Baño
Nada mejor que un buen baño caliente para relajar el cuerpo. Natsu volvía de un encargo, arduamente difícil, pues cargar animales más grandes que montañas no es sencillo. Llegó al gremio y paso al baño que este poseía, para poder relajarse.
Ingreso a las aguas termales y dejo que las mismas se llevarán toda la tensión. Cerró sus ojos en señal de disfrutar la sensación cálida en su cuerpo. Abrió un ojo cuando escucho el agua moverse y se sorprendió de ver a cana frente a él... desnuda.
—¿Que estas haciendo?—pregunto un nervioso Natsu.
—¿No puedo acompañar a mi amigo en la ducha?—respondió ella con algo de risa y picardía.
—Este es el baño de hombres—le hizo saber.
—¿Y?—le resto importancia. —No hay nadie aquí ni en el gremio, ¿que tiene de malo?—volvio a indagar la castaña.
—Nada, supongo—respondió resignado. —Solo... ten tu distancia—pidió el DS con timidez y sin poder verla a la cara.
—Lo que tu digas—dijo es tirándose en el agua. Elevó una pierna que sobresalió del agua.
Estaba nervioso. ¿Por que aprecia tan así?, ¿Acaso era un juego o algo?. Natsu jamás haría algo tal como una violación; no caería tan bajo, y cana lo sabía. Quizás se trataba de eso, de un juego para ver qué tanto se resistía a mirar y con lo competitivo que era el, ya había aceptado nada más haberlo entendido.
Cana seguía su rutina de higiene personal en el baño, cuando vio que Natsu salió con mucha cautela hacia uno de los banquillos especiales para tallarse el cuerpo con el jabón. Cana sonrió pícara, pues el término "Tallarse el cuerpo con el jabón" ya tenía otro significado, y valla significado.
—Hola. Natsu—esta vez, cana si que se había sorprendido. En serio, esa no se la esperaba.
—¿L-Lucy...?—su rubia amiga tomo sus hombros, impidiendo que se moviera de su lugar. —¿Q-Que haces...?—indagó nervioso por lo que hacía su amiga.
—Solo voy a lavarte la espalda. ¿Es lo que hacen los amigos, no? Se ayudan entre si—le susurró la última parte a su oído, con una voz que Natsu juraba era irreal.
—Dejame ayudarte, Lucy. La espalda de Natsu es ancha y fuerte; estoy segura que una mano no te haría mal—negándose a quedar atrás, cana salió del agua como Dios la mandó al mundo y se colocó tras Natsu, al lado de Lucy. —¿Verdad?—.
—Claro que no, cana—respondió Lucy.
Natsu podía sentirla; la tensión tras de si crecia como las ventas de Apple. Ambas mujeres se miraban entre el desafío y la burla a la vez que laboraban en la espalda de Natsu, quien sólo se mantenía quieto y al margen de todo.
De repente, la mano de cana fue hasta su pecho; bajando por su abdomen y frotando la jabonosa esponja en su fuerte abdomen. El joven sentía como el dragón asomaba la cabeza para ver qué se iba a comer.
—Ulala—musitó cana al ver el miembro de Natsu alzarse. —¿Esto te gusta,verdad?. Me alegra tanto—ronroneo en su oído como una gatita traviesa; agregando una lamida a su oído como sello de oro.
—¡¿C-Cana...!?—estupefacto, nervioso y sonrojado, Natsu se cubrió y levantó para poder retirarse. Cana lo tomo de una nalga y lo pellizco.
—¿A donde vas guapo?. Trae tu trasero acá—usando una fuerza de quien sabe donde, volvió a sentar a Natsu, pero no logro que quitará las manos.
Antes de que otra palabra se dijera u otra acción se realizará, Lucy se recargo de frente en la espalda del peli-rosa. Podía sentirlo. Esa suavidad tan simétrica en su espalda; eran los pechos de Lucy pegandose a él.
—Dos pueden jugar ese juego—empujando a Lucy, cana se colocó sobre Natsu y llevo sus manos sobre las de Natsu, que cubrían su entrepierna. —Anda Natsu... vamos a hacerlo—susurro contra su oído, al mismo tiempo que creaba fricción entre espalda y pechos con movimientos paralelos de arriba a abajo.
—Mejor hazlo conmigo. Yo soy más bonita... y más atrevida—lucy, quien volvió a reclamar lo suyo, tomo la cabeza de Natsu y la estrujo contra sus pechos.
—¡¡Ese es otro juego que pueden jugar dos!!—grito cana, tomando a Natsu y estrujandolo contra sus pechos.
La cabeza de Natsu cambiaba de pechos cada segundo, mientras las chicas libraban una discusión entre ellas.
La nariz del jóven sangraba y parecía que ambas seguirían así por un rato, así que, siguiendo su instinto lascivo, que le hablaba desde su pene, decidió poner fin a todo.
Calló a Lucy con beso muy pasional, que la dejó sin aliento al separarse. Lo mismo hizo con cana, quien si pudo devolverse en si para responder al beso del chico.
Colocó a ambas en el suelo del baño y las miro; desnudas, mojadas, indefensas y, ahora, abrazándose por el miedo. ¿Miedo? ¿Por que miedo? Si hace unos momentos parecía que en su desesperación lo iban a violar entre las dos. Pero ahora era al revés; Natsu se daría placer con el manjar que tenía enfrente.
Inicio con besos pasionales, alternando entre ambas bocas para excitarlas. Fue bajando besos; pasando por las clavículas; besando y lamiendo los pechos; llegando a su plano abdomen y exhalando hasta que, abriendo sus piernas, se metió en su zona más privada.
—Ah...—gimió cana al momento de sentir la caliente y ronca respiración del DS.
—Tu vagina huele fabuloso...—decía aspirando el aroma. —Hueles a mujer—declaro besando su clitoris. Cana arqueó la cadera ante dicha acción. —Y sabes a mujer... eso me gusta aún más, jeje—rio por lo bajo y paso la lengua por toda la extensión labial de la chica, quien pegó un grito al sentirlo.
—¡AAAHHH!—grito de placer. Sus manos se aferraban al suelo y su espalda se arqueaba.
Natsu siguió lamiendo toda la zona íntima de cana, quien no paraba de retorcerse por el inmenso placer del momento. Siguió hasta correrse. Cuando Natsu bebio todo el líquido expulsado por cana, prosiguió con su amiga rubia, no sin antes prometerle a cana que volvería por ella.
Con Lucy no había mucha diferencia; se retorcía, gemía, gritaba y suplicaba ante la escurridiza y aguda lengua del peli-rosa. Natsu siguió con su trabajo hasta que se corrió. Bebió lo que expulsó y las miro a ambas.
—Bien... ¿Quien será la primera en complacerme?—pregunto con un tono muy varonil: Ronco, lascivo, firme y arrogante. Ambas mujeres se sonrojaron al extremo oyendo las palabras del jóven.
—Venga, dale, dragoncito; estoy lista para ti—sin temor ni pudor, cana abrió sus piernas, exhibiendo su vagina a Natsu, indicando que estaba lista y no le tenía miedo.
—Como quieras, cana-chan—musitó peligrosamente feliz el peli-rosa.
Retiró la toalla en su cintura, mostrando a ambas que el dragón había salido de la cueva, que tenía hambre y estaba a punto de comerse vivas a ambas.
La beso galante para iniciar. Sus manos la tomaron por la espalda. Empezó a acariciarla, haciéndole cosquillas muy placenteras a Cana. Los besos se volvieron, de un momento a otro, más exigentes; más posesivos; más... sucios. Las manos de Natsu aprovecharon la distracción que se daba en las bocas para bajar por la espalda de la morena, hasta llegar a su destino: Su trasero.
—Mmmhhh... Ahhh....—fueron los sonidos emitidos por la mujer al sentir como Natsu acariciaba sus nalgas. De un instante a otro, apretujo su trasero. —¡Ah!—.
—Veo que te gusta. Que bueno, por que a mi me encanta—susurro con una voz ronca, al mismo tiempo que seguía masajeando el trasero de la morena.
Sacando provecho de la espalda arqueada se llevó uno de los pechos de cana a la boca, saboreando por completo. Lamía alrededor y mordía su erecto pezón con sus colmillos, aumentando el placer. Usando su mano, alineó su virilidad con su intimidad y perno a la mujer.
—¡Mmhh!—intento gritar, pero el beso de Natsu ahogo todo lo que tuviera que gritar.
Minutos pasaron y natsu enseguida comenzó a penetrar a cana. No tenía piedad, pues, la penetraba como un animal. Estocadas rápidas, fuertes y profundas, que hacían contacto con su útero. Natsu no daba tiempo a nada ni nadie, era el y ella, punto. La giro; pegando su pecho con la espalda de ella, logrando mayor profundidad en sus estocadas. Tomo sus pechos con ambas manos y empezo a masajearlos a la vez que seguía con las estocadas. Cana llegó al climax, mojando a Natsu; y natsu, la lleno con su semilla por completo. Salió de ella y la dejó caer con el trasero alzado y jadeando felizmente, como una ninfómana que acababa de recibir lo suyo.
—¿Estas lista, pequeña maga?—pregunto Natsu de manera depredadora, acercándose a Lucy.
—Si... haz lo que quieras conmigo—dijo Lucy, abriendo sus piernas para el.
—Lo haré y te encantará—aseguro sonriendo. Se colocó entre sus piernas y empujó contra ella.
Nuevamente, empezó a penetrar a la rubia, alternando besos y lamidas entre sus labios, cuello y pechos. Las estocadas se hacían cada vez más fuertes y Lucy no aguantaría mucho. Por algún motivo, empezó a hacerle cosquillas en los pechos; se deleitaba con las risas y gemidos mezclados que salían de la boca de Lucy, al mismo tiempo que la seguía penetrando salvajemente. Lucy se corrió, al igual que Natsu que, al igual que con cana, la lleno de su semilla.
Algo agotado, se sentó en uno de los banquillos de baño y limpio la humedad en su frente. No sabia si era agua o sudor, pero carecía de relevancia en esos momentos.
Pero el descanso no iba a ser ahora, pues ambas mujeres se acercaron de rodillas hasta quedar frente a su imponente virilidad. Ambas colocaron al dragón entre sus montañas celestiales y empezaron a subir y bajar; usando sus lenguas en el proceso. Natsu gruñia ante estas acciones y eyaculo sobre ambas féminas, quienes se limpiaron el semen entre ellas con la lengua. Natsu tomo a ambas y las colocó sobre sus codos y rodillas. Contempló ambos cuerpos y sonrió. Acarició sus traseros y azotó ambos. Inicio por adentrarse en cana y volvió las estocadas mas intensas. La penetraba, la nalgueaba y repetía el proceso con Lucy, quien cayó tras la primera corrida. Cana tenía un poco más de aguante, pero de igual forma término por ceder y cayó rendida víctima del placer. Natsu contempló ambos traseros en el aire y las nalgueo nuevamente.
—Bien, creo que me servire de ustedes de aquí en adelante—sonrió al decirse eso a si mismo.
Definitivamente, la lujuria del dragón no mermaria en mucho tiempo.
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TRminamos.
Bueno... no se que decir, la neta. Hasta la próxima.
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