Rivalidad

Desde que se conocían, Natsu y mirajane sólo se desafiaban el uno al otro, como si se animales se tratará.
Ya fuera con los puños, juegos o retos, siempre los veías en algo que les exigía demasiado. Quizás así era su relación o es que de verdad deseaban matarse el uno al otro.
Fuera como fuera, alguien, de algún modo, terminaba mal parado con las competencias de ese par tan explosivo.
Justamente, se libraba una batalla entre blanco y rosa. Sus ojos brillaban en desafío y emoción. El primer puño se llevó a Gray con ellos.
—¿Podrían dejar de pelear ustedes?—pregunto una pequeña erza a sus compañeros. Ambos pasaron de largo con ella y siguieron con su batalla.
—Se que puedes hacer mas. Enojate, hazte más fuerte y déjame disfrutar ¡mucho más!—pedía, literalmente, a gritos la niña albina a su contrincante.
Arremetió con más furia contra ella. La estampó contra el suelo, se subió en ella y el rostro de mirajane paso a ser saco de boxeo.
La niña se lo quitó de encima como pudo y las tornas cambiaron, siendo ella quien estaba arriba y le llenaba la cara de golpes a más no poder.
El maestro sólo veía esto, soltando un suspiro ocasional y bebiendo de su tarro de alcohol.
—Estos jóvenes de ahora—murmuro para si mismo y dar otro sorbo a su cerveza.

✒️✒️✒️

El tiempo pasó y todo cambia; a veces para bien y a veces para mal. En el caso de Natsu y mirajane, era para mal. Sus peleas eran cada vez más violentas y sus competencias cada vez más riesgosas. En cada cosa que hacían, parecía que deseaban matar, así, sin mas. Justo hoy, Natsu volvía de un encargo y mirajane lo esperaba ansiosamente, para poder romper su cara.
—Das miedo—le comento Gray pasando a su lado.
—Sigue tu camino, Gray—le advirtió sin despegar la vista de la puerta. El alquimista hizo caso y, antes de ser arrastrado a la tormenta, se desapareció de ahí.
Finalmente la puerta se abrió; tras ella, el peli-rosa, junto a una rubia, ingreso al gremio. Lo primero que vio fue a la albina sonriendo con maldad y desafío en los ojos. Frunció su ceño y siguió de largo. No estaba de humor ahora mismo. Pero como todos sabían, mirajane era terca y no aceptaba un "no" por respuesta. Se levantó y acercó al chico hasta quedar tras el.
—Oye, afeminado, ¿vas a pelear o te quedarás ahí, debilitandote? —indagó agresivamente.
—Lárgate, no estoy de humor—fue la seca e igualmente agresiva respuesta de Natsu ante la albina.
—Me importa un pepino. Ponte de pie y lucha, bastardo—ordeno agresivamente, tomando a Natsu de su bufanda y levantadolo.
—Ya te dije que no. Ahora, suelta y lárgate—retiró sus manos estrepitosamente de el y volvió a sentarse.
—Ahora si estoy molesta—gruño mirajane. Tomo a Natsu de sus cabellos y fue a parar su rostro a la sopa caliente que recién le habían traído.
Natsu levantó el rostro, con una expresión asesina en su cara, a la que inclusive a erza intimido. Se giró para encarar a mirajane, quien sonreía complacida con el resultado.
—¿Ahora si vas a actuar como un hombre?—pregunto la demonio con burla y arrogancia.
Natsu, milagrosamente, no sucumbió ante la palabrería y paso por un costado de ella, chocando hombro con hombro. Cuando salió, un suspiro unisono se oyó en todo el gremio.
Tsk...cobarde—murmuro mirajane. Era la primera vez que ese idiota le rechazaba una pelea.
—Esta vez cruzaste la línea entre...
Cierra el pico, perra pelirroja, y deja de meterte donde no te llaman—ni corta ni perezosa, la albina le cerró la boca a erza, quien obedeció y mantuvo las palabras en su boca.
Mirajane partió tras Natsu. Debía saber que le pasaba al único con quien valía la pena batirse en duelo dentro de ese gremio.

*****

Un par de horas escatimadas en la búsqueda, pero finalmente había hallado a Natsu. Recostado sobre el pasto de unos prados, Natsu parecía reflexionar sobre su vida o algo así...a mirajane jamás se le dieron esas cosas. Se acercó como si nada hasta quedar frente al peli-rosa, quien ni se molestó en mirarla; no estaba de humor.
—Suspira:—Es increíble que yo diga esto, pero....¿te pasa algo?—indagó suavemente la albina demoníaca.
—Nada que te importe.....o que puedas entender—respondió secamente.
—El que no me importe no significa que no lo entendía—aclaro.
—No es nada, sólo quería pensar algo que me ha estado carcomiendo la cabeza hace rato —Dijo. —¿Ya te puedes ir? Tu gorda existencia empieza a molestarme—pregunto sonriendo levemente al insultarle.
—¡¿Eh!?—frunció el ceño con ira. —¡Mi existencia no está gorda! ¡Tu existencia es una muy afeminada!—natsu se levantó y la encaró furioso.
—¡No soy un afeminado, perra albina!—grito chocando frente con frente contra su rival.
—¿Así? ¡Entonces pruébalo!—desafío la albina sonriendo arrogante. Ella esperaba un golpe, para responderle, pero jamás se esperaba lo que hizo.
Los labios de Natsu chocaron estrepitosamente contra los de mirajane. La albina abrió los ojos en señal de sorpresa y miro a natsu estupefacta al momento en que se separó.
—¿Eso te pareció muy afeminado, perra? Por que al menos yo beso bien, no como tú—palabras arrogantes justo en donde más le dolía a la albina: Su orgullo.
—¡¿Así!?—dispuesta a demostrar su superioridad sobre su rival, lo tomo de la bufanda y jalo hasta que sus bocas en unieron de manera salvaje en otro beso.
Pegaron sus cuerpos, gruñendo al sentir el tacto. Sus bocas se movían a un compás de frenesí, del que nadie quería quedar perdedor. Al separarse sus ojos se hallaron; los 4 globos oculares brillaban en ardiente desafío, justo de la misma forma que cuando eran niños.

La albina barrio los pies de Natsu para derrumbarlo y acto seguido, sentarse sobre su cadera. Empezó a besar, lamer, morder y chupar el cuello de Natsu a suma intensidad, al mismo tiempo que sus manos le acariciaban por donde podía por encima de la ropa que traía puesta. Para cierto punto, mirajane ya le estaba arrancando las prendas, como si se quisiera comer. Natsu intentaba tomar el control, pero con tantas caricias y los besos en sus labios, casi no se podía concentrar. La albina le arranco el chaleco y lo recostó por completo en el pasto, con las manos sujetas a cada lado de su cabeza, mirándolo como a su presa.
—¿Quien besa mejor?—pregunto arrogante y desafiante.
—¡Yo, por supuesto!—grito el peli-rosa girando y sometiendo a la albina debajo suyo.
Le devolvió el favor; dejo muchos chupones en su cuello, asedio sus labios y le arranco el top negro con el que siempre cargaba; viendo rebotar sus senos dentro de un brasier negro. Tomo ambos con las manos y los "masajeaba" de manera salvaje y algo brusca. Mirajane no podía hacer otra cosa que no fuera gemir antes la sensación de ser tocada. Las manos de Natsu bajaron, pasando por su abdomen, hasta acabar en su short negro, el cual fue desprendido de su dueña.
—¡Ni te creas que me quedo atrás!—con una patada en su abdomen, natsu cayó al suelo tratando de recuperar aire. Mirajane salto sobre el, aprovechando la oportunidad que se acababa de dar.
Le arranco el pantalón y los boxers de un solo tirón. Miro su miembro viril por unos segundos. Estaba levemente erecto. Lo tomo con ambas manos y masturbo a suma velocidad. Se lo introdujo en su boca y lamió como si fuera la última paleta de hielo en el desierto. Cuando Natsu se corrió, aprovechando su distracción, la sometió bajo el y se metió entre sus piernas. Justo como le hizo a él, Natsu empezó a "devorar" la intimidad de la albina como si un helado se tratara. Ella se corrió en su boca de sobremanera. Una vez más, mirajane se le subió y con un solo senton se empalo en Natsu. Minutos tuvieron que pasar antes de que empezara a saltar sobre Natsu; rompiendo su cadera con cada caída de fuerza. Mirajane no se guardaba nada, ciertamente. Natsu tomo el control y empezó a embestirla contra el suelo pastoso de los prados. Gemidos y gruñidos; llevados de la mano por gritos, exclamación de guerra y palabras que harían sonrojar y desviar la mirada hasta al más pervertido; era lo único que se oía en la calma del lugar. Siguieron así por horas; entre cambios de control. Natsu la puso contra un árbol y ahí la penetró hasta que ella le daba la vuelta; regreso y en 4 puntas, le dejó el trasero rojo por todos los azotes que le había dado.

Ya era de noche y ambos estaban recostados sobre el pasto, mirando el cielo y recuperando aire de sobremanera.
—Suspirando pesadamente:—..Yo gane—aseguro la albina con orgullo.
—Claro que no... yo quedé vencedor—contradijo molesto hacia la mujer a su lado.
—¿Acaso quieres hacerlo de nuevo, para ver quien gana?—desafío la albina, con una sonrisa lasciva en su rostro.
—¡Te voy a enseñar lo que es bueno!—se encimo sobre ella con notorio entusiasmo.
Y hasta la mañana siguiente, el prado paso de verde y Pacífico a destrozado y ruidoso.

*****

—Hey, Natsu—.
—Mirajane—.
Ciertamente, la paz y la armonía se daban bien cuando se trataba de esos dos. Desde hacia 3 meses, así sin más, dejaron de matarse entre ellos cada que se veían. Los miembros del gremio no podían estar más felices. Claro que algunos no dejaban de preguntarse el por qué de ese repentino cambio, pero, después piensan en las veces que todo estuvo destruido y la duda se les pasa. La razón de todo era demasiado simple: En la cama, descargaban todo lo que tuvieran que descargar; desde energía, hasta otras cosas. Bien dicen por ahí: "No hagamos guerra; mejor hagamos el amor"; y ellos eran la personificación de "Amor Rudo"; mientras lo golpeas, mas lo amas. Y valla que habían golpes.







































———————

TRminamos.

Es bueno estar de regreso, y que mejor manera de hacerlo que con un buen Nami de odio/amor. Vaya que no publicaba y ya lo extrañaba. En fin; sin más que decir, hasta la próxima.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top