Lavado de Autos

Hawaii; el mejor lugar para vacacionar, si no cuentas el volcán que bien podría estallar ni el hecho de que era una bóveda para meter leprosos. De ahí en más, todo era genial: El sol, la playa, la arena, el mar, la comida, las tradiciones, las mujeres.......oh, las mujeres; eso era un deleite para los ojos, y si tenías suerte, para la piel inferior. Podías ver en todas partes lavados de autos para recolectar ganancias, que irían a obras de caridad; atendidas por hermosas mujeres locales, en diminutos trajes de baño; limpiando y bailando para ti; dando un espectáculo erótico muy semejante. Eso era el cielo para muchos.

Natsu, era el dueño de un Ferrari rojo con llamas negras en los laterales y un emblema en la tapa de la cajuela delantera; una maravilla. Ahora mismo, se hallaba en el bello estado de Hawaii por negocios, pero una lavada de auto no le caería para nada mal en estos momentos. Seguía conduciendo; buscando el lavado de autos que le proporcionará mas placer, pues era alguien exigente a la hora de seleccionar como darse placer. Finalmente, encontró uno que podría satisfacer su hambre con un taco de ojo. Se estacionó dentro del espacio estacionario que ocupaban las mujeres y pregunto que si podían lavarlo, a lo que las chicas respondieron que sí, y se pusieron manos a la obra.

Caminaban lentamente y sensualmente hacia el Ferrari, con cubetas de agua, trapos, esponjas y mangueras; todo para complacer al cliente. Todas vestían trajes de baño muy reveladores, pero entre todas ellas, había una que resaltaba notablemente; de cabello azul con un mechón verde y un traje de baño azul y muy revelador, Natsu sintió el infarto al momento en que esa mujer se acercó a la puerta del conductor y empezo a lavar eso. Frotaba la esponja en la puerta y luego en el vidrio; seguía con el techo del auto, aplanando sus enormes senos al vidrio y moviéndose de un lado a otro. Natsu miraba todo sin perder detalle de nada que se refiriera a ese mujer. Su corazón casi se detuvo, y su pene palpito cuando sus ojos presenciaron el momento, cuando se agachó para enjuagar nuevamente su esponja, elevando así su enorme y redondo trasero para el. ¡Era el mejor trasero que vio jamás! ¡Ni el de Lucy, cana o Juvia se les comparaba con el de esta mujer!.

Al igual que la vida sigue su curso, el lavado también lo hizo y con Ferrari listo y bien atendido, Natsu agradeció por el servicio, pago lo debido y se retiró de ahí....con una furiosa erección que a gritos pedía entrar en alguien. Por su lado, las chicas del lavado recogían sus cosas y se preparaban para el que siguiera. La peli-azul de gran trasero recogía esponjas, hasta que una peli-roja se acercó a ella y le dió una nalgada.

—No creas que no se que estabas haciendo en la puerta del conductor—le dijo de manera pícara.

—No se de que hablas; sólo hacia mi trabajo—respondió ella sin verla a la cara, pues sabía a qué se refería.

—Y vaya que le pusiste pasión al trabajo—comento picaramente. —De hecho, jamás te había visto tan apasionada desde que trabajas aquí, ¿sera que te gustó ese peli-rosa?—pregunto maliciosa y pícara. Su amiga estremeció al oír su verdad.

—D-Deja de decir idioteces..—pidió con las mejillas rosadas y los nervios a flor de piel.

—Oh vamos, no tiene nada de malo que te guste un hombre y quieras llamar su atención usando tus encantos; así conocí a mi marido—explico, mostrando su anillo de compromiso a su amigo. —Si juegas bien tus cartas, puedes tenerlo besando tus pies..o en tu caso, besando ese trasero tuyo, que tanto le meneaste—aseguro con una voz algo sexy y traviesa.

—Aun que lo que digas sea verdad, no se nada sobre el, así que mejor deja ya el tema y sigamos nuestras vidas—refutó dejando la cubeta con esponjas sobre un banquito.

—Se llama Natsu Dragneel, se hospeda en el hotel a 6 calles de aquí, tiene 25 años, soltero, sin hijos, vino aquí por negocios y tu le excitas—informo a su amiga, ganándose una mirada dd asombro por parte de ella. —Es fácil obtener información de alguien que está demasiado ocupado mirándote cuando le meneas el trasero—respondió a la pregunta que no hizo. —¿Te vas a quedar parada ahí, o vas a ir por el peli-rosa?—pregunto cuando vio que su amiga no hacia ni decía nada, tal vez debido al shock.

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Natsu salió de su hotel, sólo para caminar y conocer un poco el bello y soleado Hawaii. Al girar, chocó con alguien que venía leyendo un papel o algo así.

—Lo siento, déjeme.....—callo al ver quien era la persona con la que tropezó.

—Hola..—fue lo único que atino a decir la peli-azul en ese momento.

—Te recuerdo....eres la chica del auto lavado...—dijo como si estuviera en un ligero trance. —Me llamo Natsu Dragneel, es un placer conocerte—se presento rápidamente.

El placer es mío, soy Xenovia—dijo estrechando su mano. —Sabes....tal vez pienses que es mentira, pero realmente llamaste mi atención—confesó la peli-azul.

—¿Enserio?—pregunto nervioso.

—Claro, y yo, quise hacer lo mismo; llamar tu atención—respondió. —Y como estaba trabajando, pues.....se me ocurrió que tal vez podría hacerlo y te enseñaba algo de carne—volvio a confesar, pero esta vez, algo apenada.

—Pues lo lograste; tienes toda mi atención—dijo sin pensar. —¿Te gustaría ir a tomar un café?—pregunto como una invitación.

—Me encantaría—respondió con una sonrisa.

Los días siguieron su curso; el curso paso entre conversaciones y mas citas. Natsu y Xenovia, en su sexta cita, se dieron el beso y después de eso, muchos besos más; besos que transmitían sentimientos. Pero, nada es para siempre y natsu, con sus 2 semanas de trabajo cumplido y contrato cerrado, debía irse de Hawaii. Ahora mismo estaba empacando sus cosas para su regreso a Japón.

—¿Debes irte?—pregunto Xenovia sentada en la cama.

—Si. El contrato ya fue cerrado y debo regresar Lara entregarlo a mi padre—respondió y explico su situar.

—Pero una vez que lo entregues, tu...¿volverás?—pregunto esperanzada.

—No lo creo—respondió con sequedad. —Mi padre me envía siempre a cerrar sus contratos, y tiene muchos—explico.

—¿Entonces no te volveré a ver?—pregunto con tristeza y agachando la mirada.

—Mientras trabajé para mi padre, no—respondió. —Pero, una vez que me vuelva independiente, regresaré por y para ti, lo prometo—fue hacia ella, tomo su mentón y la beso con cariño.

Viéndose a los ojos, se dejaron llevar por el momento; momento de un regalo antes de la despedida.

—Natsu.....quiero que me hagas tuya—pidió ella con cariño y calidez. Natsu se derritió ante esa petición.

—¿Estas segura? ¿Que pasa si no nos volvemos a ver?—pregunto con preocupación.

—Se que volverás, y hasta entonces, tendré ese bonito recuerdo en mi mente...Y en mi cuerpo—tomo el cuello de su camisa y lo beso con pasión.

No había por que decir que no, o mirar hacia atrás; era ahora o nunca. La sujeto por la cintura e intensificó el beso. Gemidos por parte de ambos se perdían en la boca de su contrario; una sensación muy placentera para ambos.
Poco a poco fueron dirigiéndose hasta quedar en el sofá; Xenovia sentada en su regazo con las piernas a los lados de sus caderas. Los Besos subieron de intensidad hasta que no aguantaron más y natsu empezó a bajar por su cuello, saboreando su clavícula y terminando por tocar sus pechos por encima de la ropa. Le quitó la playera que llevaba y el sostén a pura arrancada; mirando con suma excitación las montañas de placer celestial de la peli-azul.
Sin perder tiempo, tomo ambos con sus manos y comenzó a amasarlos con pasión y lujuria; llevando uno a su boca y amasando el otro, mientras que con su mano libre tomaba dirección hacia el borde de sus shorts.

—Suaves y deliciosas...son perfectas—decía entre los de jadeos de la excitación. —Tenia mis expectativas cuando las ví contra el cristal de mi auto, pero enserio me superas; parecen pelotas—susurraba de manera lasciva en su oído.

—Y son todos para ti...—susurro ella en su oído y perdida en la excitación. —Hazme tuya; atame a una mesa y lame mis pechos, comelos y házlos rebotar; compláceme—decía entre las llamas de la pasión.

Su acto de lujuria siguió su curso; ambos desnudos uno frente a otro. Xenovia se colocó a 4 patas y natsu se acercó hasta quedar tras ella; invadiendo su interior de un solo estoque. Xenovia escurría saliva de ambas comisuras y natsu se movía sin control una y otra vez. Los ojos de Natsu viajaron hasta quedar sobre el trasero de la mujer. Veía rebotar ambas carnes con cada movimiento que hacía; así que, tentado por sus recuerdos y deseos, azotó la derecha con su mano, sacándole un grito a Xenovia.

—¡Dame más!—grito excitada. —¡He sido una niña mala, haz que mi trasero pague la factura!—pidió moviendo el trasero de un lado; meciendo las carnes levemente.

Natsu prosiguió a seguir dando nalgada tras nalgada hasta que se corrió y las mejillas de Xenovia quedaron rojas. Salió de su interior y como si fuera algo que deseaba hacer, vertió una cantidad mínima de esperma en su mano y la azotó nuevamente; dejando marcado el blanco entre tanto rojo. Pero lejos de acabar, Natsu tomo las caderas de su mujer, y sin cuidado, metió su pene por el ano de Xenovia hasta llegar a lo más profundo de sus entrañas. Adelante y atrás; adelante y atrás; era el vaivén de la lujuria, y su sinfonía, eran los aplausos de pelvis y trasero. Natsu termino y salió, recostandose en la cama, a la cual llegaron entre las llamas de pasión, y dejo a Xenovia con el trasero al aire e inconsciente. Natsu la miro sonriente.

—Ese trasero es genial...—susurro sonriendo, antes de caer dormido por la falta de energía.

Al día siguiente, ambos se dieron su despedida y natsu regreso a Japón y Xenovia se quedó en Hawaii; con la promesa de volver a verse y amarse para siempre.






































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TRminamos.

¿Vieron el trasero de Xenovia? ¡El mejor que he visto en mi vida! ¡Definitivamente es mi nueva Waifu!. Sin más que agregar, hasta la próxima.

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