| 85 | Fiesta de disfraces
La fricción entre ambos cuerpos era rápida. Pero además de rápida, era placentera y se volvía más fuerte a cada instante. Shiki se divertía mucho viendo los melones rebotar con cada subida y bajada. Sus dedos se hundían más en las carnes de sus caderas.
—Shiki... Shiki... Shiki~ —no paraba de pronunciar su nombre. ¿Que tenía el placer que volvía el nombre de alguien tan exquisito para el oído? Un misterio sin resolver.
—Homura... Que estrecha~ —ella también se deleitaba con la voz del chico diciendo su nombre. Dios, era tan sexy oír gemir a Shiki.
Homura tenía un talento nato para los juegos de rol; su vestimenta de conejita iba a la perfección con los saltos que daba sobre Shiki, dignos de un auténtico conejo. Tal vez, incluso mejor que uno.
—Acércate —pidió en un gemido fugaz.
Homura inclinó el cuerpo hacia abajo, y Shiki no estuvo dispuesto a esperar. Tomó la parte posterior de su cabeza y empujó para besarla con fervor.
La lengua de Homura intentaba abrirse paso por la boca del Rey Demonio. Y el aludido, notando eso, abrió su cavidad, cediendo el paso sin objeción alguna.
—Aaaah~ A-Ahí... No... —pidió en gemidos al sentir los dedos sobre su zona erogena.
—Eres muy linda, Becky —susurró hermana sobre el oído de la chica—. Déjame oírte más, Becky-cha~n.
Ivry, o hermana, aprisiono a Rebecca bajó su cuerpo. Sus piernas se enredaron con las de ella mientras sus manos impedían el movimiento de sus brazos por medio de las muñecas. Con una sola suya lograba aprisionar las dos de Rebecca.
—¿No se siente bien? —preguntó Ivry de manera lasciva—. ¿Me enseñas que hay debajo de ese traje de gatita?
Su mano libre se aventuró bajo el uniforme de Maid gato que estaba usando. Palpo uno de sus pechos, atrapando al mismo un breve instante posterior.
—E-Espera... —suplicó en un suspiro por el tacto.
—No lo haré —declaró sonriente. Fue entonces cuando se acercó hasta Becky y finalmente le robó un beso en los labios.
En los primeros momentos intentó resistir. Se movió y forcejeo tanto como pudo, pero acabó siendo en vano. Al final, con el beso, el asedio a su pezón y la fricción entre sus entrepiernas, cedió. Empezó a corresponder al beso, que subió de intensidad cuando Becky empezó a cooperar.
—Sabía que te gustaría —murmuró sobre sus labios y regresó a la carga, besando ahora también su cuello.
—Blanditos~.
Homura abrazó su cabeza, enterrando más el rostro del chico entre sus senos.
También acariciaba su cabeza, revolviendo los mechones negros de cabello entre sus dedos.
—Son tan suaves —murmuró, hundiéndose entre los senos de la espadachina—. Me gustan.
—Me alegra —expresó alegremente—. Ahora... —alzó el rostro de Shiki entre sus manos, haciéndole verla—. Házmelo más fuerte.
Él asintió.
En un movimiento rápido la puso sobre el mullido colchón.
Salió por unos segundos, tiempo que utilizó para arrancarle las medias y el calzón, abrirle las piernas de par en par y finalmente volver a meterse en ella, hasta el fondo.
—¡¡DIOS!! ¡¡AAAAAAAH!! —gritó al sentir su útero siendo prácticamente apuñalado. Sus uñas se clavaron en la espalda del chico y un beso fue necesario para acallar todo el ruido.
—Eso debe sentirse de puta madre —dijo Ivry, viendo de cerca como a Homura la volvían de un hombre—. ¿No crees, Becky-chan?
Ella asintió sonrojada. Muy sonrojada. Hermana jugaba con sus pechos y al mismo tiempo pasaba sus dedos por los labios entre sus piernas.
Además, si a eso le agregabas que podía ver a Shiki enviando por correspondencia a Homura hacia el Nirvana... Estaba demasiado excitada. Estaba a nada de ahogarse en su propio calor.
—¡¡SHIKIIIII!!
—¡¡HOMURAAAAAA!!
Un doble orgasmo; Shiki la llenó hasta rincones que no se debían mencionar y Homura lo mojó de sobremanera.
Jadeante, Shiki salió de Homura, quien cayó rendida luego de tan intenso encuentro.
—Necesito agua —dijo, sentándose sobre el borde del colchón.
—Yo puedo ayudarte con eso.
Hermit, la tierna androide loli, vestida de marinera, lo abrazó por la espalda. Hacia un intento por imitar a las chicas, pegando sus pechos a la espalda del muchacho como provocación.
Pero estamos de acuerdo en que para pegar los pechos a la espalda, primero necesitas pechos, ¿Verdad? Principio fundamental.
Pero hay que aplaudir el esfuerzo. Igual nos da ternura (👏👏👏).
—Shiki... —lo hizo ladear cabeza. Los ojos de Hermit estaban brillando, al igual que sus labios—. Bésame —suplicó.
—Si —accedió. Rápidamente cortó la distancia entre ambos y se fundieron en un beso casto y lento, propio de una chica virginal.
Al separarse, y verse nuevamente a los ojos, Shiki lo supo. Supo que ella, al igual que el resto que las rodeaban, quería ser una mujer, y sentirse como una también.
Era lógico. Después de todo, cuando no tienes mucha... Pechonalidad, y vives rodeada de quiénes rebozan de eso, empiezas a desearlo también.
Y Shiki podía hacerlo realidad.
—Solo... —colocó una mano sobre su pecho, deteniendo a Shiki de seguir. El rubor en sus mejillas indicaban la vergüenza que, posiblemente, estaba sintiendo—. Se gentil —pidió, de manera tierna.
—Lo seré —prometió—. Ahora, déjame volverte una mujer, Hermit.
Primero lo primero.
Recostada en el colchón, Hermit se sentía nerviosa y ansiosa. Tal vez un poco más de lo segundo, pero seguía asustada.
Shiki, por su parte, debía comenzar por orden. No quería hacerle daño.
Se arrodilló y levantó la falda del vestuario de Hermit.
Unas lindas panties celestes, con el estampado de un barco, eran lo que cubría su intimidad.
—Son muy lindas —halago—. Igual que tu.
Por la vergüenza terminó cubriendo su rostro con ambas manos. También expulsaba pequeños hilos de humo por sus orejas.
Shiki pensó que podría ser mejor así. No quería que sintiera mucha pena, así que lo dejaría pasar. Cada quien enfrenta las cosas a su manera.
Removió las panties, dejando ver su intimidad al descubierto.
Sus labios estaban cubiertos por un lindo y pequeño vello azul, sin contar lo limpia y pura que se hallaba.
Definitivamente Hermit era la mas pura en la tripulación.
—Aquí voy —avisó el Rey Demonio. Colocó cada pierna sobre sus hombros, sujeto la cadera con sus manos y procedió a actuar.
—Se gentil —pidió, de nuevo, antes de que empezara.
La primera lamida provocó una convulsión en el cuerpo de Hermit. Fue como una corriente eléctrica que jamás había experimentado en toda su vida. Era tan raro, como placentero.
Shiki continuó lamiendo, procurando no ir adentro muy rápido. Con su lengua delineaba los labios y raspaba suavemente, generando cosquillas y muchos escalofríos.
Los dedos de la Loli vestida de marinera se enterraron en el cabello del chico. Apretaba cada vez más fuerte; era la señal de cuán intenso se sentía en su cuerpo. Los espasmos también indicaban eso.
—Shiki~, Ahhh~, Hiii~ —pronunciaba entre gemidos de placer. Sus pies se mecian como si vibraran y apretaba los dedos dentro de sus zapatillas.
Sin embargo, eso era poco.
Hermit supo lo que era en verdad el sexo oral cuando Shiki y su aguda lengua se introdujeron dentro de su intimidad.
—¡¡SHIKI!!! —gritó sin reservas. ¡Jamás se había sentido tan bien!
Sin embargo, fue demasiado para la pequeña genio e inexperta sexual. Se corrió y, al igual que Homura, quedó inconsciente.
—Mira nada más —dijo Ivry, detrás de Shiki y con una gran vista del espectáculo—. Eres un puerco, Rey Demonio.
—¿E-Eh...? —pronunció confundido.
—Mira que andar probando una papaya tan inmadura —dijo, metafóricamente—. Eres un vil pecador.
—Creo que eso significa "Rey Demonio" —se excusó con astucia.
Hermana soltó una risa que indicaba concordancia. Acto seguido tomó la mano de Shiki y lo llevó a la otra cama en la alcoba, mostrándole algo muy lindo.
—Ya te la preparé —le dijo Hermana—. Espera para atenderte, amo.
El pensamiento de que Hermana era mas pervertida que él cruzó por la cabeza de Shiki. Y eso era fácilmente comprobable por Rebecca, quien estaba recostada en la cama, jadeando, con los pechos al aire y las piernas abiertas, goteando sus jugos femeninos.
—¿Estas bien? —preguntó Shiki, acercándose a ella—. Podemos parar si ya no te sientes en condiciones —aseguró, hablando gentilmente.
—Estoy bien... —aseguró ella, usando la poca fuerza que le restaba. Y dicha fuerza la utilizó para envolver el cuello de Shiki con sus brazos y atraerlo a ella para besarlo—. Solo... Hazme el amor, Shiki.
—Becky... —fue la primera vez que él lo llamaba de esa manera. Una alegría indescriptible le volcó el corazón.
Comenzaron con un beso suave. Ambos gozaban del sabor del otro. Buscando mucho más contacto, Shiki subió una mano y la posó sobre uno de sus turgente pechos.
—Ah —gimió con el contacto.
Shiki sacó provecho a la oportunidad y metió su lengua en la boca de Becky. Ella, gustosa, comenzó a hacer su propia movida.
—Mmm~ —ahogó un gemido en la boca de Becky cuando sintió el suave contacto de las manos de ella sobre su cuerpo.
Becky podía sentir como su cuerpo temblaba con los simples roces. Eso le dió una inyección de ego. Eso quería decir que ella le ponía. La sola idea le gustaba.
Ahora las dos manos del chico gravedad se posaron sobre los senos de Becky. Comenzó a amasarlos lentamente. Los movía en círculos suavemente, procurando no ser muy brusco, algo difícil considerando que él era un cabeza hueca.
—Juega... Juega con mis... Pezones —pidió entre suspiros de placer.
Ni corto ni perezoso, Shiki atrapó ambos botones rosados con sus dedos. De un lado a otro, Shiki movía en todas direcciones sus pezones, los cuales se pusieron más duros.
—Becky... Quiero hacerlo —dijo mirándola a los ojos. Ella comprendió rápidamente a que se refería.
—Solo... —pronunció a la vez que abría las piernas y, con una mano, alzaba la tela de su falda—. Se gentil, por favor.
—«Siento un deja vu» —pensó—. Lo seré —prometió posicionándose sobre ella.
Utilizando su mano como apoyo dirigió la cabeza a la entrada. Del mismo modo lo alineó y finalmente, con un poco de fuerza, fue introduciéndose en el interior de Becky, quien con cada segundo lo abrazaba mucho mas fuerte.
—Sangre... —musitó al ver la gota roja manchar la sabana.
—Estoy bien —aseguró ella, apretando los dientes—. Solo es temporal.
—Lo se —contestó—. A Homura le pasó lo mismo y me explicó cómo funciona la primera vez en las mujeres--Auch!
Frunciendo el ceño e inflando los mofletes (una imagen muy tierna, por cierto), Becky estiró con fuerza la oreja del chico, causándole un dolor del cual quejarse.
—Eres un tonto —declaró desviando la mirada—. Y un insensible también.
—¿Que fue lo que hice? —preguntó desconcertado.
—Si estas con una chica, no mencionas el nombre de otra mujer, Baka.
Shiki tomó su mentón y le hizo voltear a verle directo a los ojos.
—Lo siento —se disculpó, añadiendo una sonrisa—. A partir de aquí, eres la única mujer para mi, Becky.
Así estaba mejor. Definitivamente así estaba mejor.
Sonriendo, Rebecca lo atrapó para besarlo nuevamente.
Con un movimiento de caderas le indicó que estaba lista para más. Y Shiki, tan obediente como un perro, comenzó a moverse de manera suave para no lastimarla.
—Shiki~, Aaaah~, Shi... Ki~.
—Becky~. Estas muy... Estrecha.
Los gemidos de la pareja llenaban el aire del cuarto. Y fueron peores cuando Shiki se sintió más seguro y comenzó a moverse con más fuerza. Salía en casi totalidad para después entrar con una sola estocada, haciendo chillar y gritar a Becky.
—¡Shiki!//¡Becky! —fue el grito colectivo, producto del orgasmo de cada uno que llegó en sincronía.
Becky se sintió cansada cuando dejó de sentir el éxtasis. Y más lo que le hizo hermana antes de eso (cosa de la que no quería hablar), la rubia se sentía demasiado cansada.
Una siesta no le vendría mal. Y ha Shiki tampoco, de hecho.
—¿A donde crees que vas? —preguntó Hermana, atrapando su hombro con la mano—. ¿Crees que te vas a escapar de nosotras? Mejor piénsalo dos veces.
Ella se relamió los labios con lujuria, mientras Witch sonrió tiernamente y saludó con su mano.
—Si creíste que con ellas sabías lo que era estar cansado, gran Rey Demonio, no tienes ni idea.
La sonrisa de hermana jamás significaba algo bueno.
Y ahora mucho menos.
Ni todo el océano volador de Blue Garden lo iba a repostar de fluidos cuando Hermana y bruja terminaran con él.
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Nada que ver con Halloween. No. Para la fecha tengo algo un poco más especial. Ya verán 😉.
¡Gracias por el tiempo de tu vida y hasta el próximo capítulo, lector promedio!
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