Dentro del clóset (101)

La fiesta en casa de Gray estaba ya en su crepúsculo. Había iniciado como el evento del siglo, pero ahora a duras penas se le podía fiesta. Vaya, que ahora apenas se le podía considerar una reunión. Pero había sido una gran fiesta, eso si. Muchos en la universidad seguramente seguirían hablando de lo sucedido en el hogar Fullbuster durante una semana.

***

Este lugar estaba hecho un puto asco. No sabía si lo que estaba pisando al caminar era alfombra, cerveza, orina o vómito. El olor se me antojaba fatal y sentía que mi sistema respiratorio se convertiría en el Chernobyl #2 si seguía aquí.

Caminaba esquivando el desorden del piso, y a algún que otro pobre idiota desparramado en el suelo, hasta que llegue a la estancia. Allí encontré a la mayoría de mis queridos amigos, aun que también estaban hasta la madre.

Levy decía incoherencias que hacían enojar a Gajeel. Al menos por unos momentos, luego empezó con insinuaciones que iban acompañadas de gestos y ademanes obscenos. Si no estuviera luchando por mantener mi equilibro para evitar averiguar a que sabía la alfombra que adornaba el piso, probablemente me estaría riendo como foca retrasada.

Después estaba Mirajane, quien, en la cocina, limpiaba un vaso —limpiar era un eufemismo— a la vez que, en su estado de ebria estúpida, alucinaba que era una camarera, y le preguntaba a una rata sobre la barra de la cocina de Gray, que seguramente fue atraída por el aroma de las sombras, que que le gustaría beber.
La rata emitió el chillido propio de su especie, a lo que mi amiga de cabello blanco respondió "enseguida" antes de caerse al suelo.

Miré hacia un poquito más a la derecha, encontrando a Cana con una botella en la mano, un churro de mota en la otra y riendo como estúpida a la vez que señalaba al microondas y decía que que buen programa era ese que estaba viendo. Al concentrarme un poco pude notar que, de hecho, el microondas estaba funcionando. Tenía un burrito adentro, aun que ya estaba quemado. Algún genio puso el tiempo para 4 horas, de las cuales ya habían pasado 3.

Regrese la mirada a la estancia.
Lisanna charlaba con el gato de Gray como si este fuera una persona de verdad y Gray bailaba en el centro con una escoba. Detrás de él, un trapeador estaba recargado en la escalera que llevaba al segundo piso.

—Shhh, calma, chiquita —le dijo al trapeador, poniendo un dedo sobre el sitio donde el creía que había una boca—. Hay suficiente Gray para todas y más.

Y empezó a bailar con el trapeador.

Yo, por mi parte, me sentía del culo.
Había sido una noche muy jodida. Estaba vomitando sangre, no había cogido ni nada. Quería una bebida deportiva y algo dulce para bajar el avión, pero ninguna tienda estaba abierta a estas horas. Y si de pura casualidad lograra hallar una, el puto vendedor no me daría ni una chingada al ver mi estado de ebriedad y suciedad. Pensaría que era una vagabunda y, por lástima, me dejaría tomar una sopa instantánea.
Que le den por el culo con un pez.

Necesitaba calmarme un segundo.
Me acerque a Gray y llame su atención tocando su hombro.

—¿Tienes algo para la resaca? —pregunte impaciente.

—Arriba, en el cuarto de huéspedes —me indicó usando las pocas neuronas que no se ahogaron en el mar de alcohol que consumió esta noche—. Y de paso traeme una a mi, que no quiero perder el recuerdo de una noche con tan hermosa pareja —dijo de manera seductora, acariciando lo que en teoría era la mejilla del trapeador.
En mi estado de ebriedad ni le cuestione nada. Es más, incluso podía sentir los celos de la escoba.

Agradecí con un gesto de la mano y subí al segundo piso. Una vez en el cuarto de huéspedes rebusque en los cajones de las dos mesitas de noche, y no obtuve un buen resultado. También di un vistazo en el baño, en el botiquín, pero nada.
Con mi ebriedad la impaciencia se hizo mayor, al igual que la furia.

La última opción era el clóset. Era de esos que estaban construidos dentro de la pared, con las dos puertas blancas, corredizas y provistas de rendijas en su diseño.
Empecé a buscar por arriba y por abajo sin hallar nada. Suspiré frustrada y la búsqueda se hizo más intensa. Por mis huevos, aun que no tuviera, que iba a encontrar esas putas pastillas.

Repentinamente escuche la puerta de la habitación abriéndose de par en par. Por instinto me introduje en el clóset y cerré las puertas.
Mire entre las rendijas. Eran Natsu y Lucy.

—Hehe~. Natsu~, hazme sentir bien —fue lo que dijo Lucy. Escuchaba que, además, parecía ronronear igual que un gato.

Fui testigo de como lo tumbó en la cama, se sentó a horcajadas en su cadera y comenzó a besarle y lamerle el cuello.

—Oh por dios... —murmuré llevándome una mano a la boca.
Mis ojos se abrieron con sorpresa.
Y, por alguna razón, sentía que los efectos alcohólicos se disipaban.

No debería, pero lo hago de todas formas. Trato de ver entre las rendijas de madera. Logró encontrar un buen punto de observación y ahí me quedo. Puedo ver perfectamente como Natsu, uno de mis mejores amigos, lleva sus manos al trasero de Lucy. Lo aprieta con fuerza y Lucy responde con un gemido.

—Más que bien, te haré sentir como una diosa del amor, Luce —dice con un tono galante y ronco antes de poseer los labios de otra de mis mejores amigas con su boca.

Jamás pensé que de la boca de Natsu saldría algo tan propio de un mojabragas profesional. Lo veo besar a Lucy con un fervor que solo había visto en el cuando peleaba o hacía algo que de verdad le apasionaba.

—«Debe apasionarle ser un judas —dijo una voz en mi cabeza con desaprobación e incluso desprecio—. Lucy está saliendo con Loke, ¿recuerdas?» —me señaló.

Era cierto. El chico más popular de la escuela estaba saliendo con mi amiga. Era cierto, repito. Pero, por alguna razón, cuando debía sentirme molesta con Lucy y mal por Loke, en realidad, me sentí... No feliz, pero tampoco triste. Diría que era un sentimiento de alivio. Si. Me sentía aliviada. Después de todo, no era un secreto que Loke era un mujeriego, el típico hombre que sabe que es atractivo y se aprovecha de eso. Incluso estando con Lucy lo hacía; actuaba como si le estuviera haciendo un favor a Lucy y se seguía portando como un cretino.
Lucy lo había terminado en 2 ocasiones, y en ambas, él volvía pidiendo perdón. Al parecer no toleraba no ser él quien diera por acabada la relación. Típico del ego mujeriego. Y aquí estaba yo, viendo como le eran infiel a un tipo que se lo merecía por completo. Quizá, sabiendo lo que se, por eso me sentí aliviada. Al parecer Natsu tenía más bolas que Loke y se lo iba a demostrar poniéndolo en su lugar.

Regresé a la situación actual cuando un gemido me arrastró de regreso.
Nuevamente observe por la rendija. La mano de Natsu se posó sobre uno de los grandes senos de Lucy y lo apretó con entusiasmo. Sonreía al tiempo que besaba a Lucy. Sus intimidades estaban más apretadas una contra la otra, todavía por debajo de la ropa. Lucy movía sus manos, acariciando la espalda de Natsu. Pero se cansó de eso, o eso creo, y llevó sus manos a su cabeza. Hundió los dedos entre sus mechones rebeldes. Lo empujó para profundizar el beso y comenzó a revolver todavía más su cabello a la vez que con su lengua luchaba por el dominio en la danza de bocas que se llevaba a cabo entre ambos.

—Luce... —gimió Natsu al separarse. Un lustroso hilo de saliva aún los unía.

—Natsu... —gimió Lucy.

Mientras ellos seguían dándose placer con las manos mutuamente, yo intentaba por todos los medios no emitir ni el más pequeño sonido.
Esto era demasiado irreal como para que estuviera sucediendo. No hablaba de lo que ocurría entre mis mejores amigas, sino lo que sucedía conmigo. ¿Como carajo había terminado en un clóset y viendo a mis amigos a nada de follar? No lo podía creer.

Mi cara estaba roja y me ardía mucho. Mis piernas temblaban, tenía mucho calor y mis pezones empezaban a sentirse duros. Joder. Estaba excitada. Nada que haya leído del tema antes se podía comparar con esto. Estaba a punto de presenciar una película pornográfica en vivo y en HD. Trague saliva con fuerza. Mierda. ¿Que debía hacer? ¿Salir y detener esto o quedarme y observar sexo real? Un jadeo se me escapó. Esa había sido la respuesta que necesitaba.

Y al igual que en una película pornográfica, como si Dios me hubiera oído decirlo en mi cabeza, la trama se puso más interesante con la aparición de una nueva mujer. En este caso, otra de mis mejores amigas.

—¡Natsu-sama~! ¡Haga suya a Juvia! —llegó desbordando alegría y lujuria, abriendo la puerta de par en par y sin avisar.

Mi boca formó un círculo perfecto cuando la escuché. ¿Juvia se sentía atraída por Natsu? Me resultaba muy impactante. Pero poco después mi sorpresa se convirtió en compresión y alivio. Juvia siempre andaba tras de Gray. Le gustaba mucho.
Gray no era un mujeriego como Loke, pero ciertamente era un cretino. Es mi amigo y lo siento, pero todos lo saben. Gray trataba mejor a un costal de hielos que a Juvia. Mi mejor amiga de cabello azul siempre era tierna, comprensiva, cariñosa e incluso devota con Gray, y él ponía todo su empeño en demostrar que Juvia era para él lo que lo que Hitler fue para los judíos en su momento.

Me molestaba esa actitud. Y ahora que veía a Juvia tan alegre y vivaz con alguien más, no pude evitar sentirme aliviada. Juvia se cansó de esperar y decidió seguir con su vida. Me alegraba por ella.

Tengo que decirlo: Mi cerebro coherente seguía allí. Estaba buscando una razón para guiar a mi a cuerpo para que saliera y pusiera un fin a todo esto. Quería gritar lo mal que esto era y ponerle un fin.
Intenté poner la excusa de la infidelidad y el amor verdadero como motivos contundentes, pero, honestamente, los hombres a quienes eso beneficiaba no me ayudaban en lo más mínimo. Uno era un mujeriego y el otro simplemente un cretino con complejos de superioridad que creía que tendría siempre una mujer a la mano. No había ningún punto bueno para defenderlos. También intenté usar la excusa del alcohol, pero ninguno mostraba signos de haber ingerido más de la cuenta. Bueno, Lucy en realidad si, pero era más bien esa fase del consumo del alcohol donde sólo te ponías más risueño o más audaz y seguías siendo totalmente consciente de tus acciones. Mi mente coherente se rindió sin más. En lo que a mi concierne, aquí no pasaba nada malo.

—Que bueno que llegas —dijo Natsu esbozando una sonrisa atrevida. Su voz me hizo regresara la situación actual—. Anda, ven y toma asiento —palmeó el sitio a su lado.

Juvia obedeció y desbordando una alegría enorme se sentó a su lado. Comenzaron a besarse mientras sus manos seguían jugando con el cuerpo de Lucy, y Lucy, entre tanto, se quitó la blusa junto al sostén antes de asediar con besos húmedos el cuello de Natsu.

Yo volví a quedar boquiabierta.
Jamás había visto los pecho de Lucy. Tengo que admitir que eso me excitó. Al carajo todo. Mi momento había llegado.
Baje mi blusa para exponer mis propios pechos. Con la mano derecha me estaba acariciando el pecho y el pezón endurecido, totalmente de acuerdo erecto, mientras que con la izquierda me estimulaba allá abajo. Tenía que apretar los dientes si no quería ser descubierta para poder seguir disfrutando el show. Pero aun así, aun con todo lo que estaba haciendo, no perdí detalle de nada.

Natsu le dio una nalgada a Juvia, dejó la mano allí y se volvió a Lucy para besarla. Lucy gimió por la sorpresa pero no se detuvo. Sus manos se dedicaron primero a quitarle su camisa negra y luego a recorrer su tonificado torso. Natsu era muy sexy, tengo que admitirlo.

Juvia y Lucy se arrodillaron, despojaron a Natsu de sus pantalones, luego de la ropa interior y lo vi.
Vi a un puto dragón cuando pensaba que estaban extintos o que jamás habían existido. Se alzó con orgullo frente a las miradas deseosas de mis amigas.

Se lanzaron una mirada la una a la otra y sonrieron como cómplices. Me parecía que esta era la parte de la película donde las dos mujeres deciden unir fuerzas.
Comenzaron a lamer. Suspiré cuando sus bocas entraron en contacto con el órgano viril de Natsu. Era grande.

Natsu comenzó a gemir y la velocidad de sus lenguas sobre toda la extensión de su pene se hizo mayor. La mano de Lucy acariciaba con las yemas los testículos. Parece que le gustaba a Natsu, por que jadeó complacido.
Puso una mano sobre la cabeza de Juvia y con la otra se apoyaba para no irse para atrás. Las lamidas siguieron hasta que Natsu no se pudo contener más y se corrió.

Ver el semen de Natsu salir y cubrir los rostros de mis amigas me provocó un revuelto en el estómago. Me daba asco pero a la vez me excitaba. Volví a trabar saliva y aumente la velocidad de mis manos. Era difícil no gemir.

Fui testigo de muchas cosas más durante el resto de aquel ardiente encuentro entre mis amigos.
Los vi hacerse sexo oral, a Natsu sobre ambas con embestidas tan fuertes que más de una vez se golpearon la cabeza con la cabecera de la cama, masturbación usando los pechos, un 69 dos veces, a Juvia cabalgando a Natsu como toda una jinete del viejo oeste, a Lucy recibiendo simultáneamente la atención de la lengua de Natsu y a ambas a 4 patas y recibiendo a Natsu dentro de ellas desde atrás. Viéndolo desde aquí, creo que Natsu tiene una fijación por las nalgadas. De verdad que no dejaba de darlas.

Inevitablemente vi a mis amigos en su momento más vulnerable. No quedó ni un recoveco del cuerpo de Natsu mi de mis amigas sin ser recorrido por mis ojos. Vi el pene de Natsu erguido por mucho tiempo, siempre orgulloso y siempre cubierto por su propio semen y los fluidos de mis amigas.
Y vi los pechos de Lucy y el trasero de Juvia. Ambos atributos en ambas eran muy grandes. En más de una ocasión escuché a Juvia quejarse y sentirse incómoda por el tamaño de su parte posterior, pero esta noche no había visto ni una pizca de esa timidez e incomodidad.

Por mi parte, había quedado también satisfecha. Acabe por venirme unas 4 veces durante todo el trayecto.
Natsu se habrá corrido unas 9 veces, Lucy unas 10 y Juvia unas 7. No lo sé, tampoco llevaba una cuenta exacta.

Cuando se durmieron aproveché para salir e irme no solo de la habitación, sino de la casa de Gray a la mía.
Ni 4 duchas de agua fría sirvieron para quitarme lo caliente del cuerpo, y definitivamente no podría olvidar tan fácilmente lo que mis ojos me mostraron esta noche.

***

Al día siguiente tuve que actuar como si nada hubiera sucedido.
Temprano me enteré que Lucy terminó con Loke, y que Natsu le hizo una rinoplastia gratis cuando intentó acercarse a Lucy con malas intenciones. No sabía si después de lo de ayer habrían empezado a salir, y hasta que no me lo dijera alguno de ellos no me constataba.

Estaba en la hora del almuerzo, comiendo como un perezoso. Luego de ayer, mi apetito era realmente poco, por no decir nulo. Creo que ahora mismo comía más por hacerlo que por necesitarlo.
En la mesa estábamos todos. Y todos estaban resintiendo lo de anoche.

—Que jodido estuvo anoche —comentó Gray masajeando sus sienes con los dedos de ambas manos—. Y por alguna razón la boca me sabe a agua estancada —solo me hacía una conjetura con lo que había visto anoche, pero, al parecer, era acertada.

Se recostó sobre sus brazos en la mesa y en pocos segundos escuché sus ronquidos. Se había quedado dormido.

Miré a Natsu. El estaba clones comiendo patatas fritas como si nada hubiera sucedido. Tenía que luchar para no sonrojarme al recodar lo de anoche al verlo.
Parece que notó mi mirada ya que, sin dejar de comer, me dirigió la vista.

—¿Pasa algo? Apenas has tocado tu pastel —me comentó con preocupación. Era la clase de amigo que se preocupaba por uno.

Era cierto. Apenas le había puesto el tenedor encima a la rebanada del pastel de fresa que tanto me encantaba. Entendía el porque de su preocupación. ¿Tanto me había afectado? Creo que si. Después de todo, apenas tenía apetito.

—No tengo hambre —respondí—. Ayer vi algo muy... Peculiar —no le diría que lo vi teniendo un trio con mis amigas mientras me masturbaba, así que dije una verdad a medias.

—¿Que cosa? ¿A mi desnudo? —preguntó en risas y llevándose otra patata a la boca. Ni siquiera se asomó en mi el menor pánico al pensar que me había descubierto, ya que sabía que su naturaleza bromista estaba allí. Lo decía totalmente ajeno a la realidad.

Pero aun así, aun sabiendo que solamente era una broma tonta, recordé a Natsu penetrante a Juvia por atrás. Mi cara ardió y seguramente me sonroje con mucha fuerza. Me le quede viendo a Natsu como si me hubiera descubierto y este mostró confusión ante mi mirada.

—¡No mames! ¡Erza esta teniendo un derrame! —gritó lleno de pánico y levantándose de golpe para dirigirse a mi.

Me levantó de mi asiento y comenzó a a arrastrarme a algún lugar, seguramente a la enfermería.
Pudo ver, fugazmente, las marcas rojas en forma circular sobre la sección de la mesa donde estaba sentada hace unos momentos.
Me llevé una mano a la nariz y descubrí que comencé a sangrar. Dios.
Recordar eso me provocó esto.

Me deje llevar y la enfermera me dijo que no era nada malo. Yo lo sabía, pero no dije nada por temor a ser descubierta. Esto me lo llevaría a la tumba. Definitivamente fue la experiencia más alocada de mi vida, y eso que no participe en lo verdaderamente alocado. Dios, vaya.












































































































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Resultó siendo más largo de lo que había previsto. No recuerdo la última vez que escribí algo tan largo.

¡Gracias por el tiempo de tu vida.
Sintoniza para mas pendejez en el próximo capítulo, lector promedio!

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