| 83 | Cinco de la suerte
Cuando conocieron a ese tipo jamás pensaron que les caería bien a todas. Mucho menos que podría lograr algún cambio en ellas.
Pero ahora...
—Futaro~ Dios... M-Mas... ¡Mas!
Con su último movimiento golpeó a fondo el interior de la peli-naranja. La única de las hermanas que no compartía el color de cabello. Era la única que no lo tenía en alguna tonalidad rosada. Ella tenía cabello naranja. Jamás se había podido explicar eso. Y claro que no se iba a detener a cuestionarlo ahora.
Nino apareció desde atrás de él. Hizo que girará su cabeza y lo besó con mucho, pero mucho fervor. Parecía que estaba descargando. A saber cuántas ganas le tenía al chico desde que lo conoció.
—Fu... Ah... Taro... Muac... —hablaba entrecortado. Entre beso y beso debía reunir aire de forma forzada. Era difícil.
—Nino... —gimió ante la percepción de la mano de la chica, pasando lentamente por su cuerpo.
Si bien no era un Adonis, tenía lo suyo. Lo suficiente para atraer la mirada de alguna que otra señorita. En este caso las de 5.
—O-Oye... —llamó Yotsuba con voz quejosa—No me ignores —reprochó ante la notable falta de ímpetu en sus movimientos.
Ella infló ambos mofletes, de manera adorable. Futaro no pudo contra eso. Su corazón y pene palpitaron fuertemente al verla hacer tan adorable gesto.
Tanto así que, de nuevo, sus caderas tomaron impulso y empujaron con toda la fuerza que tenía hasta llegar al fondo de su ser e incluso más allá.
—¡Gyaaaaaaaaaah! —chilló al sentir su propio orgasmo mezclado con el"algo" caliente de Futaro recorriendo y llenando su útero.
La sacó de la peli-naranja y rápido se la introdujo a Nino. Esta chilló ante el intruso que la abordaba, pero con paciencia y mucha voluntad logró acoplarse a su hombre.
—Voy a moverme —alcanzó a decir en un jadeo.
—Hazlo. Maldición, ¡Hazlo! —gritó necesitada, urgida, apresurada, desesperada y cuantos más sinónimos existan.
¡Esta perra tenía hambre de Futaro! ¡Era todo lo que quería y necesitaba ahora y aquí mismo!
Por el tono que utilizó al final, Futaro se asustó un poco.
Ni él que era tan listo podía darse una idea de lo que ocurría con Nino y su fijación por él.
Pero era mejor no hacer esperar al diablo.
Se posición de forma más cómoda y puso ambos brazos a los costados de su cabeza. Frente con frente y mirada sobre mirada, el chico empezó a mecer violentamente las caderas. Chocaba su pelvis con la de Nino en busca del mayor placer.
—¡Eso es! ¡Dame todo lo que tengas! ¡Soy tuya, Futaro! ¡Déjale claro al mundo de quien es esta perra! —gritaba en éxtasis con las piernas rodeando la cadera del chico y sus brazos el cuello.
—«¡Esta perra esta loca!» —pensó Futaro, asustado—. Haces mucho ruido.
Poseyó su boca con un choque de bocas agresivo. No quería esperar. Su lengua, traviesa e impaciente, se coló entre sus cavidades orales hasta hallar a su semejante.
—Mmh... Gaah... Baaaf... —eran los sonidos sucios que ambos emitían en su choque de lenguas. Que más bien, en vez de un choque, era una tercera guerra mundial allí con ellos.
En los asientos de espectadores, esperando su turno para jugar, estaban las otras tres hermanas, mirando al chico que les gustaba aparearse salvajemente con una de las suyas.
Miku paseaba sus dedos sobre su intimidad, masturbándose levemente con apenas algo de fricción; Itsuki se pellizcaba los pezones en busca de la erección; e Ichika, haciendo gala de su talento en la bella arte, parecía indiferente a todo el asunto. Sin embargo, eso era por fuera. Por dentro estaba sumamente deseosa y excitada. Tal vez, sólo tal vez, incluso más que Nino.
—No lo tolero mas.
De repente su hermana (Miku) se abalanzó sobre su cuerpo. Y para su sorpresa, la besó. Era un beso sucio, que incluía lengua y mucha necesidad.
No se podía imaginar cuán desesperada estaría Miku por hacerle el amor a Futaro que trataba de calmarse con ella.
Y la idea no le disgustaba.
De una manera para nada morbosa, Miku era bonita. Y sensual. Muy sensual. La había visto cambiarse de ropa en infinitas ocasiones y la idea de tocarla, más allá de la intimidad consanguínea, le resultaba jodidamente excitante. No quería dejar pasar la oportunidad.
—¡Kya! —chilló al sentir las manos de Ichika sobre su trasero desnudo—. I-Ichika... —tartamudeó nerviosa.
—Yo también necesitó desahogo —se excusó—. Y además, tu iniciaste. Yo sólo me dejó llevar, hermanita linda —sonrió al decir lo último. No una sonrisa cálida y fraternal. Era una sonrisa de violadora. Una sonrisa a la que Miku le tuvo pavor por un breve instante.
Ichika la volvió a besar. Y cuando sintió las manos de ella subir por su espalda, haciéndole cosquillas, supo que no había marcha atrás. Ella misma se lo había buscado y ahora tenía que atenerse a las consecuencias de sus actos.
—«¿Por que ver incesto me resulta tan excitante? Kami-sama, somos unos malditos animales» —pensó Itsuki, la única que todavía tenía un poco de sentido común en la cabeza, en medio de toda esta locura.
—¡Ah!
Ese gemido la trajo del mundo de sus pensamientos. Observó con sus propios ojos azules como Futaro dejaba a una agotada Nino junto a Yotsuba y se movía para meterse en Miku.
La aludida gimió de forma bochornosa. Pero no tuvo tiempo se sentir vergüenza cuando el placer la había invadido súbitamente. Especialmente por que el bruto de Futaro estaba moviéndose frenéticamente. Casi como un animal en celo.
—¡H-Hey...! —chilló entre gemidos, alegando por atención a sus quejas y súplicas—. ¡N-No seas b-bruto...! —suplicó con ambos pies en la cuerda floja, a punto de caer en el éxtasis.
—Lo siento... —dijo—. Pero no voy a contenerme —concluyó.
Ichika, consciente de lo sensible que podía ser su hermanita, se encargó de distraerla un poco. Lo suficiente para que el muchacho jugara un poco con su trasero mientras la embestia.
—Di "Ahhh" —indicó Ichika a la vez que pellizcaba los botones erectos de la otra peli-rosa.
—¡Ahhh! —gimió con más fuerza ante el tacto.
—Muy bien —felicitó jubilosa—. Ahora, ¿Puedes decir "Papi"? —preguntó curiosa.
Inclinó levemente la cabeza y observó a Futaro, que seguía yendo y viniendo de arriba a abajo. Le lanzó un guiño. El muchacho sonrió cual cómplice y pronto le sembró un buen azote a Miku, directo en las pompas.
—¡Papi! —gritó en éxtasis y mas roja los Rosales del Edén.
Una estocada más fue lo justo para que su propio orgasmo estallara, mojando la pelvis del chico, parte de sus muslos, su pene y la intimidad de su hermana. Sin mencionar la exorbitante cantidad de semen que dejó salir su amante.
—Buen trabajo —la felicitó. Como recompensa le dió un último besito en la mejilla y la hizo a un costado delicadamente—. Ahora yo me haré cargo desde aquí —declaró a la vez que le lanzaba una mirada retadora y excitada a Futaro.
—¿Podrás tú sola? Ya llevo 3 de 5 —reiteró el chico con cierta petulancia,e incluso algo de galantería también. Aún que esa última si era bien merecida; no todos los días puedes cogerte a unas quintillizas.
—Olvidas una cosa, querido tutor —de repente, en cuestión de un segundo y un movimiento, Ichika prevalecía en la cima y él mismo se hallaba debajo de ella, a su merced—. ¡Yo soy Ichika! ¡La mejor de mis hermanas! —gritó con seguridad, rozando ligeramente la arrogancia.
Le sujetó las muñecas y comenzó a saltar sobre el pene del muchacho. No se explicaba por que, pero Ichika tenía bastante fuerza. ¿Como? Muy apenas podía recoger su propia alcoba, ¿Como podía detenerlo de esa manera?
—La unión hace la fuerza.
Itsuki, quien había sido espectadora todo el evento, estaba lista y dispuesta a ser participante. Dejando atrás su pudor, la muchacha también de cabellos rosados se sentó en el rostro del muchacho. Segundos después, notando una leve incomodidad, se levantó. Usando sus dedos abrió los labios vaginales y acercó dicha parte a los labios de Futaro.
—Lame —ordenó entre severa y necesitada.
Ni protestó. Simplemente cumplió. Con su lengua empezó a explorar el interior de la última hermana. Podía saborear sus jugos escurriendo de sus paredes por los estímulos.
—Vaya, no te imaginé tan proactiva —comentó Ichika, divertida—. ¿Que te parece si también te pones proactiva conmigo, hermanita?
—¡Kyaaa!
Ichika atrapó los senos de Itsuki y comenzó a masajear ambos. No eran ni tan grandes ni tan pequeños. Pero eran bastante mullidos, debía admitir.
—No pensé que jugaría con dos de mis hermanas —susurró en su oído, sonriente y sonrojada—. ¿Te cuento un secreto? Esto del incesto en serio me excita —Itsuki pudo sentir su lóbulo siendo atrapado por la boca de Ichika.
Y luego su lengua recorriendo lentamente su cuello tan fino y blanco.
—D-Detente... —suplicó, temblando ante el tacto—. N-No...
Ichika subió el ritmo; daba caídas violentas y que hacían llegar a Futaro muy al fondo.
El placer era incomparable. Sumando eso a los tiernos ruiditos emitidos por la excitada hermana que tenía; estaba en un maldito y auténtico Edén del placer.
—¡¡¡AAAHHHHHHH!!! —fue Itsuki sucumbiendo al orgasmo de su cuerpo. Sus jugos bañaron el rostro del chico y este bebió tanto como pudo. Y estaba delicioso.
—¡¡Siiii!! —gritó Ichika al sentir la viscosidad de su amante llenarla a fondo, literalmente, de adentro hacia afuera.
Los tres cayeron sobre el colchón, exhaustos. Itsuki no pudo soportar y se desmayó. Ichika, al parecer, se quedó dormida, pero sonreía alegre y satisfecha.
Y Futaro... Era Futaro.
—«¿Me pregunto que diría mamá si me viera ahora?» —pensó de repente al mismo tiempo que trataba de regular su respiración.
Miraba al techo, tratando de ver al cielo. Pensaba en la reacción de su madre ante este pequeño "escenario" en el que estaba.
Lo más probable es que se sentiría algo defraudada de que su hijo se metería con sus alumnas.
Que vergüenza Futaro, que vergüenza...
***
Mientras tanto en el cielo...
—¡Dale rico y recio en el trapecio! ¡Y estrecho en el techo también! ¡Sirve para que los pueda ver mejor desde aquí, hijo! —gritaba la madre de Futaro a todo pulmón y muy enérgica, también orgullosa, apoyando a su hijo varón durante su "curso extraordinario" con sus lindas "alumnas" preferidas.
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Nota 1: Si alguien entre la audiencia es fanático del príncipe de la canción, mis condolencias.
Nota 2: ¿Alguien más notó que Bob esponja: Un héroe fuera del agua... es el Endgame de las películas animadas?
Nota 3: Si algún día lo hacen con gemelas o trillizas, levanten el puño, denle un beso y digan: "Esta va por el pinche Rocha. Que buen escritor es el cabrón".
Nota 4: Todos nos vamos a ir al infierno.
Nota 5: ¿Alguien, entre los autores que me siguen, se ha puesto a pensar en la gran ironía de vírgenes sin vida social escribiendo sexo y romance?
¡Gracias por el tiempo de tu vida y hasta el próximo capítulo, compadre!
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