𝑱𝒆𝒋𝒖 | 𝓼𝓲𝓮𝓽𝓮

U N P L A N N E D
capítulos especiales
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𝓢exto día
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❝ Espero que te tropieces sobre los límites
que acabas de cruzar. ❞

Apocalyptic Crush, Olivia Rodrigo.

18 de marzo, 2019.

❪ ❛ JEON JEONGGUK ❜ ❫


▬▬ ¿QUIERES COMPORTARTE de una maldita vez? —exigió mi abuelo entre dientes, en un tono de voz lo suficientemente bajo como para que sólo nosotros pudiésemos escuchar mientras que sostenía firmemente mi antebrazo.

 
Enarqué una de mis cejas, creía que estaba precisamente haciendo eso, comportándome. —¿Qué es lo que quieres que haga, huh? Llevo toda la última hora fingiendo que me interesa estar aquí, dame un jodido respiro.


Me zafé de su agarre y mantuve la compostura. Debería estar agradecido de que aún estuviese aquí. Me sentía como el inadaptado social más grande entre todas estas personas.


—Quita esa molesta expresión de disgusto y deja de ser tan altanero. ¿Tan difícil es cooperar? —¿cooperar? estaba haciendo mucho más que eso—. ¿Por qué demonios piensas que hago todo esto, mh? —cuestionó, airado—. Lo hago por ti, mocoso malagradecido. Toda esta fiesta es meramente para ti. Para que puedas conocer gente importante, para que puedas formas parte de algo, y ...cada vez que te veo, estás pendiente de ese maldito celular.

 
Puse mis ojos en blanco, ahí iba otra vez con lo mismo. ¿Realmente esperaba que me disculpara por tratar de hallar una forma de sobrellevar toda esta basura de evento? Esto no era por mí. Era por él. Él quería que me familiarizara con estas personas, no yo, y aún así, muy a mi pesar, sí había tratado...traté, pero no logré hacerlo. No había nada en estas personas que me resultara interesante.


—Bueno, lo siento, pero todo lo que me importa se encuentra en este maldito celular, así que...—repliqué, no me interesaba aguantar su mierda, tenía otras cosas más importantes en mente.


—Eres igual a tu madre —oh, eso esperaba—. Tanto potencial...y ambos desperdiciando su tiempo con personas que no valen la pena.


Claro.
Eso era lo que en verdad lo enojaba.

 
—Que no valen la pena —reí—. Por supuesto, porque tu ahora preciada Sowon sí que la vale. ¿no? —estaba más que saturado del mismo tema, y estaba harto de que siguiera menospreciando a Haye, sabía que de eso se trataba su real molestia, me negaba a ceder ante sus insistencia y esta era su forma de desquitarse.


—No lo sé, la persona que solía estar tan enamorado de ella debería decírmelo. Porque si Sowon es tan mala como dices, ¿entonces porque siempre regresabas con ella?


—Porque claramente era un idiota inmaduro y fácil de manipular —escupí, no había nada romántico detrás de la dependencia emocional que tenía con ella, pero ahora sabía mejor. Él estaba tan cegado con sus ideas, pero no sabía una mierda—. ¿No puedes simplemente dejarlo estar? Dijiste que ya no ibas a entrometerte...


Shh —siseó, haciéndome callar abruptamente y procediendo a sonreír de manera abierta. Y falsa.


Ni siquiera tuve que mirar hacia atrás para saber que alguien se nos acercaba. Él cambiaba completamente cuando nos rodeábamos de otras personas. Tenía que mantener las apariencias.


—Buenas noches, lamento interrumpir —escuché esa conocida e irritable voz, y tuve que contenerme para no resoplar enfrente de él. Tenía que ser ella—. Pero me preguntaba si sería posible hablar con Jeongguk un minuto.

 
Eso le venía como anillo al dedo.


—Por supuesto que puedes —concedió mi abuelo—. Es todo tuyo. A ver si logras conseguir que se una a nosotros de una vez —le dijo con las más cínica de las sonrisas.

 
No, gracias.


En este punto no estaba seguro sobre quién era más falso, si mi abuelo, o Sowon, sólo sabía que los quería a los dos condenadamente lejos de mí.

 
Mi abuelo se apartó, dejándome a solas con mi perturbada ex novia, quien me miraba con una sonrisa que no lograba más que fastidiarme. Esta chica era en serio descarada.

 
—¿Ya terminaste de evitarme? —preguntó, desbordando seguridad en lo que me miraba fijamente a los ojos—. ¿Hm?

 
—No —fue todo lo que dije.

 
No estaba perdiendo mi tiempo con ella así que devolví toda mi atención al artefacto que se encontraba en mis manos. De hecho, esperaba precisamente la respuesta de Haye cuando Sowon agarró mi teléfono, quitándomelo de las manos y ocultándolo detrás de su espalda.


—Baila conmigo —propuso, divertida. ¿Realmente pensaba que estaba jugando con ella?


—No —gruñí, acercándome a ella sólo para arrancarle de las manos lo que era mío. No estaba jugando sus estúpidos juegos.

 
Ella no opuso resistencia. —De acuerdo, entonces dime con quién debería ir ahora a hablar pestes de tu nueva noviecita —me amenazó patéticamente—. Ya sabes que puedo hacer que su indeseable relación sea incluso más indeseable.


¿Qué mierda ocurría con ella? ¿De dónde venía todo ese resentimiento? Después de su encuentro con Haye no había hecho más que tratar de arruinar su imagen. No sabía que carajos había pasado entre ellas, pero al parecer Haye había logrado afectarla.


—¿Piensas que eso me asusta? —quise reírme, y es que todos sus intentos por ensuciar el nombre de Haye eran patéticos y desesperados—. ¿Acaso crees que me importa lo que estas personas piensen de ella?

 
—Tal vez a ti no, pero seguro que a ella le importará. ¿O qué? ¿No lo has pensando? Si quieres que forme parte de tu vida, también tienes que hacerla parte de todo esto, ¿O acaso planeas mantenerla oculta toda la vida?

 
Primero, no era de su incumbencia; segundo, nunca expondría a Haye a esta mierda, no sin estar completamente seguro de que no resultaría afectada de alguna manera.


—¿Oculta? ¿Piensas que trato de ocultarla? —me reí de esa errónea conclusión, por favor, quería que todo el mundo supiera que ella era mi novia—. La gente que quiero, la gente que realmente me importa, todos saben quien es ella...y lo que significa para mí.


No estaba seguro de que ideas tenía Sowon en esa maquiavélica cabecita, pero estaba seguro que se alejaban totalmente de la realidad.


—Todas estas personas con las que tratas tan pero tan desesperadamente de ensuciar su nombre...¿Tú de verdad piensas que necesito de su aprobación para estar con ella? ¿Crees que eso me es relevante? —enarqué una de mis cejas, si creía eso, entonces no me conocía en lo más mínimo—. Ni ellos, ni mucho menos su opinión significan algo para mí así que ya...déjalo.


Cualquier intento suyo por inmiscuirse en nuestra relación iba a ser inútil. Podía tratar todo lo que quisiera...de cualquier manera no funcionaría.


—Si tú lo dices, de todos modos, no es como si esta gente tuviese la capacidad de hacer que tu noviecita viva el mismo infierno que tu padre vivió durante años —se burló, y finalmente pude entender cuál era su propósito.

 
Estaba cruzando la línea.


Nadie nunca miró con buenos ojos la relación de mis padres. Siempre menospreciaron, humillaron y atormentaron de un modo u otro a mi padre, por el lugar de donde venía y la familia de la cual provenía. Fueron prejuiciosos y crueles. Sabía que papá tuvo que soportar muchas cosas para poder estar con mamá, nadie fue gentil ni compasivo con él. Fueron unos hijos de puta. Y eso fue así hasta que él se encargó de cerrarles la boca a todos. Ella quería hacer pasar a Haye por lo mismo.


Sabía que Sowon podía llegar a ser muy manipuladora y calculadora, sin embargo, no tenía idea que podía ser tan hija de perra. ¿Acaso siempre había sido así de miserable?

 
—No me mires así —espetó, dejando de sonreír. Ella apretó su mandíbula y tragó duramente—. Te lo dije, no voy a renunciar a ti...jugaré sucio si tengo que hacerlo.


Y con eso se acababa todo.


Ya no sentía respeto por ella, ni empatía ni nada. Traté de no ser un patán por el cariño que una vez existió, pero de eso ya no quedaba nada. Me había cansado de ser comprensivo e indulgente.


—Este no es un maldito juego, ¿No lo entiendes? ¿Qué mierda tienes en la cabeza? —cuestioné, controlándome forzosamente para no alzar la voz—. ¿No ves que con todo esto sólo logras hacer que resienta cada jodido segundo que pasé contigo? Ni siquiera soporto verte en este momento.

 
Era tan decepcionante.
Me sentía asqueado conmigo mismo por pasar tanto tiempo creyendo que ella valía la pena.


— ¿Tú realmente piensas que creeré que dejaste de quererme de un día para otro? ¿Apareció esta nueva chica y mágicamente te olvidaste de todo lo que hemos pasado juntos? ¿huh? Teníamos planes juntos. Querías estar conmigo para siempre. ¿Y ahora quieres que crea eso quedó en el pasado? Hace cuatro meses estábamos juntos. Ella sólo es...es una piedra en el camino.

 
—No me interesa lo que pienses, no me interesan las mentiras que te dices a ti misma...estoy con Haye, quiero a Haye, estoy completamente enamorado de ella. Es mi prioridad ahora. Y si tratas de hacerle daño de alguna forma, haré que lo lamentes. No quiero que la busques, no quiero que te le acerques, no quiero que la menciones, no quiero siquiera que pienses en ella, ¿Te queda claro?

 
No sabía de qué otra manera decirlo. Si tenía que caer tan bajo como ella, entonces lo haría. Ya no me importaban sus sentimientos, pondría a Haye primero una y mil veces si tenía que hacerlo.


—Así que, o lo dejas por la paz, o me obligarás a hacer algo al respecto.

 
Esperaba no tener que llegar a ese extremo, pero si ella seguía presionando, no iba a dudar en hacer que se arrepintiera de siquiera pensarlo.


Sowon presionó sus labios juntos y si tenía algo más que agregar, no tuvo la oportunidad de hacerlo. Mi celular comenzó a vibrar en mi mano y yo aproveché la situación para apartarme de ella —y de todos. Me fui a una de las esquinas del salón porque si era Haye, no quería a nadie acercándose para interrumpir, sin embargo, no era ella. Era Seulgi.


Haye mencionó que saldría con Seulgi esta noche, pero llevaba bastante rato sin contestar mis mensajes así que cuando vi que la pantalla se iluminaba con el nombre de Seulgi en ella, me preocupé. Seulgi llevaba semanas sin hablarme, sin contestar mis mensajes y mucho menos mis llamadas, así que esto era inquietante.

—¿Seulgi? —contesté, sin poder evitar sonar inseguro.


Veamos.


¿Cuáles eran las probabilidades de que Haye se hubiese quedado sin batería y hubiese tenido que pedirle el celular a Seulgi para hablarme?

 
—Sí, ya...ya sé que es raro —fue lo primero que ella dijo, y sí, lo era—. Sólo te hablaba para saber si has hablado con Haye.


¿Huh?


—Dijo que iría por algo de beber, pero ya ha pasado un rato y no ha regresado. Tampoco la veo por ningún lado y la llamo pero no contesta, pensé que tal vez estaba hablando contigo —se explicó.


¿Qué carajos?


¿Qué era eso de que no estaban juntas? ¿Cómo que no...?Haye había dejado de responder mis mensajes hace más de cuarenta minutos. ¿Qué demonios?


—No está hablando conmigo, no me ha respondido. ¿En dónde...? ¿en dónde están? —presioné el celular más cerca de mi oído porque la señal no era buena, no podía oír bien.


—En el...uhm, en el Octágono —replicó, diciendo el nombre del lugar casi en un susurro.


¿Era una puta broma?


—No me toques los...—me mordí la lengua, callándome a mí mismo, Seulgi estaba recurriendo a mí, así que no podía atacarla—. ¿En el Octágono? ¿Están ustedes solas en el Octágono? —reñí inevitablemente, no quería sonar molesto, pero estaba putamente cabreado...y preocupado. Un montón de idiotas iban a ese lugar a emborracharse. Y a hacer otras cosas que no quería ni pensar.


—Dani también está aquí —dijo Seulgi titubeante, como si eso hiciera alguna diferencia.


—¿Qué hay de Taehyung? ¿Y Yoongi? ¿No están con ustedes...?


—No, ellos no...era nuestra noche de chicas —se excusó, ahora sonaba asustada—. Espera, Dani está...


Comenzó, pero no terminó la oración. Eso sólo logró empeorar mi estado nervioso.

 
—¿Dani está qué? ¿Qué pasó? —insté—. ¿Qué pasó, Seulgi?


Seulgi no dijo nada, pero al mantener la boca cerrada me permitió escuchar apenas la lejana voz de Dani.

 
Se lastimó...—fue lo primero que oí, Dani sonaba alteraba y sin aliento—. Tienes que venir...alguien llamó a una ambulancia.

 
¿Una ambulancia?

Un bulto se formó en mi garganta y ya no podía tragar.

 
—¿Una ambulancia? —jadeó Seulgi, horrorizada, y eso me horrorizó a mí...por un segundo tuve la esperanza de haber oído mal.


—¿Seulgi, qué carajos pasó? —gruñí ¿por qué mierda no me decía nada?—. ¡Seulgi!


—No lo sé, había...había sangre y yo no...—oí la voz de Dani y mi corazón dejó de latir.


—¿Quieres decir algo, maldita sea? —alcé mi voz, quería vomitar—. ¿Es Haye? ¿Ella está bien? ¿Está...?


—No, no está...ella —balbuceó Seulgi, su voz era temblorosa y por la forma en la que respiraba tan irregularmente supe que estaba corriendo hacia algún lugar—. Algo sucedió, lo siento, tengo que...tengo que cortar, te llamaré pronto.


Mierda.
No, no, no.


—¡No! ¡No se te ocurra cortar el maldito teléfono...! ¡Seulgi no cuel...! —mis palabras no fueron escuchadas, ella me ignoró y la siguiente cosa que oí fue el pitido que indicaba que ya no había nadie al otro lado de la línea.

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