuera, en la calle, se encontraban estacionados varios autos, razón por la cual Yoongi debió estacionarse un poco más lejos. Dentro del lugar parecía haber más gente de la que imaginaba, y era ese detallito el que me tenía de los nervios, porque yo no conocía a ninguna de esas personas.
—¿Conoces a todos los invitados?
—No lo creo —negó, llevándose el celular a su oreja—. Y no son invitados, a estas cosas suelen venir personas que se invitan solas, es un poco tedioso, pero con el tiempo te acostumbras —se encogió de hombros y entonces la vi acercar el artefacto aún más a su oreja—. ¿Aló? ¿Jeongguk? —preguntó algo dudosa, al parecer escuchando con dificultad a la persona desde la otra línea, y no podía culparla, el volumen de la música estaba muy alto—. ¿Quieres venir a abrir la maldita puerta? Nos estamos congelando aquí.
Muy cierto.
Era una noche extremadamente helada y no había querido decir nada, pero me estaba entumeciendo del frío.
Vi a Yoongi acercarse hacia donde nosotras nos encontrábamos, frotando ambas manos con bastante rapidez, buscando otorgarse algo de calor.
—¿Qué hacen todavía aquí? —fue lo primero que él dijo, recibiendo en sus brazos a una friolenta Seulgi, quien se apresuró en acurrucarse a su lado.
Que lindo,
nunca me había sentido más soltera en la vida.
—Jeongguk ya viene —informó ella, abrazada a la cintura de su novio.
Y casi como si fuera arte de magia, la puerta frente a nosotras se abrió, dejándonos ver a un Jeongguk medio volteado, gritando hacia la gente a su espalda:
—¿Quién volvió a cerrar la maldita puerta? —su grito se escuchó realmente fuerte, incluso en medio del bullicio de la música.
Él al instante se volteó en nuestra dirección, sin esperar a recibir una respuesta a su pregunta. Lucía...bien, ¿Por qué diablos siempre se veía tan bien?
—¡Al fin llegó la infeliz pareja! —los saludó Jeongguk, con una burlona, y encantadora, sonrisa de costado.
—Ja ja, quítate estorbo —ordenó Seulgi, empujándolo y apresurándose a entrar a la calidez del lugar.
—Aw, siempre es un agrado presenciar ese gran amor que se tienen —comentó Yoongi irónicamente, entrando junto a Seulgi, más bien, siendo arrastrado por ella.
Desde mi lugar podía ver que dentro de la casa había un gran tumulto de personas, se escuchaban risas y murmullos a la distancia.
—Haye —escuché a Jeongguk pronunciar mi nombre, esta vez mirando en mi dirección—. Que bonita —el cumplido salió de su boca con tanta naturalidad que me sorprendió—. Tú sí eres bienvenida, adelante.
Se hizo a un lado y haciendo un movimiento de mano, me indicó que podía entrar, yo no lo pensé de veces.
—No te creas, Haye, nunca es tan educado —bromeó Yoongi—. Está tratando de hacerse el lindo.
—No necesito tratar —respondió Jeongguk con fingida arrogancia—. Es natural en mí.
—Sí, claro—concedió Seulgi de forma sarcástica—. ¿Y qué hay con todas estas personas? Creí que sería sólo algo entre nosotros.
—¿Y por qué me lo dices a mí? No es mi culpa que Jimin sea tan popular —Jeongguk se encogió de hombros, restándole importancia—. Hoseok se lo mencionó a unas cuantas personas...
—Y con unas cuantas personas se refiere a todos sus contactos —escuché repentinamente una grave voz a mi espalda, lo cual hizo que me girara para ver de quién se trataba.
¿Y él cuándo llegó?
—Taetae —chilló Seulgi emocionada, corriendo a abrazar al desconocido. El chico "TaeTae" le respondió de la misma forma, abrazándola efusivamente—. Creí que no vendrías, hace semanas que no te veo.
—Sí, estuve algo ocupado —respondió él, rascando la parte trasera de su cabeza.
De acuerdo, ¿Esta era una broma? ¿Cómo era posible que los amigos de Seulgi fueran tan impresionantemente atractivos? Este chico parecía haber sido sacado de algún webtoon. Era alto, cabello claro, grandes ojos y sus facciones parecían haber sido esculpidas a mano.
El favorito de Dios tenía que ser.
—¡Dejé mi abrigo dentro del auto! —gritó una chica, acercándose a nosotros—. ¡¿No me oíste?! ¡Dije que...!
La impaciente chica se quedó callada al percatarse de que el chico no se encontraba solo en la entrada. No entendí lo que sucedía, pero vi como Seulgi, Yoongi y Jeongguk se dedicaron mutuamente miradas cómplices.
—Pausa, ¿Ustedes dos vinieron juntos? —cuestionó Seulgi, mirando con chistosa acusación a la chica.
¿Eso era algo malo? Me pregunté mentalmente, sin comprender, entonces vi a la chica pararse de manera erguida, con la postura perfecta. Ella echó su cabello hacia atrás y alzó el mentón.
—¡No tuve otra opción! Ninguno de ustedes respondió el teléfono, tuve que recurrir a Taehyung —se defendió la chica, evidentemente a la defensiva.
Vi al mencionado Taehyung, antes llamado TaeTae, fruncir el ceño, obviamente confundido con la declaración de la chica.
—Si quieres pasar tiempo con él, puedes hacerlo Dani, nadie te está juzgando —manifestó Jeongguk, claramente tomándole el pelo a la chica.
Muy bien.
Ya iba entendiendo.
Recopilando información: el nombre del chico desconocido era Taehyung y el de la chica era Dani. Yo sólo tenía vagos recuerdos sobre la mención de esos nombres, pero sabía que Dani y Seulgi eran muy cercanas.
Dani también era verdaderamente bonita,
parecía una muñequita.
—¿Qué? ¿Por qué querría pasar tiempo con...? —se ofendió la chica, riendo de manera nerviosa—. Como sea, crean lo que quieran —fingió desinterés, pasando su mirada por todos nosotros—. ¿Por qué están todos aquí en la entrada?
—Acabamos de llegar, pero es bueno que estén todos aquí porque quiero presentarles a alguien —esta vez mi amiga tiró de mí con ninguna delicadeza y rodeó mi hombro con uno de sus brazos—. Taehyung, déjame que te presente a Haye, mi mejor amiga en toooodo el mundo.
Exageró ella, apretujándome con su brazo. Taehyung tenía una sonrisa adorable, él al instante tendió su mano en mi dirección a modo de saludo.
—Es un gusto —ofreció cálidamente, se veía agradable, gracias a Dios. Yo por mi parte acepté su mano.
—Lo mismo digo —repliqué, sonriéndole de la misma forma.
Bueno, no había muerto y podía suponer que esta era la parte más difícil de conocer a nuevas personas, esperaba que después de la presentación dejara de sentirme tan ansiosa.
—Y Haye, esta es...—empezó Seulgi, pero fue interrumpida a la brevedad.
—Soy Dani —se presentó la chica por sí misma, ofreciéndome su mano con una sonrisa en la cara bastante contagiosa—. No sé si Seulgi te habrá hablado sobre mí, pero yo siento como que te conozco de toda la vida.
Dani.
Sí, Seulgi la había mencionado en un montón de ocasiones, ella era una de las pocas amigas reales que había hecho aquí en Seúl, su nombre no había desaparecido con los años.
—Oh, sí lo ha hecho, es un gusto conocerte —sacudí su mano con la intención hacerlo suavemente, pero ella sacudió la mía con bastante efusividad, así que le respondí de la misma forma.
—¡Ay, me emociona mucho conocerte finalmente! Algo me dice que seremos muy buenas amigas —aseguró Dani, contagiándome su buen humor—. ¿Y Jimin? ¿ya está aquí?
—En el patio trasero, podrán verlo si se quitan de una vez de la entrada —respondió Jeongguk.
—Uy, ¿Por qué quieres que nos vayamos? ¿Acaso estás esperando a alguna de tus cinco novias? —cuestionó Dani, enarcando una de sus cejas.
—Evidentemente, pero no sufras, hay espacio para una sexta si eso quieres —contestó Jeongguk, con un arrogante sonrisa adornando su rostro.
—Ew, paso —Dani hizo una mueca de asco e hizo su camino dentro de la casa—. Ven Haye, vamos a llevarte lejos de este patán.
Bueno, este grupo definitivamente tenía una amistad bastante peculiar.
Seulgi quitó su brazo de mi alrededor y permitió que Dani me arrastrara junto a ella al interior de la casa, no tuvo mucho cuidado mientras nos abría paso por entre medio del gran tumulto de personas.
Muy bien, aquí vamos.
🥀
ERAN AGRADABLES, afortunadamente todos los amigos de Seulgi lo habían sido hasta ahora; agradables, divertidos y tenían esta cosa que te hacía sentir bienvenido y nada fuera de lugar.
Dani era realmente especial. Daba la impresión de ser algo quisquillosa, pero en realidad era muy amable, enérgica y un poco revoltosa. Taehyung estaba coladito por ella, era muy notorio incluso para mí, aunque ella no parecía muy interesada en él, lo cual no tenía sentido considerando que sólo había escuchado maravillas sobre él, su personalidad era peculiar y tenía esta cosa de príncipe en él.
Namjoon, Hoseok y Seokjin parecían ser completamente diferentes, Seulgi me contó que se hizo cercana a ellos gracias a Jeongguk y Yoongi, aunque al parecer sólo estaban de pasada porque no estaban viviendo en Seúl actualmente. Namjoon daba la impresión tener una personalidad más reservada, mientras que Hoseok y Seokjin eran todo lo contrario, aún así, la dinámica en su amistad era algo entretenido de ver. También estaba Yoongi quien era, bueno, muy diferente una vez que lo conocías. Él ofrecía una imagen de chico serio y desinteresado, pero cuando estaba junto a Seulgi se transformaba en un gatito, cuando estaba con sus amigos su personalidad también era diferente, se volvía mucho más relajado.
Por otro lado, Jimin era...encantador. No existía otra palabra para describirlo. Cortés, caballero y además era mucho más atractivo de cerca. Tal vez por eso mis manos no dejaban de sudar mientras nos presentaban. Creo que la lengua se me trabó más de tres veces en lo que trataba de hablar con él, fue terriblemente vergonzoso, así que esperaba que él no lo notara.
Y luego...estaba Jeongguk. La verdad, no sabía que diablos pensar sobre él, era un poco complicado. Existían personas fáciles de leer y descifrar, Jeongguk no era una de ellas. A pesar de que lo conocía más que a los otros, seguía sin poder hallar una palabra para describirlo. No creía que fuera un mal chico, él no había sido más que amable conmigo desde el principio, sin embargo, sabía que había algo más. Las personas hablaban, apenas llevaba un par de horas aquí y ya había escuchado un montón de cosas sobre él. Y no todas eran buenas. La mayoría no lo eran. Y aunque yo no era una persona que se dejara llevar por apariencias ni juzgaba a los demás por tontos rumores, sí que te hacía pensar.
—¿Tienes frío?
Mierda.
Me asusté cuando oí a Jeongguk preguntar, apareciendo repentinamente en mi campo de visión, como una manifestación de mis pensamientos, exhalando ese falso humo provocado por el frío y sentándose a mi lado, él frotó sus manos la una con la otra para abrigarlas mientras se volvía ligeramente en mi dirección.
No esperaba que se acercara, no había vuelto a hablar con él después de nuestro breve intercambio de palabras en la entrada, sólo lo había visto un par de veces charlando junto a una chica que no conocía. Bueno, no era por nada, no lo estaba acechando ni mucho menos, pero en realidad cada vez que lo veía, él estaba con una chica diferente. Aunque, eso no tenía porqué significar nada.
—¿Eso es un sí? —inquirió.
—¿Huh? —pregunté, sacudiendo ligeramente mi cabeza para despejarme después de haber olvidado su pregunta.
—¿Que si tienes frío? —repitió—. Estás pálida. Y tienes la nariz roja.
Oh.
Rayos, siempre me pasaba eso con el frío.
Supuse que sólo quedábamos un par de personas en la terraza por ese mismo motivo, estaba muy helado, la única razón por la que aún estaba aquí era porque no era muy fan del bullicio, y dentro de la casa era un verdadero caos.
—Ah, sí, digo...un poco —mentí, encogiéndome de hombros.
—Deberías entrar antes de que te congeles —sugirió, y sí, tal vez debería—. ¿Dónde está Seulgi?
—Fue a buscar algo para beber.
Jeongguk asintió con su cabeza y en silencio lo vi ponerse de pie, al hacerlo creí que él simplemente regresaría a la fiesta con el resto de sus amigos, pero no fue el caso. En lugar de eso, él se quitó su chaqueta y me la tendió.
—Ten, si vas a quedarte aquí por lo menos deberías abrigarte —ofreció, quedándose sólo con una camiseta blanca.
—Uh, vas a resfriarte si te quedas así —informé, sintiendo aún más frío únicamente con verlo así.
Jeongguk sonrió como si yo acabara de decir lo más divertido del mundo. —Pero yo estoy en mi casa, Haye —me recordó—. Tengo muchas más de estas en mi habitación, ten —insistió.
Cierto.
Y sólo por eso fue que acepté su chaqueta, bueno, por eso y porque realmente estaba congelada. Traté de no pensar en que la prenda estaba impregnada de su delic...uhm, de aroma mientras me la ponía porque entonces podía dejar en evidencia que eso me gustó más de lo que debería. Dios, si no tenía cuidado iba a terminar como July Baker oliendo a Bryce Loski. Que vergüenza.
Jeongguk era mucho más grande que yo, por ende su chaqueta me quedó algo grande, aunque esta aún mantenía la calidez de su cuerpo así que no tardé en entrar en calor.
—Gracias —agradecí, metiendo ambas manos en los bolsillos de la prenda.
—Así te ves adorable —comentó con un tono jocoso, mirándome desde donde se encontraba—. ¿Y bien? ¿Qué te ha parecido todo hasta ahora, mh? ¿He sido un buen anfitrión?
—Increíble —respondí sin pensar—. Digo, todo me ha parecido increíble.
—Ah, ya me había emocionado —bromeó—. Seré un mejor anfitrión para la próxima.
—No me refería a eso —sonreí...como tonta—. Eres buen anfitrión, sólo...no te he visto mucho.
—¿Me extrañaste? —sonrió de costado, tomándome el pelo—. Porque hubiera estado pegado a ti si me lo hubieras pedido.
Puse instintivamente mis ojos en blanco cuando advertí que se burlaba de mí, su sonrisa se volvió aún más grande entonces. —No es eso lo que quería decir.
—Ya lo sé, no soy tan afortunado —hizo un puchero. Ya, como pasaba de verse tan arrogante e inalcanzable a verse tan...adorable—. ¿Entonces no me extrañaste?
—¿Quieres ponerme nerviosa, hm?
—¿Tengo ese efecto en ti, hm? —preguntó y mis mejillas ruborizadas me delataron. En mi defensa, cualquiera se pondría roja como tomate si tuviera a Jeongguk mirando directamente sus labios, ¿Por qué estaba...? Sacudí mi cabeza levemente, no permitiéndome ir por ese camino, Jeongguk volvió a mirar mis ojos entonces y yo tuve que aclarar mi garganta cuando vi como las comisuras de sus labios volvían a alzarse burlescamente—. Sólo para que lo sepas, yo también estoy nervioso.
—Ya —desvié mi mirada de la suya e inconscientemente le di un codazo en el brazo para que dejara de jugar—. No hagas eso.
—Lo siento —expresó, aunque esa sonrisa burlona seguía ahí.
—¿Sí? Pues no parece que lo sientas, eh.
—Son los nervios —se justificó—. Es que quería hablar contigo.
¿Jugaba? Era difícil saber cuando tenía que tomarlo en serio y cuando no, mis ojos se entrecerraron con recelo como acto reflejo.
—¿Por qué me ves así? —se rió.
—Porque eres muy...no serio.
—Pero lo decía en serio...de verdad —reiteró.
—¿Y sobre qué querías hablar, mh?
Él se encogió de hombros. —No sé, me gustó hablar contigo la otra noche.
Oh.
Bien, no esperaba eso.
—No hago mucho eso —agregó.
—¿El qué? ¿Hablar? —traté de adivinar, sonriéndole porque percibí que de pronto se puso más serio.
—Divertirme...al hablar —se explicó, aunque por la expresión de su rostro, no quedó muy conforme con sus palabras—. No sé si me entiendes.
—¿Eso creo? —dudé—. No siempre puedes desvelarte hablando con alguien, ¿no?
—Exacto, contigo...uhm, no fue difícil.
—Te entretuve con mi charla de vampiros, ¿Verdad? ¿Quieres otra? —bromeé y él rió bajito, ay, su risa...ya, Haye, basta.
—No me molestaría —me siguió el juego—, pero en serio, me gustó.
—A mí también —confesé, escupiendo las palabras antes de procesarlas.
Me tensé instintivamente al oírme decir eso, pero...ah, como sea, esa era la verdad. Tampoco era algo malo.
—¿Lo repetirías?
Que bueno que estaba sentada, porque ahora mismo mis piernas se sentían como gelatina. —¿Repe...uhm, repetirlo?
—Uhh, ¿Sí?
—¿Eso...quieres?
—Sí.
Ah, maldita sea, ¿Por qué diablos estaba tan nerviosa? Ni que el chico me estuviera preguntando algo del otro mundo. Así es como se hacían los amigos, relájate, me dije a mi misma.
—Seguro —repliqué, haciendo una breve pausa—. ¿Ahora?
Él sacudió su cabeza. —No, porque seguramente Seulgi aparecerá en cualquier momento y me acusará de estar tratando de conquistarte.
Y por supuesto que no estaba haciendo eso. Él sólo estaba siendo amigable, ¿Ya lo oíste subconsciente mal pensado?
—¿Entonces para hacerlo tendremos que escabullirnos de Seulgi? —alcé una de mis cejas.
—Eso lo haría más emocionante.
—Ah, ya veo...te gusta tentar a la muerte —concluí.
—A veces —jugó—. Tenemos que vivir un poco, dulce Haye.
¿Huh? No pude contener la carcajada única que se me escapó cuando me apodó así.
—¿Dulce Haye? —rescaté divertida, nunca me habían llamado así...ni de ninguna otra forma.
—Es la primera palabra que se me viene a la cabeza cuando pienso en ti —se explicó vagamente—. En fin, dulce Haye, ¿Te arrepientes de haber cancelado tu pijamada con Seulgi para venir aquí?
Extrañamente...no. Creí que me sentiría fuera de lugar viniendo a una fiesta en donde no conocía a nadie, pero no fue así.
—Sabré si mientes, eh.
—No me arrepiento —aseguré , tratando de no perderme en sus ojos cada vez que estos se encontraban con los míos—. Sí tenía un poco de miedo de venir, pero me divertí.
—¿Miedo? ¿Y eso por qué?
Porque soy tonta.
—No lo sé, creo que porque no estoy acostumbrada a estas cosas —confesé, eso sí me hacía sentir un poco apenada—. Me refiero a que, no soy precisamente la persona más sociable del mundo.
—Ah, entonces eres naturalmente encantadora...debe ser lindo.
—No, yo creí que el naturalmente encantador aquí eras tú —hice referencia a sus antiguos dichos.
—Uff, entonces tenemos mucho en común —concluyó con sorna—. Pero...me alegra que el venir aquí no haya sido una tortura para ti.
Jeongguk tenía un lunar bajo su labio inferior y una cicatriz apenas visible en su pómulo, fue lo que pensé después de ceder ante el impulso de admirarlo. ¿Cómo podía no hacerlo? No importaba lo que dijeran, el chico era cautivador, lo cual era más que molesto.
"Era un patán, siempre actuando tan desinteresado, como si fuera intocable, tampoco era precisamente amigable (...) y las chicas, Dios, a pesar de que no se interesaba en serio por ninguna de ellas, todas se morían por él. Todas".
Era lo que Seulgi había dicho sobre Jeongguk. Las chicas se morían por él, y creo que comenzaba a entender porqué.
—Gracias por invitarme a venir —repliqué, tratando de enfocarme en la conversación—. Y, uh...por cierto, tienes una casa muy bonita.
Sus ojos se alzaron adorablemente con mi halago. —¿En serio? ¿Lo crees? —preguntó, con un inesperado e infantil brillo de júbilo reflejado en sus grandes ojos—. Antes le pertenecía a mi abuela —me contó, con cierto orgullo en su tono de voz—. Cuando era niño, este era mi lugar favorito.
—Y puedo imaginar porqué, esta es la casa más impresionante en la que he estado.
Sólo había visto los jardines y la sala, pero con eso había bastado para hacerme un idea de la grandeza del lugar.
—Y aún no has visto nada —presumió—. Hay un lugar que a Seulgi le gusta mucho —sí, lo sabía, ella me lo había mencionado antes de venir—. ¿Quieres verlo?
¿Verlo?
¿Ahora?
¿Hablaba en serio?
—No está muy lejos —agregó.
Oh.
Por supuesto que quería.
Pero tal vez no era buena idea.
—¿No tienes que volver a la fiesta? —pregunté, no queriendo importunar.
—Seguramente sobrevivirán a mi ausencia por un par de minutos —opinó, viéndose no muy interesado en lo que sucedía dentro de su casa—. ¿Qué dices? ¿Sí...te gustaría?
¿Que si me gustaría?
Obviamente.
Pero...al diablo. Me puse de pie, aceptando de esta forma su propuesta. Y el sólo hecho de ver a Jeongguk sonreír frente a mi respuesta me hizo sentir inoportunas cosquillas en el estómago.
Pésima señal.
Sólo es un chico siendo amable contigo, Haye, por favor, no seas tan patética, me dije a mí misma.
—¿Jeongguk?
Escuché que llamaban su nombre.
Y entonces toda la emoción, la anticipación y el agradable ambiente se hizo añicos.
Incluso entre medio del bullicio de la música y de todas las personas, pude escuchar claramente como una suave y femenina voz llamaba el nombre de Jeongguk, sonando entre disgustada y confundida. Jeongguk fue el primero en voltearse para ver de quién se trataba y su sonrisa desapareció instantáneamente al ver a la dueña de la voz.
Y hablando de señales.
Sólo me bastó con ver la expresión en el rostro de Jeongguk para saber que lo que estaba a punto de suceder no podía ser bueno.
—Mirae.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top