Apuesta
—¡Pero Juvia quiere un perrito, no sea cruel, Natsu-sama!—reprochó la peli-azul a su marido.
—¡No! Ya te he dicho que no me gustan los perros, y fin de la discusión—sentenció con firmeza en su decisión. Juvia suavizó mirada ante eso.
—¿No quieres discutirlo, en la cama?—pregunto con una voz suave y desabrochando los botones de su camisa hasta dejar una buena porción de su escote.
—¡No, no ,no ,no y no!—exclamo repetidas veces, apartando la vista con sus ojos cerrados. —Siempre haces lo mismo, pero esta vez no voy a caer—aseguro firmemente.
—¿Hacer que, Natsu-sama?—pregunto con voz suave nuevamente, y abriendo un poco mas su escote.
—Eres una mujer endemoniadamente hermosa y sexy, y siempre me seduces para hacerme más vulnerable a la hora de hablar—explico. —Siempre lo haces y....siempre caigo, y......es genial por que estamos casados, y el sexo con mi mujer es muy bueno, ¡pero esta vez no! ¡Esta vez no voy a caer rendido ante tu encantó, bella sirena!—sentenció con firmeza y decisión.
—¿Quiere apostar, Natsu-sama?—pregunto ella, con un cierto aire desafiante.
—Te escuchó—.
—Una semana; una semana—repitió elevando su dedo índice para dar énfasis en el número. —Si Natsu-sama puede resistir la "seducción" de Juvia por una semana, Juvia, además de no volver a hacerlo, cancelará la idea de adquirir un perrito, ¿que opina?—pregunto con la mirada determinada y brazos cruzados. Natsu rascó un poco su barbilla como señal de meditación.
—Acepto—sonrió y estrecharon manos, viéndose a los ojos; ambos con determinación. Juvia apretó el agarre y se dió un impulso para pegarse a él.
—¿Desea hablar en la cama, Natsu-sama?—pregunto con una voz sensual de infartó. El peli-rosa sentía los pechos de su esposa pegarse a su propio pecho. Respiro hondo, en un intento de resistir.
—Necesitas más que eso para destruir mi temple y voluntad de titanio—la retiró, suavemente, y se dirigió a la cocina por algo de comer. Juvia lo observó irse.
Esto era la guerra.
/////
La noche cayó unas horas después y, tras lavar sus dientes, Natsu se dirigió a su cama, donde su esposa lo esperaba ansiosamente.
—Juvia lo espera, Natsu-sama—dijo con una sonrisa seductora; palpando el vacío en la cama al lado de ella. Natsu juro verle unos cuernos y pequeñas llamas alrededor de la cama.
—Dormiré en el sofá. Buenas noches—se despidió; consecuentemente tomo una almohada y una manta, para pasar la noche.
/////
El tiempo siguió su curso; Natsu, por muy difícil que fuera, resistió por seis días seguidos a las, gigantescas, tentaciones de Juvia. A pesar de mantenerse estoico, estaba excitado hasta la médula. Era un milagro que no la hubiera violado ya. Debía ser firme; no le gustaban los perros y punto. No tendría a uno de esos en su casa y se acabó la discusión. Pero cuando se trata de su esposa, es simplemente inevitable que haya una disputa; cuando algo se le metía, lo toma y trataba de sacarle el máximo provecho a eso.
Su pene lo sabía de antemano.
Se puso de pie y fue a la cocina en busca de algo de comer. Cuando ingreso en su cocina, casi cae de espalda por un ataque cardíaco en el corazón.
—Bienvenido, Natsu-sama—su esposa, decidida a tener una mascota canina, hizo uso de su mejor encantó; el traje de sirvienta. —¿Desea algo de comer? Déjeme complacer sus deseos de gula—se acercó a la alacena y se estiró para alcanzar algo hasta el fondo.
Se estiraba mucho y además, meneaba levemente las caderas; provocando en Natsu emociones nada santas. Los bordes de la falda se movían, mostrando una parte muy minúscula de su ropa interior, pero vio que eran de color verde aqua; sus favoritas personales. Empezó a recordar todas las veces que las uso para el, y de como.......
¡Ay! Algo empezaba a subir de tono en el.
—Aquí tiene, Natsu-sama—le entregó una bolsa de frituras de sal. —Si necesita algo, llame a Juvia. Cualquier cosa—susurro sensualmente en su oído, dándole una lamida al terminar.
Un gemido muy adorable salió de los labios de Natsu cuando Juvia hizo aquello. Ella sonrió al oírlo.
—Gracias, y adiós—se retiró de ahí antes de caer en los encantos femeninos de Juvia. La misma sonrío confiada; iba a ganar.
/////
Sentado a la mesa, comía sus frituras a un ritmo veloz; atragantandose un par de veces. Su velocidad se debía a toda la adrenalina acumulada a su cuerpo, por las provocaciones de su esposa. Bien sabía ella que si había algo que Natsu no resistía, era ese traje de sirvienta que compraron juntos cuando recién iniciaron su vida sexual como pareja. Sus pensamientos se vieron cortados por quien los ocupaba; tomando asiento sobre la mesa, con las piernas cruzadas, una mirada sensual y el escote abierto.
—¿Puedo tomar su orden, señor?—pregunto con un tono extremadamente sensual. Natsu sudo frío por un momento.
—Estoy bien, gracias—intento levantarse; siendo detenido por las manos de Juvia sobre sus hombros.
—Insisto—lo sentó nuevamente en la silla. Sintió los hombros de Natsu tensos. —Esta muy estresado señor; permítame darle un masaje de cortesía—dicho eso, empezó con movimientos de presión sobre sus hombros, para relajar los músculos.
Sintió como le pego los senos en la espalda; quedando maravillado por lo suaves que eran eran. Jamás se cansaria de ellos.
—¿Se siente bien?—pregunto a su oído. —Puedo hacerte sentir mucho mejor—aseguro con mas lujuria. —¿Lo oyes, verdad? Es tu corazón latiendo; sabes que quieres—empezo a soltar suspiros en su oído, invitándolo a ceder ante la tentación.
Estaba en su límite. Eran sólo las 6:03 p.m.; sabía a ciencia cierta que no ganaría. Su corazón y su pene palpitaban en señal del exceso de sangre en ellos. Cuando Juvia dio un apretón a sus hombros como parte del masaje, además de la tensión, rompió el poco temple que le quedaba al peli-rosa.
Se levantó y tomo su esposa, la dejó acorralada contra la pared; besándola con enorme lujuria, pasión, desespero y exigencia. Le rompió la ropa y saco el sostén en el mismo golpe; dejando sus senos al aire. Sujeto ambos con fuerza y succiono los pezones de ambos con la fuerza, de la misma manera que un recién nacido lo haría. Juvia gemía y sus piernas daban señales de debilidad por lo bruto que estaba siendo Natsu. Justo antes de que ambas piernas le fallaran, Natsu la sujeto del trasero con un agarre muy fuerte y la subió; haciendo que enrollara sus piernas en su cintura. Volvió a asaltar sus labios, chupando su lengua y y recorriendo toda su extensión oral. Se dió vuelta y la estampó(sin violencia) en la mesa, sin dejar de besarla ni manosearla por todos lados; muy deseoso y ansioso; como un animal en celo. Le besaba la boca, el cuello, los senos, el abdomen; le arranco la falda y panties, sólo para empezar engullir la vagina de Juvia sin cuidado y de manera desesperada; mordiendo su clitoris, lamiendo sus paredes hasta que la mujer llegó al éxtasis del placer; estallando en un orgasmo que empapo un poco a Natsu.
Volvió a tomarla por el trasero y, nuevamente, la puso de espalda contra la pared. Con una mano se sacó los pantalones junto al boxer y, de forma impaciente, le clavó el miembro erecto a Juvia; llenandola por completo y llegando hasta el fondo. La embistió numerosas veces con una velocidad de apabullante; llegando incluso a estamparla un par de veces con el muro a a causa de la fuerza. Cuando término, y con una última estocada, estalló en su propio orgasmo, llenando por completo a su mujer con su semilla.
Se mantuvieron en la misma posición por varios minutos, de suspiros y jadeos, esperando a recuperar sus fuerzas para poder hablar.
—Juvia ganó—susurro contra el oído de Natsu con triunfo y gozo. —Juvia tendrá un perrito—volvio a susurrar, esta vez de forma emocionada y feliz. Natsu sólo se mantenía en su posición neutra; sin decir ni hacer nada.
—Odio mi lívido.....—murmuro para si mismo con reproche y decepción.
/////
—¿Quieres darle la noticia a Natsu-sama?—le pregunto a su perrito(elijan raza) acariciando sus orejas. —Claro que si, Juvia-chan; Shokku le dará la notícia a Natsu-sama—"dijo" el perro con una voz chistosa. Juvia cargo al perrito y lo llevó frente a Natsu. —Natsu-sama, Shokku tiene una noticia que darle—informo, poniendo al animal frente suyo.
—¿Que?—pregunto el sin mirarlo y una expresión estoica en su rostro.
—Juvia-chan esta embarazada—dijo el perro con su voz chistosa, y con Juvia detrás de él, con las mejillas rojas.
Los ojos de natsu casi abandonan su cráneo al oír esa noticia. Suspiro y abrazo a su esposa en señal de apoyo y alegría.
Un perro, un niño y una esposa adicta a la competencia...... definitivamente le esperan cosas peores, pero igual estaba muy feliz.
——————————
TRminamos.
¿Que puedo decir? ¡Viva el Navia perros!. Sin más que decir, hasta la próxima.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top