Adrenalina

Gotas de agua caían desde las puntas de sus mechones rebeldes de su cabello, hasta caer en el lavabo, e irse por la tubería. Se miro a si mismo en el espejo. Su rostro era de simple aburrimiento, desgana y cansancio.

Bostezo y salió del baño. Se dirigió a su cama; recostandose al llegar a ella. Desde hacia tiempo, esta se sentía más suave; más tibia y más reconfortante; al igual que su almohada.

—Natsu; mi amor—el peli-rosa abrió sus ojos sin despegarse de la almohada. En la puerta de la alcoba; su esposa, Ultear, modelaba un conjunto de lencería morado oscuro con detalles en rojo claro. Muy sexy. Ella, a pasos depredadores, se acercó a su esposo en cama; lo giro, y se sentó sobre su cadera. Recorrió su abdomen hasta su pecho con sus manos, y acercó su rostro al de su amado peli-rosa. —Me siento muy traviesa hoy mi amor. ¿No quieres ser mi compañero de travesuras?—pregunto en susurros sobre su oído; utilizando un tono de voz coqueto y seductor.

—No puedo...—alcanzo a decir apenas; con un claro adormecimiento. Ella bufó frustrada.

—¡¡Carajo!! ¡¿CUANDO VAS A TOCARME!?—grito molesta. Hacia tiempo que esta discusión era muy recurrente. —¡¿Es que no lo ves!? ¡¡Mi cuerpo me pide a gritos que lo poseas!! ¡¡Hazme tuya de nuevo!!—gritaba llena de tristeza, molestia, excitación y frustración. Hacia tanto tiempo que no la tocaba como lo hacía cuando eran un par de jóvenes enamorados; que apenas descubrían sus cuerpos, y que después, seguían dándose amor de manera carnal de manera activa. Ella anhelaba tanto aquellos tiempos; ya que de un momento a otro, y sin saber por qué, su amado decayó; en todos los sentidos.

Cuando se detuvo a tomar aire tras tantos gritos, Natsu ya estaba dormido. Chilló de ira y golpeó su pecho con ambas manos; como un intento de desahogar un poco de su frustración.
Violarlo no sería lo mismo; no si Natsu no luchaba por liberarse y violarla a ella. Eso le quitaba la diversión.

Sin más que pudiera hacer, sólo se puso una pijama normal y se durmió. Suspirando de tristeza.

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—Adiós, Ultear. Te amo—se despidió el peli-rosa, dándole un beso en la mejilla a su esposa. Un beso muy seco.

—Adiós, mi amor—planto un beso en sus labios. No sintió nada.

Subió en su automóvil; saliendo y dirigiéndose a su trabajo. Ultear se quedó en la puerta, mirándolo mientras se iba, y suspirando al perder el vehículo de su vista.

—¿Problemas en el paraíso, Ultear?—la peli-negro(no recuerdo si era morado o púrpura) chasqueo la lengua al oír esa voz; esa voz, tan desagradable y molesta para ella.

—No es de tu incumbencia, Gray—respondió seca y fríamente. Escucho una risita de parte de él; irritandola más.

—Siempre te dije que Natsu era un impotente. Yo puedo darte todo el placer que quieras. Aún no es tarde—se acercó peligrosamente a ella; justo a su oído. —Sabes que siempre te voy a desear—susurro Gray de manera seductora. Como un mujeriego y narcisista profesional sabía hacerlo.

—No—lo empujo fuerte. —Has tenido a muchas entre tus sábanas, pero yo no seré una de ellas. La única razón por la cual me deseas, es por que tu ego se destruyó cuando Natsu te venció en lo único para lo que eres útil: Sexo; sólo tratas de reparar tu orgullo herido, tirandote a la mujer del que te derrotó. ¿Me equivoco?—sin tener un poco de cortesía; Ultear le cerró la puerta en la cara a Gray; dejándolo con la palabra en la boca. El sólo sonrió arrogante.

—Verás como vienes a mis pies, suplicando por follarte una y otra vez. Ya lo verás—sin nada más que hacer, se retiró su propio hogar.

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Natsu tecleaba en su laptop velozmente. Debía entregar varios reportes de cuentas; balanzas de resultados; entre otras, para esta semana. Era agobiante. Su trabajo lo estaba consumiendo poco a poco. Sabía lo que su esposa quería; y no había nada que quisiera más que darle el placer que su mujer merecía de el; pero de nuevo, su trabajo era un impedimento en su vida amorosa; que lo llevaría al divorcio si seguía así. Era estresante.

—Oye, Natsu—.

—¿Que pasa, Liss?—pregunto sin mirarla. Seguía enfocado en su laptop.

—Mis padres iban a vacacionar en Miami, pero papá tuvo que ser llevado al hospital por cuestiones médicas. En fin. A lo que voy es, ¿Te gustaría tomar el lugar de papá?—natsu la giro a ver estupefacto.

—¿Hablas enserio?—.

—Claro. Sabes que mis padres siempre te han tenido en muy alta estima; incluso después de nuestro divorcio. A lo que voy es que mi padre quiere que tu lo tengas y ya. Disfrútalo—dejandolo sobre su escritorio; se marchó con un gesto de mano.

Natsu miro el boleto dudoso. Definitivamente unas vacaciones no le harían daño.

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—*Solo espero que pueda divertirme un poco*—pensó Natsu con un suspiro adornando el final.

Ultear había aceptado demasiado bien el asunto de las vacaciones y lo dejo irse sin más. ¿Acaso tenía un amante? ¿Lo había reemplazado?. La imagen de Gray apareció en su cabeza de inmediato. Desde joven, Gray se había obsesionado con ambos; por el hecho de que Natsu conquisto a Ultear; y ella rechazo a Gray varias veces. Tiempo después, cuando se divulgó el que ambos habían mantenido relaciones sexuales, el problema se había vuelto peor.

Era sólo un mujeriego y narcisista, tratando de reparar su ego y orgullo heridos.

—*Supongo que me lo merezco, je*—rio con amargura al darse cuenta de lo circular que pueden ser los acontecimientos de la vida.

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Estaba en un barco, con destino a quien sabe donde. Natsu sólo descansaba sobre una silla frente a la piscina del barco. No se estaba divirtiendo; ni mucho menos. Se sentía más aburrido y cansado que cuando estaba en casa. ¿Que irónico, verdad?.

—!!Las putas manos donde pueda verlas!!—ordeno un hombre montado en otro barco que había colisionado momentos atrás contra el suyo; detrás de una ametralladora.

Al barco abordaron lo que parecían ser piratas. Armados con equipamiento, desde moderno hasta blanco. Todos gritaban y temblaban despavoridos.

—Primero, me llevaré a esta mocosa—dijo morbosamente uno de ellos; lamiendo la mejilla de una niña como un enfermo. Ella chilló de miedo y asco.

—No te atrevas a hacer eso de nuevo—ordeno Natsu. Aún si moría, no dejaría que le hicieran nada a la pequeña.

Obligame—reto arrogante. Antes de nada, golpeó a Natsu directo en la cabeza con el extremo del machete que portaba. Enseguida, sembró una patada en su estómago; haciéndolo caer al suelo, sujetando su estómago por dolor. —¿Algo que quieras decir ahora, héroe?—pregunto arrogante. Empezó a patear a Natsu en la cabeza; a la vez que estaba manoseando a la pequeña, que también empezaba; pero a llorar por el miedo y el asco.

Algo se rompía en Natsu con cada golpe. No; no era su cabeza; era, ciertamente, otra cosa. Algo que Natsu creyó haber perdido hace mucho tiempo, pero que en realidad solamente dormía; a la espera de volver a surgir.

El pie del sujeto fue detenido/ sujetado por la mano de Natsu; tomandolo y apretando con fuerza sobrehumana. —¡¡Aaaaaggghhh!!—grito el, al sentir su tobillo ser roto. Cayó al suelo; soltando a la niña y dejándola ir. Este vio como Natsu se levantaba; notando una sonrisa maniática, plasmada en su rostro.

—Ya se que me faltaba—murmuro, con voz sería. —La adrenalina; que justo ahora, corre por mis venas. Y no podría sentirme mejor—levantó la vista, dejando al descubierto un ojo normal, y el otro con pupila roja y el globo negro. —Vamos a ver, quien de ustedes puede entretenerme más tiempo—desafío arrogante. Enseguida todos le apuntaron con armas; y amenazado con armas de hoja filosa al cuello.

Su sonrisa lo decía todo: Traigan las cubetas; por que después de mi, van a tener limpiar a estos tipos con un trapeador.

/////

Ultear hacia zaping, en un intento de calmar su desesperación. Arrojó el control y grito. ¡Necesitaba sexo! ¡Y rápido!.

Su puerta fue abierta de una patada. Mirando, Natsu estaba ingresando en su casa; con una sonrisa de par de par y sus ojos normales, pero brillantes de pasión.

—¿No deberías estar...

Se calló al recibir un beso de natsu. Un beso, como el que solía darle en el pasado. Le correspondió de inmediato; tomando su cabello entre sus manos; jalandolo, revolviendolo y acariciandolo; como solía hacerlo cuando era más joven. Se separon, siendo unidos aún por un hilo de saliva.

—Wow; wow.....wow—repetía entre jadeos. —¿Que te pasó? ¿Que haces aquí? ¿Como paso?—preguntaba y preguntaba a más no poder.

—Necesitabas a tu esposo y estoy aquí—recalco. —Vi mi oportunidad y la aproveche. Es lo que hacen los héroes ¿no?—tomo los pechos de su mujer y los amaso de manera suave pero rápida y constante; sacándole gemidos muy eróticos.

—Si....—decía entre jadeos al ser manoseada. —Extraña tus toques—decía pérdida en la excitación.

La cargo en su hombro como un costal y le dió un azote en el trasero; uno bien dado.

—Esta más suave que antes. Eso me gusta—volvio a darle un azote en el trasero. Ella gimió feliz y complacida.

Ese día, la casa ardió en un incendio por tanto calor ejercido por la pareja de casados que volvió a revivir sus jóvenes días de amor y sexo.



























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TRminamos.

No me maten por no poner lemon.  Sin más que decir: Hasta la próxima.

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