Pequeñas

Dicen que la juventud es la etapa de nuestras vidas donde cometemos errores y estupideces que servirán como aprendizaje a largo plazo... Pero esto era demasiado.

Cuatro paredes, cortinas, una puerta asegurada y el vacío de su hogar los cubrían para evadir la peor situación, sin embargo aún existía ese apice de temor, el temor de ser atrapados. Pero de algún modo, extraño y morboso, esa sensación de riesgo a ser atrapados en el acto les resultaba... Excitante. Querían que sucediera ya.

— Natsu-nii, por favor, tómame a mi primero—pidió con dulzura e inocencia. Incluso al borde del pecado, ella siempre parecía un ángel.
— Natsu-onii-chan, toma a tu querida y linda hermanita primero. Es tu deber como hermano mayor—ella, su querida hermana menor, no se quedaba atrás, ni mucho menos. Tenía un encanto y belleza capaz de cautivarlo siempre. Era la luz de su vida.
Chicas... ¿Estan seguras de esto?—entre olas de deseo y lujuria aún existía ese diminuto, casi insignificante, apice de duda y temor. Debía preguntar antes de hacer todo lo que ya había planeado y si estaban dispuestas a hacerlo con y para el. También lo llaman, coloquialmente, hipocresía.
— Natsu-nii... Quiero que me tomes; quiero que tomes mi primera vez y me hagas tuya, por favorcito—rogó Wendy, la mejor amiga de Sherria.
— Natsu-onii-chan, yo... Deseo lo mismo. Hazte cargo de tu hermanita y toma su primera vez, por favor—se unió a las súplicas Sherria, la hermana menor de Wendy.

Tomando la delantera, Sherria se sentó en la cadera de Natsu, frotando levemente sus intimidades creando así fricción. Wendy, sintiendo el aire competitivo, se lanzó directo a un objetivo claro: Los labios de Natsu. Poseyó los labios del muchacho como una inexperta, lo que se espera de una chica de su edad. Natsu ni siquiera fingió no quererlo; correspondió de inmediato a su beso, agregando su lengua y deseando ser el primero en explorar la virgen cavidad bucal de la dulce y tierna peli-azul. Una de sus manos viajó, sin pena alguna, a su trasero, apretando al primer contacto.
El pequeño gemido que Wendy soltó no tuvo precio.

Aah~... N-Natsu-nii, n-no tan así, e-es muy sensible~...—suplicó por piedad al sentir la mano de Natsu en su trasero, estrujando y acariciando sin pena y con mucha gloria.
— Moo... No es justo. Yo soy tu hermanita, deberías prestarme atención a mi primero—alegó Sherria, claramente celosa por la atención que Wendy recibía y ella no. Su hermano debía tener ojos para ella nada más.
— Tranquila. Te daré lo que deseas—prometió Natsu activando su lado de hermano.

Con su otra mano atrapó uno de los senos de su hermana. Para su edad era una niña dotada. Era suave y cabía bien en su palma. Ya quería ver a qué sabían.

— Enseguida vuelvo contigo—avisó a Wendy antes de fijar toda su atención en Sherria. Wendy no puso objeción. Ni siquiera podía.

Atrapó el seno faltante y ya tenía ambas manos sobre ella. Comenzó a masajear con movimientos circulares lentos. Quería disfrutar esa suavidad infantil. Si, aún la consideraba una niña. Siguiendo con su trabajo, y deseando sentir más, su mano derecha abandonó el seno y se posó en su trasero, estrujando como a Wendy. Y a juzgar por el gemido que ella emitió, que, por cierto, fue adorable, ella era mucho más sensible que Wendy. Al menos era una teoría.

— Parece que mi hermanita es más suave que sus peluches. Me alegra ser el primero en saberlo—comentó alegre, sin dejar de estrujar.
— Y-Yo también me alegro, N-Natsu-onii-chan–¡Ah!—gimió al sentir el apretón de Natsu más fuerte y arraigado en uno de sus glúteos.

Lo masajeaba igual que a un seno, con movimientos circulares. Levantó el medio cuerpo, cual zombie volviendo de la tierra, y la atrapó en un beso. Para Sherria era el momento más mágico de su vida. ¡Su Onii-chan la estaba besando, al fin! ¡Nada podía superar este momento! ¡NADA!.

— ¡AH!—esta vez gritó, separando sus labios de los de el. Parece que su mano se estaba volviendo muy traviesa.
— Son adorables—opinó Natsu, mostrando a Sherria las panties blancas y rosado rayado que llevaba hace nada bajo su short, y que ahora el cargaba en su dedo índice. Su hermano era un pervertido.
— ¿P-Pero... Como fue que...?
— No subestimes a tu querido hermano mayor—advirtió. Tocó la punta de su nariz con la punta de su dedo de manera juguetona.
— ¡Ahora es mi turno!—ansiosa por más, Wendy se aferró a la espalda de Natsu, besando su cuello repetidas y cortas veces. Que linda.
— Para ambas, tengo algo muy especial—anunció Natsu. No podían esperar a ver qué era.

Tomó asiento al borde de la cama, con las piernas abiertas. A cada lado, Sherria y Wendy, estaban arrodilladas y se sentían ansiosas. ¿Cual sería la sorpresa?.

— Es una paleta Chupi-pop, con centro lechoso, tiene un relleno de leche, laman hasta llegar a el—indicó tras bajarse los pantalones y exhibir a ambos la monstruosidad entre las piernas de Natsu. Hasta Sherria se sorprendió de verlo.

Haciendo caso al muchacho ambas pusieron manos, o en esta ocasión bocas, a la obra. Al ser inexpertas, en práctica, sus lenguas paseaban torpemente por donde fuese. Wendy lamía, tímidamente, la base y Sherria, con temor al error, lamía como paleta el tronco. En los animes no te enseñaban esto.

— Y-Yo las ayudaré—dijo Natsu con entrecorto. Su cuerpo estaba reaccionando—. Tu, aquí; y tu aquí—dijo al tiempo que guiaba las cabezas de ellas en ciertos puntos a atacar.

Retomando su trabajo, esta vez mejor informadas, Sherria lamía la cabeza y Wendy recorría de arriba a abajo el tronco. Obviamente no era el primer rodeo de Natsu.

— Si, así. Aumenten el ritmo—ambas hicieron caso sin cuestionar—. A-Aquí viene la leche del centro. Procuren tomar cuánto puedan—indicó al sentir su libertad de cerca.

Como el volcán que Sherria preparó para su feria científica hace dos meses, Natsu estalló en una erupción blanca que las chicas recibieron en sus rostros. Aun sin saber que era exactamente empezaron a lamerlo, primero del pene de Natsu y luego entre ellas de sus rostros. A Natsu le pareció muy erótico el verlas pasar sus lenguas por las mejillas y labios de la otra. Opiniones y comentarios al final.

— Ya esperamos demasiado. ¿O prefieren que juegue con ustedes, niñas?—preguntó algo arrogante. Sabía de sobra a respuesta pero quería oírla salir de sus labios. Rápidamente Wendy fue la primera en saltar sobre el.
— Juega conmigo, Natsu-nii—suplicó Wendy con ansias.
— Como desees—respondió al llamado. Las tornas se invirtieron y, en un solo movimiento, Wendy quedó prisionera debajo de el—. Ahora si viene lo chido—dijo como preambulo exclusivo para su pequeña princesa.

Como un gesto para tranquilizarla, acarició su mejilla de manera suave. Al parecer funcionó ya que Wendy dejo de temblar un poco, pero no en su totalidad. Aún estaba muy nerviosa. Su mano fue bajando hasta debajo de su vestido, retirando desde abajo la única pieza que cubría su desnudez. La tiró en algún rincón de la habitación, realmente no le importaba.

— Eres muy linda y tierna—susurró sobre su oído con sensualidad. Ese juego de panties y sostén de princesas de Disney se le veía realmente sensual.

No pudiendo hacer más que sonrojarse por los cumplidos que su amor platónico le dedicaba, Natsu optó por continuar su labor, esta vez, retirando el sostén dejando al aire sus pequeños senos.

— Que lindos—dijo antes de atrapar uno de sus pezones con sus dedos.
— A-Ah~ Natsu-nii... ¡Gya!—gemía al sentir los movimientos de Natsu entorno a su pezón y chilló al momento que rasposa  lengua de Natsu pasó por encima de él cual Gato bebiendo su leche.

Fue subiendo entre lamidas hasta llegar a su cuello, besando y lamiendo ese lugar para excitarla más. La sensación de ella, temblando bajo su cuerpo, y el sabor de su sudor, que empezaba a brotar, eran majares para el. Subió un poco para alcanzar su rostro, robándole un beso al llegar. Wendy correspondió, como se esperaba. La lengua de Wendy trataba de ingresar a la boca de Natsu de manera tímida e inexperta, pero no lo conseguía. Natsu, al ser tan buena persona, se hizo el tonto y dejo que hiciera lo que quisiera. La pequeña lengua de Wendy lamía y se envolvía con la de el, provocando gemidos por ambos lados. Este era un sueño hecho realidad para Wendy. Al separarse del beso un hilo de saliva aún lo más mantenía conectados y era hora de dar el siguiente paso.

— Voy a probar tu sabor—sonrió para darle tranquilidad. Funcionó.

Su cabeza fue bajando, pasando la vista por sus senos, su vientre y finalmente su "tesoro" aún cubierto por la tela interior. Usando ambas manos logró retirar la prenda, que estaba algo húmeda. Eso era bueno. La dejo ir por ahí sin importarle, al igual que con su vestido. Tomó ambas piernas de su pequeña princesa, las colocó sobre sus hombros y admiró el "tesoro más valioso" delante de sus ojos.

No quiso esperar más y dio el primer lenguetazo sobre toda ella, ganando un gran gemido de Wendy, mucho más grande que todos los que hubiera emitido antes. Parece que su trasero no era el único sensible.

Continuó lamiendo, incluso dando leves mordidas, provocando demasiadas sensaciones en Wendy a tal punto que se movía en la cama retorciéndose de placer. Lo peor/mejor era cuando Natsu soplaba sobre ella; al estar babeado el efecto era demasiado para ella y provoca que gritara y se retorciera como alguien poseído. Pero lo único que poseía a Wendy era el placer. Como un dato interesante, para evitar que pasará algo mayor, con tanto movimiento de Wendy, Sherria se posicionó, de rodillas, tras de Wendy, sujetaba sus brazos estirados con fuerza y su cabeza descansaba en los pechos de su mejor amiga. A veces sentía tanta envidia de ella. Pero ahora no era uno de esos momentos.

La lengua de Natsu se introdujo en Wendy, provocando el gritó más grande que jamás emitiria en toda su vida. Lamía su interior, bebiendo los jugos de amor que Wendy soltaba de manera lunática. La estaba volviendo loca. No pudo resistir más y cayó semi-desmayada en el mullido colchón.

— Descansa, princesa—le dijo ayudándole a recostarse—. Ahora tienes toda la atención de tu hermano mayor—dijo a Sherria quien no espero y saltó sobre el.

Para sorpresa de Natsu su linda hermanita ya estaba desnuda y lista para el siguiente paso. Elevó la cadera y alineó su pequeña entrada con el "monstruo" de su hermano. Fue bajando poco a poco hasta ingresar por completo. Incluso con el extremo dolor que estaba experimentando, producto de la pérdida de su virginidad, estaba realmente feliz de que su hermano fuera el primero y único en su vida.

— N-Natsu-onii-chan, me duele—dijo ella temblando del dolor. Las manos de Natsu se posaron sobre sus pechos, masajeando y destruyendo los rastros de dolor.
— Tranquila. Pronto será la mejor sensación que hayas tenido en toda su vida—prometió sonriendo como el sabía hacerlo. Esa sonrisa que su hermana amaba tanto.

Pasados 5 minutos el dolor que recorría a Sherria se transformó en placer. Natsu tenía razón, era la mejor sensación de toda su vida. Era tanto que, guiada por ese sentimiento, empezó a saltar sobre el pene de Natsu como una fiera. Natsu no la conocía de ese modo, pero le estaba gustando.

— ¡Natsu-onii-chan es tan grande! ¡Enséñame más de este sentimiento, por favor!—suplicó a gritos de placer. Sherria estaba perdida.
— Como desees—accedió encantado.

Con un solo movimiento la sometió y dejo debajo de él. Empezó a embestirla con salvajismo. Sherria sentía su interior ser destruído y ardía con ímpetu. Su hermano era un bruto, pero le encantaba.

— ¡MAS, MAS, MAS POR FAVOR, NATSU-ONII-CHAN! ¡LLÉNAME CON TODA TU ESCENCIA DE HERMANO MAYOR!—gritaba como demente. Esto parece haberle afectado más de lo esperado.

Volvieron a cambiar posiciones; Natsu la penetraba de rodillas mientras Sherria yacía sobre sus manos y rodillas. Constantemente recibía nalgadas de su hermano hasta que sus glúteos se tiñeron de rojo vivo. En pleno fragor de la batalla Sherria, por accidente, se golpeó la cabeza contra la cabecera de su cama.

— ¡Auch!—chilló de dolor la chica. Una lagrimita escurría de su ojo.
— ¿Estas bien?—preguntó Natsu deteniendo sus movimientos.
— Si, estoy bien. Sigue, no parés—pidió moviendo sus caderas de lado a lado, tentando al dragón.
— Claro—dijo retomando la marcha.

Un par de movimientos más y Natsu estalló dentro de Sherria hasta hacerla desbordar su semilla y ensuciar las sábanas con algunas gotas.

— ¡Tan caliente!—gritó complacida.

Natsu salió de su interior, dejando caer a Sherria sobre la cama con el trasero suspendido en el aire.

— Eso fue intenso—dijo Natsu estirandose. En verdad fue agotador.
— Y aún no termina.

Haciendo su heróico regreso, Wendy se abrazó a la espalda haciendo que se recostara y subirse en el. Ella también estaba desnuda.

— Eres una niña traviesa.
— Soy tu niña traviesa, Natsu-nii—dijo sonriendo como una ninfómana de lo peor. Esto estaba lejos de terminar.

Durante toda la noche, y los 2 días antes del eventual regreso de sus padres, Natsu, Sherria y Wendy nadaron entre los mares de la lujuria y el pecado sin ningún escrúpulo. Distintas posiciones, distintos juegos y diferentes ingredientes, pero Natsu sabía cómo mantener viva la llama en esas dos lindas y pervertidas chicas.

Claro, Sherria y Wendy, por comparación, no eran, ni por asomo, tan voluptuosas como las otras mujeres con las que Natsu se había involucrado: Lucy, Erza, Mirajane, Lisanna, Juvia, Ultear, Meredy, Ur, Irene, Brandish, Dimaria (más veces de las que debió), Kagura, Anna, Layla, Minerva, Yukino, Jenny, Sorano y Millianna, pero ambas tenían algo que ninguna de ellas tenía, y jamás tendrían: Encanto inocente.

Cuando sus padres volvieron todo regreso a la normalidad y lograron mantener la verdad oculta en las sombras.

Todo un final feliz.
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— E-El bebé de Natsu-onii-chan...—articuló perpleja Sherria. En sus manos tenía una prueba de embarazo, que marcaba positiva—. La sangre de mi hermano mayor crece dentro de mi... Que alegría...—cayó de rodillas y comenzó a sollozar hasta alcanzar el llanto. No cabía de felicidad.

Este desmadre iba para largo.



































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TRminamos.

Ahora para disimular las culpas: Natsu Dragneel vs Portgas D. Ace ¿Quien gana?.

¡Gracias por el tiempo y la atención prestadas a la lectura! y sin más que agregar, hasta la próxima.

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