Capítulo cuarenta y cuatro
TYLER
La cabeza me dolía cuando bajé del avión y el aire helado de la ciudad combinado con la nieve ayudó un poco. Le gente a mi alrededor se apresuró para ingresar al pequeño bus que llevaba a los pasajeros desde la plataforma hasta el interior del aeropuerto y yo hice lo mismo para resguardarme de la nevada.
Encendí el teléfono y rápidamente varios mensajes llegaron a mi buzón. El primero era de Theo pidiéndome que le avisara al llegar y los restantes eran de Taylor que me ponía al corriente respecto a Genesis. Contesté todos antes de volver a guardarlo en el bolsillo de mi abrigo.
Taylor, Genesis y yo habíamos atrasado el inicio de clases por dos semanas esperando recibir buenas noticias de nana. Su cáncer era complicado, un tumor entramado en su sistema digestivo. Habían quitado la mayor parte de las células cancerígenas con una larga cirugía, pero debía seguir tratándose hasta que desaparecieran todas. Allí entraba Theo, sus padres y los de Taylor. Los cinco se encargarían de cuidar a nana en nuestra ausencia. La mujer se había enojado muchísimo con nosotros cuando quisimos abandonar los estudios para estar a su lado y no nos había hablado por dos días hasta que le prometimos volver. Lo habíamos demorado; sin embargo, cumplimos la promesa.
Genesis estaba destrozada, había rogado a su abuela para que no la hiciera marchar, pero Meredith había sido firme con su decisión. Yo tampoco quise irme; no obstante, lo hice para convencer a G de que era mejor hacer lo que su nana nos pedía. Ella no podía gastar energías regañándonos.
No tardé en llegar a la puerta del aeropuerto y miré hacia ambos lados buscando un rostro conocido. Una bocina sonó a mi derecha y giré la cabeza hacia esa dirección. Apenas estaba amaneciendo y la luz era escasa, de todas maneras pude divisar a Emma caminando hacia mí.
Le había avisado que volvería a la ciudad y había insistido en ir por mí. Ella no conducía y mucho menos tenía un vehículo, por lo que su presencia significaba también la de su hermano.
Se detuvo a pocos pasos de distancia como si no supiera qué hacer a continuación y yo tampoco estaba seguro de cuál era la manera adecuada de actuar. No la había visto por seis semanas, habíamos hablado casi a diario, pero no se sentía igual. Intenté no darle más vueltas al asunto y abrí mis brazos esperando un abrazo. Ella sonrió y relamió sus labios antes de terminar de acortar los metros que nos separaban.
Sus brazos me rodearon con fuerza por la cintura y reposó su cabeza contra mi pecho. La abracé con anhelo, dejando caer mi cabeza para enterrar mi nariz en su cabello. Cerré los ojos deseando no llorar por mi fatídico inicio de año y me concentré en su aroma floral. Tenía el pelo ligeramente húmedo como si hubiese salido de la ducha poco tiempo antes.
—Hola, Em —susurré.
—Hola, Ty. ¿Cómo te sientes?
Se alejó de mí lo suficiente para mirarme a los ojos y yo esbocé una mueca con los labios porque no podía encontrar una palabra que definiera con exactitud cómo me sentía. Las emociones eran negativas, me encontraba con poco humor y ganas de llorar a cada rato cuando pensaba en nana, aunque también estaba feliz de verla y de poder retomar mis estudios.
—Como la mierda —dije al final.
—Lamento mucho lo de la abuela de Genesis.
Asentí y le dediqué una sonrisa de labios apretados.
—Gracias, Em.
La bocina volvió a sonar y poco me faltó para dar un respingo. Me estaba quedando dormido de pie, el viaje no había sido tranquilo con una tormenta de nieve en el centro del país.
—Mi hermano nos matará si no nos apresuramos.
La dejé tomar mi maleta con rueditas y la seguí hacia el vehículo que esperaba por nosotros en un área de descarga de pasajeros. Subí en el asiento trasero y Emma hizo lo mismo dejando el asiento del copiloto vacío.
—Hola, Tyler.
Se giró un segundo hacia atrás para dedicarme una sonrisa, aunque pronto arrancó para incorporarse al tráfico y evitar una multa.
—Hola, Ethan. ¿Elle está durmiendo?
—Sí, se ha quedado con Mila. Está helado y no me pareció una buena idea sacarla, ¿quieres ir a verla?
No se me pasó por alto la emoción en su voz, el orgullo de papá primerizo que no podía dejar de ver a su pequeña, y eso me llevó a asentir. La realidad era que quería tirarme en mi cama y dormir por un año. Había descansado tan poco en esas últimas seis semanas, sin mencionar que cuando podía cerrar los ojos era en una sala de espera o en el sillón incómodo junto a la cama de nana.
—Te agradará —dijo Emma—. Es tranquila y casi nunca llora.
—¿Segura que son familia?
Ethan rió con ganas y ella me dedicó una mirada asesina. Sonreí fingiendo inocencia y su expresión cambió en pocos segundos.
—¿Qué tal las clases y la residencia?
—Las clases bastante bien, tenemos un profesor muy interesante que ha prometido llevarse con él a los mejores alumnos para unas prácticas de verano en Chicago —mencionó y los ojos le brillaron de emoción—. Intentaré ser una de esos alumnos.
—Seguro que sí, Em.
Su mirada me transmitió agradecimiento y me encontré sonriendo como estúpido. Demonios, la había extrañado más de lo que me había animado a aceptar. Había extrañado su voz suave que se tornaba terrorífica cuando se enojaba, sus ojos sobrenaturales, su pasión por lo que estudiaba, sus sonrisas disimuladas y su cabello castaño largo y ondulado. Simplemente había extrañado todo de ella.
—La residencia es un caos como siempre. Robert no deja de decir cuánto te extraña y Paris quiere asesinarlo, nada nuevo.
—Rob me ha enviado un millón de mensajes estas semanas —confesé con diversión—. En ellos me pedía que no tardara en volver para llevarlo a fiestas grandes y con barra libre.
Emma blanqueó los ojos.
—Sí, el frío parece acobardar a los fiesteros y los pasillos se han vuelto un desastre. Los fines de semana son imposibles.
—Siempre puedes usar tapones para los oídos.
—Desistí el primer viernes, en tu ausencia he pasado los fines de semana en casa de Ethan.
—Oh, ya veo. —Reí—. Extrañabas tener con quien pelear.
—¡Oye!
—Descuida, Tyler, ha peleado incesantemente conmigo. Ahora entiendo por qué la odiabas, ¿seguro que quieres seguir saliendo con ella? —intervino Ethan, mirándonos por el espejo retrovisor—. Parpadea dos veces si estás siendo extorsionado para soportarla.
Me escuché reír con ganas mientras Emma regañaba a su hermano. Era la primera vez que reía de esa manera desde que nana me había dado la noticia el 31 de diciembre del 2020. Rose Valley y cada uno de nosotros había adoptado un aire fúnebre que era difícil de ocultar.
En ese momento me di cuenta que no había sido una mala idea volver a Nueva York.
***
Una mano fría se posó sobre mi espalda desnuda y solté un gruñido que sonó ahogado contra la almohada. Escuché una risita suave y abrí los ojos con lentitud. Era de día, no sabía la hora y aunque el cielo lucía encapotado, un poco de luz se colaba entre las cortinas.
—Ty, te ha estado sonando el teléfono sin cesar.
Me incorporé en la cama con velocidad y froté mis ojos con más fuerza de la necesaria. Emma estaba sentada frente a mí en mi cama, vistiendo ropa deportiva que parecía térmica. Extendió el móvil en mi dirección y observé que efectivamente tenía varias llamadas perdidas.
Lo primero que se me cruzó por la cabeza fue a Theo intentando comunicarse para darme malas noticias; sin embargo, el nombre que figuraba en la pantalla era otro.
—Volverá a llamar —anuncié.
—O vendrá hasta aquí.
—Eso también.
Me estiré para saludarla con un beso; no obstante, corrió la cara dejando que mis labios impactaran contra su mejilla fría.
—Nop. Tú tienes aliento matutino y yo estoy sudada.
—Ugh, que estirada.
Me dio una palmadita en el hombro y se puso de pie. Se sacó el calzado deportivo dando pequeños saltitos y luego se dirigió hacia el baño. Le observé el trasero mientras se marchaba al igual que las piernas, el ejercicio le sentaba bien.
Me desperecé estirando mi cuerpo en distintas direcciones y me quedé esperando unos cinco minutos por otra llamada. No volvió a sonar y me impacienté. Sabía que había dejado mis relaciones públicas un poco rezagadas y que Ezra me había dado mi tiempo, pero no me apetecía hablar con él un domingo por la mañana.
Me puse de pie con lentitud y, frotando uno de mis ojos, caminé hacia el baño. El vapor me dio la bienvenida al entrar y sonreí de lado al ver la figura de Emma tras la cortina. Tenía buena imaginación y si bien solo la había visto desnuda en una ocasión, también tenía buena memoria.
—Abriré el agua —le hice saber.
—¡¿Qué haces aquí?! —chilló—. Me estoy duchando.
—Lo he notado.
Tomé mi cepillo de dientes y lo mojé, le coloqué un poquito de pasta de dientes y volví a mojarlo para luego llevarlo al interior de mi boca. Comencé a cepillar mis dientes mientras veía mi reflejo difuminado en el espejo, tenía el cabello hecho un desastre y ojeras oscuras. Al menos había pasado por la peluquería antes de volver.
—Tyler, vete.
—Ya casi termino —declaré con espuma en la boca ahogando mis palabras—. No seas quejosa.
—Me estoy duchando.
—Y yo te dije que ya lo he notado.
—Quiero privacidad.
—No tienes nada que no haya visto antes, a menos que te haya crecido otro seno durante las vacaciones.
—¡Tyler!
Escupí la espuma que tenía en la boca y abrí el grifo para enjugarme varias veces. Emma chilló porque el agua le salió caliente y me reí por lo bajo.
—¡Eres un idiota, Murphy!
—Te avisé que abriría el agua.
—Y yo te avisé que me estaba duchando.
—Oye, eres tú la que se quejó de mi aliento matutino.
—Al menos has tenido la decencia de no orinar mientras estoy en el baño.
Sonreí de lado.
—De nada.
—¿Ya terminaste? Quiero ducharme tranquila.
—No estoy molestando.
—Claro que sí.
Reí una vez más al escuchar el fastidio en su voz.
—Apúrate que quiero bañarme también. Creí que serías más linda conmigo considerando que no me ves hace seis semanas.
—Sí, a veces olvido lo pesado que puedes ser.
—¡Apúrate!
—Déjame en paz o me acabaré el agua caliente.
—Me ducharé contigo entonces.
Soltó una risa seca y no pude evitar enarcar una ceja a pesar de que sabía que no podía verme. La situación me causaba gracia.
—Quiero verte intentarlo.
Emma no se había percatado que decir eso era como dejar a un vampiro dentro de un banco de sangre: no tendría control. Me quité el pantalón de pijama junto a la ropa interior y los deposité en el interior de canasto de ropa sucia con un rápido movimiento.
—¿Ya te fuiste?
No contesté, en su lugar corrí la cortina y sonreí con diversión.
—¡Tyler! —chilló intentando taparse con las manos—. Estoy desnuda.
—Y lo estoy disfrutando
Ingresé a la ducha y ella volvió a chillar mientras cerraba sus ojos. Era una mujer muy exagerada.
—¡Tú estás desnudo!
—También lo estoy disfrutando.
Soltó un suspiro lleno de frustración y di un paso hacia delante. Respondió dando un paso hacia atrás, con los ojos aún cerrados y las manos tapándole las tetas y su entrepierna. Poco le faltó para resbalarse y caer; no obstante, la abracé por la cintura impidiendo que chocara su cabeza contra la grifería.
Abrió los ojos a causa de la sorpresa y sus labios se separaron ligeramente. Volví a sonreírle y deposité un beso corto sobre sus labios.
—Buenos días.
—Tyler... —me advirtió.
—Emma...
Empleé el mismo tono de advertencia que ella y eso no pareció gustarle. Volví a besar sus labios de manera tierna y no tardó en sonreír.
—Eres un pervertido.
Afiancé mi agarre sobre su cintura húmeda, sintiendo como el agua caía sobre mi cabeza y hombros.
—Sí, me lo dicen seguido.
—¿A cuántas chicas les has hecho este numerito?
—¿Contando a las de Rose Valley y las de esta residencia?
Mi pregunta no pareció hacerle gracia, pero asintió de todas formas.
—A una y está ahora conmigo.
Volví a besar sus labios y esa vez correspondió el gesto.
—Estamos desperdiciando agua.
—No, la estamos ahorrando. Dos personas duchándose juntas suponen una mayor eficiencia.
—No nos estamos duchando. Estás haciéndome perder el tiempo.
—¿Quieres que te enjabone la espalda?
Me dedicó una mirada de sermón y besé la punta de su nariz. Ese tonto beso pareció ablandarla por completo y rodeó mi cuello con sus brazos. Enterró sus dedos en mi cabellera húmeda y me sonrió.
—Ahorremos agua entonces.
Atrajo mi rostro hacia ella y sonreí mientras correspondía su beso sintiendo el agua caliente caer sobre nosotros. Emma volvía a sorprenderme.
¡Buenas y santas! ¿Cómo están hoy?
Como habrán notado el cap de hoy ha sido más animado y nuestros lindos TyEm estaban de mejor humor. ¿Les ha gustado? ¿Están enamorados de esta pareja o todavía tienen sus reservas?
Quiero tomarme un segundito para agradecerles por su cariño, compañerismo y apoyo. Les agradezco profundamente por los votos, comentarios y lecturas, pero sobre todo por el cariño que todos los días me hacen llegar. Las amo hasta el infinito.
Espero que tengan un bello día y nos leemos mañana.
MUAK!
P.D.: ¿Qué creen que sucederá en los próximos capítulos?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top