Felinos
— Ponte cómodo. Traeré algo para comer. —avisó la jovencita. El no le quitó el ojo de encima hasta que salió de la sala a la cocina.
Era la primera vez que iba a su casa y se hallaba algo nervioso, para que mentir. Aún que debía admitir el departamento de su novia era realmente adorable. Ella era muy femenina y las decoraciones en su casa lo demostraban.
Elevó levemente el trasero por el susto provocado por el peso repentino en su regazo. Al ver hacia abajo, encontró que un gato era el responsable.
— Me asustaste, pequeño. —le dijo al minino cuando el susto se le pasó. — Je, eres lindo. —puso su mano en la espalda del animal y empezó a acariciarlo. El pequeño gato se acurrucó en el como señal de disfrute. De la nada, otro gato apareció. — Oh, vaya. Bueno, supongo que le gustan. —decía al tiempo que rascaba el mentón del otro gatito naranja.
De la nada, y de todos los lugares, más gatos aparecieron en la sala de estar.
Natsu se puso nervioso al ver que todos iban en su dirección y antes de darse cuenta se vió cubierto de un manto de esos adorables animales.
— ¡Oigan, no hagan eso! —gritó Millianna al aparecer en el lugar con una bandeja de refrigerios en las manos. — ¡El único gato que se lo puede comer soy yo! ¡Fuera de aquí! —dió varias patadas al aire para que los gatos se fueran, cosa que funcionó. — ¿Estas bien? —preguntó preocupada.
— Jamás me he sentido mejor. —sarcasmo. — ¿De donde salieron tantos gatos? —preguntó mirando a todas direcciones.
— Son mis mascotas. —respondió con sencillez. Dejo la bandeja sobre la mesa y se sentó en las piernas de su novio. — Me gustan mucho los gatos y mis padres tienen un refugio, por lo que me dejan tenerlos en mi departamento cuando deben hacer conteo de animales no domésticos. —explicó alegremente. Bebió de su vaso de leche la acabar de hablar, bajo la atenta mirada de Natsu. — Fresca y deliciosa. —dijo felizmente. A Natsu le hizo gracia el bigote de leche que se formó en sus labios.
Limpió los residuos de leche de sus labios y los besó.
Millianna le tomó prestado la acción y una serie de besos húmedos se dió entre sus bocas.
Las manos del peli-rosa viajaron hasta aferrarse al trasero de la chica, quien gimió en respuesta.
Esto se iba a poner caliente.
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Las pupilas de los gatos se dilatan para ver en la oscuridad.
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— N-Nya... Si, ahí... Más fuerte... Por favor, Nya... —pedía Millianna entre los gemidos que salían en su boca, provocados por las estocadas que Natsu daba en su interior.
— Lo que desees... —dijo en un pequeño gruñido. De inmediato sus estocadas se hicieron más rápidas y fuertes.
Sus ojos se desviaron por un segundo de los pechos bailarines de su novia hacia algunos estantes de la alcoba. Sus ojos conectaron con los de un gato negro de Millianna.
Los ojos amarillos e inexpresivos del animal lo hicieron sentir realmente incómodo. Sentia que el animal lo sentenciaba y asesinaba con esa mirada por montar a su ama.
Regresó la mirada a su novia para seguir con lo suyo, pero con ver al primero sentía las miradas de los demás a sus espaldas. Tantos gatos mirándolo a la vez le ponían en serio incómodo y nervioso.
— No puedo hacerlo. —desistió Natsu. Cuando dejo de moverse, Millianna lo miró extrañada.
— ¿Que sucede? —preguntó la chica mirando como Natsu se ponía la ropa.
— Perdón, pero tantos felinos mirando me ponen incómodo. —respondió abrochando su cinturón. — Mejor te veo en mi casa. Adiós.
Tomó su mochila y salió lo más rápido que pudo de la casa.
Millianna, con solo la ropa interior puesta, vio como Natsu se iba por su puerta.
— Eso no se le hace a los amigos de mamá. —regañó a sus mascotas, a quienes poco o nada les importaba lo que dijera.
Pero sin importar lo que pasara, esto quedaría como una graciosa anécdota con la cual iban a reír en el futuro.
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TRminamos.
Más que un One-shot, esta es una anécdota de mi vida.
No me pasó teniendo sexo, sigo siendo mas virgen que el aceite de oliva; hice modificaciones para su entretenimiento.
A pesar de mi amor por los gatos, sus miradas de verdad te pueden hacer sentir incómodo, en especial cuando estás comiendo por que sientes que te dicen, como en Super can: "Dame toda tu comida". Te da escalofríos.
¡Gracias por el tiempo y la atención prestadas a la lectura! y sin más que agregar, hasta la próxima.
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