Capítulo siete
EMMA
Paris había tenido razón, con el pasar de los días mi estancia en la residencia se fue haciendo cada vez más reducida. El trabajo combinado con la universidad me arrebataban unas buenas doce horas del día, luego veía a mi hermano y hacía ejercicio, y cuando volvía al dormitorio tan solo era para dormir. Debía admitir que me produjo cierta paz, sobre todo porque no deseaba ver a Taylor ni en una fotografía.
El muy idiota había roto una regla esencial: nada de sexo en la habitación. Si lo pensaba bien, no había llegado a tener sexo porque lo había interrumpido justo a tiempo. Dios, la imagen todavía quemaba mi cerebro y me producía nauseas. Podría haberle gritado cuando lo vi a los besos con una colorada que desconocía, pero en lugar de eso, simplemente decidí ir al baño para ponerme el pijama. Sabía que mi presencia sería incómoda y, tal como lo había planeado, cuando salí del cuarto de baño vistiendo mi ropa de cama, la muchacha se había ido y él me esperaba con una expresión de culpa en el rostro. Quiso hablar, disculparse y soltar excusas a diestra y siniestra; sin embargo, lo ignoré olímpicamente y me acosté dándole la espalda.
Al otro día actúo como si nada hubiese sucedido y yo hice lo mismo, me había prometido no volver a pensar en el asunto y tampoco hablarle a menos que fuera estrictamente necesario.
Y créanme que realmente fue necesario o, de lo contrario, me habría mordido la lengua.
—¿Taylor? —pregunté.
Desvió la mirada de su reflejo y posó sus ojos color miel en mí. Se estaba arreglando el cabello frente al espejo del baño y yo estaba de cuclillas frente a mi canasto de ropa sucia intentando hacerme una idea de cómo demonios se lavaba esa ropa.
—¿Sabes utilizar una lavadora?
—Sí —contestó y frunció el ceño con confusión—. ¿Quién no?
—Yo —confesé con un poco de vergüenza—. ¿Crees que puedas indicarme cómo hacerlo?
Su expresión cambió rápidamente, elevó sus cejas y sonrió mostrando los dientes.
—¿Emma Williams me está pidiendo un favor?
Blanqueé los ojos y me abofeteé mentalmente por haberle pedido ayuda. Me erguí y aferré con fuerza el canasto bajo mi brazo para llevarlo al piso de abajo. Tan solo alcancé a dar dos pasos fuera del baño cuando habló:
—Tienes que separar la ropa por color, el lavarropas tiene distintos botones para cada tipo de ropa. También hay jabón en la lavandería.
Giré sobre mis pies para poder verlo de frente.
—¿Cuánto jabón?
—Creo que la medida de una tapa.
—Gracias.
Ay, Dios. Me había dolido decir esa palabra. Me dolió tener que agradecerle. Me molestaba ser tan ignorante de la vida normal como para no saber cómo lavar mi propia ropa. Entendía que de alguna manera mis padres me habían causado un daño al darme tantos lujos, entre ellos una mucama que se encargaba de todas mis necesidades.
—¿Cómo has hecho estas dos semanas para tener ropa limpia si no sabes lavarla? —Sonrió—. ¿O es una excusa para hablarme?
Menudo ego.
—Paris me ha ayudado.
—¿Y no puedes llevarla a casa de tus padres? Estoy seguro de que algún empleado estará más que feliz de limpiarla por ti.
¿Era siempre tan idiota o entrenaba por las noches para perfeccionarse?
—Mi vida no es asunto tuyo.
—Bueno, en algo debías tener razón.
Volteé para no tener que mirarlo más, me estaba sacando de quicio y tan sólo le había hablado para algo tan simple como lavar mi ropa. Necesitaba mi uniforme limpio, no una conversación para nada interesante con él.
—¿Emma?
Solté el aire contenido en mis pulmones y detuve nuevamente mi andar, quedando a tan solo unos centímetros de la puerta.
—¿Qué?
—¿Quieres ir a una fiesta?
Bien, eso sí que no lo esperaba ni en un millón de años. De todos modos, no me hice ilusión, quizás estaba a punto de hacerme una broma y no era que de pronto se había vuelto un ser humano agradable. Incluso había imaginado qué diría después, probablemente algo como "una fiesta de disfraces así haces buen uso de tu cara de bruja".
—¿A una fiesta?
—Sí.
Ladeé la cabeza para observarlo, ya no lucía divertido sino que rascaba su nuca con algo similar al nerviosismo. No contesté, necesitaba más detalles.
—Tendré una fiesta por la publicación de mi libro y puedo invitar a quien quiera. Irán varios chicos de la residencia, Paris irá. ¿Quieres venir?
Segunda sorpresa del día: Taylor no era tan maleducado como parecía. Había sonado sincero y, de hecho, sabía algo sobre esa fiesta. Se había corrido el rumor de que uno de nosotros era escritor y Paris se había encargado de informarme que mi compañero de cuarto era esa persona.
—¿Dónde será?
—En Madison Avenue, no sé la dirección con exactitud.
Oh, no. Eso sí que no.
—Mmm... Bueno, verás... —tartamudeé para luego quedarme en silencio.
¿Qué podía decirle para no sonar como una idiota? Las opciones eran casi nulas pues suponían explicarle que por ninguna razón en el mundo pisaría el Upper East Side de nuevo, ni siquiera me acercaba a esa avenida para ver a mi hermano y a su esposa. Nuestros encuentros eran cerca de la residencia o en barrios menos lujosos porque no pensaba arriesgarme a ser vista por allí. No quería rumores a mi alrededor e ir a esa fiesta que él proponía no era buena idea.
—Tengo una cena con mi hermano —mentí—. Una cena muy importante.
—Sé que estás mintiendo, pero no me molesta. Intentaba ser amable.
Se encogió de hombros y volvió al interior del baño, dando por finalizada la conversación.
Tomé el picaporte y lo giré con la finalidad de salir del dormitorio. Tenía que lavar mi ropa y, además, ya no me apetecía ver a mi compañero. Abrí la puerta de un tirón y estuve a dos segundos de ser golpeada en la cara por un puño.
—¡Lo siento! —chilló una muchacha al verme—. Intentaba tocar la puerta.
Sonreí divertida al ver su expresión de espanto; sin embargo, mi sonrisa se evaporó rápidamente al darme cuenta de quién era y el drama que suponía su presencia allí. Era la chica de las fotografías, esa de cabello rubio y linda sonrisa que también era la novia de Taylor. Oh, mierda. El muy idiota la había engañado y probablemente no podría volver a mi habitación si se creaba una discusión allí.
—No hay problema —le aseguré.
Desvié la mirada de su rostro porque me avergonzaba verla, incluso cuando la culpa no era mía. Lucía tan agradable que no podía entender cómo demonios se había involucrado con alguien como él.
—¿Esta es la habitación de Tyler?
Fruncí el ceño.
—No, no conozco ningún...
—¿Genesis? —La voz del idiota me interrumpió.
El muchacho salió del cuarto de baño con una gran sonrisa en el rostro y tuve los suficientes reflejos como para hacerme a un lado antes de que la rubia pasara corriendo a mi lado para tirarse a sus brazos. Lo abrazó con fuerza y él le correspondió el gesto riendo como un niño repleto de felicidad. El muy descarado se atrevía a reír y verse emocionado luego de haberla engañado.
Esperen. Alto ahí. Detengan la carroza y bajen el volumen. ¿Lo había llamado Tyler? ¿El idiota se llamaba Tyler y no Taylor?
—¿Qué haces aquí? —le preguntó, manteniendo la sonrisa y alejándola de su cuerpo para poder observarla con los ojos brillando de emoción.
Eso fue suficiente para querer irme, pero de nuevo, casi fui golpeada. Esa vez no por un puño, sino por el cuerpo de un muchacho que había aparecido de la nada. Era alto, tan alto que con suerte podría pasar por la puerta, rubio y con el rostro de un ángel. Sus ojos azules recayeron sobre mí y tuve que tragar en seco porque de pronto había olvidado como respirar. Dios santo, ¿me había muerto y así era como me recibían en el cielo?
—Lo lamento —soltó esbozando una sonrisa de labios abiertos que provocó que mi corazón se detuviera—. Casi te atropello.
Asentí con la cabeza porque no podía hablar, estaba hipnotizada por su belleza. Él rió por lo bajo, dándose cuenta de lo que sucedía y el calor se apoderó de mis mejillas, trayéndome a la realidad.
—Soy Theo. —Extendió una mano en mi dirección y sin dudarlo la estreché. Su tacto era suave y cálido, adecuado para un muchacho tan bello como él—. ¿Tú eres la compañera de Ty?
—Sí, soy Emma.
—¡Theo, corre tu trasero enorme de la puerta! —se quejó otra voz masculina detrás de él, provocando que el rubio soltara mi mano para hacerse a un lado.
Otro muchacho apareció bajo el marco de la puerta y me sonrió con educación. Era condenadamente atractivo y me percaté de que yo vestía una camiseta de mi hermano y unos pantaloncillos que había manchado con marcador, por no mencionar el hecho de que mi cabello era un completo desastre.
—Hola —saludó, estudiando mi rostro con sus lindos ojos verdes—. Soy Taylor.
Bueno, al menos alguien en esa habitación se llamaba Taylor.
—Emma.
Asintió en mi dirección a modo de saludo y luego ingresó por completo a la habitación, empujando a Theo en el proceso para despejar la puerta.
—¡Dude! —exclamó el rubio, acercándose a mi compañero—. Deja de darle toda tu atención a Genesis y dale un abrazo a tu mejor amigo.
—Segundo mejor amigo —lo corrigió el de cabello oscuro.
Nuevamente, estaba viendo una escena que no me correspondía por lo que me apresuré a salir de la habitación, asegurándome que nadie más aparecería bajo el marco de la puerta para impedirme el paso. Cerré tras mi espalda y tomé una amplia bocanada de aire deseando que el sonrojo hubiera desaparecido de mi rostro.
Me apresuré a llegar al ascensor que permanecía en el piso y toqué el botón de la planta baja mientras repasaba lo que había sucedido en el dormitorio. Esos tres, la chica y los dos muchachos tan apuestos como para ser modelos, eran los que estaban en las fotografías. La novia y los mejores amigos de mi compañero quien acababa de enterarme que se llamaba Tyler. ¡Iba a matarlo! Cuando tuviera un poquito de tiempo lo mataría por hacerme creer por dos semanas y media que su nombre era Taylor.
No tardé en llegar a la planta baja y, antes de poder dar un paso fuera del elevador, me abordó Paris acompañada de otras chicas que reconocía, pero cuyos nombres no sabía. La muchacha de cabello fantasía posó sus manos sobre mis hombros y me observó con los ojos abiertos.
—Dime que viste a los tres que subieron recién.
Asentí con la cabeza, sorprendida por la emoción en sus palabras.
—Son amigos de Tyler —le informé.
—¿Es requisito ser condenadamente apuesto para formar parte de ese grupo? —preguntó para luego tirarse aire al rostro con una de sus manos—. Esa chica parecía salida de un cuento de princesas y esos dos... Dios, creo que no me negaría a un trío si fuera con ellos.
La observé con espanto y eso la hizo reír.
—Tienes suerte, Em.
—¿La tengo?
—Claro, pero yo también la tengo.
Fruncí el entrecejo sin comprender, de pronto había comenzado a hablar en un idioma distinto para mí. No entendía ni una de sus palabras.
—¿La tienes?
—Así es porque iré a la fiesta de Murphy y allí estarán ellos. —Sonrió—. Mis ojos verán arte por largas horas.
—Eres una pervertida, ¿lo sabías?
No lo negó, sino que rodeó mis hombros con uno de sus brazos y me acompañó en el camino hacia la lavandería dejando atrás a las otras chicas que parecían haber perdido el interés en la conversación. Temía que al volver a la habitación me encontrara a un ejército de personas con las hormonas revolucionadas intentando darles una miradita a los amigos de Tyler.
Tyler. Qué raro me resultaba llamarlo así.
—Tú irás a la fiesta, ¿verdad?
—Claro que no.
Abrió sus ojos con sorpresa.
—¿No te invitó?
—Sí, pero no deseo ir.
—Oh, vamos. Necesito tu compañía, eres la única que me cae bien del grupo que ha invitado y necesito una amiga con quien hablar. —Esbozó un puchero con sus labios y cruzó sus manos como si estuviera rogando.
—¿Soy tu amiga? —Enarqué una ceja con diversión.
—Claro que sí, Emma. No intentes desviar el tema.
Reí entre dientes para luego negar con la cabeza.
—Imagínalo de esta manera: he sido expulsada de Madison Avenue.
—Tonterías, irás conmigo.
De nuevo estaba intentando convencerme de hacer algo que no deseaba y, aunque debería haberme molestado, me causó gracia. No parecía estar dispuesta a obtener un "no" y yo no estaba dispuesta a decir que sí. Ese era mi límite, no podía ir a esa fiesta ni porque el presidente me lo exigiera.
—Lo lamento, Paris. Deberás observar a ese trío sin mí.
—Cuarteto —me corrigió—. También planeo observar a Murphy.
Blanqueé los ojos, pero una sonrisa tiró de las comisuras de mis labios.
—No iré —repetí—, pero sácale una foto al rubio por mí, ¿sí?
Mi respuesta pareció gustarle y a pesar de que insistió sobre el tema, pronto se le hizo tarde y se retiró a su habitación para cambiarse.
Cuando salí del cuarto de lavado, una hora después con la finalidad de buscar una bebida, alcancé a ver al grupo de jóvenes saliendo de la residencia. Paris y Robert iban entre ellos, así como la colorada que había encontrado con Tyler en la habitación el día de la fiesta. Los observé en silencio caminar hacia la calle, como una admiradora más del espectáculo que suponía ver a esos tres tipos atractivos enfundados en trajes salir de un edificio como ese. No obstante, casi solté un grito de sorpresa cuando un par de ojos color miel se posaron sobre mí.
Tyler no dudó en caminar hacia donde me encontraba de pie como una estatua viviente y, con el fantasma de una sonrisa, se dirigió hacia mí:
—¿Segura que no quieres ir, Emma? Estamos a punto de irnos, pero podemos esperarte.
Si hubiese sido otra persona, una que no se besaba con pelirrojas a escondidas ni engañaba a su novia, me habría provocado ternura sus palabras; sin embargo, quien hablaba era el idiota que me había mentido por quince días con su nombre.
—Estoy bien aquí.
—Si cambias de parecer puedes pedirle a Paris la dirección.
—No cambiaré de parecer, gracias.
—Nos vemos, Em.
Una sonrisa burlesca se formó en sus labios tras pronunciar ese apodo lo que hizo que mi estómago se revolviera.
—No me llames así.
—Imposible, Em.
Me guiñó un ojo y se alejó de mí, dejándome con una sensación en el interior que no supe cómo interpretar.
¡Hola, hola! Se me olvidó escribir más temprano por estar haciendo mil cosas a la vez. However, ¿cómo están? ¿Les ha gustado el capítulo?
¡EL CUARTETO ESTÁ DE VUELTA! GRITEN CONMIGO.
Espero que les haya gustado este encuentro. ¿Cómo creen que tomará Emma el cambio de nombre cuando estén a solas? ¿Parte favorita del capítulo?
Muchas gracias por comentar, votar y leer. I LOVE YOU.
Bueno, me voy. Nos leemos el martes, ¡que tengan buen fin de semana!
MUAK!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top