—Que bien se siente estar de vuelta —dijo Rocha como un suspiro de alegría y alivio, a la vez que se estiraba.

Al oírle decir sus pendejadas, como era de costumbre, Albino, su gatito de color puramente blanco salvo por una mancha marrón encima de su cabeza, dejó el libro que estaba disfrutando y le arrojó una mirada entre despectiva y confundida.

—¿Volviste? ¿Te habías ido? —preguntó Albino, sin importarle en absoluto.

—Si —contestó Rocha—. Mi celular cayó en el inodoro cuando alguien tocó y me asusto mientras me la jalaba con el en una mano —explicó con ligero deje de tristeza, tanto por remembrar aquel evento como por el hecho de que su gato era un culero.

—Eres tan patético y perezoso que tus pinches fans ni han de recordar que te siguen. Jeje, eres un pendejo —insultó a su dueño usando una de sus patitas para señalarlo, haciendo énfasis en su burla.

—¿Ah, si? —trato de sonar desafiante y rudo, pero en realidad estaba al borde del llanto a moco tendido—. Pues ya no te daré de comer. ¿Como ves?

—Al igual que tu novia imaginaria, soy tan lindo que si voy con el vecino, me recibe a toda madre, pinche putito.

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Solamente quería desearles una muy feliz navidad (que ya pasó). Espero que santa les haya traído todo lo que deseaban y más. Y feliz y prospero año nuevo (el cual esta por venir).
También se que no es mi problema, pero, si me permiten, quiero darles una pequeña sugerencia para la festividad: Dejen de hacerse pendejos y, al chile, no hagan propósitos; ambos sabemos que eso no va a suceder.

También, ya que estamos, quería presentarles a Albino, mi gatito inmortal ya que el cabrón no envejece. Es neta, no envejece.

Ese pinche gato tiene más huevos que todos mis seguidores y yo juntos.
Ahora que es completamente mío, lo van a ver mucho por aquí.

Y, finalmente, comenten aquí que les trajo Santa. A mi me trajo un celular de tianguis, ¡lo que siempre quise!

¡Gracias por el tiempo de tu vida y hasta el próximo capítulo, lector promedio!