Reencuentro
La alcoba por completo era llenada por completo por el sonido de gemidos, suspiros, jadeos y la voz femenina suplicando más. Definitivamente, la combinación adecuada para la pasión.
Era su noche; la noche de sentimientos encontrados de ambos jóvenes entre sí mismos.
Las manos del peli-rosa acariciaban el bello y delicado cuerpo de la peli-plateada, quien se retorcía, alegre, de placer. Duraban minutos en un beso, se separaban, reían, y volvían a besarse con mucho amor y pasión.
Esta era su noche.
—Mas... más rápido, por favor, Natsu-sama...—suplicaba entre gemidos la chica del cabello plateado, llena de alegría y placer.
—Lo que desees, Yukino—sus manos tomaron su rostro entre ellas, jalando hacia el para fundirse en otro exquisito beso, al mismo tiempo que sus embestidas se hacían más vivaces y constantes.
Ambos amantes bebían la lujuria el uno del otro, con el lívido como la mejor copa donde servirla.
Sus mejillas sonrojadas, sus ojos brillantes, los diminutos rastros de saliva que escurrían por las comisuras de sus labios y las risas que ambos entonaban al separarse de cada beso; la prueba más genuina del amor y la confianza que había entre ellos. Un vínculo, llamado por muchos.
Natsu cerró los ojos con fuerza. La señal que expresaba que pronto llegaría el fin. Yukino lo saco de dentro de ella. Se sintió muy vacía, pero no importaba. Se agachó a la altura de su miembro para lamerlo, a fin de hacerle correrse. Dicho final llegó como un estallido, cayendo en el rostro y boca de la chica. Natsu la miro desde su posición, y por muy enfermo que sea leerlo, le parecía muy atractivo y sensual que su semilla la cubriera. De algún modo, mostraba que ella era su mujer, y el su hombre.
La cosa no se detuvo ahí. Claro que no. Natsu fue a la carga sobre ella. Colocó sus piernas sobre sus hombros y regresó a las embestidas voraces. Yukino gemía pérdida entre tanta excitación, que le era suministrado por el hombre que llenaba y amaba su corazón celestial.
Cuando se corrió por segunda vez, salio y se recostó en la cama. Era turno de Yukino de estar arriba. Ella subió sobre el, colocando ambas piernas a cada lado de sus caderas. Lo cabalgaba bastante bien. Sus manos sobre el pecho y se elevó para poder insertarse nuevamente en el. Quedó justo sobre su miembro erecto, quien exigía asediar lo que era suyo por total derecho. Natsu le miro sin entender nada, y ella sonrió con dulzura y travesura, empezando a hacer círculos en el pecho de Natsu.
—Natsu-sama, dígame mis palabras preferidas—pidió en son de una pequeña orden.
—Yukino... Te amo y te deseo demasiado. Por favor, déjame sentir el cálido, estrecho y húmedo abrazo de tu interior—sus ojos estaban cerrados, su expresión facial se hacía raro por una mueca, y sus manos temblaban levemente en sus caderas.
Sonrió enternecida y optó por no atormentar más al jóven DS. Introdujo su miembro en su entrada, gimiendo del placer en el proceso.
La noche siguió su curso, ambos jóvenes terminaron de profesar su amor, y cayeron rendidos en el mullido colchón. Natsu se acercó y la abrazo por su cintura, acercandola a su cuerpo para darle su calor. Ella acepto gustosa, y se acurrucó más en el, sonriendo llena de alegría.
—Natsu-sama, te amo—sintió los brazos de su hombre abrazarla más. Su sonrisa se curvo más.
—Yo también te amo, Yukino—su mano apartado los cabellos de su frente, y la beso con delicadeza y cariño.
Se acomodaron mejor, y dejaron que Morfeo los llevará a la tierra de los sueños. Estaban felices.
***
Era imposible de creer. Después de un año sin saber absolutamente nada de él, ahora estaba de pie frente a ella, en su gremio, y con Lucy de acompañante. El borde a las lágrimas no estuvo lejos para ella, pero no lo alcanzó. Debía ser fuerte.
—¡Yukino!—dijo Lucy al ver a su amiga después de un año.
—¡Lucy-sama! ¡Natsu-sama!—su Voz era eufórica y llena de emoción, la emoción de ver a sus amigos de nuevo.
Natsu y Yukino se dieron una mirada discreta, señal de complicidad.
La situación no era la adecuada, por lo cual ambos debieron retirarse a seguir su objetivo. Natsu giro a verla, y le sonrió.
Volverían a verse pronto.
***
Mientras los miembros de su gremio celebraban su reencuentro y la finalización de la construcción del gremio, el se escapaba en sigilo en dirección a Sabertooth.
Cuando llego, tuvo que esconderse detrás de él edificio a esperar a su mujer. Cuando la vió, sus ojos se iluminaron y los de ella también. Ella paso de el, tomo su mano y empezó a guiarlo hacia algún lugar.
—¿A donde vamos...?—.
—Shhhh—.
—Por cierto, quería disculpa–
—Shhhh. No digas nada, nada, hasta llegar—le pidió. Acelero el paso. Natsu noto que se dirigían a un hotel de la ciudad.
La puerta se abrió estrepitosamente, y por ella pasaron Natsu y Yukino. Se besaban llenos de desesperación. Yukino estaba colgando de ella, y el la sujetaba por su trasero. Chocaron contra la pared, y los besos se volvieron todavía más desesperados.
—Lamento... haberme.... ido sin... avisar...—decía entre besos y jadeos. La desesperación casi hablaba por el.
—No... arruines el... momento... con palabras—fue su respuesta entre besos y jadeos.
Dejaron la pared y natsu la recostó suavemente en su cama, colocándose sobre ella de manera suave para no lastimarla. Ambos se quitaban la mutuamente con la desesperación a flor de piel.
Ya estaban desnudos y el sobre ella. Se introdujo en todo su ser, siendo bien recibido por ella. Yukino enredo sus piernas en la cintura de Natsu, al mismo tiempo que sus manos se paseaban en su cabellera, jalando y revolviendo sus mechones rosas. Natsu la besaba con demasiado fervor y pasión. Su lengua invadía la boca de su mujer, la cual ahogaba sus gemidos en su boca, y se dejaba llevar por sus deseos carnales retenidos por un año. Sus piernas se fueron a cada lado de la cadera de Natsu. Sus jugos femeninos le mojaban los muslos y cada vez era más resbaloso y entraba mejor. Sus manos viajaron tomando sus senos y jugando con ellos. Se llevó uno a la boca mientras Yukino gritaba como loca, pérdida en el éxtasis de la excitación. Salió de su interior, y Yukino le ofreció el trasero. El se introdujo dentro de ella y al moverse le daba azotes en sus glúteos, tan suaves y grandes.
Ambos alcanzaron el orgasmo al mismo tiempo y cayeron rendidos a la cama. Estaban complacidos y felices. Llevaban un año sin verse ni tocarse, así que esto había sido muy especial para ellos. Natsu estaba recostado, y Yukino se abrazaba a él, sintiendo su calor y con una sonrisa genuina de felicidad en su rostro. Natsu acariciaba su cabello, y Yukino hacia círculos en su pecho usando el dedo.
—Yukino...—su voz se escuchaba algo afligida. Ella sabía que es lo que iba a decir. La chica se subió en el, con las piernas a cada lado se su cadera, y tomo el rostro del chico entre sus manos.
—Natsu-sama, no diga nada acerca de eso. Se por que lo hiciste, y está bien. Entiendo que quisieras proteger a tu familia. No tienes que disculparte, de hecho, no tienes que decir nada. Te amo—lo abrazo y beso sus labios con ternura.
—Aun así, tengo que decirlo. Perdóname por haberme ido sin avisar—yukino volvió a besarle y se sentó sobre su miembro, dándole la mejor vista de todas.
—Eso ya no importa—le resto importancia. —Ahora, llevo un año sin probarte, Natsu-sama. Sólo hazme el amor, lléname de ti, y hazme olvidar todo—suplico apegándose más a él.
Durante toda la noche, ambos amantes recuperaron el tiempo perdido. Y sólo la luna, y algunos huéspedes, son testigos de la maravillosa velada que ambos jóvenes se dieron mutuamente.
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TRminamos.
Que bonito es hacer algo íntimo. Y nada mejor que la linda Yukino para ello. Son una pareja adorable. Me encantan.
Sin más que agregar, hasta la próxima.
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