MILF

Si su rostro no lo demostraba, se sentía maravillado e impresionado por el enorme lugar a donde había llegado. Sabía que sus amigas eran de de dinero, pero esto superaba a toda su imaginación por completo. La mansión, los muebles costosos y los sirvientes por todas partes.

—Luces maravillado—comento Lucy.
—Lo estoy. Todo esto parece sacado de un programa de televisión—respondió dándole vueltas al lugar con los ojos.
—Me lo han dicho—fue erza, quien lo dijo llegando con ellos. —Ven, Natsu, quiero que conozcas a mi madre—tomo su mano y lo llevó a rastras con la mujer que le dió la vida.

Lucy los seguía, mientras Natsu seguía mirando todo el lugar. Se sentia como se siente una pulga en la melena de un león.

—Mamá, el es mi amigo Natsu, de quien te he estado hablando—lo jaló, colocó su brazo encima de sus hombros y lo presentó. El chico estuvo a nada de quedarse sin ojos, debido a lo que tenía frente a él.
—Oh, joven Natsu. Es un placer conocerte—la madre de Erza, Irene, le extendió la mano, sin dejar de sonreír. Natsu se reincorporó y estrecho la mano de la mujer. Pero aún seguía en Shock. Era una versión más madura y deliciosa de Erza. Tal parece, que la genética más fuerte, era el del lado femenino en la familia de Erza. —Erza me ha contado mucho de ti. Y debo decir que, según lo que he escuchado, eres un joven encantador—le halago, sin borrar la sonrisa de su rostro.
—Gracias. Y yo debo decir, que ahora se de donde Erza saco su natural belleza—esta vez, ella fue la elogiada.
—Veo que las palabras de mi hija no son sólo eso—su sonrisa se curvo aún más, halagada. —Bien, tengo algunas cosas que ver. Disfruta tu estancia, Natsu-kun—hizo un ademán de despedida mientras caminaba retirándose de ahí para dejarlos a solas con sus vidas.
—¿Diario es así de intensa?—pregunto el peli-rosa.
—Ni te imaginas—respondió con brevedad la peli-roja menor.
—Lucy. Necesito consultarte para un color de interior—el trío giro sobre su eje para ver a la dueña de la voz. A Natsu casi se le salen los ojos... de nuevo.
—Creo que el celeste sería una mejor opción, dada la situación—.
Gracias. Tienes buen gusto, como tú madre—la mujer rubia se echó a reír con elegancia y clase. Natsu seguía sin quitarle el ojo de encima por la sorpresa.
—Natsu, ella es mi bisabuela–
—Anna Heartfilia. Es un placer, Natsu-kun—igual que Irene, Anna le estrecho la mano, sin dejar de sonreír.
—*No sabía que una bisabuela podía vivir tanto... Y estar tan rica*—pensó, todavía en un Shock. —¿Que edad tiene?—se tapó la boca en señal de arrepentimiento. A una mujer jamás se le hace esa pregunta. Ambas chicas lo fulminaron con la mirada, pero Anna sólo se carcajeo.
Descuiden. Se que estoy vieja, no me molesta que pregunten. Pues bien, Natsu-kun, yo tengo 112 años—el peli-rosa estuvo nada de besar el suelo ante esa revelación. ¡Era más vieja que One Piece y todo el anime en el mundo! ¡Y estaba más buena que el pan! ¡¿Como demonios era posible tener ambas cosas en un solo cuerpo!?.
—Bueno, tu madre me espera para seguir arreglando. Disfruta tu estancia, Natsu-kun—le guiño el ojo y, aún sonriente, se retiró de ahí para seguir con sus asuntos.

Natsu parecía estar de vacaciones en Plutón, por que no entendía nada acerca de esas mujeres. Por ahora, las únicas mujeres a las que les debía dar tiempo y atención, eran sus descendientes.

***

Había sido una tarde agitada, tanto para el y para sus amigas. Todo entre Remodelaciones y consultas. Fue agotador y sólo quería un descanso. Además, después de dado momento, las chicas le confesaron sus sentimientos de amor e hicieron un trío en la habitación de Lucy. Pero la cosa no acabo ahí. Mientras lo hacían, la madre de Lucy, Layla, entro y los atrapó en el acto. Lo peor fue que la señora los atrapó justo cuando le daba a su hija en 4 patas. Un regaño habría sido lo más apropiado; de hecho, habría preferido eso, pero algo más raro sucedió: Layla pregunto si podía unirse. Su hija aceptó y Natsu le hizo el amor a su madre, delante de ella. Ella lo disfrutó, pues desde que Jude, su esposo, falleció no había estado con nadie. Cuando término, dejo al trío de mujeres en la cama, las arropo con la sabana y salió de la habitación.

Ahora estaba con una toalla en su cintura, caminando hacia las aguas termales de la casa. Abrió la puerta corrediza e ingreso al lugar. Se quitó la toalla y se metió al agua tibia y agradable. Su pene también necesitaba relajarse. Suspiro aliviado y se dejó llevar por las agradables aguas.

—Que agradable...—comento feliz.
—¿Verdad que si, Natsu-kun?—pregunto una voz femenina y elegante en el lugar.
—Si. Me encanta este lugar—respondió. —¿No quieres entrar, Irene-chan?—pregunto girando su mirada a la mujer pelirroja mayor, que sólo se cubría con una toalla.
—¿No te pongo nervioso? Ese era mi plan, y no se vale—replico como un berrinche de niña. —Pero entraré de igual modo—retiro la toalla, mostrándole su esbelto cuerpo al jóven e ingreso con el. —Que agradable—comento al entrar.
—¿Puedo unirme?—pregunto Anna apareciendo de la nada.
—Claro. Natsu-kun no tiene vergüenza—le respondió sonriente y mirando al jóven.
—Eso me gusta—se metió junto a ellos, desnuda.

Durante un tiempo compartido en las aguas el trío hablaba cómodamente de trivialidades. Natsu tuvo que salir, pues ya se sentía mejor. Ambas mujeres lo siguieron.

—Bueno, tengo que...
—Dormirás con nosotras, Natsu-kun—irene lo sujeto del brazo, lo pego a sus desnudos y mojados pechos, y empezó a llevarlo con ella.
—Que sea un trío—dijo Anna siguiendo a ambos.

Ambas mujeres se vistieron cuando entraron a la habitación. Aún que poco duro, pues Natsu estaba recostado en el colchón, con ambas mujeres a cada lado de el, a gatas, acariciando su pecho.

—Que agradable...—murmuro a gusto.
—¿Quieres hacerlo con nosotras?—pregunto Irene.
—Mi esposo falleció hace 80 años, y desde entonces no he puesto. Haré todo lo que quieras, Natsu-kun—aseguro Anna de manera lujuriosa.
—Es que...—se puso nervioso de repente. Irene sonrió.
—Ahora si lo logré—la pelirroja sonrió arrogante. Cumplió su cometido.
—Chico. Sabemos que te tiraste a nuestras descendientes. Mentir no sirve de nada—natsu desvío la mirada nervioso y asustado. Anna sonrió. —Pero no importa. Ahora estás a punto de saber lo que es la voz de la experiencia—sonrio de forma atrevida.

Ambas mujeres empezaron a lamerle el cuerpo, al mismo tiempo que lo despojaban de su ropa. Fueron bajando más y más hasta llegar al pene del chico, el cual ya estaba de pie y diciendo "Hola" a ambas mujeres. Sonrieron y empezaron a lamerle. Natsu no podía aguantar los gemidos, pues lamian puntos que Natsu no sabía que tenía, y los lamian de forma increíble. Ahora entendía el por qué de la voz de la razón.

—Anna... Irene...—gemía sus nombres apretando las sábanas debido al placer. Ni Layla lo había hecho sentirse así. A ambas les pareció tierno los gemidos del muchacho.
—Sabia que te gustaría—dijo Irene orgullosa.

No duro mucho contra ambas y se corrió. Les mancho la cara y ellas comenzaron a lamer para limpiarlo.

***

—Si, hay... Eso es... Mas lento... Ahora más rápido... Si, si, justo ahí... Ahhhhh!—grito Irene al acabar las instrucciones al chico. Ella estaba en 4 y natsu atrás suyo. Natsu le dió una nalgada, cosa que le gustó a Irene.

Anna ya había tenido lo suyo, y ahora estaba con la cara en el colchón y el trasero al aire. Irene quedó igual. Pero fue Natsu quien cayó inconsciente de espaldas sin energías. Ambas mujeres sonrieron triunfantes.

Con entrenamiento y experiencia, se volviera un gran amante.



























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TRminamos.

Sin más que agregar, hasta la próxima.

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